¿QUÉ PODRÍA OCURRIR EN LA ANTÁRTICA A PARTIR DE 2048?
Nicolás Kipreos.
Desde una perspectiva estrictamente política, la presencia en aguas australes chilenas de buques de Brasil, Perú, Ecuador y Colombia, que buscan abastecer bases y proyectos científicos en la Antártica, debe entenderse como una clara y explícita manifestación de la voluntad de estos países de ser parte del “grupo de Estados que gobierne la región”, que finalmente les permita participar de la repartición de la Región Polar Austral. Así de simple.
El principio inspirador de tales ambiciones se haya en la llamada “teoría de la defrontación”, que se basa en la proyección de las costas sudamericanas sobre las costas de la Antártida mediante los meridianos, donde los puntos costeros más extremos al occidente y al oriente de cada país definen los meridianos que se proyectarían sobre la Antártida. Se toman en cuenta también las islas para ampliar el arco de proyección más allá de las costas sudamericanas.
Esta teoría no es más que una invención geopolítica brasilera de la década de 1950, concebida en el marco de la rivalidad generada por los “reclamos antárticos” del Reino Unido, Argentina y Chile. De interés saber que, en 1987, seis años después de haber adquirido estatus Consultivo (con derecho a voz y voto), Brasil estableció su política antártica, formalizando su voluntad de “proteger sus derechos directos y sustanciales en la Antártica”, dejando entrever que tales “derechos” podrían “ejercerse” en el caso de que el Tratado Antártico no estuviera vigente. De idéntico interés es que la actual Política Nacional de Defensa del Brasil estipula que, mientras uno de sus objetivos es acceder a todos los mecanismos de decisión del sistema internacional, los intereses brasileros en la Antártica tienen carácter especial, toda vez que, junto con el Atlántico Sur, se trata de una región con “significativas reservas” de recursos naturales.
Además de Brasil, Perú y Ecuador, en distintos momentos y con distinta “intensidad”, Uruguay e, incluso, Colombia, han adscrito a la utilidad de la “teoría de la defrontración” logrando adquirir el estatus (faltando solo Colombia). Además, poniéndole otro “pelo a la sopa”, está el recientemente anunciado —con bombos y platillos— plan de China que busca construir una base naval en Tierra del Fuego para “atender” la Antártida. El gobierno argentino ya le ha dado su beneplácito, a cambio de un uso compartido de todas las instalaciones y el reforzamiento mutuo de sus intereses en el territorio antártico.
En 2048 se iniciará un período durante el cual el Tratado Antártico (con todo su sistema normativo) podría, a solicitud de cualquiera de sus Partes Consultivas, ser objeto de revisión. ¿Qué pasará? ¿Cuán segura tiene Chile su posición en la Antártica?
Un aporte de nuestro Pas Presidente Gustavo Basso C.
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Muy interesante… ya es hora que nos ocupemos con seriedad de este tema, más aún teniendo en cuenta las aspiraciones argentinas y sus nuevas alianzas políticas. Saludos
Muchas gracias por su comentario.
Atte.
El Editor