SEIS CLAVES PARA ENTENDER EL RESULTADO
Francisco Covarrubias – El Mercurio, Columnistas, 28/10/2024
Un viejo político europeo decía que para saber quién ganó una elección, no hay que escuchar los discursos, sino que hay que mirar las caras. Y ayer, las caras de Chile Vamos eran las más alegres. El resto tuvo risas más forzadas (salvo, por cierto, lugares específicos) o derechamente, rictus de preocupación.
¿Cómo entender lo ocurrido ayer? Estas son algunas de las claves:
El oficialismo perdió y lo hizo de manera bastante estrepitosa. Y si bien se intentará encontrar en los pisco sour de Monsalve la razón de aquello, se trata de algo más profundo. Hay un severo castigo al Gobierno y —en especial— un cambio en los vientos de los electores. |
La derrota del oficialismo: se temía lo peor. Y lo ocurrido no está lejos de ello. Si bien el triunfo de Ripamonti y de Vodanovic logró salvar algunos muebles, la pérdida de 40 alcaldes no es indiferente.
El oficialismo perdió y lo hizo de manera bastante estrepitosa. Y si bien se intentará encontrar en los pisco sour de Monsalve la razón de aquello, se trata de algo más profundo. Hay un severo castigo al Gobierno, y —en especial— un cambio en los vientos de los electores.
La elección de 2020 fue bajo los efectos del estallido social. La de ayer, bajo la demanda de seguridad. Santiago es Santiago: la madre de todas las elecciones es y ha sido siempre Santiago. Predictora de las últimas elecciones presidenciales, la derrota de Irací Hassler fue estrepitosa, sacando apenas la mitad de los votos que su contendor.
Pero ello no solo es el castigo a una mala gestión, sino que tiene un evidente simbolismo: un excarabinero se hace de la municipalidad en la cual fue el epicentro del combate a la fuerza policial. De alguna forma, Desbordes es el resumidero de todo lo contrario al estallido social.
La fuerte señal de Las Condes: la derrota de Marcela Cubillos es probablemente la señal más emblemática desde el mundo de la derecha en su comuna insigne. Una candidata desconocida le arrebató el triunfo, donde muchos votaron por ella apenas sabiendo su nombre.
La razón parece clara: un fuerte castigo —no solo a los 17 millones de su sueldo de la USS—, sino que a una forma agresiva de hacer política. Una derrota estrepitosa en una comuna particularmente informada.
Mal resultado para republicanos: algunos preveían el sorpasso. Que los votos de los republicanos superarían a Chile Vamos. Lo ocurrido no solo estuvo lejos de aquello, sino que las candidaturas de los republicanos en muchas comunas se transformaron en los “curas de Catapilco”, que impidieron el triunfo del sector.
Apenas ocho alcaldes, frente a los 122 de Chile Vamos y unas pocas segundas vueltas de gobernadores no le permiten celebrar. Y si bien las apuestas estaban en los concejales, su votación fue menos de la mitad que la suma de la UDI, RN y Evópoli.
Un electorado que se modera: la vieja Concertación y la “Alianza por Chile”, los representantes de los 30 años, tuvieron una buena performance. Cincuenta alcaldes de la vieja Concertación contra solo siete del Partido Comunista más el Frente Amplio.
Mismo efecto en lo ocurrido de gobernadores, donde los viejos partidos han vuelto a mostrar vitalidad. Los extremos y los liderazgos confrontacionales, como Cubillos y Poduje, fueron derrotados.
Una señal de esperanza de cara a la posibilidad de encontrar acuerdos futuros, comenzando por el sistema político. Tal vez la clave está en el voto obligatorio.
Todos los caminos llevan a Matthei: los candidatos emblemáticos de Matthei ganaron. Un triunfo importante de su delfín Jaime Bellolio. También de Desbordes, Alessandri, Sichel y San Martín, lo que reivindica la moderación que representa Evelyn Matthei frente a una derecha que se había empezado a encantar con los Milei y los Bukele.
A un año de la elección presidencial, el oficialismo no tiene candidatos. El nombre que pudo haber aparecido hoy —Claudio Orrego— no logró un buen resultado. Y Tomás Vodanovic se apuró en autobajarse.
Así las cosas, Evelyn Matthei tiene la primera opción. Y ahora viene lo más difícil para ella: ver cómo andar de puntillas para no romper el hechizo…
Un aporte del director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel