Columna de Opinión

Carta al Sr. Presidente de la República

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Señor Presidente, respetuosamente, ya es hora que su Gobierno haga algo para terminar esta persecución odiosa al margen del estado de derecho -entre el año 1973 y el 2009- el“crimen de lesa humanidad” no estaba tipificado en la legislación chilena y por tanto todo presunto delito de “apremios ilegítimos”, “detenciones arbitrarias” o “asesinatos en cualesquiera de sus variantes” están prescritos y además cubiertos por la ley de amnistía que no ha sido derogada

Respetado señor Presidente.


Don Sebastian Piñera Echeñique.

En la investigación judicial por la muerte del presidente Allende, el ministro Mario Carroza solicitó a la FACH, el  nombre y RUT de los pilotos que bombardearon la Moneda el 11 de Septiembre, a este respecto, me parece oportuno recordar que, inicialmente, circuló la versión que S. Allende fue muerto por los Militares que tomaron la Moneda, luego el mismo día 11 de septiembre se dio por hecho – confirmado por sus cercanos y aceptado por la familia – que se había suicidado. No obstante, en los últimos años, ha circulado la versión de asesinato por parte de agentes cubanos por orden de Fidel Castro y, más recientemente, que no murió al intentar suicidarse y fue rematado por un miembro de su guardia personal GAP.

Con el debido respeto creo que más que un tema de los tribunales de justicia esto es motivo de investigación histórica. En 1973 no estaba contemplado en el ordenamiento jurídico de nuestro país el delito de “ Crimen de Lesa Humanidad”, que es imprescriptible y, la ley que lo establece el año 2009 deja expresa constancia de que no tiene efecto retroactivo, en consecuencia – aún existiendo mérito para suponer la figura de asesinato, asesinato frustrado u otra aplicable a su muerte – está prescrita y, por tanto, no amerita abrir un proceso donde más que culpables, al igual que en el caso Prats, se corre el riesgo de condenar en calidad de cómplices o encubridores a personas que nada o muy poca responsabilidad les cabe en el hecho, como serían todos los militares – de general a conscripto- integrantes de la unidad que en una acción de combate ordenada por el mando superior, asaltaron y tomaron la Moneda.

En esta misma causa se está pidiendo el nombre de quienes leyeron los bandos militares en los cuales se amenazó con fusilar a los disidentes que se resistieran a los procedimientos del régimen militar. Con esta lógica absurda, mañana se podría pedir el nombre de los señores diputados que aprobaron el Acuerdo de la Cámara de Diputados de fecha 22 de Agosto de 1973 como presuntos “ autores intelectuales” del Golpe Militar y sus consecuencias.

Señor Presidente, respetuosamente, ya es hora que su Gobierno haga algo para terminar esta persecución odiosa al margen del estado de derecho -entre el año 1973 y el 2009- el“crimen de lesa humanidad” no estaba tipificado en la legislación chilena y por tanto todo presunto delito de “apremios ilegítimos”, “detenciones arbitrarias” o “asesinatos en cualesquiera de sus variantes” están prescritos y además cubiertos por la ley de amnistía que no ha sido derogada.

Señor Presidente, los uniformados en retiro confiamos en su palabra y no hemos olvidado el compromiso que contrajo, como candidato, respecto a que en su gobierno se respetaría el principio constitucional de “igualdad ante la ley” para los militares procesados por violaciones a los “ Derechos Humanos”.

Respetuosamente

Enrique Maldonado Roi

Capitán de Navío (R)

U al dia

Palabras del presidente Óscar Arias en la Cumbre de las Américas, Trinidad y Tobago. 18 de abril de 2009

No podemos olvidar que en este continente, como en el mundo entero, por lo menos hasta 1750 todos los americanos eran más o menos iguales: todos eran pobres

“Tengo la impresión de que cada vez que los países caribeños y latinoamericanos se reunen con el presidente de los Estados Unidos de América, es para pedirle cosas o para reclamarle cosas. Casi siempre, es para culpar a Estados Unidos de nuestros males pasados, presentes y futuros. No creo que eso sea del todo justo.No podemos olvidar que América Latina tuvo universidades antes de que Estados Unidos creara Harvard y William & Mary, que son las primeras universidades de ese país. No podemos olvidar que en este continente, como en el mundo entero, por lo menos hasta 1750 todos los americanos eran más o menos iguales: todos eran pobres.

Cuando aparece la Revolución Industrial en Inglaterra, otros países se montan en ese vagón: Alemania, Francia, Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda… y así la Revolución Industrial pasó por América Latina como un cometa, y no nos dimos cuenta. Ciertamente perdimos la oportunidad.

También hay una diferencia muy grande. Leyendo la historia de América Latina, comparada con la historia de los Estados Unidos, uno comprende que Latinoamérica no tuvo un John Winthrop español, ni portugués, que viniera con la Biblia en su mano dispuesto a construir “una Ciudad sobre una Colina”, una ciudad que brillara, como fue la pretensión de los peregrinos que llegaron a Estados Unidos.

Hace 50 años, México era más rico que Portugal. En 1950, un país como Brasil tenía un ingreso per cápita más elevado que el de Corea del Sur. Hace 60 años, Honduras tenía más riqueza per cápita que Singapur, y hoy Singapur –en cuestión de 35 ó 40 años– es un país con US$40.000 de ingreso anual por habitante. Bueno, algo hicimos mal los latinoamericanos.

¿Qué hicimos mal? No puedo enumerar todas las cosas que hemos hecho mal. Para comenzar, tenemos una escolaridad de 7 años. Esa es la escolaridad promedio de América Latina y no es el caso de la mayoría de los países asiáticos. Ciertamente no es el caso de países como Estados Unidos y Canadá, con la mejor educación del mundo, similar a la de los europeos.. De cada 10 estudiantes que ingresan a la secundaria en América Latina, en algunos países solo uno termina esa secundaria. Hay países que tienen una mortalidad infantil de 50 niños por cada mil, cuando el promedio en los países asiáticos más avanzados es de 8, 9 ó 10.

Nosotros tenemos países donde la carga tributaria es del 12% del producto interno bruto, y no es responsabilidad de nadie, excepto la nuestra, que no le cobremos dinero a la gente más rica de nuestros países. Nadie tiene la culpa de eso, excepto nosotros mismos.

En 1950, cada ciudadano norteamericano era cuatro (4) veces más rico que un ciudadano latinoamericano. Hoy en día, un ciudadano norteamericano es 10, 15 ó 20 veces más rico que un latinoamericano. Eso no es culpa de Estados Unidos, es culpa nuestra.

En mi intervención de esta mañana, me referí a un hecho que para mí es grotesco, y que lo único que demuestra es que el sistema de valores del siglo XX, que parece ser el que estamos poniendo en práctica también en el siglo XXI, es un sistema de valores equivocado. Porque no puede ser que el mundo rico dedique 100.000 millones de dólares para aliviar la pobreza del 80% de la población del mundo –en un planeta que tiene 2.500 millones de seres humanos con un ingreso de US$ 2 por día– y que gaste 13 veces más (US$ 1.300.000.000.000) en armas y soldados.

Como lo dije esta mañana, no puede ser que América Latina se gaste US$ 50.000 millones en armas y soldados. Yo me pregunto: ¿quién es el enemigo nuestro? El enemigo nuestro, presidente Correa (de Ecuador), de esa desigualdad que usted apunta con mucha razón, es la falta de educación; es el analfabetismo; es que no gastamos en la salud de nuestro pueblo; que no creamos la infraestructura necesaria, los caminos, las carreteras, los puertos, los aeropuertos; que no estamos dedicando los recursos necesarios para detener la degradación del medio ambiente; es la desigualdad que tenemos, que realmente nos avergüenza; es producto, entre muchas cosas, por supuesto, de que no estamos educando a nuestros hijos y a nuestras hijas.

Uno va a una universidad latinoamericana y todavía parece que estamos en los sesenta, setenta u ochenta. Parece que se nos olvidó que el 9 de noviembre de 1989 pasó algo muy importante, al caer el Muro de Berlín, y que el mundo cambió. Tenemos que aceptar que este es un mundo distinto, y en eso francamente pienso que todos los académicos, que toda la gente de pensamiento, que todos los economistas, que todos los historiadores, casi que coinciden en que el siglo XXI es el siglo de los asiáticos, no de los latinoamericanos. Y yo, lamentablemente, coincido con ellos. Porque mientras nosotros seguimos discutiendo sobre ideologías, seguimos discutiendo sobre todos los “ismos” (¿cuál es el mejor? capitalismo, socialismo, comunismo, liberalismo, neoliberalismo, socialcristianismo…), los asiáticos encontraron un “ismo” muy realista para el siglo XXI y el final del siglo XX, que es el pragmatismo . Para solo citar un ejemplo, recordemos que cuando Deng Xiaoping visitó Singapur y Corea del Sur, después de haberse dado cuenta de que sus propios vecinos se estaban enriqueciendo de una manera muy acelerada, regresó a Pekín y dijo a los viejos camaradas maoístas que lo habían acompañado en la Larga Marcha: “Bueno, la verdad, queridos camaradas, es que mí no me importa si el gato es blanco o negro, lo único que me interesa es que cace ratones”. Y si hubiera estado vivo Mao, se hubiera muerto de nuevo cuando dijo (Deng) que “la verdad es que enriquecerse es glorioso”. Y mientras los chinos hacen esto, y desde el 79 a hoy crecen a un 11%, 12% ó 13% anual, y han sacado a 300 millones de habitantes de la pobreza, nosotros seguimos discutiendo sobre ideologías que tuvimos que haber enterrado hace mucho tiempo atrás.

La buena noticia es que esto lo logró Deng Xioping cuando tenía 74 años. Viendo alrededor, queridos Presidentes, no veo a nadie que esté cerca de los 74 años. Por eso solo les pido que no esperemos a cumplirlos para hacer los cambios que tenemos que hacer.

Muchas gracias.

ÓSCAR ARIAS
Presidente de Costa Rica