“Pese a las acusaciones, mantengo en alto mi ánimo y mi inquebrantable fe en Dios. Que todos sepan que soy un cosaco y me siento orgulloso de ello, mismo sentimiento que guardo por usar el uniforme de Oficial del Ejército de Chile. Soy un Soldado al que han transformado en un perseguido político, pero no en un militar chileno derrotado, ni mucho menos en un cosaco postrado”.
BRIGADIER MIGUEL KRASSNOFF
“Pese a las acusaciones, mantengo en alto mi ánimo y mi inquebrantable fe en Dios. Que todos sepan que soy un cosaco y me siento orgulloso de ello, mismo sentimiento que guardo por usar el uniforme de Oficial del Ejército de Chile. Soy un Soldado al que han transformado en un perseguido político, pero no en un militar chileno derrotado, ni mucho menos en un cosaco postrado”.
La familia Krassnoff. Ensayo por el abogado don Carlos L. Bosh
HISTORIA DE LA FAMILIA KRASSNOFF (KRASNOV)
PUBLICADA EN ARGENTINA POR EL ABOGADO
SR. CARLOS LUIS BOSH
“Los patriotas de Chile, de Argentina y del Cáucaso
se unen en su admiración hacia estos valientes,
formidables ejemplos de cómo hay que mantenerse firmes
en esta dura lucha en la que, pese a todo, venceremos.
Porque, como dijo recientemente un buen sacerdote:
La victoria es segura porque Cristo ya venció.”
Buenos Aires, Septiembre de 2011
El anciano Atamán y Mayor General Krasnov, rodeado de sus cosacos que impedían fuera empujado por los ingleses, caminó serenamente hacia los camiones de las fuerzas soviéticas que lo conducirían a Rusia junto a los demás oficiales. Lo hizo dignamente en sus casi ochenta años y sin mostrar el menor signo de debilidad o desfallecimiento. Segundos antes, al abrirse las puertas del tren en el que él y sus oficiales habían sido conducidos bajo engaño hasta este lugar, se encontraron frente a los fusiles de las tropas soviéticas que los apuntaban.
Tuvo inmediata y cabal conciencia de su destino próximo. El mismo destino, por cierto, del personaje de su novela –el general Sacha Sablín- también en manos del comunismo.
Ocurría esto en el año 1945, en Austria.
Treinta años después, el joven Teniente chileno Miguel Krasnov, en la ciudad de Santiago de Chile, sintió de pronto a milímetros de su cuerpo la ráfaga de una ametralladora disparada en su contra. Reaccionó inmediatamente y abatió a su atacante, sin saber en aquel momento que se trataba nada menos que de Miguel Enríquez, jefe de las fuerzas extremistas chilenas, hecho que más tarde le costaría muy caro.
Hoy, a mediados del año 2011, el Brigadier Krasnov está encarcelado en Chile, en un centro penitenciario de alta seguridad, acusado de inexistentes crímenes de lesa humanidad. En realidad, por el simple delito de haber defendido a su patria cuando ésta lo requería.
Por una de esas misteriosas vueltas de la vida, presento aquí –a quienes no hayan oído hablar de él- a este prisionero político, al que no conozco personalmente. Cautivo en las cárceles chilenas por haber combatido –como su padre y como su abuelo- al comunismo. Digo “misteriosas vueltas de la vida”, porque el año pasado, en una visita que algunos integrantes de Justicia y Concordia hicimos a la ciudad de Corrientes y también a Resistencia en ocasión de la bochornosa parodia denominada “Juicio por la masacre de Margarita Belén”, me tocó hablar en el Colegio de Abogados de Corrientes.
En esa charla comencé aludiendo a la magnífica novela “Del Águila Imperial a la Bandera Roja”, escrita en París por el general Atamán Piotr Krasnov, el abuelo del chileno Miguel.
El Atamán de Cosacos del Don, Piotr Krasnov fue realmente un gran hombre. Para quienes no lo sepan, Atamán significa general, sólo que elegido por convalidación de los propios cosacos, hombres de coraje legendario.
Hoy en día tiene este general un magnífico monumento en la ciudad de Rostov, construido después de la caída del muro de Berlín, en el cual puede verse al caudillo empuñando en alto un bastón de mando bajo una gran cruz ortodoxa.
Del general Krasnov sólo sabía yo en aquel entonces que había escrito esa excelente novela que relataba centralmente la vida de un militar ruso durante la revolución comunista y explicaba el contexto, las causas y el desarrollo de la revolución. Conocía también, brumosamente claro está, que el general había peleado al frente de sus cosacos, primero contra Lenin y luego contra Stalin y que finalmente había muerto ahorcado por los soviéticos.
Ahora sé más, porque una gran amiga chilena me ha enviado recientemente un libro escrito por la periodista, también chilena, Gisela Silva Encina que se titula “Miguel Krasnov, prisionero por servir a Chile”. (Verhttp://www.youtube.com/watch?v=w8YToH3pM9U). Libro que ha sido traducido al ruso y que circula también por allí.
Un Krasnov hoy encarcelado en Chile, y un Krasnov ejecutado hace cincuenta años en la Rusia soviética.
Dos militares con una gran historia, dos puntas de una gran familia de héroes.
De un lado Piotr Krasnov, en medio de las estepas caucásicas, el gran atamán cosaco, cristiano y patriota que junto con su hijo peleó varias guerras al frente de sus cosacos.
Condecorado ya por su coraje en la guerra ruso-japonesa, fue luego el primero de los rusos blancos en rebelarse contra la revolución soviética contra la cual luchó hasta que la derrota lo obligó a retirarse a París, donde escribió la novela ya aludida.
Pero años después volvió a la lucha –ya con más de 70 años de edad cuando la campaña alemana contra Rusia en la 2ª Guerra. Lo hizo acompañado de su hijo Simón, también general y padre de Miguel, de un sobrino nieto oficial, Nicolás Krasnov y de miles de cosacos dispuestos a recuperar su patria.
Todos ellos conformaron la división de cosacos al mando del general von Panwitz, oficial alemán que entabló con los cosacos rusos una relación tan intensa de camaradería y amistad, que cuando finalmente los cosacos fueron entregados a los soviéticos, von Panwitz eligió correr su misma suerte.
Lo cierto es que el fracaso de la invasión a Rusia obligó a los cosacos a retirarse peleando hasta llegar a Austria, donde los cincuenta mil cosacos, con von Panwitz a la cabeza y con sus mujeres y sus hijos, se entregaron prisioneros de los ingleses (general Alexander) bajo la promesa de que serían bien tratados y pronto convocados para luchar nuevamente contra el comunismo ruso.
Pero en Yalta, Churchill había aceptado la exigencia de Stalin de que le fuera entregado todo prisionero enemigo de origen ruso, cualquiera fuese el lugar de captura. De manera que a los carceleros ingleses les llegó la orden inapelable de entregar los cosacos a los soviéticos.
Un día, al atardecer, los oficiales cosacos fueron conducidos en tren a Lienz con la falsa excusa de una reunión que tendrían con el general Alexander. Al llegar a destino se encontraron frente a las fuerzas soviéticas.
Los dos Krasnov –padre e hijo- fueron ahorcados en Rusia.
El tercero, el joven Nicolás sobrino del general, que había dejado a su esposa y a su pequeña en el campamento de prisioneros, fue liberado después de 15 años de trabajos forzados, pero cuando pudo encontrar a su mujer en Buenos Aires, descubrió que su hija había desparecido en el tumulto terrible de la entrega de los cincuenta mil cosacos prisioneros a los rusos, y que su mujer, creyéndolo muerto, se había vuelto a casar.
La esposa de Simón, acompañada por su propia madre y por su hijo Miguel de dos años de edad, viajó a Chile. Allí creció y se educó Miguel quien, contra la voluntad de su madre y el aplauso de su aguerrida abuela materna *1, siguió la carrera militar.
En el otro extremo de la historia -y del planeta-, pues, este hombre, Brigadier Miguel Krasnov, oficial de nacionalidad chilena, premiado con la máxima condecoración chilena al valor y preso finalmente por la venganza y el odio terrorista a través de una secuela infinita de juicios plagados de testigos falsos y mentiras.
Siendo Teniente, Krasnov había sido designado para servir en la jefatura de la guardia de seguridad del general Pinochet y luego, probablemente por su conocimiento del idioma ruso y en contra de sus propios deseos, en la DINA (Dirección de Inteligencia Nacional). Su concepción del interrogatorio a los prisioneros se basó siempre, indefectiblemente, en el dialogo. Era considerado por el enemigo como un hombre de enorme peligrosidad, precisamente por su capacidad para obtener datos de de los prisioneros mediante este procedimiento dialéctico.
Pero como dije más arriba, no se le perdonó haber sido responsable de la muerte en combate, y en defensa propia, del máximo dirigente extremista Miguel Enríquez. Valga señalar, como dato anecdótico, que el hijo de Miguel Enríquez, Marco Enríquez Ominami fue candidato por la izquierda en la elección presidencial en que resultó elegido Piñera.
Al terminar el gobierno de Pinochet, la carrera militar del joven Krasnov prosiguió exitosamente, pero en los momentos cruciales de decisión sobre sus mejores destinos aparecía siempre alguna orden política que los abortaba. Su nombramiento como general fue vetado con la excusa de haber pertenecido a la DINA.
Frente a ello, Krasnov presentó su renuncia indeclinable.
A partir de entonces Krasnov fue un perseguido político, hasta que terminó en la cárcel con diversas condenas e interminables procesamientos.
Allí se encuentra hoy, siempre firme en sus convicciones y, cosa notable, recibiendo periódicamente cartas y homenajes de Rusia, no sólo de muchos familiares de aquellos cosacos que se enteran por los diarios de la existencia en Chile del último descendiente del gran Atamán, sino también de parte las mismas autoridades rusas.
*1 Había participado esta mujer, como un soldado más, en la conocida y terrible gesta “Marcha del Hielo”, en un desesperado intento de rescate del Zar y su familia, llegando al lugar pocas horas después del asesinato.
En el año 2005, al cumplirse 60 años de la entrega de los cosacos en Lienz que hemos relatado, las autoridades del Ejército del Don en el extranjero le remitieron a Miguel la “Medalla por la Fidelidad” “por su directa descendencia de los mártires de Lienz, por sucondición de sobreviviente del señalado holocausto, por su nobleza, por su condición de cosaco y por su reconocida, nacional e internacionalmente, franca y abierta lucha contra la opresión marxista y el terrorismo de izquierda existentes en Chile a partir de los años 1970… (Por todo ello) se ha hecho acreedor de la condecoración de la Cruz de Lienz, enreconocimiento al mantenimiento de su fidelidad a los principios y valores cristianos que debe caracterizar a todo Cosaco cuando se trata de defender causas relacionadas con la libertad, el honor y la justicia de sus semejantes.”
A fines del año 2005 la televisión estatal rusa consiguió permiso para entrevistarlo. El programa televisivo termina diciendo:“Esta historia se presta para escribir un libro o filmar una película, pero una película de corte psicológico, por cuanto no es fácil entender por qué ni para qué ha sucedido lo que ha ocurrido en la vida de este héroe excepcional. No olvidemos que una injusticia como la que ha vivido este hombre será siempre difícil de olvidar”.
Vaya este breve comentario como un modesto homenaje a los hombres y mujeres de esta formidable familia de luchadores que han dado sus vidas y libertades personales en defensa de los valores de la Cristiandad.
Miguel Krasnov sufre hoy, como su abuelo, como el general Sablín de la novela de su abuelo y como tantos militares argentinos, la persecución y la venganza de quienes saben perfectamente cuáles son sus verdaderos enemigos y dónde hay que atacar.
El veneno inoculado por el marxismo gramsciano en las reblandecidas democracias liberales de occidente ha preparado el terreno para esta eficaz destrucción del orden, de la Justicia, de las fuerzas armadas y de todo rastro de espíritu nacional que se oponga a este designio.
Los patriotas de Chile, de Argentina y del Cáucaso se unen en su admiración hacia estos valientes, formidables ejemplos de cómo hay que mantenerse firmes en esta dura lucha en la que, pese a todo, venceremos.
Porque, como dijo recientemente un buen sacerdote: La victoria es segura porque Cristo ya venció.
Carlos L. Bosch
Notas de la redacción:
-El Sr. Carlos Luis Bosch es un distinguido y prestigiado abogado argentino; ex Juez y actualmente integrante de la Asociación para la Justicia y la Concordia, organización creada en Argentina e integrada por unos 400 abogados y otros destacados profesionales, escandalizados por la odiosa y vengativa persecución desatada contra las Fuerzas Armadas y de seguridad de su País que combatieron en la guerra contra la subversión y el terrorismo de los años setenta.
-Esta asociación ha dado conferencias y no ha dejado de visitar a los cautivos en las cárceles de toda Argentina.
-En una charla que dio en la ciudad de Corrientes, comenzó haciendo alusión a una
novela que siempre admiró y que ha hecho leer a sus hijos y ahora a sus
nietos: “Del Aguila Imperial a la Bandera Roja” del general Piotr Krasnov. Luego de eso, por una amiga chilena, se enteró de lo relativo al Brigadier Miguel Krasnov y de su injusta prisión.
-En la actualidad ha manifestado su particular interés e intención, junto a una delegación de la citada Asociación, en hacer un viaje a Santiago de Chile para visitar al Brigadier del Ejército, Miguel Krassnoff (Krasnov en ruso), Oficial privado ilegalmente de su libertad en nuestro País, transformándose su situación en uno de los ejemplos más evidentes y escandalosos del incumplimiento de las leyes plenamente vigentes en la judicatura nacional y del irrespeto al Estado de Derecho en Chile.