Columna de Opinión

ANTONIA RIVAS, LA REPRESENTANTE DEL FRENTE AMPLIO EN LA COMISIÓN EXPERTA Y LA ENMIENDA SOBRE ESCAÑOS RESERVADOS PARA PUEBLOS INDÍGENAS EN EL CONGRESO

ANTONIA RIVAS, LA REPRESENTANTE DEL FRENTE AMPLIO EN LA COMISIÓN EXPERTA Y LA ENMIENDA SOBRE ESCAÑOS RESERVADOS PARA PUEBLOS INDÍGENAS EN EL CONGRESO

Ex-Ante, 07/04/2023

  1. Antonia Rivas Palma (40) nació el 1 de marzo en Santiago. Estudió en la Universidad Diego Portales (UDP), es abogada y licenciada en Ciencias Jurídicas. En 2017 obtuvo un doctorado en Antropología Sociocultural en la Universidad de California en Berkeley, con su tesis doctoral “Ono Tupuna, la riqueza de los antepasados. Múltiples Paisajes Relacionalidades en RapaNui Indígena Contemporáneo”.
  2. Su trabajo giró en torno a instituciones con propósitos sociales, primero como consultora en la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Luego tuvo un paso por la Organización de la Naciones Unidas para el Desarrollo, como consultora de la entidad.
  3. Posteriormente, realizó un trabajo de investigación en la Defensoría de la Niñez. Durante los últimos años, se abocó al trabajo como profesora en la Universidad Católica en la cátedra de Derecho y Derechos Humanos, y también en Derechos de los Pueblos Indígenas, desde 2016.

“El texto que presentamos no es suficiente, es incompleto y en ocasiones repite las mismas fórmulas fallidas de la Constitución que hoy nos rige”. Así comenzó la representante de Convergencia Social en la Comisión Experta, Antonia Rivas, tras el primer debate sobre las iniciativas de normas. Ex asesora de la convencional Rapa Nui, Tiare Aguilera, y ayudante del rector Carlos Peña en la UDP, hoy es la encargada de componer la “sala de máquinas” del anteproyecto de la nueva Constitución.

  1. La comisionada oficialista siempre mantuvo cercanía a los pueblos indígenas. Primero, como ayudante del rector de la UDP, Carlos Peña, en la Comisión Verdad Histórica y Nuevo trato con Pueblos Indígenas y realizó su tesis doctoral sobre el pueblo de RapaNui.

Su primer acercamiento a RapaNui fue postulando a la Comisión de Desarrollo de Isla de Pascua (CODEIPA), convirtiéndose en la primera abogada de la institución, viviendo un año en el territorio.

  1. A partir de su trabajo —que ella califica como “activismo de escritorio”— sobre los pueblos indígenas, la ex integrante de la Convención Constituyente, Tiare Aguilera, representante de Rapa Nui en el proceso constitucional, la llamó un día con el objeto de sumarla a su equipo como asesora.

Según afirman fuentes de la ex Convención Constituyente, Rivas “era la asesora más movida, quien distribuía las minutas y coordinaba a los demás convencionales de pueblos indígenas”.

  1. Su militancia en Convergencia Social siempre fue inactiva. La comisionada afirma que se reactivó su trabajo partidario cuando el Presidente Gabriel Boric estuvo buscando firmas para su candidatura. En consonancia, la comisionada relata que su llamado a formar parte de la Comisión Experta fue de la directiva del partido.

En esa llamada se le consultó por sus prioridades en el texto constitucional, sus ideas y sobre la posibilidad de ser incluida en el órgano constitucional. En esa línea, nunca fue cercana al partido, indicando que no conocía en persona a la directiva.

  1. Tras ser elegida en la Cámara de Diputadas y Diputados para representar a Convergencia Social en la Comisión Experta. Antonia Rivas fue posicionada por la bancada oficialista del órgano constitucional, en la subcomisión Sistema Político.

Los integrantes de la “sala de máquinas” de la nueva Constitución afirman que Antonia Rivas siempre se mantuvo permeable al debate sobre los mínimos comunes. Aunque, en reiteradas ocasiones, intervino para impulsar la idea de incluir los pueblos indígenas en las iniciativas de norma, específicamente en crear escaños reservados en el Congreso.

  1. Desde la subcomisión afirman que Rivas tomaría una nueva dirección en cuanto a sus convicciones, con el objeto de impulsar los temas  que para ella son prioritarios. Así lo expuso en el primer debate de las iniciativas de norma en el Pleno:
  • “Necesitamos responder a los anhelos y necesidades de nuestro país sin exclusiones, sin discriminaciones, a la multiplicidad de formas de hacer familia que tenemos hoy (…) a los pueblos indígenas y a su histórica exclusión”.
  • “Chile es el único país de Latinoamérica donde existe una población importante de pueblos indígenas cuya Constitución no reconoce. Debemos reconocer a los pueblos indígenas pero no en una cláusula vacía y sin significado, dándole forma al reconocimiento de sus derechos, los compromisos que Chile ha firmado internacionalmente”.
  1. Respecto al sistema electoral fue enfática en impulsar una enmienda sobre paridad en proceso de selección y elecciones en listas cerradas. “Hemos pensado en avanzar en paridad de resultados electorales y en los órganos integración colegiada”, indicó.
  2. La comisionada está a favor del umbral del 5% para que los partidos opten por un escaño en el Congreso y estaría de acuerdo con que todos los partidos que componen el Frente Amplio sean absorbidos por Convergencia Social.

 

Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

 

Las opiniones consideradas en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional.

RELACIONES INTERNACIONALES Y SEGURIDAD

QUÉ ESTÁ EN JUEGO PARA LOS PAÍSES LATINOAMERICANOS AL APOYAR A RUSIA O UCRANIA EN LA GUERRA

 

QUÉ ESTÁ EN JUEGO PARA LOS PAÍSES LATINOAMERICANOS AL APOYAR A RUSIA O UCRANIA EN LA GUERRA

BBC News Mundo, 06/04/2023

Como si fuera un juego de ajedrez, las dos fuerzas involucradas en el conflicto bélico mueven sus fichas cautelosamente con el fin de reunir la mayor cantidad de apoyos posible.

En esta compleja ecuación, América Latina no ha sido la excepción y ha despertado el interés tanto de Moscú como de Kyiv.

El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, se ha reunido virtualmente con algunos mandatarios de la región, entre ellos, el líder chileno, Gabriel Boric, con quien el 21 de marzo discutió la posibilidad de lograr una “mayor consolidación” del apoyo latinoamericano a su país.

En ese esfuerzo, este martes el líder ucraniano habló ante el Congreso chileno, en lo que fue su primera intervención ante un parlamento latinoamericano. Allí, llamó a Chile a “sumarse a la coalición de países que ayudan a Ucrania a defender su independencia”.

En julio de 2022 se celebró en Kyiv el único encuentro en persona de Zelensky con un presidente latinoamericano al reunirse con su homólogo guatemalteco Alejandro Giammattei.

Vladimir Putin, por su parte, ha continuado estrechando sus lazos con antiguos aliados, como Venezuela, Nicaragua o Cuba, y ha lanzado una campaña comunicacional a su favor a través de medios estatales con presencia en distintos países de la región.

A pesar de estos esfuerzos, el respaldo de la mayoría de las naciones latinoamericanas a Rusia o Ucrania ha sido, a lo menos, ambigua. De hecho, expertos en relaciones internacionales la han descrito como “neutral”, recordando su largo historial de “no alineamiento” en los conflictos de las grandes potencias. Aun así, hay que reconocer que ha habido algunas señales importantes a favor de Kyiv.

En febrero pasado, la mayor parte de la región votó a favor de la resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas que pedía el cese de las hostilidades y exigía que Rusia “retirara inmediata, completa e incondicionalmente sus fuerzas militares del territorio de Ucrania”.

Sin embargo, hasta el momento ningún país de América Latina ha ido más allá de las declaraciones diplomáticas.

Un ejemplo de ello es su negativa a enviar armas a Ucrania, a pesar de las presiones de Estados Unidos y Alemania. Incluso, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ofreció reemplazar el armamento militar de los países latinoamericanos (fabricado en Rusia) por uno superior estadounidense. Pero la propuesta no ha tenido éxito.

“Aunque terminen como chatarra en Colombia, no entregaremos armas rusas para que se las lleven a Ucrania para prolongar una guerra”, respondió el presidente de Colombia, Gustavo Petro. “No estamos con ningún lado. Estamos por la paz”, agregó.

Una respuesta similar dieron otros mandatarios, como el de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y de Argentina, Alberto Fernández, en una decisión que ha sido interpretada por Moscú como un guiño de la región a su país.

Por otra parte, a pesar de que Zelensky ha hecho un llamado a América Latina a introducir sanciones en contra de Rusia, la gran mayoría no lo ha hecho.

¿Qué hay detrás de esta supuesta “neutralidad”? Y ¿qué está en juego para los diversos países latinoamericanos a la hora de apoyar a Rusia o Ucrania en el conflicto? Aquí te presentamos 4 elementos clave que responden a estas preguntas.

  1. El poder de China. La visita del presidente chino, Xi Jinping, a Moscú el 20 de marzo pasado fue vista por el mundo como una clara señal de apoyo a Rusia en momentos en que el Kremlin se encuentra bajo una intensa presión internacional.

Desde que comenzó la guerra, la relación de Rusia con China ha sido fundamental para resistir esa presión.

Pekín ha absorbido gran parte de las exportaciones de hidrocarburos rusos, suavizando de esta forma el impacto de las sanciones occidentales sobre la economía del país euroasiático y, según Estados Unidos, Xi Jinping sopesa ahora la posibilidad de enviar armas y munición a Rusia, algo que el gobierno chino niega rotundamente.

Aunque Xi Jinping hace esfuerzos por posicionarse como un facilitador de la paz -más que como un fuerte aliado a Putin-, lo cierto es que sus amistosas señales hacia el Kremlin han puesto en alerta al mundo, incluida América Latina, que actualmente tiene estrechas relaciones comerciales con China.

Solo en los últimos 20 años -entre 2000 y 2020-, el comercio entre la región y China se multiplicó por 26, pasando de US$12.000 millones a US$310.000 millones, según cifras de las Naciones Unidas.

Para varios países de Sudamérica -como Chile, Perú, Colombia, Brasil y Argentina- China es hoy un socio imprescindible al cual se dirigen gran parte de sus exportaciones, como los minerales (entre ellos, el cobre) o alimentos (como la soja).

Por lo mismo, los expertos consultados por BBC Mundo, coinciden en que la amistad de Xi Jinping con Putin debe ser seguida de cerca por las naciones latinoamericanas.

“Dado la influencia que China tiene en términos económicos en América Latina, y especialmente en Sudamérica, deben tener en cuenta esta situación y pensar en la manera en que les podría afectar el apoyo a uno u otro país”, dice Margaret Myer, directora del departamento de Asia & América Latina en el centro de estudios “Diálogo Interamericano”.

“Creo que es parte de las razones que explican por qué Brasil no ha criticado fuertemente lo que está pasando con la guerra en Ucrania”, agrega.

Para Pamela Aróstica, directora de la “Red China y América Latina: Enfoques Multidisciplinarios (Redcaem)”, desde la región no se puede obviar que la invasión rusa a Ucrania está pasando en un contexto de guerra comercial entre Estados Unidos y China que, a su juicio, es “mucho más profunda”.

“Ellos están en una competencia por quién será la superpotencia en los próximos años. Y por eso para China es tan importante el tener un bloque oriental. Necesita aliados del calibre de países como Rusia y de regiones completas como América Latina”, afirma.

La doctora en Ciencias Políticas agrega que “el tiempo de las sutilezas ya pasó, ahora es mucho más frontal. ¿Somos amigos o no? ¿Están conmigo o no?… Por eso muchos países latinoamericanos han mantenido una actitud ambivalente por temor a las consecuencias”.

Aróstica dice que también se debe tener presente la crisis económica que golpea a muchas naciones latinoamericanas y el rol de China como una fuente de préstamos.

“Los países tienen que sopesar hacer enojar a China y las implicancias que eso puede tener al momento de querer acceder, por ejemplo, a un préstamo”.

Una mirada similar tiene John Griffiths, Jefe de Estudios de Seguridad y Defensa de la “Fundación AthenaLab”, un centro de estudios chileno orientado a Asuntos Internacionales, Seguridad y Defensa.

“En el ámbito estratégico, todo país latinoamericano debe considerar su relación con China para llevar adelante su política de relaciones exteriores. Y existen algunos intereses que han hecho que varias naciones en la región no reprueben con más énfasis la agresión de Rusia a Ucrania”, indica.

  1. Relación comercial y política con Rusia. Si bien los lazos comerciales directos entre Rusia y América Latina no son tan extendidos -representa, por ejemplo, solo el 0,6 % de las exportaciones de la región-, sí existen algunos países y sectores que pueden sufrir un impacto mayor en caso de romper relaciones con Moscú.

La mantequilla, los salmones, el queso y frutas como la manzana, el plátano y la pera, que son producidos en lugares como Paraguay, Chile, Argentina, Ecuador, Brasil y Colombia, tienen a Rusia como uno de sus principales destinos.

En cuanto a las importaciones, si bien Moscú también tiene una baja participación general en el continente, envía algunos productos estratégicos para la producción. Es el caso de los fertilizantes que para productores agrícolas como Argentina y Brasil son clave.

El año pasado, de hecho, Putin le aseguró al entonces mandatario brasileño Jair Bolsonaro que Rusia estaba “comprometida” con garantizar el “suministro ininterrumpido” de fertilizantes. Brasil importa más del 80 % de fertilizantes que utiliza y Rusia es su principal proveedor.

De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Rusia también es un “importante proveedor de ciertos insumos clave en la producción de convertidores catalíticos y semiconductores”, por lo que la escasez podría ejercer más presión sobre el sector automotor de la región, que ya enfrenta limitaciones de suministro.

Pero más allá de lo estrictamente económico y comercial, lo cierto es que Rusia también tiene relaciones políticas de larga data en la región que no son fáciles de quebrar.

Un grupo pequeño pero relevante de países latinoamericanos ha mostrado su simpatía directa y abierta con la posición de Rusia en el conflicto. Venezuela es uno de ellos, ya que tiene en Rusia a uno de sus pilares centrales de apoyo político y militar. Cuba, Nicaragua y Bolivia también han manifestado su respaldo a Putin por oposición también a Estados Unidos.

Por otra parte, es importante destacar que la guerra en Ucrania coincide con la llegada de una nueva ola de presidentes de izquierda en América Latina, apoyados por coaliciones que históricamente han tenido afinidad con la entonces Unión Soviética. Desde 2018, la presidencia de México, Argentina, Bolivia, Perú, Honduras, Chile, Colombia y Brasil ha sido ocupada por estos líderes.

“Muchos de ellos han estado alineados históricamente con Rusia. Entonces no es tan fácil para los gobiernos decir que están a favor de Ucrania”, explica Pamela Aróstica.

Por su parte, el académico experto en temas latinoamericanos de la “Universidad Ca’ Foscari Venecia”, Luis Beneduzi, le dice a BBC Mundo que “para muchos líderes estar con Ucrania es estar con Estados Unidos”.

“Es muy importante la historia del imperialismo estadounidense a la hora de pensar en la reacción de estos países que hoy están viviendo un cambio progresista”, añade.

El caso de Gabriel Boric, en Chile, es quizás el que rompe la regla, pues desde un principio ha sido tajante en condenar a Putin por la invasión. Pero, según los expertos consultados por BBC Mundo, el resto ha dado señales de apoyo débiles. Lula da Silva, por ejemplo, se está ofreciendo ahora como mediador de paz. Sin embargo, de acuerdo con analistas internacionales, su postura podría terminar favoreciendo a Moscú.

“Es probable que los intentos de mediación favorezcan a Rusia. Ucrania necesita luchar para liberar a sus ciudadanos. Moscú puede aceptar un alto el fuego para ‘congelar’ la línea del frente y mantener el control de los territorios ocupados, mientras espera para ganar suficiente fuerza y confianza para seguir adelante”, le dijo Keir Giles, asesor principal del Programa de Rusia y Eurasia en “Chatam House”, a BBC Brasil.

Así, por más que muchos se empeñen en llamar a América Latina el “patio trasero” de Estados Unidos, lo cierto es que la multiplicidad de posiciones de estas naciones frente a la invasión rusa a Ucrania deja ver que Moscú aún despierta simpatía en el continente.

  1. Lazos con Estados Unidos y Occidente. Pero para América Latina no es tan fácil darle la espalda a Ucrania, apoyada fuertemente por Estados Unidos y Occidente. Hay lazos comerciales, políticos y militares con estos bloques que son profundos y de larga data.

En términos comerciales, por ejemplo, el 42 % de las exportaciones totales de la región (que equivale al 8,5 % del PIB regional) es destinado a Estados Unidos, superando incluso a China.

Mientras que, según la Cepal, la Unión Europea atrae el 9 % de las exportaciones, y solo en 2022 aumentó en un 26 % con respecto al año anterior.

Los principales socios comerciales de Estados Unidos son México, Brasil, Chile, Colombia y Perú.

México es especialmente importante en este escenario pues al compartir una frontera de más de 3.000 kilómetros con Estados Unidos tiene una vinculación que se extiende mucho más allá de las relaciones diplomáticas y oficiales.

No solo son socios comerciales estratégicos -según el departamento de Estado de Estados Unidos, en 2021 el comercio de bienes y servicios entre ambos países superó los US$720.000 millones, convirtiendo a México en el segundo socio comercial más grande de Estados Unidos- sino que también tienen que lidiar con temas tan complejos como la migración y la cooperación en Seguridad.

Aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) no ha cedido ante las presiones de Ucrania de imponer sanciones económicas y políticas a Rusia -y tampoco ha querido enviar armas a Kyiv- sí votó a favor de la resolución de la ONU que pedía a Rusia terminar con la hostilidad hacia Ucrania en febrero pasado.

De esta forma, AMLO ha hecho malabares para intentar mantenerse lo más neutral posible, argumentando que su país está por la “paz y el diálogo”.

Por otro lado, un elemento importante que varios países de América Latina tienen que tener en cuenta a la hora de analizar su apoyo a Ucrania es su fuerte relación desde el punto de vista militar con Occidente.

Así lo explica a BBC Mundo la cientista política y experta en relaciones internacionales Paulina Astroza.

“Hay una parte importante de los países latinoamericanos que van a acompañar siempre a Estados Unidos por un tema de seguridad. Es el caso de Colombia o de muchos países de Centroamérica que dependen militarmente de Estados Unidos”, dice.

Una opinión similar tiene John Griffiths. “La Fuerza Aérea de Chile, por ejemplo, depende de su alianza con Estados Unidos, de su flota de Cazas F16. La Armada chilena también es altamente dependiente de Occidente, y el Ejército tiene la flota acorazada, que es alemana. En Perú, Brasil y Colombia es más o menos parecido. Colombia tiene una relación de décadas con Estados Unidos y no porque hoy exista un gobierno ideológicamente de izquierda eso ha desaparecido”, afirma.

Los expertos consultados por BBC Mundo coinciden en que, a pesar del fuerte lazo que varias naciones latinoamericanas tienen con Occidente, Ucrania y los líderes que lo apoyan -como Joe Biden- siguen a la espera de una señal de respaldo más grande por parte de la región.

Y esa presión -agregan- solo seguirá en aumento en la medida que la guerra no termine.

  1. Respaldo interno. Hay otro elemento importante que los países de América Latina deben evaluar a la hora de apoyar a Rusia o Ucrania: qué piensan sus propios ciudadanos respecto a la guerra.

En este punto, es clave tener en cuenta que para muchos latinoamericanos este es un conflicto lejano, explica Juan Pablo Toro, senior fellow del “Royal United Service Institute (RUSI)”, una institución con sede en el Reino Unido que reúne a expertos en defensa y seguridad.

“Dada la crisis de seguridad en América Latina, la gente se pregunta por qué ellos se van a ir a meter a una guerra a miles de kilómetros de distancia si ellos no pueden salir a la calle porque están los narcos. En temas de seguridad, la prioridad parte por la interna”, señala. Así, explica, hay más incentivos para adoptar una posición neutra frente al conflicto.

“Decirle a la gente que aquí lo que está en juego es la legalidad, la soberanía y un sistema internacional basado en reglas es muy difícil. Porque además nadie sabe lo que va a pasar y al final apoyar a Ucrania es comprarse a un enemigo que, además, es amigo de China”, indica Toro, quien también es director ejecutivo de AthenaLab.

Por otra parte, los gobiernos latinoamericanos -muchos de ellos de izquierda- han recibido presiones de sus propias coaliciones políticas. Es el caso de Boric, quien llegó al poder de la mano del Partido Comunista (PC) chileno. Al momento de la invasión, en febrero de 2022, este partido condenó a Rusia pero también a Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) por sus “afanes expansionistas” que, dijeron, “abrían peligro de guerra”.

Además, se opusieron a que el líder ucraniano expusiera ante el parlamento chileno, y, de hecho, no estuvieron presentes en la intervención realizada este martes.

“La decisión de Boric de apoyar tan tajantemente a Ucrania le ha generado costos y bullying de parte de su propia coalición”, afirma Paz Zárate, abogada chilena especialista en derecho internacional público.

“Boric ha tomado un compromiso personal con los derechos humanos, sin importar el país. Tal vez él no sienta, como sí lo sienten otros presidentes latinoamericanos, una identificación con el tiempo soviético”, añade.

A más de un año de la invasión rusa en Ucrania, analistas internacionales coinciden en que cada día habrá más presión para que los países latinoamericanos tomen una posición definitiva con respecto a la guerra.

Aunque la neutralidad puede ser un buen aliado para varias naciones en la región, las grandes potencias están ansiosas de exhibir sus respaldos en un mundo cada vez más polarizado y que a ratos recuerda a la Guerra Fría.

Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

 

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nocional

Columna de Opinión

LAS VÍCTIMAS Y EL PERDÓN

LAS VÍCTIMAS Y EL PERDÓN

Manfred Svensson

El Mercurio, Columnistas, 07/04/2023

El Estado liberal y secular moderno depende de supuestos que él mismo no puede garantizar. Así reza una tesis hecha célebre hace unas décadas por el jurista alemán Ernst-Wolfgang Böckenförde.

Es una tesis que reaparece con frecuencia en las discusiones sobre política y religión.

Nuestro orden no es capaz de generar las ideas de dignidad, reconciliación o comunidad de las que en algún sentido él mismo depende.

Pero en Viernes Santo puede ser bueno detenerse de modo especial en uno de esos supuestos de la vida en común: el perdón. Sin él quedamos como amarrados de por vida a las consecuencias de un acto.

Este es, sin duda, parte de nuestro mal presente. No se trata de una observación nueva, desde luego, y Hannah Arendt ha escrito de modo elocuente sobre cómo la continuidad de nuestra vida en común pasa por fenómenos como la promesa y el perdón.

Este, por otra parte, no supone hacer como que nada ha ocurrido. El perdón es compatible con el castigo y la corrección. Pero es un acto indispensable si en algún sentido se quiere vivir juntos.

Y ocurre que el perdón, que nunca es fácil, se ha vuelto particularmente cuesta arriba en la cultura identitaria del presente. No hay mucho lugar para perdonar si somos clasificados en grupos de víctimas puras o transgresores monstruosos.

En las relaciones humanas es la víctima quien concede el perdón, y no es fácil imaginarnos hoy planteando semejante exigencia a las víctimas. Pero sin el perdón se refuerza precisamente una identidad centrada en la condición de víctima o victimario.

“El perdón, que nunca es fácil, se ha vuelto particularmente cuesta arriba en la cultura identitaria del presente”.

Se habla a veces, y con razón, de los rasgos religiosos de la política identitaria. Pero esta es una religión muy especial; sin Dios, pero también sin perdón.

La ausencia de perdón contrasta, por otro lado, con una omnipresente exigencia de arrepentimiento. Se exige arrepentimiento público por lo hecho y lo dicho en el pasado.

Una palabra mal escogida en redes sociales, aunque fuere mucho tiempo atrás, puede arruinar hoy una carrera. Esto se agrava, además, por el acelerado cambio de contenido en el credo aceptable y por el hecho de que en internet no hay olvido.

Esta continua exigencia de arrepentimiento, sin un horizonte de perdón que la acompañe, puede ser el rasgo espiritual más asfixiante de nuestra actual situación cultural.

Si como también notaba Arendt, Jesús de Nazaret fue “el descubridor del papel del perdón en los asuntos humanos”, debemos preguntarnos por la capacidad de ese descubrimiento para subsistir sin la raíz de la que nació.

Porque después del victimismo castigador, que no conoce el perdón, el péndulo bien puede moverse hacia algo más horrible aún: una moral del culto a la fuerza, sin interés alguno por las víctimas o los débiles.

Es buen momento, en cualquier caso, para hacernos las preguntas más hondas respecto de cómo detener el ciclo eterno de provocaciones y retribuciones.

Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

 

Las opiniones consideradas en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional.

Columna de Opinión

EL VÍA CRUCIS DE NICARAGUA

EL VÍA CRUCIS DE NICARAGUA

El Mercurio, Editorial, 07/04/2023

Semana Santa se vive en todo el mundo cristiano como una oportunidad de paz y reconciliación. Las ceremonias conmemorando la muerte y resurrección de Cristo son un momento de oración y recogimiento.

No en Nicaragua, donde el régimen de Daniel Ortega mantiene una relación antagónica con la Iglesia Católica, a la que el dictador tiene en la mira como una amenaza a su supervivencia.

Ha prohibido las procesiones, y el Vía Crucis deberá realizarse dentro de los recintos de los templos. La represión contra cualquier manifestación pública se ha extendido así a los oficios religiosos.

Después del desmantelamiento de toda la oposición, con la detención y posterior expulsión de los líderes políticos, estudiantiles y de asociaciones civiles, Ortega lanza su ataque a la Iglesia que ha sido un refugio de la sociedad.

La represión contra cualquier manifestación pública se ha extendido incluso a los oficios religiosos.

Desde las protestas de 2018, que dejaron más de 350 muertos, dos mil heridos y 100 mil exiliados, obispos y sacerdotes han denunciado los crímenes de la dictadura y no han temido a las sanciones gubernamentales.

Ocho radioemisoras católicas fueron clausuradas, así como tres canales de televisión. Decenas de curas y monjas han huido o han sido expulsados, como las de la congregación de sor Teresa de Calcuta, que escaparon tras serle retirada su personalidad jurídica.

Los problemas con la Iglesia, en realidad, vienen de mucho antes de las protestas de 2018. Ya en los años ochenta, cuando los sandinistas llegaron al poder, la Iglesia denunció sus arbitrariedades.

Y estas revelaciones no han cesado, culminando con las recientes declaraciones del Papa Francisco, que calificó al régimen nicaragüense de una “dictadura grosera”, comparándola con la de Hitler o la de Lenin. Dos días después de estas palabras, Managua suspendió relaciones con el Vaticano.

Las palabras del Pontífice, que antes no había condenado al régimen, fueron motivadas por la sentencia a 26 años del obispo Rolando Álvarez, quien fuera parte de los 220 presos políticos liberados y desterrados, privándolos de su nacionalidad, en febrero pasado.

Álvarez se negó a viajar, y fue sometido a un juicio exprés por traición a la patria y otros delitos. Ortega ha acusado al clero de ser “una organización terrorista”, además de retrucar que no pueden hablar de democracia, porque “el pueblo debería elegir a sus curas, obispos y hasta el Papa por voto directo y no por la mafia del Vaticano”.

En una reciente votación en la ONU, se aprobó extender el mandato de una comisión investigadora de los crímenes de lesa humanidad cometidos en Nicaragua, la que en su informe preliminar asegura que “las violaciones a los derechos humanos y los abusos fueron perpetrados de manera generalizada y sistemática”, y que “hay motivos razonables para pensar que las más altas autoridades”, incluidos “Ortega y su mujer, Rosario Murillo… participaron en la comisión de los delitos”.

A pesar de las evidencias, la pareja presidencial todavía tiene algunos apoyos, como los de Bolivia, Cuba y Honduras, que votaron en contra de la resolución.

Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

 

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HISTORIA MILITAR Y HÉROES OLVIDADOS

Relato cuento del sobrino nieto del Teniente de Ejército Armando Cortínez Mujica, quien en 1919; en un avión de tela cruzó de ida y vuelta la cordillera de los Andes

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Relato cuento del sobrino nieto del teniente de Ejercito Armando Cortínez Mujica ,quien en 1919; en un avión de tela cruzó de  ida y vuelta la cordillera de los Andes

“De pronto un ronquido y una explosión continua.

– ¡Mierda, se paró el motor!

Volvió a dar contacto y nada.

– Hasta aquí no más llegamos, murmuró. Tengo bencina, pero ¡qué es lo que te pasa Le Rhone!

¡Dios, levántame!

Unos dos minutos planeó en silencio, escuchando el viento helado por todas partes. Volvió a dar el contacto: nada. Otra vez: nada. Por tercera vez lo hizo y el motor ahora respondió y resonó como un semi ahogado en el mar que encuentra el aire en la superficie.

Cortínez respiró y se pasó la mano por la frente.

<<Alcancé a ver la muerte de nuevo, la acabo de sentir.

¡Me salvé, carajo, qué cerca estuve! No me abandones más querido Bristol, menos ahora que estamos haciendo historia>>.[1]

Mi tío bisabuelo, Armando Cortínez Mujica, fue el primero en cruzar volando, ida y vuelta, la cordillera de Los Andes. Lo hizo en abril de 1919, en un avión Bristol inglés, de tela y madera liviana. Una hazaña para ese entonces, pero también para ahora, que abrió la ruta para el desarrollo de la aviación comercial. Desde que soy niño conozco su historia y vibro con ella cada vez que la escucho. Todo partió con un sueño, una idea inalcanzable para algunos, para otros simplemente una locura; para mí, su sobrino bisnieto, como un acto visionario, de valentía y patriotismo, que buscaba lograr lo que nunca nadie antes había hecho. Su historia me moviliza, me invita a atreverme a realizar cosas nuevas, a adentrarme en lo desconocido, lo inexplorado, me da ánimo para empezar cosas que parecen imposibles, aquellas que me da miedo intentar, pero que el corazón me llama a buscar. Cuando siento que no podré sacar adelante un proyecto, una tarea, algo que quiero pero que parece muy difícil, me acuerdo de él, de su historia, y eso me inspira a seguir adelante, a buscar con confianza ese logro, a poner el alma en lo que estoy haciendo. Lo hago y voy hacia adelante, sin volver atrás la mirada, convencido de lo que estoy haciendo, sin miedo a fracasar, porque el verdadero fracaso es no intentar lo que se quiere.

Mi padre, Camilo Labbé Cortínez, aviador, al igual que su tío abuelo, mi hermano y yo, junto al busto del Tte. Armando Cortínez Mujica, primer vencedor vía aérea, ida y vuelta, de la cordillera de Los Andes.

[1] Valderrama Hoyl, Pablo; “Un delito heroico”; MAGO Editores, Santiago, abril 2012.

Réplica del avión Bristol C 4987, utilizado por Armando Cortínez Mujica, para cruzar ida y vuelta la cordillera de Los Andes, en abril de 1919.

 

Un aporte nuestro socio y ex director, Roberto Serón

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