Sistemas de Inteligencia, ciberseguridad, próxima revolución tecnológica y nueva Constitución.
Pablo Thauby
Magíster en Ciencia Política, Academia de Guerra Naval, Chile.
Convengamos en que lo que pasa en nuestro país es importante, pero lo que también es innegable es que será fuertemente influenciado por los eventos internacionales.
En este escaso año y medio, desde que se inició la ofensiva Rusa sobre Ucrania, los marxismos posmodernos se desinflaron con menos decoro que la rendición del Ché Guevara al Ejército Boliviano, mientras que los marxismos reales murieron con la caída del muro de Berlín.
Hace sólo un año y medio a los países los movían los conceptos de derecha e izquierda, y capitalismo y socialismo -de la Guerra Fría-, y las tendencias posmodernas de progresismo y globalismo. Hoy, los mueven sus intereses políticos particulares, grupales y continentales, aspectos ético-morales, materias religiosas y culturales y motivos históricos, entre otros aspectos, que antaño motivaban los diferentes conflictos continentales, previos a la guerra fría.
Hoy por hoy, la Guerra Fría pasó a la historia y vimos el nacimiento de la Guerra estilo siglo XXI: La “Guerra Híbrida”. La cual incorpora aspectos de guerra convencional tradicional, uso indiscriminado de la tecnología y RR.SS., propaganda y fake news, ataques cibernéticos, guerra electrónica e informática de alta gama, amplio uso de drones artillados, ataques cibernéticos al sistema bancario de países de interés, y un largo etcétera; dejando fuera toda consideración de orden ideológico (derecha / izquierda / capitalismo / socialismo / progresismo / globalismo).
Si a lo anterior sumamos que en los próximos años inexorablemente llegará a nuestro país la nueva revolución tecnológica con una fuerte componente cibernética, con amplio uso de internet y dispositivos inalámbricos, robóticos y domóticos, que a algunos les facilitará la vida y a otros se las complicará terriblemente por la pérdida del trabajo, conllevan la necesidad imperiosa de aplicar medidas de seguridad, para mitigar cibercrímenes. En ese contexto, recordemos los hackeos que sufrió la banca estatal y privada hace algunos años que produjo gran revuelo a nivel de cuenta correntistas, ahorristas e inversionistas bursátiles nacionales y extranjeros. Por otro lado, algunas de las personas que pierdan sus trabajos, por necesidades económicas perfectamente pueden constituirse en potenciales colaboradores o informantes de agrupaciones locales o internacionales de cibercriminales.
Si analizamos lo que ha ocurrido con la “Comunidad de Servicios de Inteligencia” en nuestro país desde el “retorno a la democracia”, dicha “Comunidad” fue desbaratada y muy coartada en su accionar y en sus atribuciones necesarias de nivel estratégico, táctico y operativo. Del mismo modo, si consideramos que desde Piñera 2 nuestro país no cuenta con una Ley de Inteligencia; y finalmente, que la Ley de Delitos Informáticos vigente es una verdadera vergüenza. Nuestra capacidad de anticipar debilidades internas propias y amenazas externas, está muy disminuida.
Para efectos de Seguridad Nacional interna, económica, marítima, aérea, de fronteras terrestres, insulares y Antárticas, externa, y a nivel del ciberespacio, considerando que el eje de la política internacional está cambiando, desplazándose hacia el Océano Pacífico, las necesidades de protección de Información sensible y las necesidades de protección de los sistemas de tecnologías de la información, deben necesariamente adquirir un “Rango Constitucional” que considere las medidas, acciones, y sanciones pertinentes.
Adicionalmente, dentro de este “Rango Constitucional”, se debe crear una nueva “superestructura de Inteligencia” que permita que la información entre los miembros de la “Comunidad de Inteligencia” fluya debidamente entre ellos y sea canalizada por un “Ente Superior de Inteligencia Colegiado” que incluya, a lo menos, a los Directores de Servicio, los Presidentes del Senado y la Cámara, al Ministro del Interior y al Presidente, de tal manera de accionar oportunamente ante una amenaza, en vez de reaccionar tardíamente ante un desastre no detectado.
Un aporte de nuestro Pas Presidente Humberto Julio Reyes
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