Las temáticas asociadas a tecnología e innovación, generacionalmente, han causado enorme curiosidad, fundamentalmente porque cada día surgen nuevas formas para realizar disímiles tareas que van desde lo básico a lo más complejo.
Recientemente, Chile lanzó un nuevo satélite, constituyendo uno de los primeros en esta nueva constelación de “estrellas” que esperan posicionar nuevamente al país como pilar en la región, un lugar que había cedido hace tiempo, uniéndose así a la carrera iniciada por Brasil, Colombia, Perú, Argentina y otros.
No obstante, los avances tecnológicos no siempre van de la mano de consideraciones legales que cada país le otorga a dichos instrumentos. En este ámbito se encuentran los nuevos “ricos tecnológicos”, un espacio donde proliferan empresas unicornios que han puesto a disposición tecnologías avanzadas con alta capacidad de adaptación para emplearse en nuevos entornos de conflictos. La mayor evidencia es lo que sucede en la guerra Rusa-Ucraniana, y que previamente conocimos en Nagorno–Karabaj el 2020.
Al situarnos en el sector Defensa de algunos Estados regionales, esta clara manifestación tecnológica no ha permeado, suficientemente, en las capas decisionales para proyectos futuros. Sin embargo, en otras latitudes ya comienzan a surgir voces de alerta. En España ha sido la ministra de Defensa quien trazara como un eje primordial este tipo de intenciones, el cual debe ir de la mano con la Defensa.
Conviniendo que la tecnología procura entregar soluciones directas en nuevos entornos globales, habrá que admitir que la inteligencia artificial, en funciones específicas para la Defensa, fortalece los instrumentos que posee un Estado frente a posibles agresiones como ha quedado demostrado en el conflicto ruso-ucraniano.
La relevancia que ofrecen los desarrollos tecnológicos en el sector Defensa ha sido de tal magnitud que convendría revisar la historia de las civilizaciones para situarse en el lugar correspondiente.
Sin duda que los avances tecnológicos contribuirán, como otrora lo hicieron, a potenciar la defensa del futuro. No quedan espacios para continuar con el karma que la Defensa no es buen aliado de la tecnología.
Como CIEE consideramos fundamental reconocer el significado de reforzar alianzas, así como sintonizar la tecnología con Defensa. Y potenciar la industria pública y privada, con desarrollos tecnológicos que complementen planes para los próximos 30 años, constituye un desafío por asumir.
Definitivamente, los escenarios de conflicto actuales no son los mismos, y los del mañana serán completamente diferentes.
CIEE-ANEPE
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