LAS IDEOLOGÍAS VERSUS EL RACIOCINIO Y LA GESTIÓN.
Hemos recibido educación cívica y entendemos la función política de las FFAA. También hemos sido educados para cumplir nuestra misión al margen de la actividad política contingente. Por convicción y doctrina desconfiamos de los practicantes de ella.
Desde otra perspectiva, nuestra lógica de vida y de trabajo apunta a enfrentar problemas para resolverlos, a revisar todas las posibles alternativas y compararlas entre si desde múltiples ángulos para quedarnos con la más eficiente y luego transformar a la mejor de ellas en acciones para ser aplicada hasta la resolución del problema que nos fue encomendado.
En breve, la objetividad del análisis, la revisión de todas las posibles alternativas, su transformación en acciones concretas medibles, la valorización de los resultados y su análisis ex post para extraer experiencias y aprender de ellas, conforman la mentalidad naval (FF.AA.). La excusas no sirven, las explicaciones sobran, los fracasos se cobran y se pagan, la responsabilidad personal y profesional es el supervisor constante e inexorable de nuestras acciones. Nuestro compromiso es con el colectivo, la unidad, la organización táctica o administrativa, en último término, la Armada (FF.AA) y la Patria. Nunca con el interés personal.
Estas características nos mantiene alejados de la política y reacios a involucrarnos con ella y con los que la practican.
Pero olvidamos que, en nuestros días, en nuestra condición de Retiro y en nuestra Patria, “Si tú no te metes con la Política, la política, de todas maneras, se meterá contigo”.
Me parece que el eje de nuestro conflicto con la praxis política (que se cuela hasta lo social) es el choque entre nuestra formación orientada a la solución eficiente versus la ideología.
Se entiende por ideologías políticas a “los conjuntos de ideas o postulados fundamentales que caracterizan a los partidos políticos en relación a cómo deberían funcionar las instituciones de un Estado o una sociedad. Las ideologías políticas ofrecen un programa político y cultural para un determinado orden social. Una ideología política se ocupa de cómo debería distribuirse el poder y a cuáles fines debería dirigirse”.
Una ideología entonces es un conjunto de ideas preconcebidas para ser implantadas a una sociedad. Usualmente, cada ideología contiene ciertas ideas de lo que considera la mejor forma de gobierno (por ejemplo, la democracia, la teocracia, etc.), y el mejor sistema económico (por ejemplo, el capitalismo, el socialismo o comunismo, etc.). En ocasiones se usa la misma palabra para identificar una ideología y una de sus ideas principales.
Por ejemplo, el “socialismo” puede referirse a un modelo económico, o puede referirse a una ideología como sistema.
Finalmente, las ideologías políticas se clasifican en dos dimensiones:
Fines: Cómo debería funcionar u organizarse la sociedad.
Métodos: La manera (Estrategia) más apropiada para lograr este fin.
En el mundo actual, las ideologías han ido debilitándose en sus aspectos ideológicos o valóricos, en beneficio de la aceptación de un conjunto variable de derechos de las personas y de conductas sociales. Siguen más o menos sólidas en cuanto a los modelos económicos en que se sustentaría cada una de ellas.
En casi todo el mundo Occidental se han impuestos las ideologías democráticas y los sistemas económicos próximos al capitalismo.
En nuestro país, caso anormal, la ideología marxista (en su versión comunista) ha transitado desde el comunismo soviético, al castrismo, al socialismo democrático y recientemente el pos-marxismo o neo-marxismo en la versión de Laclau, identitario y populista, próximo al Peronismo argentino clásico. De todas maneras, una versión barroca y decadente del marxismo clásico, pero envuelta en un intenso populismo que, al llegar a mentes débiles, poco o mal educadas, aún ejerce atracción sobre algunos segmentos juveniles y de las “viudas” del marxismo tradicional, ya agónico.
Esta versión aplica como fines las mismas del marxismo tradicional – el control político de la sociedad por parte del partido comunista- y como estrategia, las mismas dos que ha aplicado siempre en Chile: el uso y abuso del sistema democrático, deformándolo y retorciéndolo hasta hacerlo irreconocible o el empleo de la fuerza y la violencia para imponerlo, cuando la oportunidad se presente.
La sociedad mundial y en ella la nuestra, está enfrentando una serie de cambios profundos que se suceden y superponen con alta velocidad, la informática, las comunicaciones de masas, la inteligencia artificial, la desaparición de las grandes fábricas de la Revolución Industrial y la paulatina desaparición de la Clase Obrera. La decadencia de las estructuras familiares y nacionales tradicionales, el abandono de las religiones y la aparición de rituales y creencias exóticas a nuestra cultura, nuevas formas de producción y comercialización, nuevas asociatividades, cambio de roles sociales tradicionales, supremacía de la clase media, imponiendo sus gustos, preferencias y tendencias. Concentración de la riqueza en pocas fortunas mundiales que se potencian con la globalización y la movilidad de personas, bienes y servicios. Desequilibrios geopolíticos y sociales, nuevas formas de guerra y nuevas armas, guerras de estados contra pueblos y guerras de pueblos contra pueblos, que parecían ya superadas, vuelven con gran letalidad.
En la lógica de estas ideas, todo este escenario muestra, sin duda, que cualquier idea, doctrina o ideología social, económica o política preconcebida, universal y apta para todos, en cualquier país o circunstancia, no tiene ningún destino, por el contrario es la Gestión, la adaptabilidad y la comprensión de la peculiaridad de cada caso, lo que hace la diferencia, es la capacidad de apreciar, entender y manejar cada caso en su propio valor y circunstancias y en el entendido que se construye sobre una base flotante,
móvil, variable y no completamente conocida. Los que triunfen en el control de estas habilidades y destrezas son los Estados, Países y Organizaciones de diversos tipos, los que prevalecerán y tendrán éxito.
Ahí está la fortaleza, la habilidad y la vocación que nos da “valor agregado” para liderar, participar, gestionar y movilizar personas, intelectos, recursos y voluntades en actividades fabriles, deportivas, sociales, gremiales, académicas, artísticas y muchas más.
Tenemos valor político, y alto. Podemos y debemos participar, no desde la perspectiva ideológica, sino que desde y para, la relación con el medio y la obtención de resultados.
Fernando Thauby García
Melosilla 2 de noviembre de 2023
Un aporte de nuestro Past Presidente Humberto Julio Reyes.
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