TRANSNACIONALES DEL CRIMEN: LOS GRUPOS QUE ATERRORIZAN A AMÉRICA LATINA
Bastián Díaz
La Tercera, 10/03/2024
Desde las cárceles de Sao Paulo y Torocón a las calles de Lima y Santiago, el crimen organizado ha ganado en escala en los últimos años, volviéndose toda una industria por fuera de la ley
Logística, infraestructura, convenios, inversión, franquicias, diversificación: las palabras que se usan para hablar de las pandillas y carteles latinoamericanos no son muy distintas a las de un negocio como cualquier otro.
El crimen organizado en nuestra región pasó de ser algo del barrio, a una verdadera industria continental que alimenta a miles de personas y preocupa a millones.
América Latina es, actualmente, la región con mayor proporción de homicidios relacionados al crimen organizado en el mundo: según InSight Crime, más del 50 % de los homicidios.
Ocho de los 10 países con más asesinatos en el planeta están en esta región, y son, sobre todo, los países con pandillas en conflicto los que han experimentado alzas en estos crímenes: Costa Rica y Ecuador, alguna vez países “isla”, han visto la violencia crecer en sus territorios, mientras que en México, lugar con carteles “consolidados”, esta violencia se estabiliza.
En entrevista con La Tercera, el director del Observatorio del Delito y la Violencia de Crimipol, Arturo Arango, asegura que las bandas latinoamericanas no se limitan al narcotráfico: “Aquí, básicamente hay que medir la delincuencia organizada, ya que se meten en tráfico de drogas, pero ese tráfico no implica que no haya otras actividades, como trata de personas, tráfico de armas, extorsión, secuestro, miseria ilegal y ciberdelito, e incluso actividades ecológicas, como pesca o siembra ilegal”.
A continuación, los principales grupos que operan en la región.
Tren de Aragua. Anteriormente controlado desde la prisión de Torocón, en el estado de Aragua, Venezuela, el Tren de Aragua lleva desde 2019 creciendo fuera de las fronteras de su país, explotando, sobre todo, a migrantes y diversificando sus actividades ya en otros cinco países: Colombia, Ecuador, Perú, Chile y Bolivia.
La “megabanda” es liderada por Héctor Rustherford Guerrero Flores, alias “Niño Guerrero”, que emergió como “pran” o jefe al interior de la cárcel, y que controlaba desde su celda los negocios en expansión del grupo.
Su influencia era tan grande dentro del penitenciario, que los líderes llegaron a contar con un zoológico y un club nocturno en plena prisión.
En septiembre del año pasado, luego de una intervención de los policías venezolanos en la cárcel, se supo que el “Niño Guerrero” se había escapado, levantando las alarmas en Chile y Perú, ambos países donde se podía esperar que el capo buscara refugio.
Arango asegura que el Tren de Aragua, aun teniendo lazos con el narcotráfico, tiene “otro enfoque operativo” si se le compara con bandas más tradicionales, como los carteles mexicanos.
“Se dedican más a la extorsión, el secuestro, el robo, el asesinato y la minería ilegal. Hay una diversificación en sus operaciones, pero que no se meten tan fuerte con el narcotráfico, porque tendrían conflictos, si no los tienen ya, o si ya tienen un pacto de no agresión con los carteles mexicanos. Aquí, básicamente la idea es la obtención de ingresos rápidos, con actividades que no necesitan gran inversión ni infraestructura: eso se lo dejan a los carteles mexicanos, que tienen el enfoque en el narcotráfico”, asegura el experto.
Respecto de su estructura, esta es menos jerárquica y más horizontal, con células más o menos independientes que van ocupando espacios con vacíos de poder: “El Tren de Aragua es de una violencia extrema, visible, con control e intimidación. Buscan imponer un orden paralelo al Estado, en tanto que los carteles mexicanos ya tendrían ese poder paralelo”, apunta Arango.
Por su parte, el presidente de IBI Consultants y asesor de la Coalición Internacional Contra Economías Ilícitas, Douglas Farah, coincide en este carácter más horizontal de la jerarquía del Tren de Aragua: “La diferencia está en el enfoque del grupo en dos sentidos: control territorial en vez de control de una sola ruta para un producto como la cocaína, y operaciones de franquicia de su marca, ‘el Tren de Aragua’, en diferentes países. Es más una red de grupos criminales en alianza que un cartel tradicional como Sinaloa. El Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) es una híbrida de ambos modelos”.
Mara Salvatrucha (MS-13). Nacida en los barrios de Los Ángeles en los 80, la Mara Salvatrucha ha expandido su control en los países del “Triángulo Norte” de Centroamérica (Guatemala, Honduras y El Salvador), y tiene presencia tanto en Estados Unidos y Canadá como en Europa.
Basada principalmente en la extorsión, esta pandilla fue la primera en recibir la calificación de “organización criminal transnacional” por la DEA (Administración de Control de Drogas de Estados Unidos), en 2012.
Si su origen era diáspora centroamericana en California, en los años 2000 sus miembros empezaron a volver, por miles, a El Salvador, donde se convirtieron en el actor delictual más importante del país.
En 2012 llegaron a tener un pacto conocido como “La Tregua”, donde el gobierno salvadoreño de entonces le daba beneficios a cambio de una disminución de los asesinatos. Este mismo mecanismo fue usado, también, como indican las investigaciones del medio El Faro, por el actual gobierno de Nayib Bukele: salidas irregulares de mareros de las cárceles, o traslados injustificados, son usados como moneda de cambio para que la agrupación criminal mantenga a raya los homicidios en el país.
Arango comenta respecto de este grupo: “Se caracterizan por la estructura descentralizada. Aunque tienen una identidad común, sus operaciones pueden estar variando, dependiendo de las oportunidades que vayan viendo: van evaluando si intimidan en alguna parte, si tienen promesa de protección, si tienen sentido de pertenencia. Y ya tienen presencia importante en ciudades estadounidenses, porque pueden ser vendedores, reclutadores, formar parte de las cadenas de distribución y tráfico de drogas en EE.UU., pero en convenio con las organizaciones criminales de México”.
Farah, por su parte, detalla: “Como el Primeiro Comando da Capital (PCC), tienen liderazgo en las cárceles, dominan el narcomenudeo y distribución interna, dan protección a narcos locales y protección de rutas. En Honduras ya se están convirtiendo en especie de cartel, con relaciones con CJNG y otros grupos para el trasiego de droga –cocaína, metanfetamina, precursores para otras drogas sintéticas– hacia México. También el MS-13 se ha diversificado, tomando control de la migración irregular, o sea, desplazando a los coyotes tradicionales para manejar las lucrativas rutas de migración”.
Primeiro Comando da Capital (PCC). Denominada la organización criminal más grande del continente, el PCC tiene su origen en la prisión de Taubaté, en São Paulo, durante los años 90.
Hoy en día, contaría con 40 mil miembros vitalicios y otros 60 mil contratistas, y recientemente se supo que tendrían contactos con delincuentes en Chile. Rivales e inspirados por el más histórico Comando Vermelho, hay miembros del PCC en la mayoría de los estados de Brasil, e incluso han expandido sus operaciones en Europa y Asia.
El PCC nació luego de una masacre carcelaria en 1992, cuando las fuerzas de seguridad brasileñas mataron a 100 prisioneros durante un motín en Carandiru.
De ahí, ocho reos que fueron trasladados a Tabauté conformaron el grupo con el objetivo inicial de reclamar justicia por la masacre y presionar por mejores condiciones carcelarias. Desde ese momento, la pandilla creció y expandió sus actividades, pasando de robos y motines en las cárceles al tráfico transnacional de drogas, tráfico de armas y minería ilegal, entre otros.
Con una historia organizando grandes rebeliones en los centros penitenciarios, el grupo contaría con un brazo “armado” y otro “político”, liderado por Marco Herbas, alias Marcola.
Un artículo de Le Monde Diplomatique asegura respecto al jefe: “Discreto y considerado un individuo culto, cuya leyenda dice que leyó más de dos mil libros, jamás habló con la prensa”.
Según Insight Crime, el grupo tiene vínculos con la ‘Ndrangheta’ italiana y lava dinero en países como China. “El grupo desarrolló un complejo sistema de franquicias, donde sus miembros, muchos de ellos reclutados en las cárceles del país, se organizan y operan en grupos locales dentro y fuera de las prisiones. También pagan cuotas para financiar abogados o corromper policías, al igual que para la compra de armas y drogas bajo el amparo de la cúpula”, indica el portal.
Esta semana se supo que la Fiscalía Brasileña habría encontrado, luego de incautar teléfonos en cárceles de São Paulo, conexión entre el PCC y delincuentes chilenos. Desde Canal 13 accedieron a la declaración de un condenado chileno que asegura que él y al menos otras 15 personas tendrían vínculos con la banda brasileña en nuestro país.
Respecto a su alcance en la región, Arango comenta: “Aunque tiene su base en Brasil, su influencia se expande a Paraguay, Bolivia, Perú, Colombia, Venezuela, Ecuador. Tienen una estructura de células autónomas, donde operan independientemente, a diferencia de la estructura jerárquica más mexicana, lo que los hace difíciles de infiltrar y desmantelar. Usan intimidación, violencia y corrupción para mantener su influencia”.
“Tiene nexos con grupos de narcotráfico en África y Europa, en las excolonias de habla portuguesa, dígase Angola y Mozambique. Es un grupo con los lideres más importantes en las cárceles, pero con operaciones en múltiples continentes. Tiene un brazo armado bien organizado, con una vista a la expansión como cartel a nivel mundial”, señala por su parte Farah.
Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Cartel de Sinaloa. Los dos grandes carteles mexicanos están en la vanguardia del narcotráfico latinoamericano, siendo los principales vendedores de drogas en Estados Unidos y Europa.
El Cartel de Sinaloa, indica InSight Crime, consolidó su posición como el principal traficante de fentanilo desde México, la droga altamente adictiva y dañina que ha venido matado a miles en las ciudades del norte de Estados Unidos.
Ambos carteles, siendo rivales, tienen contactos y tratos con distintas organizaciones criminales en el resto de Latinoamérica y, en particular, con las dos bandas que hoy por hoy están protagonizando el conflicto interno en Ecuador: Los Choneros, aliados con Sinaloa, y Los Lobos, aliados con el CJNG.
Durante 2023 se detuvo en Chile a personas que pertenecerían a ambos carteles: dos hermanos en Iquique, por el Cartel de Sinaloa, y uno en Melipilla, por el CJNG, por delitos de infracción a la Ley de Armas y Ley de Drogas.
Arango comenta al respecto: “Son las dos organizaciones más poderosas de México y que tienen una significativa presencia internacional. Eso depende de sus alianzas y estrategias, en las que mantienen su posicionamiento vertical, que les permite operar bajo intereses y directrices del cartel. Ellas hacen alianzas con carteles de los países donde operan, y por eso creo que han ido haciendo convenios no escritos con el PCC, el ELN y otros. Eso les permite mantener la logística y la seguridad para el tráfico de drogas desde América Latina a Estados Unidos, Europa y Asia. Utilizan países como puntos de tránsito y finales”.
“CJNG es ya claramente el cartel dominante, con presencia en tierra en Ecuador, Colombia, Bolivia, Perú, Venezuela, Paraguay y hasta Argentina. Opera controlando la fabricación y rutas de exportación y distribución. En Ecuador controlan centros de acopio en la costa, acceso a disidencias de las FARC y otros grupos nuevos, y presencia en Guayaquil, para acceso al puerto. Operan como los facilitadores del movimiento, con servicios especializados en mover producto y lavar dinero”, indica, por su parte, Farah.
Ejército de Liberación Nacional (ELN). La guerrilla, que hace décadas protagoniza el conflicto armado en Colombia, junto con el Estado y las FARC, goza en este momento de dos ventajas: un cese el fuego negociado con Bogotá y protección en el territorio venezolano. A pesar de eso, el grupo sigue teniendo enfrentamientos con otros grupos rivales, como los gaitanistas y las disidencias FARC.
Si en un principio el grupo tenía intereses políticos, hoy en día su principal actividad es el narcotráfico, controlando la mayoría de los cruces fronterizos entre Colombia y Venezuela.
Respecto de su rol en el narcotráfico latinoamericano, Arango comenta: “Eran grupos guerrilleros que se inspiraban de la revolución cubana, que buscaban cambios sociales. Finalmente evolucionaron y el narcotráfico es una parte significativa de sus operaciones. Van a decir que tienen ideología, pero han participado en la imposición de impuestos, operación de rutas de tráfico, participación en el narco y en los convenios y contactos que han tenido con organizaciones mexicanas, lo que básicamente ha mantenido su lucha armada y sus estructuras”.
En ese sentido, Arango afirma que en su territorio están los principales productos de coca y los laboratorios de procesamiento de drogas.
Farah, por su parte, indica que la guerrilla ya habría dejado atrás sus objetivos políticos: “El ELN siempre ha tenido contacto con el narcotráfico, pero no control de rutas. Hoy se dedica más a la minería de oro ilícito en Venezuela y proteger al régimen de Maduro que lazos de producción y exportación de cocaína. Como ya la ideología ha perdido vigencia y el marxismo ha fracasado en todo el mundo, su meta es netamente económica y el control de recursos para autofinanciarse. No van a tomar el poder en Colombia…”.
Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel
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