Cantineras, matronas y viudas
Francisco Bartolucci Johnston
Abogado y profesor universitario
Abogado y profesor universitario
Inspirado e informado por un video que por estos días circula en las redes sociales, y con motivo de celebrarse este mes de marzo del “Día Internacional
de la Mujer” quiero en esta columna rendir mi homenaje a la mujer chilena recordando aquellas que destacaron en la Guerra del Pacífico por su sacrificio y
amor a Chile. Me refiero a las Cantineras, a las Matronas y a las viudas de aquella gesta bélica que es y será orgullo patrio.
Las Cantineras, audaces y guerreras, fueron aquellas mujeres que acompañaron al ejército chileno en campaña para cumplir tareas de asistencia en el Servicio Sanitario del ejército tales como enfermería, cuidar heridos o surtir de agua y proveer de municiones a las tropas en combate. No pocas combatieron fusil en mano a la par con los soldados y algunas cayeron en el campo de batalla.
Entre los nombres que destacan surgen los de Irene Morales que alcanzó el grado de sargento segundo otorgado como reconocimiento a los múltiples servicios prestados durante la guerra; fue ella quien el 14 de febrero de 1879 en la gesta de la toma de Antofagasta subió al techo de la Prefectura para descolgar el escudo boliviano.
Otros nombres de Cantineras que han pasado a la historia son: Filomena Valenzuela, Cantinera del primer batallón del Regimiento Atacama, que cumplió
importantes tareas de enfermería y apoyo emocional a los soldados; Juana López, Cantinera del Regimiento movilizado Valparaíso N°2, quien combatió fusil en mano y entró a Lima con la espada de un oficial enemigo declarando “Viva Chile, sobre esta espada que nunca jamás Chile sea vencido”; María Quiteria Ramírez, Cantinera del 2do. de Línea quién participó activamente en las batallas de Tarapacá y Chorrillos; Belarmina Herrera, cabo segundo del 4to de Línea, que tomó parte en el asalto y toma de Pisagua, en las batallas de Dolores y Tacna, en el asalto y toma del Morro de Arica y en las batallas de Chorrillos y Miraflores; y tantas otras mujeres Cantineras que desde el anonimato apoyaron y alentaron a nuestros soldados en el campo de batalla.
También hubo mujeres heroínas que junto a los soldados murieron en combate defendiendo el pabellón patrio. De sus nombres han quedado guardados en la historia los de Susana Montenegro, Rosa Ramírez y Leonor Solar del Regimiento Segundo de Línea fallecidas durante la batalla de Tarapacá el 27 de noviembre de 1879.
La mujer chilena no sólo participó en las acciones bélicas de la Guerra del Pacífico desde el campo de batalla, las hubo también de la clase dirigente, llamadas Matronas, que lo hicieron desde el país, apoyando y beneficiando a los heridos, viudas, huérfanos y familias desamparadas como causa de la guerra.
Recordemos los nombres de Dolores Vicuña de Morandé fundadora de la “Sociedad del Perpetuo Socorro” para proteger y ayudar a las madres e hijos de las víctimas de la guerra; Juana Ross de Edwards que dio protección a los heridos, viudas y huérfanos de los soldados caídos en batalla y entregó importantes donativos al Gobierno; Isidora Goyenechea que desde su condición de empresaria contribuyó con el Gobierno aportando su flota de barcos y manteniendo en funcionamiento sus minas de carbón de Lota para asegurar el combustible necesario para la flota chilena; Victoria Subercaseux, quien inspiró la formación de la sociedad “La Protectora” en apoyo a los combatientes de la Guerra del Pacífico. Terminada la guerra continuó apoyando a los “Veteranos del 79” y a la “Sociedad de Inválidos”.
Finalmente, no es posible olvidar a las mujeres viudas que durante y después de la guerra debieron solas sacar adelante sus familias, sobrellevando el dolor de la ausencia o pérdida de sus maridos, valientes soldados que se ausentaron para luchar por nuestra patria, tantos de los cuales nunca volvieron.
Con este recuerdo, mi saludo a la mujer chilena en esta efeméride
de la Mujer” quiero en esta columna rendir mi homenaje a la mujer chilena recordando aquellas que destacaron en la Guerra del Pacífico por su sacrificio y
amor a Chile. Me refiero a las Cantineras, a las Matronas y a las viudas de aquella gesta bélica que es y será orgullo patrio.
Las Cantineras, audaces y guerreras, fueron aquellas mujeres que acompañaron al ejército chileno en campaña para cumplir tareas de asistencia en el Servicio Sanitario del ejército tales como enfermería, cuidar heridos o surtir de agua y proveer de municiones a las tropas en combate. No pocas combatieron fusil en mano a la par con los soldados y algunas cayeron en el campo de batalla.
Entre los nombres que destacan surgen los de Irene Morales que alcanzó el grado de sargento segundo otorgado como reconocimiento a los múltiples servicios prestados durante la guerra; fue ella quien el 14 de febrero de 1879 en la gesta de la toma de Antofagasta subió al techo de la Prefectura para descolgar el escudo boliviano.
Otros nombres de Cantineras que han pasado a la historia son: Filomena Valenzuela, Cantinera del primer batallón del Regimiento Atacama, que cumplió
importantes tareas de enfermería y apoyo emocional a los soldados; Juana López, Cantinera del Regimiento movilizado Valparaíso N°2, quien combatió fusil en mano y entró a Lima con la espada de un oficial enemigo declarando “Viva Chile, sobre esta espada que nunca jamás Chile sea vencido”; María Quiteria Ramírez, Cantinera del 2do. de Línea quién participó activamente en las batallas de Tarapacá y Chorrillos; Belarmina Herrera, cabo segundo del 4to de Línea, que tomó parte en el asalto y toma de Pisagua, en las batallas de Dolores y Tacna, en el asalto y toma del Morro de Arica y en las batallas de Chorrillos y Miraflores; y tantas otras mujeres Cantineras que desde el anonimato apoyaron y alentaron a nuestros soldados en el campo de batalla.
También hubo mujeres heroínas que junto a los soldados murieron en combate defendiendo el pabellón patrio. De sus nombres han quedado guardados en la historia los de Susana Montenegro, Rosa Ramírez y Leonor Solar del Regimiento Segundo de Línea fallecidas durante la batalla de Tarapacá el 27 de noviembre de 1879.
La mujer chilena no sólo participó en las acciones bélicas de la Guerra del Pacífico desde el campo de batalla, las hubo también de la clase dirigente, llamadas Matronas, que lo hicieron desde el país, apoyando y beneficiando a los heridos, viudas, huérfanos y familias desamparadas como causa de la guerra.
Recordemos los nombres de Dolores Vicuña de Morandé fundadora de la “Sociedad del Perpetuo Socorro” para proteger y ayudar a las madres e hijos de las víctimas de la guerra; Juana Ross de Edwards que dio protección a los heridos, viudas y huérfanos de los soldados caídos en batalla y entregó importantes donativos al Gobierno; Isidora Goyenechea que desde su condición de empresaria contribuyó con el Gobierno aportando su flota de barcos y manteniendo en funcionamiento sus minas de carbón de Lota para asegurar el combustible necesario para la flota chilena; Victoria Subercaseux, quien inspiró la formación de la sociedad “La Protectora” en apoyo a los combatientes de la Guerra del Pacífico. Terminada la guerra continuó apoyando a los “Veteranos del 79” y a la “Sociedad de Inválidos”.
Finalmente, no es posible olvidar a las mujeres viudas que durante y después de la guerra debieron solas sacar adelante sus familias, sobrellevando el dolor de la ausencia o pérdida de sus maridos, valientes soldados que se ausentaron para luchar por nuestra patria, tantos de los cuales nunca volvieron.
Con este recuerdo, mi saludo a la mujer chilena en esta efeméride
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