Efemerides, News

Tierra. Mario Barrientos Ossa. (nuevo aniversario del descubrimiento de América)

                       ¡TIERRA!

Mario Barrientos Ossa.

El cadencioso mecerse de la pequeña nave al ritmo del oleaje, hacía que Rodrigo se adormeciera, a pesar del frío y húmedo amanecer, al cual sucedían luego cálidos soles. Luchaba por no dormirse, pero esa fatigante actitud lo mantenía igualmente en una vigilia estremecida por ramalazos de imágenes que cruzaban su mente, perdiendo la noción de la realidad.

A ratos, veía entre vaporosas nubes su lejana Triana, el solar del abuelo, los cerdos comiendo bellotas, con los cuales tanto trabajó antes de hacerse a la mar, seducido por el oro de Catay o Cipango.

De pronto, estridentes notas le hacían verse en una cantina de algún lejano poblado, mientras las faldas de las bailarinas se encumbraban y mostraban, ¡audaces ellas!, una parte de sus robustas piernas castellanas, y Rodrigo se veía empinando con fruición en una tosca bota un cálido chorro de rojo vino riojano.

Estaba allí, en la cofa, estrecho recinto, en que sus piernas se entumecían, al estar tantas horas en esa estrechez, en la punta del mástil, al cual se amarraba, acostumbrado al bamboleo que al comienzo lo aterraba y mareaba.

Cabeceaba la frágil embarcación, y el palo se iba de lado a lado, y el muchacho sentía franco terror de caer desde la altura hacia el mar, camino al Más Allá.

Y su mente afiebrada, pesada de sueño, lo llevaba a la lejana Tule, se veía cayendo en el abismo infernal, eterno, entre grifos y dragones llameantes, con la nave y toda la tripulación, y el grito que emanaba de sus entrañas lo hacía volver a esa media realidad en que llevaba tantas jornadas.

Se había hecho la convicción de que sus ojos entelados verían uno de estos días, ¡por fin!, las ansiadas costas de Catay o Cipango, luego de tan largo viaje. Se acordó del Almirante, cuyo rostro empalidecía en cada nueva jornada en que el mar se eternizaba y la tierra no aparecía, y que lo contemplaba desde la cubierta, ansioso de oír el esperado grito con que soñaba.

Se echó hacia atrás, entumecido, se restregó los ojos y entre un bamboleo y otro, los clavó en la distancia, hambriento de ver lo que anhelaba. Las estrellas se diluían en un resplandor que anunciaba que muy pronto el astro rey asomaría con su carro de fuego, elevando las temperaturas a niveles asfixiantes.

Entre un banco de alba neblina que se insinuaba hacia estribor, le pareció ver una línea oscura que se difuminaba entre el mar y el cielo, no, no lo pudo creer, sus ojos se entrecerraban de fatiga, comenzaba a caer otra vez en su endemoniada duermevela, cuando no, esta vez sus ojos divisaron algo concreto, y su voz, gutural, estremecida, mientras el corazón latía de júbilo, rasgó por primera vez esos aires nuevos, con una voz castellana que proclamaba la feliz nueva: ¡TIERRA!

Con motivo de celebrarse un nuevo aniversario del Descubrimiento de América, se comparte  esta alegoría del momento en que Rodrigo de Triana ve, por primera vez, tierras americanas.

Fuente imagen: BlogsConoce EspañaHistoria y cultura

Un aporte de nuestro Pas Presidente Gustavo Basso Cancino

 

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

 

 

Columna de Opinión, News

Héroes y villanos: no nos olvidemos. Gerardo Varela

                                             Héroes y villanos: no nos olvidemos

Gerardo Varela

No nos olvidemos que a los violentistas de la primera línea la izquierda les rindió homenaje en el Congreso. Ni de los indultos a delincuentes condenados por la justicia y perdonados por este gobierno.

Se cumplieron 5 años desde el fallido golpe de Estado al Presidente Piñera. Cuando estamos ad portas de una elección, es bueno recordar y agradecer a aquellos que nunca perdieron el norte, personas como Carlos Peña o Cristián Warnken, que, contrariando a muchos de su sector, no se entusiasmaron con la violencia octubrista y defendieron el Estado de derecho y las reglas deliberativas de la democracia.

No nos olvidemos de Sergio Micco, que se mantuvo sereno y estoico, defendiendo la dignidad humana, pero sin cohonestar mentiras y evitando que los DD.HH. fueran mal usados para derribar un gobierno legítimo.

No nos olvidemos que mientras muchos nos refugiábamos en nuestras casas, valientes como Cubillos, Cantuarias y tantos otros dieron la cara y pusieron el pecho todos los días en una convención constituyente donde solo conocieron de insultos, humillaciones y funas.

No nos olvidemos de los cuatro mil carabineros heridos y de aquellos uniformados presos o perseguidos por la justicia como Maturana, Crespo, Zamora y Robledo, que por defendernos a todos debieron enfrentar el poder del Estado que los persiguió inmisericordemente.

No nos olvidemos de los infantes de marina rodeando la estatua de Prat para que no siguiera el mismo destino que la del general Baquedano, héroe invicto traicionado por sus compatriotas.

No nos olvidemos de Tonka, Julio César Rodríguez y otras figuras de la farándula que desde su influencia, riqueza y frivolidad transformaban en héroes a los que quemaban y saqueaban y en villanos a los uniformados que en jornadas extenuantes enfrentaban a pirómanos y saqueadores. No nos olvidemos de Irací insultando al Presidente Piñera y las pseudofeministas tratando de violadores a los hombres mientras cantaban “put… mara… pero nunca paca”. Y recordemos a valientes como el actor Cristián de la Fuente que arriesgó su popularidad e imagen para defender lo que era correcto.

No nos olvidemos que a los violentistas de la primera línea la izquierda les rindió homenaje en el Congreso. Ni de los indultos a delincuentes condenados por la justicia y perdonados por este gobierno. No nos olvidemos de las fundaciones truchas, las autodonaciones y los falsos enfermos de cáncer. No nos olvidemos del recurso nazi “El que baila pasa”, que contaba con el apoyo de quienes nos gobiernan y de los ciclistas tan furiosos como organizados que circulaban agrediendo y funando.

No nos olvidemos de gente que se atrevió a cruzar el pasillo y apoyar el rechazo de esa Constitución antidemocrática, que nos propuso la convención octubrista. Ahí estuvieron Matías Walker, Ximena Rincón y Mario Waissbluth, que no se equivocaron en defender la unidad del país y la democracia representativa. No nos olvidemos del gobernador Claudio Orrego, que estuvo por aprobar ese proyecto que nos hubiera condenado al subdesarrollo y a la confrontación y recordemos que su rival Francisco “Pancho” Orrego fue de los mayores defensores del orden constitucional.

No nos olvidemos que el discurso del odio y nuestra decadencia económica y estancamiento social empezaron con Bachelet 2. Ella cambió el sistema político que hoy hace agua, el sistema tributario que castiga la inversión y reformó la educación dañando por igual la pública y la privada.

Tampoco se nos olvide que quienes nos gobiernan han conmemorado el 18 de octubre los 4 años anteriores, y solo ahora, en vísperas de elecciones y cuando el octubrismo ha caído en total descrédito, no contemplan celebración alguna.

Los chilenos tenemos mala memoria y por eso me permito recordárselos a todos los que se enfrentan a votar en una elección que como nunca en Santiago, Puente Alto, Viña, Las Condes, Maipú, la RM y la V Región permite elegir entre los que apoyaron la violencia, la mentira y la refundación y los que la condenaron y defendieron el Estado de derecho. Si no queremos que se repita el octubrismo y sus secuelas de indultos e ineptitud, no apoyemos a los que veían dignidad en la violencia y apoyemos a los que la condenaron sin peros ni pudores.

Fuente: El Mercurio, cuerpo C2. 12 de octubre 2024

Un aporte del Director Hernán Tapia

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