LOS PENDIENTES DE LA DERECHA CON MILITARES
Y POLICÍAS
Richard Kouyoumdjian I. – El Líbero, 13/11/2024
La posibilidad de que el próximo gobierno sea de derecha es alta. Hay por lo menos cuatro candidatos confirmados, Evelyn Matthei, José Antonio Kast, Rodolfo Carter y Johannes Kaiser, y quién sabe si sale alguien más a disputar la primera magistratura. Se habló en su minuto de Ximena Rincón, pero de ella no se ha sabido mucho en tiempos recientes.
Espero que haya algún tipo de acuerdo como los que se están dando para las posiciones de gobernadores, y que la derecha logre también una contundente victoria en el Parlamento, objeto evitar que el próximo gobierno tenga las limitaciones que se experimentaron en los dos gobiernos de Sebastián Piñera.
Las instituciones militares gozan de alto prestigio y reconocimiento ciudadano. Es hora de que seamos consecuentes con ellas, con los soldados, marinos, aviadores y carabineros del presente, pero por sobre todo con los que pagan con cárcel el haber sido uniformados en 1973. |
Muchos piensan que los militares y policías votan por la derecha, y quizás no están equivocados, pero no es algo que se pueda tomar por seguro como lo demuestra la historia de los últimos 100 años de Chile.
Se podría decir que en cierta manera se asemejan al corporativismo, ya que tienden a defender sus intereses más que casarse con alguna doctrina política. Dado que su actuar es más conservador tienden a tener puntos comunes con lo valórico que se encuentra en la derecha.
Dicho lo anterior, el mundo militar en cierta medida se siente traicionado por el mundo político de derecha. Siempre hay excepciones como puede ser actualmente con los Republicanos y el partido en formación de Johannes Kaiser, el Nacional Libertario, quienes han captado mejor sus reclamos relacionados con el pasado, pero que debido a que no son mayoría, no logran resolver lo que se les pide, especialmente lo referido a los presos militares de la época del gobierno militar.
Sebastián Piñera en su minuto buscó sus votos, pero durante sus gobiernos no hubo avances respecto del pasado, incluso para peor, en su primer gobierno reabrieron causas de derechos humanos que actualmente tienen a muchos en condición de procesados o inculpados, en la cárcel o ingresando a la cárcel a edades avanzadas.
En su segundo gobierno les pidió salir a la calle durante el ahora llamado “estallido delictual”, pero no se hizo cargo de la responsabilidad de haberlos enviado a controlar el orden público. Tenemos a varios militares y carabineros tras las rejas, como los emblemáticos casos del capitán Maturana, el soldado Robledo, y así muchos otros más.
Con esos antecedentes es de esperar que no salgan a realizar campaña o dar su voto por quienes ellos consideran son los sucesores del Presidente Piñera, pero tampoco implica que estén cerrados a escuchar qué tienen que decir Evelyn Matthei y Rodolfo Carter tanto de los presos militares del pasado, como también por los que están afectados por los esfuerzos de un Ministerio Público proizquierda acompañado de tribunales que profesan las mismas ideologías para los casos relacionados al estallido delictual de octubre de 2019 y meses posteriores.
Los militares del pasado suman más de 400 entre Punta Peuco, Colina 1 y otros penales. Hay varios cientos más que podrían sufrir el mismo destino a pesar de los años que tienen.
Los que están presos están en condiciones inhumanas, hacinados y en muchos casos durmiendo en colchones en pasillos o el comedor. Gendarmería los trata mal, como también a sus parientes y quienes los van a visitar.
Como que para ellos aplicara el dicho sin perdón ni olvido, pero 50 años después estamos hablando de los que cumplían órdenes y en la época eran oficiales subalternos, clases y conscriptos. Ellos en la mayor parte de los casos están en la cárcel por haber sido militares en 1973 y con ellos la izquierda está descargando su accionar.
Excepto por los antes mencionados, la derecha los tiene abandonados. Los esfuerzos legislativos y legales han tenido poco resultado, y de no ser por unos pocos abogados, quién sabe en qué condición estarían.
Son los chivos expiatorios de Chile, condición que muchos y en especial sus familias no están dispuestas a seguir permitiendo, y, dicho sea de paso, tienen hijos e hijas, nietos que actualmente integran las Fuerzas Armadas, estando muy conscientes de lo que está pasando con sus parientes, y, por ende, quizás no muy dispuestos a salvar a quienes los mandan a poner orden.
Los militares y policías de los tiempos presentes tampoco se sienten necesariamente apoyados por todos los políticos de derecha. Principalmente reciben ayuda de organizaciones de la sociedad civil que se establecen para ayudarlos como es el caso de YAAC o la fundación “Nos importan”, o de ellos mismo como es el caso del comandante Crespo.
Los políticos de derecha normalmente levantan la voz en la prensa, pero no es mucho más que eso, y es por eso mismo, que tanto respecto de los del pasado como los del presente quieren saber cuántos puntos calzan y qué pueden esperar de Evelyn Matthei, Rodolfo Carter y eventualmente Ximena Rincón si es que se presenta a una primaria.
Las posiciones que establezcan en esta materia serán observadas con detalle, y claramente pueden condicionar la acción de las instituciones respecto del orden público que siempre se desordena cuando la derecha es gobierno y la izquierda oposición.
No sería de extrañar que un gran movimiento militar tome forma para defender a los que nos defienden, a los que juraron dar la vida por Chile y los chilenos. Los tiempos han cambiado y lo anterior es mucho más viable que hace un par de años. Hay más conciencia del valor de los militares y los policías, los que no se sienten valorados y cuidados como ellos esperan.
Capítulo aparte, y para cerrar esta columna, sería adecuado darles a los militares y policías del ahora los presupuestos que necesitan para operar, proteger, y cuidar a Chile y sus habitantes. En eso los políticos de derecha podrían colocar tiempo y esfuerzo.
Invertir en las Fuerzas Armadas y su gente está demostrado que paga, pero paga más aún cuando se trata de los que están pagando con cárcel el haber sido militares o policías, sea hace 50 o 5 años atrás.
Las instituciones militares gozan de alto prestigio y reconocimiento ciudadano. Es hora de que seamos consecuentes con ellas, con los soldados, marinos, aviadores y carabineros del presente, pero por sobre todo con los que pagan con cárcel el haber sido uniformados en 1973, para los cuales la izquierda, el INDH y los tribunales niegan sus derechos humanos y los tratan de la peor de las formas, como que no fueran humanos.
Hora de saber qué puntos calzan en estas materias nuestros líderes políticos, y si el tema es importante o no para ellos.
Un aporte del director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel