HISTORIA MILITAR Y HÉROES OLVIDADOS, News

Veteranos de la Guerra del Pacífico. Jorge Villarroel Carmona

                                                   𝗩𝗘𝗧𝗘𝗥𝗔𝗡𝗢𝗦 𝗘𝗡 𝗟𝗔 𝗚𝗨𝗘𝗥𝗥𝗔 𝗗𝗘𝗟 𝗣𝗔𝗖𝗜𝗙𝗜𝗖𝗢.

Mucho se ha escrito sobre el monumento del General Baquedano y la tumba del soldado desconocido.
Existe la equivoca idea que el monumento del insigne general instalado en la plaza ovalada de providencia, fue puesta ahí, porque se trataba del gobierno encabezado por el general Ibañez, entonces la atribuyen al militarismo. Desconocen por cierto, que la idea surgió antes, en el gobierno de Barros Luco y luego consolidada con Arturo Alessandri, quien, sostenía la existencia de una deuda con nuestros héroes, y la obra se encargó nada menos al destacado escultor y ex director de la escuela de bellas artes don Virginio Arias Cruz, con placas en relieve que resaltaran las batallas en su plinto, por tanto se destaca implícitamente el heroísmo de nuestros veteranos, haciendo en su conjunto un homenaje a todos y su orientación mirando hacia el poniente, representaba la sempiterna protección a Chile.
El Estado de Chile en su momento negó el sustento en vida para muchos veteranos y había que remendar la afrenta, de ahí que el 18 de septiembre de 1928 concurrieron cientos de veteranos a la inauguración. En 1931, agregan la tumba del soldado desconocido, para ratificar el homenaje a todos los veteranos.
Lo triste que hoy el Estado vuelve a reincidir, negando ahora, “la memoria” para esos más de 55 mil civiles quienes no dudaron un minuto en ser movilizados integrando el Ejército, por amor a Chile.

JORGE VILLARROEL CARMONA
Presidente del Círculo Ignacio Carrera Pinto

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

News, RELACIONES INTERNACIONALES Y SEGURIDAD

Ni caza ni invisibe. El ridículo del caza Iraní del futuro: Maqueta de Dron para un portaviones de juguete. Omar Kardoudi. El Confidencial

                                                                                 NI CAZA NI INVISIBLE. EL RIDÍCULO DEL CAZA IRANÍ

                                                                                        DEL FUTURO: MAQUETAS DE DRON PARA UN

                                                                                         PORTAVIONES DE JUGUETE

Omar Kardoudi – El Confidencial, 13/02/2025

 

Tras años sin hablar del desarrollo de lo que sería su primer caza de 5ª generación, irán acaba de compartir nuevas imágenes que muestran lo lejos que están de conseguirlo

Hace una década, Irán mostraba al mundo su primer caza de combate invisible de 5ª generación, el Qaher 313. Más de 13 años después, el Ejército de la República Islámica de Irán no solo no ha sido capaz todavía de hacerlo volar, sino que su última versión tiene casi la mitad de tamaño que el original y no tiene espacio para un piloto. No es un caza. Es un dron.

La versión a escala y sin piloto del Qaher 313 se llama JAS-313 y hace pocos días se le vio despegando del Shahid Bahman Bagher, un buque portacontenedores que han reconvertido en portadrones añadiendo una cubierta inclinada, cuatro cables de frenado y una capa de pintura gris.

La transformación del Qaher 313. El prototipo del Qaher 313, conocido como el F-313, se presentó durante el aniversario de la Revolución Islámica en 2013. Los medios estatales iraníes mostraron imágenes del “primer caza invisible en vuelo” que levantaron las sospechas de los analistas. Sus peculiares características se alejan bastante de lo que tiene que ser un caza de 5ª generación.

Según explicaba en la época David Cenciotti, experto en aviación militar y fundador del medio especializado, The Aviationist: “el tamaño del avión es extraño. La cabina parece demasiado pequeña, tanto que un piloto normal no cabría en el asiento eyectable. Una foto muestra al piloto con las rodillas comprimidas por encima de los bordes laterales de la cabina y el casco sobresaliendo mucho más allá de la almohadilla para la cabeza del asiento eyectable”.

Además, cuenta Cenciotti, el avión parecía de plástico. Carecía de los remaches y pernos que vemos en todos los aviones de este tipo, incluidos los furtivos, y las tomas de aire parecían demasiado pequeñas.

Tampoco tenía tobera para que escapasen los gases del motor, por lo que si hubiera alcanzado la temperatura normal de funcionamiento, es muy probable que se hubiera derretido como una vela.

Los cazas de combate de 5ª generación, como el F-35 americano o el Chengdu J-20 chino, comparten unas características que lo alejan de lo descrito por el analista.

Estos aviones tienen una avanzada capacidad de sigilo, sistemas de guerra en red y aviónica de última generación, una gran maniobrabilidad o la capacidad para mantener el vuelo a velocidades supersónicas.

La diferencia entre el Qaher 313 y los aviones avanzados actuales es tan grande que hasta los mismos medios iraníes acabaron reconociendo más tarde que el avión que aparecía en las imágenes era en realidad una maqueta a escala manejada a control remoto.

El rediseño de 2017. Nuevas imágenes aparecieron en 2017 mostrando una nueva versión del Qaher. El nuevo prototipo mantenía su forma original, pero mejoraba la versión de 2013 con una cabina mayor para que un piloto estuviera sentado cómodamente en su asiento eyectable y una doble tobera de escape.

“Aunque el nuevo prototipo no es una completa tomadura de pelo como su predecesor, sigue siendo bastante difícil decir si será capaz de despegar y aterrizar con seguridad sin más modificaciones”, explicaba el analista.

“Las tomas de aire siguen pareciendo más pequeñas de lo normal (como ya se comentó en 2013, recuerdan a las de los drones/aviones de combate no tripulados actuales); el ala también es pequeña y presenta el peculiar diseño con la sección externa inclinada hacia abajo cuya eficiencia no está clara”.

A pesar de lo visto con el desarrollo del Qaher, Irán ha demostrado que es capaz de producir drones de gran calidad como el Shahid-136, el Mohajer-6 y Arash-2, claves para Rusia en su invasión de Ucrania.

Por lo que muchos en Irán argumentan que el F-313 nunca se planteó como un caza avanzado, sino como un dron.

Ni caza ni furtivo. Lo que hemos visto protagonizando las últimas imágenes distribuidas desde Teherán es, desde luego, un dron. El vídeo muestra al pequeño JAS-313 en acción, aunque bien podría ser una maqueta de aeromodelismo despegando y aterrizando por la rampa del Shahid Bahman Bagher.

En cubierta, también se aprecia la presencia de otros vehículos, como algunos aviones mucho más grandes que se asemejan sospechosamente a los antiguos F-313. Aunque estos no se mueven.

“Más que un vehículo aéreo no tripulado estándar, parece un modelo a escala pilotado a mucha distancia”, concluye Cenciotti. “El papel del JAS-313 no está claro, aparte de su evidente uso como propaganda interna”.

Un aporte del director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

 

 

 

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

 

News, RELACIONES INTERNACIONALES Y SEGURIDAD

Revisando la última guerra entre Estados en Latinoamérica: Ecuador-Perú (1995). Juan Pablo Toro. AthenaLab

                                                                          REVISITANDO LA ÚLTIMA GUERRA ENTRE ESTADOS

                                                                             EN LATINOAMÉRICA: ECUADOR-PERÚ (1995)

Juan Pablo Toro – AthenaLab, 04/02/2025

Hace justo tres décadas, Ecuador y Perú protagonizaron un breve y acotado conflicto en la selva amazónica, que incluyó fuego de artillería y derribo de aeronaves en combates poco comunes en la región.

Desde entonces, nunca dos Estados latinoamericanos han vuelto a enfrentarse directamente haciendo empleo de sus fuerzas armadas; hasta ahora han preferido resolver sus disputas territoriales recurriendo a cortes internacionales, abriendo negociaciones bilaterales o sencillamente postergando los temas.

Aun así, eso no significa que las rupturas de relaciones, notas de protestas y hasta amenazas hayan desaparecido del paisaje regional.

Revisitar la “Guerra del Cenepa” resulta pertinente, dado que en 1995 nadie se esperaba que dos países que se concentraban en tratar de crecer económicamente y lidiaban con problemas internos terminaran enfrentándose. A continuación, algunos apuntes de la última guerra latinoamericana.

ANTECEDENTES. Siguiendo el principio del uti possidetis iuris, tras sus independencias, Ecuador y Perú reclamaron como propios los territorios definidos durante la colonia española.

No obstante, algunos tramos de la frontera amazónica no pudieron ser bien definidos por su accidentada geografía y la falta de medios técnicos de la época para delimitarlos.

Esta realidad generó un foco permanente de tensiones que llevó a múltiples enfrentamientos a lo largo de dos siglos. Tras un breve conflicto en 1941, las partes firmaron un año después el Protocolo de Río de Janeiro para establecer los límites definitivos y resolver cualquier futura discrepancia apelando a naciones garantes; para el caso, Argentina, Brasil, Chile y Estados Unidos.

Pero, una vez más, las dificultades para identificar los límites en una línea de 78 kilómetros sobre el lado oriental de la cordillera del Cóndor crearon las condiciones para una confrontación, la que se desató el 26 de enero de 1995, cuando tropas ecuatorianas y peruanas se enfrentaron en la región del río Cenepa.

En su momento más álgido, se estima que Ecuador movilizó unos 3.000 soldados, incluidas fuerzas especiales, y Perú, unos 2.000 militares, muchos conscriptos entre ellos. Puestos de avanzada reforzados, morteros, artillería de cohetes y baterías antiaéreas se desplegaron en el teatro de operaciones.

Vigentes en la época, se emplearon aeronaves de combate Kfir, Mirage F-1, A-37 y Sukhoi 22, así como distintos helicópteros.

La defensa aérea en los cielos de Ecuador quedó rápidamente de manifiesto, lo cual se tradujo en el derribo de cuatro aviones y tres helicópteros peruanos, en lo que es un hito para la Fuerza Aérea de ese país.

Luego de intensos enfrentamientos cuyas cifras finales varían —en Ecuador se habla de 33 bajas propias y en Perú de 60—, la declaratoria de un cese al fuego no siempre respetado y la presión de Washington, los gobiernos de Sixto Durán Ballén y Alberto Fujimori accedieron a buscar una solución diplomática ceñida al Protocolo de Río.

Así, el conflicto concluyó el 28 de febrero, y en el proceso que vino después desembocó en la firma del Acta de Brasilia, en 1998.

¿GANADORES Y PERDEDORES? A la hora de los balances, Gabriel Marcella, investigador del U.S. Army War College,sostuvo que Ecuador logró una “limitada victoria” en el Cenepa, a la vez que infligió una derrota militar a Perú por primera vez desde 1829. Lo más importante, a su juicio, es que “los ecuatorianos integraron exitosamente la estrategia, las operaciones y las tácticas militares con una campaña de información asertiva, tanto a nivel nacional (diplomacia) como militar (operaciones psicológicas). Este es un logro significativo para la nación ecuatoriana”.

Ahora bien, como no se trató de una guerra a gran escala, nunca fue claro el objetivo político de las partes enfrentadas, más allá de hacer respetar lo que ambos consideraban su frontera.

Sin embargo, la victoria militar de Ecuador no se vio reflejada en la delimitación misma, en la que los 30 hitos dispuestos por los garantes ratificaron los límites descritos por Perú y su vecino solo obtuvo el acceso a un kilómetro cuadrado, donde se ubicaba la emblemática base de Tiwintza.

Aunque esa  superficie pertenece al Estado ecuatoriano, lo es como propiedad privada.

Entonces, a la hora de identificar ganadores y perdedores, es importante tener el cuadro completo. Tras firmar la paz en 1998, los países incluso lograrían, años más tarde, resolver de forma pacífica su delimitación marítima (2011), poniendo fin a todas sus disputas que se remontaban al siglo XIX.

POPULISMO. La caída de Alberto Fujimori, en 2001, permitió conocer mejor el funcionamiento de su régimen y el rol de su asesor Vladimiro Montesinos, un exmilitar  sin escrúpulos que prácticamente terminó gobernando en tándem con el presidente.

A pesar de las preocupaciones expuestas por los altos mandos militares sobre un inminente conflicto, Montesinos vio en la guerra una oportunidad para garantizar la reelección de Fujimori en los comicios de abril y, como tal, hizo lo posible para promover la imagen del mandatario, incluso organizando sus viajes al teatro de operaciones con prensa.

A diferencia de Durán Ballén, quien solo dio una amplia orden a sus militares (“Ni un paso atrás”) y los dejó conducir la guerra, en Perú la confrontación se manejó con fines de política interna desde un principio, en clave populista.

Desde luego, los resultados fueron evidentes. Según una investigadora ecuatoriana, el comandante de las fuerzas militares, general Paco Moncayo, pudo aplicar una defensa activa y un combate tierra-aire aprendido durante sus años como agregado militar en Israel.

También, con el tiempo se conocería que el asesor peruano incluso exigió comisiones de dinero a traficantes de armas para no denunciar públicamente que Ecuador estaba contrabandeando equipos y municiones para evadir los embargos durante el conflicto.

Quizás, en el empleo de esta guerra con fines netamente electorales y particulares se encuentra la explicación de que Perú no haya decidido abrir otros frentes para mejorar su posición en el conflicto, lo que pudo haber incluido emplear sus buques para bloquear el puerto de Guayaquil o usar sus mejores aviones para bombardear instalaciones petroleras de su vecino.

Durante el conflicto, no pocos analistas se preguntaron sobre las razones de mantener el enfrentamiento acotado a una zona selvática despoblada.

LECCIONES. Al volver a visitar la “Guerra del Cenepa”, resulta atractivo identificar algunos puntos de interés para la situación actual de la región.

Primero, es necesario asumir que los conflictos tienden a ser inesperados y tienen potencial de estallar cuando disputas fronterizas muy puntuales hacen parte de un historial mayor de tensiones que se pueden remontar a siglos. Aunque las posibilidades sean remotas, siempre existen.

Segundo, aunque los países no quieran ir a la guerra, deben prepararse conscientemente para prevalecer en un potencial conflicto. Es lo que hizo Ecuador, al mantener sus equipos operativos, adoptar nuevas doctrinas, capacitar a sus fuerzas especiales y construir puestos reforzados en altura en la cordillera del Cóndor, mientras Perú se dio cuenta tarde de la obsolescencia de su material soviético, mayormente, que data de la década de 1970.

Años de combate a Sendero Luminoso y al Movimiento Revolucionario Tupac Amaru dejaron de lado las capacidades convencionales.

El resultado del conflicto motivaría al gobierno de Fujimori a iniciar un cierto rearme con la compra de aviones Mig-29 y Su-25 a Bielorrusia; otra oportunidad que utilizó Montesinos para cobrar millonarias comisiones, sin poner mayor atención al estado de mantenimiento de las aeronaves.

Tercero, los líderes populistas, que nunca escasean en Latinoamérica, pueden ocupar los conflictos fronterizos para conseguir respaldo de las masas en coyunturas de crisis o electorales. Es lo que hicieron Fujimori y Montesinos en su momento.

Por ejemplo, en la actualidad, el régimen de Nicolás Maduro reclama dos tercios del territorio de la vecina Guyana, para lo cual organizó un referendo consultivo, presentó nuevos mapas e inició la construcción de infraestructura militar en la frontera terrestre común.

También potenció la Armada con lanchas misileras de ataque rápido que podrían poner en jaque las exportaciones de gas y petróleo de su indefenso vecino. No debe descartarse la posibilidad de un choque armado motivado por Maduro y compañía, aunque quizás el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos actúe como un disuasivo.

Cuarto, es importante contar con suministros de armas y equipos militares confiables y también con capacidades mínimas en la industria de defensa local para enfrentar eventuales conflictos y embargos externos.

Quinto, no hay que confundirse. Tras la última guerra entre Estados en Latinoamérica, la región no se convirtió en una “zona de paz” propiamente tal, argumento de algunos para reducir recursos a las fuerzas armadas. La ausencia de conflictos interestatales vino a la par de la intensificación del conflicto intraestatal en Colombia entre 1998 y 2003.

Además, hoy las narco insurgencias desafían a Estados y ejércitos en varios países. En la región se registran el 30 % de los homicidios del mundo (unos 140.000 al año), con casi solo el 8 % de la población mundial.

Por eso la paz debe entenderse como un producto de la disuasión permanente entre Estados, que producto de simpatías políticas momentáneas o cierta tranquilidad aparente de la región.

Melosilla 29 de Enero de 2025

Un aporte del director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

 

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional