CAMBIO DE RUMBO POR CAMBIO DE VIENTOS
Magdalena Merbilháa – El Líbero, 18/03/2025
Nunca hay que sorprenderse con los políticos ya que tienen “distintas convicciones” dependiendo a quien le hablen y de los vientos que corren. Lo cierto es que nunca han tenido muchas convicciones, van cambiando siempre según el viento. Suelen ser camaleones. Pueden ser ardientes revolucionarios y luego fervientes conservadores según convenga.
De hecho, Enrique de Navarra después de haber sido el gran defensor de la Reforma en una Francia Católica y pelear sangrientas guerras de religión que cobraron muchas vidas, estuvo dispuesto a hacerse católico (sus supuestos enemigos) para acceder al poder.
De hecho, dijo la célebre frase: “Paris bien vale una misa”. Tanto ha cambiado el mundo desde entonces, pero nada ha cambiado.
Lo cierto es que a Carolina Tohá claramente “cualquier micro le sirve” con tal de llegar al poder. Hoy los vientos se moderan y ella va donde estos la lleven. Una total veleta. |
La política es “el arte de cómo conseguir y mantener el poder”. Es una arena en la que las buenas personas no tienen mucho espacio, ya que las buenas personas tienen convicciones, ideas claras e inamovibles y están dispuestas a defenderlas y pagar el precio de aquello.
En política pocos quieren pagar precios, por lo que cambian de convicciones según los vientos y están dispuestos a “vender hasta a la madre” con tal de lograr el fin, el poder. Aprovechan el hecho que las masas son mayoritariamente ignorantes y que, sin duda, olvidan con gran facilidad.
Los políticos se reinventan, cambian según necesidad. Les importan tus votos, no tú y menos el país.
Por algo el gran estratega, Winston Churchill, decía que la política era como la guerra, solo que en la guerra mueres una sola vez, mientras que, en política, puedes morir varias veces. Reinventarte y seguir en el ruedo.
Por eso muchos políticos dicen “tengo estos principios”, pero si a la gente no le gustan en cierto momento, si el viento cambia, sacan del sombrero “otros principios”. Se acomodan, se dejan llevar por el viento.
Esto suena inmoral y ciertamente lo es. Esta clara y distinta descripción es lo que vemos hoy en la carrera presidencial chilena.
Carolina Tohá, “la princesita que quiere la corona”, esa que estuvo dispuesta a ser el rostro del proyecto refundacional de Chile, hoy dice que no creía en él. Lo claro es que lo apoyó porque le era servil. Con eso logró alcanzar el poder.
Fue ese rol el que le permitió entrar al gobierno del Frente Amplio y de los comunistas como ministra del Interior. Hasta ese minuto el supuesto “socialismo democrático” estaba fuera, habían sido los administradores de los vilipendiados “30 años”.
Tohá, que supuestamente representaba a un sector más moderado, como tantos exConcertación, se habían “emborrachado” con las ideas de izquierda radical. De hecho, celebraban y justificaban el “octubrismo”.
La verdad es que su rol como ministra del Interior no marcó un cambio de rumbo o una diferencia real con los revolucionarios profesionales del Partido Comunista y los revolucionarios “de macetero” del Frente Amplio.
Ella lideró el deseo de instaurar esas ideas radicales en Chile al ser la “guaripola del Apruebo”. Con el ciudadano a ese primer proyecto constitucional, llamado “el mamarracho”, ya que ciertamente era una aberración, los vientos en Chile comenzaron a cambiar.
La delincuencia desatada colmó todas las paciencias de los ciudadanos de a pie, abandonados e indefensos desde el Estado, quien supuestamente ostenta el monopolio de la fuerza y debe como primer rol garantizar el orden. Ella era la ministra del Interior, la encargada de seguridad y ciertamente no dio el ancho.
Hoy, fuera del gobierno, a modo de candidata y calando los vientos, esos viejos principios refundacionales cercanos a los comunistas tradicionales y renovados ya no le sirven. No es lo popular.
Por eso ella ha sacado “otros principios”. Pone el foco de su campaña en “seguridad”, habla como si no hubiese sido ella quien estuvo a cargo de eso. Olvida que no hizo lo que debió hacer para contener el crimen organizado y la delincuencia. Si algo hizo, ciertamente no se notó y claramente no sirvió.
O sea, ahora la candidata promete hacer lo que no hizo desde el cargo para hacerlo, simplemente impresentable y claramente muy político.
Pero no es sólo eso, hoy se desmarca de quienes hasta hace poco eran sus compañeros de lucha. Ahora ella arremete contra Daniel Jadue diciendo que “se sentiría incomoda” de ir a primarias con él, algo que hace “5 minutos” le acomodaba perfectamente. Dice que no le gustarían primarias con él ya que eso sería validar a Maduro.
Ahora le importa Nicolás Maduro y Venezuela, algo que nunca le importó, ella era parte de “la Nueva Mayoría”, esa que validaba a Maduro incluso desde la misma Presidenta Bachelet.
Tohá manifestó que ella tiene “convicciones inamovibles”, lo que no es cierto y lo vemos en los hechos, pero insiste: “Hay ciertos valores y principios. Este sector ha estado siempre defendiendo la democracia y los derechos humanos, en esto no hay dobleces en Chile (…) Yo no veo a Chile transformado en el primer socio estratégico de (Nicolás) Maduro, no veo eso, y no me gustaría, no espero eso para Chile”.
Rápidamente Daniel Jadue respondió ridiculizando y minimizando el hecho “Me parece burdo, de poco nivel y baja monta (…) Después que no nos pidan que nos cuadremos con alguien que nos desprecia”. El juego de Tohá es complicar a Jara, quien sólo iría si el Partido Comunista está cuadrado, y no lo está.
Lo cierto es que a Carolina Tohá claramente “cualquier micro le sirve” con tal de llegar al poder. Hoy los vientos se moderan y ella va donde estos la lleven. No la compre por moderada y no olvide, ella dirigió el proyecto refundacional que eliminaba la igualdad ante la ley y atentaba contra los derechos humanos más básicos.
Su discurso es falaz, oportunista e hipócrita. Una total veleta.
Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel