Es una afrenta publica, una ofensa grave que afecta nuestro honor y dignidad como ciudadano del Chile de hoy, contra la figura de nuestros héroes máximos, en el sitio creado para rendir nuestro mayor homenaje al Soldado y al General, que nos legaron una Patria libre y soberana, y una gran obra de uno de los escultores representantes del “bello estilo nacional”, de los mayores exponentes de nuestra escultura nacional, y autor de dicho monumento, don Virginio Arias, en la Plaza General Baquedano, de la Comuna de Providencia.
Virginio Arias Cruz, oriundo de Ranquil, Concepción, huérfano de padre a los ocho años. Pastor de niño, panadero después, y a los doce, es ayudante de Tomas Chávez, escultor del primer curso de la Universidad. A los 17 se traslada a Santiago e ingresa a estudiar escultura con Nicanor Plaza, que llegaba recién de Europa. A los 21 ingresa a la selecta escuela de Bellas Artes de Paris, siendo el tercer chileno en ella después de Antonio Caro y su mentor, Nicanor Plaza. Iniciada la Guerra del Pacifico concibe su primera obra, El Defensor o conocido popularmente como El Roto Chileno, de la Plaza Yungay, cuyo lema instaura “La Patria ante todo”. Posteriormente crea a la manera de las grandes obras del Renacimiento italiano y español El Descendimiento, reconocida internacionalmente, con medalla de tercera clase, en el salón de las artes francesas en 1887, de oro de primera clase, en le exposición universal de Paris en 1889, primera medalla en la exposición de Búfalo en 1901, y la adquiere el Gobierno de Chile para el MBA en 1890. Son obras de Arias también, el Sargento Aldea y Ernesto Riquelme, y los bajo relieves del Monumento a la Marina de Valparaíso. A sus ochenta años, habiendo dejado la Dirección de la Escuela de Bellas Artes, ahora esculpe ayudado por el tacto, porque estaba casi ciego una obra monumental, al General Baquedano.
En 1910, el lugar límite y compartido entre las comunas de Santiago y Providencia, la Plaza Italia, se engalanó con una escultura que puede apreciarse hasta hoy: el Monumento al genio de la libertad, más conocido como el ángel y el león. Se trataba de un regalo del gobierno italiano a Chile, por el centenario de la Independencia. La obra fue esculpida por el ítalo – argentino Roberto Negri y se ubicó al centro de la rotonda.
En 1928 se promulga el 27 de marzo la ley número 4328, que Autoriza al Presidente de la Republica para erigir, por suscripción popular, un Monumento en la Capital de Chile, a la memoria del General don Manuel Baquedano González. Como consecuencia de ella, es remodelada la Plaza Italia, y en lugar del monumento al Genio de la Libertad, seria instalado el conjunto escultórico que rinde sentido homenaje al General Manuel Baquedano González. La estatua fue diseñada por el escultor Virginio Arias y fundida en la Escuela de Artes y Oficios. Baquedano González, fue el general invicto del Ejército de Chile Expedicionario del Norte en el transcurso de la Guerra del Pacifico, siendo su comandante en jefe, desde abril de 1880, participando como tal en las Batallas de Tacna y Arica, y en 1881 las Batallas de Chorrillos, Miraflores y la ocupación de Lima. Se erige este monumento, como preciso homenaje a su participación triunfal en la Guerra del Pacífico, siendo inaugurada por el presidente de Chile, don Carlos Ibáñez del Campo, un 18 de septiembre de 1928.
La última obra importante de Virginio Arias fue este Monumento al General Baquedano. Estatua ecuestre de tamaño mayor que el natural; subrayo la escala de su concepción, porque emplazada en un espacio urbano excesivo, pese al pedestal que corresponde a dos tercios del conjunto, y al suave lomaje del suelo circundante, se ve pequeña.
Baquedano lo representa con reposada actitud contemplativa, de la estética neoclásica y orientado hacia el poniente, cuadro general dominado por la evidente satisfacción de montar su caballo muy querido: Diamante. Se grafica en su magnífica e imponente figura, el instante que precede a su entrada a la capital de Perú, al frente de sus queridos veteranos. Si el general fue ejecutado con digna propiedad en esta obra escultórica, no lo está menos su noble corcel, bello ejemplar de raza chilena.
Los bajorrelieves corresponden a Chorrillos y a la Toma del Morro Solar, de la Batalla de Miraflores, composiciones que agrupan la caballería e infantería. Son trabajos de mucho vuelo y muy armónicamente compuestos, ejecutados con seguro dominio en bronce. A los pies del monumento a Baquedano, que está sentado sobre su noble corcel, está la escultura de bronce, de una mujer jovencita (representando a la Gloria) con tamaño natural, que se alza hacia el general, haciéndole entrega de una guirnalda de copihues —la flor nacional— y laureles, con la inscripción en el pedestal «El pueblo chileno al general Baquedano» y las fechas de los combates decisivos que dirigió: Tacna, Arica, Chorrillos y Miraflores. Hacia el oriente, monta guardia un Soldado de bronce, con el uniforme equipo y armas de 1879, figura evocadora de la época, de muy acertada remembranza.
Todo este pedestal, o plinto, de piedra verde junto a las bases y entorno de la plaza y rotonda, son obra original del arquitecto Gustavo García del Postigo el mismo que creo la Biblioteca y el Archivo Nacional, el Palacio Consistorial de Concepción, entre otros.
En 1931, bajo la vicepresidencia de Juan Esteban Montero, se consideró oficialmente que este conjunto escultórico del monumento al general Baquedano aparecía un tanto incompleto. Se dispuso entonces el traslado de un soldado fallecido en combate durante la Guerra del Pacifico, de identidad desconocida, para que fuese sepultado a los pies del monumento y conformase así, parte del conjunto arquitectónico mayor. Al ser inaugurado, una placa recordatoria dice: “Este soldado chileno fue traído en 1900 desde el Campo de la Batalla de Tacna”. Sobre la misma tumba de este soldado chileno, se instaló una lápida de bronce diseñada por el escultor Guillermo Córdova, que dice: “Aquí descansa uno de los soldados con que el General Baquedano forjo los triunfos del heroísmo chileno”.
¿Por qué fue sepultado ahí? La relación es directa, este cuerpo corresponde a un soldado anónimo, que muere peleando en el transcurso de la Guerra del Pacífico, y quedo sepultado en algún lugar desconocido donde falleció, en el desarrollo de alguna batalla. Fue sepultado en ese lugar donde murió, mientras su Unidad siguió el progreso y transcurso de esa, la última batalla en que el participo. Este soldado como se expresó precedentemente fue encontrado en el tiempo, en 1900 en Tacna, y es traído a Chile y sepultado junto al monumento erigido por su patria, como máximo homenaje nacional a su general. Es un soldado que está a los pies de su general, pero no en una señal de sumisión, sino que ambos están en una misma posición de máximo recuerdo, conmemoración y homenaje en un sitio especial, de la Capital de Chile.
Cabe hacer importante mención al respecto, que de los cerca de 60 países que han instalado cenotafios, memoriales y monumentos erigidos en honor a los soldados desconocidos, Chile tiene tres sitios donde están sepultados Soldados desconocidos uno en el Morro de Arica, otro en el Altar de la Patria en la Plaza de la Ciudadanía donde reposan dos soldados desconocidos, y este que estuvo en la plaza Baquedano, hasta su remoción al Cementerio General en 2021.
Pero, Chile es uno de los pocos, sino el único, que en un mismo lugar se recuerda, se rinde homenaje y conmemora, al más Victorioso de sus Generales, el General Baquedano, mediante el más significativo de los monumentos y conjunto escultórico, y a su vez se rinde homenaje y es acompañado en ese mismo lugar, por un soldado desconocido y anónimo sepultado en el tiempo junto a él.
¿Cómo llega a ser un Soldado desconocido? La persona que está sepultada ahí es un joven chileno de unos 15 a 17 años, que habría sido encontrado 20 años después de la guerra, en el área geográfica donde se desarrolló la Batalla de Tacna un 26 de mayo de 1880, una de las más grandes batallas donde fue derrotada de forma decisiva la Alianza de Perú y Bolivia, porque después de esa batalla, Bolivia se retira de la guerra y Perú queda peleando solo, con un ejército desmembrado.
Corría el año de 1900, y el Mayor Enrique Phillips Huneeus, en su calidad de Comandante del Cuerpo de Inválidos de la Guerra del Pacifico, viaja a Tacna, con la idea original de elegir el lugar y supervisar la construcción de una cripta, en el lugar exacto donde se libró la batalla de Campo de la Alianza, o de Tacna. Quizá Phillips nunca pensó lo que se iba a encontrar, recordemos que la provincia aún estaba en manos chilenas. Mientras caminaba por el amplio sitio de la Batalla, en medio de la tierra, el desierto y la sal, descubrió algo que le llamó la atención. Según consta en el Anuario 27 de la Academia Historia Militar, el oficial se topó con los restos íntegros de un soldado chileno, cuyo cadáver y uniforme habían sido conservados casi intactos por la pampa en un polvoriento osario. Era evidente que este soldado falleció durante la Batalla de Tacna el 26 de mayo de 1880. Presto, Phillips ordenó a quienes le acompañaban desempolvar el cadáver del soldado y acomodarlo en un féretro improvisado. Hasta ahí, todo más o menos bien, hasta que saltó la pregunta, ¿dónde colocarlo? Puesto que la cripta no se definía aun su lugar donde se construiría, por lo que Phillips no se complicó y decidió trasladarlo a Santiago y guardarlo en su casa, donde en su ataúd, lo mantuvo por más de 10 años, y después lo entregó al Museo de Historia Nacional, quienes en 1931 lo ofrecen para ser sepultado junto al monumento del General Baquedano, cuando se propone sepultar un soldado desconocido allí.
Según se ha podido cotejar antecedentes de investigadores como don Mauricio Pelayo, investigador histórico y autor del libro “Los que no volvieron: los muertos en la Guerra del Pacífico” (2019), y el Archivo General de Guerra del Ejercito, se estima que este soldado desconocido, conforme a su uniforme, lugar donde fue encontrado, equipos y armas que poseía, fue miembro del Batallón Cívico de Artillería Naval (conocido como Navales). Esta Unidad de Infantería del Ejército, se forma en Valparaíso, principalmente con trabajadores portuarios. Participa en todas las Campañas, pasando por la de Tarapacá, de Tacna y Arica, hasta llegar a las victorias de Chorrillos y Miraflores y ocupa Lima.
Don José Antonio Bisama Cuevas, editor del “Álbum Gráfico Militar de Chile” Campaña del Pacifico (1909), un texto que analiza hechos y recolecta fotos de la Guerra del Pacífico, describe las características del uniforme de los Navales, expresando: “El uniforme que usaban en ese batallón se diferenciaba del de las demás unidades del Ejército, constaba de una blusa negra, con ángulos rojos en las mangas, pantalón gris azul con doble franja lacre y gorra de marino”, que coincide con lo que tenía ese soldado encontrado en Tacna por Phillips. Además, describe don Mauricio Pelayo: “En la Batalla de Tacna solo murieron 29 soldados de esa unidad, y la mayoría fue sepultado en el área donde se desarrollan las acciones de la batalla, así que este soldado tiene que ser uno de ellos, no hay otra posibilidad por el lugar donde se le encontró”, agrega.
Es importantísimo consignar que este tipo de tumba fue introducido en el arte de la conmemoración sacra, en el contexto del segundo aniversario del armisticio de la Primera Guerra Mundial. Las grandes movilizaciones de ejércitos de masa y el carácter casi anónimo de la guerra y de muchos soldados caídos en el transcurso de las más variadas operaciones y acciones militares, abatidos y dejados en el terreno de las batallas bajo esa denominación, de “anónimos”, hizo de la “tumba homenaje a esos valientes anónimos”, una solución universalmente comprensible y aparentemente pertinente.
En 1916, después de que un capellán del ejército británico notara una tumba marcada como “Un soldado británico desconocido”, se le ocurrió la idea base, de lo que se convertiría en la “Tumba del Soldado Desconocido” del Reino Unido. Esta es la idea que permite se erija el monumento que se inauguró el 11 de noviembre de 1920, en la Abadía de Westminster, dos años después del armisticio que puso fin a la Primera Guerra Mundial, y se extendió entre otros aliados en tiempos de guerra, incluidos Francia, Italia y Estados Unidos. El 11 de noviembre de 1921, se inauguró la Tumba del Soldado Desconocido en el Cementerio Nacional de Arlington.
Solo diez años después, se procede a la instalación de una tumba al soldado desconocido chileno, y esta se erige a los pies del monumento al General Baquedano en 1931. Y esta, fue la primera en su género en Chile, y una de las 60 existentes hasta hoy en el mundo. Pero, esta de la Plaza Baquedano, es la única que, en su conformación arquitectónica, representa el sentido homenaje “a todos los soldados movilizados a la Guerra”, puesto que es la única que se encuentra unida el homenaje a la figura de un oficial, (ni más ni menos que junto a su General en Jefe, el más invicto de todos los generales de la historia de Chile), incorporando la figura de un soldado desconocido, a través de la instalación junto al monumento, de una tumba con este soldado anónimo.
En el Mausoleo del General Baquedano en el Cementerio General tenemos:
Me permito repetir esas ultimas frases de la hermosa arenga de nuestro victorioso e invicto general Baquedano, que seguramente las escucharon cientos de soldados desconocidos, antes de partir a esas gloriosas batallas y se las llevaron a la eternidad … creyendo y convencidos de que así sería … …
Y ALLÁ EN EL SUELO QUERIDO DE CHILE, OS AGUARDAN VUESTROS HOGARES, DONDE VIVIRÉIS PERPETUAMENTE PROTEGIDOS POR VUESTRA GLORIA, Y POR VUESTROS CONCIUDADANOS” …
Que pena por el Chile de hoy, ya no es posible cumplir la arenga del General Baquedano, ni tampoco las estrofas de nuestro Himno Nacional original … …
VUESTROS NOMBRES, VALIENTES SOLDADOS, QUE HABÉIS SIDO DE CHILE EL SOSTÉN, NUESTROS PECHOS LOS LLEVAN GRABADOS; LO SABRÁN NUESTROS HIJOS TAMBIÉN…
Dificulto que alguno de los integrantes del Consejo de Monumentos Nacionales ha visitado siquiera el Mausoleo del General Baquedano, que decir de revisar la hoja de sus servicios prestados a la Patria desde su más tierna edad. Queda en evidencia cuan necesaria es repasar nuestra historia Patria, sobre todo en estos casos, pues para estos señores y señoritas y es evidente para el gobierno de turno, no es importante nuestro pasado de glorias, por ende, ella no se incluye y no se enseña en el currículo de materia de nuestros educandos de enseñanza básica y media en Chile. Malamente los integrantes del Consejo de Monumentos Nacionales podrán representarnos y hacer valer lo que una ley y lo que la Patria definió como el sitio más importante de conmemoración y homenaje a nuestros valientes chilenos del siglo XIX (de soldado a general) que nos legaron con su sangre generosa, una Patria libre y soberana.
Santiago, febrero de 2025
Raúl Elizalde Saavedra
Teniente Coronel en Retiro. Investigador Histórico Máster en Historia y Gestión del Patrimonio Cultural U. Los Andes Museógrafo U. Alberto Hurtado