U al dia

Lamentable noticia

Estimados integrantes de UNOFAR, lamentamos tener que comunicarles del sensible fallecimiento de la Sra. Elena Danielle Llanos González de Varas (Q.E.P.D.), esposa de uno de nuestros Directores, TCL. (R) Antonio Varas Clavel.

 

Estimados integrantes de UNOFAR, lamentamos tener que comunicarles del sensible fallecimiento de la Sra. Elena Danielle Llanos González de  Varas (Q.E.P.D.), esposa de uno de nuestros Directores, TCL. (R) Antonio Varas Clavel.

Sus funerales se efectuarán en el Parque del Recuerdo, entrando por  Américo Vespucio, después de una misa que se efectuará en la Catedral Castrense a las 13.30 horas.

El Directorio de UNOFAR a través de esta página, le hace llegar sus sentidas condolencias al TCL. Varas y a su familia, esperando que con mucha fe y resignación, puedan encontrar en Dios el necesario consuelo ante la partida de Elena Danielle

U al dia

Salud Naval

La página web ( www.saludnaval.cl ) mencionada corresponde a un contrato suscrito entre el Servicio de Bienestar de la Primera Zona Naval y CRUZ MÉDICA el año 2012 y, dado los resultados negativos experimentados, este fue cancelado el 2013.

 

A raíz de una denuncia realizada por FEDEGREM, acerca de la existencia de una página web con el nombre de Salud Naval, ( www.saludnaval.cl ) por medio de la cual se ofrece atención especial de salud a toda la familia, hijos no cubiertos por SISAN, hijos de la pareja, sobrinos, padres, abuelos, suegros, que viven en el domicilio o que dependen directamente del Titular, sin figurar en parte alguna el patrocinio de la Armada o de la Dirección de Sanidad institucional, ASOFAR efectuó las consultas respectivas logrando el siguiente resultado:

Alertada la Dirección de Sanidad por nuestra Asociación, se insertó de inmediato un aviso al pie de la página web www.sanidadnaval.cl en que se informa que DIRECSAN no tiene convenio ni relación alguna con lo que se publica en el citado ofrecimiento “Salud Naval”.

Columna de Opinión

CARTA ABIERTA A MARCO ENRÍQUEZ-OMINAMI SOBRE LAS DESVENTURAS DEL IDEALISMO por Mauricio Rojas, 30/10/2014

LAS OPINIONES EMITIDAS EN ESTA COLUMNA DE OPINIÓN, ES DE RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y NO REFLEJAN NECESARIAMENTE EL PENSAMIENTO DE UNOFAR

La conclusión a la que llegué es que las propuestas revolucionarias en general y el marxismo en particular eran una secularización del pensamiento mesiánico que atraviesa –creando grandes tensiones y conflictos muchas veces sangrientos– toda la historia del cristianismo.

Estimado Marco:

He visto la reciente entrevista en CNN donde dijiste que habrías sido mirista y calificaste al MIR como “un movimiento intelectualmente preclaro, brillante”. No es la primera vez que te expresas de esa manera. Así, por ejemplo, en una entrevista de julio de 2013 decías: “Yo habría sido mirista cien veces, porque creo que era una forma de entender la política muy fascinante, de mucha lucidez”. No se trata, por lo tanto, de un desliz ni de una pose, sino de algo sobre lo que has reflexionado largamente cosa nada extraña siendo tu padre la figura sin duda más prominente de lo que fue el MIR.

Es por ello que te escribo, pero no solo por ser quien eres sino por todos aquellos jóvenes que te escuchan pronunciarte de esa forma acerca de un movimiento que fue uno de los grandes responsables de la entronización de la violencia política en Chile y la destrucción de aquella democracia que personas como tu padre tanto despreciaron y tanto hicieron por hundir. Me cuesta entender que se pueda considerar como intelectualmente preclara una propuesta política que propugnaba la así llamada dictadura del proletariado y la insurrección armada contra la democracia, como lo hizo el MIR desde su fundación a mediados de los años 60. O usar calificativos como brillante, lúcido y fascinante para referirse a un movimiento que se inspiraba en regímenes dictatoriales como el de Cuba, China, Vietnam o Corea del Norte y que tenía por ícono a Lenin.

Entiendo tu dilema personal. Es también el mío, pero en cierta medida aún más cercano ya que yo fui mirista e incluso llegué a conocer a tu padre, que estuvo un par de veces en nuestra casa de la calle Catedral. Además, mi madre fue socialista y estuvo detenida en Villa Grimaldi en 1975. Lo que te quiero comunicar no es por ello una reflexión distante sino un relato, que conoce algunas versiones anteriores, de mi intento por comprender tanto la atracción como la peligrosidad de ideas como aquellas en las que tanto tu padre como muchos otros creímos. Permíteme empezar con algunos recuerdos de mi abuelo en el Chile de los años 60.

Mi abuelo me hablaba siempre de la soberbia. Me miraba con cariño pero también con temor cuando yo le contaba, lleno de entusiasmo, de mis ideas revolucionarias, de cómo pronto cambiaríamos completamente el mundo y liberaríamos al ser humano de todo aquello que lo atribula, humilla y empequeñece. Él era profundamente religioso y no podía dejar de reconocer la veta mesiánica en su nieto. Conversábamos largamente bajo el parrón de nuestra casa en ese Santiago de comienzos de los años sesenta, que pronto vería llenarse sus calles de jóvenes como tu padre y como yo, deseosos de revolución. Mi abuelo insistía en la soberbia y yo lo miraba como una reliquia del pasado.

Todo lo que él quería decirme está plasmado en una frase de Jesús en los evangelios cuya profundidad no entendí sino mucho después: “Mi reino no es de este mundo”. Es una advertencia sabia, un llamado a la modestia acerca de lo que humanamente podemos alcanzar. Con mi abuelo hace ya mucho que no puedo conversar. Un ataque al corazón puso fin a su vida en 1968 y no alcanzó a ver como su Chile tan querido se hundía en una lucha fratricida que terminaría desquiciando a su pueblo y destruyendo su antigua democracia. Yo sí lo vi y, además, puse mi granito de arena en esa triste obra de destrucción. Ni cambiamos el mundo ni liberamos a nadie. Terminamos como mártires o como víctimas, y como tal nos acogieron generosamente por todas partes. Pero también podríamos haber terminado como verdugos, como lo han hecho todos aquellos que han llegado al poder inspirados por la idea de la transformación total del mundo y la creación del hombre nuevo.

A esta triste certidumbre llegué hace ya mucho tiempo, cuando luchaba contra mí mismo a comienzos de los años 80 en la biblioteca universitaria de aquella hermosa y apacible ciudad del sur de Suecia llamada Lund. Allí escribí mi tesis doctoral, Renovatio Mundi, que no es otra cosa que un arreglo filosófico de cuentas con aquellas ideas que en nombre de la redención de la humanidad nos invitan a lo que no es otra cosa que un genocidio, es decir, a la destrucción del ser humano tal y como es para poblar al mundo con una nueva especie, salida de nuestros sueños utópicos. Es precisamente ese sueño deslumbrante el que un día nos lleva, como dijo Karl Popper en La sociedad abierta y sus enemigos, a “purificar, purgar, expulsar, deportar y matar”. Es la soberbia en acción, la hybris del bien o la bondad extrema que nos lleva a su contrario. De ello me hablaba mi abuelo al final de su largo peregrinar, pero su nieto tuvo que recorrer un largo camino para entenderlo.

El camino que emprendí tuvo su punto de partida en lo que para mí era evidente por mi propia experiencia: que la fuerza de los movimientos que pretenden instaurar el paraíso en la Tierra –como lo hace el marxismo con su propuesta del comunismo– está dada por su capacidad de atraer a aquellos sin los cuáles esos movimientos no llegarían muy lejos, a saber, a los altruistas e idealistas o, para decirlo de otra manera, a aquellos que se van a entregar a la causa de la revolución con la devoción de un santo, poniendo de una manera ejemplar todas sus fuerzas e inteligencia al servicio de una causa que para ellos encarna la bondad plena. Justamente por ello los admiramos y se hace tan difícil entender que se trata de seres –como tu padre y mi madre– que se hacen revolucionarios para hacer el bien pero terminan –si tienen la oportunidad– haciendo un mal espantoso. Ese fue mi punto de partida, la dramática paradoja que necesitaba explicar.

La conclusión a la que llegué es que las propuestas revolucionarias en general y el marxismo en particular eran una secularización del pensamiento mesiánico que atraviesa –creando grandes tensiones y conflictos muchas veces sangrientos– toda la historia del cristianismo. Se trata de la idea del retorno inminente del Mesías y la instauración del Reino de Cristo en la Tierra de que habla el Apocalipsis, un reino de armonía y felicidad que duraría mil años –por ello se conoce a estos movimientos como milenaristas–, y que definitivamente superaría la condición precaria de la vida tal como la hemos conocido hasta ahora, recreando al mismo ser humano, que sería así convertido en un hombre nuevo para un mundo depurado del mal.

Propio del mesianismo –tanto medieval como moderno, religioso o ateo– es la creencia no solo en la cercanía de un paraíso terrenal sino en la intervención de un grupo iluminado que juega un papel protagónico en la gran conflagración que, según el arquetipo bíblico, precedería a la recreación del mundo y del hombre. Se trata de la “vanguardia revolucionaria” –para usar la jerga mirista tomada del leninismo– que con su accionar abre paso a la instauración de una sociedad sin clases ni egoísmos, donde impera la justicia, la armonía y la abundancia.

Todo ello modernizado en el caso del marxismo, usando un lenguaje seudocientífico, mediante el cual el plan redentor de la Divina Providencia se convierte en las “leyes de la historia”, impulsadas por el desarrollo incontenible de las fuerzas productivas y finalmente descubiertas por Marx y el “socialismo científico”. Así, la victoria del comunismo no es concebida como un acto antojadizo de voluntad –si bien requiere de ella en la forma de esa violencia revolucionaria que Marx y Engels llamaron “la partera de la historia”– sino como la conclusión necesaria e inevitable de la historia de la humanidad.

Este fue el marxismo que me “robó el alma” cuando yo era muy joven, esa fue nuestra fe, una religión atea deslumbrante que nos invitaba a jugar a ser dioses. Por ella nos convertimos en revolucionarios profesionales, en “bolches”, como decíamos en esos tiempos con tanto orgullo. Me dio –al menos así lo creía entonces– una comprensión total de la historia y un rol sublime en una gesta épica de proporciones grandiosas. ¿Cómo negarse entonces a tomar parte en ese capítulo extraordinario de la historia de la humanidad? ¿Cómo no entregarse de lleno a esa fiesta de liberación de nuestra especie de todos aquellos males que siempre la habían aquejado? ¿Cómo no ser santo, misionero y mártir de una causa tan bella por la cual, sin duda, valía la pena dar la vida propia y también la de muchos otros?

Pero es justamente allí, en esa entrega total y sublime, donde se enturbian definitivamente las aguas cristalinas de la utopía y Maquiavelo aparece, donde la bondad extrema del fin puede convertirse en la maldad extrema de los medios, donde la supuesta salvación de la humanidad puede hacerse al precio de sacrificar la vida de incontables seres humanos, donde se puede “amar” al género humano y despreciar a los hombres de carne y hueso. Che Guevara lo expresó con claridad en su célebre Mensaje a la Tricontinental: “qué importan los peligros o el sacrificio de un hombre o de un pueblo, cuando está en juego el destino de la humanidad”. Y por ello mismo nos instaba a transformarnos en una “fría máquina de matar” a fin de poder materializar el sueño revolucionario del hombre nuevo.

Es en ese intersticio de amoralidad absoluta –también llamada, como bien lo sabrás, “moral revolucionaria”–, donde todo lo que fomenta la causa de la revolución está permitido, que se ubica la alabanza a la violencia de la revolución comunista hecha ya por el joven Marx o el llamado de Lenin a usar “todos los procedimientos de lucha”, incluyendo explícitamente el terror, y a “no escatimar métodos dictatoriales” para instaurar la utopía comunista. Ya en 1901, en el cuarto número de su periódico clandestino (Iskra), escribió: “En principio nunca hemos rechazado, ni podemos rechazar, el terror”, y después del golpe de Estado que lo llevó al poder en 1917 hizo justamente del terror su arma fundamental de opresión (no olvides que la feroz policía política leninista, la Cheka, fue creada ya ese mismo año). Todo eso es importante recordarlo, ya que nosotros fuimos marxistas-leninistas en serio, es decir, dispuestos a morir y a matar por la revolución.

Los “campos de la muerte” de Pol Pot o el intento demencial de la revolución cultural de Mao y sus guardias rojos de borrar la herencia cultural de la humanidad para crear, desde cero, un nuevo tipo de ser humano, son hijos del mismo espíritu mesiánico, donde un fin que se propone como sublime justifica los medios más atroces. Por ello es que un día no solo podemos sino que debemos convertirnos, cuando las circunstancias así lo requieren, en dictadores, inquisidores y verdugos.

Esto fue lo que entendí un día, pero lo entendí no como un problema de otros o de una categoría especial de seres singularmente malos, sino como un problema mío y de los seres humanos en general. Vi todo ese potencial de hacer el mal que todos, de una manera u otra, llevamos dentro y vi como yo mismo podía transformarme en un ser absolutamente amoral y despiadado respecto del aquí y el ahora con el pretexto de un más allá y un mañana gloriosos.

Así pude reconocer en mí al criminal político perfecto del que tan certeramente nos habla Albert Camus en “El hombre rebelde”: aquel que mata sin el menor remordimiento y sin límites ya que cree hacerlo a nombre de la razón y el progreso. Y me di cuenta de que yo no era esencialmente distinto de los grandes verdugos del idealismo desbocado, de los Lenin, Stalin, Mao o Pol Pot, pero también, a su manera, de los Hitler y los redentores totalitarios de todos los tiempos. Y me asusté de mi mismo y me fui a refugiar en el pedestre liberalismo que nos invita a la libertad pero no a la liberación, que defiende los derechos del individuo contra la coacción de los colectivos, que no nos ofrece el paraíso en la tierra sino una tierra un poco mejor, que no nos libera de nuestra responsabilidad moral sino que nos la impone, cada día y en cada elección que hacemos.

Eso es lo que quería decirte. Espero que estas líneas te ayuden a comprender mejor a tu padre y a quienes nos dejamos llevar por la tentación de la bondad extrema. No es una excusa por lo que hicimos, pero sí un intento de explicarlo que, a mi juicio, le debemos a Chile. De otra manera seguiremos construyendo mitos nada inocentes y contando medias verdades.

Nota: Este “ex-mirista convertido” fue exiliado a los 25 años y vivió desde 1973 en Suecia. Conoció a la izquierda dura desde adentro y como tantos otros, maduró y se dio vuelta la chaqueta con todo, siendo ahora un gran crítico de su anterior militancia.

Columna de Opinión

Algo huele a podrido en Dinamarca…(Patrricio Quilhot Palma)./ Universidades: ¿Porque tan tranquilas?Gonzalo Rojas Fuentes)/ La vuelta al “justo medio” (Arturo Herrera Verdugo. Ex-Director de la PDI)

LAS OPINIONES DE ESTA COLUMNA DE OPINIÓN SON DE RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y NO REFLEJAN NECESARIAMENTE EL PENSAMIENTO DE UNOFAR
La Familia Militar debe estar consciente de que la amenaza se cierne con mayor fuerza que nunca sobre ella y que existe la posibilidad concreta de que algo peor pueda estar siendo preparado por el gobierno de la UP 2.0. La escalada de que somos objeto no podría tener otro propósito que preparar o “repasar” a la opinión pública con el odio sembrado hacia los militares, a fin de generar el ambiente para que se apruebe a priori algo que termine por hundirla.

 

 

 

Esta famosa frase shakespeareana, viene a alertarnos acerca de lo que está  pasando o a punto pasar con la Familia Militar, la que se encuentra ante una reposición extemporánea y sin aparente justificación táctica de la campaña jurídico-comunicacional
en contra de los ex-uniformados. En las últimas semanas, hemos visto un rebrote fuera de contexto de los programas anti−militares de TV, radio y prensa escrita, junto con insólitos fallos judiciales, en los que predomina nítidamente el propósito de inducir a la
opinión pública a rechazar al mundo militar, atosigándola con la exposición reiterada de casos de violaciones a los derechos humanos, junto con la difusión de fallos judiciales de un alto contenido político.
No es posible interpretar de otro modo el propósito de programas de televisión como el que muestra una Colonia Dignidad formando parte de un sistema de inteligencia destinado a la violación sistemática de los derechos humanos, exponiendo
a través de las cámaras fichas que se sugieren conteniendo información clasificada de personajes de la política de aquellos años, cuando en realidad se trata de recortes de prensa, donde se lee el nombre del medio y la fecha de publicación y en otros casos, de extractos de información pública sin la menor relevancia. Por supuesto que es extraño −por decir lo menos− que un organismo autodefinido como de carácter benefactor haya realizado este trabajo de recopilación de información, similar al que llevaba el
Departamento de Informaciones de la PDI (Depinf o Policía Política), sin que se haya investigado la justificación o legalidad de ello, lo que en ningún caso puede ser atribuido a los militares.
El programa exhibido en Chilevisión sobre los ex−conscriptos del 73, no se queda atrás en el objetivo de manipulación de la opinión pública, al entrevistar a verdaderos “soldados universales” que con seguridad habrían querido tener en sus filas
los SEALS de Estados Unidos, ya que –si se llegase a dar crédito a sus declaraciones− nos encontraríamos con que el ejército tuvo en sus filas conscriptos recién acuartelados en Abril que eran capaces de interrogar a los prisioneros e incluso aplicarles por sí
mismos electricidad para torturarlos… Ello no supera ni el más mínimo análisis y corresponde claramente a una manipulación artera y cobarde del débil ego del ser humano, el cual es estimulado con mayor facilidad cuanto más mediocre o irrelevante
haya sido la actuación de su portador.
Coinciden estos programas y otra serie de publicaciones que agreden el alma militar, con una escalada de fallos judiciales que rayan en lo insólito, dejando de lado su no olvidada ilegalidad e inconstitucionalidad, por corresponder éstas a materias que
han sido hábilmente impuestas en la opinión pública y alabadas por el mundillo político que rige nuestra vida nacional y que quedarán para el juicio de la historia. A una serie de condenas tan injustas como extemporáneas, sumamos el fallo de la Corte de
Apelaciones de Valdivia que desaforó a un Diputado y ex−Capitán de Ejército por haber sido “el brazo armado del ejército para eliminar a unos jóvenes que intentaban instalar una guerrilla en Neltume”, valorando tácitamente esta última conducta
criminal y desconociendo, en perjuicio del afectado, la existencia de una orden superior emitida por escrito y en una situación de Estado de Sitio. Más recientemente, hemos conocido el fallo de una Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago, en que condenan a un ex−Subteniente de la Armada de Chile, asignándole responsabilidades como “participante en un golpe de estado” y señalando que por haberse desempeñado en el Ministerio de Defensa, (probablemente como Oficial de Guardia o algo así) “no
puede minimizar su responsabilidad alegando ignorancia”…por tratarse dicha instalación del “epicentro de la toma de decisiones y organización de operaciones”… O sea, tenemos a un joven oficial, probablemente con 19 o 20 años de edad a esa fecha, responsable de haber estado en el Ministerio de Defensa, ¡seguramente siendo consultado o informado de cada decisión que adoptaban los Almirantes y Generales de la época….!
Todo esto −que sin duda alcanza ribetes ridículos e irrisorios− tiene sin embargo terribles consecuencias para la Familia Militar, al ver que la acción vengadora ya no se limita a ciertos actos que superan la capacidad de aceptación general, si no que
comienza a desbordar los límites de lo comprensible (al menos para aquellos menos solidarios que otros), amenazando la paz de quienes pretenden que nada les puede pasar porque nada hicieron. Los que aún no lo creen posible, debieran comenzar a
mirar lo que ocurre a su alrededor y a prepararse para lo que viene, ya que no se ve un horizonte de paz posible, al menos después del cobarde debilitamiento generado por quien traicionó sin empacho a los militares, el ex−presidente y descarado precandidato Sebastián Piñera.
La Familia Militar debe estar consciente de que la amenaza se cierne con mayor fuerza que nunca sobre ella y que existe la posibilidad concreta de que algo peor pueda estar siendo preparado por el gobierno de la UP 2.0. La escalada de que somos objeto no podría tener otro propósito que preparar o “repasar” a la opinión pública con el odio sembrado hacia los militares, a fin de generar el ambiente para que se apruebe a priori algo que termine por hundirla. Desde luego, es posible que esta campaña coyuntural pueda jugar un rol de “cobertura estratégica”, destinado a cubrir eventuales daños
causados por el fracaso de la nueva intentona revolucionaria, sirviendo de viciada amalgama para mantener la unión en sus fuerzas. Sin embargo, ello no quita la importancia de reunir sus propia fuerzas y salir del letargo que ha aquejado por años a la Familia Militar y a sus pocos y leales amigos que aún le quedan y que agradecen el sacrificio del ayer y el futuro conseguido a través de éste. Es hora de aunar esfuerzos en la forma que sea posible y dejar la calma del hogar para defender lo nuestro.
10 de Julio de 2014
Patricio Quilhot Palma

Universidades: ¿Porque tan tranquilas?

La pregunta es recurrente: ¿cómo está la Universidad? (Blog de Gonzalo Rojas Fuentes)

Tiene sentido que profesionales y madres de familia,emprendedores y profesores de colegios, se interesen por igual respecto del estado de nuestras casas de estudios

superiores al terminar el primer semestre.

la respuesta constante, por ahora, es: tranquila.

Mira qué bueno, suele ser el comentario que cierra la conversación, peroŠ ¿puede ser bueno que las universidades estén tranquilas?

Si por tranquilidad se entiende en un periodo que abarca ya cuatro años  -2011-2014-   la ausencia de tomas, funas, paros y encapuchados, bienvenida sea esa tranquilidad.

Efectivamente, anarquistas y autónomos, comunistas y revolucionario-democráticos (especies diferenciables por los especialistas en zoología estudiantil) llevan varios

meses comportándose con ponderación: a veces da la impresión que de los pocos activistas que movían esas organizaciones de tan enorme presencia tres años atrás, los que ya egresaron, están casi todos colocaditos en los ministerios y en el parlamento; y que los que ahora los imitan, no tienen la misma fuerza o están esperando un escenario diferente para moverse. ¿La inorganicidad, la frivolidad de los proyectos de reforma educacional que propicia el gobierno de Bachelet, quizás?

Es muy probable.

Pero hay otra tranquilidad muy ingrata. Tiene que ver con la pasividad de tantos bienpensantes que justamente en estos momentos de un cierto vacío en la presencia de las

izquierdas  -la Confech se muestra hoy pálida y deslavada-   no toman la iniciativa.

¿Porqué no ha habido una clara ofensiva intelectual y comunicacional de los dirigentes estudiantiles partidarios de una educación libre? ¿Qué ha faltado para que se organice un gran Congreso de alumnos universitarios gremialistas, independientes y otros grupos afines, en que se demuela con los argumentos obvios la pésima formulación gobiernista para la educación chilena? ¿Hemos fallado también los profesores al descuidar nuestras tareas formativas en estas dimensiones?

Estas son las preguntas que modifican aquella respuesta inicial: que la universidad  esté tan tranquila, no debe tranquilizar a nadie.

La vuelta al “justo medio” (Arturo Herrera Verdugo. Ex-Director de la PDI)

Estamos anclados a un mundo en cambio. Hoy se habla de la “sociedad del riesgo”, de la “sociedad red”, de la “sociedad del conocimiento” o de la “sociedad de la incertidumbre”.Estos escenarios se viven como extremos irreconciliables, lo cual hace difícil el diálogo. Frente a esto, es posible distinguir tres ejes de reflexión para el

Chile de hoy: Derechos – Deberes, Libertad – Responsabilidad, Deontología – Teleología.

En efecto, nos movemos en un mundo (y en una sociedad chilena) que lucha por los derechos, pero poco se habla de los deberes. Se trabaja por la libertad, pero se nos olvida la responsabilidad.Estamos involucrados en la búsqueda de metas y nos alejamos de nuestras convicciones.

Hay que recordar que derechos y deberes se implica mutuamente. Chile ha transitado desde la primacía de las obligaciones a la supremacía de los derechos. En este transitar el concepto de “autoridad” ha sido el gran damnificado, pues hoy se le asocia a imposición y arbitrariedad. Se olvida que este concepto tiene una dimensión moral y fuera de ésta pierde su sentido más pleno.

El segundo eje es la tensión entre libertad y responsabilidad. Hoy se pone énfasis en las libertades, lo

cual es correcto y necesario para una efectiva ciudadanía.

Sin embargo, la responsabilidad queda en un segundo plano, por lo que se requiere de una nueva visión que integre ambas dimensiones. Cómo no recordar a Víctor Frankl, quien planteaba el reto de construir junto a la estatua de la

libertad una estatua de la responsabilidad.

El tercer eje de reflexión es el binomio: deontología y teleología. Lo relevante es cumplir los objetivos sin

dar mayor importancia a los medios.En este contexto, las

utopías y la retórica – que daban sentido a la política – han quedado en segundo plano.

¿Cómo romper estas posiciones antagónicas? Volviendo a la idea aristotélica del “justo y recto medio”.

Ahora bien, un justo equilibrio no es una postura simplista que busca evitar conflictos.

Gran error. El “justo medio” aristotélico era un desafío de vida que implicaba preparación, prudencia y disposición de espíritu. Una justa moderación implica tener la valentía de

tomar postura, de salir de la indiferencia y de no sucumbir

en una neutralidad sin sentido.

Avanzar en el “justo medio” tampoco significa borrar las diferencias. Pretender suprimir las divergencias de opinión como exigencia de “moderación aristotélica”, es no entender la profundidad de la propuesta del filósofo de Estagira. El

“medio” aristotélico es una respuesta que nace de la más honda racionalidad humana y, como tal, jamás podría desconocer las diferencias que nacen de los pensamientos y las convicciones de cada cual.

Como esfuerzo racional supone conocimiento, indagación, respeto, reconocimiento del otro, tolerancia, empatía, humildad y capacidad de diálogo. Implica tener la disposición de ánimo para poner el acento en el bien común. Chile no puede ni debe perder esta perspectiva.

El debate actual nos presenta varios ejemplos de estos escenarios contrapuestos y de sus desafíos éticos. Para

algunos la educación debe ser gratuita porque es un derecho, mientras otros ponen el acento en la libertad de enseñanza. En materia de debate político, la diferencia no se asume como proposición dialógica, sino que como imposición destructiva. En política criminal, unos ponen énfasis en la represión policial y otros se centran en la prevención, deslegitimando

cualquier política de control.

Frente a esta realidad se pierde la capacidad de diálogo. Chile requiere de políticas que rompan estos ejes para

llegar a un justo medio racional, que como dice Aristóteles

se aleje del “exceso y del defecto”.

Tarea difícil, pues implica reconocer que en el otro también hay parte de la verdad.

Columna de Opinión

Algo huele a podrido en Dinamarca…Universidades: ¿Por qué tan tranquilas?….La vuelta al “justo medio”

Algo huele a podrido en Dinamarca…(Patrricio Quilhot Palma)./ Universidades: ¿Por qué tan tranquilas? Gonzalo Rojas Fuentes)/ La vuelta al “justo medio” (Arturo Herrera Verdugo. Ex-Director de la PDI)
La Familia Militar debe estar consciente de que la amenaza se cierne con mayor fuerza que nunca sobre ella y que existe la posibilidad concreta de que algo peor pueda estar siendo preparado por el gobierno de la UP 2.0. La escalada de que somos objeto no podría tener otro propósito que preparar o “repasar” a la opinión pública con el odio sembrado hacia los militares, a fin de generar el ambiente para que se apruebe a priori algo que termine por hundirla.
Esta famosa frase shakespeareana, viene a alertarnos acerca de lo que está  pasando o a punto pasar con la Familia Militar, la que se encuentra ante una reposición extemporánea y sin aparente justificación táctica de la campaña jurídico-comunicacional en contra de los ex-uniformados. En las últimas semanas, hemos visto un rebrote fuera de contexto de los programas anti−militares de TV, radio y prensa escrita, junto con insólitos fallos judiciales, en los que predomina nítidamente el propósito de inducir a la  opinión pública a rechazar al mundo militar, atosigándola con la exposición reiterada de casos de violaciones a los derechos humanos, junto con la difusión de fallos judiciales de un alto contenido político.
No es posible interpretar de otro modo el propósito de programas de televisión como el que muestra una Colonia Dignidad formando parte de un sistema de inteligencia destinado a la violación sistemática de los derechos humanos, exponiendo a través de las cámaras fichas que se sugieren conteniendo información clasificada de personajes de la política de aquellos años, cuando en realidad se trata de recortes de prensa, donde se lee el nombre del medio y la fecha de publicación y en otros casos, de extractos de información pública sin la menor relevancia. Por supuesto que es extraño −por decir lo menos− que un organismo autodefinido como de carácter benefactor haya realizado este trabajo de recopilación de información, similar al que llevaba el
Departamento de Informaciones de la PDI (Depinf o Policía Política), sin que se haya investigado la justificación o legalidad de ello, lo que en ningún caso puede ser atribuido a los militares.
El programa exhibido en Chilevisión sobre los ex−conscriptos del 73, no se queda atrás en el objetivo de manipulación de la opinión pública, al entrevistar a verdaderos “soldados universales” que con seguridad habrían querido tener en sus filas los SEALS de Estados Unidos, ya que –si se llegase a dar crédito a sus declaraciones− nos encontraríamos con que el ejército tuvo en sus filas conscriptos recién acuartelados en Abril que eran capaces de interrogar a los prisioneros e incluso aplicarles por sí mismos electricidad para torturarlos… Ello no supera ni el más mínimo análisis y corresponde claramente a una manipulación artera y cobarde del débil ego del ser humano, el cual es estimulado con mayor facilidad cuanto más mediocre o irrelevante haya sido la actuación de su portador.
Coinciden estos programas y otra serie de publicaciones que agreden el alma militar, con una escalada de fallos judiciales que rayan en lo insólito, dejando de lado su no olvidada ilegalidad e inconstitucionalidad, por corresponder éstas a materias que han sido hábilmente impuestas en la opinión pública y alabadas por el mundillo político que rige nuestra vida nacional y que quedarán para el juicio de la historia. A una serie de condenas tan injustas como extemporáneas, sumamos el fallo de la Corte de Apelaciones de Valdivia que desaforó a un Diputado y ex−Capitán de Ejército por haber sido “el brazo armado del ejército para eliminar a unos jóvenes que intentaban instalar una guerrilla en Neltume”, valorando tácitamente esta última conducta criminal y desconociendo, en perjuicio del afectado, la existencia de una orden superior emitida por escrito y en una situación de Estado de Sitio. Más recientemente, hemos conocido el fallo de una Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago, en que condenan a un ex−Subteniente de la Armada de Chile, asignándole responsabilidades como “participante en un golpe de estado” y señalando que por haberse desempeñado en el Ministerio de Defensa, (probablemente como Oficial de Guardia o algo así) “no puede minimizar su responsabilidad alegando ignorancia”…por tratarse dicha instalación del “epicentro de la toma de decisiones y organización de operaciones”… O sea, tenemos a un joven oficial, probablemente con 19 o 20 años de edad a esa fecha, responsable de haber estado en el Ministerio de Defensa, ¡seguramente siendo consultado o informado de cada decisión que adoptaban los Almirantes y Generales de la época….!
Todo esto −que sin duda alcanza ribetes ridículos e irrisorios− tiene sin embargo terribles consecuencias para la Familia Militar, al ver que la acción vengadora ya no se limita a ciertos actos que superan la capacidad de aceptación general, si no que comienza a desbordar los límites de lo comprensible (al menos para aquellos menos solidarios que otros), amenazando la paz de quienes pretenden que nada les puede pasar porque nada hicieron. Los que aún no lo creen posible, debieran comenzar a mirar lo que ocurre a su alrededor y a prepararse para lo que viene, ya que no se ve un horizonte de paz posible, al menos después del cobarde debilitamiento generado por quien traicionó sin empacho a los militares, el ex−presidente y descarado precandidato Sebastián Piñera.
La Familia Militar debe estar consciente de que la amenaza se cierne con mayor fuerza que nunca sobre ella y que existe la posibilidad concreta de que algo peor pueda estar siendo preparado por el gobierno de la UP 2.0. La escalada de que somos objeto no podría tener otro propósito que preparar o “repasar” a la opinión pública con el odio sembrado hacia los militares, a fin de generar el ambiente para que se apruebe a priori algo que termine por hundirla. Desde luego, es posible que esta campaña coyuntural pueda jugar un rol de “cobertura estratégica”, destinado a cubrir eventuales daños causados por el fracaso de la nueva intentona revolucionaria, sirviendo de viciada amalgama para mantener la unión en sus fuerzas. Sin embargo, ello no quita la importancia de reunir sus propia fuerzas y salir del letargo que ha aquejado por años a la Familia Militar y a sus pocos y leales amigos que aún le quedan y que agradecen el sacrificio del ayer y el futuro conseguido a través de éste. Es hora de aunar esfuerzos en la forma que sea posible y dejar la calma del hogar para defender lo nuestro.
10 de Julio de 2014
Patricio Quilhot Palma

Universidades: ¿Porque tan tranquilas?

La pregunta es recurrente: ¿cómo está la Universidad? (Blog de Gonzalo Rojas Fuentes)
Tiene sentido que profesionales y madres de familia, emprendedores y profesores de colegios, se interesen por igual respecto del estado de nuestras casas de estudios superiores al terminar el primer semestre. La respuesta constante, por ahora, es: tranquila.

Mira qué bueno, suele ser el comentario que cierra la conversación, peroŠ ¿puede ser bueno que las universidades estén tranquilas?
Si por tranquilidad se entiende en un periodo que abarca ya cuatro años  -2011-2014-   la ausencia de tomas, funas, paros y encapuchados, bienvenida sea esa tranquilidad.
Efectivamente, anarquistas y autónomos, comunistas y revolucionario-democráticos (especies diferenciables por los especialistas en zoología estudiantil) llevan varios meses comportándose con ponderación: a veces da la impresión que de los pocos activistas que movían esas organizaciones de tan enorme presencia tres años atrás, los que ya egresaron, están casi todos colocaditos en los ministerios y en el parlamento; y que los que ahora los imitan, no tienen la misma fuerza o están esperando un escenario diferente para moverse. ¿La inorganicidad, la frivolidad de los proyectos de reforma educacional que propicia el gobierno de Bachelet, quizás?

Es muy probable.

Pero hay otra tranquilidad muy ingrata. Tiene que ver con la pasividad de tantos bienpensantes que justamente en estos momentos de un cierto vacío en la presencia de las izquierdas  -la Confech se muestra hoy pálida y deslavada-   no toman la iniciativa.

¿Porqué no ha habido una clara ofensiva intelectual y comunicacional de los dirigentes estudiantiles partidarios de una educación libre? ¿Qué ha faltado para que se organice un gran Congreso de alumnos universitarios gremialistas, independientes y otros grupos afines, en que se demuela con los argumentos obvios la pésima formulación gobiernista para la educación chilena? ¿Hemos fallado también los profesores al descuidar nuestras tareas formativas en estas dimensiones?

Estas son las preguntas que modifican aquella respuesta inicial: que la universidad  esté tan tranquila, no debe tranquilizar a nadie.

La vuelta al “justo medio” (Arturo Herrera Verdugo. Ex-Director de la PDI)

Estamos anclados a un mundo en cambio. Hoy se habla de la “sociedad del riesgo”, de la “sociedad red”, de la “sociedad del conocimiento” o de la “sociedad de la incertidumbre”. Estos escenarios se viven como extremos irreconciliables, lo cual hace difícil el diálogo. Frente a esto, es posible distinguir tres ejes de reflexión para el Chile de hoy: Derechos – Deberes, Libertad – Responsabilidad, Deontología – Teleología.

En efecto, nos movemos en un mundo (y en una sociedad chilena) que lucha por los derechos, pero poco se habla de los deberes. Se trabaja por la libertad, pero se nos olvida la responsabilidad. Estamos involucrados en la búsqueda de metas y nos alejamos de nuestras convicciones.

Hay que recordar que derechos y deberes se implica mutuamente. Chile ha transitado desde la primacía de las obligaciones a la supremacía de los derechos. En este transitar el concepto de “autoridad” ha sido el gran damnificado, pues hoy se le asocia a imposición y arbitrariedad. Se olvida que este concepto tiene una dimensión moral y fuera de ésta pierde su sentido más pleno.

El segundo eje es la tensión entre libertad y responsabilidad. Hoy se pone énfasis en las libertades, lo cual es correcto y necesario para una efectiva ciudadanía.

Sin embargo, la responsabilidad queda en un segundo plano, por lo que se requiere de una nueva visión que integre ambas dimensiones. Cómo no recordar a Víctor Frankl, quien planteaba el reto de construir junto a la estatua de la libertad una estatua de la responsabilidad.

El tercer eje de reflexión es el binomio: deontología y teleología. Lo relevante es cumplir los objetivos sin dar mayor importancia a los medios. En este contexto, las utopías y la retórica – que daban sentido a la política – han quedado en segundo plano.

¿Cómo romper estas posiciones antagónicas? Volviendo a la idea aristotélica del “justo y recto medio”.
Ahora bien, un justo equilibrio no es una postura simplista que busca evitar conflictos.
Gran error. El “justo medio” aristotélico era un desafío de vida que implicaba preparación, prudencia y disposición de espíritu. Una justa moderación implica tener la valentía de tomar postura, de salir de la indiferencia y de no sucumbir en una neutralidad sin sentido.

Avanzar en el “justo medio” tampoco significa borrar las diferencias. Pretender suprimir las divergencias de opinión como exigencia de “moderación aristotélica”, es no entender la profundidad de la propuesta del filósofo de Estagira. El “medio” aristotélico es una respuesta que nace de la más honda racionalidad humana y, como tal, jamás podría desconocer las diferencias que nacen de los pensamientos y las convicciones de cada cual.

Como esfuerzo racional supone conocimiento, indagación, respeto, reconocimiento del otro, tolerancia, empatía, humildad y capacidad de diálogo. Implica tener la disposición de ánimo para poner el acento en el bien común. Chile no puede ni debe perder esta perspectiva.

El debate actual nos presenta varios ejemplos de estos escenarios contrapuestos y de sus desafíos éticos. Para algunos la educación debe ser gratuita porque es un derecho, mientras otros ponen el acento en la libertad de enseñanza. En materia de debate político, la diferencia no se asume como proposición dialógica, sino que como imposición destructiva. En política criminal, unos ponen énfasis en la represión policial y otros se centran en la prevención, deslegitimando cualquier política de control.
Frente a esta realidad se pierde la capacidad de diálogo. Chile requiere de políticas que rompan estos ejes para llegar a un justo medio racional, que como dice Aristóteles se aleje del “exceso y del defecto”.
Tarea difícil, pues implica reconocer que en el otro también hay parte de la verdad.

LAS OPINIONES DE ESTA COLUMNA DE OPINIÓN SON DE RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y NO REFLEJAN NECESARIAMENTE EL PENSAMIENTO DE UNOFAR
U al dia

Almuerzo de Camaradería

Reunión de carácter informativa respecto a la marcha de nuestra organización y posteriormente se recordará la epopeya del Combate de La Concepción (09 y 10 de Julio de 1882) en el Salón de Armas del Club, terminando con un almuerzo de camaradería. Jueves 17 de Julio del 2014, a las 12:00 horas en el Club de la Fuerza Aérea de Chile (Agustinas frente al Teatro Municipal de Santiago).

 

El Directorio de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional le saluda afectuosamente y le invita a adherirse  a un almuerzo de camaradería a realizarse el Jueves 17 de Julio del 2014, a las 12:00 horas en el Club de la Fuerza Aérea de Chile (Agustinas frente al Teatro Municipal de Santiago).

Previamente se efectuará una reunión de carácter informativa respecto a la marcha de nuestra organización y posteriormente se recordará la epopeya del Combate de La Concepción (09 y 10 de Julio de 1882) en el Salón de Armas del Club.

El valor de la Adhesión es de $ 7.000 por socio.

 La Unión cancela la diferencia del valor del evento.

Quienes ocupen el estacionamiento del Teatro Municipal, tienen derecho a tarifa preferencial, para lo cual el ticket de estacionamiento debe ser timbrado por el Maitre del Club.

 Se ruega encarecidamente inscribirse con oportunidad en nuestra Secretaría, sea por teléfono al fono 2697 21 30 – 2671 28 06  o por correo electrónico  unofardn@yahoo.es hasta el Viernes 11 de Julio 12:00 hrs.

 Programa

-Palabras de presentación del Presidente de la Unión de Oficiales (R) de la Defensa  Nacional Coronel de Aviación Don Roberto Serón Cárdenas.

-Homenaje a los Héroes de La Concepción, a cargo del Brigadier de Ejército Don Gustavo Basso Cancino.

-Cocktail en Salón Central

-Almuerzo en Gran Salón

Atentamente             

                                    Roberto Serón Cárdenas

                                       Coronel de Aviación

                                               Presidente

 

Jorge Llorente Domínguez                                      Humberto Julio Reyes

         Vicealmirante                                                    Brigadier General          

        Co Presidente                                                         Co Presidente

News
ALMIRANTE MERINO
Todo este desquiciamiento de Allende se premia con una estatua, y hay hombres que hicieron mucho más que él por la Patria y ni siquiera tienen una placa para recordarlos. Esa es la estatua que hay que remover y no la del Almirante Merino.

Nuevamente me veo en la obligación de salir en defensa, del Almirante don JOSÉ T. MERINO C. ante la persistencia de las típicas mentes afiebradas del comunismo criollo, en atacar la figura del Sr. Almirante MERINO para destruir todo vestigio de su fructífera obra en el Poder Legislativo y en la ARMADA. Es la típica táctica comunista de destruir la imagen de una persona que los ha combatido para evitar la destrucción de la sociedad. Las personas que se han reunido en asociaciones han pedido a la Presidente de la República para que se remueva una estatua del almirante instalada en el FRONTIS DEL EDIFICIO del Museo Naval de Valparaíso. Este país es único, que se destaca cuando se trata de mostrar falta de sentido común, envidia, odio, ninguna cultura y reconocimiento a una labor bien hecha. Salvador Allende, el peor presidente que ha tenido Chile, dicho por chilenos e historiadores extranjeros, sin embargo, el comunismo ha logrado levantar una estatua de este inepto que llevó a Chile al borde de
una guerra civil, destruyó la economía y el aparato productivo del país. Hizo tabla rasa de las instituciones básicas de la República al extremo que la Corte Suprema le comunicó que se había puesto al margen de la ley, y el Congreso, que había hecho notable abandono de sus deberes; eso en lo principal. AHORA TODO ESTE DESQUICIAMIENTO de Allende se premia con una estatua, y hay hombres que hicieron mucho más que él por la Patria y ni siquiera tienen una placa para recordarlos. Esa es la estatua que hay que remover y no la del Almirante Merino.
Por otra parte, aquellos que se autodenominan “marinos constitucionalistas”, me huele, a que no son marinos, más bien a traidores comunistas que fueron derrotados. No señores lectores, esa estatua debe permanecer en su puesto y el museo que él fundó es una obra viva, no sólo por los fondos que exhibe, sino que su biblioteca, documentos y cuanto tiene que hacer, con la MARINA, ESTAN AHÍ para difundir nuestra cultura y hacer un trabajo de extensión. Todo este quehacer terminó en la construcción de una
réplica en escala 1:1 de la gloriosa corbeta “ESMERALDA” EN EL PUERTO DE IQUIQUE. Por eso que tiene esa estatua donada por diferentes personas y constituye un ejemplo vivo de su espíritu realizador. La
réplica del “Esmeralda “se construyó con aportes de la minera Collahuasi. Al momento de pasar a retiro, entregó una Armada moderna y en plena etapa de actualización, lo que habla muy bien de su visión de futuro y de su responsabilidad con el servicio, algo que los políticos que lo atacan nunca han cumplido. En fin, podría extenderme mucho más sobre este hombre de muchos
talentos pero por sobre todo hay que destacar el amor a su familia, a Dios, a la Armada, a su Patria, todo ello quedó plasmado en sus obras y en un libro con las cartas que enviaba a los oficiales, sobre temas valóricos como: el amor a la Patria, la lealtad, el cumplimiento del deber, el honor y muchos otros.
La Sra. Presidente debe pesar muy bien lo que le están pidiendo y no ceder por ningún motivo; esa estatua debe permanecer en su puesto y nadie debe removerla, porque ello sería una falta de respeto con la ARMADA. Pienso que esto constituye un provocación inútil para la Armada. Si se llegare a materializar tal falta de criterio habrá que buscar las formas legales para impedirlo e incluso oponerse con la fuerza.
Fernando Navajas I.
Vicealmirante

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