Columna de Opinión

Cómplice Leal y Activo. Por José Pedro Lira

Cómplice Leal y Activo. Por José Pedro Lira
LAS OPINIONES EMITIDAS EN ESTA COLUMNA DE OPINIÓN, ES DE RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y NO REFLEJAN NECESARIAMENTE EL PENSAMIENTO DE UNOFAR
Me he propuesto levantar mi voz, convocar voluntades, trabajar para que en las próximas elecciones ¡el tema… sea tema! y los señores políticos tengan que definirse y más que eso, comprometerse a darle solución a estas injusticias… y si alguien me dice que seré acusado de “cómplice pasivo” por algún candidato, le digo “al tiro” que soy mucho más que eso, soy un cómplice leal y activo…

Lector regular de la columna semanal de Cristián Labbé, fui -al igual que muchos- golpeado con su arbitraria detención y más aún, al saber que se silenciaría su pluma mientras estuviera privado de libertad. Sin más, fui a darle mi apoyo a Temuco y después de una larga conversación le pedí que me autorizara para ocupar el vacío que dejaría su comentario en este como otros portales…. y aquí me tienen.

Se preguntaran cuáles son mis “pergaminos” para asumir tan osada aventura… muy simple, nos une una vieja amistad y en algunos aspectos parecemos “almas gemelas”, obviamente cada uno en su estilo. El reflexivo, cerebral, profundo (y a veces latero), yo, algo campechano y de observaciones directas… sin rodeos. Durante muchos años él era asesor presidencial y yo exitosos (¿?) columnista de un diario de circulación nacional. Nos nutríamos con cierto éxito… el uno del otro.

Después de veinte años, con la venia del titular, dejo la “comodidad de mi anonimato” (forma siútica de decir… don nadie)  para pasar a cubrir esta trinchera y para mantener vivas estas líneas que para muchos se nos habían transformado en un rayito de luz que semanalmente entraba en el  oscuro panorama nacional. Difícil tarea pero con intentarlo nada se pierde…

Como no hacerlo si soy un sencillo empresario del campo (llorón como todo agricultor) pero en el fondo agradecido de lo que hicieron los militares, especialmente por el chileno común y corriente. En una línea, nos transformaron de un país mediocre y sin futuro, en uno pujante y referente a nivel mundial.

Con algo más de setenta años y con una vida hecha, con altos y bajos, sabores y sin sabores, me aprestaba a disfrutar de mi retiro, sin mayores sobresaltos… pero uno propone y la izquierda dispone. Convertido nuestro país en una sociedad cargada de odio, de inseguridad y de politiquería, la calidad de vejez se me fue, como a muchos… “a  las pailas”. Lo que no sería tan grave si viera que en el horizonte vienen días mejores, pero lamentablemente nada hace suponer que las cosas vayan a cambiar.

Por lo mismo, me parece que ha llegado el momento de dejar de lamentarnos y pasar de ser meros críticos sociales…  a asumir un rol más activo en la defensa de nuestros soldados. No puede ser que casos emblemáticos como el de Labbé solo se comenten y no se denuncien por parte de nuestros políticos.

¿Puede una persona después de 43 años, de haber sido Ministro de Estado, profesor universitario, alcalde por 16 años, elegido con altas mayorías, hoy sea considerado un peligro para la sociedad? En que mente cabe tamaña aberración… cuantos militares están en igual o peor situación y que nadie los defiende porque no son conocidos o emblemáticos como el Coronel.

Me he propuesto levantar mi voz, convocar voluntades, trabajar para que en las próximas elecciones ¡el tema… sea tema! y los señores políticos tengan que definirse y más que eso, comprometerse a darle solución a estas injusticias… y si alguien me dice que seré acusado de “cómplice pasivo” por algún candidato, le digo “al tiro” que soy mucho más que eso, soy un cómplice leal y activo… de los militares, de su gobierno y muy especialmente de mi coronel Labbé.

Por José Pedro Lira

https://chilemerece.wordpress.com/

Columna de Opinión

Paz en la Araucanía

Paz en la Araucanía
LAS OPINIONES EMITIDAS EN ESTA COLUMNA DE OPINIÓN, ES DE RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y NO REFLEJAN NECESARIAMENTE EL PENSAMIENTO DE UNOFAR
Si la memoria no me falla, solo en mi familia hemos sufrido más de 300 atentados. Sumo innumerables amenazas de muerte, y la protección policial en nuestros predios ya es parte del paisaje y, sin embargo, los atentados ocurren todos los días.

 Cartas Al Director El Mercurio

Señor Director:
Vivo en La Araucanía. Soy hijo, nieto y bisnieto de agricultores. Hace años que estudio lo que ocurre en nuestra región, ayudo a víctimas de atentados, defiendo nuestro campo, hago charlas sobre lo que vivimos a diario en esta zona.

No soy político y tampoco quiero serlo. Amo mi tierra y lo que ella produce. Amo esta forma de vida, ser un huaso chileno me llena de orgullo, pero cada día se nos hace más difícil lidiar con la realidad violenta y el acoso constante. Hace un par de años, un intendente nos dijo, sin más, “tienen que entregar sus campos”. ¿Por qué tenemos que entregar lo que ha sido de mi familia por más de cinco generaciones, por qué nos quieren sacar de nuestras tierras?

Si la memoria no me falla, solo en mi familia hemos sufrido más de 300 atentados. Sumo innumerables amenazas de muerte, y la protección policial en nuestros predios ya es parte del paisaje y, sin embargo, los atentados ocurren todos los días.

Familias que quedan sin casa y otros cuyas fuentes de trabajo se convierten en cenizas. Solo un transportista de Temuco perdió 19 camiones, 10 carros y una bodega en un solo atentado. Qué decir de los padres de Jorge Andrés Luchsinger. Muertos. Quemados en su propia casa, con un proceso judicial entrampado en los tribunales.

Lo que hay de fondo es un proceso de expropiación, maquillado como “recuperación de tierras” y apuntalado por una política de Estado de entrega de predios, que no es más que la legitimación de este proceso violento. Esto es evidente, pero nuestros políticos se quedan con la visión policial y judicial, que son solo consecuencias del tema de fondo: la Ley Indígena y el Convenio 169 de la OIT.

El año 2016 el presupuesto de compras de tierra fue de $83 mil millones, y para este 2017 es de $84 mil millones. El Estado seguirá comprando terrenos, donde los dueños legales y legítimos se entregaron; donde la violencia y la presión pudieron más que la razón; donde la dedicación, el amor y el esfuerzo de generaciones se transan al valor de hectárea en una notaría. Del porqué un agricultor vende no se habla. De los atentados, las balaceras, los robos de ganado, las quemas de siembras, el pillaje, tampoco.

Quieren destruirnos la moral, obligarnos a poner fin a esto vendiendo nuestros campos “voluntariamente”.

Hoy tenemos una oportunidad histórica: que el o los candidatos presidenciales planteen claramente a la opinión pública cuál es su propuesta para restablecer el Estado de Derecho en nuestra región.

Solo queremos paz en La Araucanía. Queremos una convivencia sana, respetuosa con los deberes y derechos de todos. Queremos que nuestros hijos crezcan sin miedo, con el apego a su tierra y a su patria, que a todos nosotros se nos inculcó desde pequeños.

Juan de Dios Fuentes Vega
Abogado y agricultor Paz en La Araucanía

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Incompetencia Impune. Jose Antonio Kast “los-militares-son-personas-que-aunque-no-estuvieran-vigilados-no-se-arrancarían”

Incompetencia Impune. Jose Antonio Kast “los-militares-son-personas-que-aunque-no-estuvieran-vigilados-no-se-arrancarían”
LAS OPINIONES EMITIDAS EN ESTA COLUMNA DE OPINIÓN, ES DE RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y NO REFLEJAN NECESARIAMENTE EL PENSAMIENTO DE UNOFAR
Por desgracia, en las últimas semanas hemos sido testigos de demasiadas muestras flagrantes de incompetencia estatal que no están siendo perseguidas ni castigadas. Peor aún: están siendo abiertamente ignoradas, pues los responsables de este trabajo mal hecho que desangra las arcas fiscales han gozado de abierta impunidad.

El Contralor General de la República, Jorge Bermúdez, nos recordó hace algunos días que la incompetencia de los funcionarios públicos también puede ser catalogada como corrupción: “Una forma de corrupción es no hacer bien el trabajo… Si no hacemos nuestros trabajo, que es para lo que nos pagan, estamos también siendo cómplices de este delito”.

Por desgracia, en las últimas semanas hemos sido testigos de demasiadas muestras flagrantes de incompetencia estatal que no están siendo perseguidas ni castigadas. Peor aún: están siendo abiertamente ignoradas, pues los responsables de este trabajo mal hecho que desangra las arcas fiscales han gozado de abierta impunidad.

De partida, por ejemplo, seguimos esperando la tan cacareada rendición de cuentas gubernamental por la tardanza criminal en el combate de los incendios forestales que destruyeron 460 mil hectáreas y la vida de 11 compatriotas. Recordemos que en enero, cuando medio país se quemaba, La Moneda aseguró que, pasada la emergencia, llegaría entonces la hora de ajustar cuentas y asumir responsabilidades, pero nada de eso ha pasado hasta ahora.

Todo lo contrario. Esta semana el subsecretario del Interior, Mamoud Aleuy, uno de los halcones más tenaces de la administración Bachelet, aseguró ante la comisión investigadora del Congreso que no hubo retrasos ni inoperancia a la hora de combatir los siniestros. Así es, a juicio de Aleuy, el Gobierno y el Estado respondieron muy positivamente a la crisis de los incendios forestales, a pesar de los evidentes malos resultados y de otras pruebas que demuestran lo contrario, como los mensajes de Whatsapp del director de la Conaf, Aarón Cavieres, que dejaron a su repartición en ridículo. Y esto no lo digo yo. Lo dicen diputados oficialistas como Iván Flores (DC) y Jorge Tarud (PPD), quienes se quejaron porque la Conaf y el Ministerio del Interior tardaron casi una semana en aceptar los dos gigantescos aviones que fueron cruciales para extinguir los incendios. Por cierto, el ministro del Interior, Mario Fernández, se negó a asistir a la comisión investigadora, como también se ha negado a visitar la Región de La Araucanía, a pesar del recrudecimiento del terrorismo en esa zona. Si eso no es “esquivar el bulto”, entonces no sé cómo calificarlo.

Igualmente impresentable ha sido la gestión de los ministerios de Transportes y Medio Ambiente. El Transantiago perdió el año pasado casi 700 millones de dólares, se disparó la evasión hasta el 35% y el servicio es calificado mediocremente por los usuarios, todo lo cual incidió en la renuncia de Andrés Gómez-Lobo el mismo día que sería interpelado en el Congreso. A ello hay que agregar la payasesca tardanza en la puesta en marcha del plan anti-contaminación de la capital, que ha tenido que ser presentado tres veces ante la Contraloría por diversos errores del Ministerio del Medio Ambiente. Por eso, el plan no entrará en vigencia, como se suponía, el 1 de mayo, y no habrá restricción a los vehículos catalíticos, lo que ha irritado a los miles de automovilistas que renovaron sus máquinas para cumplir con la nueva normativa que ya no se aplicará.

¿Qué nos espera, entonces, si el plan anticontaminación debutará de manera incompleta este invierno? Más congestión y más esmog en la capital, pese a lo cual no hemos visto a ningún ambientalista ni ecologista protestando en las calles, como los que abundan cuando algún privado quiere emprender un proyecto de cierta envergadura, lo que deja en evidencia cómo ciertas causas sociales muy nobles terminan siendo cooptadas políticamente por grupos anti-empresariales.

Lo mismo queda en evidencia cuando algunos dirigentes oficialistas se muestran tan diligentes a la hora de denunciar la incompetencia de los empresarios que se han coludido o han fallado en la provisión de servicios básicos (como el agua potable concesionada), pero callan cuando el “corte de suministro” corre por cuenta de alguna repartición del Estado.

Porque así como hay que fiscalizar y castigar a las empresas que no prestan los servicios que están obligadas a entregar, también es necesario perseguir con ahínco a los funcionarios públicos que sencillamente no hacen la pega y que ahora, además, quieren quedarse con un 5% de nuestras pensiones. Si no son capaces de gestionar decentemente el Sename, Televisión Nacional, Gendarmería y la Junaeb, entre otros, ¿en serio podemos dejarlos a cargo de nuestro dinero?

Ricardo Leiva, doctor en Comunicación de la Universidad de Navarra

http://www.radiozero.cl/podcasts/jose-antonio-kast-los-militares-son-personas-que-aunque-no-estuvieran-vigilados-no-se-arrancarian

El diputado José Antonio Kast señaló hoy en Desde Zero que, gracias a su candidatura, con la que pretende llegar a primera vuelta luego de rechazar la invitación a las primarias de Chile Vamos, Sebastián Piñera “se está derechizando”.

“Piñera está como el jamón del sandwich entre los dos Kast jaja”, bromeó, aludiendo a la precandidatura de su sobrino Felipe Kast, diputado por Evópoli.

José Antonio Kast estimó que podría llegar a obtener un 10% de los votos en la elección presidencial. Aseguró que ya cuenta con la cantidad de firmas requeridas para inscribir su candidatura y que esperará a juntar 60 mil para realizar el trámite.

Sobre la situación de los militares procesados por causas de Derechos Humanos, respecto de los cuales la candidatura de Kast es la más cercana políticamente, el diputado se mostró de acuerdo con que exista un régimen penal distinto para los ex uniformados.

“Los militares son personas que, aunque no estuvieran vigilados, no se arrancarían”, afirmó.

Kast criticó a Piñera por haber acuñado el concepto de cómplices pasivos durante su presidencia. “Él tiene que aclarar por qué habló de cómplices pasivos cuando trabajaba con muchos cómplices pasivos”, apuntó. “No puedes insultar a las personas que trabajan contigo”.

Fernando Atria

Luego de cancelar su aspiración a ser precandidato presidencial por el Partido Socialista luego de que el Comité Central de la tienda desechara la consulta ciudadana para definir su carta en las primarias, el abogado Fernando Atria conversó hoy con Desde Zero.

Atria adelantó que la corriente socialista a la que él representa, Izquierda Ciudadana, esperará la decisión del Comité Central del PS de este fin de semana sobre su candidato presidencial para decidir de forma autónoma a quién proclamará esta corriente.

“El proyecto de Izquierda Socialista tiene un horizonte temporal de más de 5 meses“, agregó.

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La Primera Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago

La Primera Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago
LAS OPINIONES EMITIDAS EN ESTA COLUMNA DE OPINIÓN, ES DE RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y NO REFLEJAN NECESARIAMENTE EL PENSAMIENTO DE UNOFAR
En concreto, la acción busca esclarecer la presunta “tardanza grave e inexcusable” de la Mandataria en el pronunciamiento sobre las solicitudes de indultos, considerando que dos de los internos que han solicitado la acción, han muerto en la espera.

 La Primera Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago declaró admisible el recurso de protección interpuesto por familiares de reos de Punta Peuco, en contra de la Presidenta Michelle Bachelet.

Tras lo determinado por el tribunal de alzada capitalino, la Mandataria deberá informar dentro de un plazo de cinco días, de todos los antecedentes que tenga sobre el asunto que motiva el recurso, bajo apercibimiento de aplicar alguna de las sanciones establecidas.

Dentro de las sanciones se encuentra la amonestación privada, censura por escrito, multa a beneficio fiscal (de entre 1 y 5 UTM), suspensión de funciones hasta por cuatro meses, además de la responsabilidad penal en que pudiera incurrir.

El abogado que representa a las familias, Raúl Meza, calificó la resolución como “un golpe a la cátedra judicial en materia de derechos humanos, en favor de reos terminales que cumplen condena en un establecimiento penal en Chile”.

En concreto, la acción busca esclarecer la presunta “tardanza grave e inexcusable” de la Mandataria en el pronunciamiento sobre las solicitudes de indultos, considerando que dos de los internos que han solicitado la acción, han muerto en la espera.

La Tercera 29MAR.17

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En el bicentenario de nuestra Escuela Militar y de la Armada de Chile

En el bicentenario de nuestra Escuela Militar y de la Armada de Chile
LAS OPINIONES EMITIDAS EN ESTA COLUMNA DE OPINIÓN, ES DE RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y NO REFLEJAN NECESARIAMENTE EL PENSAMIENTO DE UNOFAR
A través de una ceremonia que contó con la presencia de la Presidenta de la República, la Escuela Militar conmemoro el bicentenario de su fundación, lo mismo ocurrió en Valparaíso

 Estamos ad portas de un nuevo aniversario de fundación de la Escuela Militar. Durante el año en curso, esta escuela matriz del Ejército cumple nada más y nada menos que 199 años desde que O’Higgins la fundase en 1817 y en sus casi doscientos años de existencia, ha estado marcada por todo tipo de peripecias que la han llenado de una mística especial y que la han convertido en lo que es en el día de hoy: formadora de los jóvenes quienes desde su titulación como oficiales de Ejército pasarán a integrar las filas a las que su vocación les ha llamado, como tantos otros antes que ellos y que han sabido llenar de lustre las armas de la Patria.

El proceso que finalmente llevó a la fundación de la Escuela Militar se remonta a antes de su creación propiamente tal. La fundación de un instituto que formase oficiales estuvo presente desde los años de la Primera Junta Nacional de Gobierno. Ya durante la Patria Vieja, y sobre todo a partir de 1811, surgieron voces que pedían una instrucción militar más acabada de sus ciudadanos y de quienes debían formar las filas del Ejército, principalmente en la forma de un colegio militar establecido que entregase los conocimientos adecuados, opinión a la que incluso el entonces capitán de ingenieros Juan Mackenna O’Reilly adhería, tal como lo explicitó en su memorial.[1] Además existieron otros llamados para que los hombres de entre dieciséis y sesenta años que fueran aptos se enrolasen en los distintos cuerpos militares para principiar su formación militar.

Por otro lado, también estaba presente el interés de algunos parlamentarios de dotar al Instituto Nacional, próximo a su creación, de los ramos militares que fueran pertinentes, teniendo en cuenta que en aquellos momentos las finanzas públicas no permitían la creación de un instituto que se dedicase a impartirlos.[2] La Aurora de Chile hizo eco de este anhelo en marzo de 1812, cuando, entre otras personalidades, “Agustín Vial abogaba porque el gobierno extendiera sus miras al futuro y se preocupara de proporcionar a sus habitantes una educación no solo civil sino también militar.”[3]

Si bien en el momento de su puesta en marcha el Instituto Nacional fue dotado de los ramos militares tan ansiados, esta iniciativa no prosperó debido a la sorpresiva y prematura muerte del profesor a cargo de aquellos cursos y pronto fueron eliminados. Pero la necesidad de formar militarmente al ciudadano medio no quedó en el olvido y considerándose esto como una necesidad imperativa, se insistió en el tema. Fue entonces cuando se emitió la orden para que la Compañía de Jóvenes Granaderos, al mando de Juan José Carrera, se convirtiera en la Compañía de Jóvenes del Estado y que se encargase de este modo de formar a los primeros oficiales.[4] Lamentablemente, debido al desastre de Rancagua ocurrido en octubre de 1814, y a la consiguiente restauración del poder monárquico en Chile, esta iniciativa quedó en el aire sin llegar a buen puerto. De acuerdo a Nicanor Molinare, se registró una única lista de revista de comisario con su respectivo ajuste del mencionado colegio militar, documentos fechados los días 9 y 11 de julio respectivamente.[5]

Tras la batalla de Chacabuco en 1817 y la instalación del gobierno chileno con O’Higgins a la cabeza como su Director Supremo, la necesidad de crear un ejército nacional propiamente tal tomó prioridad. Esto era de particular interés, si consideramos que el Ejército de Los Andes que había cruzado la cordillera y dado la cara ante las fuerzas realistas, estaba compuesto principalmente de efectivos argentinos; los chilenos que formaban parte de sus filas eran una minoría, lo que debía ser solucionado a la brevedad posible. Rápidamente O’Higgins tuvo a bien dar órdenes y disponer de los medios necesarios para la creación de un ejército propiamente chileno.

Pudo presentarse quizás un obstáculo. San Martín tenía órdenes de la Junta de Buenos Aires que le indicaban y permitían, una vez cruzado la cordillera, reclutar de entre la población local la suficiente gente que le permitiera mantener las plazas del ejército cubiertas, y también de crear unidades sueltas en tanto el gobierno de Chile no se instalara de manera regular. Se buscaba de este modo que el vigor de dicho ejército no menguase. Ya cuando este objetivo estuviera cumplido, se debían crear unidades compuestas por chilenos, al mando de oficiales argentinos y de confianza, existiendo además la instrucción de no permitir que hubiese en Chile una fuerza diferente y superior al del Ejército de los Andes.[6]

No obstante estos recelos de Buenos Aires, O’Higgins continuó en su afán. Ya planeaba desde antes la creación de un ejército nacional de proporciones similares a la del Ejército de Los Andes, para que ambos pudiesen emprender la campaña contra el Virreinato de Lima y así neutralizar la amenaza realista en el continente. El prócer se abocó de inmediato a la tarea ni bien asumió el gobierno y pronto comenzaron a organizarse unidades que completaban sus plazas sin mayores problemas, pese a los problemas y obstáculos que surgieron a medida que transcurrían los días y se intentaban implementar las órdenes dadas para la consecución de este fin. Con este objetivo en curso, otra noción comenzó a tomar precedencia.

La idea de que solo podría asegurarse la independencia del país si se contaba con tropas disciplinadas regulares y propias cobraba cada vez más importancia, pero la instrucción militar de los ciudadanos del país no era la mejor, si es que la tenían. El Director Supremo retomó entonces la noción de dar una instrucción militar más acabada a los chilenos, poniendo en marcha “una idea menos ambiciosa, pero más realista que las planteadas durante la Patria Vieja”[7] .

“O’Higgins que en las campañas de 1813 y 1814 había palpado los inconvenientes de las tropas indisciplinadas que componían nuestro primer ejército, y que en el campamento de Mendoza, en el paso de Los Andes y en la batalla de Chacabuco había podido medir la importancia de las tropas regulares, quería que el nuevo ejército poseyese la más cabal instrucción militar que fuera posible darle. Por decreto del 16 de marzo, mandó abrir una escuela militar.”[8] En primera instancia lo que se buscaba con la fundación de esta academia era algo bastante más aterrizado y acorde con la realidad por la que en esos momentos atravesaba la naciente república. Se pretendía que en el plazo de seis meses, fueran formados los oficiales y clases con los conocimientos básicos en el manejo de tropas, táctica y estrategia, con las bases necesarias para el desempeño de los cargos administrativos que correspondieran a los diferentes puestos en un ejército profesional. Se decretó además que nadie podría servir en las filas sin haber pasado y aprobado los cursos de dicha escuela.[9] “Como debe suponerse, no se trataba de dar allí una instrucción teórica literaria o científica. El objeto principal, por ahora, decía aquél decreto, es formar buenos oficiales de infantería y caballería dentro de seis meses que se verificarán los primeros exámenes”,[10] ya habría tiempo más adelante para perfeccionar la formación que se les diera a los nuevos oficiales y clases, si las circunstancias así lo permitían. Lo esencial de momento era comenzar la instrucción.

Para cubrir las plazas de esta primera Academia Militar se recurrió a diferentes fórmulas. Se hizo un llamamiento público a los jóvenes a integrarse a sus filas, “se abolieron las categorías de cadetes en los regimientos y se ordenó que quienes las integraban, pasaran a ser alumnos de la nueva institución.”[11 12] Se arregló un programa de estudios apropiado, adoptándose las tácticas de caballería e infantería publicadas en Francia el año 1792, con las modificaciones hasta 1815. En cuanto a lo propiamente militar, se decidió seguir la Real Ordenanza española de 1798, de acuerdo a como las extractase el director de la academia, y que además contase con la aprobación del Director Supremo.[13] La Academia Militar se instaló en una parte del convento de San Agustín que se encontraba en el centro de la ciudad, y tras superar la porfiada resistencia de los agustinos, y una serie de lamentables desaguisados que culminaron en el desalojo de los religiosos del edificio y su posterior traslado a la Recoleta Domínica para “continuar una vida verdaderamente monástica”[15], comenzó a funcionar bajo la dirección del sargento mayor de ingenieros español don Antonio Arcos.

En el tiempo establecido dicha Academia licenció a sus primeras promociones. Aquellos alumnos que llegaron con pocas, sino ninguna habilidad militar, se convirtieron en “individuos diestros en el manejo de las armas, en las maniobras de la tropa e instruidos en las voces de mando y en los deberes de la vida de cuartel y de campaña, que pasaron a ser excelentes instructores de soldados y que contribuyeron eficazmente a la organización de cuerpos perfectamente disciplinados que hicieron del ejército de Chile un verdadero poder militar.”[16] Especial mención merece el destacado teniente de caballería Jorge Beauchef, un oficial francés distinguido que por esos años llegaba a Chile y a quien le fue confiado el cargo de ayudante mayor de la Academia Militar, y que volcó toda su vasta experiencia en estos jóvenes que recién iniciaban sus pasos en la vida militar.

Tres fueron las secciones en las que se dividió la Academia. Una de éstas era la sección de cadetes, por la cuál se pagaba una colegiatura y para la que además existían becas para aquellos individuos que así lo merecieran; otra era la de sargentos y cabos, cuyos gastos corrían por parte del Estado; y última era la sección de oficiales agregados, esta última destinada al perfeccionamiento profesional de los oficiales que ya servían en las filas. El requisito básico para entrar a cualquiera de ellas era saber leer y escribir. “No se exigen más pruebas de nobleza que las verdades, que forman el mérito, la virtud y el patriotismo.”[17]

Paralelamente a la difícil puesta en marcha de la Academia Militar, la falta de alumnos siempre fue una constante en los primeros meses pese a los esfuerzos dedicados para revertir la situación, el proceso independentista continuaba su curso y todavía faltaba sellar la libertad definitiva del territorio. Después de diciembre de 1817, llegaron al país considerables refuerzos realistas al sur y pronto pareció que la independencia peligraba. El engranaje de la historia se movía rápido y antes de que pasara mucho tiempo, los cadetes de la Academia Militar pronto tuvieron la oportunidad de probarse en combate.

La Batalla de Maipú estaba ad portas.

El 5 de abril de 1818 las fuerzas patriotas, lideradas por José de San Martín se enfrentaban contra los realistas al mando de Mariano Osorio. La patria peligraba especialmente, por lo que este enfrentamiento era decisivo para sellar o perder la independencia. Mientras ambos ejércitos se batían a duelo en Maipú, y por temor a que las fuerzas patriotas fueran sobrepasadas, O’Higgins tomó la iniciativa: sin importarle su estado de salud, había sido herido en la reciente derrota de Cancha Rayada, decidió presentarse en el campo de batalla, siendo su primera intención fue dejar la defensa de Santiago en manos de las milicias y de los alumnos de la Academia Militar, pero éstos “no estuvieron de acuerdo con su decisión y ante sus reclamos el prócer reconsideró la resolución, y marchó con ellos hacia el campo de batalla.”[18]

O’Higgins se presentó a la lucha a la cabeza de los enfermos y heridos de Cancha Rayada que habían decidido seguirlo y con las Cien Águilas, los cadetes que lo acompañaron repartidos en dos compañías bajo el mando del director subrogante de la Academia, coronel Manuel Labarca y del mayor Manuel Silva. Al momento de su arribo, una división de las fuerzas realistas comenzaban a refugiarse en Casas de lo Espejo con la esperanza de resistir allí la noche, pero la llegada de estos refuerzos supuso un brusco cambio de planes. Venían frescos, con ansias de vengar a los caídos y de consolidar de una buena vez la independencia del país. Se produjo una feroz persecución que solo se detuvo con la llegada de la noche y con la certeza que la victoria era para las armas de Chile.

De este modo no solo se consolidaba la Independencia, sino que los alumnos de la Academia probaban los conocimientos entregados en su formación como oficiales y su valor en combate.

Por
Carolina Herbstaedt M.
Academia de Historia Militar.

NOTAS AL PIE
1. Molinare, Nicanor. “Los Colegios Militares de Chile. Tomo I. 1814 – 1819.” Imprenta Cervantes. 1911. pp. 44
2. Molinare. Op. Cit. p. 45
3. Duchens Bobadilla, Myriam (editora) “Escuela Militar del Libertador Bernardo O’Higgins. 190 años de Historia. 1817 – 2007.” Escuela Militar. 1ª Edición, agosto de 2007. pp. 19.
4. Molinare, Nicanor. Op. Cit. pp. 56 y ss.
5. Molinare, Nicanor. Op. Cit. pp. 64 – 66
6. Barros Arana, Diego. “Historia General de Chile. Tomo XI.” Rafael Jover, Editor. Santiago de Chile. 1890. pp. 27 – 28.
7. Duchens. Op. Cit. pp. 20
8. Barros Arana, Diego. Op. Cit. pp. 30
9. Academia Chilena de la Historia. “Archivo de Don Bernardo O’Higgins. Tomo IX.” Imprenta Universitaria. Santiago de Chile. 1951. p. 211. Artículo nº 1 del decreto de fundación de la Academia Militar expresa que “todo oficial de los no actualmente empleados de cualquier clase no puede ni debe aspirar a tener colocación en el Ejército sin que primero haya precedido su agregación a la Academia Militar.”
10. Barros Arana, Diego. Op. Cit. pp. 30
11. Duchens, Op. Cit. pp. 24
12. Archivo O’Higgins. Tomo IX. Op. Cit. p. 211. Artículo nº 2 del decreto de fundación de la Academia Militar expresa que “Queda enteramente abolida en los Regimientos la clase de Cadetes. Los que actualmente existan en los cuerpos del Ejército pasarán a la Academia Militar para ser promovidos; pues debe entenderse que desde este momento no hay otra escala, ni otro camino para salir a oficial que el de adquirir primero los conocimientos necesarios e indispensables para obtener y desempeñar este cargo distinguido.”
13. Archivo O’Higgins. Tomo IX. Op. Cit. p. 212
14. Academia Chilena de la Historia. “Archivo de don Bernardo O’Higgins. Tomo XXV.” Imprenta del Instituto Geográfico Militar. Santiago de Chile. 1964. p. 138 y ss.
15. Archivo O’Higgins. Tomo XXV. Op. Cit. p. 141
16. Barros Arana, Diego. Op. Cit. pp. 32
17. Archivo O’Higgins. Tomo IX. Op. Cit. p. 213
18. Duchens. Op. Cit. pp 29a

Valparaíso. A contar de este viernes 17 de marzo y hasta octubre del 2018, la Armada de Chile estará realizando diversas actividades para conmemorar sus 200 años de vida.

Durante la celebración del Bicentenario se presentará la visión y los legados históricos estratégicos, en los ámbitos navales y marítimos, con los que la Institución ha contribuido a la consolidación del territorio nacional y desarrollo del país, entre los que se encuentra el esfuerzo sostenido en establecer una política marítima integrada en función de los intereses nacionales; y, por otra, el desafío futuro al cual la Institución está disponible para contribuir en la creación de una Política Oceánica Nacional de responsabilidad del Consejo de Ministros (Relaciones Exteriores, Defensa, Economía y Medio Ambiente).

La primera actividad del Bicentenario

Con la presencia de la Presidenta de la República Michelle Bachelet, el Ministro de Defensa Nacional José Antonio Gómez, y el Comandante en Jefe de la Armada, Enrique Larrañaga  se desarrolló en Valparaíso, a bordo del Transporte AP-41 “Aquiles” la ceremonia que recuerda la primera acción naval de la Armada de Chile y que corresponde a un episodio de la historia de Chile conocido como la Liberación de los Patriotas de Juan Fernández.

En la ocasión, la Presidenta de la República afirmó que “es un gran orgullo participar en una ceremonia que da inicio a la celebración de los 200 años de la Armada de Chile. Estar a bordo del “Aquiles”, en el día en que se cumplen exactamente 200 años del zarpe del bergantín “Águila” tiene un hondo significado. Estamos siendo testigos de un aniversario que nos habla de la importancia que la Armada ha tenido en la historia de Chile, pero nos muestra sobre todo, como las instituciones que hunden sus raíces en el nacimiento de la República están profundamente imbricadas de lo que fue la gesta del Libertador”.

Respecto al rol y a la importancia de la Armada para el país, el Ministro de Defensa, indicó que “una de las tareas que nosotros hemos querido siempre relevar es la presencia que tienen las Fuerzas Armadas, y la Armada en particular en cada una de nuestras desgracias que hemos vivido en estos tiempos; una serie de tragedias en que las Fuerzas Armadas, particularmente esta Institución está presente en cada una de ellas y así se reconoce el valor que tiene cada uno de los funcionarios de la Armada, para proteger, acompañar a nuestros compatriotas en los desastres”.

En tanto, el Comandante en Jefe de la Armada, comentó que es “un orgullo como tener la oportunidad de poner en relieve una tarea, una labor trascendente que ha hecho la Marina durante 200 años al servicio del país. La Armada no tiene una fecha fundacional específica, sino que se fue creando en la medida de las necesidades, y por esa razón entonces hay hechos que se produjeron en los años 1817 y 1818, que nosotros vamos a replicar y conmemorar en este año y medio de actividades para honrar a la Marina”.

Asimismo, anunció que se ha autorizado y firmado el decreto correspondiente para la construcción de un rompehielos. “Un buque antártico que vamos a empezar con la ingeniería de detalles, que es la etapa que viene a continuación, y el corte de la primera plancha lo haríamos en mayo de este año, de manera de contar en cuatro años más con un buque antártico moderno que pueda reemplazar al “Viel”, que está llegando al límite de su vida útil. Eso en e l entendido que el Estado de Chile quiere seguir presente en la Antártica”, indicó.

Una vez finalizada la actividad, el buque zarpó rumbo a Juan Fernández, donde el 19 de marzo, se efectuará una ceremonia e instalará un monolito en homenaje a los chilenos desterrados en este lugar.

Las celebraciones de los 200 años de la Armada, se extenderán por 24 meses, finalizando en octubre del 2018 con la Revista Naval, dado que no hay una fecha establecida por decreto y la Institución nació de forma paulatina con distintos hitos que llevaron a que finalmente se creara la Armada chilena.

Hace 200 años

El 26 de febrero de 1817, se presentó sorpresivamente en Valparaíso el bergantín español “Águila”, el que fue capturado por las autoridades del puerto bajo las órdenes de Bernardo O’ Higgins, convirtiendo de esta manera en el primer buque de guerra que tuvo la Armada de Chile.

A este, le instalaron 16 cañones, mientras que su dotación quedó formada por 43 hombres, de los cuales 25 eran extranjeros, especialmente ingleses, y 18 soldados chilenos.

La primera comisión del “Águila” se dio inicio el 17 de marzo de 1817 cuando zarpó desde Valparaíso para liberar a 78 ciudadanos ilustres, quienes habían sufrido dos años de destierro en Juan Fernández por haber tenido alguna participación en los movimientos de la Patria Vieja.

Columna de Opinión

“Fuego y terrorismo en Chile” y El Momento Estelar de Aylwin. Blog de HERMÒGENES PÈREZ DE ARCE

“Fuego y terrorismo en Chile” y El Momento Estelar de Aylwin. Blog de HERMÒGENES PÈREZ DE ARCE

LAS OPINIONES EMITIDAS EN ESTA COLUMNA DE OPINIÓN, ES DE RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y NO REFLEJAN NECESARIAMENTE EL PENSAMIENTO DE UNOFAR

Aylwin I defendía a los militares porque él había sido, en cierto modo, gatillador del pronunciamiento de 1973, cuando les comunicó al general Arellano y al Comité de los 15 generales deliberantes, a través del hijo de aquél, que no iba a haber ninguna posibilidad de entendimiento político con Allende. (Ver libro “De Conspiraciones y Justicia”, de Sergio Arellano Iturriaga).

El diario estadounidense publicó un artículo en el que menciona la posible relación del terrorismo y los incendios forestales de las últimas semanas. Asimismo, acusa las trabas que puso el gobierno para la llegada del SuperTanker.

“Fuego y terrorismo en Chile”, es el título del artículo que publicó ayer el diario estadounidense The Wall Street Jounal, en el que la periodista Mary Anastasia O’Grady hace mención a los incendios de las últimas semanas y sus motivos. Aquí, el artículo completo:

“Más de un millón de hectáreas se han incendiado en en el centro y sur de Chile desde julio de 2016, y casi el 70% de la destrucción ocurrió el mes pasado. El área afectada es más grande que el estado de Rhode Island.

Al menos 11 personas han muerto y más de 1.000 viviendas han sido destruidas. Los incendios forestales durante el caluroso y seco verano chileno no son poco comunes. Pero la ideología anti-mercado de la Presidenta socialista Michelle Bachelet puede estar exacerbando la situación.

Un ejemplo: cuando la esposa chilena del nieto de Sam Walton, heredero de una fortuna, ofreció alquilar el SuperTanker 747-400 equipado para combatir incendios, el gobierno puso obstáculos. Eso retrasó, por un par de preciosos días, la llegada del avión, que resultó ser enormemente eficaz. Sin embargo, cuando Rusia se ofreció a enviar aviones más pequeños, no hubo ningún retraso y la Sra. Bachelet celebró en Twitter.

La cercanía de la Mandataria a la visión comunista de Fidel Castro es legendaria. Pero su decisión de poner su política sobre el bienestar de los campesinos chilenos en esta crisis, es un escándalo.

Algunos incendios han sido intencionadamente establecidos y esto ha elevado las preocupaciones en las zonas rurales de Chile por el aumento de la violencia organizada contra civiles y la propiedad privada por parte de extremistas de izquierda, con el objetivo de derrocar a la democracia. Bachelet fue advertida de la amenaza durante su primer mandato (2006-10), al igual que el ex presidente Sebastián Piñera (2010-14). Ninguno actuó.

La Presidenta se refiere a la violencia como un “conflicto rural”. Pero es el terrorismo, y la falta de voluntad de su gobierno para hacerle frente, lo que permite su propagación. Las causas de los incendios -más de 100 en enero- están bajo investigación.

Mis fuentes en Chile dicen que gran parte de la destrucción probablemente será atribuida a accidentes agravados por la basura, los fuertes vientos y la sequía. Pero el gobierno ha admitido que hay evidencia de incendios provocados en algunos casos y ha arrestado a 43 personas como parte de su investigación. El subsecretario del Interior Mahmud Aleuy dijo el 30 de enero que “no hay patrón” que  conduzca a “conclusiones definitivas”, y que “algunos de los detenidos han sido personas de la calle, otros tienen graves problemas mentales”.

Aún así, el 29 de enero el ministro del Interior, Mario Fernández, dijo que el Gobierno no ha descartado el terrorismo en algunos casos. Eso quizás porque hay reportes que no cuenta con la narrativa de las persona sin casa.

El mes pasado, en la parroquia de Arauco, en la región del Biobío, la policía informó que recibió un disparo cuando los ocupantes, de un automóvil sospechoso que habían estado persiguiendo, huyeron a pie. Dentro del vehículo abandonado encontraron combustible y encendedores.  Tanto el jefe de bomberos como el superintendente de bomberos de la parroquia de Empedrado en El Maule informaron que en las primeras horas del 26 de enero se escucharon unos 20 disparos fuera de la casa de bomberos. El jefe de bomberos dijo que un vehículo con agujeros de bala fue abandonado fuera de la estación. Le preocupaba que sus bomberos voluntarios no volvieran al trabajo.

Un reportaje del 30 de enero en el sitio de noticias en línea biobiochile.cl declaró: “Los vecinos y las autoridades temen que los incendios forestales puedan ser ataques terroristas”. La historia informó que los habitantes de Constitución, también en El Maule, están preocupados porque el sabotaje dirigido a las empresas forestales pone en peligro sus hogares.

Es bien conocida la presencia de grupos extremistas de izquierda -que afirman representar a los indígenas mapuches- en la región sur de La Araucanía. En los últimos años se han expandido hacia Los Ríos y BíoBío. Quemar iglesias, bosques, camiones y otros bienes, matar gente en emboscadas y ataques de francotiradores es su modus operandi, y operan a ambos lados de la frontera con Argentina.

En 2015, el abogado chileno Felipe Silva dijo a la revista chilena Qué Pasa que en 2009, durante el primer mandato presidencial de la Sra. Bachelet, el Gobierno recibió un reporte del entonces ministro de Defensa colombiano Juan Manuel Santos que vinculaba a los llamados grupos mapuches y al Partido Comunista de Chile con las Fuerzas Armadas Revolucionarias De Colombia, conocidas como las FARC.

El señor Silva me dijo en una entrevista telefónica el jueves que lo sabía porque recibió un informe similar al de Colombia para la oposición chilena ese mismo año.

En una carta enviada a la Sra. Bachelet en abril de 2016, la presidenta de la asociación de compañías de camiones del sur alegó que había hecho un acuerdo dentro de su coalición gobernante -que incluía al Partido Comunista Chileno- para no aplicar la ley antiterrorista chilena contra la guerrilla. Esto, dice la carta, está poniendo “a unos pocos violentos por encima de la inmensa mayoría de chilenos” y le imploró que reconsiderara.

Los terroristas usan la cara de los mapuches nativos como excusa para su violencia. Sin embargo, no representan a la población, que respaldó fuertemente al general Augusto Pinochet. La mayoría de los mapuches son pacíficos y pequeños terratenientes que intentan ganarse la vida. Su juicio por fuego, terrorismo, no parece molestar al gobierno chileno”.

El Momento Estelar de Aylwin

          La política es el arte de la contradicción. Aylwin ha pasado a la historia como un político que administró ese arte como nadie. Su hija ha sido impedida de viajar a Cuba porque allá los opositores al régimen comunista iban a homenajear a su padre como un gran demócrata, que lo fue. Pero también fue un gran favorecedor de los comunistas, como pueden acreditarlo en Chile las decenas de miles de beneficiarios de pensiones, salud y educación gratis e indemnizaciones millonarias que le granjearon al extremismo armado la Comisión Rettig creada por Aylwin, y la sucesión de leyes complementarias en su beneficio y en perjuicio de los militares, que él impulsó.

          La historia exhibe a dos Aylwines, como puede verse en filmaciones de YouTube cuando Aylwin I dice en 1973 que los militares sólo se anticiparon al autogolpe de Allende para instalar una dictadura comunista y Aylwin II, veinte años después, cuando afirma que jamás dijo eso y que sólo lo supo “cuando salió el libro ese o el documento (sonrisa irónica) que publicó el gobierno militar denunciando ese plan”.

          La política consiste en contradecirse: la UDI defenestró en 2013 a su candidato presidencial Laurence Golborne porque le descubrieron unos pocos millones de dólares en un paraíso fiscal, pero va a proclamar en 2017 como su candidato presidencial a un personaje que tiene 1.800 millones de dólares en paraísos fiscales, como ha debido confesar después de que una querella comunista lo puso en evidencia. Pero a la UDI eso ya no le importa y se va a contradecir de todas maneras.

          Aylwin I defendía en 1973 a los militares de la crítica de haber sido muy duros con los subversivos cuando ya se había producido la mayor parte de las muertes que hubo entre ese año y 1990, pero no obstante eso Aylwin II los sentó en 1990 en el banquillo de los acusados ante el país y el mundo por esas mismas muertes, y le escribió una carta a la Corte Suprema para que no se les aplicara la amnistía en forma inmediata en los procesos, como ordena el código, lo que desencadenó después un torrente de condenas ilegales contra ellos.

          Y Aylwin I defendía a los militares porque él había sido, en cierto modo, gatillador del pronunciamiento de 1973, cuando les comunicó al general Arellano y al Comité de los 15 generales deliberantes, a través del hijo de aquél, que no iba a haber ninguna posibilidad de entendimiento político con Allende. (Ver libro “De Conspiraciones y Justicia”, de Sergio Arellano Iturriaga).

          Pero el verdadero momento estelar de este complejo personaje se produjo, a mi juicio, en el Estadio Nacional al pronunciar el discurso con que asumió la Presidencia de la República en 1990 y llamó a la reconciliación nacional. Él quería que la hubiera y lo dijo, pero cuando mencionó la “reconciliación entre civiles y militares” y los comunistas presentes en el estadio lo hicieron objeto de una sonora rechifla, y él replicó enérgica y casi violentamente a gritos: “Sí, señores, entre civiles y militares”, todos los que conocemos a los democratacristianos supimos o debimos saber que los militares estaban ya condenados. Ése fue el momento estelar en que Aylwin resolvió retroceder ante el comunismo, someter a los militares a juicio, ocultar los crímenes de la extrema izquierda y sus 423 víctimas, colgárselas a los militares o a una difusa “violencia política” y, en fin, hacer cualquier cosa menos pelear con los comunistas, a los cuales llenó de plata, de granjerías y de la facultad de administrar justicia a su gusto y perseguir, condenar y denostar a todos los militares posibles hasta terminar con ellos condenados ante la historia si están muertos o atados con una cadena a la cama de un hospital si están presos y enfermos o condenados a más de cien años de presidio contra todas las normas de un debido proceso si han cometido la insolencia de seguir vivos y sanos.

          El momento estelar de la gran traición de Aylwin tuvo lugar esa noche de marzo de 1990 en el Estadio Nacional.

La derecha está demasiado moribunda como para recordarlo y entenderlo, tanto que ha pasado a ser “centroderecha” y a tener la misión de “reivindicar el legado de Aylwin”, como dice Allamand en su último libro, cosa que ella hará apoyando como candidato presidencial a un émulo de Aylwin en la traición a los militares, como es Sebastián Piñera.

          El no-viaje de Mariana a la isla no tiene que ver con la verdad histórica ni con la deuda que el comunismo tiene con Aylwin II, sino con los problemas internos de allá, donde hay una dictadura que sabe muy bien cómo impedir que sus opositores se manifiesten públicamente y conciten la atención de la prensa internacional. Pero ha servido para rememorar una vez más el doble papel que jugó un político de renombre y el momento estelar de su carrera en que decidió prestarle un servicio invaluable a la causa del comunismo internacional, que sus representantes en Cuba hoy no parecen interesados en agradecer.

Columna de Opinión

¡Aún Tenemos Honestidad, Ciudadanos! Blog de HERMOGENES PEREZ DE ARCE. 26. FEB.17

¡Aún Tenemos Honestidad, Ciudadanos! Blog de HERMOGENES PEREZ DE ARCE. 26. FEB.17

LAS OPINIONES EMITIDAS EN ESTA COLUMNA DE OPINIÓN, ES DE RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y NO REFLEJAN NECESARIAMENTE EL PENSAMIENTO DE UNOFAR

¡Aún tenemos honestidad, ciudadanos! Los de la derecha ética, que patrocinamos la candidatura presidencial de José Antonio Kast, nos sabemos silenciados por los medios. Yo quise vocear un llamado a firmar por José Antonio de un minuto en tres radios, Agricultura, Bío Bío y Cooperativa, durante un mes y a un costo de dos millones de pesos en cada una, y me fue denegado por razones exclusivamente políticas. Este blog fue reproducido durante seis años casi semanalmente por un diario digital de amplia lectoría. A partir de noviembre dejó de serlo. ¿Creen que no sospecho la razón? He sido excluido de paneles radiales y televisivos en que mi presencia ya había sido acordada. ¿Creen que no sospecho la razón?

¡Aún Tenemos Honestidad, Ciudadanos!

          Hoy al leer “El Mercurio” me encontré con una doble y grata sorpresa: venía una carta del diputado Giorgio Jackson haciendo ver las falencias éticas de Piñera y el diario tuvo el coraje moral de publicarla.

          El diputado parte con un reconocimiento al Ministerio Público “por no inhibirse ante un proceso contra un ex Presidente y atribuirle participación en un delito, o sea tratarlo como imputado”.

          Esto es importante, pero simboliza al estado de precariedad moral que vive nuestra sociedad. Pues, como decía hace sesenta años un ex Contralor General de la República, Humberto Mewes Bruna, que representaba el epítome de la integridad, “se ha llegado a una situación en que el deber cumplido es un mérito señalado”. ¿Cómo podía inhibirse el Ministerio Público ante una situación en que las sociedades del entonces Presidente de la República, constituidas en paraísos fiscales, compraron acciones de una pesquera peruana evidentemente susceptible de beneficiarse de una ampliación del mar peruano solicitada al Tribunal de La Haya? Difícilmente puede concebirse una negociación más incompatible.

          Jackson, a la vez, reconoce el derecho a la presunción de inocencia de Piñera, pero añade: “la defensa de sus derechos procesales no implica tolerar los privilegios mediáticos y políticos que este caso devela. Esos privilegios exclusivos se hacen evidentes al ver las portadas de los diarios –incluido éste–  y cómo no, al recordar la caída de Laurence Golborne, precandidato de su mismo sector político, a quien bajaron como candidato presidencial por conductas poco éticas, que han sido prácticas habituales del ex mandatario”.

          Añade que “crecemos cuando exigimos a quienes aspiran a dirigir el país normas éticas por encima de las exigencias de la justicia penal”. Y termina: “Sólo para que quede claro: los derechos del ciudadano Piñera los queremos de manera igualitaria para todos. Los privilegios mediáticos y políticos de que goza no los queremos para nadie”.

          La opinión de Jackson es digna de consideración no sólo por su contenido moral en sí, sino porque en las encuestas está a la cabeza de las preferencias ciudadanas y, si tuviera edad para aspirar a la Presidencia de la República, sería gran favorito para los comicios de noviembre. Desde mi punto de vista, lo considero completamente equivocado en sus posturas políticas, económicas y sociales. Su juicio histórico corresponde al de cualquier cerebro lavado del Chile actual. Pero es un tipo honesto. Tanto como para reconocer que la dieta y gastos de representación parlamentarios son excesivos –como lo son— y para adelantarse a patrocinar una reducción de los mismos, que lo perjudicaría en lo personal.

          ¡Aún tenemos honestidad, ciudadanos! Los de la derecha ética, que patrocinamos la candidatura presidencial de José Antonio Kast, nos sabemos silenciados por los medios. Yo quise vocear un llamado a firmar por José Antonio de un minuto en tres radios, Agricultura, Bío Bío y Cooperativa, durante un mes y a un costo de dos millones de pesos en cada una, y me fue denegado por razones exclusivamente políticas. Este blog fue reproducido durante seis años casi semanalmente por un diario digital de amplia lectoría. A partir de noviembre dejó de serlo. ¿Creen que no sospecho la razón? He sido excluido de paneles radiales y televisivos en que mi presencia ya había sido acordada. ¿Creen que no sospecho la razón?

          La carta de Jackson sobre las prácticas poco éticas del ex mandatario y el coraje de “El Mercurio” de publicarla nos permiten esperar que no todo esté perdido y exclamar: “¡Aún tenemos honestidad, ciudadanos!”