HISTORIA MILITAR Y HÉROES OLVIDADOS, News

8 de Abril de 1818. Muerte de los hermanos Carrera. Jorge Villarroel Carmona

 

                                                                 8 de Abril de 1818. Muerte de los hermanos Carrera

Esta fecha enluta a la patria, fueron fusilados al lado del cabildo de Mendoza los hermanos Luis y Juan José Carrera y Verdugo hermanos del prócer José Miguel Carrera.

Terminada la Batalla de Maipú el lunes 6 de Abril en las celebraciones en Santiago por el triunfo patriota, la Sra Ana María Cotapos de Carrera cónyuge de Juan José rogó al General José de San Martín por la vida de su esposo y de su cuñado Luis, ambos presos en Mendoza.

El General San Martín accedió a la petición formulada por la Sra Carrera comunicando que se liberara a los reos, pero, la distancia a Mendoza fatalizó la situación y en esta fecha 8 de Abril de 1818 fueron fusilados Luis y Juan José Carrera.

Una placa recuerda este vil hecho en Mendoza donde fueron fusilados, testimonio mal escrito sobre el apellido de nuestros héroes.

JORGE VILLARROEL CARMONA

Nota: Esa placa está en Mendoza al lado de lo que fuera el Cabildo

 

 

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de  Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional.

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LAS SOTANAS EN MAIPU. Mario Barrientos Ossa, Vicepresidente del Instituto O’Higginiano de Rancagua

 

                                                           LAS SOTANAS EN MAIPU

Mario Barrientos Ossa, Vicepresidente del Instituto O’Higginiano de Rancagua

Perla O’Higginiana

Don Benjamín Vicuña Mackenna nos solazó con su obra “La batalla de Maipo”, en su edición extraordinaria publicada con motivo del centenario de tan glorioso y fundamental hecho de armas, que aseguró la independencia de la república.

Fiel a su estilo, recorrió el campo de batalla, cien años después del combate, y nos hace de ello un relato vivificante, gratísimo de leer.

Desfilan ante nuestros ojos arrobados las escenas que van desde el aciago 19 de marzo de 1818, en que tuvo lugar la derrota de Cancha Rayada, que entenebreció el porvenir de la patria, pues un ejército patriota de casi diez mil hombres fue dispersado por las tropas del rey en un afortunado golpe de mano, hasta el momento de gloria de ese inolvidable 5 de abril de 1818, en que las tropas realistas caen vencidas y Osorio huye, con su vistoso poncho, por el camino que lo conducía a Valparaíso, al deshonor.

La Heras, que logró rescatar de Cancha Rayada tres mil hombres, y la fuerza del coraje de nuestros líderes y soldados, hicieron posible el milagro de conseguir restaurar nuestro ejército en tan pocos días y hacerlo con la victoria decisiva. Vicuña Mackenna elogia a Las Heras como “el auténtico salvador de Chile”.

Sin desmerecer la participación estelar de San Martín en la batalla de Maipo, su liderazgo en el campo de batalla (era famosa su arenga: “Muchachos! No hay que temerles a las balas. Sable en mano y a la carga”), nuestro egregio historiador recuerda a O’Higgins y su fiero valor, que lo conduce igualmente a presentarse a la batalla, a pesar de la bala que alcanzó su brazo derecho en el desastre de Cancha Rayada, que estuvo a punto de costarle la vida.

Macilento, brazo en cabestrillo, encabezando las cien águilas, se presenta al campo del honor, llevado por su voluntad de hierro. ¡Loor a tan brillantes generales, a los cuales Chile debe su carácter de nación independiente!

Pero, hay facetas especiales en esta gesta, que nos interesa sobremanera destacar y recordar, porque surgen como chispazos, aunque queden oscurecidas por la magnitud del combate central y la irradiación deslumbrante de los generales.

Nuestro historiador destaca un episodio, que estimamos indispensable compartir con Uds., y que dice así:

“Fue el de un clérigo, capellán de ejército, licenciado de la patria vieja, que al estampido del primer cañonazo, montado en mal caballo y arremangadas las sotanas, presentóse voluntario al fuego, y en lo más recio del conflicto, muerta la flaca bestia en que cabalgaba, cargó en hombros su montura y discurría por el campo (de batalla) en demanda de nuevo y mejor bridón que le llevase a la pelea”.

Nos ilustra Vicuña Mackenna que se trataba del capellán de Ejército, don Juan Manuel Benavides, natural de Quillota, quien en una etapa posterior de su agitada existencia fue diputado liberal y terminó sus días como cura en Puchuncaví. ¡Qué vida con tan notable y variada trayectoria!

Otros sacerdotes participaron en la gran gesta de Maipo.

El mismo Vicuña Mackenna recuerda al fraile dominico, fray José Félix Aldao, mendocino, quien se integró en su ciudad natal al Ejército de los Andes, e hizo prodigios de valor y barbarie, como agregado al Regimiento de Granaderos.

Posteriormente, se incorporó a la vida política argentina y fue Gobernador de Mendoza. Una calle de la comuna de Maipú lo recuerda.

A su vez, recordamos al capellán de Granaderos a Caballo, el canónigo Navarro, fogoso pipiolo, que también luchó denodadamente bajo la bandera de la patria.

Además, nuestro historiador menciona a quien, posteriormente, fuera deán de la Catedral de Santiago, don Manuel Valdés, quien luchó en Maipo como teniente de artillería, a las órdenes de don Manuel Blanco Encalada.

Es interesante recalcar que estos sacerdotes eran ardorosos pipiolos, la antítesis de la doctrina conservadora de la Iglesia Católica de esa época, que oficialmente se alineaba con el rey. Tal vez, eso explica sus ardores guerreros.

Como puede apreciarse, el pueblo entero se volcó a luchar en Maipo, y el vestir una sotana no impidió a estos bravos hijos de Chile y Argentina tomar las armas y combatir con valor y coraje por la libertad e independencia de nuestra patria, de una manera que hoy todavía nos hace vibrar el corazón.

Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

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Saludo de la Unión a los socios integrantes del arma de Caballería Blindada y Batalla de Maipú. Jorge Villarroel Carmona

 
                                                                             Saludo de la Unión a los socios integrantes del arma de                                                              Caballería Blindada
La Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional, saluda en este glorioso día a los integrantes del arma de Caballería Blindada y que son parte de nuestra organización. Honor y Gloria a la Caballería Blindada chilena, arma de combate y de la decisión, que celebra 206 años de vida, y que se encarna en una de las gestas más importantes de nuestra historia guerrera, como fue la Batalla de Maipú.
Un abrazo de gran amistad a todos los integrantes de la Unión, que aúna las viejas tradiciones guerreras de nuestro Ejército, y la savia renovadora que hoy nos entrega la nueva tecnología de combate.
Larga vida a la Caballería Blindada.

Batalla de Maipú.

Jorge Villarroel Carmona

 

Es domingo 5 de Abril de1818, “es el todo o nada”.  Atrás quedó el sur y Cancha Rayada. Es de alba, amanece, la tenue luz aclara la mirada. Acá divisiones patriotas, al frente los realistas, Talaveras y Burgos se sienten ya victoriosos, todos, a la conquista.

Maipú es la patria, entre cerros brillan cientos de luceros son Dragones, Cazadores y Granaderos.

Cruza al bajo el 2do escuadrón de Cazadores, es Bueras. La célere caballería surca el suelo, levantando polvaredas en La Farfana, lejos en Las Casas de lo Espejo, galopan a la carga los jinetes y aparejos.

Enjambre de caballos blancos, colorados, mulatos y alazanes, se escuchan relinchos y jadeos, choques con ecos de acero, los jinetes ya sea en secciones o bien en escuadrones, sorprenden blandiendo sus sables a mandobles, otros afirman lanzas, es una masa de choque estridente de arreos y metales, los caballos muestran con destrezas: piafas, corbetas y grupadas.

A lo lejos destacan los patriotas montados  empuñando Lanzas de cuyos pendones flamean paños celestes con grabados en hilos de plata, filigranas de Dragones, Cornos y Granadas.

Los clarines anuncian “victoria”. Chile ya es libre. Osorio se retira despavorido, sólo queda Ordoñez en Lo Espejo, afeblecido. Abrazo de próceres y vítores y la Virgen del Carmen bendice desde el diáfono cielo la fe de la Caballería del Ejército libertador y chileno.

La República descansa en su Ejército y su Caballería infranqueable, que hoy 5 de abril tributó la vida de cientos de soldados de a caballo, como Santiago Bueras al viento.

 

JORGE VILLARROEL CARMONA

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DOBLE CRUCE DE LA CORDILLERA DE LOS ANDES

 

                                                                      DOBLE CRUCE DE LA CORDILLERA DE LOS ANDES

Hoy hace 105 años efectuó el primer doble cruce (ida y vuelta) de la Cordillera de Los Andes el Teniente de Ejército don Armando Cortínez Mujica en un Bristol M1C. En la fotografía el Teniente Cortínez. Este acto de indisciplina (no contaba con autorización) lo hizo en esta fecha en que se conmemora la Batalla de Maipú. Fue perdonado por el Coronel Dartnell, máximo jefe de la Aeronáutica Militar, en vista del impacto público positivo que encontró en la ciudadanía. ¡Gloria al Teniente Cortínez, doble vencedor de Los Andes!

Un aporte del director del General Juan González

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CANCHA RAYADA. Jorge Villarroel Carmona y Mario Barrientos Ossa.

 

                                                                      Cancha rayada

Terminada la campaña al sur el brigadier San Martín se entera a comienzos de 1818 del desembarco del Brigadier Mariano Osorio (otrora vencedor en Rancagua) con fuerzas de élite provenientes de Europa y otras del Perú, para lo cual ordena marchar hacia el norte para alcanzar San Fernando uniendo con otras fuerzas patriotas y dar la batalla decisiva en aras de la independencia.
En la marcha patriota muchos civiles de Concepción se adhieren por temor. Ya en Talca, los patriotas acampan en un lugar conocido como Cancha Rayada.
En la madrugada del 19 de Marzo los realistas atacan el vivac patriota causando bajas, en la que el propio O “Higgins fue víctima de una herida de bala. El Coronel Gregorio Las Heras logra sacar indemne su división, situación similar consigue realizar San Martín.
Quedará en el registro histórico como “Sorpresa de Cancha Rayada”.
En Santiago se habla que O “Higgins habría muerto y Osorio marcha decidido a la capital. Un gran temor fataliza a sus habitantes que aún recuerdan las represalias que éste les infligió en 1814. Cuando O”Higgins llega a Santiago, renació la calma.
El cómputo a favor de los patriotas no se vio mayormente alterado con el resultado de esta batalla y se impregnó en el Ejército Patriota la firme convicción de vencer y obtener la soñada y ansiada liberación de España, la cual se alcanza días después en los llanos Maipú.
El ejemplo de nuestros ancestros de no cejar antes las vicisitudes, deben ser el aliento que nos debe animar frente a las adversidades como nación libre y soberana herederos de un pasado lleno de glorias.

𝗝𝗢𝗥𝗚𝗘 𝗩𝗜𝗟𝗟𝗔𝗥𝗥𝗢𝗘𝗟 𝗖𝗔𝗥𝗠𝗢𝗡𝗔
Presidente del Círculo Ignacio Carrera Pinto

Nota: hoy se conmemora el ducentésimo sexto aniversario de la sorpresa de Cancha Rayada, lo más importante fue, que esa experiencia permitió la firme convicción de impregnarse de superación para liberar Chile en una batalla decisiva días después en Maipú.

                                                                                                   SORPRESA DE CANCHA RAYADA.
Mario Barrientos Ossa.
Vicepresidente Instituto OHigginiano de Rancagua..
El 19 de marzo de 1818, un ejército de diez mil patriotas, reclutado y equipado con ingentes esfuerzos, fue aventado por las fuerzas realistas en una aventurada incursión nocturna. Entre las sombras de la noche, aterrados por la embestida de las fuerzas realistas, los soldados patriotas se dispersaron, abandonando sus armas, con lo cual el ejército se desvaneció en la nada, con O’Higgins herido en un brazo, por una bala que por centímetros no lo mata. Fue la nefasta Sorpresa de Cancha Rayada.
La noticia llegó a Santiago como una bomba: el rumor decía que O´Higgins estaba muerto, el ejército destruido, los realistas a marchas forzadas avanzando a ocupar Santiago. Vendrían las represalias, los castigos. El pánico hizo presa de la somnolienta ciudad.
El 24 de marzo, a la medianoche, macilento, más muerto que vivo, pero con su terco carácter entero, entraba O’Higgins al Palacio Directorial, a preparar la resistencia al invasor. En la mañana siguiente lo hacía San Martín.
La tarea no era menor: armar un nuevo ejército, con las tropas realistas avanzando a marchas forzadas hacia la capital.
El milagro se produjo el 29 de marzo, cuando el Coronel Las Heras entraba a Santiago al frente de tres mil soldados, milagrosamente rescatados del desastre, hambrientos, desnudos, disciplinados a sangre y fuego, con lo cual el sol de la libertad se asomaba nuevamente. Las Heras fue llamado con justicia por Benjamín Vicuña Mackenna “el auténtico salvador de Chile”. Sin el genio y la fuerza que lo condujo a rescatar a esos soldados, a mantenerlos cohesionados con fusilamientos de por medio, no habría habido posibilidad alguna de salvar la libertad.
Pocos días después, el 5 de abril, el triunfo de Maipo nos la consagraba y ambos próceres, OHiggins y San Martín, se abrazaban en los llanos cubiertos de sangre generosamente derramada, proclamando la unión eterna entre nuestras naciones, Chile y Argentina.
La Sorpresa de Cancha Rayada puso en riesgo nuestra independencia, pero la fuerza y el talento de nuestros héroes nos permitió sacarla adelante. Rendimos nuestro homenaje de admiración y gratitud.

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Cantineras, matronas y viudas. Francisco Bartolucci Johnston

                                                                 Cantineras, matronas y viudas
Francisco Bartolucci Johnston
Abogado y profesor universitario
Inspirado e informado por un video que por estos días circula en las redes sociales, y con motivo de celebrarse este mes de marzo del “Día Internacional
de la Mujer” quiero en esta columna rendir mi homenaje a la mujer chilena recordando aquellas que destacaron en la Guerra del Pacífico por su sacrificio y
amor a Chile. Me refiero a las Cantineras, a las Matronas y a las viudas de aquella gesta bélica que es y será orgullo patrio.
Las Cantineras, audaces y guerreras, fueron aquellas mujeres que acompañaron al ejército chileno en campaña para cumplir tareas de asistencia en el Servicio Sanitario del ejército tales como enfermería, cuidar heridos o surtir de agua y proveer de municiones a las tropas en combate. No pocas combatieron fusil en mano a la par con los soldados y algunas cayeron en el campo de batalla.
Entre los nombres que destacan surgen los de Irene Morales que alcanzó el grado de sargento segundo otorgado como reconocimiento a los múltiples servicios prestados durante la guerra; fue ella quien el 14 de febrero de 1879 en la gesta de la toma de Antofagasta subió al techo de la Prefectura para descolgar el escudo boliviano.
Otros nombres de Cantineras que han pasado a la historia son: Filomena Valenzuela, Cantinera del primer batallón del Regimiento Atacama, que cumplió
importantes tareas de enfermería y apoyo emocional a los soldados; Juana López, Cantinera del Regimiento movilizado Valparaíso N°2, quien combatió fusil en mano y entró a Lima con la espada de un oficial enemigo declarando “Viva Chile, sobre esta espada que nunca jamás Chile sea vencido”; María Quiteria Ramírez, Cantinera del 2do. de Línea quién participó activamente en las batallas de Tarapacá y Chorrillos; Belarmina Herrera, cabo segundo del 4to de Línea, que tomó parte en el asalto y toma de Pisagua, en las batallas de Dolores y Tacna, en el asalto y toma del Morro de Arica y en las batallas de Chorrillos y Miraflores; y tantas otras mujeres Cantineras que desde el anonimato apoyaron y alentaron a nuestros soldados en el campo de batalla.
También hubo mujeres heroínas que junto a los soldados murieron en combate defendiendo el pabellón patrio. De sus nombres han quedado guardados en la historia los de Susana Montenegro, Rosa Ramírez y Leonor Solar del Regimiento Segundo de Línea fallecidas durante la batalla de Tarapacá el 27 de noviembre de 1879.
La mujer chilena no sólo participó en las acciones bélicas de la Guerra del Pacífico desde el campo de batalla, las hubo también de la clase dirigente, llamadas Matronas, que lo hicieron desde el país, apoyando y beneficiando a los heridos, viudas, huérfanos y familias desamparadas como causa de la guerra.
Recordemos los nombres de Dolores Vicuña de Morandé fundadora de la “Sociedad del Perpetuo Socorro” para proteger y ayudar a las madres e hijos de las víctimas de la guerra; Juana Ross de Edwards que dio protección a los heridos, viudas y huérfanos de los soldados caídos en batalla y entregó importantes donativos al Gobierno; Isidora Goyenechea que desde su condición de empresaria contribuyó con el Gobierno aportando su flota de barcos y manteniendo en funcionamiento sus minas de carbón de Lota para asegurar el combustible necesario para la flota chilena; Victoria Subercaseux, quien inspiró la formación de la sociedad “La Protectora” en apoyo a los combatientes de la Guerra del Pacífico. Terminada la guerra continuó apoyando a los “Veteranos del 79” y a la “Sociedad de Inválidos”.
Finalmente, no es posible olvidar a las mujeres viudas que durante y después de la guerra debieron solas sacar adelante sus familias, sobrellevando el dolor de la ausencia o pérdida de sus maridos, valientes soldados que se ausentaron para luchar por nuestra patria, tantos de los cuales nunca volvieron.
Con este recuerdo, mi saludo a la mujer chilena en esta efeméride

Edición del sitio Web de Cosur Chile y de su revista digital “Tres Espadas”
Av. Bernardo O’Higgins 1452, piso 3, Santiago. www.cosur.cl y contacto@cosur.cl

 

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O´Higgins, Beaucheff y Osorno. Antonio Yackcich Furche

                                                               O´Higgins, Beaucheff y Osorno
                      Antonio Yackcich Furche

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