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MADURO, EL VECINO INCÓMODO: LAS CONSECUENCIAS DE UN RÉGIMEN AUTORITARIO EN LA ESTABILIDAD DE LA REGIÓN José Ignacio Araya La Tercera

 

                                                                            MADURO, EL VECINO INCÓMODO: LAS CONSECUENCIAS

                                                                            DE UN RÉGIMEN AUTORITARIO EN LA ESTABILIDAD DE

                                                       LA REGIÓN

José Ignacio Araya

La Tercera, 04/08/2024

Las recientes elecciones presidenciales en Venezuela dejaron una estela de preguntas y relaciones trizadas a su paso. Que si son reales los datos entregados por las autoridades, que si se puede confiar en la administración de Nicolás Maduro o si habrá paz tanto al interior del país como en la relación con sus vecinos regionales.

Y de confirmarse un nuevo gobierno chavista, una nueva interrogante emerge: ¿Generará este una mayor inestabilidad en América?

Tener un vecino problemático, en términos democráticos, podría remecer a la región entera. Ya sea mediante una posible nueva ola migratoria -datos citados por analistas hablan incluso de dos millones más, que se suman a los ocho que ya salieron- o dificultando el logro de acuerdos en instancias bilaterales o multilaterales, expertos consultados por La Tercera señalan algunos de los efectos que se deben considerar de cara a una nueva era venezolana.

Ya sea debido a los efectos migratorios o a los de sana convivencia regional, el tener como vecino a un país bajo un régimen autoritario tiene efectos para toda la comunidad que le rodea y, en algunos casos, mucho más allá, según señalan expertos consultados por La Tercera.

Así, temas locales, como lo son las elecciones estadounidenses, se entremezclan con otros regionales, donde la migración puede llegar a marcar la carrera presidencial prevista para noviembre de este año. Y, al mismo tiempo, la ya compleja integración de Venezuela a eventos regionales se hace cada vez más improbable.

Víctor Aguilar, responsable para América Latina y el Caribe de Crisis Group, aseguró a este periódico que el problema que las dictaduras o los regímenes autocráticos conllevan para la región en la que ocurren es que, al carecer de legitimidad, “suelen exacerbar las tensiones y los conflictos políticos”.

Al no tener “mecanismos e instituciones para resolverlos por medios pacíficos”, su desarrollo suele traducirse “en patrones migratorios extendidos que pueden afectar a los países vecinos, interrupciones en los flujos comerciales y de personas, la generación de tensiones en torno a las zonas fronterizas y el impedimento de las relaciones diplomáticas regulares”.

Una postura distinta propone Brian Winter, redactor jefe de Americas Quarterly y experimentado analista de la política latinoamericana, quien divide la situación venezolana en efectos evidentemente negativos, pero también uno positivo: el ejemplo para otros países sobre los extremismos.

“Los efectos más evidentes de tener cerca una dictadura son los que tenemos ante nuestros ojos: El aumento del hambre, los ocho millones de emigrantes, la mayoría de los cuales han emigrado a otros países latinoamericanos, incluido Chile. La expansión del crimen organizado, que tiene sus raíces en la duplicación de la producción de cocaína en América Latina en los últimos 10 años, pero que se ha visto agravada por el desplazamiento de bandas venezolanas como el Tren de Aragua a Estados Unidos, Chile y otros lugares”.

Sin embargo, añade que también “está la parte positiva”. Para el analista, Venezuela “ha servido de advertencia para la generación actual sobre los peligros que plantea la izquierda autoritaria. La prueba de que este modelo, a pesar de sus promesas igualitarias, solo conduce al sufrimiento, a la represión de las libertades y a la pobreza”.

En sus viajes por Chile, Brasil y Argentina, “el miedo a convertirse en ‘otra Venezuela’ está en todas partes. A veces es exagerado y explotado, pero la preocupación subyacente es válida”, dice. Y añade: “Me gustaría creer que también ha desacreditado a la derecha autoritaria. Es terrible que los venezolanos hayan sufrido para que otros aprendan una lección”.

María Gabriela Trompetero, docente e investigadora venezolana de la Universidad de Bielefeld, en Alemania, conversó con La Tercera sobre la situación de su país natal. En su opinión, “la existencia de regímenes autocráticos en la región, como el venezolano, crea condiciones amenazantes para la democracia”.

“La consolidación de un régimen autoritario genera la falsa impresión de que los canales institucionales no funcionan y, por lo tanto, la aparición de Estados autoritarios, sea cual sea su ideología, se hacen necesarios para responder a las necesidades de la población o para oponerse al enemigo ideológico autoritario de la otra orilla”.

¿Una nueva salida masiva? Días antes de las elecciones del pasado domingo, donde el chavismo coronó como su presidente una vez más a Nicolás Maduro, en medio de cuestionamientos a la veracidad y transparencia de los comicios, no eran pocos los que se preguntaban sobre su futuro en el país.

El 51 % de votos que el mandatario había obtenido, según cifras del Consejo Nacional Electoral (CNE), le otorgan la presidencia por sobre Edmundo González, delfín de María Corina Machado, quien fue inhabilitada por el chavismo previo a los comicios.

El resultado desfavorable para la oposición hizo a varios de los países vecinos, especialmente a los que ya han experimentado de primera mano la diáspora venezolana, sobre los efectos en sus fronteras.

Datos de la Organización Internacional para las Migraciones de la ONU señalaban que, para julio de 2022, cerca de 6,1 millones de venezolanos habían dejado el país. Dos años después, en junio de 2024, la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) cifraba en 7,7 millones los que salieron del país.

En Chile, por ejemplo, las autoridades ya advirtieron lo que podría ocurrir en los próximos meses. “Tomamos contacto con el Presidente, que nos ha pedido lo siguiente: que hagamos y sigamos haciendo todos los esfuerzos de la coordinación a nivel de los países de la región precisamente para enfrentar la situación, eventualmente que se podría producir por un flujo migratorio mayor”, dijo en la semana la subsecretaria de Relaciones Exteriores, Gloria de la Fuente, tras una reunión con el Presidente Boric; la ministra del Interior, Carolina Tohá; el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, y la ministra de Defensa, Maya Fernández.

Algunos ya se habían hecho la pregunta incluso antes de las elecciones. Una encuesta publicada en abril de este año señalaba que el 40 % de los venezolanos consideraba irse del país si Maduro era declarado ganador de la contienda electoral. El sondeo, realizado por Meganálisis, también mostró que solo el 16 % de los consultados de seguro se quedaría en Venezuela, independiente del resultado del 28 de julio.

“Si Maduro sigue en el poder, es probable que la migración continúe o incluso aumente, al menos durante algún tiempo”, dijo Víctor Aguilar, de Crisis Group. Sin embargo, tomó distancia de los sondeos.

“El número real de personas que decidan emigrar dependerá de cómo se afronte la situación política y de cómo evolucionen las circunstancias. Algunos podrían marcharse por motivos políticos, mientras que otros lo harían por la crisis económica. Venezuela se enfrenta a una emergencia humanitaria compleja, y mientras no se restablezcan las capacidades económicas e institucionales, es probable que continúe la emigración”, aseveró a este periódico.

Chris Blattman, economista y politólogo de la Universidad de Chicago, señaló en X que el apoyo de países como Rusia a la postura de Maduro tienen tintes geopolíticos, pero también migratorios. “Rusia y sus aliados parecen tener todos los incentivos para avivar las llamas de la represión. ¿Otros dos millones de refugiados fluyendo a través de Centroamérica hacia la frontera estadounidense 60 días antes de las elecciones, en un tema en el que los demócratas suelen ser miopes? Un regalo”, escribió.

“Si (la oposición) es derrotada, o no ven ningún camino hacia la victoria, espero que demos una oportunidad a los dos millones que vengan. La necesitarán. Si tenemos suerte, la Casa Blanca y Seguridad Nacional se están preparando para que la inundación sea ordenada”, añadió.

Para Trompetero, “si Maduro continúa en el poder, aumentará considerablemente el éxodo venezolano”, concluyó. “El éxodo que generaría que en Venezuela no se produzca un cambio político provocaría nuevas presiones en los sistemas de servicios de los países de destino, donde ya hay complejas tensiones sociales entre migrantes y comunidades de acogida. Lamentablemente, algunos países de la región, como Chile, Perú o Ecuador han girado hacia políticas de cierre contra la migración, lo que genera más retos para ambas partes, pues estas no conducen a la integración de los migrantes que, de igual forma, seguirán migrando a pesar de las barreras”, advirtió.

Navegando aguas turbulentas. El migratorio no es el único de los temas que afectan a una región que convive con un régimen autoritario.

La relación política, bilateral y multilateral también se ve seriamente trastocada. Basta mirar a 2025, fecha en que está programada la próxima Cumbre UE-Celac, en Colombia. Y un escenario de relaciones rotas, como el que se puede entrever con la expulsión de las representaciones diplomáticas de siete países latinoamericanos, incluido Chile, hacen difícil una completa integración.

Para María Gabriela Trompetero, “la existencia de estos regímenes antidemocráticos socava la legitimidad de los organismos multilaterales. De allí que estos Estados se vuelvan aún más fuertes en contra de sus ciudadanos, dejándolos sin instancias superiores vinculantes que puedan dar vuelta a decisiones judiciales injustas”. “Es necesario que los Estados vecinos se ajusten a los acuerdos de los organismos multilaterales antes firmados y no acomodarlos a la coyuntura política del momento”, dijo la experta.

En concreto, son solo Bolivia, Nicaragua y Cuba quienes han reconocido abiertamente a Maduro como presidente electo, sumados a China y Rusia. En cambio, el resto de los países de la región espera a que se transparenten las actas, pese a que este viernes el CNE ratificó la victoria chavista sin mostrar el detalle de la votación.

“Es el momento de presentar cargos de imputación y orden de captura por parte de la Corte Penal Internacional contra los principales responsables, incluido Maduro”, dijo el miércoles el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro.

Hasta ahora, EE.UU., Perú, Ecuador, Costa Rica, Argentina, Uruguay y Panamá han rechazado la proclamación de Maduro y han reconocido a González como el mandatario electo. Muchos ojos, sin embargo, se posan en el primero. El papel de EE. UU. en las sanciones económicas al chavismo y sus funcionarios, así como los papeles que la libre determinación y el intervencionismo tienen, vuelven a resonar.

“Se trata de un debate que se está produciendo ahora mismo desde Brasilia a Washington, pasando por Santiago. En Washington, pienso que los responsables políticos, tanto en círculos republicanos como demócratas, están tratando de averiguar cuáles son los límites del poder estadounidense en nuestra era, tras las fallidas guerras de Afganistán e Irak”, explicó a este periódico Brian Winter.

Ligado a migración y políticas internacionales, el redactor jefe de Americas Quarterly cree que “no hay nada que Washington tema más en estos momentos que un nuevo aumento de la inmigración. Si se produjera antes de noviembre, supondría un desastre para la candidatura de Kamala Harris, sobre todo porque está asociada a la política de inmigración del gobierno actual. Las encuestas muestran rutinariamente que la inmigración está entre las mayores preocupaciones de los votantes estadounidenses y, según algunas mediciones, el nivel de inmigración en este país se ha triplicado desde la administración Trump”.

“La triste verdad, en mi opinión, es que cuando un gobierno como el de Maduro decide seguir un camino autoritario, y es indiferente tanto a la opinión internacional como al sufrimiento de su pueblo, no hay mucho que la comunidad regional pueda hacer”, añadió.

Respecto de las medidas que la actual administración podría tomar, el analista señala que no espera que el país “intente una nueva ronda de sanciones al sector petrolero de Venezuela, u otras medidas que podrían agravar aún más la crisis. Tienen miedo de que los efectos lleguen literalmente a su frontera”.

Un aporte del director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

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“Tuve que aceptar”. GDB René Norambuena Veliz

 

                                             “Tuve que aceptar”

Que fui militar y que mi tiempo ya pasó, demasiado rápido, pero llenó mi vida y fue parte de mis sueños.
De dos estrellas de Teniente, a dos estrellas de Teniente Coronel, son años que parecieran días .
Tuve que aceptar que ya retirado, no podía levantarme a una diana o acostarme después de una retreta rodeado de mis pares también actores de sueños y aventuras.
Mi uniforme ya colgado, mi cuerpo envejeciendo esperando que un día la retreta de la vida nos pase a buscar.
Los uniformados tenemos miles de recuerdos maravillosos, cursos,  marchas cantadas, bandas que eran la alegría de las ciudades, cantos hermosos, honores, campañas memorables, entrenamiento y preparación días y noches, historias en cada Guarnición pero hay que aceptar que en la vida todo es pasajero y transitorio.
Y tuve que aceptar que ingrese al Ejército con orgullo, para tratar de defender a mi país como ocurrió en los años 75 y 78, jurando muchas veces ante nuestra bandera, rendir nuestras vidas por nuestra gente, ciudades y mares ,dejando rastros positivos de nuestros pasos antes de partir.
Tuve que aceptar que mis destinaciones no durarían para siempre, que las guarniciones que conocí eran hermosas y que mis soldados poco a poco escogerían su camino y volverían a sus hogares ya con su deber cumplido y formados desfilando con emoción en su último día de cuartel.
Y tuve que aceptar que mis cuarteles, casinos, inventarios, tenidas y armamentos me fueron confiados en préstamo, que no me pertenecían y pese a que eran fugaces y para el uso de muchas generaciones, igual quedaron en mi corazón para siempre .
Y tuve que aceptar que lo que siempre llamábamos mi cuartel era solo un lugar y recinto temporal donde vivíamos Oficiales, Sub Oficiales y soldados y que esos medios empleados no eran propiedad mía o de nosotros por lo que me fui con ese fusil, esa radio, esa carta topográfica, ese patio, ese cerro y ese casino en mi mente como que fueran míos para siempre .
Y tuve que aceptar que mi apego de corazón a la vida militar, haría difícil mi despedida y mi partida.
Y tuve que aceptar que mis camaradas de armas y personal que conocí, mi viejo casino, mi banda, mi estandarte, mis soldados, mis jefes que recuerdo se alejaron, con otros destinos de la vida.
Y tuve que aceptar y pensar ya retirado que, mis éxitos, errores, mi vida en las FFAA eran parte de un pasado hermoso .
Y tuve que aceptar que la vida militar en mi Ejército continuaría sin mí  y cómo que el tiempo olvidaría mi paso por él.
Humildemente confieso que tuve que librar muchas batallas para aceptarlo.
Y tuve que aceptar que hay otras generaciones, otros equipos y otra realidad, pero nadie podrá borrar lo que llevo en mi corazón hasta el día de mi última retreta .
¡Tantas palabras escritas tanto reglamento que aprendimos para después instruir a nuestros subordinados en ese mundo lindo que nunca olvidaremos!
Pero me rendí y acepté lo que tenía que aceptar y así dejé de sufrir.
Deseché mi orgullo y y admití que, la naturaleza y la vida es para todos igual sin favoritismos.
Y tuve que abrir mis brazos para reconocer la vida civil y tratar de entenderla.
Reconocer que mi tiempo pasó, que mi recuerdo es parte de un pasado maravilloso, que todo es transitorio, estemos activos o retirados .
¡Eso me hizo reflexionar y aceptar, y así alcanzar la paz tan soñada!
Todo fue maravilloso pero hay un hecho que empaña nuestro presente ya que en la retreta de la vida el ver a tanto camarada que sintió lo mismo que yo y fue parte destacada de ese Ejército, hoy sea parte de un grupo de ancianos privados de libertad o en procesos tremendos, hacen que sea el único dolor y la única herida que nos llevamos en nuestro corazón.
Que esta reflexión llegue a lo más profundo del corazón militar y que se transforme en un escrito más, de un viejo soldado.

René Norambuena Veliz
General ( R)

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

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TODOS SON SOCIALISTAS. Axel Kaiser

                                                                             TODOS SON SOCIALISTAS

Axel Kaiser, Presidente Fundación para el Progreso

El Mercurio, Columnistas, 03/08/2024

En toda la discusión sobre la catástrofe venezolana se ha encontrado ausente la esencia del problema que aqueja a ese país y la razón principal por la que ha llegado a ser controlado por la dictadura criminal que lo somete hoy. Me refiero al conjunto de ideas que sentaron las bases de la transformación que emprendería Hugo Chávez hace ya 25 años y que son conocidas como socialismo.

El socialismo, no está de más recordarlo, es una ideología colectivista que niega los derechos individuales enfatizando derechos colectivos de tipo material –derechos sociales– que han de ser asegurados por el Estado, es decir, por quienes controlan el poder.

En su ensayo Sobre la cuestión judía, Marx rechazaría la idea de derechos humanos individuales en los siguientes términos: “Ninguno de los llamados derechos humanos va, por tanto, más allá del hombre egoísta, del hombre como miembro de la sociedad burguesa, es decir, del individuo replegado en sí mismo, en su interés privado y en su arbitrariedad privada, y disociado de la comunidad… El único nexo que los mantiene en cohesión es la necesidad natural, la necesidad y el interés privado, la conservación de su propiedad y de su persona egoísta”.

”Y es que, más allá de las palabras de buena crianza y el oportunismo político para desmarcarse de Maduro, son todos igual de socialistas”.

Como consecuencia, afirmó Max, estos derechos liberales, inventados por la burguesía, no tenían más propósito que sostener el capitalismo permitiendo la explotación de una clase sobre otra. El socialismo, en tanto doctrina que somete al individuo al colectivo, es, por lo tanto, incompatible con la idea de derechos individuales propiamente burguesa. De ahí se sigue que no puede existir una economía libre con respeto a la propiedad privada, pues, nuevamente, si ello se permite, se acepta el egoísmo que destruye el bien común.

Por eso Chávez diría que “el neoliberalismo es el camino al infierno” prometiendo acabar con el mediante “una revolución socialista pacífica, pero armada”.

Los resultados son conocidos. Desde que Chávez llegara al poder, Venezuela tiene casi ocho millones de refugiados económicos en el exilio –cerca de un 25 % de la población–, inflación acumulada de más de 2 millones por ciento, salario mínimo de 3,5 dólares mensuales, indigencia de 52 %, pobreza de 81,5 %, caída del PIB de 70 %, colapso en la producción petrolera de 80 %, reducción de 5 años en las expectativas de vida, 50 % menos de camas hospitalarias, baja de más de 15 % en cobertura escolar y 65 % de niños con problemas de desnutrición. Esta es una de las catástrofes humanitarias más dramáticas de las que haya registro en la historia regional.

Ahora bien, cualquier país en que se haya impuesto el socialismo en el mundo, independientemente de la región, cultura, historia, etnia, etcétera, muestra resultados similares.

Tampoco son excepcionales las más de diez mil ejecuciones extrajudiciales por razones políticas y los miles de torturados que se ven en Venezuela, pues en tanto doctrina totalitaria, el socialismo debe necesariamente recurrir a la violencia para imponer su plan a toda la sociedad eliminando todos aquellos elementos que puedan resistir. Además, por su propia naturaleza, debe retener el poder para siempre.

Las comparaciones entre la dictadura Maduro-Chávez con el régimen militar chileno son estúpidas por diversas razones, pero la principal es que ni Pinochet ni los demás militares chilenos tuvieron jamás una ideología totalitaria como el socialismo.

Su régimen, más allá de crímenes injustificables cometidos en el combate contra el terrorismo socialista, fue de tipo republicano, liberal en lo económico y siempre con miras a restablecer la democracia. Los militares llegaron al poder en Chile aclamados por la mayoría de la ciudadanía y la clase política precisamente para evitar en Chile un destino como el de Cuba o Venezuela, país en el que hoy la mayoría clama por que sus propios militares pongan fin al proyecto socialista de Maduro.

En términos simples, si Pinochet y los miembros de la junta hubieran sido socialistas como era Allende y su gente –y sigue siendo buena parte de la izquierda chilena–, jamás habrían establecido un itinerario para restaurar la democracia, no habrían entregado nunca el poder y menos aún habrían hecho de Chile el país más próspero de América Latina.

En cuanto a Boric, Bachelet y la izquierda que gobierna hoy, tenemos dos tipos de socialistas marxistas: los de buenos modales y los de malos modales.

Todos sabemos que Boric es un marxista de buenos modales mientras Carmona es de malos modales, pero en el fondo ambos creen en lo mismo: eliminar el capitalismo y establecer la dictadura socialista.

De ahí los elogios en el pasado de Boric a Maduro y Fidel y de ahí también su disposición a gobernar con los comunistas a pesar de ser cómplices explícitos de la dictadura de Maduro y plantear una amenaza para la seguridad nacional en Chile.

Lo mismo vale para Bachelet, admiradora incondicional de Fidel Castro, la Alemania comunista y amiga personal de Hugo Chávez, según ella misma dijo alguna vez.

Si ninguno de ellos estaría dispuesto a gobernar con un partido totalitario fascista, aunque electoralmente les conviniera, pero si lo están con uno totalitario comunista, se debe precisamente a que comparten su ideología.

Lo mismo vale para todos quienes comparten el Gobierno hoy con el PC: en el fondo, no tienen problemas de principios con el comunismo ni con lo que ocurre en Venezuela, y si los tienen, no son tan grandes como para sacarlos del Gobierno, lo que habla de que no creen realmente en la democracia liberal.

Y es que, más allá de las palabras de buena crianza y el oportunismo político para desmarcarse de Maduro, son todos igual de socialistas.

 

Un aporte del director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

 

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

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“POR LA MORAL, POR LA MORAL, POR LA MORAL”. Gerardo Varela. El Mercurio

 

                                                                    “POR LA MORAL, POR LA MORAL, POR LA MORAL”

Gerardo Varela

El Mercurio, Columnistas, 03/08/2024

La Revolución de Octubre (1917), donde los comunistas tomaron el poder en Rusia, no fue contra el zar, fue contra la naciente democracia rusa a la que denostaron por burguesa. Lenin, financiado por los alemanes, (que además lo transportaron desde su exilio en Suiza a Rusia), traicionó a su patria, destruyó su democracia, tomó el poder, después se rindió a los alemanes y en el tratado de Brest Litovsk (1918) les pagó el favor y les cedió 1/6 de la superficie europea, incluyendo Ucrania.

Chávez intentó un golpe de Estado, cayó preso; una vez libre, salió elegido con la misma cantinela de corregir la corrupta democracia venezolana. Creó una asamblea constituyente, disolvió el Congreso, suspendió elecciones, se robó y expropió todo lo que se movía, capturó el poder judicial y el órgano electoral y se perpetuó con el poder. Todo eso con el apoyo de un sector amplio de la izquierda chilena.

“Ahora el Presidente Boric ha dicho que se siente obligado moralmente a exigir transparencia a Venezuela. Finalmente le “cayó la teja” y sitúa el problema donde está. En el terreno de la moral. No hay que esperar las actas, como dice Bachelet con total cinismo, para condenar a Maduro”.

El guion de cómo terminan las democracias está escrito y se ha ejecutado una y mil veces. Basta unir los puntos de lo que vivimos en Chile. Un grupo de jóvenes autodeclarados puros y moralmente superiores se alzó en contra de la “corrupta” democracia de los acuerdos.

Bajo el lema de No + AFP y no son 30 pesos, son 30 años, se organizó una insurrección que arrasó con todo a sangre y fuego. Cuando el gobierno trató de poner orden, lo acusaron de violaciones a los DD.HH., se querellaron criminalmente, lo acusaron constitucionalmente y le impusieron una asamblea constituyente, que produjo un guion bolivariano y que fracasó, gracias al voto obligatorio.

Y como siempre ocurre, la pureza terminó en codicia, los principios se resignaron a la ambición y la superioridad moral se rindió ante la naturaleza humana y fue arrollada por la corrupción y la desidia.

La verdad es que son los pueblos los que derrocan dictaduras, no los comunistas; ellos destruyen democracias. Ni en la revolución cubana contra Batista lo hicieron. La revolución la hizo el pueblo y Fidel, una vez en el poder, salió del clóset y se declaró comunista. Por eso que es tan peligroso aliarse con ellos.

Parafraseando a Sir Winston, este gobierno y su presidente hacen lo correcto después de haber intentado todo lo demás.

Ahí están los tratados de libre comercio, donde partieron rechazándolos, después tratando de cambiarlos y terminaron firmándolos. Lo mismo con la seguridad que partieron refundando Carabineros y ahora les falta hacer campaña en radiopatrullas.

Incluso con la famosa obligatoriedad del voto, sacaron todos los trucos del sombrero hasta que a regañadientes y tímidamente terminaron haciendo casi lo correcto.

Desde Bachelet II que la izquierda en Chile se dedica a transformar princesas en sapos. Lo hizo con el sistema electoral, la educación, la salud, los impuestos y ahora quiere hacerlo con las pensiones. Es hora de que la derecha aprenda y no ceda, porque que al final la izquierda razonable —una vez que ha intentado todo lo demás— atina.

Ahora el Presidente Boric ha dicho que se siente obligado moralmente a exigir transparencia a Venezuela. Finalmente le “cayó la teja” y sitúa el problema donde está. En el terreno de la moral.

No hay que esperar las actas, como dice Bachelet con total cinismo, para condenar a Maduro. Si esa elección se la robaron mucho antes, desde que capturaron políticamente el servicio electoral, hasta que le prohibieron competir a la candidata de la oposición (nota aparte merece Bachelet, que estuvo a cargo de la ONU mujer y no ha sido capaz de solidarizar con Corina Machado, ¿dónde quedó la sororidad?).

Pero la inmoralidad no empieza ni termina en la elección venezolana. Aliarse con el Partido Comunista era una inmoralidad, omitirse para que llegaran al Congreso era una inmoralidad, nombrarlos ministros era una inmoralidad, apoyar el texto constitucional de Rojas Vade era una inmoralidad, y hoy nominar como candidato a gobernador a un “soldado de Maduro” y mantenerse aliados con los que respaldan un fraude electoral es una inmoralidad.

Ahora que vienen las elecciones, vamos a ver qué es más fuerte si la moral o el poder. No en vano Fidel dijo en el Estadio Nacional (1971) “por la moral, por la moral, por la moral”.

 

Un aporte del director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

 

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BORIC, EL PC Y LA DEMOCRACIA. Carlos Peña. El Mercurio

 

                                                           BORIC, EL PC Y LA DEMOCRACIA

Carlos Peña

El Mercurio, Columnistas, 31/07/2024

El Presidente Boric ha declarado, desde Dubái, que las diferencias con el PC no lesionan la alianza gubernamental, puesto que se trataría solo de diferencias en cuestiones de política internacional:

“Yo con el PC —dijo— tengo una excelente relación en lo cotidiano (…) y en el punto de política internacional respecto de Venezuela, tenemos una diferencia, pero lo bueno respecto a eso es que tanto ellos como todos los demás entienden que la política en materia internacional la dirijo yo como Presidente de la República”.

¿Será verdad que las diferencias respecto del caso de Venezuela no son sino de política internacional?

“No sería cierto entonces que la diferencia entre el Presidente Boric y el PC sea de política internacional. Sería una diferencia mucho más profunda, una diferencia acerca de la dimensión moral de la democracia”.

A primera vista, sí. Después de todo, el problema estaría reducido a si se reconoce o no al gobierno de Maduro y la forma en que se debe reaccionar frente a su conducta. Y eso, no parece caber duda, es de competencia exclusiva del Presidente. De esa forma, mientras se respete la competencia presidencial, no habría nada de malo en sostener opiniones opuestas a las del Presidente.

Pero es obvio —salvo que echemos tierra a los ojos— que el problema con el PC, a propósito del caso de Venezuela, no es de política internacional, sino que es relativo al valor de la democracia.

El Partido Comunista, se sabe de sobra, posee un concepto meramente instrumental de la democracia. Para él, la democracia no tiene un valor intrínseco, puesto que sería una manifestación periférica de la vida social, una mera superestructura que expresa diferencias más profundas a nivel de la estructura social y de clases.

Los intereses de clase —tal como el partido los define, desde luego— tienen la última palabra y no la voluntad de la mayoría. La fidelidad a los intereses de clase o del pueblo —tal como el partido lo entiende— es lo más relevante, y frente a ella, cualquier otra lealtad cede.

De ahí entonces que para el PC no exista propiamente un fraude en el caso de Venezuela. Incluso frente a pruebas flagrantes el partido no cambiaría de opinión si la trampa va en beneficio de lo que él entiende son los intereses del pueblo.

¿Acaso —suelen decir los miembros del PC— no es la democracia una mera farsa y un simple disfraz de la explotación de una clase por otra, de la dominación por parte de unos pocos? Y si el problema es la dominación social, ¿qué de malo podría tener desoír la democracia en favor de los intereses de los dominados y en contra de los dominadores?

El Presidente Gabriel Boric parece no compartir esa visión. Y entonces sus diferencias con el PC no serían, es de esperar, de política internacional.

En efecto, el Presidente Boric parece haber dado muestras de no creer en el valor puramente instrumental de la democracia. Para él, se puede colegir de su conducta y de su actitud, la democracia tendría un valor en sí misma.

La democracia valdría porque ella es la única forma de gobierno que realiza la imagen de los hombres y de las mujeres como libres e iguales. La democracia no valdría por los resultados que con ella se alcanzan, puesto que siempre podrá haber un dictador benevolente que alcance buenos resultados: la democracia valdría en sí misma, porque realizaría la imagen moral que las personas poseen en una sociedad abierta y decente en la que, a pesar de sus diferencias de clases y de ingreso, se reconocen como iguales y se liberan así de la coacción injustificada.

No sería cierto entonces que la diferencia entre el Presidente Boric y el PC sea de política internacional. Sería una diferencia mucho más profunda, una diferencia acerca de la dimensión moral de la democracia.

Pero si lo anterior es así —si la diferencia que media entre el Presidente Boric y Maduro, por decirlo de esta forma— es relativo al valor de la democracia, y si el Presidente Boric cree de veras que la democracia realiza nuestra concepción de que somos libres e iguales, entonces, tiene buenas razones no solo para rechazar u oponerse a Maduro, sino también para rechazar el régimen cubano que, al igual que el de Maduro, al despreciar la democracia o manipularla, desprecia y manipula la dignidad de los ciudadanos.

Salvo, claro, que todo el análisis precedente esté equivocado y en realidad el Presidente Boric rechace al régimen de Maduro no por la concepción de la democracia que lo anima, sino por razones de política internacional como él mismo dijo.

Pero ello sería decepcionante y, entonces, no habría motivo alguno para aplaudirlo.

 

Un aporte del director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

 

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MEDIO ORIENTE, EN TENSIÓN EXTREMA. El Mercurio, Editorial

 

                                                         MEDIO ORIENTE, EN TENSIÓN EXTREMA

El Mercurio, Editorial, 05/08/2024

Desde el alevoso ataque de octubre pasado, en el que murieron 1.200 israelíes y fueron secuestrados más de 200, Israel está empeñado en acabar con Hamas, el grupo que controlaba Gaza, desde donde lanzó la mortal ofensiva a su territorio.

El gobierno israelí ha dicho que no se conforma sino con la victoria total y la eliminación de los líderes de la milicia apoyada, financiada y entrenada por Irán, la cual ha resistido estos meses la ofensiva de las fuerzas judías a costa de dejar a la población de Gaza padeciendo los rigores de la guerra, desplazada de sus hogares, con las edificaciones destruidas y viviendo de la caridad internacional ante la escasez de alimentos, medicinas y servicios.

Casi 40 mil gazatíes han fallecido, según el Ministerio de Salud de Hamas.

Son varios los líderes del grupo islámico que han sucumbido a ataques israelíes con anterioridad al asesinato de Mohamed Deif, en Gaza, y de Ismail Haniyeh, en Teherán, pero estos últimos tienen más relevancia para el curso de la guerra.

Deif era el jefe militar de Hamas en Gaza y Haniyeh, el líder político y principal negociador de lo que se espera sea un acuerdo de cese el fuego, en el que se liberen los rehenes israelíes si se retoman las conversaciones. Deif, probablemente sea reemplazado por otro comandante en terreno, que siga al mando de Yahya Sinwar, el líder del ala militar de la milicia y cerebro de los ataques de octubre.

La serie de muertes de líderes de movimientos islámicos enemigos de Israel puede ser una chispa que encienda un conflicto regional, que vaya más allá de Gaza y Líbano, para abarcar Siria, Irak y Yemen, donde también están presentes milicias apoyadas y armadas por Irán. Tanto el gobierno israelí como Teherán deben calibrar sus próximos pasos, si quieren evitar una guerra extendida.

Quién será el sucesor de Haniyeh es incierto y abre interrogantes sobre el cauce de las negociaciones para buscar una tregua que tan difíciles han sido. Hay varios aspirantes que podrían enfrascarse en una lucha por el cargo, si bien muchos apuestan a que sea Sinwar, a pesar de que el sector menos violento de Hamas lo considera responsable de la guerra que ha destruido Gaza.

Haniyeh, que vivía exiliado en Qatar, era visto como un “pragmático” dentro del grupo, que estaba en desacuerdo con la línea radical y violenta de Sinwar, y por lo mismo, habría perdido influencia dentro de la milicia, pero era un buen rostro, más diplomático, ideal para representar al grupo islámico en los diálogos y actuar como mensajero del liderazgo.

Las negociaciones entre Israel y Hamas se llevan a cabo en forma indirecta, con la participación de Qatar, Egipto y Estados Unidos, habiendo sido Haniyeh el interlocutor del jefe de los servicios secretos de Egipto.

Se decía que antes del asesinato había una alta probabilidad de llegar rápido a un acuerdo, pero que las condiciones puestas por ambos lados seguían obstaculizando una salida. Ninguna de las partes ha mostrado real voluntad de hacer concesiones, y mientras Hamas no devuelva los rehenes es iluso pensar que Israel acepte algo más que una pausa humanitaria en los ataques.

El factor iraní. El asesinato de Haniyeh en Teherán, después de las ceremonias de asunción al cargo del nuevo Presidente iraní, Masoud Pezeshkian, atribuido pero no reconocido por Israel, archienemigo de los ayatolás, fue una dura humillación para Irán y demostró las debilidades de sus fuerzas de seguridad, incapaces de proteger a un invitado y aliado en su territorio.

Esta muerte se suma a la de Fuad Shukr, asesor del líder de Hezbolá, otra milicia proiraní, hace una semana, en un ataque aéreo en el Líbano.

La presencia de Hezbolá en este último país, con sus enormes arsenales de misiles y cohetes, y miles de combatientes, ha sido un desafío permanente para Israel en su frontera norte. Desde Líbano, se lanzan constantes ataques contra localidades israelíes, los que se intensificaron desde las operaciones en Gaza, en solidaridad con los palestinos.

En esta situación, en ambos lados se ha evacuado a decenas de miles de habitantes hacia zonas más seguras. El asesinato de Shukr fue en represalia por la muerte de 12 niños drusos israelíes en las Alturas del Golán, en un ataque que Hezbolá trató de desmentir cuando se supo la identidad de los menores: en el Líbano, los drusos son aliados suyos.

Para Irán, el apoyo a los palestinos y otros grupos militantes que luchan contra Israel es parte de la política que los ayatolás implementan desde la revolución islámica de 1979, y se enmarca en su posición de no reconocimiento del derecho de Israel a existir como Estado. Para Teherán, Israel es un poder imperial asentado en el Medio Oriente, una avanzada militar de Estados Unidos que ha ocupado territorio que no le pertenece, por lo que es lícito buscar su eliminación.

El apoyo irrestricto de Washington a la defensa de Israel hace difícil que este objetivo sea logrado, pero la enemistad entre los dos países es lo que mantiene tan inestable la región, creando condiciones para que se produzca un conflicto de mayor alcance y se expanda a las naciones vecinas.

El líder supremo iraní, ayatolá Alí Jamenei, ya habría ordenado una represalia contra Israel, la que debe ser muy bien calculada por el gobierno de Pezeshkian, si quiere evitar que escale en una guerra regional. Quizás la respuesta sea similar a la de abril, cuando —tras el ataque que cobró la vida de varios oficiales iraníes en Damasco— Irán lanzó una masiva, si bien poco efectiva, ofensiva con misiles y drones contra territorio israelí.

Si ahora fuera más contundente, las probabilidades de escalamiento serían altas y las esperanzas de una pronta solución a la guerra de Gaza se esfumarían.

 

Un aporte del director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

 

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de  Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional.

HISTORIA MILITAR Y HÉROES OLVIDADOS, News

FIASCOS MILITARES EN PLENA CONTIENDA: DE LOS HUNDIMIENTOS BRITÁNICOS A LA FALLIDA CAPTURA DE ROMMEL. Laura Manzanera, Periodista y escritora. Muy Interesante

 

                                                                                FIASCOS MILITARES EN PLENA CONTIENDA:

                                                                                DE LOS HUNDIMIENTOS BRITÁNICOS A LA

                                                                           FALLIDA CAPTURA DE ROMMEL

Laura Manzanera, Periodista y escritora

Muy Interesante, 30/07/2024

Entre los errores de cálculo más sonados de los aliados se cuentan dos hundimientos de barcos británicos.

Cuando Churchill dio la orden de trasladar a Singapur el crucero HMS Repulse y el acorazado HMS Prince of Wales, su buque insignia, estaba convencido de que su sola presencia allí disuadiría a los japoneses de atacar territorios británicos de ultramar en el sudeste asiático. Pronto se demostraría que erró en sus cálculos.

Ambas embarcaciones atracaron en Singapur, formando parte de la fuerza Z, el 2 de diciembre de 1941, y el 10, tres días después del ataque a Pearl Harbor, fueron bombardeados y torpedeados por los japoneses. Tanto el Prince of Wales, orgullo de la Royal Navy al que apodaban Unsinkable (“Insumergible”), como el Repulse terminaron en el fondo del océano, en el que también perdieron la vida unos 840 marineros.

Probablemente, la equivocación fue presentarse en Singapur sin un plan de acción, sólo para mostrar su supuesta superioridad. La medida disuasoria no sólo no frenó las ambiciones expansivas de Tokio, sino que marcó el final del largo poderío marítimo británico.

Ambos bandos tuvieron fiascos a lo largo de la Segunda Guerra Mundial. Aquí se recogen algunas de esas misiones frustradas.

Churchill reconocería: “Fue el impacto más terrible que recibí en toda la guerra”. Y fue también un duro golpe a la moral de británicos y estadounidenses, que iniciaban la guerra en el Pacífico sin un buque capital.

Señal de aviso tardía. Otro hundimiento imperdonable fue el del portaaviones HMS Glorious. El 8 de junio de 1940 se encontraba en aguas noruegas, junto a los destructores Ardent y Acasta, evacuando aviones.

Pese a detectar dos buques sin identificar, no se ordenó zafarrancho de combate y, cuando los ingleses se dieron cuenta de la magnitud del peligro, enviaron un SOS que resultó débil, lo que llevó a que se detectase media hora más tarde sin poder averiguarse ni su identificación ni su posición.

La tripulación fue pillada desprevenida por parte de dos acorazados alemanes que lo hundieron fácilmente. Pocos náufragos lograron subir a los botes y el agua estaba helada. El desastre se saldó con más de 1.500 muertos y menos de 50 supervivientes.

La historia oficial apunta a que el Glorious se separó del segundo convoy por falta de combustible, aunque algunos expertos apuntan a que el comandante había pedido permiso para ir por su cuenta hacia Scapa Flow, en las islas Orcadas, porque tenía prisa por llevar ante el tribunal al jefe de su aviación, que se había negado a realizar un ataque.

Pero ¿por qué fue autorizado a viajar en solitario, de vuelta a Gran Bretaña, a través de una zona con posible actividad submarina alemana? El misterio no se sabrá, como mínimo, hasta 2040, cuando prescriba la Ley de Secretos Oficiales de Reino Unido.

El único punto positivo del incidente fue que desde entonces se redactarían informes de la situación de los buques enemigos.

Capturar a Rommel vivo o muerto. En el ranking de intentos aliados chapuceros destaca el de apresar a Erwin Rommel, el mariscal de campo que había logrado que el Eje se impusiese en el norte de África.

La Operación Flipper consistía en enviar a un comando que irrumpiese en su cuartel general, lo capturase y lo llevase en submarino a Gran Bretaña, donde sería confinado en un campo de prisioneros.

Aunque no era la primera opción, había orden de matarlo si la captura se complicaba. La acción debía ser un gran golpe de efecto que permitiría dar un giro decisivo al resultado del conflicto en aquella región, claramente favorable a los nazis y sus aliados por entonces.

Churchill estaba empeñado en que Tobruk (Libia), enclave aliado sometido al asedio enemigo, no cayera en manos de Rommel, un objetivo ante el que los británicos se mostraban pesimistas. Y sabía que para evitarlo no bastaba con enviar refuerzos; por eso tomó una decisión drástica: acabar con el “Zorro del Desierto”.

Creía que, de lograrlo, aumentarían sus opciones de victoria, pues el Afrika Korps quedaría huérfano. Con esa idea nombró jefe de operaciones al almirante Roger Keyes, quien para llevar a cabo la misión designó a su hijo Geoffrey, poco hábil en el terreno militar.

La operación arrancó el 10 de noviembre de 1941, cuando dos submarinos zarparon de Alejandría en dirección a la costa libia. Desembarcaron la noche del 14 dispuestos a sortear las patrullas alemanas e italianas. Su destino era la localidad de Beda Littoria, concretamente la casa de Rommel.

Una vez allí, sabotearon el sistema eléctrico, rodearon el edificio y no tardaron en enzarzarse en una lucha con los alemanes de la que terminarían huyendo. Prácticamente todos fueron capturados o se entregaron, exhaustos tras intentar escapar a través del implacable desierto.

En el sitio equivocado. Lo más sorprendente de esta historia no es que los alemanes se impusieran tan fácilmente, sino que Rommel nunca había estado en aquella casa, que era en realidad el cuartel general de los servicios de intendencia.

Cuando estaba en África, se alojaba en un enclave secreto de la aldea de Susah pero, más más inri, aquel día estaba en Roma, desde donde planeaba el asalto a Tobruk.

La Operación Flipper fue un monumental desastre de organización. Los británicos no pudieron socavar la moral de las fuerzas del Eje en el norte de África y, además, hicieron completamente el ridículo.

Tampoco se cubrieron de gloria De Gaulle y Churchill cuando intentaron salvar las colonias tras la caída de Francia. Organizaron apresuradamente una fuerza para cambiar la situación de Dakar, capital del África Occidental francesa que se había alineado con el nuevo régimen de Vichy, aliado del Tercer Reich.

Pero en la Operación Amenaza los errores se sucedieron uno tras otro: el plan fue un secreto a voces, se usaron mapas anticuados, los defensores franceses estaban mejor preparados de lo que creían y no tenían intención alguna de rendirse.

Durante varios días, los británicos intentaron destruir las defensas del puerto con escaso éxito, y fracasó un intento de desembarco de una fuerza terrestre. La batalla de Dakar (del 23 al 25 de septiembre de 1940) se dio por terminada cuando un submarino defensor acertó a un navío británico clave. La reputación de De Gaulle sufrió un durísimo golpe.

De mayor calibre, estratégico y moral, fue el fracaso del ensayo para el Día D. Aunque nadie lo hubiera dicho, dado el contundente resultado del desembarco que marcaría el inicio del fin del conflicto, el ensayo que se hizo unos meses antes fue un auténtico desastre.

La llamaron Operación Tigre, tuvo lugar en abril de 1944 y debía ser realista y a gran escala. Visto el resultado, podría decirse que fue exageradamente realista. Resultó un fiasco de principio a fin.

Estadounidenses y británicos usaron distintas frecuencias de radio a la vez, lo que causó muchos problemas de comunicación: por ejemplo, que los barcos de transporte estadounidenses no se enterasen de que los dos navíos de guerra británicos que escoltaban al convoy de invasión estaban averiados.

Dicho fallo hizo que el convoy avanzase en línea recta, convirtiéndose en el blanco perfecto para los torpederos alemanes. Y por si fuera poco, cuando avistaron a estos torpederos, pensaron que eran embarcaciones amigas.

Ese error se llevó por delante la vida de 700 hombres, y muchos otros se ahogaron por no saber cómo funcionaban los chalecos salvavidas. A la lista de bajas se sumaron otras 300, víctimas del uso de fuego real. Más de mil soldados fallecieron en aquel desastroso simulacro.

El último intento de Hitler. La gran ofensiva alemana conocida como Batalla de las Ardenas se desplegó en los bosques y montañas de esta región belga en condiciones durísimas y durante casi siete semanas del invierno entre 1944 y 1945. Fue uno de los grandes enfrentamientos del conflicto, la última gran ofensiva del ejército alemán en el Frente Occidental y el último intento de Hitler de ganar la guerra.

Las fuerzas alemanas, ya bastante mermadas, carecían de combustible suficiente y tenían antes ellas a un enemigo claramente superior. Aquella lucha estaba condenada al fracaso. Al menos, eso creen muchos expertos, aunque no todos.

Para el historiador militar Christer Bergström, autor de Ardenas: la batalla, los nazis estaban mejor preparados, tenían mejores mandos y mejores tácticas de lo que se cree y, además, los planes de Hitler resultaban muy sensatos. Hasta tilda de “genial” la idea de atacar en las Ardenas con el fin de atrapar luego a los ejércitos de Montgomery.

Bergström apunta que “desde la perspectiva de Hitler, era lo más inteligente que se podía hacer, mientras esperaba la siguiente ofensiva rusa en el Vístula. Fue cuidadosamente planeada y preparada y fracasó sobre todo por dos factores que podían no haberse producido: primero, porque las líneas de suministros alemanas fueron cortadas por la aviación aliada cuando el tiempo mejoró el octavo día de la ofensiva, y segundo, porque las SS, menos competentes que el ejército regular, la Wehrmacht, recibieron en cambio la responsabilidad de conseguir los objetivos más importantes”.

Errores de ambos bandos en las Ardenas. El alto mando alemán evaluó sus pérdidas humanas en 20.000, más 20.000 desaparecidos y 40.000 heridos. La Luftwaffe quedó destruida y la moral de la Wehrmacht ya no se recuperó. A mediados de enero, el Ejército Rojo se adentraba en Polonia, y no tardaría en alcanzar la frontera alemana.

Las bajas aliadas fueron similares: 1.400 británicos desaparecidos y 20.000 muertos, y 23.000 bajas estadounidenses (con episodios como la masacre de Malmedy), cifras que provocaron duras críticas a Montgomery, acusado de múltiples errores y de buscar protagonismo sacrificando a los soldados.

Fuese mejor o peor idea, lo cierto es que las SS combatieron ineficazmente y aquella sangrienta ofensiva que intentaba, a la desesperada, cambiar el rumbo de la guerra estuvo lejos de alcanzar su objetivo. Hitler perdió su última oportunidad de invertir el curso de la contienda y la batalla marcó el inicio del fin del Tercer Reich.

Aparte de por las Ardenas, Montgomery fue muy criticado por la Operación Market Garden, ambiciosa misión aerotransportada que combinaba dos operaciones: tomar puentes estratégicos en Holanda gracias al avance simultáneo de unidades blindadas terrestres y, una vez despejado el camino, crear un corredor a través del cual podrían avanzar hasta el Ruhr, el corazón industrial del Tercer Reich, y cruzar el Rin, la última barrera natural antes de entrar en Alemania.

Montgomery pretendía dar un golpe definitivo al enemigo que pusiera fin a la guerra para la Navidad de 1944. El 17 septiembre de ese año, más de 20.000 soldados de élite fueron lanzados sobre una Holanda ocupada por los alemanes, tras las líneas enemigas. En aquella misión imposible encontrarían la gloria o la muerte.

Retiradas equivocadas. Aunque lograron tomar con éxito los primeros puentes, la operación fue un gran fracaso al no poder ocupar el puente final en Arnhem. La contraofensiva alemana fue implacable. El corredor que los aliados pretendían mantener se convirtió en escenario de un enfrentamiento infernal durante nueve días.

Frente a los alrededor de 17.000 soldados aliados muertos, heridos o desaparecidos, los alemanes perdieron unos 8.000. Pese a todo, para muchos, la operación estaba bien planificada y nadie cuestionó el heroísmo de las tropas de Montgomery, incluido éste: “Entre todas las unidades, ninguna actuación me ha motivado más ni ha causado más admiración que la ejecutada durante nueve días por la Primera División Aerotransportada británica”.

Desde entonces, Market Garden es motivo de referencia para los cuerpos aerotransportados. La gran derrota aliada fue también la última de las grandes victorias tácticas del Tercer Reich en el Frente Occidental.

Tampoco faltaron los errores y los intentos fallidos en las fuerzas del Eje. Entre sus principales fracasos estratégicos destacan dos órdenes de retirada que demostrarían estar equivocadas: la de Dunkerque y la Operación Hércules, que debía conquistar la isla de Malta.

En Dunkerque, en una de las decisiones más discutidas de toda la contienda, los alemanes optaron por detener su avance, dando así tiempo a los aliados para organizar el llamado “milagro de Dunkerque”. Creyeron que estaban irremediablemente perdidos pero, contra todo pronóstico, no fue así.

En mayo de 1940 los nazis lanzaron su primera ofensiva en Dunkerque, rompiendo sin apenas dificultad las líneas francesas y avanzando hacia el Canal de la Mancha.

Una de las divisiones Panzer estaba dirigida por un general apellidado Rommel y una de las divisiones inglesas por un tal Montgomery. Pasarían casi tres años antes de que ambos se encontraran en El Alamein, donde el inglés podría vengarse de la humillante derrota.

Al norte del avance germano quedaron aislados el Cuerpo Expedicionario británico, fuerzas galas y el modesto ejército belga. Todos los esfuerzos por salir de aquella trampa resultaron inútiles y Gran Bretaña decidió evacuar a sus tropas por mar.

Pero sólo tenía una salida: el puerto de Dunkerque. La noche del 26 de mayo se inició así la Operación Dínamo. A la mañana siguiente se tomaron medidas excepcionales; además de reclutar todos los barcos de guerra y mercantes de la zona, se hicieron con centenares de barcas de pesca, motoras, remolcadores, yates, botes salvavidas…

Mientras los barcos grandes embarcaban a los soldados en el puerto, los pequeños –“la Armada Mosquito”– no dejaban de llegar hasta estos hombres desde las playas. Gracias a la solidaridad de la población inglesa, Gran Bretaña logró una retirada modélica y la operación fue un éxito.

Se pudo evacuar a cerca de 340.000 soldados (más de 215.000 eran ingleses y el resto, franceses y belgas). Aunque eso no hizo olvidar la contundente derrota militar a Churchill, que advertiría ante el Parlamento: “Hemos de procurar no tratar este rescate como si fuera una victoria. Las guerras no se ganan con evacuaciones”.

Pero la opinión pública y la población sólo veían el heroísmo de los rescatadores, no sólo marineros sino también pescadores y gente anónima. Lo importante para muchos era que, pese a todo, Inglaterra había logrado resistir. Dunkerque se convirtió en un mito del valor británico, algo esencial cuando Alemania aún parecía imbatible.

Si los alemanes no hubiesen cesado su ataque, se habría cerrado a los aliados toda vía de escape. ¿Por qué lo hicieron? Según algunos investigadores, Hitler, por entonces amo de Europa, quería firmar la paz con Inglaterra y, si apresaba a todo el Cuerpo Expedicionario británico, los humillados ingleses quizá no habrían accedido.

En todo caso, parece ser que fue el jefe de la ofensiva, Von Rundstedt, quien pensó que necesitaban descansar y que debían reservar los tanques para la conquista de Francia. El Estado Mayor alemán quería que los Panzer siguiesen a Dunkerque, pero él convenció a Hitler de que se detuviesen.

Cuatro años después, otra orden de Hitler detendría a los tanques que podían haber frustrado el desembarco de Normandía, y Alemania perdió la guerra. Pero para eso aún faltaba mucho.

Hitler perdió otra oportunidad de oro en la isla de Malta. Convencido de la necesidad de capturar el estratégico enclave, esencial para que los suministros y víveres para las fuerzas desplegadas en África no fuesen interceptados y llegasen a tiempo a su destino, dio luz verde a Rommel para la Operación Hércules.

Demasiadas expectativas. La operación debía ejecutarse en julio de 1942 con un ataque combinado de paracaidistas y tropas aerotransportadas. Sus principales objetivos eran los aeródromos británicos, desde donde se lanzaban los ataques contra la flota invasora.

Pero, inexplicablemente, el Führer cambió de idea y la operación fue cancelada en favor de otro objetivo: Alejandría. Llevados por el entusiasmo, Hitler y Mussolini creyeron a Rommel cuando les aseguró poder conquistar la ciudad egipcia. La sola idea les insufló grandes dosis de confianza, tanta que se olvidaron de Malta y destinaron a la División Folgore, creada expresamente para la misión en dicha isla, a Egipto. Rommel no entendía el motivo de la renuncia; una cosa no excluía la otra.

Pensó que sus palabras se habían malinterpretado, pues se refería a que, para mantener Alejandría una vez conquistada, era necesario conquistar Malta. Esa falta de entendimiento entre los altos mandos resultaría fatal para Alemania, puesto que continuó la presencia de aviones y barcos en Malta, fracasó la campaña de Egipto y el Afrika Korps fue derrotado en El Alamein.

Otro malogrado plan del Eje pretendía lanzar cerca de La Haya paracaidistas que deberían hacerse con los aeródromos de Ypenburg, Ockenburg y Valkenburg y con la ciudad, tratando así de forzar la rendición holandesa y conquistar luego Gran Bretaña.

Creían que la clave del éxito era atacar por sorpresa, haciendo pensar a los holandeses que se dirigían hacia Reino Unido. Pero el paso de los aviones los alertó y, aunque los hombres de Hitler pudieron tomar los tres aeródromos, la misión no llegó a buen término.

Ni tomaron La Haya ni la reina Guillermina I firmó una rendición. Es más, varias horas después los holandeses contraatacaron. Pese a la victoria táctica de los holandeses, el considerado primer ataque paracaidista fallido de la Historia no tuvo excesiva repercusión para los nazis, gracias a sus triunfos en otros enclaves.

La batalla de Kursk. De todos modos, el mayor fracaso del Eje fue en el Frente del Este. 1943 marcó el inicio de la decadencia de las fuerzas de Hitler. Ese año perdieron casi 800.000 hombres en Stalingrado y se libró la batalla de Kursk, el más brutal y largo enfrentamiento entre tanques nazis y soviéticos, del 5 de junio al 23 de agosto.

Participaron tres millones de soldados, 13.000 tanques y 12.000 aviones. Los muertos se contaron por cientos de miles. Hitler necesitaba ganar en Kursk y reconocía que aquella batalla, la Operación Ciudadela, debía “concluir con un rápido y decisivo éxito”.

No fue así; estaba demasiado anunciada. Tanto, que los rusos pudieron preparar a conciencia una feroz resistencia y una ejemplar estrategia. La ofensiva significó el primer combate en que la Blitzkrieg (guerra relámpago) era derrotada antes de poder romper las defensas enemigas.

Los alemanes ya no se recuperaron y el Ejército Rojo siguió su avance hacia Berlín. Para algunos fue la batalla más decisiva de la contienda.

Así lo cree el historiador Richard Overy, autor de Por qué ganaron los aliados: “En Kursk, el ejército soviético mostró por primera vez una organización superior a la alemana en el campo de batalla en verano, tomó la iniciativa y ya no volvió a abandonarla; Kursk desequilibró de manera irreversible el frente alemán”.

Si tras Stalingrado se vio que Alemania no iba a ganar su guerra con Rusia, tras Kursk se supo además que serían los rusos los que la ganarían. Durante la contienda hubo asimismo varios planes germanos para terminar con la vida de los líderes de los países participantes.

Tras el fracaso de la Operación Long Jump, que pretendía acabar a la vez con Churchill, Roosevelt y Stalin, los alemanes trazaron otro plan para asesinar a Stalin. Todos los intentos de acabar con la vida del enemigo número uno de Hitler fracasó. También la llamada Operación Zepelín.

Asesinato frustrado de Stalin. La inteligencia alemana sabía que las medidas para garantizar la seguridad de Stalin estaban estudiadísimas y que cualquier intento de acercarse a él tenía escasas posibilidades. Por eso, prepararon el nuevo plan a conciencia.

Reclutaron a una víctima de la represión de Stalin: Piotr I. Shilo, que sería a partir de entonces el comandante Tavrin, y se ocuparon de elaborar documentos a su nombre, de conseguir condecoraciones militares soviéticas auténticas y de justificar su presencia en Moscú por una baja tras haber sido gravemente herido.

Y para darle la máxima credibilidad, le amputaron una pierna y le infligieron heridas reales que se suponía había recibido en el frente. La operación hubo de abortarse en varias ocasiones por diversos motivos, posponiéndose hasta el 4 de septiembre de 1944.

Esa noche, un avión despegaba de Riga con dos personas a bordo: Shilo haciéndose pasar por Tavrin– y su esposa, entrenada como operadora; llevaban armas y una motocicleta de marca soviética.

Pese a los cuidadosos preparativos, tampoco en esa ocasión la cosa salió como se esperaba. El aparato recibió fuego enemigo y el piloto se vio obligado a realizar un aterrizaje de emergencia. Los ocupantes salvaron la vida, pero vecinos de la zona alertaron a las autoridades de que habían visto alejarse a dos personas en una motocicleta.

Se bloquearon todas las carreteras que llevaban a Moscú y en la región de Smolensk, a las 5 de la mañana, un agente del NKVD detuvo un sidecar con un hombre y una mujer. Aunque su documentación parecía en regla, les hizo acompañarlo.

Pronto se comprobó que no existía ningún comandante Tavrin. Shilo lo “cantó” todo y, a cambio de salvar la vida, participó en un juego de radios que pasaría a la Historia como “Niebla” y con el que la contrainteligencia soviética pudo engañar a los alemanes durante dos meses.

El último intento de asesinar a Stalin, como el resto, había sido frustrado. Y, en cuanto dejaron de ser necesarios, sus protagonistas fueron acusados de traición, condenados a muerte y ejecutados.

Un aporte del director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

 

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