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La Armada y el país celebran su vínculo con el océano en el inicio del Mes del Mar 2025

                                                                               La Armada y el país celebran su vínculo con el océano en el inicio

                                                          del Mes del Mar 2025

Lunes 5 de mayo de 2025

La ceremonia, presidida por la Ministra de Defensa Nacional, Adriana Delpiano, y el Comandante en Jefe de la Armada, Almirante Juan Andrés De la Maza, se desarrolló en el Teatro Municipal de la Ciudad Jardín.

  

Viña del Mar.

En el marco de la conmemoración de los 146 años de las Glorias Navales, la Armada de Chile dio inicio oficial al Mes del Mar 2025 con una ceremonia realizada la tarde del lunes 5 de mayo en el Teatro Municipal de Viña del Mar.

La actividad fue encabezada por la Ministra de Defensa Nacional, Adriana Delpiano, quien estuvo acompañada por el Comandante en Jefe de la Armada, Almirante Juan Andrés De la Maza. El acto contó con la presencia de autoridades nacionales, regionales, comunales, civiles y militares, representantes del Alto Mando Naval e invitados especiales.

Tras la entonación del Himno Nacional, interpretado por los presentes y acompañado por la Banda de Músicos de la Armada, la Ministra Delpiano se dirigió a la audiencia, destacando la importancia del mar para el desarrollo del país y el rol estratégico de la Institución. “Chile, con su mirada puesta en el horizonte, debe asumir con decisión su condición de plataforma oceánica. No podemos darle la espalda al mar; debemos proyectarnos a través de él, pero con responsabilidad. La protección y administración sustentable de nuestros recursos marinos no es solo una opción, es un deber urgente frente a amenazas como la sobreexplotación pesquera, la contaminación y el cambio climático. La Armada de Chile juega un rol esencial, vigilando, fiscalizando y resguardando nuestro patrimonio marítimo”, expresó.

La Ministra concluyó su discurso con un mensaje de gratitud: “Permítanme expresar, en nombre de todos los chilenos y chilenas, nuestro más sincero agradecimiento a la Armada de Chile. Gracias por ser, a lo largo de nuestra historia, mucho más que una fuerza de defensa. Gracias por ser la conciencia viva que nos desafía a mirar el mar como un destino colectivo”.

Posteriormente, el Almirante De la Maza tomó la palabra y se refirió a los principales hitos históricos de la Armada y su estrecho vínculo con la Región de Valparaíso. En su intervención, destacó que “la comunidad regional ha sido testigo y protagonista del desarrollo de la Armada durante sus 207 años de historia. En Valparaíso se sitúan las principales fuerzas operativas, y es aquí donde se planifican y conducen gran parte de nuestras operaciones navales. En la Provincia de Valparaíso se encuentra el corazón operativo de la Armada, representado por el Comando de Operaciones Navales, cuya sede fue inaugurada en 2023 en el cerro Playa Ancha”.

Durante la ceremonia se presentó el teaser de la película Prat, obra audiovisual que próximamente será estrenada en conmemoración del héroe naval. Para culminar el evento, el Ballet Cultural Rapa Nui “Kari Kari” ofreció una destacada presentación artística, que fue ampliamente aplaudida por los asistentes. Al término de su actuación, el grupo recibió un reconocimiento de parte del Comandante en Jefe de la Armada, acompañado por la alcaldesa de Viña del Mar, Macarena Ripamonti.

Con esta ceremonia se dio inicio oficial al Mes del Mar, mes en que Chile se “viste de azul” de Arica al Territorio Chileno Antártico. Mayo es una oportunidad para que la Armada de Chile, junto a la comunidad nacional, rinda homenaje a la valentía de los marinos y reafirme el carácter marítimo del país, proyectado al Océano Pacífico. A través de diversas actividades, los hombres y mujeres de la Institución recuerdan a la ciudadanía que Chile es, esencialmente, una nación oceánica, con el privilegio de conmemorarlo cada año.

 

 

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La subcultura narco o nuestro sentido patético de la existencia. Pablo Errázuriz Montes. Reflexiones

 

                                                                              LA SUBCULTURA NARCO O NUESTRO SENTIDO PATETICO                                                                                                                      DE LA EXISTENCIA

Pablo Errázuriz Montes – Reflexiones, mayo 2025

Aristóteles en su obra Retórica refiérase a los modos de persuasión, clasificándolos en el Pathos, el Logos y el Ethos.

El discurso basado en el pathos según el estagirita es aquel que invoca a los sentimientos como medio de convicción de una audiencia. El pathos griego da vida al adjetivo castellano, patético, el cual ha tenido un viaje desafortunado hacia el inglés, y nos ha retornado desde ese idioma -quizá menos profundo que el nuestro- en un sentido completamente equívoco. Actualmente nos referimos a un individuo patético como alguien ridículo cuya conducta carece de sentido.

Alguna culpa de esta confusión la tiene precisamente la cultura anglosajona dominante, cuya carencia se encuentra precisamente en dar cabida al pathos de la existencia humana. A fin de cuentas, los anglosajones en particular y los seres humanos en general ridiculizan lo que no son capaces de entender.

Elvira Roca, ensayista, historiadora y novelista española contemporánea (españolísima diría yo), nos recomienda perseguir los vocablos como el mastín de caza al conejo que escapa. Las palabras, si no se les tiene bien asidas de los colmillos, pierden significado y se evaporan en la nada. Y la nada, lo único que puede engendrar entre nosotros las creaturas, es nada; y en el caso de las palabras, incomprensión y caos.

Nuestro tiempo es opaco de sentido. Para interpretar lo que sucede a nuestro rededor y por qué sucede, el mainstream o inteligencia hegemónica recurre a las ideologías. Son las ideologías embudos a través de los cuales se pretende emboquillar la realidad para entenderla y el resultado es, lugares comunes que descartan las variables de los fenómenos que son incapaces de explicar, a través del tamiz ideológico. En nuestro tiempo dejan intactas e inexplicadas las taras profundas que padece Iberoamérica.

Por eso, siguiendo a Elvira Roca, para comprender de mejor manera la fenomenología de nuestra sociedad, es preciso rejuvenecer algunas palabras. Cogerlas con fuerza y estrujarlas de sentido. Pretendo hacer aquello con el adjetivo patético, purificarlo de las deformaciones anglófonas y usarla para explicar buena parte de nuestra idiosincrasia cultural.

Bajo ahora a nuestra realidad contingente: El sustrato de nuestra cultura chilena e iberoamericana es categórica y definitivamente hispana. La sangre aborigen ha influido, pero en muy menor medida, al igual que lo han hecho emigrantes anglosajones, franceses, árabes, croatas y judíos de procedencia septentrional. El resultado de este barniz no alcanza a borrar aquel ancestro ibérico que, como es sabido, se formó tras la fusión del Al Andaluz con godos romanizados.

George Simmel, filósofo judío alemán que influyera en gran medida en el pensamiento de nuestro José Ortega y Gasset, nos develó un equívoco nacido con la ilustración: las ideas no son más que una representación ordenadora de la realidad que él identifica como “la vida”.

Ésta, la vida, es la realidad radical. El principal daño a la comprensión del alma humana que ha generado el racionalismo positivista es entender que las ideas son capaces de formar realidad. El “relato”, como se le suele llamar hoy. Las ideas no forman realidad, es la realidad la que forma las ideas.

En esta lógica, el mundo occidental positivista y progresista nos ha convencido que nuestra cultura iberoamericana, conformada por esos ancestros tan lejanos y a veces divorciados de la ilustración kantiana, podría formatearse al comme il faut (como se debe ser según la elegancia francesa) del siglo XIX o a la american way of life (modo de ser norteamericano anglosajón) del siglo XX.

Usted estimado lector lo escucha cotidianamente; los políticos nos prometen progreso y desarrollo, dos conceptos abstractos preconcebidos idealmente – normalmente indexados a resultados económicos- carentes de realidad.

La cultura española representó para la Europa septentrional ilustrada, un atavismo curioso que servía para narraciones románticas de óperas y novelas. Esa misma Europa culta septentrional, menos aún, tuvo una representación ni conocimiento de lo que era Iberoamérica. Prueba palmaria de esta ignorancia fue el ridículo experimento imperialista frustrado en México con el seudo Emperador Maximiliano.

En dos palabras: Iberoamérica no existió y aun no existe para la cultura occidental. No hay una representación de ella, como tampoco hay una representación de la cultura africana.

El ethos [1] iberoamericano en la academia y en la prensa dominante, es invisibilizado por las hegemonías occidentales, excepto como dije para narraciones novelescas románticas. Se sumó a esta supresión intelectual, el imperialismo norteamericano fundado en los valores anglosajones y protestantes, cuya generosidad y filantropía, consistió en exportar, no el capitalismo [2] como ha sostenido la narrativa marxista, sino el American Way of Life.

Una hegemonía que, hay que reconocerlo, ha sido menos violenta que otras imposiciones culturales a través de la historia, pero que culturalmente, ha causado más mal que bien a nuestra Iberoamérica, al imponer un materialismo medio rastrero que mistifica el tener antes que el ser.

Pero atención: lo anterior no es la causa suficiente de nuestra mediocridad social, cultural y económica. El cojo no le puede echar la culpa al empedrado de su cojera. La causa de nuestra fatalidad es porque las élites, desde el Rio Grande hasta Tierra del Fuego han hecho suyos los ideales del progresismo anglosajón, negando de manera casi grotesca nuestro ancestro hispano, esto es, nuestra cultura romana meridional y mediterránea.

Elites académicas con honrosas excepciones, han creído cual cavernarios deslumbrados con collares de vidrios, la leyenda negra montada por anglosajones sobre la hispanidad. La hispanidad tiene una historia con miserias como las historias de todos los pueblos, pero repleta de santos y héroes, que corre por nuestras venas -inconsciente colectivo diría Carl Jung-, y que representa una forma de comprender el mundo distinta y divorciada de la ilustración y progresismo anglosajón.

Ser culto en Iberoamérica en el siglo XIX, fue ser comme il faut del ideal romántico francés o británico -o más bien parisino y londinense-. Y en el siglo XX ser culto, ha sido, o abrazar la cultura del trabajo duro norteamericano para pasar a engrosar el american way of life, o comprarse la narrativa revolucionaria marxista en sus diversas vertientes. Los talentos iberoamericanos, viajan al norte para aprender de Europa septentrional y de Estados Unidos, no solo las ciencias y las artes, sino especialmente, como hay que ser.

Retornando esas élites a sus terruños, arrastran como una pesada carga un desprecio, más que por la pobreza, por la manera de ser criolla. Y si esa way of life que nos traen del norte deriva en una existencia colectiva rastrera y sin horizontes, pues bien, así habrá que ser no más porque es lo que se lleva.

¿Dónde están nuestros ancestros? ¿Dónde está nuestra herencia de grandeza que cruzó mares para evangelizar, para sacar a millones de seres humanos de una existencia cavernaria enseñando e integrando como sus iguales hijos de Dios a los aborígenes? ¿Cuál es el la causa virtuosa que el imperialismo hispano promovió el mestizaje al contrario del imperialismo anglosajón que despreció y exterminó al aborigen? ¿Dónde está en la conciencia iberoamericana, la historia de nuestros héroes navegantes, vencedores de obstáculos titánicos?

Con tales preguntas no me refiero puramente al olvido intelectual que se subsana con mayor educación de la historia de la hispanidad. No. Me estoy refiriendo al olvido de nuestro ethos a la hora de diseñar la arquitectura para nuestra sociedad, a la hora de diseñar e imponer los deseos y deber ser de lo que consideramos progreso y desarrollo. ¿Y saben por qué? Porque en realidad no somos lo que son los septentrionales europeos o las elites de la costa este de los EE. UU.

Y porque no somos aquello, cuando somos compelidos a comportarnos con la disciplina orientada a fines que nuestra voluntad ancestral considera ramplona y sin sentido, surge la rebelión y el nihilismo social. Y como el hemofílico se desangra ante el primer rasmillón en su piel, entre nuestros pueblos al enfrentar dificultades y crisis sociales, aflora el Tánatos o espíritu de muerte que pareciera animar a todas las creaturas, y que describe Sigmund Freud.

Aquella energía que genera la entropía, tendencia pareciera fatal en la naturaleza que tiende al desorden y dispersión de los elementos cohesionados de un sistema.

Nuestra cultura ancestral tiene un sentido patético de la vida. Patético ya dije, no en el sentido anglosajón de la palabra. Demanda de la vida un sentido vertiginoso. Una razón por la cual vivir y por la cual morir. Tengamos o no conciencia, late en nuestras venas, que la misiones vitales no pueden ser cambiar de auto cada dos años, pagar la hipoteca para comprar una vivienda más grande o poder pertenecer a círculos sociales concéntricos más y más sofisticados, hasta concluir en el desiderátum de la mujer bonita, el club de golf etc. etc.

Sometidos a la disciplina progresista que hoy envuelve nuestra existencia, aflora en todas los estratos sociales y especialmente los más carenciados, lo que en culturas septentrionales hoy es un virus larvado: el tedio. Y ese tedio ¿Cómo revienta en Iberoamérica? A través de la rebelión, a través de la violencia, a través de órdenes sociales aberrantes como son los que busca imponer el crimen organizado en nuestras megalópolis.

El arquetipo de este fenómeno entrópico es Pablo Escobar Gaviria, el Patrón del Mal, quien encarna una especie de antinobleza que promete ahogar en sangre, caos, injusticia y disolución a nuestra cultura contemporánea.

Porque, ¿de qué otro modo se explica la cultura narco, las barras bravas o la de los piños que protestan violentamente, pintarrajean y destruyen las calles de nuestras megalópolis?: Rosario en Argentina, Santiago de Chile, Buenos Aires, Guadalajara, Ciudad de México, etc. ¿Se puede explicar como una subversión planeada por Putín o por algún sátrapa caribeño ignorante y corrupto? ¿o como el pueblo proletario buscando cambiar los modos de producción para alcanzar la sociedad socialista cómo quisieran creer nostálgicos comunistas?

Obvio que la rebelión está apoyada por la subversión ideológica y otros demagogos se cuelgan de ella como de un clavo ardiendo. Obvio que los niños bien del Frente Amplio brindan con piscola (ahora lo hacen con destilados de 12 años), cada vez que es acosada apaleada y derrotada la fuerza pública en Santiago; o que “educadores sociales” kirshneristas pagan a los cabecillas del lumpen para que organicen la joda en Buenos Aires. Pero eso no explica el sustrato del fenómeno.

Lo que sostengo es que la condición de posibilidad de la rebelión en Iberoamérica, no se agota en las carencias económicas, sino en las carencias de sentido colectivo. Puede parecer conceptualmente resbaloso, pero intentaré darme a entender.

La sociedad de masas es consustancial a la sociedad ultra tecnológica. La división y especialización del trabajo tiene por fruto esa sociedad ultra tecnológica y esta es una de las causas de la disolución de las individualidades. La disciplina rígida de trabajo, cumplimiento de deberes enajenados de sí mismo, para un fin de bienestar económico, pareciera que satisface a los individuos en naciones occidentales septentrionales. El sueco, el norteamericano de origen anglosajón, el escoces, holandés etc. se satisface con una vida ordenada de trabajo duro. En Iberoamérica al más mínimo traspiés, fluye la rebelión violenta como un torrente.

Perseguir como un fin de Estado el bienestar económico, pareciera ser en nuestra cultura como el suministro de un narcótico para hacer olvidar un sentido trascendente de la existencia. Para un judío anglosajón como Marx, decir que la religión es el opio del pueblo, quizá tuviese sentido. En nuestra cultura hispana en cambio, la religión rutilante y churrigueresca, interpreta nuestro ethos y es el bienestar económico en cambio, el opio del pueblo.

A la inversa de lo que señala Marx, es ese el opio que narcotiza los espíritus, y con ello pretenden los gobernantes racionalistas ilustrados invisibilizar la carencia de sentido que tiene nuestra existencia en el contexto de nuestra cultura meridional.

La Iglesia post conciliar, luego de destruir el rito de la misa y reemplazarla por reuniones y rutinas estéticas que más parecen sesiones de autoayuda emocional; luego de abandonar la arquitectura de los templos churriguerescos, barrocos, góticos y reemplazarlos por galpones que más parecen frigoríficos; se queja de la falta de sentido de la sociedad moderna. ¡Pero si ha sido ella misma la que ha cooperado a ese vaciamiento de sentido! ¿Es que no se dan cuenta, o es que también los domina la entropía expresada en aquel espíritu de muerte que habla Freud?

En una proporción muy relevante de la población el individuo no ejerce su libertad plenamente. Ante esta evidencia, ¿podemos administrar una sociedad compleja con la receta hippie de David Thoureau [3] o del buenismo de la iglesia post conciliar? De seguro que no. Nuestra sociedad, aunque nos pese, es una sociedad de masas. El dilema no es, si debe serlo, o no debe serlo. La tecnología y la división del trabajo está ahí, y no depende de nosotros enteramente erradicarla porque quizá no es bueno ejecutar ingenierías sociales que siempre salen mal.

Es nuestra circunstancia, nuestra vida, la realidad radical en que se desenvuelve nuestro vivir. La cuestión es pues, no idear una Arcadia imposible cómo pretenden los jesuitas post conciliares y los buenistas; el dilema real es cómo administrar la sociedad de masas, desde el punto de vista del ethos de nuestra verdadera cultura ancestral, motivando con ello a las masas que hoy se dejan seducir por un materialismo ramplón o por una épica heroica diabólica al estilo del narco.

Se impuso a nuestra genuina y aplastada cultura hispánica, un sentido Bismarkiano del Estado. Aquella estructura burocrática que educa, cobra impuestos, auxilia a los más pobres eficientemente, cuida los bienes comunes como buen padre de familia, planifica nuestras vidas y asegura nuestro bienestar desde la cuna hasta la tumba. Todo sometido a una estricta racionalidad de costos y beneficios, modelado al estilo Suizo, Danés, Sueco etc.

Aquella jaula dorada a la que se refiere brillantemente Max Weber [4][4]. ¿Es posible que algo así funcione en México, Bolivia, Chile, Argentina, Colombia etc.? ¿Funciona acaso en España e Italia meridional? Ah… suspiran los ilustrados levantando los ojos; debemos replicar la educación de Finlandia, Suecia, Suiza etc. Aquello es perfectamente falso. Eso no ha sucedido desde que José Miguel Carrera, O´Higgins, Portales, Vicuña Mackenna etc. lo plantearon como urgente necesidad. Para educarse como un soldado de la racionalidad, hay que ser lo que son los europeos septentrionales.

Hoy se discute si el Estado debe ser pequeño y libertario o grande y socialista. Aquel dilema es falso en lo que a nuestra cultura se refiere. El verdadero dilema es un Estado para qué. Habiendo sido pulverizado por implosión el rol misional de la Iglesia Católica, por ende, el pilar histórico misional que tuvo la hispanidad, debemos rascarnos con nuestras propias uñas en el ámbito político. En otras palabras, lo misional colectivo debe estar radicado en el Estado.

El Estado que las naciones ibéricas necesitan es el Estado Misión. En sus discursos lo describió someramente José Antonio Primo de Rivera. Un ejemplo de misión virtuosa es la que inspiró a la monarquía temprana de los Austrias, cuya inercia duró hasta que la ilustración borbónica las degradó y se fue divorciando del ethos de sus súbditos. Al imponer desde la burocracia borbónica el racionalismo ilustrado, la cultura ibérica, en la península y en las posesiones de ultramar, comienza su viaje hacia la entropía, su divorcio con el Estado, su rebeldía larvada y omnipresente.

El buen gobernante es el hombre prudente, justo, templado y fuerte. Ese es un mínimo común. Pero para arrebatar a las masas de la patética épica diabólica del caos, narco, barras bravas etc. es preciso ofrecerles una misión colectiva.

Si la tarea del Estado se agota en alcanzar los cincuenta mil dólares per cápita con una distribución equitativa de ese ingreso, ello no erradicará este cáncer que demuele familias, barrios, ciudades y sociedades completas. A esa definición el flaite narco contestará: Shis, ¿pa´eso? Déjeme así no ma´hermano…

[1] Conjunto de rasgos y modos de comportamiento que conforman el carácter o la identidad de una persona o comunidad.

[2] Nunca EE. UU. le ha interesado el desarrollo capitalista de Iberoamérica. Por eso financió la CEPAL, vehículo para sembrar la mediocridad económica y dependencia creciente de su hegemonía. El proteccionismo arancelario propiciado por la CEPAL desde 1950 en Iberoamérica generó medio siglo de enclaustramiento y de mediocridad económica, social y cultural.

[3] Norteamericano cuasi filósofo ácrata, inspirador del hipismo libertario

[4] La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo

 

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

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Invitación transmisión en vivo Inauguración Mes del mar 2025. Armada de Chile

 

                                                                         Invitación transmisión en vivo Inauguración Mes del Mar 2025

Lunes 5 de mayo de 2025

   

La Armada de Chile los invita a conectarse a la transmisión en vivo de la Inauguración del Mes del Mar 2025 a partir de las 18 horas en el canal de Youtube de la Armada. En esta oportunidad, conocerás en detalle parte del quehacer de la Marina en todo el territorio nacional, sus valores y el propio legado de Prat y sus valientes hombres que ya, hace 146 años, dejaron inmortalizados sus nombres en la historia de Chile.

🗓 Lunes 5 de mayo de 2025

🕕 A partir de las 18:00

🔗 https://youtu.be/Jxg_xOWUjCQ 

¡Los esperamos!

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En chile no hay territorios inmunes. Humberto Julio Reyes

                                                 EN CHILE NO HAY TERRITORIOS INMUNES

   Humberto Julio Reyes

            Seguramente usted, paciente lector, habrá advertido que la frase no es mía, sino que es parte de los comentarios del flamante ministro de seguridad a raíz de los desafiantes dichos del lonco de la comunidad mapuche de Temucuicui.

            Este último, junto con asegurar que, en marzo de 2022, fue él quien no permitió el acceso al territorio de la entonces ministro del interior, lo que se resume en su frase “yo fui quien le dio el portazo”, ha reiterado que no permitirá el ingreso de organismos del Estado a la zona de La Araucanía.

            Por su parte el ministro de seguridad ha manifestado que “puede decir lo que quiera, pero ese es un territorio sometido a la jurisdicción del Estado de Chile, respecto de la cual el Estado debe y debiera ingresar las veces que fuera necesario, por los medios que franquea la ley”.

            Así debiera ser pero, como el movimiento se demuestra andando, imagino que el lonco pensará, a su vez, que el ministro puede decir lo que quiera, pero otra cosa es que pueda honrar su palabra y hacer efectiva la jurisdicción.

            Este cruce de declaraciones se da a horas que se conozca la propuesta final de la llamada Comisión para la Paz, y después de un atentado de tal magnitud que ha llevado al representante de uno de nuestros principales socios comerciales, a expresar públicamente la opinión de su gobierno mediante una declaración que no tiene precedentes en la historia de las relaciones diplomáticas bilaterales y que prefiero consignar textualmente:

            “La embajada condena enérgicamente este acto de violencia, exige el castigo severo a los responsables, la garantía efectiva de la seguridad del personal y los proyectos chinos, la compensación por las pérdidas de la empresa y la provisión de un entorno seguro y favorable para las empresas chinas.”

            ¿Podrá el Estado de Chile dar satisfacción a lo exigido o se refugiarán sus representantes en un par de frases anodinas para restarle importancia a tan grave emplazamiento y darlo por superado unilateralmmente?

            Creo que tanto el ministro de seguridad como su colega de relaciones exteriores están en un verdadero zapato chino.

            ¿Qué van a hacer para realmente contestar el desafío del lonco de Temucuicui y dar satisfacción al embajador o van a seguir considerando que en Chile no existen territorios inmunes?

2 de mayo de 2025

 

Publicada en el Diario constitucional: https://www.diarioconstitucional.cl/cartas-al-director/en-chile-no-hay-territorios-inmunes/

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Muñecos colgados. Jorge Villarroel Carmona

 

                        “Muñecos colgados”

 

Las imágenes de dos muñecos colgados publicados en redes sociales aludiendo a los candidatos Kast y Kaiser, nos revelan la maldad existente en nuestra sociedad, recordándonos la humillante polera en la que aparecía la cara de Jaime Guzmán con un tiro de proyectil en la frente.

Cuando se trata de estigmatizar de Nazi a dos candidatos “se yerra”, dado que ninguno de los dos profesan esa perversa ideología y cuando quienes rasgan vestiduras al sindicar a sus oponentes con agravios y extremos epítetos, lo que hacen realmente es descubrir su alma atemorizada y desesperada actuando con enfermiza bajeza, dejando al descubierto la verdadera careta de sus acostumbradas oscuras intenciones.

 

𝗝𝗢𝗥𝗚𝗘 𝗩𝗜𝗟𝗟𝗔𝗥𝗥𝗢𝗘𝗟 𝗖𝗔𝗥𝗠𝗢𝗡𝗔

 

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Temocuicui…. No caben Medias Tintas. Cristián Labbé Galilea

 

                                      Temocuicui… No Caben Medias Tintas

 

Cristián Labbé Galilea

En la vida del ser humano siempre hay sorpresas. En cualquier momento surgen imprevistos, positivos o negativos, que lo “descolocan” o lo “dejan marcando ocupado”; es el gran misterio de lo impredecible donde no hay mucho que hacer excepto prepararnos para lo que nos depare el destino. ¡Es la salsa de la vida!

Acierta mi crítico lector cuando califica lo dicho “de Perogrullo”, ese personaje del folclore español al que se le atribuían obviedades como “Cuando el gallo canta, es porque abre el pico”; pero “erra el tiro” cuando lo dicho no se refiere al ciudadano de esta “larga y angosta faja de tierra” para quien ha desaparecido el asombro y se ha instalado la resignación.

Sin ir más lejos, esta semana el país debió quedar “épaté” al escuchar al Lonco Víctor Queipul desafiar a La Moneda asegurando que repelerá cualquier intento de ingreso a Temocuicui, territorio que el Presidente declaró “terreno liberado” cuando era candidato el 2016. Más sorprendido debió quedar cualquier compatriota cuando el Embajador chino Niu Qingbao exigió públicamente al gobierno “castigo severo” y “compensaciones”, a raíz del atentado terrorista incendiario en las obras de la central Rucalhue.

En el caso del Embajador chino, sorprende que sea el representante de un Gobierno Comunista quien emplace a nuestras autoridades a adoptar medidas para garantizar la confianza, la estabilidad y la seguridad que requieren las inversiones extranjeras. Bochornoso, por decir lo menos, especialmente si el oficialismo y algunos pocos “señores políticos” sólo han hecho tenues condenas, amenazando que “se perseguirá a quienes resulten responsables” ¡Pamplinas!

Si lo anterior parece delicado, la declaración del Lonco Queipul resulta extremadamente grave, porque constituye un manifiesto acto subversivo cuando explicita su disposición, voluntad y decisión de desafiar y desestabilizar el orden establecido en lo político, social, institucional, legal, y también en lo militar.

Sin ningún respeto por el estado de derecho, y sin costo alguno, este terrorista declaró que fue él quien impidió a la entonces ministra del Interior, Izkia Siches, la entrada a Temocuicui, y que fue él quien también dio la orden para impedir la entrada a la zona de los funcionarios del censo 2017 y 2024.

Si lo anterior, no genera drástica reacción del Gobierno y políticos, incluidos candidatos a la Presidencia, es posible esperar insospechadas proyecciones. Ante lo dicho, cualquier autoridad en su sano juicio habría reaccionado inmediata y drásticamente cuando el Lonco Queipul declaró que no permitirá el ingreso a la zona y además desafió al Estado al decir: “lo hemos hecho y lo vamos a seguir haciendo”.

En definitiva, esta situación pone en jaque la Soberanía Nacional, poder supremo y exclusivo del Estado para ejercer su autoridad política, legal y administrativa dentro de sus límites territoriales… en cuya defensa no caben ambigüedades ni tibiezas; por lo tanto, no se sorprenda mi atribulado lector si esta pluma estima que, ante una agresión como la descrita, no hay más camino que actuar “por la fuerza” … ¡En Temocuicui no caben medias tintas!

Imagen: Fuente FENABUS

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Para derrotar la violencia. Gonzalo Rojas Sánchez. El Mercurio

 

                             PARA DERROTAR A LA VIOLENCIA

Gonzalo Rojas Sánchez – El Mercurio, Columnistas, 16/04/2025

¿Cuál es el punto de no retorno en una sociedad dominada por la violencia?

Una primera respuesta podría ser algo así como “cuando los ciudadanos deciden defender sus vidas y propiedades sin contar con el Estado”. Otra contestación a la interrogante podría formularse afirmando: “cuando diversas ideologías logran imponer que la violencia es el único camino para la liberación de los oprimidos”.

“El candidato deberá plantear medidas para la recuperación de la familia, para la protección de las poblaciones y para la depuración de aquellos ambientes educacionales capturados por los activistas de la violencia”.

Sin duda, esas dos respuestas revelan que una sociedad se está acercando al momento de su definitiva disolución, pero hay una tercera sentencia, aún más grave: “Cuando las víctimas son acusadas y perseguidas como si fuesen los victimarios y, por el contrario, quienes practican la violencia son consagrados como víctimas”.

Si eso sucediera, si eso se normalizara, hasta ahí no más llegamos: se acabó todo. Sería la transformación más radical de los vínculos entre ciudadanos, sería la señal que haría imposible evitar la guerra de todos contra todos. No tenía la razón Hobbes, pero algo correcto intuyó.

En Chile hubo, hace décadas, un intento teórico por colocar en condición de victimarios a todos los “enemigos del pueblo”. Se habló con majadería de la “violencia institucionalizada”, la que describía a todos los no marxistas como violentos por definición y “al pueblo”, como víctima de la explotación.

Esa mirada se reactivó de manera absolutamente dramática con el octubrismo: “La sociedad de los abusos”, se dijo, violentaba a millones de chilenos, sus víctimas. Más aún, cuando el aparato defensivo del Estado —su policía— reaccionó frente a la brutal violencia desatada, esos imprescindibles agentes del control social fueron acusados como violadores de los derechos humanos.

O sea, desde la teoría se insistió en que los violentos eran las víctimas, y los defensores del orden, los victimarios. Se estaba intentando instalar el verdadero punto de no retorno, para normalizar la violencia cada vez que se la usase en el futuro. Y al entrar en esas coordenadas, insistamos, una sociedad comienza su disolución final.

Por eso, el candidato a la presidencia que tenga las agallas para declarar tres cosas decisivas puede ser quien realmente logre frenar y revertir esta situación.

En primer lugar, deberá insistir en que la violencia comienza y se multiplica en todos aquellos ámbitos familiares, poblacionales y educacionales en que las formas tradicionales han sido destrozadas. Por eso, el candidato deberá plantear medidas para la recuperación de la familia, para la protección de las poblaciones y para la depuración de aquellos ambientes educacionales capturados por los activistas de la violencia entre los jóvenes.

A continuación, deberá denunciar cuáles son las personas e instituciones sociales que promueven o validan la violencia: terroristas, partidos, institutos públicos autónomos, ONGs, etc. Si la sociedad comienza a entender que esos son los auténticos victimarios —como instigadores o como autores— se habrá puesto un freno importante a la crisis.

Finalmente, deberá declarar que no es posible derrotar a la violencia sin la fuerza. Y aquí sí que estamos tocando el punto crucial, porque si se les deja en claro a los ciudadanos que no hay más opción que defender los derechos humanos de los inocentes sin dejarse amilanar por la retórica de los derechos humanos de los victimarios, ese candidato —ese Presidente, esperamos— habrá comenzado a revertir definitivamente el punto de no retorno.

Ninguno de los tres anuncios se basta por sí solo. A ninguno la ciudadanía le hará caso si no ve que en tres dimensiones —la antropológica, la política y la policial— el candidato presenta un plan completo, valiente y coherente.

Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

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