“CONVICCIONES DEMOCRÁTICAS DÉBILES”
GDB. Humberto Julio Reyes
Recientemente y a raíz del espectáculo ofrecido por la Cámara para elegir a su presidente, un reputado cientista político y sociólogo ha analizado lo sucedido en una de sus habituales columnas, atribuyéndole al Partido Comunista el tener “convicciones democráticas débiles”.
Confieso cierta sorpresa por expresión tan políticamente correcta, toda vez que el autor no es persona aficionada a las medias tintas en sus difundidos comentarios.
Días después, en un programa de televisión vespertino de actualidad política, donde el mismo tema fue motivo de ardua discusión, uno de los participantes hace ver que no existe razón alguna para suponer que la flamante nueva presidente no ejercerá su cargo con apego a todas las normas democráticas, como si su conocida conducta política fuera a cambiar por el sólo hecho de ocupar este importante cargo.
Aclaro, eso sí, que la opinión proviene de un socialista, partido cuyos miembros, aunque ahora también se digan democráticos, pese a históricas diferencias, llegado el momento son fieles aliados, como lo fueron durante la Unidad Popular.
Le pregunto estimado lector:
¿Qué razones podrían mover a una ortodoxa comunista a comportarse en una forma que aleje toda reserva hacia su persona de parte de quienes no lograron impedir que ocupara su elevado cargo, justamente por sus recordadas acciones?
El que ha sido moro viejo no puede ser buen cristiano.
En consecuencia, llegado el momento de asignar “los tiempos” a los proyectos que la Cámara debe analizar y votar, es altamente probable que los temores de la actual oposición se vean confirmados.
¿Y cuáles son los proyectos que actualmente la ciudadanía exige que sean prontamente aprobados?
Todos aquellos de la llamada agenda de seguridad a los cuales comunistas y adláteres se han opuesto contumazmente.
Para otorgar el necesario respaldo a la fuerza pública, frenar la inmigración ilegal, facilitar la expulsión de delincuentes extranjeros, golpear a los terroristas que campean en la macrozona sur, se requiere una mayoría de votos que nunca está asegurada, como lo demostró esta reciente votación.
Para dilatar la discusión, enredar los proyectos, y finalmente votar en contra, siempre habrá alguien dispuesto, en particular cuando partidos votan en bloque, como lo sabe hacer el disciplinado partido comunista, a pesar de sus cacareadas credenciales democráticas, aunque esté integrando el gobierno que tiene como deber ineludible garantizar nuestra seguridad.
Nada nuevo bajo el sol, como dirá cualquiera que se haya informado respecto al gobierno de Gabriel González Videla.
Todo lo que hoy sucede me recuerda a un académico de izquierda que, de tiempo en tiempo, recurre a presentar a este partido como una víctima de una conjura o teoría conspirativa que, siempre habría buscado formas de excluirlo de la vida política, hasta finalmente intentar su exterminio a partir del 11 de septiembre de 1973.
Pero, cuando se recurre a las memorias de quienes incluso compartieron con ellos el gobierno, no cabe más que recordar la teoría de la profecía autocumplida.
Algo parecido sucede en estos tiempos, los comunistas terminan generando lo que después llaman anticomunismo visceral. Tanto va el cántaro a la fuente…
De visceral quizás algo, pero de racional probablemente mucho, así que, en mi caso particular, para evitar ambigüedades, prefiero decir que el PC tiene convicciones antidemocráticas muy fuertes.
21 de abr. de 24