LA INTOLERANCIA COMO ACCIÓN POLÍTICA
El Mercurio, Editorial, 20/07/2023
Los cuestionamientos a la artista cubana son reveladores de una pretensión de moldear lo que sería o no el pensamiento admisible.
La airada reacción que ha generado en ciertos sectores de izquierda la anunciada presentación de la obra de la artista cubana Tania Bruguera en el Museo de la Solidaridad Salvador Allende (MSSA), como parte de la conmemoración de los 50 años del Golpe de 1973, obliga a reflexionar sobre la concepción de sociedad de quienes no toleran que planteamientos críticos a sus visiones puedan expresarse.
Para esos sectores, resulta insoportable que Bruguera, hija de un alto dirigente del régimen castrista, pero actualmente una activa opositora al mismo, exponga en el MSSA, creado en 1971 durante la Unidad Popular.
De hecho, el diario El Siglo recogió la carta de un nieto de Salvador Allende —de conocida cercanía con el chavismo venezolano—, quien calificó la exhibición como una “grotesca provocación” y llamó a reparar “el insolente agravio hacia la imagen, memoria y legado de Salvador Allende”.
El diario además indicó que “en redes sociales se expresó el repudio a la realización de la exposición de Bruguera” y “la extrañeza” de que la directora del museo sea hija de Andrés Zaldívar, “opositor a Allende” con una larga trayectoria política en la Democracia Cristiana.
Imposible no asociar esas expresiones con las de aquellos que impulsaron la salida de Patricio Fernández como coordinador de los eventos a realizarse con motivo de esos 50 años, o con los intentos de sectores afines de promover legislación que sancione penalmente el “negacionismo” —incluso constitucionalmente, en la fallida Convención—, o de que el Estado intervenga en el sistema de medios para enfrentar la “desinformación”.
Ilustra también esa manera de pensar el comentario de la diputada Carmen Hertz (PC) respecto de una reciente entrevista de este diario a Óscar Guillermo Garretón, quien hizo notar el repudio de la sociedad a lo ocurrido con Fernández.
Hertz replicó que solo “algunos connotados exconcertacionistas salieron en bloque a chillar”, y agregó que, en todo caso, la opinión de Garretón representaría un “agravio” contra las 172 organizaciones de DD.HH. que “pidieron respetuosamente” al Presidente Boric que cambiara al coordinador.
Urge preguntar, ¿se hubiese mantenido ese “respeto” si Fernández no hubiera renunciado y siguiera en el cargo?
Las sociedades que impiden la libre expresión de aquellas opiniones, obras de arte o manifestaciones sociales que se aparten de las ideas de quienes las gobiernan, pretenden moldear el pensamiento admisible conforme con sus propias concepciones.
Esa uniformidad solo puede lograrse mediante la fuerza y la coerción.
Lo opuesto es lo que ocurre en las sociedades abiertas. Ellas permiten la libre expresión de todas las ideas, precisamente porque quieren evitar la uniformidad, y buscan que sea el producto de una deliberación amplia en el foro público lo que defina su curso, y que, además, ese curso pueda ser corregido democráticamente en elecciones periódicas, bajo las mismas condiciones.
Eso es precisamente lo que no sucede en Cuba, el país de Bruguera, y por eso ella se opone tenazmente a su régimen, y lo expresa en su arte.
Una similar intolerancia, lamentable rasgo de esta época, es la pretensión del régimen prochino de Hong Kong de prohibir la canción símbolo de sus opositores —incluso silbarla en la calle podría conducir a ser arrestado—, mostrando que no tiene otros argumentos más que recurrir a la fuerza para lograr la deseada uniformidad doctrinaria.
Aunque es justo reconocer que la postura contraria a la exposición de Bruguera no es compartida por una parte significativa de la izquierda chilena, y una muestra de ello es que está auspiciada por el Ministerio de las Culturas, resulta sugerente que haya sido precisamente el debate sobre los 50 años el que haya mostrado en toda su magnitud la intolerancia de sectores de los que, habiendo sufrido sus consecuencias en el pasado, se hubiera esperado asumieran un compromiso decidido por erradicarla.
Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel
Las opiniones en esta columna, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en retiro de la Defensa Nacional