Militares privados de libertad
La decisión de ver al amigo, de ver a quien conoces de juventud te produce ansiedad y alegría .El viaje al penal se hace corto y tu cabeza va con una mezcla de nervios, ganas de llegar y estar luego ahí.
El trámite legal de ingreso se hace eterno.
El llegar, recorrer pasillos y ver a muchos ex uniformados de todos los grados ya viejos y otros ancianos, otros en sillas de ruedas y/o bastones, que te saludan como si fuera bienvenida, como si fueras a verlos a ellos, que te saludan como dando las gracias por verte ahí, que su mirada está cansada pero de alegría de verte y saludarte, para mi es algo especial que me emociona, y me llega de corazón, esas miradas de bienvenida, dolor, sufrimiento, entrega y resignación, son difíciles de enfrentar y de describir. Recorrer esos pasillos con muchos que esperan visitas y los conozcas o no los saludas y te devuelven ese saludo con agrado, emoción y calidez enorme, a uno le llega y duele .
Ayer vi grutas preciosas de nuestra Virgen que jamás pensé que estaban, vi a un ex Oficial de la Fach dedicado a los jardines, vi en un mini rincón que él mantiene, pensamientos, rosas, cardenales de varios colores, plantitas chicas, todo podado regado, limpio y muy hermoso, un jardín rodeado de paz y con una gruta con la virgen al frente con varias plaquitas por agradecimientos. Me quede pegado, me llegó, me emociono de nuevo.
Fui a ver a un gran amigo y camarada de muchos años y fuera de verlo a él y su abnegada esposa termine saludando con abrazo de corazón a muchos más que yo alguna vez conocí y también aproveché de ver en la pasada a otros que no conocía de Ejercito, Armada, Fuerza Aérea, Carabineros, PDI y empleados civiles, muchos con venias, saludos y señas de mano . Sus miradas de agradecimiento por estar ahí, me llegaron al corazón y me vine con alegría por haber ido y con una pena enorme por su situación.
René Norambuena V
Un aporte del director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel