MIRANDO EL FUTURO por Elena Irarrázaval Sánchez (El Mercurio, Artes y Letras, 02/01/2022)—-“ES FUNDAMENTAL QUE EL LENGUAJE DE LA CONSTITUCIÓN SEA CLARO” por Elena Irarrázaval Sánchez El Mercurio, Artes y Letras, 02/01/2022)
Las opiniones en esta columna, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión
Ya circulan algunas propuestas para el Artículo 1 de la Constitución, incluida una bastante extensa, que habla de la dignidad como un derecho “intrínseco, irrenunciable, imprescriptible, inviolable e inalienable”. Una redacción que ha sido considerada confusa
Adriana Valdés, la directoria de la Academia que ahora deja su cargo, realizó una importante revitalización de su gestión. Entre otras tareas, reforzando su presencia en los medios, redes y encuentros abiertos.
“Ella desarrolló una importante tarea en un período difícil. Se preocupó de conecta a la Academia con la sociedad, renovó la manera en que la Academia se comunica con la gente y también la comunicación al interior de la propia institución, favoreciendo la participación de los académicos correspondientes por vía telemática”, explica Guillermo Soto.
Entre los objetivos que se ha fijado el nuevo director está la idea de fortalecer las líneas de trabajo en el campo lingüístico, literario u periodístico, propiciando la relación entre la Academia y otras instituciones de la cultura y enseñanza.
También reforzar las publicaciones y avanzar en proyectos como el Diccionario fraseológico de Chile; el inicio del Tesoro lexicográfico y el refranero, entre otras iniciativas.
“No todos estos trabajos deben ser proyectos exclusivos de la Academia, porque no tenemos la capacidad para llevar todos ellos a cabo”.
En varios casos, la Academia podría (y es lo que pienso) vincularse con instituciones del mundo universitario y con investigadores para desarrollar proyectos en forma conjunta.
“ES FUNDAMENTAL QUE EL LENGUAJE DE LA CONSTITUCIÓN SEA CLARO”
Elena Irarrázaval Sánchez
El Mercurio, Artes y Letras, 02/01/2022
Fue un camino recovequeado”. Recurriendo a esta expresión castiza, Guillermo Soto Vergara (1963) e refiere a como llegó a investigar y enseñar sobre lalengua. “En el colegio tenía muchos intereses, me gustaban las matemáticas, el arte, la literatura. Entré a estudiar derecho en la UC en los complicados años 80, pero me daba vueltas la idea del lenguaje. Finalmente, me cambié a Lingüística y Literatura en la misma UC”
Doctor en Lingüística por la Universidad de Valladolid, hoy dirige el departamento de Lingüística de la Universidad de Chile. “En mi amor por el lenguaje pesaron las largas sobremesas de mi casa, en una familia orientada a argumentarlo todo. También los cuentos de mi mamá y dos profesores espléndidos que tuve en Castellano”.
“Precisión y claridad no son cualidades librescas o de manual añejo. Son importantes en la sociedad contemporánea y en una democracia” |
La relación entre el lenguaje y la mente humana es una de las materias que aborda Guillermo Soto en sus clases de Psicolingüística. “Lo fascinante que tiene el lenguaje es que escapa de todo intento de circunscribirlo a un solo ámbito, a una mirada estrecha. Los lingüistas estamos en el centro de las humanidades al trabajar con la lengua, pero estamos siempre conectándonos con la biología, la antropología, las ciencias sociales, las matemáticas. El lenguaje, al ser algo tan propio del ser humano, nos conecta con casi todas las dimensiones de lo que somos”.
Fortalecer la búsqueda de un lenguaje claro en el ámbito público aparece como uno de los objetivos de su gestión. Una condición para vivir en democracia es que podamos entendernos. Se habla mucho de la democracia y la república como una plaza pública en que todos podemos conversar, pero un requisito clave para ese diálogo es que nos podamos comprender. Cuando hay leyes o información de salud que son enrevesadas, eso puede tener serias consecuencias en la vida de las personas. Me interesa mucho colaborar con la Red de Lenguaje Claro, que ya tiene un camino recorrido y en la que participan distintas instituciones, como la Corte Suprema y la Contraloría.
Cuando hay leyes o información de salud enrevesada, eso puede tener serias consecuencias en la vida de las personas. |
¿Han trabajado con la Convención Constituyente en este tema? No hemos tenido un vínculo explícito con la Convención, sino contactos más bien informales, nos preocupa respetar su autonomía. Pero de hecho, en nuestro último encuentro abierto del año -precisamente sobre lenguaje claro- participó el convencional Patricio Fernández.
Ya circulan algunas propuestas para el Artículo 1 de la Constitución, incluida una bastante extensa, que habla de la dignidad como un derecho “intrínseco, irrenunciable, imprescriptible, inviolable e inalienable”. Una redacción que ha sido considerada confusa. Ese artículo es un proyecto, no algo definitivo y me imagino debe pasar por una serie de etapas, comisiones, etc. Efectivamente, en mi opinión, no es un proyecto muy feliz y tiene problemas serios de redacción. No me pronuncio sobre el fondo, pero si debiera escribirse de otra manera.
“El lenguaje escapa de todo intento de circunscribirlo a una mirada estrecha. Es algo tan propio del ser humano que conecta con casi todas las dimensiones de los que somos” |
¿Cuáles son los pilares de un lenguaje claro? Tiene que ver con la precisión y claridad, que no son cualidades librescas o de manual añejo, sino que son muy relevantes en la sociedad contemporánea. El derecho a comprender también implica una obligación correlativa, sobre todo por parte de la autoridad, de comunicar de la forma más clara posible. Lo que tampoco implica un lenguaje simplificado o escribir resúmenes infantiles.
¿Qué se debe evitar en busca de esta claridad, que aminora la posibilidad de conflictos posteriores? Muchas veces, cuando se generan espacios de ambigüedad, se abren las puertas a discusiones que pueden ser interminables. Las normas pasan a tener vida propia. Es bueno el exceso de oraciones subordinadas, en que a veces el propio redactor se pierde en el camino. La Convención está partiendo en este trabajo y es fundamental que cuente con buenos colaboradores en distintas áreas. Tal vez participar institucionalmente como asesores pueda limitar la autonomía de la Convención, pero como Academia si podemos tener nuestra opinión y colaborar en todo lo que sea necesario. Es fundamental que el lenguaje de la Constitución sea un lenguaje claro. Si no es claro, vamos a tener problemas.
“En las normas es bueno evitar el exceso de oraciones subordinadas, en ocasiones el propio redactor se pierde en el camino. Y a veces quién explica se complica” |
¿Debe ser concisa la Constitución? Toda norma debiera ser clara, concisa y precisa, eso es lo ideal. Debe ser concisa hasta donde corresponda para que se entienda. A veces quién explica se complica, hay que tener mucho cuidado ene so. Ahora, no quisiera intervenir en la discusión sobre si debiéramos tener una Constitución breve o extensa, por ejemplo en la descripción de los derechos sociales. Ese es un tema de contenido.
En el ámbito público, por ejemplo en el Congreso, suele ocurrir que el diálogo se torna agresivo y hasta grosero. Ahí debo salirme del rol de lingüista y entrar en el campo de las opiniones personales. En mi opinión, el buen trato, sobre todo en el espacio público, es fundamental para la convivencia democrática. Las personas que interactúan ahí no tienen que ser amigos y poseen ideas disímiles que pueden entrar en conflicto. Si a eso le sumamos un trato que no cuida el modo en que se le habla al otro, es casi una bomba de tiempo. Cierta cortesía, cierto cuidado al hablar con el adversario, nos hace bien. Lo cortés no quita lo valiente, la cortesía sirve de aceite o bálsamo social.
EL HABLA CHILENA.
Un rasgo típico del habla chilena son los diminutivos, como un “cafecito”. Se le ha considerado un signo del “apocamiento” pero usted apunta a una connotación de cortesía y cariño. La mayor parte de las veces los diminutivos no se usan para solo decir que algo es pequeño, sino para expresar afecto. Decimos “¿se tomaría un tecito?” Y no queremos dar a entender que la taza en que lo serviremos sea pequeña. Lo observaba hace ya más de un siglo Miguel Luis Amunategui en un espléndido ensayo sobre el tema. Ese afecto, cuando es positivo, puede ser una especie de aceite que lubrica las relaciones sociales y aminora las posibilidades de conflicto. Ahora, el diminutivo a veces puede expresar un afecto negativo, y en esos casos resulta despectivo, como al hablar de hombrecito o mujercita.
“Los chilenos hablamos mal”. ¿mito o realidad? Creo que vale la pena reflexionar un poco sobre esa idea, bastante extendida. Ya Zorobabel Rodríguez, en su Diccionario de chilenismos de 1875, escribía que “la incorrección con que en Chile se habla y escribe la lengua española es un mal tan generalmente reconocido como justamente deplorable”. Su juicio sigue siendo común entre nosotros. Con frecuencia contrastamos nuestro ‘mal castellano’ con el buen español, de peruanos o colombianos; no por nada, dos países que fueron sedes virreinales. Pero esta actitud crítica es curiosa, porque no parecemos estar muy dispuestos a abandonar nuestra manera de hablar.
¿Lo calificamos como malo pero nos gusta? El español de Chile tiene una serie de propiedades, no siempre exclusivas, que se fueron forjando desde el período colonial. Es posible que esta conciencia de poseer una variedad nacional propia, distinta de otras, se relaciones no solo con la opinión negativa sobre nuestra manera de hablar, sino con una valoración positiva, aunque encubierta, que ve en ella una seña de identidad. Repetimos que hablamos mal, pero también hay cierto orgullo escondido, los sociolingüistas hablan de ‘prestigio encubierto’. Más que este discurso en que hablamos mal, a mi lo que me gustaría es que reflexionáramos más sobre nuestra lengua. En Chile tomamos el español como algo dado.
¿Qué implica eso? No tenemos mucha conciencia como sociedad del peso cultural, la relevancia de que hablemos en español. Sería bueno salir de ese tópico y reflexionar sobre sobre los rasgos de nuestro español, descubriríamos cosas interesantes. Tenemos, por ejemplo, dos premios Nobel de literatura, no es algo menor; nuestra literatura ha sido reconocida en el mundo. Es en Chile donde Andrés Bello escribió su Gramática y el Código Civil. No nos damos cuenta de cuanto ganamos al hablar una lengua que personas de todo el mundo quieren aprender.
LENGUAJE INCLUSIVO.
El uso de lenguaje inclusivo hoy parece ser un terreno pantanoso para los académicos de la lengua. Me parece que el uso del lenguaje inclusivo, en la forma que hoy entendemos esta expresión, es un intento de visibilizar la discriminación que solemos hacer de mujeres y de disidencias sexuales cuando hablamos. Se busca generar conciencia de una situación de discriminación, pero la pregunta que algunos se hacen es si este uso llegará a cristalizar en la estructura lingüística, es decir, si la lengua española modificará su sistema de género gramatical. Pienso que no, al menos en el horizonte previsibles.
¿Por qué? Por un lado, es un fenómeno de alcance restringido. Para decirlo gráficamente, hasta donde sabemos, no se usa lenguaje inclusivo en la feria. Por supuesto, su uso se podría extender en el futuro, pero existe una razón que me parece de más peso. A diferencia del inglés y otras lenguas, en español el género es parte de la gramática y funciona para para establecer relaciones de concordancia: la silla roja, el bolsón negro. Se trata de un mecanismo muy enraizado en la lengua, lo que, a mi juicio, vuelve muy difícil su cambio o puede que se desarrolle en una ventana de tiempo muy amplia.
Cuando se generan espacios de ambigüedad, se abren las puertas a discusiones interminables” |
En cuanto a las lenguas originarias, ¿Cómo conjugar una buena acogida a ellas sin perder el vínculo que significa tener una lengua común? Andrés Bello decía, en la famosa introducción de su Gramática, que el español cumplía dos roles: una función comunicativa y también un rol identitario, al generar solidaridad entre quienes hablan la misma lengua. Cuando un pueblo comienza a tener mas conciencia de si mismo, como ha ocurrido con los mapuches, empieza a vivir procesos culturales, por ejemplo, de revitalización lingüística. La lengua se convierte en un símbolo de identidad cultural. Creo que va a continuar una revitalización de las lenguas de pueblos indígenas y eso una gran contribución, por las distintas miradas que aportan a las lenguas.
¿Eso no perjudica el cultivo de nuestra lengua común, que nos permite entendernos en todo Chile? No debiera implicar un detrimento para el español, una lengua que hablan mas de 500 millones de personas en el mundo, salvo que hubiese políticas muy particulares, que no me ha tocado ver. Las ventajas comunicativas del español son enormes, es muy dudoso que se quiera perder. Los niños pueden aprender 2 o 3 lenguas a la vez. El aprendizaje de ls lenguas es una habilidad parecida a la interpretación de instrumentos musicales. No es solo teórica, hay que practicar y cuando se conoce uno es más fácil aprender el otro.
Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas C.