PERSPECTIVAS ECONÓMICAS PARA 2022
Último IPOM del Banco Central
El Mercurio, Editorial, 31/10/2021
Después de una fuerte recuperación económica este año, que se estima podría llevar el crecimiento al 11%, todo apunta a que la economía chilena tendrá una importante desaceleración en 2022.
En su último Informe de Política Monetaria, el Banco Central estimó un crecimiento en torno a 2% para el próximo año, y a 1,5% para 2023. Las estimaciones de mercado para 2022 —que hasta hace pocos meses apuntaban a un 3%— han caído sostenidamente y ahora se sitúan en 2,2%.
Estas proyecciones dan cuenta de una pérdida estructural de dinamismo.
Pero incluso el escenario de una recuperación escuálida está amenazado por el aumento en la percepción de incertidumbre y el deterioro en las condiciones financieras observado en las últimas semanas.
De consolidarse las fuertes alzas en las tasas de interés y las dificultades de financiamiento a mediano plazo, el costo de involucrarse en nuevos proyectos productivos por parte de las empresas y en la adquisición de viviendas por las familias se sumará al deterioro en las expectativas económicas, presionando a la baja la demanda por inversión y el dinamismo del mercado laboral.
Las señales son inquietantes y representan una encrucijada para la política económica, toda vez que nuevos y más intensos planes de expansión de la demanda pueden generar efectos contrapuestos.
La razón es que los retiros de fondos previsionales han venido socavando crecientemente la institucionalidad y son también en parte responsables de las tensiones financieras.
Más aún, si se considera que los saldos disponibles corresponden hoy a los trabajadores de mayores ingresos, hay razones para pensar que nuevos retiros terminen aumentando el ahorro sin generar un impulso adicional en el consumo.
Algo similar sucede con el gasto fiscal. Hasta ahora la discusión presupuestaria avanza en el Congreso, en línea con lo propuesto por el Gobierno.
Las señales son inquietantes y representan una encrucijada para la política económica. |
El fuerte impulso fiscal de los últimos dos años ha contribuido a un aumento muy sustantivo en la demanda por consumo de bienes durables y servicios, pero la percepción de riesgo sobre la deuda chilena ha venido creciendo y un desvío de la trayectoria de consolidación fiscal —que ya supone un escenario apretado— podría agudizar las dudas sobre las cuentas públicas, presionando aún más las tasas de interés.
La alternativa de mantener una política monetaria expansiva solo sería viable en la medida que las presiones de gasto fiscal cambiaran radicalmente. La ausencia de señales en ese sentido hace inviable esta opción, como ha indicado el Banco Central.
En este contexto, con una presión de gasto muy importante y tensiones en los mercados financieros derivadas en parte de ello, se dificulta la utilización de mecanismos de demanda para evitar una desaceleración aún mayor.
Solo políticas orientadas a dinamizar los incentivos a la inversión y el empleo, y —sobre todo— señales de estabilidad institucional y política podrían apoyar el dinamismo económico sin tensionar en exceso las condiciones financieras.