“QUERÍAN ‘CAGARSE’ A ALGUIEN”: LA DECLARACIÓN DEL “FALSO GIORGIO JACKSON”, EL PRINCIPAL IMPUTADO POR ROBO DE COMPUTADORES EN DESARROLLO SOCIAL
La Tercera PM, 28/11/2023
Fue desde el celular de Miguel Ángel Apablaza que se hizo la llamada con que un hombre aparentó ser el exministro Giorgio Jackson, en julio de este año, para que luego desconocidos ingresaran hasta las dependencias gubernamentales y sustrajeran 23 computadores y una caja fuerte. Tras entregar su testimonio, donde identifica a una serie de personas vinculadas al origen del atraco, el imputado dijo estar siendo víctima de amenazas en el penal en el que está detenido.
Fue a través de una videollamada que un interno de la cárcel de Puente Alto se hizo pasar por el entonces ministro de Desarrollo Social, Giorgio Jackson, la noche del 20 de julio.
Se trató de una especie de “cuento del tío”, donde el guardia de seguridad que recibió el llamado facilitó el robo de 23 computadores y una caja fuerte desde el edificio ubicado en el centro de Santiago.
El caso significó una serie de cuestionamientos -tanto de la oposición y del oficialismo- a cómo se vulneró de manera tan burda la seguridad del edificio. Algunos, incluso, lo atribuyeron a una motivación política.
Sin ir más lejos, el propio ministro Jackson dijo “nos parece bastante sospechoso que ocurran hechos de esta naturaleza, que parecieron no ser solo constitutivos de delito de robo, sino también relativos a una señal política. Quiero, ante eso, señalar que como gobierno no nos vamos a dejar amedrentar”.
Toda esta batahola se produjo porque por esos días había estallado un caso judicial que puso en la mira a autoridades de gobierno, en particular aquellas de la tienda de Jackson -Revolución Democrática-, tras destaparse un convenio irregular entre la fundación Democracia Viva (vinculada a la tienda del Frente Amplio) y el Serviu de Antofagasta.
Con todo, tanto la Fiscalía como la policía calificaron el caso como un “delito común”.
La investigación avanzó y se decretó su reserva, dados los antecedentes que fueron surgiendo en la causa, como, por ejemplo, la declaración de Miguel Ángel Apablaza, reo dueño del chip con el que se hizo la llamada al Ministerio de Desarrollo Social.
Según relataron distintas fuentes consultadas, el 19 de octubre se realizó una audiencia de revisión de medidas cautelares del imputado, donde su defensa argumentó que se debía mantener en secreto esta diligencia, pues existiría un “riesgo para la seguridad” de su representado, ya que había aportado “información que podría poner en riesgo su vida”.
El testimonio: “Llaman al guardia y se hacen pasar por el jefe”. Apablaza entregó el 8 de agosto este testimonio ante la Fiscalía. Era su primera declaración en la causa. Ahí manifestó que a él solo se le había pedido el chip para realizar la estafa la tarde del 19 de julio. “Habían rescatado un número de una empresa para ‘cagarse’ a alguien, para robarle, estaban estafando a alguien para la calle”, dijo, identificando a dos personas con su sobrenombres.
Además, Apablaza señaló que “en esta y en otras cárceles hacían el cuento del tío. Por ejemplo, llaman a un guardia y se hacen pasar por el jefe, si el guardia engancha, le dan instrucciones para tomar nota del número al que debían llamar del servicio de grúa, algunos guardias enganchan y otros no”.
Ese habría sido el caso del Ministerio de Desarrollo Social. El 20 de julio, los dos guardias del edificio -según declararon en la investigación- creyeron que quien llamaba era el propio ministro Jackson, quien con precisión les ordenó “sacar las piochas y medallas” desde su oficina. Sin embargo, solo se trataba de un “falso ministro Jackson”.
En su relato, Apablaza recordó que un sujeto en la cárcel se acercó para pedirle una dirección. “Sabía que se trataba de unos computadores que se habían obtenido por esta estafa”, y que luego de salir del recinto irían a otro lugar para trasladarlos.
Fue ahí donde, señaló el imputado al Ministerio Público, tomó contacto con su abuela, en Renca, para que fuera ella quien recibiera el botín.
Cuando todo el episodio salió en la prensa, dijo, en la cárcel se encendieron las alarmas. Le dijeron que “rompiera mi chip, pues seguro que me irían a buscar. Yo dejé pegado el chip en la pared cerca de mi cama y le pedí a quien me recibió en el módulo que lo rompiera después”.
En su declaración, el imputado no identifica a nadie con su nombre y apellido, solo da un sobrenombre, lo que -al menos hasta el 19 de octubre- no había sido suficiente para la Fiscalía.
En la audiencia de revisión de cautelares el Ministerio Público, según conocedores de la instancia, expuso que “él no individualiza a persona alguna, solamente se refiere a apodos” y que se trataba de una declaración “bastante acomodada a los intereses del imputado y no se ha logrado dar existencia a estos nombres que él señala”.
A cuatro meses de este caso, sus motivaciones -por ahora- siguen apuntando a un elaborado “cuento del tío”, el que por ahora tiene a tres personas detenidas, salvo a los denominados “falsos sobrinos” de Jackson, quienes podrían dar más pistas de quién les encargó el robo.
Esto porque son la pieza del puzzle que falta por encontrar para entender desde dónde obtuvieron tanto detalle de las oficinas del ministerio y dónde estaban los computadores que podían sacarse con mayor facilidad, como lo fue el laptop del propio exministro Jackson.
Esas interrogantes aún siguen abiertas.
Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel
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