Columna de Opinión, News

CHILE:¿SE REPITE LA HISTORIA?. Gonzalo Ibáñez Santa María

                                                                          CHILE: ¿SE REPITE LA HISTORIA?

 

Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

 

 

 

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional (Unión)

News, Seguridad y defensa

MACROZONA SUR: INSURGENCIA, TERRORISMO O VIOLENCIA RURAL. Richard Kouyoumdjian

 

                                                                 MACROZONA SUR: INSURGENCIA, TERRORISMO O VIOLENCIA                                                                            RURAL

Richard Kouyoumdjian

El Líbero, 24/01/2024

Lo que tenemos en la Macrozona Sur es insurgencia y que por ende todo lo bueno que se está haciendo hoy en día tiene sus limitaciones ya que el diagnóstico está equivocado y el problema está lejos de ser solucionado.

Felicito a Pablo Urquízar y a la Universidad de San Sebastián por publicar el libro “Radiografía de la violencia y el terrorismo en la Macrozona Sur: problemas y desafíos actuales”.

En el programa Vía Pública hay una buena entrevista de Matías del Río en que se puede ver la opinión de Urquízar sobre el tema y lo que cubre su libro.

Una de las principales conclusiones de Pablo Urquízar es que el 2023 fue un buen año en lo que se refiere a la reducción de la violencia en la zona y detenciones de personas buscadas por delitos cometidos en el pasado.

Se indica que finalmente el Estado de Chile, incluyendo en esa definición al Ministerio Público, policías, tribunales, Ejecutivo, Fuerzas Armadas y autoridades locales, finalmente habría como un todo que habría logrado mejorar su coordinación y eficacia, y que producto de ello se están observando las mejoras de las que habla la prensa.

El 2024 partió con señales mixtas como son la quema de un bus en Collipulli, o la libertad condicional de Celestino Córdova, posteriormente revocada por la Corte Suprema.

El primero de los casos muestra las limitaciones de nuestras acciones preventivas del tipo estados de emergencia, y la segunda, que no podemos dar por hecho de que las descoordinaciones del pasado están superadas en un 100 %.

Bien indica Urquízar que estamos al debe en lo que se debe al Sistema Nacional de Inteligencia, ya que el actual no da el ancho para lo que ocurre en Chile. Su ley necesita ser modernizada y el sistema como un todo está diseñado para ser ineficaz y es incapaz de operar correctamente en el Chile en que tenemos, aparte de los problemas en la Macrozona Sur, graves problemas de crimen organizado urbano, narcotráfico y violencia en las principales ciudades del país.

En los gobiernos de Bachelet y Piñera se hablaba de violencia rural, ahora se habla tímidamente de terrorismo, pero que no podemos tratar como tal por las limitaciones operativas de la ley antiterrorista.

Tratamos los problemas de la Macrozona Sur como si fueran delitos comunes, pero sin el instrumental adecuado si es que creemos que es terrorismo.

A diferencia de muchos, yo postulo que lo que tenemos en la Macrozona Sur es insurgencia y que por ende todo lo bueno que se está haciendo hoy en día tiene sus limitaciones ya que el diagnóstico está equivocado y el problema está lejos de ser solucionado.

Claramente hay mejoras y los políticos están felices mostrando estadísticas que dicen que estamos mejor, pero insisto que estamos eliminando los síntomas delictuales y no estamos atacando los problemas de fondo, y los insurgentes lo saben, tienen claro las limitaciones de nuestras acciones y operan sabiendo que lo que hacemos no los va a neutralizar.

Digo insurgencia porque estamos frente a varios grupos armados de origen mapuche que buscan ser soberanos en territorios que son chilenos, en donde no se reconoce la autoridad del Estado de Chile, que tienen planes bastante expansivos y que van a hacer lo que sea necesario por lograr sus objetivos.

Es cosa de preguntar quién gobierna en Temucuicui y les aseguro que no es el gobierno de Chile, y que el Estado no está presente en ese territorio.

A veces lo que hacen los insurgentes tiene cara de delincuencia, violencia rural o de terrorismo, pero no por ello se transforman en delincuentes, violentistas o terroristas.

Se debe mirar la motivación que tienen, ya que el ladrón busca beneficios económicos, el terrorista causar terror y publicidad, y a diferencia de los anteriores, el insurgente busca el control territorial para ser quien lo gobierna, para ser su soberano.

Va a realizar acciones delictuales o terroristas si es que las necesita para sus fines, y va a permitir robo, narcotráfico, quemas y otras malas prácticas si es que ello le permite financiar sus operaciones.

Si no entendemos que estamos frente a insurgentes nunca vamos a eliminar el problema de la Macrozona Sur. Eliminar la insurgencia requiere de una acción conjunta del Estado de Chile, pero con mayor acento en soluciones militares distintas de las que conocemos, que van acompañadas de acciones económicas y sociales que buscan mejorar las condiciones de las personas que habitan los territorios que buscan gobernar los insurgentes.

También requiere de un sistema de inteligencia robusto y efectivo ya que debemos ser capaces de detectar sus unidades operativas, los nombres de sus integrantes, las comunidades que les dan protección y apoyo, y así muchas otras cosas más.

También debemos ser capaces el día en que los neutralizamos, de poder dar soluciones a los problemas que permitieron que surgiera la insurgencia, es decir, de que sean parte efectiva del Estado de Chile y no territorios abandonados en donde opera la ley del más fuerte.

Mas de lo mismo no soluciona el problema de la Macrozona Sur. Claro que ayuda mucho lo realizado a la fecha, pero si queremos eliminar o neutralizar los problemas debemos partir por reconocer que es insurgencia y por ende darle los remedios que ese tipo de fenómeno necesita.

Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional
News, RELACIONES INTERNACIONALES Y SEGURIDAD

ECUADOR Y SU LUCHA. El Mercurio, Editorial

 

                                                                               ECUADOR Y SU LUCHA

El Mercurio, Editorial, 23/01/2024

El crimen organizado tuvo años para extender sus tentáculos.

A quince días de la jornada de violencia que paralizó a Ecuador a manos del crimen organizado, los ecos de aquel día aún resuenan en ese país y en el resto de América Latina. Después de todo, nunca antes se había vivido una situación similar, en la que grupos delictuales desafiaran de manera tan abierta la autoridad del Estado.

El gobierno del Presidente Daniel Noboa debió enfrentar una crisis de orden público a nivel nacional, la que involucró la detonación de bombas, el incendio de vehículos, motines en diferentes cárceles, la toma de cerca de 200 rehenes (incluyendo personal carcelario) y el impactante asalto a un canal de televisión por un grupo armado.

Ante estos hechos, Noboa declaró estado de excepción con toque de queda nocturno y afirmó que Ecuador estaba en una situación de “guerra interna”.

El sábado, el viceministro de Gobierno, Esteban Torres, comentó en la red social X que en estos días el promedio diario de muertes violentas había bajado de 28 a 6, producto de las medidas adoptadas por el gobierno de Noboa.

Una cifra que no deja de impresionar, pero que sigue siendo preocupante en un país que en 2023 estuvo entre los más violentos del mundo, con 45 homicidios por cada 100.000 personas.

Basta recordar que la misma semana pasada fue asesinado a tiros César Suárez, uno de los fiscales que investigaban el asalto al canal de televisión TC, así como grandes casos de corrupción.

Las medidas establecidas por el Presidente Noboa parecen estar dando resultado, aunque celebrarlas resulte muy prematuro. Los ecuatorianos, al igual que muchos ciudadanos de la región —incluyendo a Chile—, siguen saliendo cada día a las calles con el justificado miedo a ser víctimas de alguna acción delictual.

Por cierto, esta realidad no apareció de la noche a la mañana. Los grupos del crimen organizado tuvieron años —si no décadas— para ir creciendo y extendiendo sus tentáculos por Ecuador, Colombia, Venezuela, Brasil y el resto de la región, aprovechando la autocomplacencia de gobiernos, la creciente corrupción y la falta de visión al no dimensionar que se estaba ante un fenómeno mucho más complejo que la delincuencia común.

Estas organizaciones son cuerpos jerarquizados que pueden llegar a contar con cientos y hasta miles de integrantes. Tienen acceso a armas de fuego que rivalizan con las de las policías y las Fuerzas Armadas, manejan tecnología de punta y tienen la capacidad de actuar cruzando las fronteras de América Latina.

¿Cómo se combate una amenaza de estas características? Desde luego, con voluntad. Y para ello se necesita unidad y apoyo de todas las fuerzas democráticas al enfrentar el fenómeno.

También, que las instituciones y fuerzas de orden tengan los recursos y las garantías necesarios para realizar su trabajo. Y tercero, sin perder de vista que esta es una batalla que, para lograr resultados duraderos, no puede ser perdida en ningún país, por lo que la cooperación transnacional es clave.

Cada vez que el crimen organizado campea por un vecindario o ciudad, el Estado desaparece de calles, plazas, colegios y hospitales, entre otros. Y eso no se puede permitir.

Por ello, las autoridades ecuatorianas necesitan el apoyo de todos los gobiernos que defienden la libertad y la democracia en la región.

Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

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