Columna de Opinión, News

Columnas de opinión de nuestro Pas Presidente Humberto Julio Reyes

                                                               Columnas de opinión de nuestro

                                                           Pas Presidente Humberto Julio Reyes

 

Como ya se informó en este sitio, durante el mes de septiembre y producto de la acción de terceros, nuestro sitio se vio afectado lo que nos impidió publicar las columnas de opinión oportunamente.

Hemos reunido las últimas columnas de opinión de nuestro Pas Presidente Humberto Julio Reyes, las que compartimos con nuestros socios y lectores.

EL FORMALIZADO E QUIVOCADO

Humberto Julio Reyes

Si yo, estimado lector, fuera una persona que no pone mucha atención a las noticias que acaparan titulares y comentarios, podría suponer que se está formalizando al General Yáñez por omisión respecto a su deber de hacer todo lo necesario por imponer el orden y garantizar nuestra seguridad.

Pero no, se le está formalizando justamente por omitir el debido resguardo de la integridad física y mental de aquellos que, en mayor o menor medida, violentaron el orden y causaron daños, aun no reparados, de la más variada índole.
Arriesgando parecer “políticamente incorrecto”, diré que, más allá de la tristemente famosa “primera línea” y los vándalos y saqueadores de ocasión, los imprudentes “que pasaban por ahí o salieron a curiosear”, también contribuyeron decisivamente a
entorpecer la imposición del orden, confundiendo y dispersando a las fuerzas armadas y de orden, que debieron salir a las calles a impedir que la anarquía terminara por arrasar con todo lo que valoramos.

Se me dirá que una cosa no quita lo otro, que el orden debe imponerse con absoluto respeto a los derechos humanos, como si ello fuera tan fácil. Pero lo concedo y pregunto entonces: ¿Y dónde están los formalizados por provocar el estallido social que devino en cuasi golpe de Estado? ¿No hay ninguno transcurridos casi cinco años? ¿No hay ministros en visita investigando con celo y condenando con rigor, aunque sea con presunciones, a los hechores de tanto mal?
Perdón, me olvidaba que esa desaparecida figura sólo se mantiene, al igual que un sistema penal derogado, sólo para investigar delitos de hace medio siglo y siempre que se suponga hayan sido cometidos por miembros de las fuerzas armadas y de orden.
En este mundo al revés que parece ser hoy nuestro querido Chile, el poder judicial lleva la delantera. Para muestra otros dos botones.

Días atrás un distinguido abogado que fue por años ministro de la Corte Suprema, precisamente de la segunda sala (penal), en carta a un diario de circulación nacional y bajo el título “Acusaciones”, nos recordaba “las infames (sic) acusaciones deducidas hace unos años por un grupo de parlamentarios contra tres magistrados”, precisamente de esa sala, “imputándoles – abusivamente y sin derecho – el grave ilícito ministerial de prevaricación por haber aplicado la ley chilena vigente sobre libertad condicional a ciertos condenados.”

Bueno, quien así protesta prevaricó por años, contribuyendo con su voto a enviar a prisión a ancianos enfermos, en lugar de votar contra las sentencias dictadas por las instancias inferiores en desconocimiento de las leyes vigentes.

Otro botón es la reciente resolución originalmente recaída sobre un recurso de casación interpuesto por el Consejo de Defensa del Estado, respecto a sentencia de la corte de apelaciones que aprobó una indemnización de $ 10.000.000 para cada familiar de la víctima en un juicio de derechos humanos, sin que se demostrara la forma en que se llegó a determinar dicho monto.

Aceptado, para mi grata sorpresa, el criterio de dicho Consejo, la sala procedió a continuación a triplicar dicho monto, sin que se expresaran razones para tal aumento, cosa que ya no me sorprendió, siendo lo habitual la generosidad para conceder beneficios en la parte civil sin que pareciera existir al respecto limitación alguna, sea presupuestaria o de sentido común.

Estas curiosidades, por llamarlas de algún modo, pasan inadvertidas para quien no es parte en alguno de estos procesos, pero a mí no me extrañaría que alguno de quienes fueron arruinados por la incapacidad del Estado para protegerlos, se querelle en la causa del General Yáñez y sus antecesores “contra quienes resulten responsables por omisión”, aunque ello pueda enredar a la fiscalía.
¡Y también podrían querellarse quienes fueron enviados a cumplir una misión imposible, usando elementos que finalmente sólo causan daños que no disuaden, en lugar de usar sus armas!

Para espantar a algunos arrojados luchadores de la primera línea y a la turba que veíamos todos los viernes en la plaza Baquedano, unos pocos disparos al aire, quizás los tendría aun arrancando a perderse.

Tampoco descartaría a quienes han sido implacablemente perseguidos por la justicia y estiman que las autoridades responsables de la seguridad no los han respaldado como debiera esperarse.

Con tanta querella podrían finalmente aparecer los que sí merecen ser formalizados por la destrucción causada y que aún no es restaurada.
Total, como se decía en un popular programa radial de años atrás, soñar no cuesta nada.
2 de octubre de 2024.

HACE UN SIGLO, IRRUPCIÓN DE LOS MILITARES EN LA POLÍTICA

Humberto Julio Reyes

La Academia de Historia Militar y la Sociedad Chilena de Historia y Geografía han conmemorado ayer, 4 de septiembre, el centenario del movimiento militar, comúnmente llamado “ruido de sables”.

Para ello, se invitó a un conversatorio donde tres profesores, los señores René Millar Carvacho, Enrique Brahm García y Juan Guillermo Pardo, moderados por el presidente de la sociedad, don Francisco Balart Páez, presentaron al auditorio los aspectos más relevantes de lo acaecido, en particular sus causas y consecuencias, con énfasis en el contexto histórico que posibilita una cabal comprensión del porqué los militares, oficiales subalternos en su gran mayoría, intervinieron en forma decisiva en el panorama político de la época.
Aclaro que no se trató de celebrar ni de justificar un evidente quiebre de la disciplina y de la verticalidad de mando, sino de analizar los hechos e interpretarlos, comenzando por el rápido crecimiento de la población urbana, fundamentalmente en Santiago, producto de la emigración desde el campo y la industria minera en decadencia, asociada a deplorables condiciones sanitarias de los más necesitados y una desatención de parte del parlamentarismo dominante para solucionar los graves problemas de la que llegó a denominarse “la cuestión social”.

La virtual parálisis del parlamento, en que diversos proyectos de ley permanecían sin ser discutidos y aprobados, nos recuerda hechos poco conocidos, como el que fueran preferentemente parlamentarios conservadores, imbuidos del mensaje del Papa León XIII, en su encíclica “Rerum Novarum”, los que promovieron diversas iniciativas para mejorar la situación de los obreros.
Si bien la gota que colmó el vaso y provocó la asistencia de la oficialidad joven al congreso, fue el intento de aprobación de una dieta parlamentaria, mientras el esperado aumento de remuneraciones para las fuerzas armadas seguía siendo demorado, dicha manifestación logró alarmar tanto al presidente, como a los parlamentarios, siendo el resultado inmediato la aprobación de las leyes sociales pendientes y, más adelante, la dictación de la constitución de 1925, que puso fin al parlamentarismo nacido de la guerra civil de 1891, restaurando la primacía del presidente de la república.

Si ello puede ser apreciado positivamente, la intervención de los militares en política, que se prolongó hasta 1932, implicó un serio quiebre de la verticalidad del mando que sólo vino a restaurarse con el segundo gobierno del presidente Alessandri y la firme mano del comandante en jefe, general Oscar Novoa Fuentes, resultando en que muchos destacados oficiales terminaran por ser llamados a retiro como única forma de imponer el necesario “regreso a los cuarteles”.

También se analizó el contexto mundial post I Guerra Mundial y el surgimiento de diversos regímenes políticos en cuya gestación tuvieron decisiva participación los militares y en los cuales se inspiraron los dos líderes surgidos del movimiento del 4 de septiembre, Carlos Ibáñez del Campo y Marmaduque Grove Vallejo, quienes justamente habían dictado conferencias relativas al gobierno que encabezaba en España el general Primo de Rivera y que, al parecer, el alto mando optó por no atribuirles mayor importancia.

Se recordó que fue el mismo presidente Alessandri quien pidió, a través de su ministro de guerra, que los oficiales le hicieran llegar un listado de sus peticiones,
documento en que habría intervenido decisivamente Ibáñez quien, hasta el momento no era la cara visible del movimiento. Quizás confiaba en el reconocido apoyo de la clase media, oficialidad incluida, y que pudo captar cuando siendo candidato en 1920, visitó las unidades movilizadas en Tacna. Recibidas las peticiones, el presidente ya no supo, o no pudo, controlar la situación, terminando por presentar su renuncia.
El entonces teniente coronel Ibáñez terminaría por encabezar el movimiento, ocupar el cargo de ministro de guerra y, posteriormente como ministro del interior, postular a la presidencia, siendo elegido por un 98% del electorado.
Se estima que su gobierno disfrutó del apoyo popular hasta que la crisis de 1930 lo llevó a renunciar a la presidencia, participando posteriormente en diversas formas en la política contingente como adversario de Alessandri, siendo elegido senador más adelante y volviendo a ser elegido presidente de la república para el período 1952-1958.
Por su parte Grove, su contemporáneo en la Escuela Militar, también prosiguió participando activamente en la política contingente y sería uno de los fundadores del partido socialista y, como miembro de una junta que derrocó el gobierno del presidente Juan Esteban Montero, proclamó la república socialista de efímera existencia en junio del año 1932. También fue senador entre los años 1934 y 1949.
Terminadas las presentaciones del panel, las intervenciones de los presentes, dieron la oportunidad de abordar otros interesantes detalles, así como reflexionar acerca de las semejanzas con otras crisis de nuestra historia política, justificando la sabiduría del lema que inspira el quehacer de la Academia de Historia Militar: “la historia ilumina el presente”.

En resumen, una encomiable iniciativa de las instituciones organizadoras que rescató del olvido mediático lo sucedido hace un siglo.

5 de sept. de 24

LA SUPUESTA IMPARCIALIDAD DE NUESTROS TRIBUNALES

Humberto Julio Reyes

Dos días atrás, la sección “Cartas” de El Mercurio publicó una bajo el título “El caso Vivanco”.

En parte de ella, los autores, a nombre del “Observatorio Judicial”, señalan que “la ministra Vivanco ha dejado de dar las garantías de imparcialidad para ejercer su cargo”.
Agregan que “el actuar de la ministra ha asestado un duro golpe a la legitimidad de la Corte Suprema” y que su actuar importa “infracción al deber de imparcialidad”.
Confieso que la leí con una mezcla de incredulidad y sorpresa ya que se supone que, quienes escriben cartas para dicho medio, son personas razonablemente bien informadas, ¡ni qué decir tratándose de “observadores judiciales”!
¿Acaso estos “observadores” nunca han leído las numerosas sentencias de la segunda sala de la Corte Suprema en casos genéricamente llamados de derechos humanos y que algunos, en forma errónea o intencionada, califican como delitos de lesa humanidad?

Desde que el presidente Aylwin interpretara la ley de amnistía y los jueces empezaran a ignorarla, los ministros de esa sala, y los abogados integrantes, han
prevaricado permanentemente en sus fallos, tal como lo ha expuesto documentadamente en diversas publicaciones el abogado Adolfo Paul.
Como no bastara con ignorar esa ley aún vigente, han explicado en auto acordado que han tenido que “adaptar” la legislación vigente a la fecha en que se cometieron los delitos que se investigan, ya que, de lo contrario, no podrían “impartir justicia”

A confesión de parte…

Estoy consciente que es una institución nacional acusar de parciales a los tribunales cuando no fallan a gusto de quien recurre a ellos, pero yo me refiero a una práctica sostenida en forma invariable, con la honrosa excepción del magnicidio que nunca existió donde, finalmente parece haberse hecho justicia.
Esta carta podría haber llegado hasta aquí, pero vino en mi ayuda otra de la valiente abogada Carla Fernández, tenaz defensora de los derechos continuamente atropellados de los ex uniformados en prisión y que fuera publicada en “La tercera” el 10 del presente mes. Bajo el título “HIPOCRESIA INSTITUCIONAL”, que también serviría para encabezar esta columna, se refiere inicialmente a los que hoy rasgan vestiduras por el “caso Audio” y “recién bañados de virtudes de sinceridad” anuncian acusaciones constitucionales o se alegran de prisiones preventivas. Agrega que “si están libres de pecado, lancen la primera piedra”, frase que me interpreta absolutamente toda vez que, además, encuentro poco cristiano el alegrarse de la desgracia ajena o hacer leña del árbol caído.

En el segundo párrafo de su carta nos recuerda su autora que “hace años que no existe verdadera separación de poderes en las decisiones de esa corte de justicia, no sólo por la forma de nombramiento de sus ministros, sino también, por la integración de abogados”. ¡Doce de ellos nombrados en marzo por el presidente Boric! El mismo que ahora pide suma urgencia para legalizar las prevaricaciones cometidas hace años por los tribunales en causas de derechos humanos, proyecto de ley anunciado con bombos y platillos para celebrar el mes de la Patria según lo entienden los partidarios del “ni perdón ni olvido.

En el tercer párrafo nos hace ver que “basta con estudiar el currículo de esta lista de abogados como su arqueología tuitera (apropiado término) para saber en qué sentido político fallará ese abogado integrante, que, muchas veces con su voto, decide el resultado de un juicio”.

Agrego que, respecto a los ministros, también ya se sabe cómo votarán, toda vez que han pasado por “la prueba de la blancura” tres veces, a saber: en la quina propuesta al presidente, en la elección por éste de quien se propone al Senado y, finalmente, en esta última instancia. Quien no exhiba un récord “políticamente impecable”, no será nombrado. asegurando así la supuesta “imparcialidad” que sirve de título a esta columna.

Volviendo a la carta de la abogada Fernández, ella señala que, “en lo que a mi labor profesional interesa, (ese voto) ha significado la condena a un anciano a morir en la cárcel.”

Finaliza expresando que “hoy existe una oportunidad para que nuestra institucionalidad avance hacia una verdadera independencia en la forma como se distribuye el poder”. Es posible, pero, con todo respeto, paso.
Si alguien piensa que agravio al poder judicial al suponerlo parcial en sus resoluciones, vean lo que hoy dicen los diputados que encuentran “indignante” la
reincorporación del Cabo Zamora y quienes se niegan a aceptar el fallo absolutorio emitido por los tribunales después de cuatro años de investigación.
Quizás lo indignante fue su baja sin esperar el término del proceso, asumiendo anticipadamente que no tenía derecho a la presunción de inocencia. Pero ese es otro tema en el que no quisiera opinar, por respeto a Carabineros de Chile.
Por ahora me quedo con la parcialidad e hipocresía que a diario quedan en evidencia.

12 de sept. de 24

UN INFANTE DE LA PATRIA EN LA FUERZA AÉREA

Humberto Julio Reyes

La asistencia a la Parada Militar del presente año, después de muchos años de ausencia, por preferir la comodidad del hogar y verla por televisión, me llevó a recordar, nuevamente, un episodio de cooperación interinstitucional que creo vale la pena destacar.

Me valgo como fuente principal del anuario del regimiento tradicional “Infantes de la Patria”, correspondiente al año 2002 y que corresponde a su quincuagésimo aniversario, donde se narra la destinación que cumplió entre 1957 y 1962, en la Escuela de Especialidades de la Fuerza Aérea, el entonces Capitán de Ejército, Jorge Merino Köhnenkamp.

Al presentarse a cumplir su destinación corría el mes de agosto y ya la Escuela estaba preparando su participación en la Parada Militar y, careciendo de banda, su director le encomendó la misión de formarla.

Debe recordarse que todas las unidades que participaban en ese desfile, integrando el subescalón aéreo, sólo contaban con las bandas de la Escuela de Aviación.
Nos relata el Capitán Merino que comenzó por seleccionar entre los alumnos aquellos que tenían algún conocimiento o facilidad para la música y se solicitó a la Escuela de Aviación un suboficial músico y el instrumental correspondiente.
Deja el Capitán Merino especial constancia de la lealtad y actuación del suboficial músico Fernando Veas Fritis y del sargento 2° Pedro Peña González, lo que le permitió organizar una Banda de Guerra “bastante aceptable” y en quince días “tener ésta en
condiciones de formar”.

No pudiendo en tan corto tiempo organizar una banda instrumental se recurrió a la Escuela de Carabineros y, vestidos con el uniforme de la Escuela de Especialidades, los músicos facilitados “en préstamo” participaron tanto en las preparaciones como en la parada del año 1957.

Fue justamente en una de esas actividades, en que siendo cadete me preparaba también para mi primera parada, que escuché algo sorprendido una marcha que me era algo conocida, aunque no la identificaba con las que habitualmente se interpretaban para desfilar, habiendo sido espectador de paradas desde 1948. A este punto volveré más adelante.

Satisfecho el director con lo logrado y con miras a la próxima parada se le dio una nueva misión al Capitán Merino: contando ya con una banda de guerra era primordial tener una banda instrumental que fuera propia.

Se buscó en diversos establecimientos educacionales jóvenes con antecedentes apropiados, partiendo por un instituto que dependía de la Dirección de Prisiones y donde, entre diversos oficios, estaban los musicales.

Era el “Instituto Alcibíades y Vicencio” de San Bernardo, que autorizó a 25 jóvenes entre 15 y 18 años en calidad de préstamo al que se sumaron otros 15 procedentes de una escuela de músicos de San Vicente de Tagua Tagua. Se corrió la voz en la zona y pronto se organizó una banda instrumental de 45 integrantes “jóvenes y eficientes”, los que en 1962 fueron contratados por la Fuerza Aérea con el grado de Soldado 1° y con el correr del tiempo jubilaron con el grado de suboficial.

¡Todo un logro!

Ya constituidas ambas bandas, prosigamos ahora con la parada militar del año 1958.
“El año anterior se había desfilado con la marcha militar de Schubert (ésa es la que me había parecido familiar al escucharla el año anterior) y por este motivo el señor Director, Comandante de Grupo don Rogelio González Mejías, me manifestó que la marcha en cuestión era muy bonita para un concierto, pero no para un desfile, y él quería que esta nueva banda lo hiciera con aires marciales y me encomendó que le presentara una que fuera adecuada para ello.”
Prosigue el relato: “Me aboqué en buscar una con esas características y finalmente le presenté la marcha alemana “Viejos Camaradas”, ésta le gustó bastante y desde esa fecha hasta el día de hoy la Escuela desfila al son de sus acordes.”
Agregó que la popular marcha fue compuesta aproximadamente en 1889 por el músico y compositor Carl Teike, estando fresco aún el recuerdo de los grandes triunfos de Prusia en las guerras contra Dinamarca, Austria-Hungría y Francia. Su letra original es un llamado a la alegría y camaradería con que el soldado debe soportar las pruebas que impone la vida militar.

Pero la historia no termina ahí, ya que, “dado a la juventud de sus integrantes y sus condiciones artísticas se pudo organizar dos orquestas de espectáculos que le dieron gran relieve a la Escuela de Especialidades y a la Fuerza Aérea de Chile”.
Las actividades de estas orquestas exceden el propósito del presente artículo, pero existiría al respecto un específico reconocimiento en el tomo II de la Historia de la Fuerza Aérea de Chile, de la cual es autor el General del Aire Rodolfo Martínez Ugarte, quien fue el jefe del Gran Concierto de Primavera, realizado en 1961, con motivo del sismo del año anterior, para llevar apoyo espiritual a nuestros compatriotas afectados por la catástrofe.

El Capitán Merino, a su retiro del Ejército, fue por muchos años activo integrante del regimiento tradicional “Infantes de la Patria” y, afortunadamente, nos ha legado las memorias que ahora permiten recordar el origen de las bandas que continúan encabezando el marcial paso del instituto formador de los suboficiales de nuestra Fuerza Aérea.

Se decía, años ha, que la banda era el alma del regimiento, alegrándonos con sus interpretaciones y suavizando la rudeza de la vida militar y, por ello, quisiera pensar que aún sobreviven algunos de los integrantes de esas primeras bandas y que existe algún testimonio de quienes participaron en dotar de “alma” a la Escuela de Especialidades, hace ya 67 años.

VISIONES IRRECONCILIABLES DEL PASADO RECIENTE

Humberto Julio Reyes

Desde hace muchos años, más de treinta, septiembre, llamado el mes de la Patria, reflota nuestras diferencias respecto a los acontecimientos que condujeron al quiebre de la democracia.

Esta vez no ha sido la excepción.

Habitualmente las expresiones comienzan con actos de conmemoración de los partidarios de la Unidad Popular, relativamente masivos y con desórdenes de grupos reducidos pero violentos y que no son replicados por quienes sólo tienen un mal recuerdo de esos años o que agradecen en forma más discreta que la peor crisis política del siglo XX haya podido ser superada.
Lo novedoso fue que la juventud de un partido de reciente creación, haciendo uso de su libertad de expresión, haya difundido un video planteando su visión de lo sucedido el 11 de septiembre de 1973, acción que provocó la publicación de una carta firmada por un grupo de personas que se identifican con un partido de la llamada centro derecha, donde se califica dicho video de “lamentable retroceso democrático”.
Posteriormente dicha carta fue contestada por el presidente nacional de dicha juventud, en lo que tituló “nuestra postura”, donde expresa la existencia de una diferencia profunda e insalvable entre las visiones de ambos grupos.
La diferencia básica residiría en que para unos lo sucedido en esa fecha fue una tragedia para Chile y para otros, los autores del video, significó la salvación de nuestra libertad y nuestra democracia.

Adelanto que estoy con quienes sustentan “nuestra postura” ya que, si bien en el sentido griego de lo que es una tragedia, eso fue lo que vivimos durante la Unidad Popular, agotadas todas las vías democráticas, un grupo de hombres de armas asumió la enorme responsabilidad de intervenir, justamente para salvar lo que quedaba de nuestra democracia.

Los subordinados de dichos hombres, salvo contadas excepciones, obedecimos y, con ello, se evitó una división similar a la de 1891 y la consiguiente guerra civil.
Volviendo al primer intercambio de cartas, éste no terminó ahí, ya que se han publicado posteriormente otras, sea abundando en lo ya publicado o exponiendo diversos argumentos, reflejando la imposibilidad de acercar la diferencia inicial, peor aun, ahondándola al recurrir a suposiciones ya desmentidas por los actores del momento, como el plebiscito frustrado por el pronunciamiento o el no acatamiento de los resultados del plebiscito de 1988.

Por respeto al paciente lector, no recurriré a apoyar aquellos argumentos leídos y con los cuales concuerdo, tampoco a rechazar los que no considero válidos, sino que expondré lo que no estuvo presente o no advertí en el intercambio.
Lo primero que me llamó la atención fue la mención a que “el 11 de septiembre hubo cerca de 80 víctimas, entre ejecutados y detenidos desaparecidos”. Asumo que la cifra está respaldada pero no veo entre esas víctimas a los nuestros, sí, a los caídos cumpliendo órdenes y que no eligieron estar ahí donde alguien les dio muerte.
Digo esto porque parecería que ese día, para algunos, nuestros 36 camaradas de las fuerzas armadas y de Carabineros, fallecieron de causas naturales y no por acción de alguien que los enfrentara.1

Esas víctimas ignoradas por los autores de la primera carta también tenían una familia que no clamó verdad, justicia y reparación en los tribunales ni sigue hasta el día de hoy enrostrando su muerte a los que sí continúan victimizándose en estas fechas.
Me detengo también en el argumento según el cual un gobierno democráticamente electo no puede ser depuesto, como si bastara con su legitimidad de origen.
A esas personas que posiblemente no habían nacido o eran niños, quisiera recordarles que Salvador Allende fue elegido por el congreso, previa aceptación de su
parte de un estatuto de garantías que no cumplió.
En su conocida entrevista con Debray reconoce haberla firmado por “razones tácticas”, vaya cinismo, pero le concedo que, quizás, asumió que, para sus adversarios políticos, la Democracia Cristiana en particular, era sólo un saludo a la bandera para salir del embrollo y votar favorablemente, salvando la cara.
Finalizo mis opiniones con el repetido supuesto deseo del presidente Pinochet de no respetar el resultado desfavorable del plebiscito de 1988, pero que terminó respetando.
Más allá que, en su momento el General Matthei aclaró las cosas, yo podría suponer lo mismo respecto a la intención que se le atribuye al presidente Allende de llamar a un plebiscito en 1973: deseaba hacerlo, pero no lo hizo.
Por lo demás, llamar a un plebiscito de resultado favorable tan improbable, no parece propio de un político avezado como era su caso.
Para terminar una conclusión, perdonando la redundancia:
En este intercambio de visiones irreconciliables la izquierda ha tomado palco y seguramente lo ha disfrutado y sacado cuentas alegres con la división de sus opositores.
Por su parte, los más fieles partidarios del presidente Allende, el Partido Comunista, se abstiene de reprochar a los socialistas, hoy democráticos, su principal responsabilidad en haber bloqueado, junto a otros intransigentes, toda posibilidad de una salida política a la crisis.

Toda una lección.

26 de sept. de 24

1 La verdad olvidada del terrorismo en Chile 1968-1996. El Libro de las Fuerzas Armadas y Carabineros en condición de retiro. 2007. Págs. 83-85.

 

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News, RELACIONES INTERNACIONALES Y SEGURIDAD

Un año desde el masivo ataque de Hamás a Israel. John Griffiths y Marcelo Masalleras. AthenaLab

 

                          Un año desde el masivo ataque de Hamás a Israel

John Griffiths. Jefe de estudios AthenaLab

Marcelo Masalleras. Investigador senior AthenaLab

3 DE OCTUBRE 2024

Hace casi un año, el grupo palestino Hamás lanzó un ataque sorpresivo, masivo y coordinado sobre territorio de Israel, que causó la muerte de unas 1.200 personas y permitió la captura 220 rehenes, muchos de ellos aún en cautiverio. En los momentos en que se escribe este artículo —2 de octubre de 2024— muchos acontecimientos se están desarrollando, en un conflicto que, como se proyectó tras el 7 de octubre de 2023, ha ido trascendido la Franja de Gaza.

QUÉ HA PASADO DESDE EL 7 DE OCTUBRE DE 2023

Ver artículo completo:

Un año Hamas

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HISTORIA MILITAR Y HÉROES OLVIDADOS, News

Combate Naval de Angamos. Jorge Villarroel Carmona. Presidente del Círculo Ignacio Carrera Pinto

                                              Combate Naval de Angamos

El 8 de octubre de 1879, se desarrolló el combate naval de Angamos, próximo a Mejillones. El comandante del Cochrane Capitán de Fragata Juan José Latorre al mando de ese buque blindado enfrenta y vence al Monitor Huáscar (buque torreta) que comandaba el almirante Miguel Grau, quien muere en esta contienda.

Como consecuencia de esta acción en el contexto de la guerra del Pacífico culmina la campaña marítima, se obtiene el dominio y control del mar y se da inicio a la campaña militar de Tarapacá.

El Huáscar en la actualidad es una reliquia histórica flotante más antigua del hemisferio sur y una de las más antiguas del mundo, guardando entre sus cubiertas y mamparos una parte importante de nuestra brillante historia patria, hoy se encuentra como museo en Talcahuano. Tres comandantes rindieron su vida en combate sobre la cubierta de este buque, primero nuestro capitán Arturo Prat, luego el almirante peruano Miguel Grau y finalmente el capitán Manuel Thomson.

 

JORGE VILLARROEL CARMONA

Presidente del Círculo Ignacio Carrera Pinto

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