Columna de Opinión

¿PORQUÉ AUMENTAN LOS CASOS? LAS CINCO CAUSALES TRAS EL RETROCESO A FASE DE PREPARACIÓN.—- LAS ANCHAS ALAMEDAS por Lucía Santa Cruz

¿PORQUÉ AUMENTAN LOS CASOS? LAS CINCO CAUSALES TRAS EL RETROCESO A FASE DE PREPARACIÓN.—- LAS ANCHAS ALAMEDAS por Lucía Santa Cruz
Las opiniones de esta columna, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión.
La velocidad de aumento de los contagios es la mayor de este año y preocupa a autoridades y expertos. Esta se explica por componentes sociales, como el levantamiento de las restricciones y el consiguiente aumento de la movilidad, y por otras epidemiológicas, como la circulación de la variante delta.

Luego de 58 días en fase de Apertura Inicial, la Región Metropolitana retrocedió en bloque a la etapa de Preparación del plan Paso a Paso. ¿La razón? El rápido aumento de casos registrado en el último mes en la capital, donde la tasa de 69 casos por 100 mil habitantes supera considerablemente los 51 contagios del promedio nacional.
En lo práctico, se regularán aún más los aforos: los eventos, reuniones sociales y recreativas podrán ser de máximo 25 personas si todos cuentan con Pase de Movilidad.
De lo contrario, la capacidad se reduce a 10 personas. Sin embargo, la señal de la autoridad sanitaria va más allá de las consideraciones prácticas. El subsecretario de Redes Asistenciales, Alberto Dougnac, hizo un llamado enfático al 1,1 millón de personas rezagadas en su esquema de vacunación.
“En la última semana, el 41 % de pacientes ingresados corresponde a personas no vacunadas (…) Si bien nosotros creemos en la libertad de las personas, es importante que tengan en cuenta que los casos vienen en alza. Y una forma de prevenir enfermar gravemente, hospitalizarse en UCI y fallecer, es vacunándose”, puntualizó.
Pero ¿qué lleva a retroceder a la Región Metropolitana? Uno de los factores es justamente ese, el importante número de personas rezagadas en la vacunación, aunque también se ha monitoreado un alza de la tasa de reproducción del virus, leve aumento de la ocupación en UCI y una amplia circulación de la variante delta, más contagiosa, y que actualmente predomina.
Relajo en las medidas de autocuidado y el levantamiento de las restricciones. La rápida gestión del plan de inmunización contra el Covid-19, a la par con las disposiciones del antiguo plan Paso a Paso -con cuarentenas totales o de fin de semana- y las restricciones horarias de las actividades nocturnas, propiciaron un rápido descenso de los casos desde mediados de año.
Pero el virus no se ha ido. Por ello, la flexibilización de las medidas -tras el paso completo de la Región Metropolitana a Fase 4, en agosto pasado- trajo consigo un fuerte aumento de la movilidad, la reactivación de las actividades sociales y el retorno presencial a los trabajos. Y el término del toque de queda hizo lo propio con la apertura de pubs y discotecas, y la reactivación de celebraciones masivas, como matrimonios o aniversarios.
Todo ello, señalan los expertos, ha influido en una falsa sensación de superación de la pandemia. Y en ese contexto, la menor adhesión al uso de mascarillas y la pérdida de la distancia social en instancias de alta interacción influyen considerablemente si se habla de contagios.
La infectóloga de Clínica Santa María, Claudia Cortés, es enfática: “La pandemia está muy lejos de acabarse”.
Cortés señala que “los que trabajamos en esto advertimos que a medida que las medidas se relajen los casos iban a aumentar. Sin embargo, lo fundamental es que se vacunen quienes no lo han hecho, porque si el virus le afecta a personas vacunadas, van a ser casos leves y las UCI no colapsarán. El problema es que hoy tenemos circulación de delta, que es más contagiosa, con síntomas más severos, y además 1,2 millones de personas no vacunadas, expuestas a enfermarse grave. En este momento seguir usando mascarilla, lavándose las manos y manteniendo la distancia social son medidas muy eficientes”.
“Bolsón” de rezagados en la capital y una lenta administración del refuerzo. Según los datos del Departamento de Estadísticas e Información en Salud (DEIS), de las 1.180.000 personas que no han iniciado su vacunación, un millón se concentra en la Región Metropolitana. ¿Las comunas con mayor rezago?  aún no alcanzan el umbral del 80% de cobertura.
El jefe de Urgencias de Clínica Indisa, Leonardo Ristori, explica que en su unidad “ha ido subiendo la incidencia de pacientes que consultan por Covid-19. Y en el caso de quienes tienen su esquema completo, siguen siendo pacientes sin mayor gravedad. Esto quiere decir que el efecto vacuna se ha mantenido y es evidentemente mucho mejor entre quienes ya han accedido a la dosis de refuerzo. Al contrario, los rezagados significan un riesgo para la población, pues pueden mantener el virus circulando”.
El médico hace un llamado a la autoridad. “La etapa del convencimiento se está cumpliendo. A partir de cierto momento en adelante, hay que marginar de algún modo a los no vacunados. No puede ser que aún los no vacunados tengan facilidades de reunión con un aforo más pequeño”, señala.
Asimismo, también repercute en el alza de contagios la efectividad de Sinovac frente al contagio. Los diversos reportes de seguimiento al proceso de vacunación dan cuenta que la vacuna pasó del 65,3 % de efectividad para prevenir Covid-19 sintomático en mayo pasado, al 58,4 % en agosto, cuando se definió la pertinencia de un refuerzo.
Los expertos apuntan a que una de las causas es que la CoronaVac nunca fue tan efectiva para evitar contagios, pero sí hospitalización y muertes.
En este escenario de aumento de casos, y además de los rezagos del esquema inicial, la autoridad sanitaria ha dispuesto distintas medidas para que las personas mayores de 55 años acudan por la tercera dosis, tras detectar que 1,2 millones de personas de este grupo no lo han hecho.
Por ello, el Minsal anunció que quienes aún resten por recibir la tercera vacuna podrán escoger entre AstraZeneca y Pfizer, según disponibilidad del laboratorio. Además, a partir del 1 de diciembre se les exigirá a los adultos mayores contar con su tercera dosis para tener el Pase de Movilidad. De lo contrario, el documento se inhabilitará.
Aumento “leve” de ocupación UCI. Ayer, el subsecretario Dougnac reconoció que “si bien hace algunos días señalábamos que este incremento aún no se veía reflejado en la ocupación de camas críticas, ahora podemos señalar que este escenario ha ido cambiando como consecuencia del mayor número de contagios.”
Por ejemplo, y a nivel nacional, el pasado domingo había 435 pacientes internados en UCI por la enfermedad, 53 pacientes más si se compara con el mismo día de la semana anterior. Así, actualmente, en la Región Metropolitana, 305 personas están ingresadas en una cama crítica por coronavirus y otros 719 están allí por otras patologías distintas al Covid.
Pese al alza registrada -principalmente en la última semana-, la capital mantiene una ocupación del 89 % y proporcionalmente, sigue siendo la región con mayor holgura de cupos de internación críticos.
Pero al ser la RM la zona donde se están concentrando los casos y con la mayor oferta de camas, fuentes de Salud aseguran que el retroceso de fase y las restricciones de aforo que aquella etapa implica, apuntan a poder contener los nuevos casos si es que durante las próximas semanas esta “tasa de conversión” proporcional del aumento de casos y posterior internación en UCI al alza se mantienen.
En la Posta Central, por ejemplo, el subdirector médico, Jorge Ibáñez, detalla que existen 23 pacientes hospitalizados por el virus en el recinto, en distintos niveles de complejidad. De ellos, 12 permanecen en ventilación mecánica invasiva y más de la mitad (58 %) de quienes han requerido este tratamiento tiene su esquema de vacunación incompleto.
Por ahora, dice, se mantienen con números estables de hospitalización. “El 7 % de los pacientes hospitalizados en la Posta Central corresponde a Covid-19, y ese número se ha mantenido con leves variaciones. En el caso de las consultas respiratorias en urgencia se mantiene entre un 5 % y un 10 % del total, y esta urgencia permanece segregada con protocolos de atención”, concluye.
Velocidad de reproducción del virus. Cuando el R efectivo es mayor a 1, significa que el virus está en expansión. Y actualmente, en 15 regiones del país -incluida la Metropolitana- se registra una tasa mayor a esta cifra, lo que se traduce en que cada caso índice de Covid-19 infecta a más de una persona: en el caso de la capital, a 1,18 personas, según los cálculos realizados por el Centro de Modelamiento Matemático de la Universidad de Chile.
El último informe del académico de dicha casa de estudios, Mauricio Canals, señala que con esa velocidad reproductiva, y si todo se mantiene exactamente como hasta ahora, para la semana del 8 de noviembre podrían reportarse 2.945 nuevos casos diarios.
Aunque el plan Paso a Paso sigue vigente, los expertos explican que al no haber ninguna medida restrictiva que contenga o amortice los contagios -como las cuarentenas de fines de semana o el toque de queda-, el aumento de casos será más rápido. De hecho, la velocidad de alza registrada en este último brote es la mayor de todo el año.
Delta predomina con trazabilidad debilitada. Los últimos informes del Instituto de Salud Pública (ISP), confirman que hace más de un mes la variante delta predomina en su circulación viral, superando a gamma (o cepa brasileña), la causante del peak registrado entre abril y junio.
La infectóloga de la U. de Chile, Jeannette Dabanch, explica que “delta es entre dos a tres veces más contagiosa que la variante que tuvimos predominando previamente. Probablemente el aumento de casos tiene que ver con ello, además de que estamos viendo vacunados -en su mayoría a inicios de marzo- con una probable disminución de inmunidad inducida por las vacunas”.
Con esos antecedentes, la experta llama a no relajar las medidas adicionales no farmacológicas. “A la vacuna hay que ponerle mascarilla. No hay vacuna que por si sola nos permita decir que hemos superado la pandemia. No podemos olvidar tampoco el distanciamiento social. La carga viral en un individuo infectado con delta es altísima, capaz de generar brotes muy amplios”, detalla.
La doctora, además de señalar la importancia de la dosis de refuerzo para reactivar la respuesta inmune inducida por la vacuna, plantea que se debe robustecer la trazabilidad, pues actualmente en la capital -acorde al último informe del Minsal- solo se identifican a 2,7 contactos por caso, en contexto que esta variante genera más casos que las cepas anteriores.
Por ello, ha generado críticas la decisión del Ministerio de Salud, adoptada a fines de septiembre, de suspender la labor de búsqueda de contactos estrechos que realizaban los centros de atención primaria.
Sin embargo, Dabanch asegura que se debe mirar con cautela como evoluciona su comportamiento en un contexto de alta circulación de casos y con probable disminución de la inmunidad del esquema basal.

LAS ANCHAS ALAMEDAS

Lucía Santa Cruz

El Mercurio, Columnistas, 22/10/2021

George Orwell decía: “quien controla el presente controla el pasado y quien controla el pasado controlará el futuro”. En otras palabras, el que escribe la historia será el dueño del futuro. Y es la izquierda, militante y comprometida, quien ha escrito la historia de la Unidad Popular.
Esto responde a varias razones: primero, la derecha, en general, cree poco en las ideas y piensa que con eficiencia y crecimiento se clava la rueda de la fortuna. En segundo lugar, muchos sentimos que, tras el golpe militar, cuando comunistas, socialistas y otros eran perseguidos, sin la protección de los recursos que entrega el Estado de Derecho democrático, ciertamente no era el momento de enrostrar culpas a las víctimas, sino más bien de encontrar vías de reencuentro.
Luego se instaló un negacionismo de facto que prohibía cualquier análisis de las causas del colapso democrático o del contexto histórico del golpe militar: “explicar” pasó a ser sinónimo de “justificar” y entonces, para expresar una opinión discordante, no solo había que tener evidencias, datos y argumentos (que es todo lo exigible al debate público o historiográfico), sino que además era necesario estar dotado de un coraje sobrehumano para enfrentar las descalificaciones, las funas y la agresión.
Siempre he tenido la convicción de que para evitar una repetición del pasado no basta con museos de la memoria, ni con la reiteración de mantras que imploren “nunca más”; no son suficientes los mitos o consignas y tampoco el adoctrinamiento escolar.
Es necesario analizar profunda y honestamente cuáles fueron las causas que motivaron el golpe militar y entender cuáles son las consecuencias predecibles de ciertos actos y conductas, pues si ello no ocurre, es prácticamente imposible que las tragedias no se repitan.
Pues bien, ahora que se nos dice que nuevamente “se abrirán las anchas alamedas”, que el candidato hoy con mayores posibilidades de ser el futuro gobernante representa a una izquierda radical en alianza con el Partido Comunista, ahora que se proclama la necesidad de “terminar la obra inconclusa de Salvador Allende”, parece imperativa una reflexión acerca de la naturaleza del gobierno marxista de 1970-73.
“El más grave problema de la Unidad Popular fue su legitimación de la vía armada, de la violencia como elemento legítimo para lograr sus objetivos políticos”.
El programa de aquella coalición no negaba su carácter “revolucionario” y refundacional y contemplaba, igual que hoy, una transformación total, económica, política y social (incluidos tribunales populares), para llevar al país a una sociedad socialista, en gran medida inspirada en Cuba, que nos transformaría en los “hermanos menores” de la Unión Soviética, el régimen más totalitario conocido en la historia de la humanidad.
Su propuesta incluía la estatización de los medios de producción, o sea, el control completo por parte del gobierno de la actividad económica, con todo lo que aquello trae consigo para las libertades personales.
Este objetivo se logró al margen del Congreso, por una política de hechos consumados y de resquicios legales que permitían la intervención de bancos y empresas, mientras otras eran requisadas directamente por el Estado.
Mientras tanto el MIR, entre otros, penetraba el sector agrícola y promovía la toma violenta y armada de la tierra. Todo ello con las inevitables consecuencias de endeudamiento, inflación, desabastecimiento y colapso de la economía.
Sin embargo, el más grave problema de la Unidad Popular fue su legitimación de la vía armada, de la violencia como elemento legítimo para lograr sus objetivos políticos, que llevó al país a la polarización extrema y al borde de una guerra civil.
Es esta la razón por la cual —como magistralmente ha denunciado Cristián Warnken en este espacio— es moralmente inaceptable la defensa que intelectuales, como Atria, hacen de la violencia, como también la ambivalencia y neutralidad del candidato de izquierda frente a ella.
Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas C.
Columna de Opinión

EL DEBATE SOBRE LA VIOLENCIA —MAGRO BALANCE—-LA VIOLENCIA ¿PARA QUÉ?— REINDIVICAR LA HISPANIDAD. (Adjunto en Pdf)—DIEZ AÑOS SIN ETA: ELEMENTOS BÁSICOS PARA UNA DISCULPA (Pdf)

EL DEBATE SOBRE LA VIOLENCIA —MAGRO BALANCE—-LA VIOLENCIA ¿PARA QUÉ?— REINDIVICAR LA HISPANIDAD. (Adjunto en Pdf)—DIEZ AÑOS SIN ETA: ELEMENTOS BÁSICOS PARA UNA DISCULPA (Pdf)

Las opiniones en esta columna son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

Hemos querido incorporar en esta columna de opinión, interesantes artículos, todos ellos relacionados con la jornada de violencia que recientemente viviera el país con motivo del 18 de octubre. Llama profundamente la atención, la falta de coraje de algunos candidatos o constituyentes que dicen representarnos en condenar con fuerza todo tipo de violencia, incluso llegando en algunos casos a justificarla.

 Las violentas jornadas del pasado 18 de octubre han vuelto a revivir la discusión sobre una pretendida validez del uso de la violencia como método de cambio social.

Ello, pues distintas figuras políticas han argüido, de modo más o menos explícito, que habría sido la violencia de octubre de 2019 la que habría abierto el paso a la Convención Constitucional.

 

EL DEBATE SOBRE LA VIOLENCIA

El Mercurio, Editorial, 23/10/2021

Han deslizado así una suerte de apoyo moral o al menos justificación de esos hechos, expresada en sus propuestas para indultar a los imputados y condenados por ellos. Algunos han llegado a diferenciar los actos de 2019 de los ocurridos esta semana; estos últimos carecerían de igual justificación al estar ya en desarrollo un proceso constituyente y no serían por tanto merecedores de indulto.

Conforme esa argumentación, sería en definitiva la eficacia política —esto es, la capacidad de generar un resultado favorable a las propias visiones ideológicas— el rasero para evaluar la violencia y no la naturaleza de esta ni el inmenso daño ocasionado a sus víctimas.

Tal planteamiento parece desconocer uno de los logros más notables alcanzados en el proceso de institucionalización de las naciones modernas, cual es desterrar el uso de la coacción física como forma de imponer la voluntad de unos por sobre otros.

Las actuales democracias representativas entregan por ello el monopolio del uso legítimo de la fuerza al Estado, el que solo puede ser ejercido bajo criterios de prudencia y siguiendo estrictos protocolos, con el objetivo de garantizar la libertad y los derechos de todos los ciudadanos. De este modo, la solución de las diferencias y conflictos en torno al orden social queda entregada a los mecanismos democráticos institucionales y no a la simple ley del más fuerte.

“En nombre de la eficacia política, se pretende desconocer logros civilizatorios básicos”.

El significado ambiguo que sectores de la izquierda chilena le han dado al vocablo “violencia” como concepto, al considerar que situaciones de pobreza, injusticia o desigualdad equivalen a ejercer “violencia” sobre quienes las sufren en el mismo sentido que la agresión física lo hace, ha facilitado que durante los últimos dos años acciones como el incendio de las estaciones del metro y de iglesias, el asalto a tiendas comerciales o la destrucción del espacio público proliferen sin recibir la inequívoca condena que merecen, pues se trataría de una justificada “respuesta” frente a la “violencia” inherente al denostado “modelo neoliberal”.

En particular han alentado esta actitud sectores que buscan la refundación del país bajo sus propios criterios políticos. Para ellos, fragilizar la institucionalidad y debilitar a las autoridades democráticamente elegidas —todo ello inducido por la violencia a la que se entrega la ambigua aprobación moral indicada— contribuiría a generar las condiciones apropiadas para el logro de sus fines.

En ese contexto, es tarea compleja pero sin duda urgente fortalecer los cauces institucionales y restablecer un amplio consenso en el rechazo inequívoco a la violencia. Fundamental en ese objetivo será una ciudadanía que ya empieza a manifestar su hastío frente a estos desbordes.

 MAGRO BALANCE

El Mercurio, Editorial, 24/10/2021

Entre las consecuencias de la violencia callejera desatada a partir de octubre del 2019 se encuentra la aplicación de ingentes recursos policiales y de la Fiscalía para instruir las investigaciones penales correspondientes.

Mientras la autoridad y las víctimas de los actos vandálicos intentan impulsar la aplicación de la ley y el castigo de los culpables, las personas afectadas por la actuación policial y una serie de organizaciones instan por que se persiga y condene a los uniformados que hayan ejercido violencia innecesaria o incurrido en violaciones de los derechos humanos en su calidad de agentes del Estado.

A dos años, los resultados de estas investigaciones son más bien magros.

Si se considera, por ejemplo, que, de las 136 estaciones del metro de Santiago, 118 fueron dañadas y 25 incendiadas, es revelador que solo haya ocho personas condenadas por estos hechos.

Desde la perspectiva de cualquier observador informado, este resultado es anómalo y exige identificar las causas de lo que parece un estrepitoso fracaso del sistema penal.

Una hipótesis es que se trate de hechos de enorme complejidad investigativa, cometidos por turbas anónimas y acéfalas que desaparecen tan pronto como llegaron. Sin embargo, tanto la magnitud y extensión de la destrucción, como la dificultad física para causar daños de la entidad producida, hacen difícil comprobar esta hipótesis en una medida necesaria para explicar las malas cifras.

Explicaciones alternativas podrían ser la escasa capacidad investigativa de la Fiscalía y de las policías, que por regla general solo serían aptas para lidiar con los casos más simples de detención en flagrancia.

Por último, también cabe la posibilidad de que una parte de los jueces simpatice con los hechos de violencia o con sus autores, y aplique, en perjuicio de los acusadores, estándares más exigentes que los utilizados en relación con otros hechos o imputados.

“Los resultados de las investigaciones abiertas tras el 18 de octubre de 2019 son pobrísimos”.

Otro tanto puede afirmarse de las causas contra agentes del Estado por violación de derechos humanos. A marzo del 2020, solo el Instituto Nacional de Derechos Humanos había presentado 1.432 querellas, a nombre de 1.800 víctimas, a lo largo del país.

Sin embargo, hasta hace algunas semanas, solo se registraban tres condenas por esta clase de hechos, un porcentaje ínfimo en relación con el número total de causas, que algunas organizaciones cifran por sobre las 4.500.

Aquí se plantean similares hipótesis explicativas, a las que, eventualmente, podría añadirse una falta de efectiva colaboración de los superiores o autoridades. Naturalmente pude haber también casos de denuncias sin fundamentos, pero sería exigible una mayor información y claridad de la Fiscalía en las situaciones en que ello haya ocurrido.

La calidad y celeridad de las investigaciones penales es una garantía esencial para las víctimas y para los imputados, pero también, un presupuesto elemental de la cohesión social.

En el caso de las víctimas, restablece el orden y desincentiva la violencia privada; en el caso de los imputados, les permite hacer valer sus derechos y, eventualmente, mostrar su inocencia.

En fin, para la sociedad en su conjunto no habría peor negocio que confiar un conflicto de esta magnitud a la justicia penal, pero solo para recibirlo de vuelta, un par de años después, agravado y sin resolver.

LA VIOLENCIA ¿PARA QUÉ?

Gonzalo Rojas Sánchez

El Mercurio, Columnistas, 20/10/2021

Nuevos ataques en La Araucanía e incidentes graves en varias ciudades.

De nuevo la violencia aguda, de nuevo la fuerza destructora de tantos bienes materiales y, más importante aún, de la convivencia racional.

¿Para qué?

Solo si hay buenas respuestas para esta pregunta, habrá posibilidades de enfrentar y de derrotar a la violencia. Buenas respuestas, en plural, porque sería muy torpe pensar que con el fuego, con las bombas y con las piedras se busca un único fin, que es una sola la meta que se persigue. Incluso, ese reduccionismo podría ocultar que existen en el despliegue de la violencia objetivos contrapuestos e incompatibles entre sí.

Hay quienes atacan, insultan y destruyen sin un propósito definido. Su violencia es consecuencia directa de un odio desesperanzado, de una rebeldía inconducente.

Sus actos concretos se expresan en niveles altísimos de furia, pero detrás de esa agresividad no hay ni sentido ni proyecto. Son los más peligrosos en apariencia, pero, a la corta, son los más inocuos.

A lo más, babean de felicidad frente al carabinero herido o a la iglesia quemada. Su deleite por el mal causado se agota rápido y la contemplación del daño inferido solo los mueve a la próxima acción. Y así, en un runrún sinfín.

Un segundo grupo es de mucho más cuidado. Son los que usan la violencia para provocar el enfrentamiento. Instigadores o provocadores —en realidad, ejecutores— que lo que buscan es la reacción del agredido. Como en muchos casos la violencia se desata sobre la fuerza pública, lo que se pretende es calificar su reacción como represión.

El agresor se disfraza así de víctima, la violencia se presenta entonces como epopeya, las instituciones que nos defienden a todos son calificadas como ilegítimas.

Pero cuando esa tarea está ya muy avanzada —y en Chile es así desde hace dos años— entonces se provoca a otro “enemigo”, a simples ciudadanos a quienes se agrede para revivir la manida lucha de clases.

La violencia es el medio previsto para destruir —sí, físicamente— a quienes se opongan. Esta etapa está recién incubándose —La Araucanía es ciertamente todo un laboratorio— y no sabemos aún hasta qué extremos inverosímiles puede llegar.

El tercer segmento es el más peligroso, es el que realmente puede destruirlo todo. Está integrado por quienes tienen como objetivo único la anulación de aquellos a los que consideran sus enemigos.

No se trata de conseguir que se organicen, que reaccionen y que se defiendan sino, todo lo contrario, que caigan en un estado de completo desánimo y pasividad, que huyan de sus espacios e instituciones y, finalmente, que abandonen Chile. “Por qué no se vaaaaan, no se van del paíiiis”.

“Solo si hay buenas respuestas para esta pregunta, habrá posibilidades de enfrentarla y de derrotarla”.

La violencia opera en este caso como terror dosificado. A veces es tan estridente como grotesca, aunque en otros momentos es simplemente amenaza sutil, funa selectiva. Pero en todos estos casos, el objetivo es el mismo: impedir la reacción del agredido, despejar el campo para avanzar sin oposición hacia el objetivo final, la conquista del poder total.

Lenin se preguntó con absoluto cinismo: “La libertad, ¿para qué?”. Y aquella interrogante, que parece tan lejana, en realidad se vincula directamente con la violencia actual en Chile.

Así es, obviamente, porque cuando la libertad no tiene más contenido que el que le otorgan los comunistas a favor de su proyecto totalitario, entonces la violencia asume uno o todos los sentidos antes descritos. Pretende ser un sustituto de la libertad, aunque haciéndose pasar por ella. Es lo que viene sucediendo en Chile.

Por eso, mezclados y potenciándose entre sí, esos distintos objetivos volvieron a hacerse presentes, una vez más, en este triste lunes 18 de octubre.

Un aporte del Director de la Revista UNOFAR. Antonio Varas C.

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47 Reinvindicar la hispanidad – Eleonora Urrutia 15 10 Web-converted.pdf 166.91 KB
47 10 años sin ETA – The Conversation 19 10 Web-converted.pdf 153.86 KB
Columna de Opinión

DESDE MI TUMBA por General (R) Hernán Núñez Manríquez. Ver ceremonia en el Cementerio General — Al anochecer del 26 de mayo de 1880 —-

DESDE MI TUMBA por General (R) Hernán Núñez Manríquez. Ver ceremonia en el Cementerio General — Al anochecer del 26 de mayo de 1880 —-

Las opiniones en esta columna, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión

¿Dónde están los míos? ¿Dónde están mis camaradas? ¿Dónde está los que cantan los himnos y canciones de la Patria en nuestro recuerdo?

Siento gritos, groserías, bestias pateando mi tumba, la tumba con que la Patria me honró como testimonio de gratitud por haber entregado mi vida por ella y mi Bandera. No me lo merezco quizás, pero represento a miles de soldados que cumplimos nuestro sagrado deber.

Me insultan babosos de odio y drogados; borrachos quieren llegar a mis huesos, a mi lugar de descanso eterno. ¿Por qué me odian si antes me querían y respetaban?

Con una linda ceremonia me trajeron desde el Campo de la Alianza hasta este lugar el año 1955; me acompañaron viejos soldados con los que peleé a su lado, y quizás fue la viuda de alguno del cual nunca más se supo igual que yo, que saludó militarmente y llorando emocionada, cuando las tropas desfilaron frente a la estatua de mi General Baquedano y ante mi tumba, la de un hombre muy humilde.

Meten fierros y chuzos alrededor de mi sepulcro. ¡Siento como rompen la placa tan hermosa que me escribiera mi Capellán Abarzua!

Recuerdo que un fotógrafo de delantal blanco sacaba fotos de cajón a familias enteras que venían a visitarme, niños corrían a mi alrededor; o más de algún galán declaró su amor sentado a mis pies.

¡Aumentan los gritos, siento calor por el fuego que prenden en mi lápida, vacían botellas de cerveza, estoy hecho un basural!

¿Dónde están los míos? ¿Dónde están mis camaradas? ¿Dónde está los que cantan los himnos y canciones de la Patria en nuestro recuerdo?

¿Por qué han permitido esta ofensa, este oprobio, este deshonor?

¡Yo que junto a una legión de bravos di la gloria a este Ejército!

Estoy debajo de una carpa; escucho que hablan de mí;  que yo, un humilde soldado chileno, estoy creando problemas políticos a un hombre que hace poco vino, torpe y jocosamente,  a sacarse fotos a los pies de mi general.

Dicen que me sacan de aquí y me llevan a un mausoleo entre gallos y medianoche y como una solución de parche. Improvisadamente.

Lo siento por Chile y el Ejército.

Ya no tienen a su Soldado Desconocido.

Nos derrotaron, y me han dejado abandonado tras las filas enemigas.

Mi homenaje al Soldado Desconocido que visité anualmente de la mano de mi abuelo.

General (R) Hernán Núñez Manríquez

Fuente imagen: latercera.com

Ver ceremonia en el cementerio General :www.youtube.com/watch

Al anochecer del día 26 de Mayo de 1880 

Cuando el rugir de los cañones ya se había apagado y solo se escuchaban a lo lejos algunos tiros de fusil, el General Manuel Jesús Baquedano González pide a sus ayudantes que den la orden de tocar el “toque de dispersos”. Hermosas y tristes melodías de corneta, que desde distintos lugares del campo de batalla, llamaba a reunirse a las tropas chilenas desperdigadas en el Campo de la Alianza, al terminar con un triunfo para Chile, una de las más grandes batallas de sud América.

Poco a poco fueron reuniéndose grupos de soldados que a pesar de la fatiga, lograron llegar a sus regimientos, otros con menos suerte, al escuchar el llamado y encontrarse heridos y sin posibilidad de moverse, hicieron tiros al aire para alertar a otros soldados y a las ambulancias de la necesidad de auxilio.

Pero 448 soldados no tuvieron la fortuna de oír el toque para reunirse, ni pudieron recibir ayuda.

Para ellos ya todo había terminado, pues las balas enemigas habían silenciado sus gritos de ¡Viva Chile…!

La guerra continuó y quienes quedaron tendidos en el campo, lejos de su patria por la cual murieron, desaparecieron a retaguardia de un Ejército que seguía hacia Lima.

Años después, cuando comenzaba un nuevo siglo y Tacna aún estaba bajo bandera chilena, un oficial que recorría los lugares de viejas glorias, se encuentra con los restos de uno de los aquellos patriotas que entregaron su vida por Chile en aquella jornada, y que a simple vista pudo ser reconocido su batallón, pues tenía un uniforme y kepí distintos al resto de las unidades, más al estilo de la Marina, aunque pertenecían al ejército.

Era un soldado del Batallón Cívico de Artillería Naval, más conocido como los Navales…

Sus restos son repatriados y guardados hasta encontrar un lugar donde puedan ser venerados por el pueblo al cual defendió y por el cual murió y que fuese adornado por la bandera tricolor de la estrella solitaria que los guió.

Treinta años después, es depositado a los pies del Monumento al General Manuel Jesús Baquedano, inaugurado recientemente y que fue erigido por el pueblo, en homenaje a quien guió a la victoria a Chile, terminando de completar un cuadro de honor y gloria en representación de no solo los caídos en la guerra del Pacífico, sino de cada uno de los hombres y mujeres que partieron al norte entre los años 1879 – 1884.

Su epitafio fue solo:

“Aquí descansa uno de los soldados con que el General Baquedano forjó los triunfos del heroísmo chileno…”

Había vuelto a Chile y puesto en un lugar de honor en representación de sus miles de compatriotas como “El soldado desconocido…..

Era uno de los mártires que tan solo un año antes de morir habían dejado Valparaíso en busca del enemigo.

¿Serán los restos de uno de los soldados González, Villacura, Villalón, Pérez, Vargas, Arredondo? o quizás de Acosta, Anativia, Cartajena, Pardo, Parraguez, Peña, Urbina, Varas o quizás Vera? Jamás lo sabremos.

141 años después de su muerte, primero olvidado en el campo de batalla, luego repatriado y años después homenajeado por el pueblo chileno y sus compañeros en la guerra que lo sobrevivieron, sus restos serán exhumados y trasladados, para evitar que los descendientes de los Héroes, sigan pisoteando y destruyendo no solo su tumba y su memoria, si no la de todo el pueblo chileno que partió en busca del enemigo a tierras lejanas, para evitar que llegara a sus hogares.

Pero el enemigo llegó al final.

Los tiempos cambian, lo sé, pero nunca me convencerán que el héroe que años atrás fuera el que defendía Chile, sea remplazado hoy por el que lo destruye.

Quedó por último con la tranquilidad que el “Soldado Desconocido”‘ no seguirá siendo vandalizado…   por lo menos por un tiempo

Un hombre solo muere cuando se le olvida…

 Un aporte de Oscar Saa y Francisco Alomar

Columna de Opinión

CÓMPLICES ACTIVOS por Cristián Valenzuela La Tercera, 20/10/2021 —-LA VIOLENCIA ¿PARA QUÉ? por Gonzalo Rojas Sánchez El Mercurio, Columnistas, 20/10/2021—El Contractualismo en la propuesta de la Nueva Constitución Política. La Seguridad como un Deber

CÓMPLICES ACTIVOS por Cristián Valenzuela La Tercera, 20/10/2021 —-LA VIOLENCIA ¿PARA QUÉ? por Gonzalo Rojas Sánchez El Mercurio, Columnistas, 20/10/2021—El Contractualismo en la propuesta de la Nueva Constitución Política. La Seguridad como un Deber

Las opiniones en esta columna, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión

De nuevo la violencia aguda, de nuevo la fuerza destructora de tantos bienes materiales y, más importante aún, de la convivencia racional. ¿Para qué?

Los chilenos eligieron un camino para resolver su crisis social e institucional. Ese es el rol que cumple la Convención Constituyente que, más allá de los plazos y procedimientos que algunos pretenden cambiar, deberá evacuar sus resultados finales en algunos meses. Pero claramente esa definición no va a resolver el grave problema de violencia pública que se ha instalado en nuestro país…

Destruir, saquear, quemar y robar. Esos son los mínimos comunes de cualquier conmemoración del 18 de octubre en Chile y a lo que los chilenos se han tenido que acostumbrar. El lunes recién pasado, miles de personas tuvieron permiso para retirarse más temprano de sus trabajos y la televisión, gradualmente, nos fue mostrando el vaciamiento de las calles y las imágenes de la barbarie.

¿Quiénes son los responsables? Es la pregunta que intentó contestar el subsecretario Galli al emplazar a candidatos presidenciales, constituyentes y otros actores. Indignados, algunos de ellos le contestaron que la responsabilidad es del gobierno y que la indignación que muestra Galli, más que una función de Estado corresponde a una intervención electoral. Curioso sería que el subsecretario Galli terminara sumariado en Contraloría por condenar los desórdenes públicos y los delincuentes indultados por concesión graciosa del Congreso Nacional.

Pero antes que buscar a los responsables, creo yo, lo primero es reconocer que tenemos un grave problema. Porque al parecer, a muchos actores estos hechos no les parecen lo suficientemente reprobables. Por lo pronto, a los líderes del Partido Comunista que asisten felices a conmemorar esta fecha junto al perro “Matapacos” en Plaza In-dignidad. De la misma forma, los diputados y senadores que patrocinan impulsan y votan a favor de un proyecto que asegura la impunidad de delincuentes, vándalos y asesinos en potencia.

¿Es normal que un grupo de personas tenga derecho a destruir, saquear, quemar y robar? Esa es la pregunta sobre la cual debemos trazar una línea roja. Durante más de un año, previo al estallido, nos acostumbramos a ver a jóvenes encapuchados sobre el Instituto Nacional lanzando molotovs a diestra y siniestra. Muchos callaron y fueron cómplices pasivos de esa violencia. Lo mismo ocurre ahora, con los que intentan esconder los graves atentados de violencia y pillaje debajo de un aparente manto de legitimidad que darían las manifestaciones y movilizaciones sociales.

Los chilenos eligieron un camino para resolver su crisis social e institucional. Ese es el rol que cumple la Convención Constituyente que, más allá de los plazos y procedimientos que algunos pretenden cambiar, deberá evacuar sus resultados finales en algunos meses. Pero, claramente, esa definición no va a resolver el grave problema de violencia pública que se ha instalado en nuestro país en los últimos años y que tiene a varios actores públicos como cómplices, pasivos y activos, de esa violencia.

Durante más de 30 años, Chile se ha destacado en el contexto latinoamericano por la seriedad y estabilidad de sus instituciones y el respeto profundo al Estado de Derecho por parte de autoridades y la ciudadanía en general. Durante el último lustro, esas virtudes se han ido deteriorando sistemáticamente. A fines de noviembre, por las diferencias expresadas, Chile no solo elige al próximo Presidente, sino también se define entre dos modelos de sociedad y su fórmula para enfrentar la violencia extrema. Por una parte, dos candidatos que son cómplices activos del vandalismo y la delincuencia; por otra, dos candidatos que son activos opositores a que esa violencia permanezca. En el Chile de hoy, esa no es una insignificante diferencia.

 

LA VIOLENCIA ¿PARA QUÉ?

Gonzalo Rojas Sánchez

El Mercurio, Columnistas, 20/10/2021

Nuevos ataques en La Araucanía e incidentes graves en varias ciudades.

De nuevo la violencia aguda, de nuevo la fuerza destructora de tantos bienes materiales y, más importante aún, de la convivencia racional.

¿Para qué?

Solo si hay buenas respuestas para esta pregunta, habrá posibilidades de enfrentar y de derrotar a la violencia. Buenas respuestas, en plural, porque sería muy torpe pensar que con el fuego, con las bombas y con las piedras se busca un único fin, que es una sola la meta que se persigue. Incluso, ese reduccionismo podría ocultar que existen en el despliegue de la violencia objetivos contrapuestos e incompatibles entre sí.

Hay quienes atacan, insultan y destruyen sin un propósito definido. Su violencia es consecuencia directa de un odio desesperanzado, de una rebeldía inconducente.

Sus actos concretos se expresan en niveles altísimos de furia, pero detrás de esa agresividad no hay ni sentido ni proyecto. Son los más peligrosos en apariencia, pero, a la corta, son los más inocuos.

A lo más, babean de felicidad frente al carabinero herido o a la iglesia quemada. Su deleite por el mal causado se agota rápido y la contemplación del daño inferido solo los mueve a la próxima acción. Y así, en un runrún sinfín.

Un segundo grupo es de mucho más cuidado. Son los que usan la violencia para provocar el enfrentamiento. Instigadores o provocadores —en realidad, ejecutores— que lo que buscan es la reacción del agredido. Como en muchos casos la violencia se desata sobre la fuerza pública, lo que se pretende es calificar su reacción como represión.

El agresor se disfraza así de víctima, la violencia se presenta entonces como epopeya, las instituciones que nos defienden a todos son calificadas como ilegítimas.

Pero cuando esa tarea está ya muy avanzada —y en Chile es así desde hace dos años— entonces se provoca a otro “enemigo”, a simples ciudadanos a quienes se agrede para revivir la manida lucha de clases.

La violencia es el medio previsto para destruir —sí, físicamente— a quienes se opongan. Esta etapa está recién incubándose —La Araucanía es ciertamente todo un laboratorio— y no sabemos aún hasta qué extremos inverosímiles puede llegar.

El tercer segmento es el más peligroso, es el que realmente puede destruirlo todo. Está integrado por quienes tienen como objetivo único la anulación de aquellos a los que consideran sus enemigos.

No se trata de conseguir que se organicen, que reaccionen y que se defiendan sino, todo lo contrario, que caigan en un estado de completo desánimo y pasividad, que huyan de sus espacios e instituciones y, finalmente, que abandonen Chile. “Por qué no se vaaaaan, no se van del paíiiis”.

“Solo si hay buenas respuestas para esta pregunta, habrá posibilidades de enfrentarla y de derrotarla”.

La violencia opera en este caso como terror dosificado. A veces es tan estridente como grotesca, aunque en otros momentos es simplemente amenaza sutil, funa selectiva. Pero en todos estos casos, el objetivo es el mismo: impedir la reacción del agredido, despejar el campo para avanzar sin oposición hacia el objetivo final, la conquista del poder total.

Lenin se preguntó con absoluto cinismo: “La libertad, ¿para qué?”. Y aquella interrogante, que parece tan lejana, en realidad se vincula directamente con la violencia actual en Chile.

Así es, obviamente, porque cuando la libertad no tiene más contenido que el que le otorgan los comunistas a favor de su proyecto totalitario, entonces la violencia asume uno o todos los sentidos antes descritos. Pretende ser un sustituto de la libertad, aunque haciéndose pasar por ella. Es lo que viene sucediendo en Chile.

Por eso, mezclados y potenciándose entre sí, esos distintos objetivos volvieron a hacerse presentes, una vez más, en este triste lunes 18 de octubre.

Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas C,

El Contractualismo en la propuesta de la Nueva Constitución Política. La Seguridad como un Deber del Pacto Social. Cuaderno de trabajo ANEPE N° 05/2021

Entre los temas que la Convención Constituyente debiese reflexionar e incluir en su propuesta de nueva Constitución Política, la seguridad es uno de estos.

Este texto aborda dicho asunto desde la teoría política, en consideración que la acción constituyente y la idea de seguridad son planteadas por los autores contractualistas.

De este modo “El Leviatán”, “Dos ensayos sobre el gobierno civil” y “El contrato social” conforman dicha perspectiva, y en base a estas fuentes primarias y secundarias afines, se expone la lógica contractualista de pactar para proveer seguridad.

Las conclusiones señalan similitudes y diferencias entre los autores, rescatando como idea base común el que el “pacto social” surge para proveer seguridad y que la conformación de una comunidad conlleva seguridad.

Los invitamos a ver este trabajo en:

Cuaderno de Trabajo Nº5-2021 :::: “El contractualismo en la propuesta de nueva Constitución Política. La seguridad como un deber del pacto social”

Columna de Opinión

El Contractualismo en la propuesta de la Nueva Constitución Política. La Seguridad como un Deber del Pacto Social. Cuaderno de trabajo ANEPE N° 05/2021—– Que país se entrega por Joaquín Fermandois

El Contractualismo en la propuesta de la Nueva Constitución Política. La Seguridad como un Deber del Pacto Social. Cuaderno de trabajo ANEPE N° 05/2021—– Que país se entrega por Joaquín Fermandois

Las opiniones en esta columna, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión.

Los invitamos a leer este cuaderno de trabajo elaborado por el Centro de Investigaciones y Estudios Estratégicos de la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos (ANEPE)

Entre los temas que la Convención Constituyente debiese reflexionar e incluir en su propuesta de nueva Constitución Política, la seguridad es uno de estos.

Este texto aborda dicho asunto desde la teoría política, en consideración que la acción constituyente y la idea de seguridad son planteadas por los autores contractualistas.

De este modo “El Leviatán”, “Dos ensayos sobre el gobierno civil” y “El contrato social” conforman dicha perspectiva, y en base a estas fuentes primarias y secundarias afines, se expone la lógica contractualista de pactar para proveer seguridad.

Las conclusiones señalan similitudes y diferencias entre los autores, rescatando como idea base común el que el “pacto social” surge para proveer seguridad y que la conformación de una comunidad conlleva seguridad.

Los invitamos a ver este trabajo en:

Cuaderno de Trabajo Nº5-2021 :::: “El contractualismo en la propuesta de nueva Constitución Política. La seguridad como un deber del pacto socia”

QUÉ PAÍS SE ENTREGA

Joaquín Fermandois

El Mercurio, Columnistas, 19/10/2021

Un parlamentario de la antigua Concertación profirió una frase que pretende ser provocativa: “Nosotros le entregamos a Piñera un país ordenado y está devolviendo un m.”.

Si no escribo con todas sus letras el último sustantivo, no se trata de beatería, siempre hipócrita. Solo que no quiero participar en la degradación del lenguaje que quizás se practique más en Chile que en otros países de América Latina; lo hacen representantes masivos de todos los sectores, de capitán a paje.

La trayectoria del parlamentario merecería mayor dignidad. El problema es que representa un modo de reaccionar colectivo.

En ese juicio rotundo, el Estallido y la pandemia son eliminados de la imagen. La incapacidad del Gobierno se afirma, explicaría la caída de la economía el 2020. En medio del griterío actual, pocos reparan en que esto, o es pura necedad, o ignorancia supina, o directa mentira o mentirilla (todo vale, total se cree cualquier cosa), como si la pandemia no hubiera provocado una recesión global que afectó a casi todos los países, y en Chile se manejó algo mejor que el promedio continental, hecho no menor.

Ello no quita una puntualización. Si bien a partir de la crisis asiática (1998) el crecimiento, que parecía un verdadero take off económico, experimentó una tendencia sistemática de disminución, con retrocesos o paralización en las administraciones Bachelet (la primera, por la crisis global de 2008); las administraciones de Piñera, aunque mantuvieron una ágil gestión y un crecimiento modesto, no lograron que el país retornara a ese desarrollo que parecía radiante desde fines de los 1980.

El Estallido —entendiendo que en parte se produjo por la debilidad política de la administración— ya colocó un obstáculo a la esperanza de conferirle nuevamente dinamismo al crecimiento. Se le sumó la extensa duración mundial de la pandemia, que le arrojó una lápida a toda esperanza de renovado desarrollo de largo plazo. Ello, a pesar del impecable combate a la peste por parte de Piñera, reconocido globalmente, llevado a cabo aun contra los esfuerzos de la oposición y de la mayoría parlamentaria, restando todavía contraofensivas del virus mismo.

“Han tenido éxito en desfondar no solo a este gobierno, que toca a su fin, sino a la independencia financiera del país”.

La oposición política, los atorrantes de Plaza Italia y los gremios que estaban en la vanguardia de colocar miguelitos: el Colegio Médico y el de Profesores querían cerrar indefinidamente el país, haciendo zancadillas a la reactivación (¿de dónde diablos iban a salir entonces los recursos para la salud y la educación?), en indisimulado empeño de que cayera el Gobierno.

Han tenido éxito en desfondar no solo a este gobierno, que toca a su fin, sino a la independencia financiera del país, arduamente lograda, empresa de demolición en la que participan quienes trabajaron en su construcción desde el plebiscito de 1988 y en las tres décadas que siguieron. Como país, volveremos a ser los pedigüeños de otra época, en tiempos en que ya no hay ayudas internacionales.

Imposible no referirse en este contexto a los Pandora Papers, pequeño gran terremoto. Será la justicia la que determine si hay hechos nuevos, ya que de inmediato surgió el espíritu suicida de cercenar la yugular con la acusación constitucional, impertérrito en demoler todo. Ello no quita que, en este como en otros casos, las formas han sido muy relevantes en todos los sistemas políticos, no solo en democracia, y es lo que nos planta en la cara la información de los mencionados papers.

Como ya se ha dicho en estas páginas, hay un principio que hace dos mil años quedó expreso e impreso como una Tabla de la Ley de la política: “La mujer del César no solo debe ser honesta, sino que también debe parecerlo”.

Columna de Opinión

DEFENSA DE LA LIBERTAD RELIGIOSA. El Mercurio

DEFENSA DE LA LIBERTAD RELIGIOSA. El Mercurio
Las opiniones en esta columna, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión.
“El documento de las distintas confesiones recoge principios que han perfilado a la sociedad chilena y su vida institucional”.


En un hecho sin precedentes, ocho confesiones religiosas han enviado una carta a la presidenta de la Convención Constitucional en la cual expresan su interés por aportar en un ámbito de la vida del país que tiene particular significación, como es “la protección, resguardo y desarrollo de la libertad religiosa”, considerando principios que han estado presentes en nuestro ordenamiento institucional y que constituyen valores esenciales de un sistema democrático.
Apenas iniciado el debate sobre los temas constitucionales, los representantes de las iglesias católica, ortodoxa, anglicana, adventista, evangélicas, de Jesucristo de los Últimos Días y de las comunidades judía y musulmana hicieron entrega también a la Convención de un documento donde se fundamenta la relevancia de esa libertad, derecho consagrado tanto en la Constitución de 1925 como en la de 1980, y en numerosos tratados internacionales suscritos por el país.
La separación entre el Estado y las confesiones religiosas no implica una suerte de neutralidad moral por parte del Estado —se argumenta—, pues existen valores y principios transversales a la sociedad que favorecen el desarrollo integral de sus miembros.
En ese contexto, la protección y el cuidado de la libertad de culto y de conciencia, conforme lo exige el respeto a la dignidad de las personas, es también “un factor social esencial en la búsqueda del bien común”.
El texto hace mención de la necesaria autonomía que toda confesión religiosa requiere para realizar su misión. Se enfatiza que el Estado “no goza de competencia para intervenir en las conciencias, ni en la vida y desarrollo de las confesiones religiosas”, haciendo una clara distinción entre la misión de la religión y la de la política, pero favoreciendo puntos de encuentro, pues —señalan los firmantes— la vida ciudadana comprende un conjunto de valores morales y espirituales que enriquecen la convivencia social.
Una especial mención se refiere a la libertad de educación. Así, se reafirma el derecho de las confesiones de “dar a conocer su doctrina, enseñarla a los que lo deseen y practicarla en público y en privado”, otorgando a los padres “por derecho innato” determinar el tipo de enseñanza que quieren para sus hijos.
Este derecho incluye promover y dirigir establecimientos de educación para poder recibir la formación adecuada, instituciones que deben ser reconocidas y subvencionadas por el Estado, pues “siendo el derecho a la libertad religiosa uno de los fundamentos de una democracia verdadera, también las confesiones religiosas tienen derecho a que el Estado asegure a los hijos de los miembros… la educación religiosa… incluidos en ello los establecimientos públicos de enseñanza”.
Llamando a los ciudadanos y actores sociales a utilizar los canales de participación ciudadana que la Convención ha dispuesto para enriquecer el debate constitucional, el documento representa un aporte esencial en aspectos sensibles de la vida social y que todo sistema democrático debe resguardar, como son las libertades de educación y culto.
El texto resulta además particularmente oportuno en el actual escenario nacional. La persistente quema y destrucción de templos —decenas de capillas y centros religiosos han sido objeto de incendios intencionales en La Araucanía y muchas iglesias en Santiago y regiones han sido incendiadas, saqueadas o profanadas con ocasión de las movilizaciones— representa una grave transgresión a la libertad religiosa, alterando el derecho a la práctica pública del culto y el respeto a las creencias.
Inquieta también la señal entregada por la propia Convención al haber excluido de los temas fundamentales a considerar en el temario constitucional el derecho preferente de los padres a elegir la educación de los hijos y la libertad de enseñanza, sentando dudas sobre su resguardo en el ordenamiento institucional futuro.

La voz de las iglesias presentes en el país no solo pone el acento en la consagración constitucional de libertades fundamentales para todo sistema democrático, sino también reafirma principios esenciales que han estado presentes en la vida institucional desde hace un siglo y perfilado a la sociedad chilena, donde la coexistencia de diferentes confesiones religiosas ha colaborado en la promoción de valores propios del bien común.

El Mercurio, Editorial, 21/10/2021

Un aporte del Director de la Revista UNOFAR. Antonio Varas C.

Columna de Opinión

Lenguas Maternas, por Adriana Valdés (El Mercurio, Columnas de opinión, 01/10/2021)

Lenguas Maternas, por Adriana Valdés (El Mercurio, Columnas de opinión, 01/10/2021) —- Historia de la Escuadrilla de Alta Acrobacia Halcones Pitts S2 y Extra 300, FACH 1994 ( ver al final video)

Las opiniones en esta columna, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión

“Las diversidades manifiestas en las lenguas originarias, las dobles y múltiples lenguas memoriosas en que nos expresamos, son parte de nuestra riqueza cultural y cabe, entonces, atesorarlas”.

La Academia Chilena de la Lengua ha incorporado como miembro honorario al poeta Raúl Zurita, a quien saludo en esta página por su obra notable, y a quien esperamos, si el covid lo permite, recibir con la ceremonia que se merece.

Motivada por unas desafortunadas declaraciones de una autoridad madrileña respecto de la lengua y la conquista españolas, que imagino cuánto habrán hecho sufrir a la diplomacia de su país, recuerdo hoy unas palabras admirables de Zurita sobre nuestro idioma, pronunciadas en una conferencia acerca del “Canto General” de Neruda hace unos años.

A propósito de las Alturas de Machu Picchu, Zurita se refirió a la nuestra como “una lengua doble”, “una lengua que se ha perdonado a sí misma por los crímenes que esa misma lengua impuso”. En una lengua, explica, está el río de la memoria histórica, y esta se da en cada uno de sus hablantes. La grandeza de Neruda en ese poema es traer a la memoria una lengua que es a la vez reconciliación con su propia historia, “capaz de celebrarse a lo Walt Whitman”.

“Las diversidades manifiestas en las lenguas originarias, las dobles y múltiples lenguas memoriosas en que nos expresamos, son parte de nuestra riqueza cultural y cabe, entonces, atesorarlas”.

En América, el español es a la vez idioma y memoria histórica, que culmina en cada uno de nosotros y en un mestizaje que ha dado, en Gabriela Mistral, en Pablo Neruda, en los premios Cervantes Gonzalo Rojas y Jorge Edwards, en Raúl Zurita y en Óscar Hahn, todos ellos reconocidos en España, una vitalidad inseparable de la grandeza de la lengua. Hoy nuestro diccionario es el de todas las Academias hispanohablantes del continente, de la Asociación de Academias de la Lengua Española y no de la RAE como solemos decir, y la corrección con que habla “la gente educada”, según Andrés Bello, no es patrimonio de la meseta madrileña. El uso correcto es el de los hablantes del mundo.

Conviene recordar en estos tiempos delicados que el castellano de Chile se formó en contacto con las lenguas de los pueblos originarios, lo que significa que absorbió experiencias, formas de emocionarse y de parlamentar, y, como dice el secretario de la Academia, Guillermo Soto, “todo aquello que conforma la cultura”.

La Convención Constitucional ha mostrado la diversidad del país “en un lugar de autoridad en que no estábamos acostumbrados a verla”, señala. Las diversidades manifiestas en las lenguas originarias, las dobles y múltiples lenguas memoriosas en que nos expresamos, son parte de nuestra riqueza cultural y cabe, entonces, atesorarlas.

Contar con una lengua común, capaz de llegar a seiscientos millones de hablantes, es un enorme capital a escala mundial. Conservar como un tesoro los rastros de identidad que cada lengua originaria nos ofrece y nos está demostrando en la Constituyente —lo encarno en la figura admirable de Elisa Loncon— es un enriquecimiento cultural ofrecido a todos los chilenos en un momento extraordinario de su historia.

 Adriana Valdés

El Mercurio, Columnas de opinión, 01/10/2021