Columna de Opinión

DESIDEOLOGIZAR LA POLÍTICA DE DEFENSA: UNA REFLEXIÓN TÉCNICA por Jorge Gatica Bórquez / Hugo Harvey Valdés El Mostrador, Blogs y Opinión, 19/08/2021FUERZAS ARMADAS EN LA CONSTITUCIÓN: IMPORTANCIA Y ALCANCES José Miguel Piuzzi El Líbero, Opinión Constituye

DESIDEOLOGIZAR LA POLÍTICA DE DEFENSA: UNA REFLEXIÓN TÉCNICA por Jorge Gatica Bórquez / Hugo Harvey Valdés. El Mostrador, Blogs y Opinión, 19/08/2021–FUERZAS ARMADAS EN LA CONSTITUCIÓN: IMPORTANCIA Y ALCANCES José Miguel Piuzzi El Líbero, Opinión Constituyente
LAS OPINIONES EN ESTA SECCIÓN, SON DE RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y NO REFLEJAN NECESARIAMENTE EL PENSAMINETO DE LA UNIÓN
Presentamos dos interesantes trabajos relacionados con la Defensa Nacional. Temas de la mayor importancia y actualidad en los momentos que estamos viviendo. Los invitamos a leerlos.
DESIDEOLOGIZAR LA POLÍTICA DE DEFENSA: UNA REFLEXIÓN TÉCNICA
El Mostrador, Blogs y Opinión, 19/08/2021
En esta tribuna se ha manifestado una serie de opiniones respecto a una función fundamental para cualquier Estado-nación: su Defensa y sus instrumentos. Sin embargo, un tema tan importante y central para el normal desarrollo para los Estados, siendo sin duda de naturaleza política, requiere basarse en hechos objetivos y criterios técnicos. Asimismo, debe abstraerse de prejuicios ideológicos y de resabios analíticos del siglo pasado. Al fin y al cabo, la Defensa es un bien público puro, sobre el cual son válidas las más diversas aproximaciones, pero que exige contribuciones responsables.
Desde la publicación de la Política de Defensa 2020 (PD), hemos presenciado una serie de opiniones divergentes (o directamente detractoras), que sabemos provienen de la mejor intención de aportar al debate, pero que expresan juicios de valor desde una perspectiva teórica, lo que dificulta sopesar los fundamentos que subyacen en una política de este tipo.
Algo de historia. En primer lugar, es necesario establecer que esta PD es la consolidación de un largo proceso institucional de debates y consensos. Este comenzó con las reuniones de trabajo que dieron vida al primer Libro de la Defensa Nacional de Chile (LDN) en 1997, para cuya elaboración fueron convocados políticos y académicos, civiles y militares, representantes de diversos poderes, organismos e instituciones del Estado, además de centros de estudios y otrosactores de la sociedad civil. Este ejercicio fue profunda y transversalmente valorado, como da cuenta Cristian Faundes (2007) sobre la base de diferentes testimonios.
Desde la publicación de la Política de Defensa 2020 (PD), hemos presenciado una serie opiniones divergentes (o directamente detractoras), que sabemos provienen de la mejor intención de aportar al debate, pero que expresan juicios de valor desde una perspectiva teórica, lo que dificulta sopesar los fundamentos que subyacen en una política de este tipo.
La actual Política de Defensa no fue “desarrollada a escondidas de los chilenos” y tampoco puede leerse como un documento desvinculado del amplio y provechoso debate de los últimos 30 años en torno a estos temas. Deslizar la idea de que una política pública como esta es un instrumento hecho con fines corporativos de las instituciones de la Defensa Nacional, es un error y un desconocimiento de la profunda vocación patriótica de ellas. Las FF.AA. defienden una sola corporación… y esa se llama Chile.
Posteriormente, con las experiencias obtenidas, se realizó un nuevo esfuerzo que dio como producto el LDN 2002, el cual, según diversas autoridades políticas y académicas, tendía ya a constituir una política pública.
Un paso más avanzado aún se observa en el LDN 2010, en el cual se sostiene que “el país ha logrado avanzar hacia una gestión cuyo centro del quehacer es la formulación, gestión y renovación eficaz y eficiente de la política pública de defensa” (p. 5).
Como lo destacaron Flisfisch y Robledo en el año 2012, “desde la publicación de los libros se puso en marcha un número cada vez mayor de políticas militares, mientras que la formulación de las políticas de defensa y militar, así como una creciente injerencia civil en la supervisión de la planificación estratégica, fueron amplia y abiertamente aceptadas por las Fuerzas Armadas”.
La versión 2017 es aún más clara al respecto. De hecho, en su presentación la entonces Presidenta Bachelet afirmó que se renovaba “la idea de que la Política de Defensa, a cuyos contenidos concurren los aportes de diversos sectores, públicos y privados, es un asunto que compete al conjunto de la sociedad porque está al servicio de todas y todos quienes habitan en nuestro país”.
Por su parte, el ministro de Defensa de la época indicó que los LDNs “han constituido un hito de participación en la formulación de la Política de Defensa con la concurrencia tanto de civiles como de militares, y por el espectro de los temas de defensa que son objeto de un análisis y de un debate abiertos”.
En consecuencia, esta Política de Defensa no fue “desarrollada a escondidas de los chilenos” (El Mostrador, 5-agosto-2021) y tampoco puede leerse como un documento desvinculado del amplio y provechoso debate de los últimos 30 años en torno a estos temas.
Como es lógico, su proceso no estuvo libre de escollos, todos las cuales se superaron con el fin de aunar opiniones distintas, conforme a lo que ocurre en un país donde operan la libertad de expresión, la democracia, el diálogo y la tolerancia.
La postura estratégica chilena. Ahora bien, con respecto a la postura estratégica de Chile refrendada en esta PD 2020, revisemos algunos aspectos técnicos sobre disuasión.
Teorizar sobre este vocablo no es nuevo y su práctica de manera común e instintiva es tan antigua como la conformación de sociedades humanas (George y Smoke, 1974).
El término se ha utilizado en una amplia diversidad de contextos para diferentes propósitos. Su uso no está circunscrito a cuestiones estratégicas-militares de alto nivel ni se limita al ámbito europeo o norteamericano.
Así se encuentra en textos de la Antigüedad y la época bíblica, con un enfoque integral entre la diplomacia y la guerra. Como ejemplo, podemos mencionar que su aplicación en temas religiosos ha sido reflejada en trabajos de Pieter W. van der Horst (2005), mientras que John North (1998) demuestra que la disuasión se utilizaba en la medida que se creaban las ciudades internacionales en el período helenístico.
Durante la Guerra Fría, los escritores militares en lengua francesa de finales de los años cincuenta y sesenta, como Beaufre (1965), utilizaron la palabra francés dissuasion en el contexto de los asuntos nucleares; se referían a los arsenales nucleares y la capacidad de países menos poderosos para intervenir en los asuntos entre EE. UU. y la URSS, disuadiéndolos de utilizar Europa como campo de batalla.
Por esto, la palabra dissuasion quedó plasmada en la documentación de la OTAN, así como su traducción al inglés deterrence, en lo convencional y no convencional.
A raíz de lo anterior, EE.UU. comenzó a utilizar el término, sin embargo, la “destrucción nuclear mutua asegurada” fue declarada recién a inicios de los años 60, cuando la URSS logró desarrollar una capacidad nuclear equivalente, cuya aplicación buscaba reflejar la irracionalidad de un enfrentamiento atómico, más que señalar que los costos de un ataque serían mayores a los beneficios.
En el ámbito nacional, el término “disuasión” fue incluido en la primera PD del año 1991, por lo cual resultaba de toda lógica explicitar dicha postura estratégica. Asimismo, se especificó que esta política era de carácter disuasivo y su orientación fundamental defensivaaspecto que no fue producto de arreglos posteriores.
La idea de defensivo no representa una intención de “diluir su voluntad implícita de empleo de la fuerza y transformarla en una estrategia no creíble” (El Mostrador, 5-agosto-2021) sino comunicar que el país no tiene aspiraciones expansionistas ni intenciones de reivindicar pérdidas territoriales, pero que, en caso de recibir una agresión, se empleará la fuerza en legítima defensa. El decretar aquello la hace creíble, directa y realista, a diferencia de otros Estados que publican políticas similares que no se condicen con sus acciones.
Una posición defensiva resulta consecuente con la Resolución N°2625 de la ONU, que declara que los Estados miembros “se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado” y compatible con el Artículo 51 de su Carta que consagra el “derecho inmanente de legítima defensa, individual o colectiva, en caso de ataque armado”.
Finalmente, aunque su utilización en términos formales se inició en 1991, no significa que Chile haya prescindido del efecto de disuadir. Desde la posguerra del Pacífico, en medio del proceso de actualización doctrinaria, se consideraba la absoluta necesidad de contar con una capacidad que protegiera de potenciales adversarios:
“Es indispensable que el país se encuentre materialmente asegurado contra toda eventualidad; es necesario que la paz de que disfruta un pueblo sea verdaderamente estable i no espuesta a los malos designios de cualquiera otra nación poco respetuosa de los tratados o de las leyes del derecho internacional” (Memorial del Ejército, 1906).
Unas reflexiones finales. Por lo anterior se puede decir que la Política de Defensa 2020, es un marco que las FF. AA. necesitaban para el desarrollo de sus capacidades mínimas requeridas, lo que no obsta a que pueda ser un documento sujeto a revisiones periódicas para asegurar su vigencia.
Norberto Bobbio nos decía que los cánones de moderación son inherentes a la democracia, la cual debe estar libre de todo tipo de fanatismo ideológico. En consecuencia, deslizar la idea de que una política pública como esta es un instrumento hecho con fines corporativos de las instituciones de la Defensa Nacional, es un error y un desconocimiento a la profunda vocación patriótica de ellas.

Las FF. AA. defienden una sola corporación… y esa se llama Chile.

FUERZAS ARMADAS EN LA CONSTITUCIÓN: IMPORTANCIA Y ALCANCES
El Líbero, Opinión Constituyente, 19/08/2021
 
Cuando se emprende la tarea de dar forma a un nuevo texto constitucional, uno de los desafíos más apremiantes es situar las aspiraciones y anhelos de la mayoría ciudadana en la compleja trama de los retos que enfrenta el país no solo en el presente, sino también en los que deberá afrontar en las próximas décadas.
Ello aconseja visualizar lo que se anhela como sociedad y lo que se ambiciona como comunidad política sobre la base de la realidad nacional actual, teniendo a la vista las experiencias del pasado, y las tendencias y perspectivas que se proyectan hacia el futuro, en el entorno próximo y lejano en que se desenvuelve el país.
Así, los preceptos que den forma al texto constitucional, junto con interpretar el sentir nacional, podrán tener posibilidades ciertas de hacerse realidad en el mediano y largo plazo de acuerdo con las ideas y el espíritu que los inspiró.
En la actualidad los límites entre los planos interno y externo son muy difusos; como nunca, su interacción se manifiesta de diversas maneras, incidiendo en los más diversos ámbitos del quehacer nacional. De allí que la visión de la realidad local, con sus fortalezas, oportunidades y limitaciones, no puede dejar de lado la diversidad de variables que conforman el escenario internacional (actores, situaciones, intereses, riesgos, amenazas), el que se caracteriza por su volatilidad e incertidumbre, entre otras razones, porque lo que sucede en otras latitudes y en nuestra propia región afecta en el plano interno.
Aún más, algunos fenómenos tan difíciles de abordar, como el cambio climático y los desastres naturales, incorporan una mayor complejidad a la acción del Estado y de los órganos e instituciones que lo conforman. En este panorama general están insertas las funciones de seguridad y de defensa nacional que debe proveer el Estado, y donde las Fuerzas Armadas cumplen su función de defensa externa, de contribución a la cooperación internacional, y diversas tareas de orden interno interactuando con otras entidades nacionales y regionales.
 
La función, defensa y existencia de las Fuerzas Armadas emanan de la responsabilidad que tiene el Estado de brindar seguridad y protección a su población frente a riesgos externos, asegurar y mantener la independencia del país, y cautelar por la integridad territorial.
Una mirada al pasado y los nuevos desafíos. Durante el siglo XX nuestro país pudo disfrutar de un ambiente de paz internacional con los sobresaltos propios de la Guerra Fría y de algunos problemas vecinales no menores.
En estos últimos casos, los sucesivos gobiernos, de distintos signos, mantuvieron una posición clara y coherente en el resguardo de la soberanía y de los intereses nacionales, incluso ante demandas que comprometían parte del territorio nacional.
En la superación de este tipo de problemas jugó un papel fundamental la primacía de una visión de Estado basada en el derecho y el respeto a los tratados internacionales, como también el mantener una capacidad de disuasión creíble y sostenida en el tiempo.
A comienzos del siglo XXI surgieron nuevas reivindicaciones territoriales por parte de nuestros vecinos, las que luego fueron resueltas en los organismos internacionales pertinentes. En estos hechos, jugó un papel fundamental la estabilidad institucional que ha caracterizado a Chile en el ámbito latinoamericano y mundial, lo que ha facilitado hacer valer el justo derecho que le ha asistido.
A ello se sumó una posición política muy clara en defensa de los intereses del país, apoyada por la convicción de que ante acciones explícitas que pudieran comprometer la integridad territorial, se disponía de una diplomacia efectiva, y de unas Fuerzas Armadas capaces de inhibir amenazas y de rechazar cualquier agresión externa en caso de producirse.
En este contexto, las Fuerzas Armadas han sido reconocidas en el país y en el extranjero por su nivel profesional acorde a las exigencias que imponen sus misiones, habiendo mantenido a través del tiempo, y más allá de cualquier otra consideración, una valoración ciudadana que las sitúa dentro de las instituciones más apreciadas en el país.
Ello se funda, entre otros aspectos, en la vocación de servicio de quienes las integran y su real compromiso de responder hasta con sus vidas a las exigencias que implica, individual y colectivamente, el empleo de la fuerza militar; asimismo, se reconocen las capacidades que han demostrado a través del tiempo, y que se prueban constantemente en las misiones a nivel internacional, donde participan en el cumplimiento tareas en bien de la paz, y en distintos ejercicios en los que interactúan con Fuerzas Armadas de la región y de los países desarrollados.
No obstante, las tareas específicas de las Fuerzas Armadas se han hecho más complejas en los últimos años. Nuevos riesgos y amenazas están presentes en el escenario internacional.
De hecho, el interés por los recursos naturales ha despertado el ánimo de reinterpretar tratados, y a mediano plazo pueden manifestarse presiones mayores. Han surgido, además, actores no estatales que amenazan el entorno de la seguridad, con implicaciones en la defensa; estos actores, disponen de capacidades cada vez más sofisticadas (ciber ataques y crimen organizado), y ningún país está inmune a los efectos de su acción.
Todo ello exige desarrollar nuevas capacidades, sumar esfuerzos a otras instituciones, y mantener una preparación permanente para anticipar, o bien, reaccionar en forma efectiva, limitando los efectos que puedan alcanzar a los medios de la defensa o al país en su conjunto.
Así, el Estado de Chile dispone de instituciones armadas que, a través del tiempo, y en el presente, han contribuido a la paz y cooperación internacionales, a la vez que mantienen las capacidades más propias y singulares de la defensa del país. Además, cooperan al desarrollo participando en proyectos de investigación relacionados con su quehacer, e integrando zonas apartadas del territorio y de difícil acceso, dando apoyo a parte de nuestra población que con su presencia en esos lugares contribuyen a hacer soberanía.
A estas labores, cuya ejecución es permanente, se suman las que se realizan en situaciones de emergencia y en desastres naturales; donde también se puede apreciar, como sello de su acción, el espíritu de servicio, cohesión, y efectividad en el cumplimiento de sus misiones, lo que es propio de su carácter de una fuerza militar profesional, jerarquizada y disciplinada, que cumple sus tareas en un ambiente de integración armónica con los órganos e instituciones del Estado con los que ha debido y deben interactuar.
Las Fuerzas Armadas y la Constitución. La función, defensa y existencia de las Fuerzas Armadas emanan de la responsabilidad que tiene el Estado de brindar seguridad y protección a su población frente a riesgos externos, asegurar y mantener la independencia del país, y cautelar por la integridad territorial, y de producirse, neutralizar cualquier agresión.
De esta forma, la función defensa, cuyo ejercicio se proyecta en el largo plazo, aporta indirectamente al bienestar de la población, al desarrollo social y económico, y a la estabilidad política del país, en beneficio de todos los ciudadanos.
Pero el logro de estos objetivos depende del compromiso de la población y de una adhesión cívica a las tareas de la defensa para apoyar a quienes, en su nombre, se preparan y están dispuestos a luchar por el país.
Por su parte, a las Fuerzas Armadas en el desarrollo de sus funciones les corresponde cumplir actividades únicas y singulares, como es estar preparadas y dispuestas para ser empleadas coercitivamente y alcanzar los objetivos que se les asignen, lo que las hace distintas a cualquier otro servicio público, organización o empresa.
Por eso, en el plano profesional, la preparación y desarrollo de carrera de su personal es también diferente a las profesiones y especialidades técnicas que se llevan a cabo en la vida civil. Estas diferencias hacen conveniente que sus aspectos más básicos estén reflejados en la Constitución, por tratarse de una responsabilidad exclusiva del Estado, y porque para el logro de sus misiones requiere del compromiso y apoyo de la sociedad en su conjunto. 
En este espíritu, la explicitación en la Constitución Política del carácter, misión, composición, ingreso a las filas de las Fuerzas Armadas, y la exclusividad en el uso de las armas, busca destacar el carácter estatal de las mismas y establecer, específicamente, quiénes están facultados para cumplir estas tareas.
Ello es coherente con el principio de “servicialidad” del Estado, a partir del cual puede organizar y disponer de una fuerza militar, para cumplir con el deber de resguardar la seguridad de sus ciudadanos, además de preservar la soberanía y la integridad territorial. Con ello, se reafirma el “poder del Estado” en el contexto nacional e internacional, al declarar los órganos encargados de llevar a cabo estas funciones y el marco en que actuarán.
Por otro lado, su inclusión en forma explícita en el texto constitucional, además de contribuir a su integración armónica con todos los sectores del país y con los órganos del Estado, tiene relación directa con la conveniencia de reafirmar dos requerimientos básicos que el propio Estado, los gobiernos y las propias Fuerzas Armadas deberían cautelar: el principio de subordinación a la autoridad civil elegida democráticamente, y la necesidad de asegurar la eficacia de la fuerza militar en el cumplimento de sus diversas misiones, en particular, la de defensa.
La importancia de ambas condiciones hace conveniente enfatizar en el texto de mayor jerarquía jurídica los imperativos que precisamente las hacen posible, es decir, su carácter de obedientes, no deliberantes, y, además, profesionales, jerarquizadas y disciplinadas.
También es importante señalar que la definición a nivel constitucional de los lineamientos básicos con que se conciben las Fuerzas Armadas revela, ante los países con quienes interactúa en el plano de la seguridad y la defensa, el sentido y alcance que otorga a la defensa nacional, diferenciándola de las labores policiales o de otro orden.
De hecho, la mayor parte de los países en América Latina y de la OCDE así lo hacen, con distintos énfasis, ajustados a su particular realidad. En este sentido, dicha definición es, también, una clara manifestación de los límites que se le impone al poder Estado en algo tan sensible como es uso de la fuerza.
Otro asunto, no menos importante, dice relación con los derechos y garantías individuales, lo que es fundamental en los textos constitucionales.
Dada la naturaleza de la función defensa y del servicio que prestan las Fuerzas Armadas, y al ser la Constitución la norma de mayor rango a la cual deben ajustarse las demás, impone explicitar que, respecto de los derechos y garantías, estas instituciones se regirán por sus propios estatutos, en el entendido que dichas garantías, no pueden ser aplicados integralmente en el caso de una fuerza militar.
Lo expuesto, se origina en la necesidad de cautelar por su alistamiento y efectividad en su acción, la que requiere de disciplina y disposición a subordinarse, para responder en escenarios altamente complejos, riesgosos y caóticos.
Por lo mismo, derechos tales como: reunión y manifestación, libertad de sindicación, derecho a huelga, libertad de expresión y de información, quedan limitados para quienes integran estos cuerpos.
Conclusión. Lo planteado, lejos de situar a las Fuerzas Armadas en una posición de poder como a veces se suele afirmar, aporta a enmarcar y delimitar su función dentro del Estado al servicio del país, en especial si se declara de modo concluyente su carácter, misiones, composición, sistemas de ingreso y exclusividad en el uso de las armas.
Dicho marco permite, además, dar sentido y articular las atribuciones que respecto de las Fuerzas Armadas se le otorgan a los poderes y órganos del Estado que, de acuerdo con la propia Constitución, intervienen en el nombramiento de sus autoridades y en el control superior de su funcionamiento.
Adicionalmente, la certeza que confiere un marco superior que establece en sus normas básicas los principales criterios relativos a las instituciones armadas, contribuye, de manera significativa, a la estabilidad de estas en el cumplimiento de sus funciones, y limita la posibilidad de que, a raíz cambios en dichas normas, se pueda hacer un uso político de las Fuerzas Armadas, o más grave aún, que estas se politicen, lo que puede llevar a situaciones que vulneren la subordinación al poder civil, y además, que deterioren sus capacidades militares por fracturas en la cohesión interna, y en la confianza y compromiso con el país.
En este sentido, si hay algo que no se puede dejar de considerar, es el valor que representa el disponer de unas Fuerzas Armadas cuyas capacidades estén a la altura de los desafíos que impone el presente y el futuro, y a la vez, debidamente integradas al quehacer nacional, a sus instituciones y con sus compatriotas.
Ello se funda principalmente en la motivación de los hombres y mujeres que han ingresado a formar parte y que sirven en sus filas, porque sienten que su vocación y entrega está respaldada y es valorada por la ciudadanía, lo que es refrendado por quienes ejercen legítimamente el poder y la autoridad, más allá de sus posiciones políticas o de intereses particulares.

Columna de Opinión

PROBIDAD EN LAS FUERZAS ARMADAS, DE ORDEN Y SEGURIDAD PÚBLICA por Richard Kouyoumdjian Inglis (El Mostrador))— El odio a la libertad por Gonzalo Ibáñez (El Mercurio de Valparaíso)

PROBIDAD EN LAS FUERZAS ARMADAS, DE ORDEN Y SEGURIDAD PÚBLICA por Richard Kouyoumdjian Inglis (El Mostrador))— El odio a la libertad por Gonzalo Ibáñez (El Mercurio de Valparaíso)

LAS OPINIONES EN ESTA SECCIÓN, SON DE RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y NO REFLEJAN NECESARIAMENTE EL PENSAMINENTO DE LA UNIÓN

Richard Kouyoumdjian Inglis. El Mostrador, 16/08/2021

 Calificar a todas las instituciones de la Defensa de corruptas por hechos del pasado es una falacia y una falta de respeto con las personas que las integran, que buscan hacer bien su trabajo y que sirven a Chile sin reclamar cuando se les arrastra por el suelo o se les afecta su honra y prestigio, ya que, si lo hacen, se les califica de deliberantes e inconstitucionales.

PROBIDAD EN LAS FUERZAS ARMADAS, DE ORDEN Y SEGURIDAD PÚBLICA

Richard Kouyoumdjian Inglis

El Mostrador, 16/08/2021

El tema de la probidad en las Fuerzas Armadas, de Orden y Seguridad Pública volvió a llamar la atención de la opinión pública producto de los avances en el proceso del caso Fuente-Alba y la querella criminal del Consejo de Defensa del Estado (CDE) contra Héctor Espinosa, quien hace menos de dos meses entregó el mando de la PDI después de 6 años a la cabeza de esa institución.

Veremos en qué termina la acusación contra Espinosa, una acusación que, de ser cierta preocupa, pero que cuesta creer sea correcta, toda vez que estamos hablando de un exdirector general de la PDI que se destacó por el reposicionamiento de la Policía de Investigaciones, logrando una confianza y satisfacción de la opinión pública que otras instituciones envidiarían, y que incluso les permitió salir indemnes después del fallido operativo de Temucuicui.

Lo que sí llama la atención y hace difícil creer en un ilícito, es que a un exjefe de una de las policías lo pillen en un acto impropio, ya que uno pensaría que, si se va a portar mal, sabría cómo hacerlo y no realizaría acciones criminales dejando todo tipo de evidencias y huellas que lo incriminen, al punto de ser en extremo burdo para alguien que se dedicaba a pillar ladrones.

La querella contra Espinosa ha vuelto a colocar el tema de la probidad de las instituciones encima de la mesa, al punto que un connotado y prestigioso periodista llegó a decir que con esto se confirmaba que todos los institutos armados eran corruptos, algo que no deja de sorprender y hace pensar que ese profesional cometió un error o tuvo un lapsus mental, ya que, de no ser así, está faltando gravemente a la verdad y enlodando a instituciones como la Marina y la Fuerza Aérea, que no son en absoluto corruptas y no tienen casos que lamentar desde hace muchos años.

Lo mismo aplica a la actual administración del Ejército, la que se tuvo que hacer cargo de problemas del pasado y se hizo cargo de que no vuelvan a ocurrir, y lo mismo se podría decir del actual general director de Carabineros, quien tiene que modernizar su institución, a la vez que están manejando escenarios policiales complicados.

   Calificar a todas las instituciones de la Defensa de corruptas por hechos del pasado es una falacia y una falta de respeto con las personas que las integran, que buscan hacer bien su trabajo y que sirven a Chile sin reclamar cuando se les arrastra por el suelo o se les afecta su honra y prestigio, ya que, si lo hacen, se les califica de deliberantes e inconstitucionales.

Son tiempos complejos y agitados, y es por eso es que debemos cuidar el lenguaje y ser precisos en lo que decimos, evitando generalizar.

Decir que las instituciones armadas son corruptas sube el rating, pero si lo hacen deben hacerse cargo de sus palabras e indicar en qué se basan. Tiempo de que vuelva la racionalidad, las opiniones basadas en evidencias y de los argumentos no falaces.

Para ser precisos, la Armada tuvo un evento poco feliz en la compra de las fragatas holandesas, una acción que resultó con solo dos condenados, los que a la fecha del ilícito ya estaban en retiro. No hubo condenas a oficiales que hayan estado en servicio al minuto de la ocurrencia de los hechos.

Indicar que la Marina del bicentenario tiene faltas a la probidad es un juicio en extremo aventurado, más aun conociendo de los ambientes de control y gobierno corporativo de los que disponen, y que no tienen nada que envidiar a las organizaciones líderes en la materia.

Respecto a la Fuerza Aérea, está el caso de la compra de los Mirage a Holanda en 1994, pero desde entonces nada que reportar. Un hecho ocurrido hace 27 años no permite dar la calificación de corrupta a la FACH del 2021 y, menos, sabiendo de la corrección con que manejan su institución.

En lo que se refiere al Ejército de Chile, conocemos de múltiples casos complejos, pero son todos anteriores a la actual administración, la que ha puesto un foco importante en el control interno y los procesos de auditoría, llegando a implementar un modelo de prevención de delitos de la misma forma que lo hacen las empresas públicas y privadas que deben cumplir con la Ley 20.393.

No son actos de corrupción los casos que se conocen por pasajes y viáticos. A quienes se les acusa de haber hecho mal uso, cumplían en esa época los procedimientos establecidos para esos fines, algo que a la fecha no ha resultado en condenas, a pesar de estar siendo investigados por más de dos años, y que indica que la acción de enviar a retiro a buena parte de los generales en servicio a fines del 2018 fue incorrecta y apresurada, que en el fragor del combate puede haber aparecido como apropiada, pero que el tiempo ha demostrado que no fue la mejor decisión.

Lamentablemente, una acción que pareció correcta a la autoridad política afectó al prestigio y honor de muchos excelentes oficiales generales y superiores de esa institución, los que fueron forzados a un prematuro retiro.

Quién sabe si efectivamente hubo alguno que se aprovechó del sistema, pero de ahí a calificarlos a todos de corruptos o de realizar actos impropios, hay un largo trecho.

Gran parte de la responsabilidad de los casos de corrupción que hemos conocido son efectivamente por acciones incorrectas de los mandos de turno, pero podrían no haber ocurrido si es que las autoridades políticas respectivas de los ministerios de Interior y Seguridad Pública o del Ministerio de Defensa hubiesen hecho la pega de supervisar y controlar, algo que recién comenzó a realizarse en el ámbito de las Fuerzas Armadas, en forma efectiva, bajo la administración de Alberto Espina, en lo que considero fue su gran legado.

Para ir terminando y, en conclusión, calificar a todas las instituciones de la Defensa de corruptas por hechos del pasado es una falacia y una falta de respeto con las personas que las integran, que buscan hacer bien su trabajo y que sirven a Chile sin reclamar cuando se les arrastra por el suelo o se les afecta su honra y prestigio, ya que, si lo hacen, se les califica de deliberantes e inconstitucionales.

El odio a la libertad por Gonzalo Ibañez. El Mercurio de Valparaíso. 17 agosto 2021

Un aporte de nuestro Director, Francisco Alomar

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Impresiones de la Convención Constitucional por Mario Barrientos Ossa

Impresiones de la Convención Constitucional por Mario Barrientos Ossa

LAS OPINIONES EN ESTA SECCIÓN SON DE RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y NO REFLEJAN NECESARIAMENT EL PENSAMIENTO DE LA UNIÓN

La Convención Constitucional se creó merced a una reforma de la actual Carta Magna, está inserta en el estatuto constitucional vigente de Chile y sujeta a las limitaciones que ello conlleva. La Convención ha hecho declaraciones que exceden sus atribuciones, que afectan las de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, como es apoyar la amnistía de delincuentes comunes, pretendiendo que son presos políticos.

La Convención Constitucional nos deja una impresión inquietante, y es el motivo de mi comentario de hoy.

1.-Me parece extraño que, mirando las fotografías y videos que circulan respecto de sus sesiones, sea posible observar que en la testera no hay una bandera nacional, como acontece con todos los organismos que forman el Estado de Chile. Estimo que esta omisión debe subsanarse.

2.-La Convención Constitucional se creó merced a una reforma de la actual Carta Magna, está inserta en el estatuto constitucional vigente de Chile y sujeta a las limitaciones que ello conlleva. La Convención ha hecho declaraciones que exceden sus atribuciones, que afectan las de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, como es apoyar la amnistía de delincuentes comunes, pretendiendo que son presos políticos. Este tipo de declaraciones violenta lo que dispone el art.135 de la Carta Constitucional: “La Convención no podrá intervenir ni ejercer ninguna otra función o atribución de otros órganos o autoridades establecidas en esta Constitución o en las leyes”.

A la inversa, me parece impresentable que no se haya hecho un llamado a deponer la violencia en todo el país, de cualquier origen que sea, porque la existencia de la propia Convención demuestra que los temas nacionales deben discutirse al amparo del Derecho, lo que es enteramente contrario al uso de la violencia ilegítima. Este llamado está dentro de sus facultades, porque la condena a la violencia forma parte de la piedra angular constitucional, que es el estado de derecho, ni afecta las potestades de los poderes del Estado, pero nada ha dicho sobre tan vital tema.

3.-Recordemos que de 155 convencionales, 17 corresponden a representantes de los llamados pueblos originarios. Sin embargo, tales representantes han asumido la Presidencia de la Convención, dos vicepresidencias y una nutrida representación en varias comisiones.

Si analizamos cuantos chilenos dicen formar parte de los llamados pueblos originarios, conforme el último Censo, bordean un 10% del total de la población nacional. Ello condice con la existencia de los 17 cupos que les fueron reservados. Agreguemos que un 84% de ese porcentaje, es decir, un 8,4 por ciento de la población nacional, corresponde a los chilenos descendientes de mapuches, de donde se colige que los restantes pueblos originarios tienen una presencia menor dentro del tejido social de Chile.

Sin embargo, tales representantes han asumido posiciones directivas y adquirido una influencia inversamente proporcional a su verdadera representación, y han hecho declaraciones agresivas contra el Estado de Chile. No entendemos esta situación.

Hasta hoy, la Convención no nos impresiona favorablemente, el tiempo corre, nada sustantivo se ha avanzado en la tarea que les encomendó el pueblo de Chile, que es redactar un proyecto de reforma constitucional y no transformarse en la caja de resonancia de posiciones políticas. Confiamos en que la Convención vuelva al correcto orden, queremos que su trabajo sea fecundo, pero sobre bases republicanas y democráticas auténticas.

Acerca de Mario Barrientos Ossa.

Nació en Rancagua. Egresó del Instituto Nacional y cursó Derecho en la Universidad de Chile. Es Diplomado en Administración Pública y Magíster en Derecho de la misma casa de estudios. Se desempeñó como Contralor Regional y subjefe del Departamento de Estudios de la Contraloría. Posteriormente, fue Asesor Jurídico de la División El Teniente. A contar de 1994 ejerce liberalmente la profesión en su Estudio Jurídico. Fue alcalde de Rancagua y uno de los cofundadores de la Universidad Leonardo da Vinci. Fue profesor en la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación y en la Universidad de Aconcagua, cuya Revista de Derecho creó y dirigió. Se desempeñó como Abogado Integrante de la Corte de Apelaciones de Rancagua.

 Imagen. Fuente: https://www.idma.cl/2020/11/10/como-se-escogen-los-miembros-de-la-convencion-constitucional/

Un aporte de nuestro vicepresidente Gustavo Basso c,

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LOS TALIBANES, 20 AÑOS DESPUÉS: QUIENES SON Y DONDE HA ESTADO TODOS ESTOS AÑOS por Victoria García, Madrid—EL GOBIERNO AFGANO SE DESMORONA TRAS LA LLEGADA A KABUL DE LOS TALIBANES por Sayed Salahuddin

LOS TALIBANES, 20 AÑOS DESPUÉS: QUIENES SON Y DONDE HA ESTADO TODOS ESTOS AÑOS por Victoria García, Madrid—EL GOBIERNO AFGANO SE DESMORONA TRAS LA LLEGADA A KABUL DE LOS TALIBANES por Sayed Salahuddin

LAS OPINIONES EN ESTA SECCIÓN SON DE RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y NO REFLEJAN NECESARIAMENTE EL PENSAMIENTO DE LA UNIÓN

Allí entrenaba Al Qaeda y tras los ataques a las Torres Gemelas el 11 de septiembre, y la petición de Estados Unidos de que les entregara a Bin Laden, terminó en una invasión internacional el 7 de octubre del 2001 bajo el nombre de ‘Libertad duradera’.

Los talibanes surgieron como muyahidines guerreros contra la ocupación rusa del país. A partir de ahí, los gobiernos corruptos, líderes pastunes dictadores hicieron que el pueblo apoyara a este movimiento que defiende la versión más radical del islam y que se ha hecho con el control de Afganistán tras una fugaz ofensiva en las últimas semanas.

En la jornada de este lunes los movimientos recientes de los talibanes han desatado el caos en el aeropuerto de Kabul, donde miles de personas han intentado abordar vuelos de repatriación en el que era el primer día del país bajo el control de los talibanes después de que el propio presidente afgano, Ashra Ghani, saliera del país este domingo en secreto.

 Los primeros datos que se tienen de la existencia de los talibanes son los combatientes muyahidines que se enfrentaron a la ocupación soviética en los primeros años de la década de los 90.

Entonces Afganistán era un estado fallido, destruido por años de enfrentamientos contra los rusos y conflictos internos entre los llamados señores de la guerra que se enriquecían a costa de enfrentamientos étnicos y tribales.

La entonces Unión Soviética trataba desde principios de los 80 crear en Afganistán un gobierno socialista que respondiera a las directrices de Moscú.

 Para conseguirlo invadió el país, que por entonces era un territorio rural y muy pobre. Pensaba que iba a ser una ocupación exprés, una guerra sin apenas resistencia que les permitiría establecer su poder inmediatamente, pero ese fue su primer error.

Esa invasión provocó una guerra que parecía interminable. Tras gastar millones de rublos tuvieron que terminar marchándose de allí. Con el fin de esa aventura Afganistán entró en un periodo de inestabilidad política que aprovecharon los llamados señores de la guerra para establecer su poder en zonas del país, realizando enfrentamientos y escaramuzas étnicas y tribales.

  ¿Quiénes son? ¿De dónde proceden? ¿Cómo surgieron? ¿Dónde han estado todos estos años? Respondemos algunas de las preguntas más frecuentes

 

Estos señores de la guerra manejaban el tráfico de opio, del que Afganistán es el principal proveedor. Se estima que el 90% de la heroína del mundo proviene del opio. Las ganancias que genera la producción de la heroína son utilizadas para financiar a los talibanes y otros grupos islamistas.

Los antiguos soldados muyahidines que lucharon contra la invasión rusa son el germen de lo que luego se llamarían talibanes, cuya traducción podría ser “estudiante religioso” que siguen una doctrina islamista en la que se condena la anarquía que pululó en Afganistán durante esos años de libertinaje y de influencia occidental decían.

Los pastunes, la etnia que domina mayoritariamente Afganistán controlaba el sur y el centro del país, y allí es donde tienen su caldo de cultivo los talibanes. En el norte del país, el apoyo que reciben es mucho menor.

Pakistán y Arabia Saudí fueron sus mentores en aquella época y les dieron medios para que se enfrentaran a los señores de la guerra. Tras varios años de luchas, consiguieron entrar en Kabul y expulsar al último gran señor de la guerra, Ahmed Shah Massoud.

El Mulá Mohammed Omar era el líder de los talibanes en aquella época. De él apenas hay imágenes. Siempre se cuidó mucho de ser reconocido y apenas hay cuatro o cinco imágenes suyas.

En aquella época, una buena parte de los afganos celebró que los talibanes llegaran al poder. Ellos acabaron con la inestabilidad política y social que habían provocado años de conflictos internos. Castigaron con dureza la corrupción endémica del estado afgano e impusieron una serie de normas estrictas cuya base es una interpretación radical de la ley islámica.

Las mujeres quedan relegadas a un papel testimonial. No podían trabajar o estudiar, tampoco salir de casa sin compañía de algún familiar. El adultero conllevaba ejecución publica, el robo, amputación y las restricciones incluían cualquier tipo de arte.

A pesar de las denuncias de violación de derechos humanos, la atención del mundo se focalizó en Afganistán cuando surgieron las primeras pruebas de que acogía a terroristas. El aislamiento internacional incluyó a sus otrora padrinos.

 Allí entrenaba Al Qaeda y tras los ataques a las Torres Gemelas el 11 de septiembre, y la petición de Estados Unidos de que les entregara a Bin Laden, terminó en una invasión internacional el 7 de octubre del 2001 bajo el nombre de ‘Libertad duradera’.

En tres meses, los talibanes abandonaron y desaparecieron, pero lejos de diluirse lo que ha hecho estos años es aumentar su poder en las regiones periféricas de Afganistán. El modelo prooccidental que impusieron los americanos y británicos en Afganistán no solo no se consolidó, sino que la irrealidad económica del país estalló en la capital y nunca llegó al campo, donde la pobreza y el descontento crecían a igual ritmo que el poder talibán. Durante los años de ocupación occidental han realizado atentados y ataques a objetivos estadounidenses, pero poco más.

El gobierno central de Kabul recuperó las viejas acciones de corrupción, problemas incumplidos, caldo de cultivo perfecto para que los talibanes engrosaran sus filas y se prepararan para la lucha. Una lucha que ni les ha hecho falta.

En cuanto las tropas americanas han comenzado a retirarse, los talibanes han comenzado un recorrido en el que han ido haciéndose con todos los territorios por los que pasaban.

Fuente: Cadena SER, 16/08/2021

EL GOBIERNO AFGANO SE DESMORONA TRAS LA LLEGADA A KABUL DE LOS TALIBANES

Sayed Salahuddin

El País, desde Kabul, 15/08/2021

Veinte años después de que la invasión de Estados Unidos echara del poder a los talibanes, Afganistán vuelve a estar a merced de la milicia fundamentalista.

Los insurgentes han rodeado este domingo Kabul desde todos los frentes antes de entrar finalmente en la ciudad, tras una ofensiva relámpago en la que han conquistado en dos semanas una capital provincial tras otra (30 de 34), hasta hacerse con el 90% del territorio del país centroasiático.

Poco después de que se anunciara por la mañana la toma de Jalalabad, cerca de la frontera con Pakistán y la única gran urbe que le quedaba al Gobierno fuera de Kabul, la milicia inició el asedio con la orden a sus miembros de que evitaran un derramamiento de sangre.

La salida del país del presidente, Ashraf Ghani, conocida horas después, encarna la imagen de un Gobierno en vías del colapso un día después de que insistiera en “removilizar” sus fuerzas para detener un avance talibán que ha resultado imparable desde que lanzaron sus ataques en mayo, coincidiendo con el inicio de la retirada de las tropas de EE UU y sus aliados.

Abdullah Abdullah, el que fuera el gran rival político de Ghani, ha confirmado en medio de la confusión la salida del ya “expresidente” y ha criticado que dejara a su pueblo “en una mala situación”. La oficina de Ghani rechazó informar de su paradero “por seguridad”.

Abdullah, que integra junto a otros líderes políticos un consejo de coordinación para intentar gestionar un traspaso de poder, ha pedido a los ciudadanos “paciencia para estos días difíciles”.

Horas después de su marcha, Ghani ha asegurado que se marchó para evitar “un derramamiento de sangre en Kabul”. El presidente afirma en un mensaje publicado en la red social Facebook que decidió dejar el país para evitar choques con las milicias fundamentalistas que habrían puesto en peligro a los habitantes de la capital.

El presidente sale del país mientras los insurgentes entran en la capital para tomar el poder 20 años después de la caída de su régimen del terror. El miedo a la violencia se extiende por la ciudad.

De acuerdo con el portavoz habitual de los talibanes, Zabiulá Muyahid, han tomado la decisión de entrar en la ciudad después de horas apostados en los accesos para evitar “el caos y los saqueos” tras recibir información que aseguraba que las fuerzas de seguridad habían abandonado partes de la ciudad de Kabul y sus puestos de control. Los talibanes han anunciado la ocupación del palacio presidencial, lo que el Gobierno no ha confirmado.

El ministro del Interior en funciones, Abdul Sattar Mirzakawal, ha afirmado poco antes de conocerse la salida del mandatario que se avecina un traspaso pacífico del poder a un “Gobierno de transición”. En un mensaje de vídeo, ha dicho que los talibanes no atacarían Kabul como parte de un acuerdo. “La seguridad de la ciudad está garantizada, no será atacada (…), y el trato es transferir el poder pacíficamente al liderazgo de una Administración de transición, inshallah (si Dios quiere). Kabul está a salvo, pueden estar seguros”, ha dicho.

Suhail Shahein, un portavoz de los insurgentes ha asegurado en declaraciones a la cadena británica BBC que la milicia busca una transición de poder pacífica que se produzca en los próximos días. “No queremos ni un solo civil afgano inocente herido o muerto mientras tomamos el poder, pero no hemos declarado un alto el fuego”, ha declarado, por su parte, un jefe talibán en Doha (Qatar), donde se estaban manteniendo conversaciones con el Gobierno para el cese de las hostilidades.

Sin embargo, otros miembros de la milicia dijeron a la agencia Reuters que no buscan un Ejecutivo de transición tras su fulgurante victoria. En todo caso, los talibanes han lanzado llamamientos a la calma e insisten en que no pretenden una toma del poder violenta.

Estos anuncios, sin embargo, no evitaron que el miedo se apoderara de los alrededor de 4,5 millones de habitantes de Kabul, a los que se suman los miles de desplazados que han huido de otras zonas ante el avance de la milicia y se han instalado en parques y calles.

En el recuerdo de muchos está el anterior régimen talibán entre 1996 y 2001, cuando se aplicó una interpretación rigurosa del islam por la que se impusieron castigos físicos como latigazos y amputaciones por delitos como un robo, y se obligó a las mujeres a cubrirse con el burka y se les prohibió estudiar desde los 10 años. Ahora, los fundamentalistas intentan dar una imagen de mayor pragmatismo y moderación.

La inminencia de la llegada de la milicia ha provocado escenas de pánico y grandes atascos. Muchos ciudadanos se han apresurado a ir a los bancos para sacar dinero en efectivo y han descubierto en ese momento que el Gobierno ha restringido la retirada a 2.000 dólares.

Los habitantes de Kabul también han empezado a acopiar víveres en tiendas que también están a punto de cerrar por temor a una inseguridad prolongada, como ha ocurrido en el pasado cuando ciudad ha cambiado de manos.

Algunas calles están abandonadas, mientras que otras están congestionadas mientras la gente en automóviles se da prisa para llegar a casa -el Gobierno ha impuesto un toque de queda. “La gente tiene miedo de un posible saqueo generalizado por parte de hombres armados, delincuentes, secuestros, ataques y otros actos inmorales como las violaciones. Tememos que haya un vacío de poder”, ha afirmado Haji Imamd Dad, un funcionario de 48 años. En algunas zonas se han reportado ya saqueos menores y que dos policías han sido desarmados por una turba de jóvenes.

Las embajadas han acelerado la evacuación de su personal y las agencias de viaje han cerrado, según testigos. Se han cancelado vuelos nacionales e internacionales desde y hacia Kabul. Solo los aviones militares y las aeronaves de Estados Unidos y otras naciones de la coalición internacional que apoyaba al Gobierno han podido sacar a sus ciudadanos y diplomáticos, según varias fuentes.

Fuentes diplomáticas y medios locales apuntan a que Ali Ahmad Jalali, un antiguo ministro de Interior y académico que se formó en EE. UU., podría encabezar un Ejecutivo interino de transición, aunque no está confirmado si los talibanes estuviesen de acuerdo.

Según varias fuentes, un grupo de líderes de la guerrilla ha llegado a entrar en el palacio presidencial para hablar con Ghani sobre un traspaso del poder, pero este ha abandonado finalmente el país. Los talibanes han exigido durante su ofensiva en la dimisión de Ghani, que hasta este domingo lo ha rechazado. Horas antes de su marcha, su oficina incluso ha tuiteado que “las fuerzas de seguridad del país, en coordinación con los socios internacionales, controlan la situación de seguridad en Kabul”.

La escala y velocidad del avance de los talibanes ha tomado por sorpresa a los afganos y a la alianza liderada por Estados Unidos, en las dos últimas décadas ha invertido 83.000 millones de dólares (70.400 millones de euros) en equipar y entrenar a un ejército gubernamental que en muchos casos ha entregado las plazas sin resistencia o ha huido ante los insurgentes, que se han quedado con su armamento.

“Veinte años después de la invasión, Estados Unidos está abandonando Afganistán y deja un desorden. No sabemos qué pasará con este país, pero todos hemos perdido la esperanza de mejorar la situación”, afirma Tajuddin, un comerciante de alfombras de Kabul. “El mundo y los afganos deben responsabilizar a los líderes estadounidenses de iniciar esta guerra y, sin encontrar la manera de ponerle fin, irse ahora dejando a Afganistán en una situación peor que antes de la expulsión de los talibanes”, opinaba en medio de la incertidumbre que reina en Kabul.

“Es hora de que los líderes afganos se reconcilien y formen un Gobierno aceptable para todos. Los últimos 42 años de guerra demostraron que nadie ganará luchando, así que es hora de que forjemos un acuerdo, vivamos juntos y construyamos este país”, terciaba Rashid Sorosh, un maestro de escuela.

Los talibanes están pidiendo a los afganos que no se marchen del país por miedo. El principal portavoz, Zabihullah Mujahid, ha insistido en que se ha ordenado a los militantes que permanezcan a las puertas de Kabul y que la capital será entregada pacíficamente. Los combatientes tienen instrucciones de evitar la venganza o atacar propiedades.

Los hospitales y el aeropuerto seguirán operando y los suministros de emergencia no se verán interrumpidos, ha asegurado también la milicia, según Reuters. Los extranjeros que se encuentran en Kabul podrán salir de la ciudad, si así lo desean.

Evacuación de personal internacional y colaboradores. Las labores de evacuación del personal diplomático y colaboradores se han acelerado y Estados Unidos ha comenzado ya a evacuar su Embajada con helicópteros que conectan con el aeropuerto, tras el envío de tropas para proteger al personal. La semana pasada, la inteligencia estadounidense estimaba que los talibanes tardarían al menos tres meses en llegar a Kabul.

Este sábado aún se creía que contaban con al menos otras 72 horas antes de que conquistasen la ciudad. Este lunes el Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá de emergencia para tratar la situación en el país.

Miembros de equipos esenciales estadounidenses trabajan desde el aeropuerto de Kabul, según fuentes estadounidenses. Una fuente de la OTAN asegura que la organización “está evaluando los desarrollos en Afganistán de manera constante”. Estamos ayudando a mantener las operaciones en el aeropuerto de Kabul para mantener a Afganistán conectado con el resto del mundo”, ha aclarado la fuente, que ha añadido que la seguridad del personal es “primordial”.

El Ministerio de Exteriores español también acelera los planes para la evacuación de españoles y colaboradores afganos en Kabul, que se realizará “en cuanto sea posible”. El Gobierno británico ha manifestado que están trabajando en estos momentos para proteger al personal británico y ayudar a antiguos colaboradores a viajar a Reino Unido. El Ejército alemán iniciará este lunes los preparativos para evacuar a sus ciudadanos, personal de la embajada y trabajadores locales de Afganistán sin esperar al mandato del Parlamento, informa el diario Bild.

Tras la toma de Jalalabad este domingo por la mañana, Pakistán ha cerrado su frontera con Afganistán, un territorio que ahora está bajo control talibán, según ha informado el ministro del Interior pakistaní, Sheikh Rashid Ahmad. El único punto de salida del país en estos momentos es el aeropuerto de Kabul, todavía bajo control gubernamental.

Desde que el pasado abril el presidente estadounidense Joe Biden anunciase la retirada de todas sus tropas del país después de 20 años de guerra antes de la fecha simbólica del 11 de septiembre, los talibanes han tomado el país a una velocidad de vértigo.

A principios de mayo la guerrilla inició una gran ofensiva en la provincia de Helmand. Para mediados de julio los insurgentes controlaban ya la mitad de los distritos del país, según un general estadounidense.

El 6 de agosto, la ciudad de Zaranj, en el sur, se convirtió en la primera capital de provincia en caer a manos de la milicia. Desde entonces, han ido tomando una tras otra en una ofensiva relámpago hasta llegar este domingo a Kabul.

Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas C.

Columna de Opinión

Las últimas cartas al Director, de Adolfo Paúl Latorre.. Desarme de la población — Derecho a la vida — Vende patria.

Las últimas cartas al Director, de Adolfo Paúl Latorre.. Desarme de la población — Derecho a la vida — Vende patria.

LAS OPINIONES EN ESTA SECCIÓN SON DE RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y NO REFLEJAN NECESARIAMENTE EL PENSAMIENTO DE LA UNIÓN.

Cartas al los Medios de Comunicación de nuestro Director Adolfo Paúl Latorre

 Señor Director:

A continuación le hago llegar tres cartas motivadas por los siguientes artículos publicados en las ediciones del Chile Informa correspondientes a los días 12 y 13 de agosto:

—“Civiles desarmados y delincuentes armados” de Jaime Ojeda Torrent.

—“Candidata en apuros” de Raúl Rojas.

—“La cosa chilena de hoy” de Hermógenes Pérez de Arce.

                       Atentamente le saluda.

                                                                     Adolfo Paúl Latorre

                                                              

                                                                              

Desarme de la población

Los ciudadanos tienen el derecho a poseer y utilizar armas de fuego para poder defenderse de agresiones que pongan en peligro su vida, la de su familia o su propiedad; cumpliendo ciertos requisitos legales que sean razonables pero que no afecten este derecho en su esencia.

Hay personas que piensan, de buena fe, que mientras menos acceso tenga la población a armas es mejor. Otras piensan así en conformidad con el postulado 10 del “Decálogo de Lenin” —conocido como “Manual para tomar el control de una sociedad”—: “Registre a todos aquellos que posean armas de fuego, para que sean confiscadas en el momento oportuno, haciendo imposible cualquier resistencia a la causa” o bien con el postulado 10 del “Decálogo del joven socialista” de Santiago Carrillo: “Ármate tú, mientras haces todo lo posible por desarmar a un enemigo”.

Derecho a la vida

El derecho a la vida es el más fundamental de los derechos humanos; derecho que es vulnerado por quienes practican abortos directos provocados, denominados eufemísticamente “interrupción del embarazo”.

El no nacido o nasciturus es un ser humano distinto a su madre, con su propio código genético, aunque necesita de un entorno necesario para su desarrollo.

Hay quienes dicen que la mujer es la única que tiene el derecho a decidir sobre la vida del ser que lleva en su vientre. ¿No tienen derecho alguno ni el padre ni el nasciturus a quien se le está dando muerte?

Otras personas argumentan que el nasciturus no tiene derecho a la vida, por no ser jurídicamente una persona, olvidando que el Código Civil no dice que la persona comienza al nacer, sino que la existencia “legal” de toda persona principia al nacer, lo que es muy diferente.

 

Vendepatria

 

         Doña Michelle Bachelet no solo condecoró al promotor de la denominada “Enmienda Kennedy”. También condecoró con la medalla Bernardo O´Higgins a tres trabajadores de la empresa Rolls Royce que iniciaron un boicot para negarse a realizar la mantención a los motores de los aviones Hawker Hunter        —Bob Fulton, Robert Somerville y John Keenan; honor que les fue conferido en abril de 2015 por el embajador de Chile en el Reino Unido— en circunstancias que Chile estaba enfrentando delicadas situaciones de crisis con sus vecinos.

Viña del Mar, 15 de agosto 2021

Columna de Opinión

Sin Dios ni Ley —– Chile y la torre de Babel por Juan Pablo Zúñiga (VivaChile.org)

Sin Dios ni Ley —– Chile y la torre de Babel por Juan Pablo Zúñiga (VivaChile.org)
Interesante artículo que muestra como por la fuerza se ha tomado el territorio y se niega la entrada a autoridades y a la ley con la ceguera de poder ejecutivo
Juan Pablo Zúñiga H, VivaChile.org, 14/08/2021

 Desde el 9 de febrero de este año, cuando se emitió una orden de detención en su contra, Jorge Huenchullán se encuentra prófugo de la justicia.

En su casa, luego del fallido operativo que le costó la vida al subinspector Luis Morales, se habrían encontrado armas, municiones, 12 kilos de marihuana y más de 500 plantas de cannabis sativa.

Pero a diferencia de otros narcotraficantes de poca monta, Huenchullán no vive en una comuna de Santiago o en la capital regional de La Araucanía: es residente de Temucuicui, un territorio que algunos denominan autónomo y donde sus gobernantes han decretado la “clandestinidad política” de su compañero en rebeldía. Ahí nadie lo toca, ni ley o fuerza divina que lo amenace.

Mientras en los mentideros de La Moneda se diseña la próxima gira presidencial para mostrar orgullosos el exitoso proceso de vacunación en Chile y en los pasillos del Congreso se articulan complejos argumentos para justificar el cuarto -ahora sí que sí- único y excepcionalísimo retiro del 10% de los fondos de pensiones, en Ercilla se desconoce flagrantemente la existencia del Estado de Chile y la autoridad de las instituciones que la encabezan.

No sabemos cuántas personas viven al interior de Temucuicui, porque unos encapuchados impidieron que entrara el censo a medirlo; los servicios públicos no funcionan para exigir el cumplimiento de deberes, solo para entregar tierras, recursos y subvenciones por miles de millones; ningún Presidente de Chile ha podido entrar a Temucuicui y, al parecer, hasta ahora, ni Carabineros ni la PDI lo pueden hacer sin ser recibidos a balazos.

Lo que pasa en Temucuicui también ocurre en otras zonas de La Araucanía y Biobío, donde se ha extendido el pretendido derecho de algunos de imponer por la fuerza y la violencia reivindicaciones políticas e ideológicas, disfrazadas de derechos ancestrales.

Otro tanto ocurre en los más de 400 barrios críticos identificados por la fiscalía a lo largo del país, donde el poder del narcotráfico se impone por sobre el poder de los ciudadanos y las comunidades han sido reemplazadas por caudillos y ejércitos de productores y distribuidores de droga.

En cada uno de esos territorios y barrios, lentamente el Estado de Derecho ha sido vulnerado sistemáticamente y, eventualmente, reemplazado de manera integral por monarquías locales que mantienen capturada a la población que ha renunciado a su libertad.

Mucho podemos discutir sobre los programas de gobierno y los cambios que Chile requiere para seguir progresando en libertad que promoverán los candidatos presidenciales en los próximos meses. Probablemente, si están bien alimentados y con mejores instalaciones para refrigerarse, veremos enjundiosos debates en la Convención Constituyente –otro reducto donde se cambian las normas y regulaciones a voluntad– sobre el rol de Carabineros y la promoción del Estado de Derecho en nuestra futura configuración constitucional.

Pero de nada servirán las mejores leyes o la Constitución más perfecta si no hay un mínimo acuerdo común en cuanto a su implementación, donde, por ejemplo, un narcotraficante prófugo de la justicia no tenga la osadía de parapetarse en un territorio determinado de nuestro país sin que las fuerzas de orden puedan hacer nada para capturarlo y se produzca indignación en el gobierno o en sede legislativa.

Como ciudadano, que tiene acceso a esta privilegiada tribuna, no me queda más que encomendarme a Dios y a la Constitución vigente, para pedirles a nuestras autoridades que se indignen, al igual que yo, de esta flagrante vulneración del Estado de Derecho y que ocupen todas las fuerzas disponibles en capturar y encerrar al señor Huenchullán. ¿Es mucho pedir?

Chile y la torre de Babel
Juan Pablo Zúñiga H., VivaChile.org, Política, 14/08/2021

 “Confundamos su lengua, de modo que no se entiendan los unos a los otros” (Gen 11:7). En el conocido relato de la Torre de Babel, la consecuencia inmediata de la confusión fue la falla en la comunicación y, posteriormente, el fin de un proyecto común de esa sociedad.

Al quiebre en las tradiciones que nos aunaban como un solo pueblo, una sola nación, se suma la pérdida de un lenguaje común entre los chilenos. Con ello, la harmonía y la búsqueda -consciente o inconsciente- de un objetivo común, se perdió.

Esto es evidente al ver el funcionamiento aparente de la Convención Constitucional, en la cual se habla el lenguaje que le acomoda sólo a algunos; a aquellos que no encajan, se les silencia.

En los registros que existen sobre lo que sucede en la Convención, son evidentes las pifias e interrupciones cuando Marinovic, Cubillos, Álvarez, entre otros, valientemente intervienen, evidencia clara de la pérdida de civilidad y de comunicación.

Así mismo, la falta de transparencia en términos de la entrada de los medios de comunicación y la pauta de discusión diseñada para permitir la libre expresión sólo de algunos hace que la mentada Convención se desarrolle, en la práctica, en “cuatro paredes”, mismo mantra utilizado tan por las izquierdas para referirse al origen de la Constitución de 1980.

El uso y abuso de la cuestión indígena ha sido otro elemento que crea dificultades de entendimiento entre los chilenos, y, al mismo tiempo, promueve la segregación. En nuestro país cada chileno cuenta, pero cuando una institución que ha de redactar el texto constitucional no escatima en esfuerzos, polémicas y declaraciones en hacer alarde de la condición mapuche, que representa menos del 10% de la población nacional que se declara de esta etnia, deja en evidencia que no nos estamos entendiendo y que hay grupos étnicos privilegiados.

Más aún, no es de extrañar que el activismo indigenista rompa el balance de armonía y cree un disgusto por los pueblos originarios, malestar que perfectamente podría haberse evitado. Así mismo, el uso del mapudungun en sesiones oficiales, independientemente de que haya un intérprete, no es un llamado a que se respete su lengua ancestral, sino un apelo a crear distinciones, atentando gravemente contra el principio de que somos una sola nación.

El plurinacionalismo abre la peligrosa puerta para el surgimiento de movimientos nacionalistas que dañan el alma nacional y esteriliza el patriotismo que apunta a un horizonte común. Como señalara Charles de Gaulle “el patriotismo es cuando el amor a tu propio pueblo viene en primer lugar; el nacionalismo es cuando el odio por un pueblo diferente al tuyo viene en primer lugar”.

Será la casa de todos” rezaba el canto de sirenas que embelesó a tantos. No era la casa de todos, sino la de algunos y para lograrlo les era necesario hacer que la comunicación fuese lo más confusa posible, de manera que nos perdiésemos en la forma, mientras los ideólogos de la nueva Constitución se ocupasen del fondo. Para ello era necesario el lenguaje inclusivo -que no incluye, solo excluye- y el mapudungun -que no interpreta ni representa a la gran mayoría de los chilenos-.

Para volver a entendernos, el uso del sentido común es fundamental pues trae a la realidad las mentes embrujadas de tanto discurso delirante y, al mismo tiempo, interpreta de manera fidedigna lo que realmente preocupa a cada chileno, reorientando el horizonte de la República.

Un aporte del Director de la revista Antonio Varas C.

Columna de Opinión

¿ La fuerza o intolerancia de mis ideas? Por Antonio Yakcich —– La estrategia de Esval y Aguas Andinas: reforzar los embalses para evitar el racionamiento

¿ La fuerza o intolerancia de mis ideas? Por Antonio Yakcich —– La estrategia de Esval y Aguas Andinas: reforzar los embalses para evitar el racionamiento
LAS OPINIONES EN ESTA SECCIÓN SON DE RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y NO REFELEJAN NECESARIAMENTE EL PENSAMIENTO DE LA UNIÓN
La fuerza de las ideas ha movido al mundo desde siempre, de ello, si somos imparciales y objetivos en analizarlos, no hay duda alguna

Desde siempre y por supuesto en el presente, aparecen ciertas ideas que en sí mismas implican intolerancia, por cuanto independientemente de su trascendencia, se tratan de imponer sin considerar el pensamiento u opinión de aquellos que no concuerdan con ellas…………

Un aporte de nuestro Vicepresidente, Gustavo Basso C.

 

La estrategia de Esval y Aguas Andinas: reforzar los embalses para evitar el racionamiento

Ver en: http://www.df.cl/noticias/empresas/industria/la-estrategia-de-esval-y-aguas-andinas-reforzar-los-embalses-para/2021-08-10/205452.html

Fuente: Diario Financiero

Un aporte de nuestro Director Raúl Godoy Casas Cordero