Columna de Opinión

La débil lucidez en peligro por Cristián Warken Lhin

La débil lucidez en peligro por Cristián Warken Lhin
LAS OPINIONES VERTIDAS EN ESTA COLUMNA, SON DE RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y NO REFLEJAN NECESARIAMENTE EL PENSAMIENTO DE LA UNIÓN
Lo más grave es que muchos —incluida gente con formación universitaria, abogados, penalistas, etc.— saben que eso es mentira, pero callan por temor a la funa y el griterío. Se instala la deshonestidad intelectual.
En estos días en que algunos intelectuales de la talla de Fernando Atria han salido a la palestra a ponerle un piso teórico a la violencia durante el estallido del 2019, vale la pena volver a releer las lúcidas reflexiones del gran filósofo chileno Jorge Millas en el ensayo “Las máscaras de la violencia”, publicado en 1975. Millas releva como uno de los centros de su reflexión filosófica el sufrimiento humano que la violencia política provoca y que pretende invisibilizar u ocultar. Vale la pena volver a ese ensayo y leer un magnífico estudio sobre Millas de Maximiliano Figueroa, “Jorge Millas; el valor de pensar”, especialmente el capítulo “Filosofía y violencia: la perspectiva de las víctimas”.
Las reflexiones de Millas, nuestro Sócrates chileno, son muy iluminadoras hoy, cuando comienza a naturalizarse la violencia en el país y no nos sorprende ya que los funerales se realicen con escoltas con M16 ni que las mentiras se presenten —sin rubor alguno— como verdades. Una de ellas: que los actos delictuales o de destrucción durante el estallido social habrían sido necesarios para llegar a este proceso constituyente en curso. O que los autores de quemas de iglesias, bibliotecas, estaciones de metro, pequeños negocios serían “presos políticos”. Y que se invisibilice, de paso, a las víctimas de esos actos destructivos, pequeños empresarios y vecinos, gente humilde o de clase media, los verdaderos sujetos del malestar expresado en octubre del 2019. Lo más grave es que muchos —incluida gente con formación universitaria, abogados, penalistas, etc.— saben que eso es mentira, pero callan por temor a la funa y el griterío. Se instala la deshonestidad intelectual.
Para Millas, el ejercicio del pensar honesto coloca al hombre de frente consigo mismo, por lo que “no puede ocultarse el propio hombre (…), como responsable de muchas formas históricas de ese sufrimiento, incluso de aquellas implantadas para acabar con el sufrimiento”. Ese es el papel de la filosofía, contrapuesta a la ideología. Para Millas, la autenticidad filosófica debe hacer caer los fetiches ideológicos y denunciar sus trampas y todo tipo de chantajes (que el filósofo llama “repugnantes”) que busquen justificar la violencia para supuestos objetivos nobles.
No es la primera vez en la historia que intelectuales se presten para ponerle máscaras teóricas a la violencia, pero no debemos dejar de sentir una instintiva repugnancia ante ello.
 Millas desmonta una a una lo que llama las “falacias de género” usadas para normalizar la violencia como medio de acción política. Como cuando Marcuse dijo que la no-violencia de Martin Luther King o de Gandhi no era sino una expresión de la violencia. Millas refuta: “Gandhi al desobedecer opone una fuerza moral al dominador británico. Pero que sea moral y no física hace toda la diferencia del mundo”. Otra falacia: la de afirmar que el orden del derecho también es una de las formas de la violencia; Millas responde: “desde el momento en que la violencia se institucionaliza —esto es, se somete a un sistema normativo o, con más precisión, al orden jurídico— ya no es violencia”.
 Ahí lo riguroso es hablar de fuerza institucionalizada pero no de violencia institucionalizada. Pero donde Millas enciende más las alarmas es ante la afirmación de que la revolución implica como momento necesario la violencia para la conquista del poder. Ello equivaldría a instalar una forma de pensar que sirve para “apagar la postrera y débil lucidez frente a la inhumanidad de la violencia”. Esa “débil lucidez” es la que hoy está en peligro en nuestro país y es urgente que todos los intelectuales honestos y los políticos —de izquierda o derecha— con conciencia moral salgan a enfrentar toda mentira y máscara de la violencia, con coraje y sin cálculos —como lo hizo Millas en su tiempo—, o entraremos en una decadencia política y moral (además de intelectual) de imprevisibles consecuencias.
Cristián Warken Lhin
Profesor
Fuente: Columna de Opinión en El mercurio de Santiago, publicada el 15 de julio de 2021
COSUR: Página Editorial del sitio Web Cosur Chile y de su revista digital “Tres Espadas” www.cosur.cl y contacto@cosur.cl
Columna de Opinión

Pavimentando el camino. (carta al director

Pavimentando el camino. (carta al director)

LAS EXPRESIONES VERTIDAS EN ESTA COLUMNA DE OPINIÓN, SON DE RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y NO REFLEJAN NECESARIAMENTE EL PENSAMIENTO DE LA UNIÓN

Reemplazar el actual orden público económico por un modelo socialista; establecer severas restricciones al derecho de propiedad y a libertades de diverso orden; aumentar los tributos y establecer nuevos impuestos; transformar a la Fuerzas Armadas y de Orden de instituciones al servicio de la nación a instrumentos del gobierno —con lo que corren el riesgo de convertirse en instrumentos de tiranía y de corrupción

 

Sr. Director:

Muchos convencionales constituyentes pretenden “refundar el país”, cambiar su nombre y los símbolos nacionales; desmantelar la actual institucionalidad que establece las bases de una sociedad libre y sustituirla por otra que establezca una sociedad colectivista, igualitarista y estatista —un sistema que conlleva el germen del totalitarismo—; reemplazar el actual orden público económico por un modelo socialista; establecer severas restricciones al derecho de propiedad y a libertades de diverso orden; aumentar los tributos y establecer nuevos impuestos; transformar a la Fuerzas Armadas y de Orden de instituciones al servicio de la nación a instrumentos del gobierno —con lo que corren el riesgo de convertirse en instrumentos de tiranía y de corrupción—; abolir el Senado y reducir el Congreso a una cámara única; establecer derechos sociales ilusorios que no podrían ser satisfechos por el Estado —menos aun por la contracción de la inversión y del crecimiento que tales cambios acarrearían—; implantar varios idiomas oficiales; escribir el texto de la nueva Carta Fundamental con un grotesco lenguaje inclusivo; todo ello validando la violencia como método de acción política.

En fin, pretenden satisfacer exigencias identitarias y de grupos de presión y no las aspiraciones de las grandes mayorías, lo que atentaría contra la unidad nacional. No sería una Carta Fundamental en la que todos los chilenos se puedan sentir representados.

Todo lo anterior le está pavimentando el camino al “Rechazo” en el plebiscito de salida.

                                      Atentamente le saluda.

                                                                    Adolfo Paúl Latorre

                                                                          Abogado

Columna de Opinión

Hablemos de hipocresía, por Orlando Sáenz.

Hablemos de hipocresía, por Orlando Sáenz.

Creo que el defecto humano que más detesto es el de la hipocresía, o sea, aquel que consiste en aparentar, hasta con aspavientos, virtudes que no se tienen y demostrar repulsas por comportamientos ajenos en que se incurre cada vez que conviene. Como la hipocresía siempre ha sido un arma política, y nunca ha estado más en boga que en la chilena de hoy, me propongo analizarla y denunciarla en dos terrenos en que la conozco bien: en el de los derechos humanos y en el de la corrupción.

Es un hecho que nuestra civilización se ha propuesto resueltamente la monumental tarea de definir y hacer cumplir consecuencialmente un código de reconocimiento y respeto a bien precisos derechos humanos. La mayoría de la gente que conozco no parece darse cuenta de la profundidad ética y sociológica de ese propósito, que ninguna civilización anterior siquiera consideró. Pero, lo que todavía espera definición, es la normativa para compatibilizar ese respeto a los derechos humanos con la indispensable función coercitiva del Estado, la que es consustancial con su existencia misma, al punto de que todos los códigos penales que existen o han existido se basan en el principio de que el Estado tiene derecho a conculcar punitivamente algunos derechos humanos fundamentales cuando sus leyes son infringidas.

Esa indefinición todavía existente provoca que, mientras algunos estados no ceden en ninguna de sus capacidades coercitivas, hay otros que las merman de tal manera que pierden la capacidad básica de imponer el orden público y garantizar la seguridad de sus gobernados. Existe, pues, una amplia tierra de nadie conceptual en la que han encontrado terreno buena cantidad de organizaciones que, bajo el pretexto de vigilar el cumplimiento del respeto a los derechos humanos, se han convertido en templos de la hipocresía y en armas desestabilizadoras de los gobiernos democráticos en muchas partes del mundo. Varias de ellas, bajo ese pretexto, se han transformado en eficaces protectoras de los delincuentes y de los subversivos y lo hacen instrumentalizando a la justicia, a los políticos y a la opinión pública. Su principal instrumento para ello es el doble estándar con que magnifican los derechos de los infractores en detrimento de los de sus víctimas y, mucho más aún, los de los agentes del orden público.

A la sutil hipocresía del doble estándar, que magnifica los derechos humanos de unos mientras ignora los de otros, estas organizaciones que en verdad son instrumentos del extremismo político, añaden la mucho más exquisita de la elección de sus campos de acción. Saben que pueden atemorizar a los mandatarios y a las instituciones de las democracias anémicas de los países del Tercer Mundo siempre que no se les ocurra la idea de defender sus hipócritas ideales en los países poderosos. ¿Las ha visto alguien, alguna vez, amenazar con juicios o cárceles a un jefe de policía de Estados Unidos, por ejemplo, para no hablar de un alcalde o un gobernador o un presidente? Y eso que ahí tienen un caso como el chileno de Catrillanca casi cada semana. ¿Los ha visto alguien ir a meter las narices a China o a preocuparse del genocidio en marcha como es el de los palestinos en Israel?

Como creo que he demostrado la feroz incubación de hipocresías en la tierra de nadie que existe entre el respeto a los derechos humanos y el imprescindible poder coercitivo del Estado, invito a mis lectores a examinar más atentamente lo que ocurre en Chile, entendiendo que nuestro desdichado país es, en esto, un epicentro de este problema a nivel mundial. Aquí el abuso de esa hipocresía ha llevado al extremo de privar al Estado de toda capacidad para asegurar a sus ciudadanos la mantención del orden público y su frágil seguridad. El caso de la guerrilla en la Araucanía es emblemático. No conozco a nadie que espere que, con los procedimientos en marcha, ese foco guerrillero militarmente organizado sea controlado. Todos sabemos que se volverá endémico y solo terminará cuando su cáncer devore a todo el país o cuando surja un mandatario que se decida a extinguirlo por el único camino que es posible y que no es otro que el de una operación militar a buena escala. Y ello, porque es vano esperar una decisión semejante en el ámbito político de una democracia agónica como es la que tenemos hoy día.

El abuso de la hipocresía llega en Chile al extremo de que, con la máscara de la seriedad, se obliga a perder el tiempo de magistrados bien rentados en la estúpida consideración de situaciones que más parecen bromas que otra cosa. Somos el único país del mundo en que hay un policía procesado bajo la acusación de intento de asesinato con un chorro de agua desde un furgón policial durante un disturbio callejero. Somos el único país del mundo en que son más los agentes del orden muertos, procesados, heridos o exonerados que los terroristas con los cuales están combatiendo. Somos el único país de habla hispana en que el verbo manifestar es sinónimo de saquear, agredir, romper y derribar estatuas públicas y que, por eso, se supone un derecho inalienable. Somos el único país supuestamente democrático del mundo en que el mandatario más “prudente” de su historia (no confundir con “cobarde”) es constantemente acusado de abuso de poder por un Parlamento de vocación circense.

Tal vez lo más penoso de soportar en esta hipocresía institucionalizada, sea el verla instrumentalizada por quienes son los discípulos directos de los genocidas más grandes de la historia, como son los comunistas. Eso añade el agravio al efecto de su mañoso accionar porque implica suponer que todo el resto somos tan idiotas como para no darnos cuenta de su verdadero propósito que no es otro que privar al Estado de su capacidad para controlar su propia actividad desquiciadora.

Pero, con todo, tal vez la mayor hipocresía convertida en sistema de vida sea la que todos compartimos al seguir  pretendiendo que vivimos en una democracia en que está vigente un estado de derecho nunca vulnerado.

Fuente: https://ellibero.cl/opinion/orlando-saenz-hablemos-de-hipocresia-i/

Un aporte de nuestro Director Francisco Alomar

Las opiniones en esta sección son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

Columna de Opinión

PROTESTAS EN CUBA: 4 LECTURAS ESENCIALES SOBRE LA DISIDENCIA EN LA ERA POSCASTRISTA

PROTESTAS EN CUBA: 4 LECTURAS ESENCIALES SOBRE LA DISIDENCIA EN LA ERA POSCASTRISTA por Catesby Holmes, Internacional de editores Editor de política, The Conversation US The Conversation, 13/07/2021
Las opiniones de esta columna, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la UNIÓN
Algunos exigieron “libertad” y el fin de la “dictadura”, sentimientos antigubernamenameños de los que pronto se hicieron eco en Estados Unidos cubanoamericanos y políticos, incluido el presidente Joe Biden.
Las protestas callejeras estallaron en toda Cuba el 11 de julio de 2021, con multitudes de cubanos manifestándose contra la escasez de alimentos, la escasez de medicinas y la miseria económica en su nación insular.
Algunos exigieron “libertad” y el fin de la “dictadura”, sentimientos antigubernamenameños de los que pronto se hicieron eco en Estados Unidos cubanoamericanos y políticos, incluido el presidente Joe Biden.
En un discurso televisado, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, culpó de las manifestaciones espontáneas –con mucho las mayores protestas masivas en décadas– a la interferencia de Estados Unidos y amenazó con una “batalla en las calles”.
Los manifestantes dicen que cientos de personas fueron arrestadas.
Estas cuatro historias describen las condiciones actuales en Cuba y la historia reciente detrás de esta rara efusión pública de ira.
2018: Cuba obtiene un nuevo presidente. El Partido Comunista ha dirigido Cuba desde la Revolución Cubana de 1959.
Durante cinco décadas, su líder fue el ardiente y antiestadounidense revolucionario Fidel Castro. Castro dirigió el país hasta 2008, cuando enfermó y fue sucedido por su hermano menor más tenue, Raúl.
El joven Castro, también combatiente de la Revolución Cubana, mantuvo el control total de su partido sobre la política, pero liberalizó la economía de estilo soviético de Cuba, reconociendo la propiedad privada y permitiendo a los cubanos dirigir pequeñas empresas.
También cultivó una relación menos antagónica con los Estados Unidos durante la administración Obama.
EntrevistadosJosé J. González, Profesor Asociado, Estudios Globales, Universidad Estatal de los Apalaches, María Isabel Alfonso, Profesor de español, St. Joseph’s College de Nueva York y Guillermo M. LeoGrande, Profesor de Gobierno, American University School of Public Affairs
El retiro de Raúl Castro en abril de 2018 marcó el fin de la era revolucionaria. Pero la selección de Díaz-Canel como presidente en abril de 2018 parecía poco probable que anunciara el comienzo de una nueva Cuba.
“No espero ningún cambio drástico en la dirección de Díaz-Canel , al menos, no de inmediato”, escribió el analista de la American University Cuba William LeoGrande poco después de que Díaz-Canel asumiera el cargo.
Díaz-Canel es un experimentado conocedor del Partido Comunista y el sucesor elegido por Raúl Castro. Castro también permaneció en el gobierno de Cuba hasta 2021 como primer secretario del Partido Comunista, “posiblemente un puesto más poderoso que la presidencia”, dice LeoGrande.
Díaz-Canel llegó al cargo enfrentando serios problemas, incluyendo una economía débil y malas relaciones con Estados Unidos bajo el entonces presidente Donald Trump.
También se enfrentó a un nuevo desafío: internet, que acababa de estar ampliamente disponible para los cubanos de a día. El acceso a la información en línea y a las redes sociales hace que sea más difícil para Díaz-Canel reprimir la disidencia con la misma eficacia que para sus predecesores.
“La expansión de Internet en la isla comunista ha producido un creciente coro de críticos nacionales”, escribió LeoGrande.
2019: Cuba obtiene una nueva constitución. Esos críticos ganaron más margen para mostrar su descontento en febrero de 2019, cuando la Asamblea Nacional cubana aprobó una nueva Constitución cubana.
Incluía disposiciones que “ampliarían sustancialmente los derechos sociales, políticos y económicos en Cuba”, escribió la académica cubano-estadounidense María Isabel Alfonso.
Uno de esos derechos es la libertad de reunión.
“Anteriormente, los cubanos tenían el ‘derecho de reunirse, manifestarse y asociarse, con fines lícitos y pacíficos'”, explicó Alfonso, “pero solo como parte de la llamada ‘organización de masa’, el término cubano para los grupos estatales”.
La nueva constitución elimina la restricción de “organizaciones de masa”, dando teóricamente a las personas y a los grupos de la sociedad civil más libertad para reunirse.
Pero Alfonso advirtió que el gobierno aún podría tomar medidas enérgicas contra “organizaciones independientes, especialmente si esos grupos son de naturaleza política”.
En su artículo de febrero de 2019, cita al bloguero cubano José Gabriel Barrenechea diciendo que, en Cuba, “las reuniones espontáneas no se ven positivamente y siempre se perciben como el producto de una potencia extranjera”.
Entre otros cambios, la Constitución de Cuba de 2019 también dio legitimidad constitucional a las reformas económicas de Raúl Castro y limitó a los presidentes cubanos a dos mandatos de cinco años.
2020: Los artistas se rebelan. La nueva Constitución de Cuba refleja cómo Díaz-Canel ha seguido en gran medida el camino de su mentor Raúl Castro de dar gradualmente a los cubanos mayores libertades económicas y sociales, pero resistiendo la presión para una reforma democrática.
Un resultado de la decisión de Castro en 2009 de legalizar las pequeñas empresas, por ejemplo, fue un florecimiento del arte activista.
A medida que se abrieron galerías y teatros en toda Cuba, lo que permitió a los artistas mostrar su trabajo en espacios culturales no gubernamentales, “los artistas disidentes aprovecharon esta nueva libertad para promover sus demandas políticas”, dice Alfonso.
En 2018, el gobierno de Díaz-Canel emitió un decreto que imponía restricciones a la producción artística independiente y a los lugares culturales, lo que enfureció a muchos artistas. Luego, en noviembre de 2020, el gobierno allanó la casa de un artista que se opuso abiertamente al decreto del gobierno.
Artistas e intelectuales cubanos se rebelaron. Días después del allanamiento, unos 300 de ellos se reunieron vía WhatsApp para realizar una protesta frente al Ministerio de Cultura. Exigieron negociaciones con el gobierno para restaurar la libertad de expresión.
“Las negociaciones terminarían poco después de que comenzaran, seguidas de una gran ofensiva contra la disidencia”, escribió Alfonso. Pero “el tamaño, la duración y la naturaleza pública de la oposición de los artistas no tenían precedentes”.
El levantamiento de los artistas fue, dice, “una señal de cómo la resistencia en Cuba ha crecido y cambiado”.

2021: Termina la era Castro. Raúl Castro renunció a su alto cargo en el Partido Comunista en abril de 2021, dejando atrás una Cuba cambiada.

Ya no es un rival ideológico respaldado por los soviéticos –o una amenaza nuclear– a los Estados Unidos. Desprovista de patrocinadores comunistas internacionales y financieramente aislada del mundo por el estricto embargo estadounidense de décadas de antigüedad, Cuba está enferma.
Durante tanto tiempo, el barbudo y vestido de fatiga Fidel Castro defendió el dolor del pueblo cubano como la lucha justa de una nación orgullosamente soberana. Díaz-Canel, nacido en 1960, carece de la carismática capacidad de Castro para invocar el desvanecido pasado revolucionario.
Cada vez menos cubanos incluso recuerdan aquellos embriamudos años postrevolución, dice el historiador cubano Joseph González.
“A diferencia de sus padres y abuelos, los cubanos de 20, 30 y 40 años nunca disfrutaron de un contrato sostenido y funcional con el régimen: nosotros les proporcionamos la vida, y a cambio nos dan apoyo, o al menos aquiescencia”.
González dice que las generaciones más jóvenes en Cuba todavía confían en que el gobierno brinde atención médica y educación de calidad y gratuitas, ambos logros de la era de Castro.
“Pero saben que no puede alimentar, vestir y albergar a su gente de la manera más básica”, dice.
Hoy los cubanos tienen que apresurarse para sobrevivir; muchos trabajan dos trabajos. Un cambio de moneda reciente significa que el efectivo es escaso y muchos bienes cotidianos son inasequibles. Y después de un año manteniendo la pandemia a raya, el COVID-19 está aumentando en la isla.
Las protestas recientes sugieren que algunos cubanos están hartos de tanta lucha.
Catesby Holmes, Internacional de editores Editor de política, The Conversation US
The Conversation, 13/07/2021
Columna de Opinión

Jadue y el comunismo y obligación esencial del Estado por Adolfo Paúl Latorre. (Cartas al director)

Jadue y el comunismo y obligación esencial del Estado por Adolfo Paúl Latorre. (Cartas al director)

 

Para los comunistas chilenos su patria es la sociedad socialista, la que hay que crear “por las buenas o por las malas”; ya sea por la vía electoral o a sangre y fuego.

Llama la atención que el precandidato a presidente de Chile por el Partido Comunista Daniel Jadue haya logrado su expectante posición sin distanciarse de las doctrinas tradicionales de su partido.

Asimismo, llama la atención que conociendo la naturaleza del comunismo, su historia y las experiencias de los denominados socialismos reales, siga siendo una ideología que cuenta con numerosos adeptos. Como lo manifestó Francisco Bulnes Sanfuentes: “El Partido Comunista es una asociación política que persigue la obtención del poder no por las vías democráticas, sino por la violencia y la subversión; es una colectividad que se aprovecha del sistema democrático para reunir una minoría de fanáticos suficientemente fuerte para dominar con ella los puntos vitales de un país y conseguir, por la fuerza, la suma del poder”.

Lo anterior no le impide a dicho partido preparar su revolución y echar los cimientos de su monstruosa tiranía aprovechando las reglas del juego de la democracia liberal, que se caracteriza por la tolerancia y el pluralismo político.

Para los comunistas chilenos su patria es la sociedad socialista, la que hay que crear “por las buenas o por las malas”; ya sea por la vía electoral o a sangre y fuego.

                         Atentamente le saluda.

 

                                                                            Adolfo Paúl Latorre

                                                                                     Abogado

Viña del Mar 15 de Julio del 2021

Imagen comunismo: Pinterest.com

Obligación esencial del Estado

Señor Director:

La ceremonia fúnebre de Pablo Marchant, integrante de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), con una “guardia armada” formada por encapuchados portando armas de guerra alrededor del féretro y las incesantes ráfagas de disparos con diverso tipo de armamento, así como la extendida y extrema violencia ejercida contra personas y bienes en la “macrozona sur” llevada a efecto por un ejército irregular compuesto por guerrilleros y terroristas, son una clarísima manifestación de que la CAM y otras organizaciones afines constituyen un enemigo interno que está en guerra contra el Estado de Chile, pero éste no se ha dado por enterado de algo tan evidente.

Los gobernantes del Estado no han cumplido su obligación esencial que es la conservación del orden público y la vigencia del Estado de Derecho, para lo cual —junto con medidas que tiendan a atacar la raíz del denominado “conflicto mapuche”, originado principalmente por la nefasta “ley indígena”— deben aplicar la violencia física legítima del Estado necesaria para restituir el orden exigido por el bien común.

                  Atentamente le saluda.

                                                                            Adolfo Paúl Latorre

                                                                                   Abogado

Las opiniones en esta sección son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

 

Columna de Opinión

. ¿Votar o no votar? por Enrique Cordovez Pérez, Capitán de Navío. Repunte de los partidos tradicionales (El Mercurio, editorial 30/06/2021)

. ¿Votar o no votar? por Enrique Cordovez Pérez, Capitán de Navío. Repunte de los partidos tradicionales (El Mercurio, editorial 30/06/2021)
Las opiniones vertidas en esta columna, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión.
Si quieres rebelarte frente al mar de las desdichas no ganas nada al compartir temores en redes sociales. Es mejor destinar esa energía en apoyar al mejor de los candidatos de un pacto favorable. Y si no votas, después no te quejes.
HAMLET: “¿Qué debe más dignamente optar el alma noble entre sufrir de la fortuna impía el porfiador rigor, o rebelarse contra un mar de desdichas, y afrontándolo desaparecer con ellas?” ( 1)
Hay quienes se resignan a sufrir el rigor de la adversidad y otros que optan por rebelarse con la admirable tenacidad de los salmones. Entre los primeras está la mayoría de los chilenos que se abstiene de sufragar, pese a que en una democracia esta es la manera de evitar el sufrimiento de una fortuna impía.
El mar de desdichas causadas en Chile por movimientos que han legitimado la violencia, desde el estallido delictual del 18 de octubre de 2019, debería motivar, no sólo el rechazo de quienes reclaman su natural anhelo de vivir en paz, sino que la capacidad de recolectar votos para preservar el Estado de Derecho.
En la antigua Grecia el derecho a voto sólo podía ser ejercido por varones adultos que hubiesen terminado su entrenamiento militar. En Roma se circunscribía a los patricios y plebeyos, para elegir los magistrados, y en el circo la multitud podía votar, con el pulgar hacia abajo, para dar muerte al gladiador derrotado.
Tuvieron que transcurrir 14 siglos de imperios y monarquías para que en América se restauraran los regímenes democráticos. Primero con la creación de los Estados Unidos de Norteamérica y, mediante Juntas de Gobierno, en lo que hoy son los estados de México, Argentina, Ecuador y Chile. Dos fechas notables: El Congreso de Filadelfia (1776) el Congreso Nacional (1811), ambas un 4 de julio.
Abolida la esclavitud en Chile en 1823 y tras posteriores reformas constitucionales que eliminaron restricciones de edad, sexo, condición y algunos vicios electorales, en nuestro país hoy pueden votar todos los chilenos mayores de 18 años, hombres o mujeres, originarios o migrantes, incluso pueden hacerlo en el extranjero. Aun así, prima la abstención.
¿Por qué no votan los chilenos? Un estudio postula varias razones: Las personas sienten que no le llegaron los beneficios de la democracia, los procesos de participación no los toman realmente en cuenta, prefieren los líderes mediáticos a los políticos y estarían dispuestas a votar sólo si obtienen algo a cambio ( 2 ).
Puede que el desencanto con los “señores políticos” sea de larga data o más reciente porque la “alegría no llegó”. Lo cierto es que la democracia anduvo a trastabillones durante el siglo pasado y en este no ha caminado mucho mejor. Tuvimos una estabilidad binominal de 25 años, pero eso ya es cosa del pasado.}
Una pista para explicar la abstención nos la da el alcalde de la Pérgola de las Flores, cuando aconseja que “en política y amores decir NO es barbaridad…” Pero, cuando un actor político le dice SI a todo el mundo, nadie sabe lo que piensa ni lo que quiere, y se pierde entonces el frágil vínculo de la confianza.
De la confianza nace el compromiso. La palabra voto en latín significa hacer una promesa solemne, como los votos sacerdotales o los del matrimonio. Expresa la voluntad de una persona, para aprobar o rechazar, y para elegir candidatos.
El domingo 18 de julio se pondrá prueba nuestra voluntad de sufragar por los candidatos presidenciales de los pactos Chile Vamos y Apruebo Dignidad. Una elección que no da cuenta de todo el espectro político, porque es muy probable que haya otros pactos más adelante: uno de derecha y otro de centro izquierda.
Por esta razón algunas personas justifican la decisión de no votar ya que su candidato todavía no ha sido ungido. Pero, como decía un amigo que se cuidaba del colesterol: “Si no hay corvina, como merluza, pero carnes rojas jamás”.
¡Ojo con lo que dicen los medios! Quienes se proclaman ser mayoría representan en las últimas elecciones cada vez menos ciudadanos: un 50% en el plebiscito de octubre de 2020, 43% en las elecciones de abril y 19% en mayo de 2021.
Si quieres rebelarte frente al mar de las desdichas no ganas nada al compartir temores en redes sociales. Es mejor destinar esa energía en apoyar al mejor de los candidatos de un pacto favorable. Y si no votas, después no te quejes.
________________________________________________________
1.    William Shakespeare, El Soliloquio de Hamlet. Acto III, escena 1, año 1603
2.    Estudio de la Escuela de Ciencia Política de la U. Diego Portales, el Núcleo Milenio Desafíos a la Representación y la Consultora Subjetiva. La Tercera, 13 nov 2017
Página Editorial del sitio Web Cosur Chile y de su revista digital “Tres Espadas” Av. Bernardo O’Higgins 1452, piso 3, Santiago. www.cosur.cl y contacto@cosur.cl
 
Fuente: NOVEDADES COSUR CHILE DE 12 DE JULIO DEL 2021.
 Fuente fotografia: https://www.freepik.es/vector-premium/diseno-voto-elecciones-dibujos-animados_2208525.htm

El repunte de los partidos democráticos

En las elecciones regionales de Francia, los partidos tradicionales tuvieron su revancha de la golpiza que les propinara el electorado en 2017. Esta vez, ni Reagrupación Nacional, de Marine Le Pen, ni La Francia en Marcha, del Presidente Emmanuel Macron, obtuvieron los triunfos que necesitaban para desplazar a los viejos conglomerados.
Fueron los gaullistas de Los Republicanos (en siete regiones) y los socialistas unidos a ecologistas y otros partidos menores (en cinco regiones) los que retuvieron los cargos obtenidos en 2015. El buen desempeño en la gestión, una mejor organización política regional y también la capacidad de plantear ideas claras les permitieron a los “viejos” partidos recuperar un lugar relevante en la política francesa.
Si estos comicios se leyeran en clave presidencial, Macron y Le Pen —que lideran las encuestas— tienen varios desafíos que superar para llegar con comodidad a los comicios de abril de 2022.
Para comenzar, el novel partido de Macron demostró no tener suficiente arraigo en las provincias, lo que podría implicar una difícil campaña nacional el próximo año. Pero más complicado para el Presidente es que los republicanos, debido a los buenos resultados, pueden aspirar a presentar su propio candidato, con grandes opciones.
El domingo emergió con fuerza Xavier Bertrand, quien gracias al triunfo en su región se situó como el favorito del partido gaullista, el cual además tiene otras dos cartas posibles: Valerie Pecresse y Laurent Wauquiez.
Marine Le Pen tenía la esperanza de que, con un triunfo en el sur francés, su partido pudiera demostrar que estaba capacitado para gobernar.
Pero la renuncia del candidato Verde, justamente para evitar la victoria del postulante de ultraderecha, deja en evidencia que la resistencia a Reagrupación Nacional sigue fuerte, incluso en un área del país donde su mensaje antiinmigración tiene buena llegada.
Lograron recuperar un lugar relevante en la política francesa.
Ahora, la hija del fundador del Frente Nacional tendrá que enfrentar a las bases de su partido, que le critican haber suavizado el mensaje xenófobo para ganar más votos, lo que al final no le trajo la compensación esperada. Está por verse si ella se mantiene arriba en las encuestas para llegar en 2022 a una segunda vuelta.
Si bien los socialistas y verdes lograron retener sus cargos, las perspectivas para la competencia del próximo año no se ven tan halagüeñas para ellos. Por ahora, todo indica que la lucha se dará entre representantes de la derecha y centroderecha bien situados.
Por eso se habla de buscar una candidatura unida de la izquierda, la que tendría, sin embargo, que enfrentar a Jean Luc Mélenchon, el candidato de la ultraizquierdista Francia Insumisa, que quedó bien situado en 2017, por lo que no parece dispuesto a negociar con los partidos tradicionales, al menos por ahora.
Con todo, una elección regional no siempre puede proyectarse con rigor a una presidencial, más todavía si la abstención fue tan alta como la del domingo, cuando superó el 60 por ciento. Los candidatos tendrán que reforzar sus mensajes para encantar a una población que, por la pandemia o por el rechazo a los políticos, no se entusiasma por votar.

Fuente: El Mercurio, editorial 30/06/2021

 

Las opiniones en esta sección son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

Columna de Opinión

¿Votar o no votar? ( Enrique Cordovez Pérez, Capitán de Navío). Ni soberanía ni refundación (Pablo Ortúzar, Investigador del IES. La Tercera, Opinión, 10/07/2021) El mensaje de los Chacabucanos.(Centro de Generales del Ejército)

¿Votar o no votar? ( Enrique Cordovez Pérez, Capitán de Navío). Ni soberanía ni refundación (Pablo Ortúzar, Investigador del IES. La Tercera, Opinión, 10/07/2021) El mensaje de los Chacabucanos.(Centro de Generales del Ejército)
Las opiniones en esta columna son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión.
Si quieres rebelarte frente al mar de las desdichas no ganas nada al compartir temores en redes sociales. Es mejor destinar esa energía en apoyar al mejor de los candidatos de un pacto favorable. Y si no votas, después no te quejes. _______________________

HAMLET: “¿Qué debe más dignamente optar el alma noble entre sufrir de la fortuna impía el porfiador rigor, o rebelarse contra un mar de desdichas, y afrontándolo desaparecer con ellas?” ( 1)
Hay quienes se resignan a sufrir el rigor de la adversidad y otros que optan por rebelarse con la admirable tenacidad de los salmones. Entre los primeras está la mayoría de los chilenos que se abstiene de sufragar, pese a que en una democracia esta es la manera de evitar el sufrimiento de una fortuna impía.
El mar de desdichas causadas en Chile por movimientos que han legitimado la violencia, desde el estallido delictual del 18 de octubre de 2019, debería motivar, no sólo el rechazo de quienes reclaman su natural anhelo de vivir en paz, sino que la capacidad de recolectar votos para preservar el Estado de Derecho.
En la antigua Grecia el derecho a voto sólo podía ser ejercido por varones adultos que hubiesen terminado su entrenamiento militar. En Roma se circunscribía a los patricios y plebeyos, para elegir los magistrados, y en el circo la multitud podía votar, con el pulgar hacia abajo, para dar muerte al gladiador derrotado.
Tuvieron que transcurrir 14 siglos de imperios y monarquías para que en América se restauraran los regímenes democráticos. Primero con la creación de los Estados Unidos de Norteamérica y, mediante Juntas de Gobierno, en lo que hoy son los estados de México, Argentina, Ecuador y Chile. Dos fechas notables: El Congreso de Filadelfia (1776) el Congreso Nacional (1811), ambas un 4 de julio.
Abolida la esclavitud en Chile en 1823 y tras posteriores reformas constitucionales que eliminaron restricciones de edad, sexo, condición y algunos vicios electorales, en nuestro país hoy pueden votar todos los chilenos mayores de 18 años, hombres o mujeres, originarios o migrantes, incluso pueden hacerlo en el extranjero. Aun así, prima la abstención.
¿Por qué no votan los chilenos? Un estudio postula varias razones: Las personas sienten que no le llegaron los beneficios de la democracia, los procesos de participación no los toman realmente en cuenta, prefieren los líderes mediáticos a los políticos y estarían dispuestas a votar sólo si obtienen algo a cambio ( 2 ).
Puede que el desencanto con los “señores políticos” sea de larga data o más reciente porque la “alegría no llegó”. Lo cierto es que la democracia anduvo a trastabillones durante el siglo pasado y en este no ha caminado mucho mejor. Tuvimos una estabilidad binominal de 25 años, pero eso ya es cosa del pasado.}
Una pista para explicar la abstención nos la da el alcalde de la Pérgola de las Flores, cuando aconseja que “en política y amores decir NO es barbaridad…” Pero, cuando un actor político le dice SI a todo el mundo, nadie sabe lo que piensa ni lo que quiere, y se pierde entonces el frágil vínculo de la confianza.
De la confianza nace el compromiso. La palabra voto en latín significa hacer una promesa solemne, como los votos sacerdotales o los del matrimonio. Expresa la voluntad de una persona, para aprobar o rechazar, y para elegir candidatos.
El domingo 18 de julio se pondrá prueba nuestra voluntad de sufragar por los candidatos presidenciales de los pactos Chile Vamos y Apruebo Dignidad. Una elección que no da cuenta de todo el espectro político, porque es muy probable que haya otros pactos más adelante: uno de derecha y otro de centro izquierda.
Por esta razón algunas personas justifican la decisión de no votar ya que su candidato todavía no ha sido ungido. Pero, como decía un amigo que se cuidaba del colesterol: “Si no hay corvina, como merluza, pero carnes rojas jamás”.
¡Ojo con lo que dicen los medios! Quienes se proclaman ser mayoría representan en las últimas elecciones cada vez menos ciudadanos: un 50% en el plebiscito de octubre de 2020, 43% en las elecciones de abril y 19% en mayo de 2021.
Si quieres rebelarte frente al mar de las desdichas no ganas nada al compartir temores en redes sociales. Es mejor destinar esa energía en apoyar al mejor de los candidatos de un pacto favorable. Y si no votas, después no te quejes.
________________________________________________________
1.    William Shakespeare, El Soliloquio de Hamlet. Acto III, escena 1, año 1603
2.    Estudio de la Escuela de Ciencia Política de la U. Diego Portales, el Núcleo Milenio Desafíos a la Representación y la Consultora Subjetiva. La Tercera, 13 nov 2017
Página Editorial del sitio Web Cosur Chile y de su revista digital “Tres Espadas” Av. Bernardo O’Higgins 1452, piso 3, Santiago. www.cosur.cl y contacto@cosur.cl

Fuente: NOVEDADES COSUR CHILE DE 12 DE JULIO DEL 2021.

 Fuente fotografia: https://www.freepik.es/vector-premium/diseno-voto-elecciones-dibujos-animados_2208525.htm

 

Ni soberanía ni refundación

 

Pablo Ortúzar, Investigador del IES
La Tercera, Opinión, 10/07/2021


La filósofa Jean B. Elshtain explicaba que la idea de soberanía, de un poder temporal último y absoluto, había derivado desde ser un rasgo atribuido a Dios, a una cualidad reivindicada consecutivamente -y, a veces, paralelamente- por papas, reyes, la nación, el pueblo y, finalmente, el individuo.
La nuestra es la época de la soberanía de la voluntad individual: cada cual exige decidir el contenido de su identidad e imponerla al resto. Luego, atribuir rasgos no elegidos comienza a ser considerado violento. El neoliberalismo, si es algo, es esta ideología de la razón del cliente.
Esta visión choca con la idea de representación: ¿Cómo un individuo soberano va a ser representado por otro? Toda mediación es sospechosa. El rol del Estado, así como el del mercado, es simplemente asegurar los medios para la autodeterminación. Liberar a cada mónada de la necesidad material de las demás.
El resultado es un egoísmo colectivo igualitarista. Y el cierre cognitivo es provisto por las redes sociales y sus “verdades” a la medida. Así los antivacunas de todos los partidos.
La crisis política chilena ha hecho visibles las contradicciones de esta ideología: una de las mayores protestas de nuestra historia no generó liderazgos ni petitorios claros. La famosa “multitud” imaginada por Negri en oposición a la “masa” va mostrando su propio lado oscuro y antipolítico. Más dioses y bestias que ciudadanos.
Los delirios absolutistas de algunos miembros de la convención son otro ejemplo: bajo la visión de la soberanía popular, los momentos soberanos del proceso serían los plebiscitos de entrada y salida.
Entremedio habría delegados cumpliendo un mandato enmarcado en el acuerdo de noviembre. Pero varios constituyentes se creen titulares de una potestad total para usar a discreción.
De ahí el desfile de divos solipsistas incapaces de representar, así como la apología del violentismo de personajes como Atria, que prefieren imaginarse como titanes refundantes que como funcionarios del acuerdo que salvó la democracia. No será manicomio, pero muchos se creen Napoleón.
Otro problema es la paradoja identitaria: para que cada uno pueda definirse a voluntad se necesita un catálogo identitario. Ello impulsa un boom de lo tradicional/subalterno considerado popular y genuino (pueblos originarios, Loncón), en oposición a lo urbano/hegemónico, considerado elitista y falso (Bassa con irónico desgarbo, pifiar el himno).
Sin embargo, lo tradicional/subalterno debe ser pasado por el tamiz neoliberal para su consumo masivo. Y el resultado es su disolución. Queremos comunidades robustas, con formas de sentido fuertes, pero necesitamos disolverlas para consumirlas.
En clave negativa o positiva, todo signo disponible es convertido en mercancía y espectáculo. Machitún exprés. Lápiz de Allende a luca y a mil. Simulación y simulacro, a la Baudrillard.
De este laberinto no hay salida sin dejar ir la noción de soberanía, fuente de los peores delirios políticos colectivos e individuales. Hay que reconocer que no hay autoridades temporales absolutas ni refundaciones totales es la matriz de todas las humildades que Chile necesita.

Ojalá extirpar el concepto de la Constitución para comenzar a sanarnos de él.

El mensaje de los Chacabucanos 

“Juro por Dios y por esta bandera, servir fielmente a mi Patria, ya sea en mar, en tierra o en cualquier lugar, hasta rendir mi vida si fuese necesario. Cumplir con mis deberes y obligaciones militares, conforme a las leyes y reglamentos vigentes. Obedecer, con prontitud y puntualidad, las ordenes de mis superiores, y poner todo empeño en ser, un soldado valiente, honrado y amante de mi Patria.”
 
Ver en adjunto el texto completo.

Las opiniones en esta sección son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional