Columna de Opinión

GENERAL FERNANDO TORRES SILVA (QEPD)

GENERAL FERNANDO TORRES SILVA (QEPD)
“Por una razón humanitaria, de dignidad de la vida y de permitir que la cercanía de la muerte de esas personas las encuentre acompañada de su familia y seres queridos, creo conveniente sustituir la pena de prisión en un establecimiento carcelario, por arresto total en su propio domicilio…” (Sebastián Piñera)
Sin lugar a dudas, un embuste más de todos aquellos que le hemos escuchado al Presidente en sus innumerables referencias a los presos militares.
Hoy, el General Fernando Torres Silva, recluido en el Penal de exterminio de Punta Peuco, falleció producto de una larga enfermedad después de tres meses de agonía en el Hospital Militar.
Con un gobierno absolutamente inmovilizado y neutralizado, con las encuestas que lo tienen con un porcentaje escuálido, con la macro zona sur abandonada a su suerte a manos del narcoterrorismo, con los partidos políticos que apoyan (o apoyaban) al gobierno, totalmente dispersos y con luchas internas; la apreciación ingenua y mal intencionada de no querer incomodar a la oposición y agitar las aguas; y con las elecciones ad portas, seguramente provocaron un contubernio entre el aparato comunicacional y Justicia del gobierno, para indultar en el umbral de la muerte al prestigioso General Torres, sin permitirle a través de la burocracia, terminar sus últimos días junto a sus seres más queridos en su hogar. Sumo a lo anterior, el hipócrita, medroso y apocado silencio de los tartufos derechistas, salvo contadas excepciones, que al alero de los soldados salvaron su pellejo, sus bienes, sus familia y permitieron por décadas a este país vivir en paz.
Los militares y nuestras familias tenemos un arma, nuestro voto. En lo personal, no emitiré mi voto por nadie que nos haya traicionado, guardado silencio y haya sido indiferente al sufrimiento de los militares procesados, condenados y prisioneros. Sabemos quienes son y se asombrarían al ver nuestros WhatsApp.
El tratamiento dado por el gobierno al Gral. Fernando Torres Silva (Q.E.P.D.), es la expresión de la crueldad como fuerza de los traidores y mentirosos, utilizada inmoralmente para esquivar criticas en el momento político deplorable y desastroso que vive.
Sr. General Fernando Torres, descanse en paz, está libre, y su vida seguirá presente en el recuerdo espíritu de quienes conocimos de su trayectoria.
Yo tenía un camarada…

General Hernán Núñez Manríquez

 

Las opiniones en esta sección son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional.

Columna de Opinión

¿Que se fizo el rey don Juan?

¿Qué se fizo el rey don Juan?

 

El movimiento triunfante no es una orgánica. No tienen líderes conocidos, tampoco se conocen sus agendas políticas o económicas. Y entre los perdedores también habrá un ajuste de cuentas que moverán lo poco que irá quedando de la vieja clase política.

Cesar Barros, La Tercera, Pulso PM, 17/05/2021

Hasta ayer AM se hablaba de “elección incierta” y todos convocaban a la eterna sabiduría del pueblo chileno, donde la cordura siempre se impone.

Pero lo inesperado de esta elección es un duro golpe a la clase política, pero también a los empresarios.

Temas que se creían superados: Banco Central independiente, Fisco equilibrado y propiedad privada, ya no se ve tan claro que sean instituciones tan permanentes y compartidas como se creyó hasta ayer. Y habrá que reunir a nuevas fuerzas políticas, y a viejos adversarios, para que prosperen esos mínimos comunes, que ahora serán aún más mínimos.

El movimiento triunfante no es una orgánica. No tienen líderes conocidos, tampoco se conocen sus agendas políticas o económicas. Y entre los perdedores también habrá un ajuste de cuentas que moverán lo poco que irá quedando de la vieja clase política.

Extrañamente, los mayores perdedores fueron los que firmaron para elegir a esta constituyente: nadie sabe para quien trabaja.

Pero golpe sentimental aparte, las empresas seguirán funcionando. También lo hacen en La Argentina, y lo hicieron en la UP. Es cierto que el proceso de inversión se hará más lento. Pero no va a desaparecer. Hay inversiones impostergables. Otras en marcha que no se pueden detener. Y la vida sigue para empresarios grandes, medianos y pequeños.

Tendrán que conocer a esos nuevos líderes independientes. Será un proceso de aprendizaje mutuo: para los nuevos políticos y para los viejos empresarios. El empresariado solo murió detrás de la cortina de hierro, y al final, rebotó en la ex URSS, en la China que fue de Mao y resucitará algún día en Cuba.

¿Se va a pasar susto? Claro que sí. Pero habrá, inexorablemente, una transición en que nadie querrá perderlo todo. Ya no hay bolcheviques. Es más, los que más perdieron han sido ellos, que desde 1989 ya no son actores en ningún país con algún peso específico a nivel mundial o regional.

Y el mundo se viene recuperando económica y políticamente, a pasos gigantes. China, EE.UU., Europa y Asia en general. Por eso suben los precios de los commodities -cobre incluido- y Chile está – quiéranlo o no algunos- en una economía mundial pujante. Y esa economía nos va a arrastrar hacia arriba, a pesar de la incertidumbre que hoy debe agobiar a muchos empresarios.

Ser empresario es enfrentar incertidumbres. Es aplicarles talento para salir adelante. Es aprender de las lecciones buenas y malas que trae la vida empresarial. Ahora enfrentan un escenario desconocido: no saben a quién hablarle. Tampoco saben lo que los nuevos dirigentes políticos piensan.

Se armarán nuevas alianzas, habrá nuevas conversaciones. Antiguos enemigos se transformarán en nuevos amigos. Y se van a repensar muchas prácticas elevadas a dogmas, tales como el híper presidencialismo, la súper focalización, y la sobrevivencia perdurable de la ex Concertación.

Y entre las nuevas caras elegidas hay muchas personas razonables. Solo que no los conocen, pero no hay caso: tendrán que conocerlos desde la humildad, virtud no tan común en el ambiente empresarial, donde todo es ser más grande, más potente y rentable.

Y el mundo no viaja hacia la izquierda. Es cosa de mirar a España, a Francia y Alemania. El socialismo europeo ya casi no existe. Bueno, parece que en Chile tampoco. Ni siquiera el PC chileno -uno de los pocos que van quedando- querrá que se les venga un muro encima. No querrán ser Venezuela, ni Cuba o la Argentina Kirchnerista.

Apareció una nueva clase política. Distinta, sin duda. Pero tampoco son marcianos. También se van a tener que entender con los empresarios. Y los empresarios con ellos. Y es muy probable que, de aquí a un año, la vida retome su normalidad.

Pero para eso es necesario dar la pelea en el mundo de las ideas y de las redes sociales. Contestarle a los “sabios”, que creen saber economía aprendiéndola desde Google. No dejar pasar a la ignorancia. No aceptar la dictadura soberbia del nuevo fascismo de izquierda.

En el mundo empresarial nada está fijo. Los ricos de antes de la UP no lo fueron después. Los de antes de la crisis del 82-85 ya no lo son. Y los que vienen serán otros.

Miren cuáles son las empresas más grandes del mundo hoy. Y ¿dónde están ahora Exxon, IBM, GE, etc.? ¿Quién conocía en los 80 a Bill Gates, Jeff Bezos o Elon Musk?

Como en las coplas de la muerte de Jorge Manrique: “¿Qué se fizo el rey Don Juan? Los infantes de Aragón, ¿qué se fizieron? ¿Qué fue de tanto galán? ¿Qué fue de tanta invención que truxeron?”.

Y este remezón va a lijar viejas herrumbres, y va a sacar a la luz nuevos talentos. La vida empresarial no es fácil. Pero es fascinante, y sobrevivirá este terremoto, como siempre lo ha hecho.

Esto no es peor que la UP en plena guerra fría. Ni el cambio del dólar de $39 a $65 en pocos meses. Ni el sismo del 2010.

Y al igual que esos eventos, será superado, porque hay talento empresarial. Donde no hubo talento fue en la clase política que nos arrastró a la realidad de ayer

 

Las opiniones en esta sección son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional.

Columna de Opinión

El sacrificio del Comandante Prat

El sacrificio del Comandante Prat
La conmemoración de hoy 21 de mayo representa, en lo que a la construcción de Estado y Nación se refiere, un momento relevante.
El sacrificio del Comandante Prat, el que se convirtió en el arquetipo del cumplimiento del deber en la construcción del ideario nacional. Un héroe unificador, no divisivo, en el que la nación chilena ha seguido encontrando un modelo de rol hasta nuestros días.

Fernando Wilson

Académico Facultad de Artes Liberales

Columna de Opinión

¡A DERROTAR A LOS ENEMIGOS DE CHILE!

¡A DERROTAR A LOS ENEMIGOS DE CHILE!
Tras el desastre de Cancha Rayada el 19 de marzo de 1818, el pesimismo se había apoderado de los patriotas. Muchos se prepararon para abandonar el país. El 23 de marzo, Manuel Rodríguez convocó a un cabildo donde los arengó a permanecer en el país, a confiar en sus capacidades y a defender la libertad de la naciente república, diciéndoles: “¡Aún tenemos Patria, ciudadanos!”. Dos semanas después, el 5 de abril, el ejército chileno derrotó definitivamente al ejército español en la batalla de Maipú, consolidando la Independencia de Chile. Así se tejen los triunfos, con fe y convicción, con determinación y unidad.
Hoy, como ayer, cunde en Chile el pesimismo y la desesperanza, hoy como ayer las dudas y el enemigo quieren dividirnos. La nueva fragilidad del Estado de Derecho y la recesión económica, con su tremendo impacto sobre el empleo y las expectativas, son ahora la catástrofe que angustia y deprime a los chilenos, pero más que preocuparnos, ocupémonos, más que quejarnos, más que desalentarnos, busquemos el problema y sobre el tomemos decisiones porque “¡Aún tenemos Patria, ciudadanos!”.
¿Cuál es el problema?: nos han apartado del camino que lleva al progreso y al desarrollo, vendiéndonos soluciones aparentemente estupendas, pero que son solo recetas añejas, inoperantes, destructoras de riqueza, que nos perpetuarán en la miseria, que nos harán a todos igualmente pobres. ¿Cuántos han logrado, con sacrificio y esmero, salir de la pobreza en Chile para alcanzar un estándar que les permite un vivir mejor que padres y abuelos? Muchos, a ellos hay que hablarles, porque a ellos nadie les regaló nada, solo con su esfuerzo lograron salir adelante, y todo gracias a que el país hizo las cosa bien y logró generar oportunidades. No hay otra receta.
Que nuestros políticos abandonen la fracasada política de ceder espacios a la izquierda y decidan, de una vez por todas, gobernar con las ideas que tanto han beneficiado a todos los chilenos. A aquellos que temen que ello signifique tener enemigos en la izquierda les diría: “Una pena, amigo mío: ese alarde es vano. Aquel que participa en la refriega del deber, que los valientes soportan, debería haber hecho enemigos. Si no los tienes, pequeño es entonces el trabajo que has hecho. Si a ningún traidor has escarmentado, si ningún zafio patán te ha calumniado, si ningún entuerto has enderezado, entonces… has sido un cobarde redomado”. (Poeta escocés Charles MacKay)
No nos olvidemos que fue el liderazgo y el coraje moral de miles patriotas, al más puro estilo de Manuel Rodríguez, imbuidos con las ideas de la libertad lo que puso a Chile en el camino al desarrollo luego del desastre de la Unidad Popular. Debemos volver a nuestras convicciones para que podamos derrotar este 15 y 16 de mayo a los enemigos de Chile.

NICOLAS KIPREOS ALMALLOTIS

Las opiniones en esta sección son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional.

 

Columna de Opinión

LA PALABRA Y EL ENEMIGO

LA PALABRA Y EL ENEMIGO

“Existe una cruzada atávica contra el otro, contra la derecha, contra el neoliberalismo, contra las AFP, contra el sistema e incluso contra el Estado de Derecho”.

Leonidas Montes. El Mercurio, Columnistas, 29/04/2021

En este ambiente tan agitado, política e institucionalmente tenso, fue refrescante escuchar a Iván Jaksic hablando de Andrés Bello en la Academia Chilena de la Lengua. Su legado nos dejó profundas huellas. Llegó en medio de una crisis severa. Y todo lo hizo a través de la palabra.

Me acordé también de esa famosa carta que escribe al llegar a Chile. Echa de menos la pintoresca vegetación de Caracas, sus cultivos y la rica vida intelectual. Pero agrega que en nuestra incipiente patria se disfrutaba “de verdadera libertad; el país prospera; el pueblo, aunque inmoral, es dócil” (20 de agosto de 1829). Con nuestra libertad y prosperidad muy golpeadas, conviene pensar nuevamente sobre el sentido de esta frase.

Respecto de nuestra docilidad, la realidad ha cambiado. Solo recuerde esas colas del gran Transantiago, con miles de chilenos resignados y refunfuñando durante esas largas esperas. Partían a su trabajo al amanecer y regresaban de noche, cansados y echando una pestañeada con la cabeza apoyada sobre un vidrio empañado. Iván Poduje, en “Siete Kabezas”, atribuye al Transantiago gran parte de la ira acumulada. Esa rabia explotó con la crisis social del 18 de octubre. Sabemos que Chile ya no es un país dócil.

Nuestra inmoralidad no cambia. Basta ver las noticias o alguna prédica del Savonarola de turno en los matinales. En el debate ya no escuchamos mentiras ingenuas —esas equivocaciones que se pueden corregir y de las cuales uno se puede arrepentir—, sino engaños muy bien pensados y planificados. Por cierto, en períodos electorales abundan las promesas y las descalificaciones. La lucha por el poder aguijonea los ánimos. Y aunque la libido dominandi irrumpe con fuerza, también es cierto que los votos la tranquilizan.

En este mismo espacio escribí sobre la curiosa influencia de Carl Schmitt en Chile (aprovecho de agregar otra curiosidad: su influencia en China es grande).

Este férreo crítico del liberalismo y de la libertad —el Kronjurist que orientó el camino al Tercer Reich— centra su lógica política en una contienda entre amigos y enemigos. El enemigo es el otro que no piensa como uno, el extraño que no pertenece a la tribu. La política sería una guerra permanente, un estado de naturaleza hobbesiano. Estas ideas parecieran guiar el juego político actual. Javiera Parada fue tildada, a lo menos, de traidora. Y todo esto, por ser libre.

Además del evidente parlamentarismo de facto, vivimos una especie de binominal de facto. Como si regresáramos a la Guerra Fría, entramos en un odioso y peligroso juego de todos contra la derecha. En un país de amigos y enemigos, de buenos contra malos, esa simple expresión “por las buenas o por las malas” ha calado hondo. Existe una cruzada atávica contra el otro, contra la derecha, contra el neoliberalismo, contra las AFP, contra el sistema e incluso contra el Estado de Derecho. Y pareciera que todo eso se personificara en la figura del Presidente de la República.

El Presidente Piñera ha cometido errores. Tiene, como todos nosotros, sus defectos. Pero en esta campaña para convertirlo en el enemigo público por antonomasia, debemos reconocer su fortaleza y apego republicano.

Hace ya tiempo venimos caminado sobre una peligrosa cornisa. Hace ya tiempo hay señales inquietantes. Se celebra a Lenin, se llama a desconocer las elecciones en Ecuador y la comisión de Derechos Humanos de nuestro Senado sería presidida por un amigo, promotor y defensor de la dictadura venezolana.

Pese a todo, el espíritu liberal y republicano de Andrés Bello sigue vivo. Y para eso los tres poderes del Estado —Presidencial, Legislativo y Judicial— deben sostener el edificio institucional. Como decía Andrés Bello, la palabra, la política y la ley deben caminar de la mano. Esta es la mejor vacuna contra la decadencia institucional.

Las opiniones en esta sección son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional.

Columna de Opinión

CARTAS NO PUBLICADAS EN MEDIOS DE PRENSA. ADOLFO PAÚL LATORRE

CARTAS NO PUBLICADAS EN MEDIOS DE PRENSA
Ilegalidad e inhumanidad: Con asombro e indignación veo que siguen ingresando a las cárceles militares y carabineros ancianos y gravemente enfermos, condenados por sentencias dictadas contra leyes expresas y vigentes, por supuestos delitos cometidos hace más de 48 años, en juicios en los que fueron violados el debido proceso y otros principios esenciales del derecho penal, preceptos constitucionales y normas del derecho internacional de los derechos humanos.
Ilegalidad e inhumanidad:
Con asombro e indignación veo que siguen ingresando a las cárceles militares y carabineros ancianos y gravemente enfermos, condenados por sentencias dictadas contra leyes expresas y vigentes, por supuestos delitos cometidos hace más de 48 años, en juicios en los que fueron violados el debido proceso y otros principios esenciales del derecho penal, preceptos constitucionales y normas del derecho internacional de los derechos humanos.
Al respecto cabe preguntarnos si es humano mantener en prisión a tales personas y si la justicia se identifica con castigo; y si ese castigo ha de ser el encierro o un dolor equivalente al padecido por la víctima, lo que es más parecido a venganza que a justicia.
Adolfo Paúl Latorre
¿En qué país?:
El día 15 del mes en curso fue publicada en El Mercurio de Santiago, bajo este título, la siguiente carta al Director:
“¿En qué país democrático se queman o destruyen iglesias, escuelas, universidades, municipalidades, vehículos de trabajo, casas particulares, cosechas y monumentos, se cierran carreteras y calles, se atacan cuarteles policiales, se almacena clandestinamente armas de guerra y se asesina o hiere a policías y periodistas, al tiempo que los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial parecieran observar de manera distante, como si ya fuese un panorama normal? Moisés Silva Triviño”.
El mismo día envié a ese diario la carta que sigue: “Al lector Moisés Silva Triviño le respondo a su consulta de ayer: en el mismo país en el que los jueces condenan a militares y policías mediante sentencias dictadas contra leyes expresas y vigentes, violando las normas de un debido proceso y principios esenciales del derecho penal asegurados por nuestra Carta Fundamental y por tratados internacionales sobre derechos humanos ratificados por Chile y que se encuentran vigentes; en el mismo país en el que los órganos del Estado no cumplen con su obligación de garantizar el orden institucional de la República y la conservación del orden público; aplicando la violencia física legítima del Estado a la que este está obligado por deber de justicia y de autoridad para reprimir a quienes subvierten el orden social y lograr mediante ella la restitución del orden exigido por el bien común”.
Adolfo Paúl Latorre
El Estado de Derecho se va a imponer:
El Coordinador de la Macrozona Sur, Pablo Urquízar, comprometió que “se va a imponer el Estado de Derecho”.
¡Qué gran y esperanzadora noticia! Ello significa que se reconocerá que los guerrilleros y terroristas que ejercen una violencia desatada e impune —en zonas rurales y urbanas— constituyen un enemigo interno que está en guerra contra el Estado de Chile. Ello también significa que los órganos del Estado adoptarán todas las medidas necesarias y utilizarán todos los medios a su alcance para aniquilar a tal enemigo y así cumplir con su obligación de garantizar el orden institucional de la República; para lo cual, junto con medidas de otro orden, aplicarán la violencia física legítima del Estado necesaria para reprimir a quienes subvierten el Estado de Derecho y así restituir el orden exigido por el bien común.
Lamentablemente este desiderátum se ve difícil de alcanzar mientras la prensa y diversos actores políticos le bajen el perfil a una situación de violencia intolerable —ejercida por grupos paramilitares que utilizan armamento de guerra contra personas y bienes públicos y privados y cuarteles y vehículos policiales— utilizando el eufemismo “violencia rural”; mientras la opinión pública y las diversas organizaciones sociales no rechacen categóricamente la violencia terrorista o revolucionaria o, peor aun, la promuevan o la amparen; mientras la mayoría de los
 congresistas se opongan a la aprobación de leyes que le entreguen capacidades operativas a los organismos de inteligencia u otras necesarias para enfrentar en mejor forma el flagelo terrorista; y mientras se mantengan las actuales reglas de uso de la fuerza insensatas y extremadamente restrictivas.

Adolfo Paúl Latorre

Las opiniones en esta sección son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional.

Columna de Opinión

EL AFÁN DISCURSIVO DE SER “COOL” O LA AUSENCIA DE TINO: LAS FUNCIONES DE LAS FUERZAS ARMADAS EN CHILE EN EL MARCO DE LA CONSTITUYENTE

EL AFÁN DISCURSIVO DE SER “COOL” O LA AUSENCIA DE TINO: LAS FUNCIONES DE LAS FUERZAS ARMADAS EN CHILE EN EL MARCO DE LA CONSTITUYENTE

En las últimas semanas he seguido con atención el debate sobre las posibles funciones y vinculaciones respecto de las Fuerzas Armadas en el contexto de la próxima discusión constituyente del país.

Dra. Loreto Correa Vera, Investigadora CIEE-ANEPE – ANEPE, Columnas, 26/01/2021

En las últimas semanas he seguido con atención el debate sobre las posibles funciones y vinculaciones respecto de las Fuerzas Armadas en el contexto de la próxima discusión constituyente del país.

No se trata, por cierto, de un debate sobre preferencias de desarrollo, estimaciones de crecimiento, proyecciones sobre la industria. Se trata o se ha tratado de un ejercicio de suyo ideológico y polarizado en el contexto de la mirada auto referente respecto del Estado de Chile en el contexto regional y mundial sobre la seguridad y la defensa.

Desde ya hace algún tiempo, largo tiempo, la premisa que las Fuerzas Armadas deben ser o no ser tal o cual cosa para y en función del poder civil demuestra que en Chile se ha instalado una discusión pacifista.

Resulta cool, de moda, progresista y “moderno”, señalar por ejemplo que las Fuerzas Armadas deben disminuir su estructura porque son un enorme gasto de la nación. Más cool resulta apuntar que como tienen pensiones más elevadas que el resto, se trata de una injusticia social enorme. En tanto que la guinda del pastel señala que como América Latina es una “zona de paz”, no se necesitan.

En ese marco, una serie de analistas nacionales, y el Grupo GADFA en su conjunto, se han referido de manera aleatoria a la futilidad de las Fuerzas Armadas y su importancia para el país.

Intentar entender qué o quiénes están detrás de estas argumentaciones o motivaciones es un tema.

Veamos quiénes. Lo primero, hombres mayores, con o sin vinculación política castrense. También, hay tecnócratas aficionados a los números y cientistas sociales cercanos al ALBA y la UNASUR.

En el debate, han aparecido, por cierto, algunos exembajadores y, por último, políticos que han encontrado en el tema de las Fuerzas Armadas un mecanismo para mantenerse vigente en los medios de comunicación.

Desde la vereda del frente, contestan, exmilitares y un centro de estudios con elevada presencia en los medios, porque reúne lo que todos los cientistas sociales deseamos: recursos y plataforma digital para expresar ideas.

Sin embargo, ya sea desde una u otra vereda, resulta preocupante que haya mensajes estilo “el sofá de Don Otto” en la materia. Implícitos como: “acabemos con el poder de las Fuerzas Armadas porque no hay amenazas de invasión de nadie”. “Terminemos con los privilegios de las Fuerzas Armadas, porque no se lo merecen por lo que ocurrió en la dictadura”. “Hay que castigarlos por lo que hicieron durante el gobierno militar y porque no han pedido perdón”. “Hay que contenerlos, amarrarlos bien amarrados, porque son una amenaza en sí misma en relación a la institucionalidad y cualquier día vuelven a hacer otro golpe de Estado”.

Tal sinceridad no se expresa abiertamente porque sería obsceno hacerlo. Sin embargo, de todas las frases que han sido expresadas, hay una que llama poderosamente la atención y que menciona pasar integrantes de las Fuerzas Armadas a Carabineros.

Al respecto, y uno esto con el debate sobre la presencia de las mujeres en el debate nacional, me parece que llegó la hora de expresar la falta de tino que manejan estas intervenciones donde la preservación y la integridad del Estado de Chile – en este caso- está ausente. Cual más cual menos, apuntan a dibujar encima de la realidad –desde un mundo de fantasía, donde el peligro transnacional no existiría- un nuevo rol de las Fuerzas Armadas, sobreponiéndose a decisiones individuales y trayectorias vocaciones de todo tipo que por más de 200 años ponen en valor los tres pilares del Estado de Chile: autodeterminación, soberanía y territorio.

Así, los elevados pensamientos de los colegas apuntan más a una “gusticia”, que a una “justicia” en el marco republicano; un “deber ser” acorde con mecanismos de países lejanos y/o en las antípodas geográficas del planeta. Ejemplos que omiten que, si tal o cual país se vieran amenazado, lo más probable es que recibiera ayuda de la OTAN o de los Estados Unidos en su rescate.

De este modo, el problema de comprensión de la realidad y el contexto chileno es tanto o más notorio, cuando las argumentaciones reflejan etapas no superadas en la vida.

Odiosidades con justificaciones que ni siquiera Michelle Bachelet en su historia de vida familiar se atrevería a argumentar. Es más, nunca lo hizo. En ese plano, el discurso del abogado Rendón ameritaría una revisión personalísima.

Pero más complicada es la argumentación del GADFA, que reúne a políticos y embajadores que se refieren a las Fuerzas Armadas en un debate que no llegó al siglo XXI y convive con fantasmas del siglo XX.

En este plano, la sinceridad es madre de la razón. Los pactos sociales de los países nacen desde el respeto a todos los actores. No hay unos actores más legítimos que otros.

Por ello, lo primero, es la profunda convicción que hablar de defensa y no involucrar a la política exterior del país es una omisión integral al asunto. La defensa es un pilar clave para mantener o no la soberanía nacional, claro está. Un ejemplo: Si el Estado de Chile ha defendido sus principios en La Haya recientemente, no es solo porque cree que los países vecinos, tienen o no tienen razón. Es porque detrás de la política exterior nacional está la defensa nacional de respaldo.

Es esta fuerza, cientos de miles de hombres y mujeres con vocación, que han decidido en tiempos de paz ponerse al servicio del país porque lo aman y desean servirle. Por ello, con todas sus letras resulta maniqueo apelar a los 70, 80 y hasta la realidad de los 90, pasado que evidencia una ignorancia obsesiva.

Por otra parte, y esto le duele a un sector político nacional, una parte de la juventud chilena admira, pese a los esfuerzos en contrario, a las Fuerzas Armadas de Chile. Y las admiran porque representan valores y principios que identifican un Chile capaz de alcanzar cualquier meta.

Entonces, ¿Vamos a refundar sus instituciones? ¿Con cargo a qué? ¿Contándoles qué historia? ¿O vamos a emprender el penoso y fracasado camino de la memoria histórica? Porque si es esto último lo que vamos a hacer como país y que ni en la propia Alemania hizo con sus Fuerzas Armadas, ¡cerremos la puerta y que se vayan todos para su casa!

Hoy, doctrinariamente hablando, no hay quien señale dentro de las filas que los problemas políticos del país son causados o factibles de arreglar con un liderazgo castrense. Y en este plano, valga contradecir la ligereza de Jorge Baradit, quien las acusa de ser “un botón de pánico de Chile cada cuarenta años” o de ser responsables institucionales de “las enormes c… HISTÓRICAS” del país, haciendo borrón y cuenta nueva de las sentidas palabras de Patricio Aylwin al respecto.

Es esta juventud y una parte de la nación que quiere paz social, desarrollo y un país sólido, la que sabe que las Fuerzas Armadas chilenas no han salido de sus cuarteles sino por la presión de la clase política.

En función de esta realidad, enrostrarle a las Fuerzas Armadas relatos y argumentaciones latinoamericanistas como hace el GADFA, es ubicarlas en un plano caudillista que no solo no procede, resultan ser un falso dilema que no aplica a Chile, un “artefacto althusseriano” .

Siendo serios, la topografía del poder exige, antropológicamente hablando, abandonar el espejo retrovisor. Y siendo aún más francos: mantener el discurso de los 17 años de dictadura y recordar el golpe de Estado una y otra vez, sin recordar además que los que están vivos y fueron responsables de delitos están presos, es muestra que hay mucha gente que no avanzó en su vida lo suficiente en términos ideológicos y que ignora lo que actualmente las Fuerzas Armadas hacen o no hacen, o cómo lo hacen. Ese mundo, y particularmente, después de lo que hemos visto en estos días en Estados Unidos, murió hace años. Resígnense, actualícense.

Un segundo punto es la mirada de futuro. Las Fuerzas Armadas de Chile tienen enormes desafíos y roles en tiempos de globalización que no son ni remotamente cercanos a los roles tradicionales de la Guerra Fría.

Son cuerpos disciplinados y jerarquizados con capacidades para cumplir funciones específicas que no podría cumplir nadie más dentro del país, ni una Guardia Nacional –si la hubiera-, ni la PDI o los mismos Carabineros, ya de suyo diversificados en una enorme cantidad de labores. Y lo más importante, no son ni quieren ser deliberantes.

Algo de ello esboza Ricardo Couyoumdjian en su columna de El Mostrador del 8 de enero de 2021. Sin embargo, además están el apoyo y soporte que prestan dentro del marco del Sistema Político Internacional a través de las operaciones de paz –cierto, suspendidas, pero no clausuradas de por vida.

Las opiniones en esta sección son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional.