Cinco años. Ese es el lapso, según ya ha comunicado el gobierno, en que se extenderá la carrera militar en Chile para las tres ramas de las FF.AA.
Esta modificación es una de las más profundas que afectará al Ejército, Armada y Fuerza Aérea, y apunta a la optimización del uso de los recursos, humanos y económicos, para su formación, ejercicio profesional y pago de pensiones.
La iniciativa, sin embargo, está llena de detalles. Uno de ellos es que aquella extensión no será igual para oficiales y el cuadro permanente (suboficiales). Y, además, se buscaría potenciar los últimos grados del escalafón de ambas líneas.
El propio presidente Sebastián Piñera planteó, a fines de octubre, que “estamos trabajando un proyecto de ley que va a extender la carrera militar en cinco años (…) Analizamos la experiencia de otros países y creemos que al tener cinco años más, vamos a lograr dos cosas: que un oficial no se retire cuando está en la flor de su vida, y que eso signifique un alivio fiscal importante”.
Además, el ministro de Defensa, Alberto Espina, subrayó hace una semana, en entrevista con La Tercera, que esta iniciativa “también incluye el respaldo al ascenso por mérito y no solo antigüedad”.
Carreras paralelas. La carrera militar se divide en las áreas de oficiales y de suboficiales. El concepto central de la modificación que se prepara apunta a dos ejes: alargar la “vida útil” de los efectivos más experimentados, es decir, que, en los últimos años de su formación, cuando están más capacitados, no deban dejar la institución; y a redestinar parte de los recursos que actualmente se gastan en pensiones del personal en retiro hacia los uniformados activos.
El universo actual de las tres ramas bordea los 90 mil efectivos, de los cuales la llamada “dotación de planta”, aquella sujeta a la carrera militar, supera los 50 mil uniformados.
En el proyecto se ampliaría el escalafón de suboficiales en cinco años (de 35 a 40) y el de oficiales en dos o tres (probablemente de 38 a 41). Ambas áreas quedarían casi a la par y estaría en estudio la aplicación gradual del cambio.
¿Cuál es el proceso formativo de este cuadro? El límite legal máximo de permanencia para los oficiales es de 38 años, mientras que el de suboficiales llega a 35. Sin embargo, en ambos casos la carrera está partiendo cada vez más tarde.
Según cifras de Defensa, la edad promedio de comienzo en 1982 era de 20 años. Esta entrada temprana, entre otros factores, estaba determinada porque en ese entonces no era obligatorio terminar la enseñanza media para ingresar a las escuelas matrices, por lo que varios miembros de las FF.AA. iniciaban su carrera incluso a los 15 años. Hoy, en cambio, es obligatorio el cuarto medio. Esto hizo que la edad promedio actual de inicio de la carrera militar sea de 24 años.
Seis principios. La lógica del sistema militar vigente se funda en seis principios, los cuales lo convierten en un ejercicio profesional con características únicas.
Por una parte, está el juramento de dar la vida, si es necesario, en el cumplimiento de sus funciones; el de desempeñar tareas en situaciones críticas a nivel país; tener capacidad a reacción a corto plazo; la especificidad del personal, que es irreemplazable, ya que nadie más en todo Chile hace ese trabajo; el de movilidad territorial permanente; y la disponibilidad horaria completa.
Debido a estas premisas, tanto la carrera como el sistema previsional funcionan como un incentivo para que no existan retiros prematuros hacia otros empleos, producto de la inversión que hace el Estado en la formación.
“Lo primero es definir qué Fuerza Armada es la que Chile necesita. Y para saber eso se requiere tener claros los objetivos del país de aquí al 2050. Y en eso tiene mucho que ver la tecnología, el tipo de riesgo y las amenazas”, plantea el analista de Defensa Guillermo Holzmann.
Según un análisis desarrollado este año en la cartera, la inversión que se hace en cada oficial y suboficial, durante su vida activa y retiro, ha cambiado considerablemente desde 1966. Para explicar las proporciones de esa inversión, estos análisis de gobierno utilizaron el ejemplo hipotético (y promedio) de un coronel con 30 años de servicio. A mediados de los años 60, de todo lo que el Estado invertía en este oficial durante su vida, un 78% se destinaba a sus remuneraciones mientras estaba activo y el 22% a la pensión tras el retiro. Actualmente, para el mismo caso hipotético, el país invierte cerca del 54% de los recursos en la remuneración y el 46% en el ítem de su pensión.
Así, uno de los objetivos de alargar la carrera militar justamente tiene que ver con que se destinen mayores recursos cuando el personal está activo. Y, de hecho, hacerlo en los últimos grados del escalafón, cuando más conocimientos y experiencia se ha alcanzado.
Andrés Allamand, exministro de Defensa, sostuvo que “la extensión de la carrera militar busca aprovechar por más tiempo al personal de las FF.AA. Algunos deben abandonar las instituciones cuando han adquirido altas capacidades y el país se ve privado de aprovecharlas. Además, de esta forma se acorta el tiempo en que se pagan pensiones”.
El subsecretario para las Fuerzas Armadas, Juan Francisco Galli, ha señalado que “en la carrera, al ser hoy piramidal, se retira obligadamente mucha gente muy capaz. Creemos que hay que avanzar en aumentar esos espacios y retener a gente valiosa”.
Un general (R) de Ejército, quien pidió reserva de su identidad, dijo que “yo pasé a retiro cerca de los 58 años, cuando podía trabajar. Hay que aprovechar mejor el elemento entrenado durante años”.
Pensiones. La carrera del mundo uniformado ha sido un tema presente para la actual administración de gobierno. En abril, por ejemplo, en un discurso institucional, el general director de Carabineros, Hermes Soto, dio a conocer su propuesta de extender la carrera policial en servicio activo de 30 a 35 años, junto con ascender al personal en la escala de sueldos.
Para el caso de los militares, uno de los puntos que se viene discutiendo desde hace años es el pago de pensiones y el personal recontratado.
Un reportaje de La Tercera de julio del año pasado, a partir de cifras obtenidas por Transparencia, dio cuenta de que más de 1.050 funcionarios en retiro de las FF.AA. cumplían funciones remuneradas en las mismas tres ramas, con sueldos promedio de $ 940 mil.
El diputado Jorge Brito (RD), presidente de la Comisión Investigadora de Irregularidades en las FF.AA., opinó que “Chile gasta muchos recursos en formar altos oficiales que salen a retiro a muy temprana edad. Y después, algunos son recontratados por la misma institución, recibiendo su pensión y otro sueldo. Es importante extender la carrera militar y acercarla a la vida laboral de todos los chilenos”.
El senador PPD Felipe Harboe destacó que “el alargamiento de la carrera es un buen paso, porque va a permitir aprovechar el capital humano con buena formación”.
Pero agregó que “eso no debe afectar los ingresos de las personas que están cumpliendo funciones ni generar un estancamiento en el desarrollo de su carrera. Quedarse más tiempo en el mismo grado significa una demora en ascender y con ello un perjuicio”.
De allí la idea de que la extensión de la carrera sea no proporcional en cada grado del escalafón, sino enfocada en los últimos. Guillermo Holzmann también planteó otras dudas. “Si bien esto podría representar un alivio para las arcas fiscales, el debate es bastante más complejo. Va a ser un tema de discusión enorme, porque no todos entraron a las FF.AA. pensando en que su carrera se podía alargar”.
Añadió que “hay buenos militares, pero se tiene que generar incentivos, y lograr eso sin que alguien esté amarrado 40 años en una institución es complejo. Era válido en el siglo XX, pero hoy no”
Cinco años. Ese es el lapso, según ya ha comunicado el gobierno, en que se extenderá la carrera militar en Chile para las tres ramas de las FF.AA.
Esta modificación es una de las más profundas que afectará al Ejército, Armada y Fuerza Aérea, y apunta a la optimización del uso de los recursos, humanos y económicos, para su formación, ejercicio profesional y pago de pensiones.
La iniciativa, sin embargo, está llena de detalles. Uno de ellos es que aquella extensión no será igual para oficiales y el cuadro permanente (suboficiales). Y, además, se buscaría potenciar los últimos grados del escalafón de ambas líneas.
El propio presidente Sebastián Piñera planteó, a fines de octubre, que “estamos trabajando un proyecto de ley que va a extender la carrera militar en cinco años (…) Analizamos la experiencia de otros países y creemos que al tener cinco años más, vamos a lograr dos cosas: que un oficial no se retire cuando está en la flor de su vida, y que eso signifique un alivio fiscal importante”.
Además, el ministro de Defensa, Alberto Espina, subrayó hace una semana, en entrevista con La Tercera, que esta iniciativa “también incluye el respaldo al ascenso por mérito y no solo antigüedad”.
Carreras paralelas. La carrera militar se divide en las áreas de oficiales y de suboficiales. El concepto central de la modificación que se prepara apunta a dos ejes: alargar la “vida útil” de los efectivos más experimentados, es decir, que, en los últimos años de su formación, cuando están más capacitados, no deban dejar la institución; y a redestinar parte de los recursos que actualmente se gastan en pensiones del personal en retiro hacia los uniformados activos.
El universo actual de las tres ramas bordea los 90 mil efectivos, de los cuales la llamada “dotación de planta”, aquella sujeta a la carrera militar, supera los 50 mil uniformados.
En el proyecto se ampliaría el escalafón de suboficiales en cinco años (de 35 a 40) y el de oficiales en dos o tres (probablemente de 38 a 41). Ambas áreas quedarían casi a la par y estaría en estudio la aplicación gradual del cambio.
¿Cuál es el proceso formativo de este cuadro? El límite legal máximo de permanencia para los oficiales es de 38 años, mientras que el de suboficiales llega a 35. Sin embargo, en ambos casos la carrera está partiendo cada vez más tarde.
Según cifras de Defensa, la edad promedio de comienzo en 1982 era de 20 años. Esta entrada temprana, entre otros factores, estaba determinada porque en ese entonces no era obligatorio terminar la enseñanza media para ingresar a las escuelas matrices, por lo que varios miembros de las FF.AA. iniciaban su carrera incluso a los 15 años. Hoy, en cambio, es obligatorio el cuarto medio. Esto hizo que la edad promedio actual de inicio de la carrera militar sea de 24 años.
Seis principios. La lógica del sistema militar vigente se funda en seis principios, los cuales lo convierten en un ejercicio profesional con características únicas.
Por una parte, está el juramento de dar la vida, si es necesario, en el cumplimiento de sus funciones; el de desempeñar tareas en situaciones críticas a nivel país; tener capacidad a reacción a corto plazo; la especificidad del personal, que es irreemplazable, ya que nadie más en todo Chile hace ese trabajo; el de movilidad territorial permanente; y la disponibilidad horaria completa.
Debido a estas premisas, tanto la carrera como el sistema previsional funcionan como un incentivo para que no existan retiros prematuros hacia otros empleos, producto de la inversión que hace el Estado en la formación.
“Lo primero es definir qué Fuerza Armada es la que Chile necesita. Y para saber eso se requiere tener claros los objetivos del país de aquí al 2050. Y en eso tiene mucho que ver la tecnología, el tipo de riesgo y las amenazas”, plantea el analista de Defensa Guillermo Holzmann.
Según un análisis desarrollado este año en la cartera, la inversión que se hace en cada oficial y suboficial, durante su vida activa y retiro, ha cambiado considerablemente desde 1966. Para explicar las proporciones de esa inversión, estos análisis de gobierno utilizaron el ejemplo hipotético (y promedio) de un coronel con 30 años de servicio. A mediados de los años 60, de todo lo que el Estado invertía en este oficial durante su vida, un 78% se destinaba a sus remuneraciones mientras estaba activo y el 22% a la pensión tras el retiro. Actualmente, para el mismo caso hipotético, el país invierte cerca del 54% de los recursos en la remuneración y el 46% en el ítem de su pensión.
Así, uno de los objetivos de alargar la carrera militar justamente tiene que ver con que se destinen mayores recursos cuando el personal está activo. Y, de hecho, hacerlo en los últimos grados del escalafón, cuando más conocimientos y experiencia se ha alcanzado.
Andrés Allamand, exministro de Defensa, sostuvo que “la extensión de la carrera militar busca aprovechar por más tiempo al personal de las FF.AA. Algunos deben abandonar las instituciones cuando han adquirido altas capacidades y el país se ve privado de aprovecharlas. Además, de esta forma se acorta el tiempo en que se pagan pensiones”.
El subsecretario para las Fuerzas Armadas, Juan Francisco Galli, ha señalado que “en la carrera, al ser hoy piramidal, se retira obligadamente mucha gente muy capaz. Creemos que hay que avanzar en aumentar esos espacios y retener a gente valiosa”.
Un general (R) de Ejército, quien pidió reserva de su identidad, dijo que “yo pasé a retiro cerca de los 58 años, cuando podía trabajar. Hay que aprovechar mejor el elemento entrenado durante años”.
Pensiones. La carrera del mundo uniformado ha sido un tema presente para la actual administración de gobierno. En abril, por ejemplo, en un discurso institucional, el general director de Carabineros, Hermes Soto, dio a conocer su propuesta de extender la carrera policial en servicio activo de 30 a 35 años, junto con ascender al personal en la escala de sueldos.
Para el caso de los militares, uno de los puntos que se viene discutiendo desde hace años es el pago de pensiones y el personal recontratado.
Un reportaje de La Tercera de julio del año pasado, a partir de cifras obtenidas por Transparencia, dio cuenta de que más de 1.050 funcionarios en retiro de las FF.AA. cumplían funciones remuneradas en las mismas tres ramas, con sueldos promedio de $ 940 mil.
El diputado Jorge Brito (RD), presidente de la Comisión Investigadora de Irregularidades en las FF.AA., opinó que “Chile gasta muchos recursos en formar altos oficiales que salen a retiro a muy temprana edad. Y después, algunos son recontratados por la misma institución, recibiendo su pensión y otro sueldo. Es importante extender la carrera militar y acercarla a la vida laboral de todos los chilenos”.
El senador PPD Felipe Harboe destacó que “el alargamiento de la carrera es un buen paso, porque va a permitir aprovechar el capital humano con buena formación”.
Pero agregó que “eso no debe afectar los ingresos de las personas que están cumpliendo funciones ni generar un estancamiento en el desarrollo de su carrera. Quedarse más tiempo en el mismo grado significa una demora en ascender y con ello un perjuicio”.
De allí la idea de que la extensión de la carrera sea no proporcional en cada grado del escalafón, sino enfocada en los últimos. Guillermo Holzmann también planteó otras dudas. “Si bien esto podría representar un alivio para las arcas fiscales, el debate es bastante más complejo. Va a ser un tema de discusión enorme, porque no todos entraron a las FF.AA. pensando en que su carrera se podía alargar”.
Añadió que “hay buenos militares, pero se tiene que generar incentivos, y lograr eso sin que alguien esté amarrado 40 años en una institución es complejo. Era válido en el siglo XX, pero hoy no”
Cinco años. Ese es el lapso, según ya ha comunicado el gobierno, en que se extenderá la carrera militar en Chile para las tres ramas de las FF.AA.
Esta modificación es una de las más profundas que afectará al Ejército, Armada y Fuerza Aérea, y apunta a la optimización del uso de los recursos, humanos y económicos, para su formación, ejercicio profesional y pago de pensiones.
La iniciativa, sin embargo, está llena de detalles. Uno de ellos es que aquella extensión no será igual para oficiales y el cuadro permanente (suboficiales). Y, además, se buscaría potenciar los últimos grados del escalafón de ambas líneas.
El propio presidente Sebastián Piñera planteó, a fines de octubre, que “estamos trabajando un proyecto de ley que va a extender la carrera militar en cinco años (…) Analizamos la experiencia de otros países y creemos que al tener cinco años más, vamos a lograr dos cosas: que un oficial no se retire cuando está en la flor de su vida, y que eso signifique un alivio fiscal importante”.
Además, el ministro de Defensa, Alberto Espina, subrayó hace una semana, en entrevista con La Tercera, que esta iniciativa “también incluye el respaldo al ascenso por mérito y no solo antigüedad”.
Carreras paralelas. La carrera militar se divide en las áreas de oficiales y de suboficiales. El concepto central de la modificación que se prepara apunta a dos ejes: alargar la “vida útil” de los efectivos más experimentados, es decir, que, en los últimos años de su formación, cuando están más capacitados, no deban dejar la institución; y a redestinar parte de los recursos que actualmente se gastan en pensiones del personal en retiro hacia los uniformados activos.
El universo actual de las tres ramas bordea los 90 mil efectivos, de los cuales la llamada “dotación de planta”, aquella sujeta a la carrera militar, supera los 50 mil uniformados.
En el proyecto se ampliaría el escalafón de suboficiales en cinco años (de 35 a 40) y el de oficiales en dos o tres (probablemente de 38 a 41). Ambas áreas quedarían casi a la par y estaría en estudio la aplicación gradual del cambio.
¿Cuál es el proceso formativo de este cuadro? El límite legal máximo de permanencia para los oficiales es de 38 años, mientras que el de suboficiales llega a 35. Sin embargo, en ambos casos la carrera está partiendo cada vez más tarde.
Según cifras de Defensa, la edad promedio de comienzo en 1982 era de 20 años. Esta entrada temprana, entre otros factores, estaba determinada porque en ese entonces no era obligatorio terminar la enseñanza media para ingresar a las escuelas matrices, por lo que varios miembros de las FF.AA. iniciaban su carrera incluso a los 15 años. Hoy, en cambio, es obligatorio el cuarto medio. Esto hizo que la edad promedio actual de inicio de la carrera militar sea de 24 años.
Seis principios. La lógica del sistema militar vigente se funda en seis principios, los cuales lo convierten en un ejercicio profesional con características únicas.
Por una parte, está el juramento de dar la vida, si es necesario, en el cumplimiento de sus funciones; el de desempeñar tareas en situaciones críticas a nivel país; tener capacidad a reacción a corto plazo; la especificidad del personal, que es irreemplazable, ya que nadie más en todo Chile hace ese trabajo; el de movilidad territorial permanente; y la disponibilidad horaria completa.
Debido a estas premisas, tanto la carrera como el sistema previsional funcionan como un incentivo para que no existan retiros prematuros hacia otros empleos, producto de la inversión que hace el Estado en la formación.
“Lo primero es definir qué Fuerza Armada es la que Chile necesita. Y para saber eso se requiere tener claros los objetivos del país de aquí al 2050. Y en eso tiene mucho que ver la tecnología, el tipo de riesgo y las amenazas”, plantea el analista de Defensa Guillermo Holzmann.
Según un análisis desarrollado este año en la cartera, la inversión que se hace en cada oficial y suboficial, durante su vida activa y retiro, ha cambiado considerablemente desde 1966. Para explicar las proporciones de esa inversión, estos análisis de gobierno utilizaron el ejemplo hipotético (y promedio) de un coronel con 30 años de servicio. A mediados de los años 60, de todo lo que el Estado invertía en este oficial durante su vida, un 78% se destinaba a sus remuneraciones mientras estaba activo y el 22% a la pensión tras el retiro. Actualmente, para el mismo caso hipotético, el país invierte cerca del 54% de los recursos en la remuneración y el 46% en el ítem de su pensión.
Así, uno de los objetivos de alargar la carrera militar justamente tiene que ver con que se destinen mayores recursos cuando el personal está activo. Y, de hecho, hacerlo en los últimos grados del escalafón, cuando más conocimientos y experiencia se ha alcanzado.
Andrés Allamand, exministro de Defensa, sostuvo que “la extensión de la carrera militar busca aprovechar por más tiempo al personal de las FF.AA. Algunos deben abandonar las instituciones cuando han adquirido altas capacidades y el país se ve privado de aprovecharlas. Además, de esta forma se acorta el tiempo en que se pagan pensiones”.
El subsecretario para las Fuerzas Armadas, Juan Francisco Galli, ha señalado que “en la carrera, al ser hoy piramidal, se retira obligadamente mucha gente muy capaz. Creemos que hay que avanzar en aumentar esos espacios y retener a gente valiosa”.
Un general (R) de Ejército, quien pidió reserva de su identidad, dijo que “yo pasé a retiro cerca de los 58 años, cuando podía trabajar. Hay que aprovechar mejor el elemento entrenado durante años”.
Pensiones. La carrera del mundo uniformado ha sido un tema presente para la actual administración de gobierno. En abril, por ejemplo, en un discurso institucional, el general director de Carabineros, Hermes Soto, dio a conocer su propuesta de extender la carrera policial en servicio activo de 30 a 35 años, junto con ascender al personal en la escala de sueldos.
Para el caso de los militares, uno de los puntos que se viene discutiendo desde hace años es el pago de pensiones y el personal recontratado.
Un reportaje de La Tercera de julio del año pasado, a partir de cifras obtenidas por Transparencia, dio cuenta de que más de 1.050 funcionarios en retiro de las FF.AA. cumplían funciones remuneradas en las mismas tres ramas, con sueldos promedio de $ 940 mil.
El diputado Jorge Brito (RD), presidente de la Comisión Investigadora de Irregularidades en las FF.AA., opinó que “Chile gasta muchos recursos en formar altos oficiales que salen a retiro a muy temprana edad. Y después, algunos son recontratados por la misma institución, recibiendo su pensión y otro sueldo. Es importante extender la carrera militar y acercarla a la vida laboral de todos los chilenos”.
El senador PPD Felipe Harboe destacó que “el alargamiento de la carrera es un buen paso, porque va a permitir aprovechar el capital humano con buena formación”.
Pero agregó que “eso no debe afectar los ingresos de las personas que están cumpliendo funciones ni generar un estancamiento en el desarrollo de su carrera. Quedarse más tiempo en el mismo grado significa una demora en ascender y con ello un perjuicio”.
De allí la idea de que la extensión de la carrera sea no proporcional en cada grado del escalafón, sino enfocada en los últimos. Guillermo Holzmann también planteó otras dudas. “Si bien esto podría representar un alivio para las arcas fiscales, el debate es bastante más complejo. Va a ser un tema de discusión enorme, porque no todos entraron a las FF.AA. pensando en que su carrera se podía alargar”.
Añadió que “hay buenos militares, pero se tiene que generar incentivos, y lograr eso sin que alguien esté amarrado 40 años en una institución es complejo. Era válido en el siglo XX, pero hoy no”
Cinco años. Ese es el lapso, según ya ha comunicado el gobierno, en que se extenderá la carrera militar en Chile para las tres ramas de las FF.AA.
Esta modificación es una de las más profundas que afectará al Ejército, Armada y Fuerza Aérea, y apunta a la optimización del uso de los recursos, humanos y económicos, para su formación, ejercicio profesional y pago de pensiones.
La iniciativa, sin embargo, está llena de detalles. Uno de ellos es que aquella extensión no será igual para oficiales y el cuadro permanente (suboficiales). Y, además, se buscaría potenciar los últimos grados del escalafón de ambas líneas.
El propio presidente Sebastián Piñera planteó, a fines de octubre, que “estamos trabajando un proyecto de ley que va a extender la carrera militar en cinco años (…) Analizamos la experiencia de otros países y creemos que al tener cinco años más, vamos a lograr dos cosas: que un oficial no se retire cuando está en la flor de su vida, y que eso signifique un alivio fiscal importante”.
Además, el ministro de Defensa, Alberto Espina, subrayó hace una semana, en entrevista con La Tercera, que esta iniciativa “también incluye el respaldo al ascenso por mérito y no solo antigüedad”.
Carreras paralelas. La carrera militar se divide en las áreas de oficiales y de suboficiales. El concepto central de la modificación que se prepara apunta a dos ejes: alargar la “vida útil” de los efectivos más experimentados, es decir, que, en los últimos años de su formación, cuando están más capacitados, no deban dejar la institución; y a redestinar parte de los recursos que actualmente se gastan en pensiones del personal en retiro hacia los uniformados activos.
El universo actual de las tres ramas bordea los 90 mil efectivos, de los cuales la llamada “dotación de planta”, aquella sujeta a la carrera militar, supera los 50 mil uniformados.
En el proyecto se ampliaría el escalafón de suboficiales en cinco años (de 35 a 40) y el de oficiales en dos o tres (probablemente de 38 a 41). Ambas áreas quedarían casi a la par y estaría en estudio la aplicación gradual del cambio.
¿Cuál es el proceso formativo de este cuadro? El límite legal máximo de permanencia para los oficiales es de 38 años, mientras que el de suboficiales llega a 35. Sin embargo, en ambos casos la carrera está partiendo cada vez más tarde.
Según cifras de Defensa, la edad promedio de comienzo en 1982 era de 20 años. Esta entrada temprana, entre otros factores, estaba determinada porque en ese entonces no era obligatorio terminar la enseñanza media para ingresar a las escuelas matrices, por lo que varios miembros de las FF.AA. iniciaban su carrera incluso a los 15 años. Hoy, en cambio, es obligatorio el cuarto medio. Esto hizo que la edad promedio actual de inicio de la carrera militar sea de 24 años.
Seis principios. La lógica del sistema militar vigente se funda en seis principios, los cuales lo convierten en un ejercicio profesional con características únicas.
Por una parte, está el juramento de dar la vida, si es necesario, en el cumplimiento de sus funciones; el de desempeñar tareas en situaciones críticas a nivel país; tener capacidad a reacción a corto plazo; la especificidad del personal, que es irreemplazable, ya que nadie más en todo Chile hace ese trabajo; el de movilidad territorial permanente; y la disponibilidad horaria completa.
Debido a estas premisas, tanto la carrera como el sistema previsional funcionan como un incentivo para que no existan retiros prematuros hacia otros empleos, producto de la inversión que hace el Estado en la formación.
“Lo primero es definir qué Fuerza Armada es la que Chile necesita. Y para saber eso se requiere tener claros los objetivos del país de aquí al 2050. Y en eso tiene mucho que ver la tecnología, el tipo de riesgo y las amenazas”, plantea el analista de Defensa Guillermo Holzmann.
Según un análisis desarrollado este año en la cartera, la inversión que se hace en cada oficial y suboficial, durante su vida activa y retiro, ha cambiado considerablemente desde 1966. Para explicar las proporciones de esa inversión, estos análisis de gobierno utilizaron el ejemplo hipotético (y promedio) de un coronel con 30 años de servicio. A mediados de los años 60, de todo lo que el Estado invertía en este oficial durante su vida, un 78% se destinaba a sus remuneraciones mientras estaba activo y el 22% a la pensión tras el retiro. Actualmente, para el mismo caso hipotético, el país invierte cerca del 54% de los recursos en la remuneración y el 46% en el ítem de su pensión.
Así, uno de los objetivos de alargar la carrera militar justamente tiene que ver con que se destinen mayores recursos cuando el personal está activo. Y, de hecho, hacerlo en los últimos grados del escalafón, cuando más conocimientos y experiencia se ha alcanzado.
Andrés Allamand, exministro de Defensa, sostuvo que “la extensión de la carrera militar busca aprovechar por más tiempo al personal de las FF.AA. Algunos deben abandonar las instituciones cuando han adquirido altas capacidades y el país se ve privado de aprovecharlas. Además, de esta forma se acorta el tiempo en que se pagan pensiones”.
El subsecretario para las Fuerzas Armadas, Juan Francisco Galli, ha señalado que “en la carrera, al ser hoy piramidal, se retira obligadamente mucha gente muy capaz. Creemos que hay que avanzar en aumentar esos espacios y retener a gente valiosa”.
Un general (R) de Ejército, quien pidió reserva de su identidad, dijo que “yo pasé a retiro cerca de los 58 años, cuando podía trabajar. Hay que aprovechar mejor el elemento entrenado durante años”.
Pensiones. La carrera del mundo uniformado ha sido un tema presente para la actual administración de gobierno. En abril, por ejemplo, en un discurso institucional, el general director de Carabineros, Hermes Soto, dio a conocer su propuesta de extender la carrera policial en servicio activo de 30 a 35 años, junto con ascender al personal en la escala de sueldos.
Para el caso de los militares, uno de los puntos que se viene discutiendo desde hace años es el pago de pensiones y el personal recontratado.
Un reportaje de La Tercera de julio del año pasado, a partir de cifras obtenidas por Transparencia, dio cuenta de que más de 1.050 funcionarios en retiro de las FF.AA. cumplían funciones remuneradas en las mismas tres ramas, con sueldos promedio de $ 940 mil.
El diputado Jorge Brito (RD), presidente de la Comisión Investigadora de Irregularidades en las FF.AA., opinó que “Chile gasta muchos recursos en formar altos oficiales que salen a retiro a muy temprana edad. Y después, algunos son recontratados por la misma institución, recibiendo su pensión y otro sueldo. Es importante extender la carrera militar y acercarla a la vida laboral de todos los chilenos”.
El senador PPD Felipe Harboe destacó que “el alargamiento de la carrera es un buen paso, porque va a permitir aprovechar el capital humano con buena formación”.
Pero agregó que “eso no debe afectar los ingresos de las personas que están cumpliendo funciones ni generar un estancamiento en el desarrollo de su carrera. Quedarse más tiempo en el mismo grado significa una demora en ascender y con ello un perjuicio”.
De allí la idea de que la extensión de la carrera sea no proporcional en cada grado del escalafón, sino enfocada en los últimos. Guillermo Holzmann también planteó otras dudas. “Si bien esto podría representar un alivio para las arcas fiscales, el debate es bastante más complejo. Va a ser un tema de discusión enorme, porque no todos entraron a las FF.AA. pensando en que su carrera se podía alargar”.
Añadió que “hay buenos militares, pero se tiene que generar incentivos, y lograr eso sin que alguien esté amarrado 40 años en una institución es complejo. Era válido en el siglo XX, pero hoy no”