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UCRANIA, PUTIN Y PRIGOZHIN

 

UCRANIA, PUTIN Y PRIGOZHIN

El Mercurio, Editorial, 03/07/2023

Existe inquietud por el desarrollo de la guerra en Ucrania y por la crisis político-militar que se desencadenó en Rusia tras el motín de Yevgueni Prigozhin. La contraofensiva ucraniana ha sido hasta ahora limitada, y a pesar de que en Moscú el gobierno se ve debilitado, en el frente, sus tropas continúan luchando.

Volodimir Zelenski pide a sus comandantes fortalecer las defensas en el norte del territorio ucraniano, por temor a un eventual ataque de los mercenarios de Wagner desde Bielorrusia.

El oscuro acuerdo con el Kremlin permite a Prigozhin quedarse en ese país después de su incursión hasta las puertas de Moscú.

La contraofensiva ucraniana en el este y sur hasta ahora no ha cumplido las expectativas, porque el avance es “lento y doloroso”, y traspasar las líneas de defensa rusas es una tarea “dura y desafiante”.

Los analistas militares coinciden en que es una operación de largo plazo, nada similar a la ofensiva que el año pasado recuperó la región de Jersón.

No hay consenso sobre qué país tiene superioridad en el terreno. Rusia cuenta con una tropa numerosa, incluso sin los mercenarios de Wagner, que está mejor dispuesta que al inicio de la invasión y tiene municiones que alcanzan fácilmente ciudades ucranianas.

El ataque a un restaurante en el Donetsk muestra que los comandantes rusos no dudan en apuntar a civiles, aunque desmienten que ese haya sido el objetivo.

Ucrania tiene fuerzas más versátiles, equipadas con moderno armamento occidental y soldados entrenados especialmente para usarlo. Están actuando con una estrategia inteligente, que busca confundir al enemigo.

El frente de batalla abarca más de mil kilómetros y los rusos tuvieron tiempo, durante el invierno, de preparar el terreno para impedir que los ucranianos recuperen territorios ocupados desde la invasión, escenario de lucha desde 2015.

Trincheras antitanques, campos minados y barreras de bloques piramidales de concreto, en ciertos lugares con profundidad de hasta 10 kilómetros, obligan a las tropas de Kiev a actuar con cuidado.

Según Moscú, unos 260 tanques y 790 vehículos blindados ucranianos han sido destruidos, cifra no verificada, pero tampoco desmentida. Por su parte, voceros ucranianos señalan que hay combates a lo largo del frente de mil kilómetros, que han “liberado” 130 kilómetros cuadrados de territorio en el sur, que hay días en que se avanza un kilómetro, otros, dos, pero también se retrocede.

Ucrania insiste ante los países occidentales en que necesita seguir equipando a sus hombres, aunque, según analistas, todavía no ha desplegado todas las brigadas bien armadas, cuidándolas a la espera del momento oportuno.

La diplomacia de Kiev está muy activa, con apariciones permanentes de Zelenski en foros europeos y en los medios. Para Ucrania es fundamental que los líderes occidentales no pierdan la voluntad de continuar apoyándolos.

La semana pasada, el país fue muy explícito en pedir una señal de que podrán incorporarse a la OTAN. Jens Stoltenberg, el jefe de la Alianza Atlántica, dijo que “la puerta está abierta”, pero que lo más urgente es que “siga siendo una nación independiente”, porque si Rusia gana la guerra, “no hay discusión posible sobre su ingreso”.

Este tema y la guerra en general serán centrales en la discusión de la cumbre que se desarrollará este mes en Lituania.

Crisis en el Kremlin. Vladimir Putin no da señales de reconocer el debilitamiento de su autoridad. Sin embargo, es evidente que la rebelión de uno de sus hombres de confianza, como lo era Yevgueni Prigozhin hasta hace nueve días, golpeó su poder donde más lo necesita: en el control sobre el aparato militar y de seguridad del Estado, pero también en la opinión pública.

Según el empresario y expreso político Mijaíl Jodorkovsky, al quedar al descubierto la impotencia de Putin para manejar a su círculo más cercano, perdió liderazgo, basado en su capacidad de manipular las divisiones y rivalidades de sus subalternos, y con ello arriesga ser defenestrado por las fuerzas que él mismo desató (como fue Prigozhin, pero ahora pueden ser otros).

El disidente sostiene que es cuestión de tiempo un cambio de régimen, porque Putin perdió el dominio sobre sus tropas y la ciudadanía ya no cree en la necesidad de la guerra.

Pero advierte que sería una revolución violenta y no “de terciopelo”, porque hay muchos grupos dispuestos a pelear por el botín del poder en Rusia.

Quizás es aventurado adelantarse a un caída violenta de Putin, pero es indudable que fuerzas subterráneas se mueven bajo el Kremlin.

Todavía no se ha sabido de purgas en la cúpula militar (se duda de la lealtad de algunos oficiales) ni política, pero no sorprendería que Putin modificara su gabinete y la jerarquía castrense, en un intento por hacer sentir su mando y evitar un complot.

Se habla de que se arrestó al general Sergei Sirovikin, quien dirigió las tropas en Siria, pues habría conocido las intenciones de Prigozhin. Si se confirmara, sería la primera baja tras el motín, y habría que esperar nuevas y más importantes destituciones.

Seguirán las especulaciones sobre qué fue lo que pasó realmente entre Putin y Prigozhin para que el líder del Kremlin le permitiera una salida a Bielorrusia con las tropas que no aceptaran incorporarse al ejército ruso.

Lo que se sabe es que el jefe de Wagner tendrá un exilio dorado, sea en Minsk o en África, donde sus mercenarios cumplen tareas de seguridad para gobiernos como los de Mali y la República Centroafricana.

Ya obtuvo un triunfo escandaloso al conseguir que el Consejo de Seguridad de la ONU ordenara el retiro de sus cascos azules tras el pedido del gobierno de Mali.

Eso despeja el camino para que Prigozhin siga enriqueciéndose y evadiendo cualquier persecución internacional por crímenes de lesa humanidad cometidos durante sus incursiones en Ucrania.

Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nocional

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“ES UNA VERGÜENZA”: EL MUNDO DEL LIBRO ARREMETE CONTRA LA DECISIÓN DE CHILE DE MARGINARSE COMO INVITADO DE HONOR DE LA FERIA DE FRANKFURT

 

“ES UNA VERGÜENZA”: EL MUNDO DEL LIBRO ARREMETE CONTRA LA DECISIÓN DE CHILE DE MARGINARSE COMO INVITADO DE HONOR DE LA FERIA DE FRANKFURT

Pablo Retamal N.

La Tercera, Culto, 15/06/2023

El gobierno, a través del Ministerio de las Culturas, declinó la invitación para que el país fuera el invitado de honor en 2025 de la más importante feria editorial del planeta, pese a que la administración anterior, a cargo de Julieta Brodsky, lo había aceptado. Esta mañana, ante las críticas, se ha deslizado la alternativa de “reevaluar” la determinación.

Es el evento editorial más importante del mundo. Habitualmente realizada en el otoño europeo, la Feria del Libro de Frankfurt fue fundada en 1949 y cada año reúne a las casas editoras más relevantes del planeta. No solo se venden libros. Ahí, entre libreros, editoriales, agentes, se negocian nuevos contratos, nuevos derechos de publicación, traducciones, reediciones. Dicho de otro modo: si una casa editorial quiere obtener un trato con determinado autor, ese el lugar al que hay que acudir.

Cada año suele invitarse a un país como invitado de honor, y para el 2025 estaba considerado Chile para tal efecto.

Sin embargo, como informó en el medio digital Ex-Ante, el gobierno -a través del ministerio de las Culturas- declinó la invitación para ello. ¿El motivo? Presupuestario, según se argumentó.

Según cita Ex-Ante, el ministerio -en una declaración institucional- comentó: “Se consideraron motivos presupuestarios, ya que ser invitado de honor en esa feria significa una gran inversión, que acorde al lineamiento de austeridad, enfocaremos en gasto público para una iniciativa de alcance internacional en Chile que permita volver a posicionar a nuestro país como espacio de reconocimiento mundial en esta área”.

Más extraño todavía si se considera que solo hasta ayer en la mañana, desde ProChile, se convocó a diferentes gremios de economía creativa -entre otros, los gremios del libro -para presentar la planificación dentro de los próximos dos años.

Y se especificó que entre las instancias a fortalecer estaban las participaciones en las ferias del libro en el extranjero.

De acuerdo a fuentes del mundo editorial, fue en la tarde cuando se comunicó que Chile se marginaba de Frankfurt. “Es súper contradictorio, va en contra de lo que planteó otro organismo en la mañana”, señalan.

Eso sí, en esa reunión no se mencionó la feria de Frankfurt 2025, aunque la política apuntaba a las distintas ferias internacionales.

Eso sí, durante esta mañana, el gobierno acusó recibo de las fuertes críticas que ha detonado la decisión -desde el mundo del libro, pero también de sectores políticos- y de modo muy gradual se ha abierto a la alternativa de “reevaluar” la negativa de participar como invitado de honor en el evento en Alemania.

Reacciones desde la cultura. Consultados por Culto, en el mundo de la cultura lamentan esta decisión. El escritor Francisco Ortega, asegura: “Frankfurt no es una feria del libro como Guadalajara, o Buenos Aires, que son ferias de autores, donde los lectores van a que los escritores les firmen los libros, hay charlas, lanzamientos. Frankfurt es una feria de negocios, para editores, agentes.

En ese sentido, todos los años las editoriales van a Frankfurt, gente, scoutings, pero van quienes pueden pagar los pasajes y estadías, de las independientes son muy pocos las que van, a menos que lo hagan por Ventana Abierta”.

El autor de Bahamut agrega: “Yo creo que era una oportunidad para que sobre todo editoriales independientes -que en Chile están súper interesantes- pudieran acceder a ir a Frankfurt a mostrar su trabajo, a mostrar su catálogo, conseguir traducciones, conseguir salir afuera. Era una oportunidad para conseguir hacer masivo y grande lo que se hace”.

“Esto te lleva a una crítica política, sobre todo de la oposición, de que dice ‘otra vez Chile le falla a la cultura’, cuando en general a nadie le importa la cultura. Pero si se va, también hay críticas, que se van a gastar 200 millones en esto. No se gana por ninguna de las dos partes, pero por la primera no hay gasto de plata, que imagino es importante para el gobierno en tiempos de vacas flacas”.

El poeta Matías Rivas, director de Ediciones UDP, señala: “Es una vergüenza nacional. Es una de las ferias más antiguas del mundo. Ningún país del mundo ha dicho que no, ni Corea del Norte. Es muy raro que el gobierno de Chile no quiera poner a sus intelectuales, a sus libros, en un lugar que es importante. Con el prestigio que tiene la poesía, los narradores. Eso podría ser hasta un legado del Presidente”.

“Cuando Argentina fue hace un par de años, fue muy importante. Se tradujeron muchos autores argentinos al alemán, entonces es una experiencia mayor. Tampoco es que sea un gasto desmesurado. Dejar de ir a esta feria por poner el acento en los 50 años, me parece muy extraño, muy incoherente de un presidente que se dice procultura. No conozco un hecho equivalente, de esta importancia, al que nos hayan invitado”.

El escritor y guionista Simón Soto también se pronuncia al respecto: “Hay un mercado mínimo, venimos saliendo de una pandemia muy dura, que afectó a todos los actores que producen películas, libros. Por eso, era una oportunidad muy positiva, muy esperada, ¿y se rechaza? Me parece una ignorancia, una injusticia, una estupidez, y me parece una maldad”.

“Es una oportunidad concreta de abrir posibilidades, ventanas y puertas para las personas que trabajan escribiendo libros. Es sencillamente una maldad. Entre ironía, sarcasmo y rabia, pienso que es casi como una activa decisión para hacerles daño a los trabajadores del mundo editorial”.

“No hay ningún contraargumento posible. Cuando dicen que es para llevar los fondos y recursos al fomento lector de acá. Por favor, ¡la Feria de Frankfurt es fomento lector para acá! En otra escala y en otra dimensión. Es eso. Creo que se confirma que la decisión de poner a De Aguirre tiene que ver con una movida política, pero es contraproducente, porque él no tiene ningún manejo en eso. Viene de otra industria, la de la TV, que esta distinta”.

La voz de los gremios. Por otra parte, también hubo reacción desde los gremios del libro. La Corporación del Libro y la Lectura, que agrupa a los principales sellos editoriales del país, incluyendo a las trasnacionales Planeta y Penguin Random House, respondió a Culto a través de una declaración pública.

“La decisión del gobierno de declinar la participación de Chile como país invitado de honor a la Feria del Libro de Frankfurt en 2025 nos produce una profunda desazón e inquietud. Esta determinación perjudica fuertemente al mundo del libro chileno, que pierde la oportunidad de difundir, desde un lugar de privilegio, el trabajo de nuestros autores, ilustradores y creadores en el encuentro más relevante para la industria editorial a nivel internacional.

Creemos que los esfuerzos para fomentar la lectura en nuestro país implican, entre otras tareas relevantes, fortalecer a los diversos actores del mundo del libro”.

“Sin ir más lejos, ocupar el sitial de invitado de honor de la Feria de Frankfurt habría permitido que nuestros libros se destacaran entre los más de 4 mil expositores de 95 países que asisten al encuentro (según datos de 2022), ampliando las instancias de generar alianzas y posibilidades concretas de reconocimiento y trabajo para nuestro mercado editorial.

Esta decisión trasciende al mundo del libro, puesto que es la imagen de Chile y el peso de su producción cultural las que se ven afectadas. Perdimos la opción de esta vitrina única para la cultura, nuestra identidad y nuestras letras, que en todos los discursos gubernamentales se dice querer potenciar”.

“Creemos que con voluntad y el acuerdo de todos los actores, privados y públicos, es perfectamente posible realizar una Feria Internacional del Libro de Santiago, sin dejar de lado otras instancias tan importantes como lo es la presencia en encuentros internacionales de relevancia, y que efectivamente dan cuenta del compromiso de Chile con el desarrollo de las letras y el fomento lector.

Esperamos que las autoridades acojan el punto de vista que respetuosamente expresamos y ojalá se revierta esta decisión. Reiteramos nuestra voluntad de diálogo y trabajo para abordar los desafíos urgentes que plantean las críticas cifras del libro y la lectura en Chile”.

Asimismo, su presidenta, María Angélica Zegers, agrega a este medio: “Me parece una muy mala señal y que la explicación de los recursos no alcanza para justificar esta decisión. La realización de una feria internacional del libro de Santiago de calidad es un imperativo y un compromiso, que no puede aducirse para dejar de lado otras instancias tan importantes como esta. Si es por masas críticas tampoco podríamos organizar unos panamericanos, y me alegro mucho de que lo estemos haciendo, porque sin duda este tipo de cosas crean realidad. Espero que la decisión se revierta”.

Por otro lado, la presidenta de SADEL (Sociedad de derechos de las letras de Chile), la periodista y agente literaria Vivian Lavín, señala: “Estoy participando como agente literaria en la Feria del Libro de Seúl, un país cuya industria editorial crece cada día y se posiciona a nivel mundial como uno de los mercados más activos. Represento a editoriales, autores e ilustradores chilenos y esta decisión es un golpe muy duro que no se condice con todos los esfuerzos que han hecho todos ellos, junto al propio Estado de Chile a través del Ministerio de las Culturas, DIRAC, Prochile por internacionalizar nuestra precaria industria. Esto significa echar por la borda un trabajo de años”.

“Esta invitación se viene trabajando desde hace años. Soy testigo de ello, ya que asisto anualmente a la Feria de Frankfurt y veo cómo Chile ha ido consolidando su participación como un stand cada vez más importante y una delegación representativa de la industria. De modo que esgrimir hoy una razón económica significa que no hay una política de Estado de internacionalización”.

“Esto no puede ser una decisión del gobierno de turno, esto es ignorar un trabajo continuo que consolide a la industria. Ojo, se acaba de publicar la Política de la Lectura, Libro y Bibliotecas con bombos y platillos en La Moneda donde uno de las lineamientos es la internacionalización del libro. Es decir, no se cumple una Política que el mismo Presidente se encargó de presentar personalmente”

Y remata Lavín: “Entonces que no haya Parada Militar ni ningún desfile que signifique un costo en estos tiempos de austeridad, como argumentan. ¿O eso es una inversión en cultura nacional?”.

Desde Editoriales de Chile, el gremio que agrupa a las principales casas editoriales independientes, entregó una declaración pública a Culto. “La grave crisis interna que atraviesa el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio (MINCAP) ahora suma una desconcertante decisión: Chile declinó ser invitado de honor a la Feria del Libro de Frankfurt 2025, el mayor evento literario del mundo. Las razones esbozadas hasta ahora argumentan que el dinero será utilizado para “fortalecer el ecosistema del libro y la lectura en Chile”.

“Durante la administración de la exministra Julieta Brodsky se confirmó el interés del gobierno -incluido el del Presidente, Gabriel Boric- de aceptar esta invitación. Según los antecedentes, también se contaba con el visto bueno presupuestario del Ministerio de Hacienda para asistir. Sin embargo, el actual ministro de la cartera de cultura, Jaime De Aguirre, optó por declinar que Chile sea invitado de honor a la feria”.

“Esta decisión agrega una nueva decepción del MINCAP, institución donde varios de sus funcionarios se acercan a cumplir un mes de paralización de actividades. Es, además, un grave retroceso en el posicionamiento cultural de Chile en el mundo, que ha sido apoyado por una gestión sistemática de internacionalización de la industria editorial y literaria chilena”.

“La Feria del Libro de Frankfurt es la más grande del planeta, y en ella participan casi 7 mil expositores de todas partes del mundo. En ella se traducen libros a diferentes idiomas, se compran derechos de publicación y, entre muchos otros réditos culturales, se expone al país como un importante foco de producción editorial. Estar ahí es una vitrina mundial, no solo para el ecosistema del libro, sino para diferentes actores de la cultura que también podrían estar presentes”.

“El escenario también responde a los pocos cupos disponibles en los fondos de concursabilidad para asistir a ferias internacionales, en el caso de Frankfurt 2023 se reduce a sólo 6 cuotas. El proyecto de la anterior Política Nacional de la Lectura y el Libro era que cada año fueran 18 profesionales durante 3 años. Esta estrategia ha generado logros para algunas editoriales que han tenido la oportunidad de asistir”.

“Ante la propuesta del gobierno de enfocar el gasto público ‘para una iniciativa de alcance internacional en Chile que permita volver a posicionar a nuestro país como espacio de reconocimiento mundial en esta área’, desde Editoriales de Chile nos mostramos dispuestos a colaborar para llevarla a cabo. No obstante, si la alternativa no llegara a materializarse, será otro capítulo más en la decepcionante historia que está hundiendo al sector editorial chileno”.

“Por último, una Política Nacional de la Lectura, el Libro y las Bibliotecas es vital para guiar el trabajo del ecosistema del libro. La última versión, presentada el pasado 5 de abril junto al Presidente Gabriel Boric, cuenta con las herramientas y lineamientos para orientar el desarrollo del ecosistema. A más de dos meses de su lanzamiento, aún no se ha avanzado en su implementación”.

 

Un aporte del Director de la Revista, Antonio Varas Clavel

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

 

 

 

 

 

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¿QUÉ PODRÍA OCURRIR EN LA ANTÁRTICA A PARTIR DE 2048?

 

¿QUÉ PODRÍA OCURRIR EN LA ANTÁRTICA A PARTIR DE 2048?

Nicolás Kipreos.

Desde una perspectiva estrictamente política, la presencia en aguas australes chilenas de buques de Brasil, Perú, Ecuador y Colombia, que buscan abastecer bases y proyectos científicos en la Antártica, debe entenderse como una clara y explícita manifestación de la voluntad de estos países de ser parte del “grupo de Estados que gobierne la región”, que finalmente les permita participar de la repartición de la Región Polar Austral. Así de simple.

El principio inspirador de tales ambiciones se haya en la llamada “teoría de la defrontación”, que se basa en la proyección de las costas sudamericanas sobre las costas de la Antártida mediante los meridianos, donde los puntos costeros más extremos al occidente y al oriente de cada país definen los meridianos que se proyectarían sobre la Antártida. Se toman en cuenta también las islas para ampliar el arco de proyección más allá de las costas sudamericanas.

Esta teoría no es más que una invención geopolítica brasilera de la década de 1950, concebida en el marco de la rivalidad generada por los “reclamos antárticos” del Reino Unido, Argentina y Chile. De interés saber que, en 1987, seis años después de haber adquirido estatus Consultivo (con derecho a voz y voto), Brasil estableció su política antártica, formalizando su voluntad de “proteger sus derechos directos y sustanciales en la Antártica”, dejando entrever que tales “derechos” podrían “ejercerse” en el caso de que el Tratado Antártico no estuviera vigente. De idéntico interés es que la actual Política Nacional de Defensa del Brasil estipula que, mientras uno de sus objetivos es acceder a todos los mecanismos de decisión del sistema internacional, los intereses brasileros en la Antártica tienen carácter especial, toda vez que, junto con el Atlántico Sur, se trata de una región con “significativas reservas” de recursos naturales.

Además de Brasil, Perú y Ecuador, en distintos momentos y con distinta “intensidad”, Uruguay e, incluso, Colombia,  han adscrito a la utilidad de la “teoría de la defrontración” logrando adquirir el estatus (faltando solo Colombia). Además, poniéndole otro “pelo a la sopa”, está el recientemente anunciado —con bombos y platillos— plan de China que busca construir una base naval en Tierra del Fuego para “atender” la Antártida. El gobierno argentino ya le ha dado su beneplácito, a cambio de un uso compartido de todas las instalaciones y el reforzamiento mutuo de sus intereses en el territorio antártico.

En 2048 se iniciará un período durante el cual el Tratado Antártico (con todo su sistema normativo) podría, a solicitud de cualquiera de sus Partes Consultivas, ser objeto de revisión. ¿Qué pasará? ¿Cuán segura tiene Chile su posición en la Antártica?

Un aporte de nuestro Pas Presidente Gustavo Basso C.

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LA ÉLITE RUSA YA NO CREE QUE PUTIN PUEDA GANAR LA GUERRA EN UCRANIA: “SÓLO ESPERAN QUE RUSIA PIERDA SIN HUMILLACIÓN”

 

LA ÉLITE RUSA YA NO CREE QUE PUTIN PUEDA GANAR LA GUERRA EN UCRANIA: “SÓLO ESPERAN QUE RUSIA PIERDA SIN HUMILLACIÓN”

Bloomberg News, 08/06/2023

Muchos miembros de la jerarquía política y empresarial están cansados de la invasión y quieren que termine, aunque dudan de que el presidente vaya a detener los combates

La élite rusa está cada vez más preocupada por las perspectivas de la guerra en Ucrania del presidente Vladimir Putin, e incluso los más optimistas consideran que el mejor resultado para el Kremlin es un conflicto “congelado”.

Muchos miembros de la élite política y empresarial están cansados de la guerra y quieren que termine, aunque dudan de que Putin detenga los combates, según siete personas familiarizadas con la situación, que pidieron no ser identificadas porque el asunto es delicado.

Aunque nadie está dispuesto a enfrentarse al presidente por la invasión, la creencia absoluta en su liderazgo se ha visto sacudida por ella, dijeron cuatro de esas personas.

La perspectiva más favorable serían unas negociaciones a finales de año que lo convirtieran en un conflicto “congelado” y permitieran a Putin proclamar una victoria pírrica a los rusos al retener parte del territorio ucraniano arrebatado, dijeron dos de las personas.

“Hay un estancamiento de las élites: temen convertirse en chivos expiatorios de una guerra sin sentido”, dijo Kirill Rogov, ex asesor del gobierno ruso que abandonó el país tras la invasión y ahora dirige Re:Russia, un think tank con sede en Viena. “Es realmente sorprendente lo extendida que se ha hecho entre la élite rusa la idea de la posibilidad de que Putin no gane esta guerra”.

Es probable que el creciente desaliento intensifique un juego de culpas sobre la responsabilidad de la vacilante invasión que ya ha agitado amargas divisiones públicas entre los nacionalistas de línea dura y el Ministerio de Defensa de Rusia.

Con el Kremlin enfrentado a una contraofensiva ucraniana respaldada por miles de millones en armas procedentes de EE. UU. y Europa, las expectativas de que se produzcan avances significativos en el campo de batalla son escasas entre los funcionarios rusos tras un invierno en el que las fuerzas de Moscú apenas avanzaron y sufrieron enormes bajas.

La catastrófica rotura de una gigantesca presa en Ucrania el martes, que el gobierno de Kiev atribuyó a Rusia, complicó aún más el conflicto, ya que las aguas inundaron parte de la zona en conflicto. Rusia negó su responsabilidad.

Los ataques dentro de Rusia están aumentando la sensación de inseguridad, incluidos los mayores ataques con aviones no tripulados dirigidos a Moscú la semana pasada desde que comenzó la guerra. Los combates se han extendido a la región de Belgorod, fronteriza con Ucrania, poniendo en entredicho la imagen de Putin como garante de la seguridad de Rusia.

Incluso algunos de los que apoyan la invasión y quieren intensificar la lucha contra Ucrania están decepcionados con las perspectivas de Rusia en una guerra que se suponía iba a concluir en cuestión de días y que ya va por su decimosexto mes.

Los nacionalistas liderados por Yevgeny Prigozhin, fundador del grupo de mercenarios Wagner, han arremetido contra el ministro de Defensa Sergei Shoigu y el jefe del ejército ruso Valery Gerasimov por sus fallos militares, mientras presionan para una movilización a gran escala y la ley marcial para evitar una derrota potencialmente catastrófica.

“Se han cometido demasiados errores de magnitud”, afirmó Sergei Markov, consultor político estrechamente vinculado al Kremlin. “Hace tiempo que había expectativas de que Rusia se hiciera con el control de la mayor parte de Ucrania, pero esas expectativas no se han materializado”.

Putin y sus altos cargos insisten en que Rusia ganará, aunque ya no esté muy claro qué constituiría la victoria después de que su ejército fracasara en su intento de tomar Kiev al principio de la guerra. No hay señales de ningún desafío a su liderazgo desde dentro de su círculo.

La mayoría de la élite agacha la cabeza y sigue con su trabajo, convencida de que no puede influir en los acontecimientos, según cuatro de las personas conocedoras de la situación. Putin no da muestras de querer poner fin a la guerra, afirman cinco de estas personas.

Los medios de comunicación estatales explican los repetidos reveses lanzando el mensaje de que Rusia está librando una guerra por poderes en Ucrania contra Estados Unidos y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, aunque fue Putin quien inició la invasión no provocada en febrero de 2022.

El Kremlin ha impuesto la represión más dura en décadas para castigar con penas de cárcel incluso la disidencia más leve. La clase media rusa, que había constituido la base de apoyo a la oposición al gobierno de Putin en las principales ciudades en la última década, ha sido acobardada hasta el silencio o ha huido del país como parte de la mayor oleada de emigración desde la década de 1990, tras el colapso de la Unión Soviética.

Hasta ahora, las encuestas muestran que la mayoría de los rusos de a pie siguen apoyando a Putin, que ha mezclado la nostalgia de la era soviética con el pasado imperial de Rusia para afirmar que defiende los intereses del país y reclama tierras históricas anexionándose zonas del este y el sur de Ucrania.

Sin embargo, la preocupación puede estar aumentando de nuevo tras el repunte del otoño pasado, cuando Putin anunció un reclutamiento de 300.000 reservistas.

Una encuesta realizada entre el 19 y el 21 de mayo a 1.500 rusos por la empresa de sondeos FOM reveló que el 53 % consideraba que sus familiares y amigos estaban preocupados, lo que supone un aumento de 11 puntos porcentuales desde abril y el más alto en casi cuatro meses.

Prigozhin recorrió las ciudades rusas la semana pasada advirtiendo de una guerra “difícil” que puede durar años, mientras abogaba por la ley marcial y la movilización total. En una entrevista concedida el mes pasado, afirmó que Rusia se arriesgaba a una revolución similar a la de 1917 debido a la división entre la élite del Kremlin y los rusos de a pie, cuyos hijos “regresan en ataúdes de zinc” de Ucrania.

El partido gobernante Rusia Unida inició una investigación después de que un alto legislador de la Duma Estatal, Konstantin Zatulin, dijera en un foro que la invasión no había logrado ninguno de sus objetivos declarados, informó Vedomosti el lunes. “Hay que salir de esto de alguna manera”, dijo Zatulin.

Konstantin Malofeev, un nacionalista ortodoxo ruso partidario de Putin, quiere que Rusia siga luchando porque “el Estado ucraniano debe dejar de existir”. Rechaza cualquier conversación sobre un alto el fuego, aunque dijo que muchos dentro de la élite gobernante, incluido un “gran número” de empresarios, apoyarían la reciente iniciativa de paz de China que prevé una tregua.

“Dicen que apoyan la operación militar especial, pero en realidad están en contra”, afirma Malofeev, multimillonario que también patrocina una fuerza de voluntarios que lucha en Ucrania. “En seis meses, tendremos una clara superioridad en la producción de municiones y proyectiles y estaremos listos para pasar al ataque”.

Sin duda, Rusia aún dispone de enormes recursos para la lucha. Sus tropas están atrincheradas en las líneas del frente en el este y el sur de Ucrania y las defensas aéreas ucranianas se han mantenido ocupadas con la lluvia de misiles y aviones no tripulados rusos sobre el país durante el último mes.

Ucrania ha descartado una resolución del conflicto que deje a Rusia ocupando parte de su territorio, mientras comienza a desatar la contraofensiva que lleva meses preparando.

“Es hora de recuperar lo que es nuestro”, dijo el comandante en jefe ucraniano Valeriy Zaluzhnyi en un mensaje de Telegram el 27 de mayo.

Sin que se vislumbre el final de los combates, los funcionarios rusos y los magnates multimillonarios saben que se enfrentan a posibles años de aislamiento internacional y a una dependencia cada vez mayor del Kremlin, ya que Putin presiona a las empresas para que respalden el esfuerzo bélico y prohíbe a quienes le rodean abandonar sus puestos.

A ellos y a sus familias se les ha impuesto la congelación de activos y la prohibición de viajar en virtud de las sanciones impuestas por Estados Unidos y Europa, que también han hecho de la economía rusa una de las más sancionadas del mundo, poniendo en peligro décadas de integración en los mercados mundiales.

“Los funcionarios se han adaptado a la situación, pero nadie ve la luz al final del túnel: son pesimistas sobre el futuro”, afirma Alexandra Prokopenko, experiodista rusa y asesora del banco central, que ahora trabaja como becaria no residente en el Centro Carnegie de Rusia y Eurasia, con sede en Berlín. “Lo mejor que esperan es que Rusia pierda sin humillación”.

Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

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GUERRA RUSIA-UCRANIA. Ataque masivo de drones a la capital rusa

 

GUERRA RUSIA-UCRANIA

Historia de Cooperativa, 30/05/2023

Moscú sufrió su primer ataque masivo de drones. La capital rusa fue sometida hoy al primer ataque masivo de drones que, si bien no causó víctimas, enfrentó a los moscovitas a la realidad de la guerra. Mientras, en Kiev sus habitantes sufrieron la tercera noche consecutiva de bombardeos con aparatos kamikaze, que causaron al menos un muerto.

El Kremlin no dudó en acusar a Ucrania del “ataque terrorista” y destacó la efectividad de defensa antiaérea rusa, que, según el Ministerio de Defensa de Rusia derribó los ocho drones de ala fija que fueron lanzados contra Moscú, cinco por impacto directo y tres mediante lucha radioelectrónica.

Sin embargo, a primera hora de la mañana el conocido canal de Telegram Baza cifró en unos 25 los drones que participaron en el ataque, que causó, en palabras del alcalde de la capital, Serguéi Sobianin, “daños menores” en varios edificios y dos heridos leves.

Putin dice que ucrania intenta provocar a rusia. “Me preocupan los intentos de provocar una reacción de respuesta de Rusia. Se ve que eso es lo que buscan (los ucranianos): provocarnos a acciones simétricas. Veremos lo que haremos”, dijo el presidente ruso, Vladímir Putin, a la televisión pública.

El Ministerio de Exteriores advirtió a Kiev más directamente de que Rusia “se reserva el derecho a tomar las medidas más duras en respuesta” al ataque.

A juicio de Putin, el ataque fue una represalia por los bombardeos rusos contra objetivos militares en Ucrania y aseguró que “hace dos o tres días” Moscú atacó el Estado Mayor de la inteligencia militar ucraniana.

“En respuesta, el régimen de Kiev eligió otra vía, la de intentar intimidar a Rusia, amedrentar a los ciudadanos rusos y atacar edificios de viviendas. Esto es, por supuesto, un claro signo de actividad terrorista”, añadió.

En Kiev, mientras, el asesor de la Oficina de la Presidencia ucraniana, Mijailo Podolyak, negó que Ucrania tenga una “relación directa” con el ataque contra la capital rusa, el mayor desde el 2 de mayo, cuando dos drones impactaron en el Palacio del Senado del Kremlin.

“Los observamos (los ataques) con mucho gusto y pronosticamos que irán en aumento, pero desde luego no tenemos relación directa con ellos”, dijo Podolyak en una entrevista a una canal opositor ruso.

Recalcó que puede no puede entender que “haya gente que crea que puede jugar un juego unilateral, que puede destruir un Estado soberano de manera absolutamente impune”.

En la víspera de los ataques a Moscú, el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, expresó su indignación por el hecho de que los moscovitas tengan una vida normal, mientras que los ucranianos sufren constantemente los bombardeos rusos.

“¿Por qué?”, preguntó Klitschko durante un maratón informativo, y dirigió su pregunta al comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Valery Zaluzhny.

Lluvia de drones sobre Kiev. En Kiev la pasada noche murió al menos una persona y otras 11 resultaron heridas a consecuencia del tercer ataque en 24 horas contra la capital, en esta ocasión exclusivamente con drones.

“No ignoren las señales de alarma y no salgan a los balcones y a la calle para ver cómo hacen su trabajo las defensas antiaéreas”, dijo el alcalde, después de conocerse que la víctima mortal es una mujer que salió al balcón a ver cómo eran derribados los drones.

Según el parte de la Administración Militar de la ciudad de Kiev, un total de 29 de los 31 drones Shahed-136 y 131 empleados por Rusia fueron derribados por las defensas antiaéreas ucranianas, pero los restos de algunos de los aparatos cayeron sobre zonas residenciales, provocando daños en viviendas y en vehículos particulares.

Condena europea a los ataque contra la capital ucraniana. Los bombardeos lanzados por Rusia contra la capital ucraniana fueron condenados hoy enérgicamente por la Comisión Europea.

“Estos ataques vuelven a demostrar que Rusia continúa aterrorizando indiscriminadamente a la población de Ucrania de forma horrible y bárbara. Estos ataques son una clara respuesta de Putin a todos aquellos que luchan por un proceso de paz”, dijo en Bruselas el portavoz de Exteriores del Ejecutivo comunitario, Peter Stano.

Por contra, Stano evitó pronunciarse sobre la autoría del ataque con drones de hoy sobre Moscú.

“Lo único que puedo repetir es la fuerte petición de la Unión Europea a Rusia de no utilizar estos incidentes como un pretexto para escalar aun más su agresión ilegal a Ucrania”, subrayó.

 

Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nocional

RELACIONES INTERNACIONALES Y SEGURIDAD

¿POR QUÉ BAJMUT? UNA PREGUNTA TAN ANTIGUA COMO LA GUERRA

 

¿POR QUÉ BAJMUT? UNA PREGUNTA TAN ANTIGUA COMO LA GUERRA

Thomas Gibbons-Neff , exinfante de marina

New York Times, 23/05/2023

Pocas semanas antes de que el presidente ucraniano Volodímir Zelenski visitara la ciudad de Bajmut en diciembre, un soldado con el distintivo de llamada militar “Oso” miraba por la ventana de un ruinoso sexto piso, con vista a los confines orientales de la ciudad. Me quedé en silencio a su lado. Abajo la batalla se desarrollaba con una ferocidad silenciosa.

Los cohetes iluminaban el cielo. Un tanque ardía en la distancia. Hacia el sur, las municiones incendiarias rusas flotaban hacia abajo: el delgado arco de las llamas blancas encendía pequeños fuegos en el suelo, pero poco más. No quedaba nada que quemar, el área ya había sido bombardeada hasta más no poder.

“Bajmut”, escribí en mi diario, “está en mal estado”.

Esa fue una larga noche entre cientos de jornadas en las que Bajmut se convirtió en el punto focal de algunos de los combates más feroces de la guerra, y en un enclave muy deseado por Rusia que las tropas ucranianas defendían de manera tenaz.

Hoy, la ciudad de Bajmut parece haber caído en manos de los rusos después de 10 meses, dejando miles de soldados heridos o muertos y una pregunta persistente: ¿cómo una ciudad anodina de la que el mundo nunca había oído hablar se convirtió en el sitio donde ambos bandos decidieron combatir hasta el final, sin importar el costo?

“Parece que todos los buitres están aquí”, me dijo un soldado —a través de un mensaje— cuando una multitud de periodistas apareció en marzo, momento en que la ciudad parecía estar a punto de caer. “¿Dónde estaban antes de que esto se pusiera tan terrible?”, escribió.

La trayectoria de una guerra es desconocida. Los combatientes, los vientos políticos y las estrategias militares influyen por igual en las batallas libradas y la violencia posterior.

Bajmut, un antiguo puesto cosaco de avanzada que al comienzo de la guerra era un pueblo minero de sal, simplemente fue el lugar donde chocaron dos ejércitos. El orgullo, el desafío y la terquedad pura rápidamente le otorgaron a la ciudad una importancia desmesurada.

Faluya, en Irak, también era desconocida para gran parte del mundo hasta que Estados Unidos trató de acabar con una creciente insurgencia en 2004. Hubo dos batallas por la ciudad, una que transcurrió en tres semanas y otra que duró seis. Fueron combates intensos pero mucho más pequeños en escala que la destrucción y pérdida de Bajmut.

Gettysburg era un lugar ondulado lleno de colinas y campos típicos del sur de Pensilvania, pero resultó ser el sitio donde tres días de combates inútiles acabaron con las posibilidades de Robert E. Lee de cambiar la Guerra Civil a su favor.

Iwo Jima no era más que el enclave de una isla en el Pacífico, pero Estados Unidos la necesitaba para sus bombarderos de largo alcance, y la lucha por controlarla se convirtió en una de las batallas más duras de la Segunda Guerra Mundial.

Pero ya sea Bajmut, Iwo Jima o Faluya, el final de la batalla, sin importar lo que esté en juego o quien resulte vencedor, siempre es el mismo: pérdidas insondables y la necesidad de enfrentarse a lo que viene después. ¿Cómo recuerdas a los muertos y te preparas para lo que temes que será la indiferencia estratégica de tus líderes, quienes están tramando sus próximas campañas con batallas que podrían causar tu propio fin?

Durante meses, los analistas discutieron sobre la “importancia estratégica” de Bajmut, como si alguna jerga militar pudiera hacer más fácil digerir la pérdida de una ciudad entera a manos de un ejército invasor.

“El enemigo”, dice Yossarian, el personaje de Joseph Heller en Trampa 22, su novela de la Segunda Guerra Mundial, “es cualquiera que quiera matarte, esté en el lado que esté”.

Para el lunes por la mañana, los funcionarios ucranianos hablaban de controlar las “afueras” de Bajmut y preparar operaciones en los flancos, una sutil indicación de que la batalla dentro de la ciudad había llegado a su fin. En medio de los escombros, la población previa a la guerra de unas 70.000 personas se ha reducido a unos pocos miles de habitantes o menos.

Hubo un momento en que parecía poco probable que los rusos pudieran capturar Bajmut. El ejército ucraniano los había expulsado de Járkov en septiembre pasado. En noviembre, liberaron la ciudad portuaria de Jersón. Ucrania estaba ganando. En Bajmut, algunas personas tenían la esperanza de que las tropas de Kiev siguieran avanzando y cambiaran el rumbo de una vez por todas.

A pesar de sus derrotas en otros lugares; las tropas de Moscú junto con las fuerzas mercenarias de Wagner, el grupo respaldado por el Kremlin que lideraba el asalto a Bajmut, nunca dejaron de atacar la ciudad.

El presidente ruso Vladimir Putin había dejado claro que sus fuerzas iban a capturar Bajmut y luego apuntarían a la totalidad de la región rica en minerales de Donbás en la que se encuentra. No hubo calma invernal: el suelo se endureció y el metal de los obuses y las Kalashnikov se volvió doloroso al tacto de dedos entumecidos por el frío.

La primavera acaba de traer más destrucción en forma de feroces y sangrientos combates callejeros.

Durante meses, los analistas militares, los funcionarios occidentales y los medios discutieron sobre la “importancia estratégica” de Bajmut, como si alguna jerga militar pudiera hacer más fácil digerir la pérdida de una ciudad entera a manos de un ejército invasor.

Los rusos podrían usar mejor sus recursos, dijeron los analistas. Ucrania debería retirarse a una mejor zona y continuar su ofensiva en otros lugares, agregaron.

Recuerdo a los expertos y a la prensa en 2010, cuando participé en una batalla diferente como soldado de infantería de la Marina en el sur de Afganistán: la batalla por Marja. Ni de lejos fue tan violenta como lo que presencié en mis muchos viajes a Bajmut como periodista de The New York Times, pero al igual que los soldados ucranianos que luchan por su ciudad, sabía que el mundo estaba mirando.

Qué poco significó eso en 2010, cuando ningún escrutinio público determinaría si mis amigos vivían o morían. Y qué poco significó para los soldados que luchaban en Bajmut, donde cada minuto en el que no estaban bajo bombardeos o ataques era un respiro, y donde el objetivo diario era sobrevivir y mantenerse vivos.

Zelenski convirtió a Bajmut en el punto focal de la guerra cuando lo visitó en diciembre, donde apareció junto a sus soldados exhaustos en lo que parecía ser una fábrica vacía cerca del frente. La ciudad, anteriormente llamada Artémivsk, estaba en el centro de atención.

Bajmut, con sus senderos para caminar que solían estar prolijamente recortados y un pintoresco y conocido viñedo, de repente se convirtió en una importante zona estratégica, sin importar si los generales y los analistas estuvieran de acuerdo o no.

La visita de Zelenski fue lo único que necesitaban los medios y el pueblo ucraniano. “Bajmut resiste” se convirtió en un grito de guerra. La guerra tenía otra batalla campal, una que se sintió inquietantemente similar al sitio de Mariúpol y los combates en Lisichansk y Severodonetsk meses antes: defensores superados en número, luchando contra un ejército mucho más grande.

Estamos “en pleno cerco de fuego”, dijo un soldado que luchaba en Bajmut hacia el final de la batalla, antes de preguntar si The New York Times haría llegar la información adecuada al público si lo abandonaban allí.

En el otro bando estaba Yevgeny Prigozhin, el directivo de Wagner. El otrora magnate reservado comenzó a aparecer en videos en el frente de Bajmut. En las imágenes, se ve a Prigozhin animando a sus combatientes e incitando a Zelenski mientras ajusta su chaleco antibalas.

En un video publicado en marzo, Prigozhin le pidió al presidente ucraniano que siguiera enviando “unidades listas para la batalla” para que sus tropas de Wagner pudieran matarlas.

También discutió con el liderazgo militar ruso, fustigándolos y burlándose de ellos, convirtiéndose en un personaje exuberante de la narrativa de Bajmut.

Fue un enfrentamiento listo para la cámara realzado por las imágenes espeluznantes que también llegaban del frente de guerra.

Los videos publicados desde el campo de batalla mostraban un paisaje repleto de cicatrices de proyectiles y salpicado de árboles destrozados. Los soldados luchaban desde trincheras fangosas con el agua hasta la rodilla. El pie de trinchera fue una afección común durante el invierno.

En poco tiempo, Bajmut comenzó a ser comparada con Verdún en 1916 (una batalla de 10 meses que tuvo cientos de miles de bajas francesas y alemanas).

Pero la sangrienta guerra de trincheras en el este de Ucrania no era nada nuevo porque había sido un elemento básico del conflicto desde que los separatistas respaldados por Rusia comenzaron a luchar contra el gobierno en 2014.

Las comparaciones históricas, por acertadas que hayan sido, no hicieron nada para mitigar los horrores sobre el terreno. Durante meses, los muertos y heridos de Ucrania llegaban como un flujo constante al único hospital de Bajmut.

Camillas manchadas de sangre recibieron a nuevos pacientes. Los campos circundantes estaban llenos de muertos rusos, cadáveres camuflados que apuntaban la dirección de su ataque.

La visita de Zelenski lo había dejado claro: sus fuerzas lucharían hasta el final. Bajmut se sumaría a la lista de ciudades donde murieron muchos soldados a cambio de tan solo unos pocos kilómetros de terreno devastado.

Los soldados que sobrevivan tendrán el resto de sus vidas para reflexionar si valió la pena. Y aquellos que murieron serán recordados como los héroes caídos de la batalla por Bajmut, las tropas que perecieron en una ciudad de la que mucha gente nunca había oído hablar hace un año.

Mientras estaba de pie junto a la ventana rota aquella gélida noche de diciembre, recuerdo haber pensado que, a pesar del crescendo de la artillería y el parloteo de los disparos, la batalla por Bajmut se sentía muy lejana. Dos días después, un proyectil se estrelló contra el apartamento vacío en el que habíamos estado parados.

Hoy, los rusos patrullan la ciudad. La guerra continúa. Avanzará poco a poco hacia nuevos lugares en el mapa, aún no destruidos por meses de batallas de artillería, donde podrían surgir nuevos eslóganes y donde el “significado estratégico” permanece en duda, mientras el mundo espera otro desenlace sangriento.

 

Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nocional

RELACIONES INTERNACIONALES Y SEGURIDAD

36 HORAS EN BAJMUT: LA BATALLA DESESPERADA DE UNA UNIDAD PARA CONTENER A LOS RUSOS

   

36 HORAS EN BAJMUT: LA BATALLA DESESPERADA DE UNA UNIDAD PARA CONTENER A LOS RUSOS

Historia de Matthew Luxmoore/The Wall Street Journal

La Tercera, 25/05/2023

El soldado Oleksiy Malkovskiy, desempleado y padre de tres hijos, disparó una granada propulsada por cohete por primera vez en su vida en el frente de batalla de Bajmut en febrero. Las tropas rusas estaban asaltando uno de los bloques de departamentos que su grupo de 16 reclutas, muchos de los cuales se habían alistado días antes y no habían recibido entrenamiento, habían sido asignados para defender.

Malkovskiy falló. Los rusos dispararon su propio RPG y golpearon la pared a su lado, dejándolo conmocionado. Salió corriendo del edificio y se escondió en un huerto, con los oídos zumbando. Cuando regresó después de la puesta del sol, los cuerpos de dos de sus camaradas yacían en la habitación.

Durante las 36 horas que pasó en un brutal combate casa por casa en la ciudad del este de Ucrania, 11 de los 16 hombres del grupo de reclutas de Malkovskiy fueron asesinados o capturados, según soldados sobrevivientes y familiares de los desaparecidos.

Rusia finalmente consolidó el control sobre Bajmut durante el fin de semana, después de una batalla de 10 meses que Kiev usó para aplastar a las fuerzas rusas.

Si bien ninguno de los lados ha revelado sus bajas, muchos miles de soldados de ambos lados han muerto en el frente de Bajmut, según estimaciones occidentales. Muchos más han resultado heridos.

En un esfuerzo por preservar las brigadas entrenadas y equipadas por Occidente para una ofensiva ampliamente anticipada, y con muchos de sus soldados profesionales muertos, Kiev envió soldados movilizados y unidades de defensa territorial, a veces con entrenamiento y equipo irregulares.

El éxito o el fracaso final de la estrategia de Ucrania en Bajmut dependerá de los resultados de la ofensiva más grande.

“Si puede evitar tener que desviar su fuerza de combate decisiva hacia algo como Bajmut, lo que tendría un impacto negativo a largo plazo en la contraofensiva general, entonces hágalo”, dijo el teniente general retirado Ben Hodges, excomandante del Ejército estadounidense en Europa. “Por supuesto que todavía pagas un alto precio”.

Los 16 hombres, incluido Malkovskiy, se alistaron en la 5ª Compañía de la 93ª Brigada Mecanizada de Ucrania, partieron de Kharkov el 16 de febrero en bus hacia la base de la brigada, a dos horas y media de viaje hacia el sur.

Los pasajeros eran en su mayoría hombres pobres de aldeas en la región nororiental de Kharkiv, muchos de ellos desempleados, haciendo trabajos ocasionales como personal de mantenimiento o trabajando por turnos en fábricas en la capital regional.

Muchos habían recibido avisos de movilización ese mes, según sus registros de servicio militar. Si bien algunos habían completado el servicio obligatorio años o décadas antes, casi ninguno había estado en combate activo.

Pasaron dos noches en la base, donde les entregaron rifles y uniformes de la era soviética, según documentos militares y fotografías. El 18 de febrero, los llevaron a Kostyantynivka, a 25 kilómetros de Bajmut, y los alojaron en una casa en las afueras de la ciudad de la guarnición.

Posaron para fotos con sus rifles frente a íconos religiosos colocados en la repisa de la chimenea de la casa, tomando bebidas energéticas en literas en uno de los dormitorios, y fumando y comiendo en la cocina.

En la mañana del 21 de febrero, el sargento mayor de la compañía llegó para decir que tenía órdenes de enviar a los hombres a Bajmut en grupos de seis. Las fuerzas rusas se estaban acercando al río que divide la ciudad, presionando a las unidades ucranianas que se defendían del constante bombardeo de morteros y artillería.

Algunos de los hombres amenazaron con escribir una negativa oficial a seguir la orden, citando la falta de capacitación. Vladyslav Yudin, un exconvicto de la ciudad oriental de Luhansk, afirma que le dijo al sargento mayor que nunca había empuñado un arma, y mucho menos disparado, y que estaba asustado. “Bajmut te enseñará”, respondió el hombre.

Cuando el primer grupo de hombres llegó a Bajmut esa noche, se les dijo que siguieran a un comandante a su posición. Caminaron por callejones pasando por las ruinas de edificios bombardeados, pasando por encima de postes telefónicos caídos y proyectiles rusos sin explotar.

Llegaron a un bloque de departamentos de gran altura separado por un cobertizo, una valla de tela metálica y un pequeño jardín de las tropas rusas en el edificio del lado. Tomaron posiciones junto a las ventanas del primer piso.

Luego fueron atacados con granadas y morteros, y Yudin manifestó que vio a Serhiy Didik, un aldeano de 36 años, y al comandante asesinados frente a él. “Fue el infierno en la tierra”, señaló.

A menos de 300 metros de distancia, el granjero Serhiy Puhasiy estaba en una casa bajo un fuerte ataque ruso que obligó a su grupo a salir. Estuvo bajo fuego de ametralladora desde el tercer piso de otro edificio y vio caer al líder de su escuadrón y a otro soldado.

Se encontró expuesto mientras las balas zumbaban a su alrededor. Cayó al suelo y pronto se encontró rodeado de soldados rusos.

“¿Estás solo?”, preguntó uno de los rusos, atando sus brazos mientras otro le quitaba el rifle de las manos y le quitaba el chaleco antibalas.

Desde esa batalla del 21 y 22 de febrero, y una misión posterior el 2 de marzo para la cual los miembros sobrevivientes de la unidad fueron enviados de regreso a Bajmut, las esposas de los desaparecidos han estado buscando información.

Escribieron a la Cruz Roja y a las Naciones Unidas, llamaron a una línea directa del gobierno ucraniano y publicaron en docenas de páginas de redes sociales para los desaparecidos.

La esposa de Puhasiy, Anzhela, recibió la notificación de que su esposo había desaparecido el 24 de febrero, tres días después de haber hablado con él por última vez. “Es como estar parado en el borde de un acantilado. No soy ni esposa ni viuda”, dijo en una entrevista a principios de abril. “Lo peor es no saber”.

El hijo de nueve años de la pareja, Vladyslav, se dibujó a sí mismo de pie sobre un tanque con una bandera ucraniana en la línea del frente. “Papá, te salvaré”, dice su pie de foto.

A principios de marzo, dos oficiales militares llegaron a la casa de Vasiliy Zelinskiy, un trabajador por turnos de una fábrica de acero de 51 años con una dolencia en la columna diagnosticada, para compartir la noticia de su desaparición.

Su esposa, Olena, comenzó a sollozar y les preguntó: “¿Cómo es posible que se lleven a un hombre sin entrenamiento y una semana después se haya ido?”. Un hombre bajó los ojos, dijo ella, y el otro respondió: “Es la guerra. Nadie los entrenará ahora”.

El 2 de abril, un canal vinculado al grupo paramilitar Wagner, que encabezó el asalto de Rusia a Bajmut, publicó una foto de la identificación militar de Didik y dijo que se había confirmado su muerte. Pero la esposa de Didik, Valentina, está convencida de que está en cautiverio ruso. “Sé que mi esposo está vivo”, señaló en un mensaje a The Wall Street Journal. “Mi corazón lo siente”.

Las esposas de los hombres desaparecidos están enojadas porque fueron enviados a Bajmut sin entrenamiento. La gran mayoría de los soldados movilizados en Ucrania reciben al menos una preparación mínima, y los casos de hombres sin entrenamiento a los que se les ordena luchar no están muy extendidos.

Pero la ley ucraniana no especifica cuánto debe durar el entrenamiento, y los abogados dicen que los reclutas pueden hacer poco más que presentar una queja a través de sus comandantes o una línea directa del Ministerio de Defensa.

Los legisladores ucranianos presentaron en febrero un proyecto de ley que exige un mínimo de preparación de tres meses para las tropas movilizadas, pero no ha avanzado en el Parlamento.

El Ministerio de Defensa de Ucrania negó haber enviado soldados sin entrenamiento a Bajmut, y un oficial de la 93ª Brigada Mecanizada de Ucrania dijo que no había oído hablar de tales casos en su unidad. “Si sucede, está mal”, dijo.

Un portavoz de las Fuerzas Armadas de Ucrania se negó a comentar.

A mediados de abril, Puhasiy fue liberado en un intercambio de prisioneros después de casi dos meses de cautiverio ruso. Estuvo recluido en una prisión en la parte ocupada por Rusia de la región ucraniana de Luhansk antes de ser trasladado a una celda en una fábrica abandonada.

A él y a una docena más les vendaron los ojos, los llevaron a Bajmut y les dijeron que cruzaran la línea del frente mientras las tropas rusas se comunicaban por radio con los ucranianos, asegurándose de que ambos lados no dispararan.

Al final, cree Puhasiy, fue su muy breve servicio militar lo que lo salvó de la ejecución a manos de sus captores.

Cuando los rusos miraron su tarjeta de registro militar y vieron la fecha en que fue movilizado, menos de una semana antes, preguntaron cuánto tiempo había luchado. “Veinticuatro horas”, respondió.

Dijo que advirtieron que si alguna vez lo capturan nuevamente, no sobrevivirá.

 

Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

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