HISTORIA MILITAR Y HÉROES OLVIDADOS

HISTORIA CONSTITUCIONAL DE CHILE. BICENTENARIO DE LA CONSTITUCION DE 1822.

 

HISTORIA CONSTITUCIONAL DE CHILE. BICENTENARIO DE LA CONSTITUCION DE 1822.

La opinión pública ilustrada estimaba que la Constitución Provisoria de 1818, promulgada por el Libertador, había agotado su vigencia y debía ser sustituida por otra más liberal y democrática. Cabe recordar que la Constitución de 1818 le otorgaba al Director Supremo la plenitud de las funciones del Estado, sin limitaciones ni duración en el tiempo. En resumen, una dictadura vitalicia.

PERLA OHIGGINIANA.HISTORIA CONSTITUCIONAL DE CHILE. BICENTENARIO DE LA CONSTITUCION DE 1822.

30 de octubre de 1822-30 de octubre de 2022. Mario Barrientos Ossa. Vicepresidente Instituto OHigginiano de Rancagua

A principios de 1822, el Director Supremo don Bernardo OHiggins Riquelme gobernaba con dos ministros del despacho, quienes eran don Joaquín Echeverría, en el departamento de Gobierno y Relaciones Exteriores, y don José Antonio Rodríguez Aldea, en los de Hacienda y Guerra.

La opinión pública ilustrada estimaba que la Constitución Provisoria de 1818, promulgada por el Libertador, había agotado su vigencia y debía ser sustituida por otra más liberal y democrática. Cabe recordar que la Constitución de 1818 le otorgaba al Director Supremo la plenitud de las funciones del Estado, sin limitaciones ni duración en el tiempo. En resumen, una dictadura vitalicia.

         Con fecha 7 de mayo de 1822, con la firma del Director y sus dos ministros del despacho, se llamaba a formar una Convención Preparatoria de la Representación Nacional, que dictaría la nueva constitución. El texto no otorgaba explícitamente a este cuerpo la facultad de dictar o aprobar una nueva constitución, su tarea era sentar las bases y convocar a la Convención Nacional, representante de la soberanía nacional,  que se haría cargo de la función constituyente.

         La Convención Preparatoria estaba formada por 25 propietarios, o titulares, y 7 suplentes. Debía cumplir su misión en tres meses.

         En nuestra actual Región de O’Higgins, fueron electos como convencionales, por Rancagua, don Fernando Errázuriz, y por San Fernando, don Francisco Valdivieso.

         La apertura de la Convención Preparatoria se verificó con gran pompa y solemnidad el 23 de julio de 1822, bajo la presidencia del Director Supremo, que estaba acompañado de todos sus ministros, autoridades, grandes corporaciones del Estado y dignatarios.

         El 7 de octubre de 1822, sorpresivamente, se presentó a la Convención Preparatoria el proyecto de una constitución, redactado íntegramente por don José Antonio Rodríguez Aldea, en circunstancias que aquélla debía cesar en funciones el 23 de octubre, es decir, de asumir el encargo, que no le estaba formalmente conferido, tenía 16 días para cumplirlo.

         En el curso de 8 sesiones, algunas de ellas nocturnas, la Convención Preparatoria discutió y aprobó el proyecto de constitución, y el 23 de octubre de 1822, último día del plazo de su convocatoria, la aprobó, lo que no le correspondía, como hemos expresado y fundado con antelación.

         El 30 de octubre de 1822, se juró la nueva constitución en todo el país, con gran solemnidad, poniéndola en vigor. Se ha cumplido, entonces, doscientos años desde esta fecha histórica.

         Nos llama la atención que en el texto, firmado por todos los convencionales, y que hemos tenido a la vista, se registra la firma de don Francisco Antonio Valdivieso y Vargas, representante de San Fernando, pero no observamos la de don Fernando Errázuriz, representante de Rancagua, omisión cuya causa no pudimos establecer.

         En resumen, conforme la crítica de nuestros más preclaros historiadores, la Constitución de 1822 fue redactada de puño y letra por el impopular Ministro don José Antonio Rodríguez Aldea, y aprobada en solo 16 días por una Convención que carecía de facultades para ello. En derecho puro, era nula de nulidad absoluta, insanable.

         Se entenderá, entonces, el malestar y desagrado que este procedimiento arbitrario produjo en la poderosa aristocracia y en la jerarquía de la Iglesia, poderes fácticos que no amaban a O´Higgins, y que formaban la clase ilustrada de esos días, y el por qué se le atribuye a esta Carta el efecto negativo  de haber contribuido a la caída del Libertador, en ese triste 28 de enero de 1823.

 Un aporte de nuestro Pas presidente Gustavo Basso Cancino

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Pronunciamiento militar. 11 de septiembre de 1973

 Pronunciamiento militar.

 

Pronunciamiento Militar del 11 de septiembre de 1973 fue una acción militar llevada a cabo por las Fuerzas Armadas de Chile para derrocar al presidente socialista Salvador Allende y al gobierno izquierdista de la Unidad Popular. Salvador Allende asumió en 1970 como presidente de Chile, siendo el primer político de orientación marxista en el mundo que accedió al poder a través de elecciones generales en un Estado de Derecho. Su gobierno, de marcado carácter reformista, se caracterizó por una creciente polarización política en la sociedad y una dura crisis económica que desembocó en una fuerte convulsión social. Tras el Tanquetazo (29 de junio), grupos dentro de la Armada de Chile planearon derrocar al gobierno, al que posteriormente se sumaron los altos mandos de la FACH y grupos dentro de Carabineros. Días antes de la fecha planificada para la acción militar, se sumó Augusto Pinochetcomandante en jefe del Ejército. En la mañana del 11 de septiembre de 1973, las cúpulas de las Fuerzas Armadas y de Orden lograron rápidamente controlar gran parte del país y exigieron la renuncia inmediata de Salvador Allende, quien se refugió en el Palacio de La Moneda. Tras el bombardeo de la sede presidencial, Allende se suicidó y la resistencia en el Palacio fue neutralizada.

A través de un pronunciamiento militar, las Fuerzas Armadas asumen el control del país atendiendo al clamor nacional contra el gobierno comunista de la Unidad Popular presidido por Salvador Allende. Los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas y el General Director de Carabineros asumen la conducción y recuperación del país a través de una Junta Militar.

El golpe de Estado marcó el fin del gobierno de la Unidad Popular, que fue seguida por el establecimiento de una junta militar liderada por Pinochet. Chile, que hasta ese entonces se mantenía como una de las democracias más estables en América Latina, entró en un gobierno militar que se extendió hasta 1990. Durante este periodo, , se suprimieron los partidos políticos y el Congreso Nacional fue disuelto.

Durante los 17 años de gobierno militar se impulsaron grandes medidas económicas, las que a pesar de las crisis económicas mundiales, llevaron al país a un excelente estado de desarrollo y social. Se elaboró una nueva constitución, la que fue aprobada ampliamente a través de un plebiscito y en el año 1990, se entregó el poder al elegido presidente a través de elecciones libres e informadas. Las medidas económicas del gobierno militar fueron seguidas durante 30 años por sucesivos gobiernos, aumentando la calidad de vida y la economía del país.

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José Antonio Rodríguez Aldea

José Antonio Rodríguez Aldea

En conmemoración del natalicio del libertador Bernardo O’Higgins Riquelme, compartimos este post del General Antonio Yakcich Furche, Presidente del Instituto O´Higginiano de Rancagua:

O´HIGGINS Y LA LEALTAD SOBRE CUALQUIER OTRA CONSIDERACIÓN:

Para muchos historiadores, el accionar de José Antonio Rodríguez Aldea afectó notoriamente la imagen de O´Higgins, cuando ejerció como ministro de Estado en las carteras de Guerra y Hacienda.

Su fuerte personalidad, sus reiterados intentos de aislar al Director Supremo de otras influencias externas a la suya, entre otros motivos, hizo que se ganara la enemistad de las más influyentes personas del Chile republicano.

La caída del poder de O´Higgins, materializada en su voluntaria abdicación, a fin de evitar una eventual guerra civil, estuvo en no menor medida influenciada por su negra figura, como lo mencionan varios autores.

Pese a ello, jamás Bernardo lo atacó, ni menos mencionó que Rodríguez tuviera alguna responsabilidad en su alejamiento del poder. Tanto así, que, al enterarse de la muerte de su antiguo colaborador, le envió desde Lima una carta a su viuda, María Mercedes Velasco Oruna, donde se puede evidenciar el aprecio que tenía por su antiguo camarada.

 En ella le decía que su exesposo era su “más querido amigo y compañero”, reconociéndole entre otras virtudes ser “buen cristiano, humano, buen padre de sus hijos y de su Patria, buen amigo…caritativo y desprendido”.

Sobre los motivos por los cuales O´Higgins le tenía tanto aprecio a Rodríguez solo cabe especular; tal vez fuera porque ambos eran chillanejos, o porque María Mercedes era reconocida por él como su “tía”, parentesco no suficientemente estudiado a la fecha. Sin embargo, lo más probable es que Rodríguez se haya ganado el aprecio del prócer por su alta capacidad de trabajo y de entrega a los intereses del gobierno que dirigía.

Cualquiera fuera el motivo, lo cierto es que, hasta el día de su muerte, lo premió con su absoluta lealtad.

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Fuente imagen: Icarito

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ACTIVIDADES DEL INSTITUTO O’HIGGINIANO DE CHILE EN EL DÍA DEL NATALICIO DEL PADRE DE LA PATRIA

ACTIVIDADES DEL INSTITUTO O’HIGGINIANO DE CHILE EN EL DÍA DEL NATALICIO DEL PADRE DE LA PATRIA

Marcelo Elissalde Martel, Socio de la Unión y Consejero del I. O’higginiano de Chile 20/08/2022

Los miembros del Instituto O’higginiano de Chile se desplegaron en diferentes ciudades y comunas para recordar la fecha del nacimiento de nuestro Padre de la Patria, don Bernardo O’Higgins Riquelme, ocurrido en Chillán el 20 de agosto de 1778.

La Alcaldesa de Providencia Sra. Evelin Matthei invitó al Instituto a la celebración en la comuna, en donde asistieron consejeros y miembros.

Fue una emotiva ceremonia que contó con la participación de la Escuela Militar, instituto creado por O’Higgins en 1817, su director y una delegación, la banda del Regimiento Buin, el regimiento más antiguo de Chile, colegios de la comuna y un gran público.

Al inicio de la ceremonia, el suscrito fue invitado a exponer y explicar los objetivos del instituto, lo cual fue agradecido oportunamente. El instituto desplegó a sus integrantes como ya se dijo, a distintas regiones y ciudades. El presidente concurrió a Chillán, consejeros se hicieron presente en Quilleco, en Las Canteras (Los Ángeles), en la comuna de Pedro Aguirre Cerda, Valdivia, Concepción y ante la estatua ecuestre ubicada en la Alameda que lleva su nombre, y que fue una de sus obras, entre otros lugares.

A la comuna de Pedro Aguirre Cerda concurrió el suscrito, invitado por la Junta de Vecinos N° 2 “Centenario”, en donde participó junto a las autoridades comunales e invitados, el Embajador de Irlanda Mr. Paul Gleeson.

Amenizaron el acto el Orfeón Nacional de Carabineros de Chile un conjunto de baile folklórico y un conjunto de música celta e irlandesa. También se efectuó una hermosa recreación histórica.

Hubo una gran participación de público de la comuna.

 En todos los lugares en que se recordó esta importante fecha, hubo una gran participación de las autoridades, filiales del instituto y de un gran público.

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ESCUELA MILITAR Y EL LEGADO DE O’HIGGINS

ESCUELA MILITAR Y EL LEGADO DE O’HIGGINS

Fernando Silva Ramírez, Coronel, director Escuela Militar

El Mercurio, Cartas al director, 21/08/2022

 

Señor Director:

El 20 de agosto, la patria celebra el natalicio de su padre. Y el estar al mando de una de las instituciones creadas por el general O’Higgins, me obliga a resaltar su legado.

La Escuela Militar nace en 1817 como “depósito donde puedan sacarse oficiales formados e instruidos para llenar vacantes de los rejimientos, cubrir los cuerpos de milicias cívicas, i tomar cuadros para levantar prontamente un nuevo Ejército en caso necesario”. Así, se contaría con un cuerpo profesional que daría forma al Ejército de Chile en procura de la victoria sobre las fuerzas realistas.

Más aún, esto era ineludible para mantener en el tiempo la independencia nacional.

A poco andar, Chile debió enfrentar tres guerras, dos de las cuales demandaron del Ejército el empleo de su fuerza y la de batallones cívicos, quienes, al mando de muchos oficiales formados en la Escuela Militar, lograron cumplir victoriosos los objetivos trazados.

Pero la Escuela Militar no solo ha sido el lugar donde se forman los oficiales contribuyendo a la misión del Ejército, sino que además es un elemento contributivo a la unidad nacional. Por ella pasan miles de jóvenes de todos los rincones del país, con diversidad de etnias, tradiciones y todo aquello que conlleva nuestra geografía.

Aquí, nuestros alumnos sufren el rigor de la formación militar, sin importar el nivel socioeconómico, ni su sexo o credo. A lo largo de cuatro años, chilenos desconocidos entre sí se unen, tomando como premisa el interés de servir a Chile y estar en condiciones de rendir la vida si la patria lo demanda.

Así, el legado del general O’Higgins se vuelve mucho más amplio al fundar instituciones que, con el paso del tiempo, han contribuido significativamente a la unión de sus habitantes.

Por ello, en este nuevo aniversario del natalicio del fundador de la Escuela Militar, rendimos tributo a quien con su visión republicana permitiera contar con una academia militar sobre la cual, según sus palabras, “está basado el porvenir del Ejército y sobre este Ejército, la grandeza de Chile”.

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Saludo al Presidente del Instituto O´higginiano de Rancagua —- Nacimiento de Bernardo O’Higgins Riquelme.20 de agosto de 1778—80 años del Instituto O’higginiano de Rancagua —- Ver entrevista al general de brigada Antonio Yakcich

Saludo al Presidente del Instituto O´higginiano de Rancagua —- Nacimiento de Bernardo O’Higgins Riquelme.20 de agosto de 1778—80 años del Instituto O’higginiano de Rancagua —- Ver entrevista al general de brigada Antonio Yakcich

Entre las obras de su gobierno, tuvo especial relevancia la construcción de escuelas primarias, la reapertura del Instituto Nacional y la Biblioteca Nacional, además de la creación de la Escuela Militar y de la Escuela Naval y la formación de la primera Escuadra Nacional.

Saludo de la Unión al Presidente del Instituto O´higginiano de Rancagua

Estimado Presidente del Instituto O’higginiano de Rancagua

El Presidente de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional, en representación de los socios de la Corporación, lo saluda atentamente con motivo de celebrarse en el día de hoy el natalicio de nuestro Prócer, cuya figura y vida representa el instituto que usted dirige con el objeto de que esté vivo en la memoria de los chilenos, resaltando su vida, su figura y sus actos, los que siempre fueron guiados por el amor a su Patria y a su ferviente deseo de hacerla independiente.

Que el éxito los acompañe en su encomiable labor.

Antonio Varas C., Secretario del Directorio.

El general de brigada Antonio Yakcich nos habla de Bernardo O’ Higgins ” El Padre de la Patria”

Ver entrevista completa en: www.youtube.com/watch

Nacimiento de Bernardo O’Higgins Riquelme, el Padre de la Patria.20 de agosto de 1778

Su presencia, como militar y gobernante, fue crucial en todo el proceso de emancipación chilena del dominio español, ya fuera luchando en las batallas de la Independencia o ejerciendo como primer Director Supremo de la nueva nación.

Hijo natural del que fuera gobernador de Chile y virrey del Perú, Ambrosio O´Higgins, nació en Chillán Viejo. Realizó sus estudios en Lima y luego en Inglaterra, donde conoció a Francisco Miranda, quien lo inició en las ideas independentistas. Muerto su padre en 1801, regresó a Chile a tomar posesión de la hacienda de Las Canteras cercana a la ciudad de Los Ángeles.

En 1810, fue elegido diputado de la recién formada Junta de Gobierno y en 1811 es nombrado coronel de ejército.

En 1813, se enfrentó por primera vez a los realistas en la batalla de El Roble. Su rivalidad con José Miguel Carrera, el otro líder de la Independencia, la llevó a enfrentarse, en 1814, en el combate de Tres Acequias. No obstante su espíritu patriota primó y O’Higgins se unió a Carrera para enfrentar la invasión de las fuerzas realistas dirigidas por Mariano Osorio.

Durante el período de la Reconquista, organizó en Mendoza, junto a José de San Martín, el Ejército Libertador de Los Andes y dirigió la ofensiva chilena.

Derrotadas las fuerzas realistas, asumió como Director Supremo y firmó, el 12 de febrero de 1818, la Proclamación de la Independencia de Chile. En algunas de las proclamas dirigidas por O’Higgins a los soldados enemigos que aún resistían, dejó claramente establecida su posición antimonárquica. Sin embargo, su afán por incrementar el desarrollo económico del país, lo impulsó a establecer relaciones comerciales con las principales monarquías europeas; las cartas enviadas a los reyes, escritas en un lenguaje equilibrado y cauteloso, quedaron para la posteridad como un testimonio de su carácter eminentemente pragmático.

Entre las obras de su gobierno, tuvo especial relevancia la construcción de escuelas primarias, la reapertura del Instituto Nacional y la Biblioteca Nacional, además de la creación de la Escuela Militar y de la Escuela Naval y la formación de la primera Escuadra Nacional.

En su gestión como Director Supremo tomó medidas que le significaron ganarse la antipatía de la aristocracia criolla, como la abolición de los mayorazgos y los títulos de nobleza, la supresión de los escudos de armas y la creación de la legión al mérito. En estas disposiciones puede observarse la influencia de la logia masónica Lautarina -a la que O’Higgins pertenecía-, que se caracterizaba por su rechazo al orden nobiliario.

Su gloriosa vida pública -aunque no desprovista de episodios oscuros, como su participación en la muerte de José Miguel Carrera y Manuel Rodríguez– fue evaluada por él mismo en un manifiesto dirigido a su pueblo. Paradójicamente, su abdicación al cargo de Director Supremo de Chile el 28 de enero de 1823, uno de los episodios más tristes de su vida, fue la máxima expresión de su adhesión a la causa del país, ya que voluntariamente se despojó del poder para evitar una guerra civil, dejando como testimonio una emocionada despedida.

Falleció en Lima el 24 de octubre del año 1842.

80 AÑOS DEL INSTITUTO O´HIGGINIANO DE RANCAGUA.

Mario Barrientos Ossa.

Instituto O’higginiano de Rancagua.

            Era el 20 de agosto de 1942, y un suceso especial conmovía la tradicional tranquilidad de la ciudad.

            En el edificio consistorial, estaba reunido el Municipio en su sala de sesiones, junto con distinguidos vecinos de Rancagua, entre ellos el inspirador de la idea, el regidor y bombero César Guzmán Castro. Se trataba de fundar una institución única y pionera en nuestra patria, destinada exclusivamente a investigar y difundir con rigor histórico la vida y la obra del Libertador don Bernardo O’Higgins Riquelme. Se conjugaban en la fecha elegida para su constitución el Natalicio de don Bernardo, que se celebraba en ese día, y la cercanía del Centenario de su muerte, ocurrida un 24 de octubre de 1842.

            La banda instrumental del Grupo de Ingenieros Membrillar interpretaba frente al edificio canciones chilenas, y las radios locales transmitían el suceso en cadena. La ciudad entera vibraba con este acontecimiento.

            Así nació el Instituto O’higginiano de Rancagua, siendo su primer Presidente don Florencio Durán Bernales, médico y senador de la República, destacando entre sus sucesores el periodista e historiador Héctor González Valenzuela, quien sirvió el cargo durante 42 períodos, dejando una ancha e imborrable huella. Hoy, sirve como Presidente nuestro apreciado amigo Antonio Yakcich Furche, General de la República e historiador, que le ha dado un renovado giro a sus fines, llevándolo a internacionalizar sus funciones con el aporte de académicos y académicas de varios países.

Nuestro Instituto, que cumple hoy 80 años de ininterrumpidas actividades, mantiene su plena labor de investigación y difusión histórica, a nivel nacional e internacional. Fue el primero y es el más antiguo de todos los creados después, incluso el de Santiago, que se fundó en 1953, por lo cual es el autor de la idea y el decano de todos los demás institutos creados con fines similares. Ayer, suscribimos con la Universidad de O’Higgins un MOU en el que acordamos constituir el Centro de Estudios O’higginianos, con un directorio compuesto por ambas partes por mitades, destinado a elevar al más alto nivel de exigencia académica nuestra labor de investigación y difusión. Asimismo, presentamos el séptimo libro de difusión de la obra del Libertador, con trabajos escritos por nuestros miembros, cumpliendo fielmente nuestros fines estatutarios.

            En este día rendimos un homenaje de admiración y cariño a esta señera Institución, saludando a su Directorio, a todos sus Caballeros O’higginianos y a sus Damas O’higginianas, con el recuerdo entrañable de Héctor González Valenzuela, quien fuera nuestro amigo y quien nos llevó a integrarnos a este querido Instituto, donde cumplo hoy 47 años de membresía.