Columna de Opinión, News

LA CRISIS DEL RÉGIMEN PRESIDENCIAL CHILENO.

 

LA CRISIS DEL RÉGIMEN PRESIDENCIAL CHILENO.

El Mostrador, 23/08/2023

La tensión instalada en el sistema tiene que ver con un tipo de régimen político que carece ya de una aceptación y legitimidad político-institucional común. El papel ordenador del presidencialismo se encuentra completamente sobrepasado. Para colmo, la dimisión del ahora exministro de Desarrollo Social, Giorgio Jackson, comunicada por él mismo a la prensa, en una extraña y solitaria vocería en La Moneda –sin intervención del Mandatario ni de la ministra vocera–, minimizó simbólicamente el cambio ministerial y expuso de manera indebida la debilidad que hoy también afecta al Primer Mandatario.

No existe ningún ajuste ministerial que pueda resolver el problema de fondo que tiene el sistema político chileno en la actualidad: la asincronía funcional y doctrinaria de su régimen político.

La tranca está ahí, y el papel ordenador atribuido al presidencialismo se encuentra completamente sobrepasado por una pérdida de autoridad de la Presidencia de la República como institución.

Ello va más allá de la dureza de la oposición parlamentaria –muy en los bordes de sus competencias institucionales–, o de los juicios acompañados de opiniones políticas bruscas o contradictorias del Presidente Gabriel Boric.

La tensión instalada tiene que ver con un régimen político que carece ya de una aceptación político-institucional común en el vértice del sistema político.

Esto se ha visto acentuado por interpretaciones divergentes de los órganos superiores del Estado, como la Corte Suprema, el Tribunal Constitucional o la Contraloría General de la República, en temas de alto interés nacional.

Y, últimamente, por los elementos intrusivos de carácter legal que experimenta la administración interior del Estado en más de diez regiones, por razones de corrupción que investiga el Ministerio Público.

En esta perspectiva, y para colmo, la dimisión del ahora exministro de Desarrollo Social, Giorgio Jackson, comunicada por él mismo a la prensa, en una extraña y solitaria vocería en La Moneda –sin intervención del Mandatario ni de la ministra vocera de Gobierno–, minimizó simbólicamente el cambio ministerial y expuso de manera indebida la carencia de autoridad que hoy también afecta al Primer Mandatario.

Así, actualmente, la competición por el poder político no se remite a coyunturas tradicionales de negociación y actos electorales. Por lo demás, ni siquiera están claras las alianzas y coaliciones a izquierda y derecha.

Y la falta de consenso interpretativo y carencias del régimen político se proyectan también a una especulación sobre el poder propio, y a las oportunidades que en diferentes escenarios de cambio o sucesos cívicos se podrían obtener.

La demolición creciente de la autoridad presidencial en el presidencialismo extremo chileno se comenzó a apreciar, ya de manera notoria, desde los primeros gobiernos de Michelle Bachelet y Sebastián Piñera, haciendo evidente el estrechamiento de la Constitución de 1980.

Y se acrisoló a partir del “estallido social” de 2019, y del actual mandato presidencial, cuando las elites salieron a buscar una nueva Constitución, premura que no consideró la necesidad de un previo e imprescindible “nuevo Pacto Social” sustantivo.

La certidumbre social de tensión económica y desigualdad, de requerimientos de legitimidad institucional y cambio, no tuvieron representantes políticos que se hubieran planteado seriamente una idea institucional y política renovadora para el país.

Por ello, todo eclosionó en múltiples direcciones divergentes y los bandazos electorales posteriores.

Hoy, entre la escasez de estabilizadores políticos, la mala administración del Estado, un magro ejercicio de gobierno del Ejecutivo y de funcionamiento parlamentario, solo queda el sello legal.

Pero la confianza y la credibilidad ciudadanas, que son las que dan la adhesión y la legitimidad, no están en parte alguna ni con nadie en especial. De facto, ante una vertiginosa y compleja situación económica y social, la mayoría de la ciudadanía no está consciente de si vive en un régimen político presidencial, en uno semipresidencial, uno parlamentario o en un estado de asamblea permanente.

Tampoco sabe quién tiene el poder, pues nadie parece hacerse cargo de las carencias inmediatas y de entregar soluciones efectivas.

En esta bruma, algunos actores políticos se aferran a sus roles y competencias, e intentan dialogar para componer mayorías que generen acuerdos de gobernabilidad, y demuestran templanza en el uso del lenguaje y de la fuerza.

Pero otros, por el contrario, actúan con el mero objetivo de sacar ventajas de coyuntura, para obtener un mayor alcance de poder, o para mantener el que tienen o experimentar su menor disminución, convencidos de que todo depende del tipo de alianza que hagan.

Un aporte del Director de la Revista UNOFAR Antonio Varas Clavel

 

Las opiniones en esta columna, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en retiro de la Defensa Nacional

Columna de Opinión, News

Rol de las Fuerzas Armadas (1) por Richard Kouyoumdjian Inglis

Rol de las Fuerzas Armadas (1)

Richard Kouyoumdjian Inglis

Analista de Defensa

Uno de los temas que siempre llama la atención de la opinión pública es el rol de las Fuerzas Armadas (FF.AA.). El monopolio del uso legítimo de la fuerza y de las armas que su rol institucional les otorga, produce algún grado de interés e, incluso, de fascinación. Tampoco se puede desconocer que, varias veces en nuestra historia, el uso del poder de las armas ha sido determinante para el devenir político de la nación, y también existe la creencia de que se puede repetir una acción militar como la del 11 de septiembre de 1973, la cual descarto totalmente. No obstante, es imposible desconocer que las instituciones armadas tienen capacidades que les otorgan influencia y poder.

El 16 de julio de 2023, El Mostrador publicó un editorial titulado “Ética militar republicana”, lo que se agradece, ya que nos permite profundizar en lo que es la ética militar, si es que ella existe separada de la ética general y, de haberla, cómo se entiende su aplicación en el ámbito de conceptos republicanos tales como la democracia representativa, los balances y contrapesos de la organización política de Chile, y las relaciones entre las instituciones militares y los poderes del Estado.

El editorial se construye basado en dos hechos aislados, el documento de reflexiones personales que el general Ricardo Martínez publicó antes del término de su periodo constitucional al mando del Ejército de Chile, en marzo de 2022, y las declaraciones realizadas por el comandante en jefe de la Armada en la isla Dawson, en junio de 2023.

Las reflexiones del general Martínez son personales, aunque las publica siendo comandante en jefe, pero no por ello constituyen un documento oficial del Ejército de Chile. Las publica antes de su retiro del servicio activo y valen lo que son, es decir, la opinión razonada de Ricardo Martínez. Si alguien esperaba que pasara a ser material de estudio de los militares en formación, o de la doctrina institucional, está equivocado. Al ser publicadas como reflexiones personales apuntan a otros propósitos, los cuales –como se indicó anteriormente– son dar a conocer lo que piensa el general Martínez de los últimos 50 años del Ejército de Chile. De seguro, serán usadas como material de estudio por aquellos que les interesa la historia militar de Chile o el rol de los militares en política. Es un documento valiente, ya que expresa opiniones que se sabe no serán del gusto de todos, pero que muestran muy bien lo que el general entiende que ha sido la historia más reciente de su institución, a la que perteneció por más de 40 años antes de pasar a retiro.

Las declaraciones del almirante De La Maza buscan cerrar un capítulo. La novedad está en que quien hace las declaraciones es el comandante en Jefe de la Armada y es en el contexto de los 50 años del 11 de septiembre, pero en si mismas, es decir, en el fondo, no tienen nada de extraordinarias y son bastante obvias. El Ejército, la marina de guerra y la Fuerza Aérea son instituciones no  deliberantes, jerarquizadas y obedientes de la Constitución, las leyes y los reglamentos vigentes, y no tienen ninguna intención de repetirse el plato, de estar metidas en la política, ni de dejarse usar para fines políticos por parte de quienes quieran usarlas para acceder o sostenerse en el poder.

El editorial, en su último párrafo, da a entender que las instituciones militares deben tener claro el rol que juegan en la vida política de Chile, siendo ello algo clave en el desarrollo futuro de la República. Es difícil no estar de acuerdo con ello, pero sí discrepo en que esto sea algo que genere tensión al interior de los institutos armados del 2023, los cuales tienen muy claro cuál es su propósito.

La única fuente de tensión se produce cuando las tareas y roles que les asignan los conductores políticos de la Defensa Nacional pasan de ser situaciones de excepción, acotadas, del más alto rango constitucional, a situaciones cotidianas de carácter casi permanente y que las desvían de su quehacer profesional principal. Las Fuerzas Armadas están bien prestigiadas en Chile (ver última encuesta CEP), tienen claro cuál es el rol que cumplen como instituciones permanentes de la República, y ese rol profesional lo cumplen muy bien, ganándose la confianza, el respeto e, incluso, el cariño y admiración de la ciudadanía.

Para no enredarnos en la discusión, no olvidemos que la actual Constitución deja muy claros, en su artículo 101, el propósito y los aspectos fundamentales de las Fuerzas Armadas de Chile:

➢ “Las Fuerzas Armadas dependientes del ministerio encargado de la Defensa Nacional están constituidas única y exclusivamente por el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea. Existen para la defensa de la patria y son esenciales para la seguridad nacional”.

➢ “Las Fuerzas Armadas y Carabineros, como cuerpos armados, son esencialmente obedientes y no deliberantes. Las fuerzas dependientes de los ministerios encargados de la Defensa Nacional y de la Seguridad Pública son, además, profesionales, jerarquizadas y disciplinadas”.

Si las instituciones de la Defensa Nacional y los políticos, especialmente quienes ostentan el Poder Ejecutivo, se remiten a cumplir lo que se indica en los dos párrafos anteriores, no debería haber nunca problemas de ningún tipo. Si los problemas políticos son resueltos por la política en el marco de los balances y contrapesos que establece la Constitución, nadie correrá riesgos de que puedan ser atribuidos a los militares, y este tema no será tema. Otra cosa muy distinta es cuando las FF.AA. son puestas en disyuntivas creadas por situaciones políticas, como fue el caso en los años 1891 y 1973.

Producto de la crisis de inseguridad que vive el país y que afecta a una mayoría de chilenos, hay voces que piden un rol más activo de las instituciones de la Defensa en la solución del problema. En este caso, hay que tener la prudencia y buen criterio de entender la diferencia de problemas de naturaleza política, de vigencia del Estado de derecho o de naturaleza militar. Los primeros se resuelven con las herramientas de poder político que otorgan la Constitución y las leyes; los segundos, dando efectividad al derecho por la imposición de las leyes; y los problemas de naturaleza militar se resuelven quebrando la voluntad de lucha de un adversario.

Dicho todo lo anterior, ¿existe algo que se pueda llamar “ética militar”? Sí, claro que la hay, pero su ámbito de acción es específico a lo que es propiamente militar y a la cultura asociada a esa forma de vida, y no como algunos la interpretan, vinculada solamente a situaciones indeseadas que tienen características delictivas, como son el mal manejo de finanzas, adquisiciones y otras fechorías repudiables. Para los que las cometan, que se les aplique el máximo rigor de la ley, como debiera ser el caso de cualquiera que cometa delitos con platas de los chilenos.

La ética militar de quienes están en servicio activo, en retiro o son parte de la reserva, viene dada por lo que juran cuando hacen su juramento a la bandera.

En ese juramento está la esencia de la ética militar y dice:

➢ “Yo (nombre y grado), juro por Dios y por esta bandera, servir fielmente a mi patria, ya sea en mar, en tierra o en cualquier lugar, hasta rendir la vida si fuese necesario; cumplir con mis deberes y obligaciones militares, conforme a las leyes y reglamentos vigentes; obedecer con prontitud y puntualidad las órdenes de mis superiores; y poner todo mi empeño en ser un (soldado – marino – aviador) valiente, honrado y amante de mi patria”.

La ética militar de soldados, marinos y aviadores está en el texto del juramento, en el orgullo y amor patrio, en la veneración por sus símbolos, su historia y su tradición. Las instituciones de la Defensa no tienen el monopolio del patriotismo, de ninguna manera, pero no se puede vivir la vida militar sin patriotismo.

También está presente la ética en la voluntaria renuncia a una serie de derechos y beneficios que el resto de la ciudadanía tiene y que los uniformados no pueden ejercer o disfrutar. Lo que sí constituye un error es atribuir a la ética militar la vinculación de las instituciones de la Defensa y la conducta a ser observada por ellas, respecto de la conducción política de la República, tema que está muy bien resguardado y claramente establecido en la Constitución que actualmente nos rige, y en las leyes orgánicas y simples que de ella se desprenden, algo que no se debe perder en la nueva Carta Magna y en los cuerpos legales que la acompañen.

  1. publicado en el sitio Web El Mostrador el 4 de agosto de 2023

Fuente: Edición del sitio Web de Cosur Chile y de su revista digital “Tres Espadas”

Av. Bernardo O’Higgins 1452, piso 3, Santiago. www.cosur.cl y contacto@cosur.cl

 

Las opiniones en esta columna, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en retiro de la Defensa Nacional

News, Seguridad y defensa

Midamos bien la intensidad del conflicto en la Macro Zona Sur por Pablo Thauby

                                    Midamos bien la intensidad del conflicto en la Macro Zona Sur.

Hay algunas voces que plantean que en el sur estamos frente a una supuesta “Guerra Civil de mediana intensidad”, a punto de escalar a “Alta intensidad”.

Si partimos de la base que lo que define la intensidad de un conflicto está dado por el tamaño de la fuerza enemiga y por el material que se utiliza para combatir y el daño que este produce, evidentemente en el sur estamos frente a una situación real de conflicto de baja intensidad, dado por escaramuzas o refriegas, y que en ocasiones escala a mediana intensidad, si agregamos los incendios forestales premeditados en periodo estival.

El argumento para establecer lo anterior, está sustentado respecto al material utilizado por la fuerza guerrillera y su tamaño. Es decir, si consideramos que la fuerza efectiva de combatientes de la insurgencia rural es del orden de 350 hombres, estaríamos hablando del equivalente a una Compañía Reforzada. Dicha unidad de ataque insurgente, opera con escopetas hechizas, escopetas de caza, rifles de caza, unos cuantos fusiles M-16, y unos cuantos fusiles FAL, aportados por la RAM.

En definitiva, con ese material sólo se puede causar un daño muy acotado; luego, la guerrilla está haciendo “uso acotado de la fuerza”; y, por consiguiente, está dentro de un conflicto de “baja intensidad”.

Ahora bien, otro antecedente importantísimo que nos permite establecer que en el sur hay un conflicto de baja intensidad, tiene que ver con el material que internó ilegalmente en 1986 por Carrizal Bajo, que a continuación enunciamos:

a) Fusiles M-16, de fabricación norteamericana, traídos desde Vietnam.
b) Ametralladoras M-60, de fabricación norteamericana, traídos desde Vietnam.
c) Lanzacohetes RPG-7, de origen soviético.
d) Lanzacohetes M-72 LAW, de fabricación norteamericana, traídos desde Vietnam.
e) TNT, de fabricación norteamericana, traídos desde Vietnam.
f) Explosivo plástico, de origen checoslovaco.
g) Granadas de mano, del tipo RGD-5, de origen soviético.

Nota: El material de fabricación norteamericana, corresponde a elementos facilitados por EE.UU. en apoyo al gobierno del sur, en el proceso de “vietnamización” de la guerra.

Ahora bien, si partimos de la base que sólo se han utilizado, como indicábamos anteriormente, escopetas hechizas, escopetas de caza, rifles de caza, unos cuantos fusiles M-16, y unos cuantos fusiles FAL, y no se ha empleado ningún otro dispositivo de alto poder destructivo, es imposible que, según declaran algunas voces, estemos frente a una supuesta “Guerra Civil de mediana intensidad”, a punto de escalar a “Alta intensidad”.

Finalmente, el día en que se comiencen a utilizar en el sur elementos, como los que alcanzaron a ser enviados a la zona central, de los embarques ilegales de Carrizal, recién podríamos subir el nivel de intensidad del conflicto a mediana o alta, NO ANTES!!

Pablo Thauby
Magíster en Ciencia Política, Academia de Guerra Naval, Chile.

Un aporte de nuestro Pas presidente Humberto Julio Reyes

 

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

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Septiembre… la Patria y los Soldados.

 

Septiembre… la Patria y los Soldados.

Cristián Labbé Galilea

Si al país le está lloviendo sobre mojado, al gobierno, le está llegando el agua al cuello. Los temporales políticos y climáticos tienen al oficialismo al borde de la zozobra; cada vez son más los que abandonan un buque que carece de capitán, que marcha sin rumbo fijo, y que hace agua por todos lados.

La combinación de estos factores es preocupante porque, cuando se tiene una emergencia de dimensiones catastróficas -como la que se está viviendo-, lo que se necesita es una autoridad capaz y no un gobierno de ineptos. Si de algo podemos jactarnos es que nuestro país siempre ha contado con recursos humanos, anímicos y materiales, suficientes para hacer frente a la adversidad.

Algún contertulio se preguntará… ¿porque ahora no se está dando esa máxima? La respuesta es simple: tenemos un gobierno cuyo principal objetivo no es la emergencia sino instalar un régimen institucional, político y económico corporativista, contrario a los principios de la Sociedad Libre, y donde el Estado sea el Hermano Mayor del cual todos dependamos.

Para el gobierno es más importante y prioritario “instalar” su interpretación de lo ocurrido hace 50 años, que destinar recursos y medios a las zonas afectadas no sólo por la catástrofe, sino también por el terrorismo y la inmigración descontrolada. Es el ideologismo y el rencor lo que los mueve, en ningún caso el bienestar de los sectores más vulnerables.

Para la izquierda, en su distorsión ideológica, las cosas “o son blancas o son negras”, “o estás conmigo o estás en contra”, pensamiento tan rencoroso como rígido, que los lleva siempre a los extremos y a situarse en posiciones polarizadas, donde lo único que consiguen es distanciarse de las mayorías que quieren vivir en una sociedad libre, en orden, paz y bienestar.

Precisamente esa es la razón por la cual la gran mayoría siente un profundo hastío con un gobierno que todo lo lleva al verbo y no a la acción, a la corrupción y no a la gestión, a la división y no a la unidad, a la verdad oficial y no a la verdad de la historia.

El 1% de los ciudadanos comparte la millonaria campaña por los 50 años del 73; el resto se muestra tan hastiado con el tema, que al gobierno le está saliendo “el tiro por la culata”: moros y cristianos, han reaccionado en contra. Esta semana fueron los Diputados quienes dijeron: _“¿Quieren rememorar?… ¡Rememoremos!… Leamos la declaración de nuestros colegas del 73 quienes, en voto de mayoría, declararon inconstitucional al Gobierno de Allende” … _¡Plop!

Así las cosas, esta vidente pluma se atreve a aventurar que el gobierno enfrentará septiembre con un hastío popular, que se moverá desde la apatía hasta la aversión, y lo peor para sus aviesos propósitos será que las Fuerzas Armadas se verán desplegadas en todo el territorio, ayudando a sus compatriotas, recibiendo el cariño y reconocimiento ciudadano, como ha sido siempre… Se les habrá “aguado” el escenario de los 50 años.

Las opiniones en esta columna, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en retiro de la Defensa Nacional

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Burocracia ante una catástrofe.

 

Burocracia ante una catástrofe.

El Subsecretario Monsalve señala que, ante la gravísima emergencia, todos los recursos están disponibles, qué hay un Servicio que depende del Ministerio del Interior que los tiene, pero “los municipios” tienen que levantar la necesidad. Qué hay una Ley de 07 de Agosto que establece que este es un sistema escalable.

Quiero señalar que la Tv ha mostrado pueblos casi completos bajo el agua incluidos servicios públicos, Municipalidades, Bomberos etc.

Gente sufriendo aislados, sin agua, alimentos, abrigo etc.  por lo que me imagino que habrá un Dpto. especial que ve todos los canales de Tv y podrá reaccionar ante las graves necesidades, tengan o no la solicitud u oficio Municipal. Cómo está la situación, imposible los Alcaldes vean todo, no creo tengan oficinas y tiempo para reunir gente damnificada y conformar consejos y después de unas horas resumir y enviar necesidades de acuerdo con esta ley basada en el sistema escalable que el Subsecretario señala. Para cumplir esa Ley, publicada hace veintitrés días, todos los Alcaldes debieran estar dotados de un moderno sistema de comunicaciones de largo alcance para comunicación directa y al instante con la autoridad central competente para detallar su emergencia y además estar equipados con  drones , vehículos todo terreno y stocks mínimos de elementos para ayuda inmediata  . Si no, pareciera que el que no cumple la ley o no avisa, no estaría entre las prioridades de ayuda. Creo que en una catástrofe que todo Chile la ve por TV. el organismo superior debiera contactar a como dé lugar a todos los pueblos en desgracia.

René Norambuena Veliz

Nota del editor: René Norambuena Veliz, es General de Brigada en condición de retiro y actualmente es el Presidente de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional.

 

Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

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“Silencio cómplice con lo que ocurría en Venezuela”: diputados UDI responden a Insulza tras crítica por lectura de declaración del 73 contra Allende en la Cámara

“Silencio cómplice con lo que ocurría en Venezuela”: diputados UDI responden a Insulza tras crítica por lectura de declaración del 73 contra Allende en la Cámara

Historia de Alonso Aranda •20 h. La Tercera

Un inicio de sesión tenso y con altercados se produjo el martes en la Cámara de Diputados. Esto debido a que se aprobó que se volviera a leer en la Sala una declaración que hizo la Corporación en agosto de 1973 y que antecedió al golpe de Estado contra el gobierno de Allende.

Ese texto de hace 50 años atrás denunciaba el “grave quebrantamiento del orden constitucional y legal de la República” de parte del gobierno de la Unidad Popular (UP), que lideraba el fallecido Presidente Salvador Allende.

Además, acusaba al gobierno de la UP de haber infringido una veintena de normas constitucionales y legales. Esa declaración fue usada durante la dictadura como sustento jurídico para justificar la intervención militar y hablar de “pronunciamiento”, en vez de Golpe de Estado. Sus primeros tres párrafos fueron leídos nuevamente en la Sala de la corporación este martes.

Una de las voces críticas a la jugada reglamentaria, liderada por la bancada de la UDI, con el apoyo de RN, Evópoli y los republicanos, fue el senador socialista José Miguel Insulza.

Al inicio de la sesión del martes en la Cámara Alta, y tras solicitar la palabra, calificó de “miserable y provocadora” la jugada de las bancadas de derecha.

“No puedo dejar pasar mi protesta más vehemente por la actitud miserable y provocadora con que algunos diputados leyeron esta mañana un acuerdo pasado por la Cámara de Diputados hace 50 años”, enfatizó el senador del PS.

La respuesta a las palabras de Insulza, no se hicieron esperar. Este miércoles, los diputados de la UDI, Felipe Donoso y Juan Manuel Fuenzalida, le contestaron al congresista, y lo hicieron asegurando que mantuvo “complicidad con regímenes totalitarios en Latinoamérica” durante su período como secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA).

“El senador Insulza -entre los años 2010 y 2014- se negó a reconocer la existencia de violaciones a los derechos humanos, por ejemplo, en Venezuela, pese a que ya se había registrado la muerte de varios manifestantes a manos de agentes del Estado”, apuntaron en un comunicado.

En el texto agregan que “hasta que ejerció su cargo en la OEA declaró que en dicho país ‘no se ha roto la democracia’, lo que volvió a reiterar en 2017 cuando anunció su candidatura senatorial, reafirmando que ‘aún quedan vestigios de democracia’ y que, incluso con los antecedentes que tenía a la vista, no podía hablar de que era una dictadura”.

“No tiene la más mínima autoridad para cuestionarnos por rememorar un acuerdo que forma parte de la historia de nuestro país”, señalaron.

Y aseguraron: “Nosotros sí hemos condenado las violaciones a los derechos humanos, vengan de donde vengan, a diferencia de él, que mantuvo un silencio cómplice con lo que ocurría en Venezuela”.

Ver artículo completo en: https://www.msn.com/es-cl/noticias/other/silencio-c%C3%B3mplice-con-lo-que-ocurr%C3%ADa-en-venezuela-diputados-udi-responden-a-insulza-tras-cr%C3%ADtica-por-lectura-de-declaraci%C3%B3n-del-73-contra-allende-en-la-c%C3%A1mara/ar-AA1fFXWL?ocid=socialshare&pc=ENTPSP&cvid=a0da85dad97b4a0b8ee895eef287adf9&ei=10

Fuente: Diario La Tercera

El senador socialista José Miguel Insulza. Foto: Lukas Solis/AgenciaUno.© LUKAS SOLIS/AGENCIAUNO

Un aporte de nuestro ex Director Raúl Godoy Casas Cordero

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