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EL OCASO DE VLADIMIR PUTIN EN RUSIA

 

EL OCASO DE VLADIMIR PUTIN EN RUSIA.

Boris Yopo H., Sociólogo y Analista Internacional

El Mostrador, Opinión, 05/07/2023

Putin tendrá que hacer gestos manifiestos para demostrar que tiene el control de toda la estructura de poder, pero ya quedó instalada la imagen de que ese poder fue cuestionado, y que no hubo los castigos de siempre para, en este caso, los insurrectos que se alzaron contra el gobierno. Expertos en Rusia recuerdan otros casos en la historia en que acciones como estas, aunque fracasan en un primer momento, dejan las puertas abiertas para una acción mayor un tiempo después. Sucedió con un intento de golpe contra el zar en 1917 y, pasados unos meses, vino la revolución bolchevique, e igual cosa le sucedió a Gorbachov, siendo sustituido también pocos meses después.

Los sucesos de hace unas semanas en Rusia, en los que el grupo Wagner estuvo a 200 kilómetros de llegar a Moscú, hacen que muchos se pregunten si este es el comienzo del fin de la era de Vladimir Putin en Rusia.

La verdad es que nadie imaginó que una milicia de estas características pudiese desafiar así a alguien como el actual líder ruso, que proyectaba una imagen de controlar absolutamente todo lo que pudiese pasar en ese vasto país.

En 24 horas, el grupo Wagner se hizo del control, sin resistencia alguna, no solo de dos ciudades importantes al sur de Rusia, sino que continuó su marcha hasta estar a unas pocas horas de llegar a Moscú.

En esas dos ciudades, las fuerzas militares del Estado ruso, si bien no se plegaron al motín, tampoco opusieron resistencia e, incluso, altos oficiales se reunieron en forma amistosa con el líder del grupo Wagner.

Al final, como sabemos, esto se estabilizó por ahora, cuando Prigozhin (líder de Wagner) acepta detener la marcha, y replegarse de regreso a una de las ciudades que había tomado. Después acepta la oferta del presidente de Bielorrusia y se refugia en ese vecino país.

La decisión fue un cálculo de sobrevivencia: las fuerzas regulares del ejército, la guardia presidencial (tropas de élite) de Putin y las fuerzas chechenas a su servicio, eran un poder inmensamente superior, y habría sido una masacre de haberse producido un enfrentamiento directo, si las tropas de Wagner seguían su marcha.

Para Putin también era conveniente el acuerdo: Prigozhin y el grupo Wagner tienen cierto respaldo popular en Rusia, y haberlos liquidado en un enfrentamiento habría tenido un costo que, en las actuales circunstancias, prefirió evitar.

No obstante ello, este ha constituido el mayor desafío al poder de Putin al interior de Rusia en todos los años que ha gobernado. Nunca se había visto algo así, de estas magnitudes, y que no pudo ser ocultado por los medios informativos, todos controlados por el Kremlin.

De aquí que algunos sugieran ahora que el destino de Putin ya está decidido, y que será cosa de tiempo nada más para ver un cambio en la cabeza del gobierno ruso.

Esta apreciación puede ser un poco apresurada. Me recuerda el título del libro escrito en 1990 por el periodista Andrés Oppenheimer, que tuvo gran repercusión en esa época, La hora final de Castro. Bueno, el líder cubano falleció en el poder y la gente que trabajó con él sigue dirigiendo los destinos de Cuba hoy.

La verdad es que muchos autócratas y líderes autoritarios del mundo han aprendido a sobrevivir circunstancias difíciles, sin entregar el poder.

Lo vemos hoy en el Medio Oriente, Assad en Siria, Erdogan en Turquía, Lukashenko en Bielorrusia, u Ortega en Nicaragua y Maduro en Venezuela.

Aunque cada caso es distinto, lo cierto es que hoy los liderazgos autoritarios alrededor del mundo cuentan con un arsenal de recursos que, muchas veces, les permiten sortear los desafíos que pueden venir de la oposición o de la sociedad civil.

En el caso de Putin, lo sucedido lo deja claramente debilitado, pero todavía con un margen de acción para sobrevivir a ello.

Toda la nomenclatura de poder ahí es gente que él ha instalado, lo mismo con la plana mayor de las fuerzas armadas, y una guardia presidencial de 200 mil hombres a su disposición. Y controla toda la TV y medios masivos de comunicación.

Lo que se dañó es su aura de control total sobre los destinos del país, y esto no es poco, y claramente el error estratégico de haber invadido Ucrania es algo que crecientemente le va a pesar más, porque ya no son solo voces del exterior las que dicen que esta guerra fue innecesaria, sino que fue el propio líder de Wagner el que lo dijo públicamente hace pocos días, además de criticar una muy mala conducción de las acciones militares rusas en territorio ucraniano.

Ahora Putin tendrá que hacer gestos manifiestos para demostrar que tiene el control de toda la estructura de poder, pero ya quedó instalada la imagen de que ese poder fue cuestionado, y que no hubo los castigos de siempre para, en este caso, los insurrectos que se alzaron contra el gobierno.

Expertos en Rusia recuerdan otros casos en la historia en que acciones como estas, aunque fracasan en un primer momento, dejan las puertas abiertas para una acción mayor un tiempo después. Sucedió con un intento de golpe contra el zar en 1917 y, pasados unos meses, vino la revolución bolchevique, e igual cosa le sucedió a Gorbachov, siendo sustituido también pocos meses después.

¿Sucederá esta vez?

Muy difícil decir ahora, pues –como ya señalamos– estos autócratas han desarrollado recursos para sobrevivir en momentos difíciles, y la democracia no está en su mejor momento en el mundo, más bien está en un momento de retroceso a nivel global.

Por otra parte, si bien el liderazgo chino tiene algunos reparos respecto a Putin, lo consideran un “compañero de ruta” en la confrontación con Occidente y no ven con entusiasmo cualquier cambio que pudiese implicar un fortalecimiento del poder norteamericano en el mundo.

Habrá que estar atentos, entonces, a cómo se mueven los hilos del poder en Rusia en los próximos meses, si empieza a haber fracturas visibles al interior de los grupos que operan en el aparato estatal y, sobre todo, a una posible derrota en Ucrania, que sí podría ser el golpe de gracia para alguien que, hasta ahora, ha demostrado saber navegar en las difíciles aguas del poder en Rusia.

Veremos.

Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nocional

Columna de Opinión, News

CONVENIOS, FUNDACIONES Y SUBSIDIARIEDAD

 

CONVENIOS, FUNDACIONES Y SUBSIDIARIEDAD.

El Mercurio, Editorial, 12/07/2023

Si el Estado invadiera todas las esferas, como lo proponen los críticos, sería aún más fácil quebrantar el buen uso de esos fondos.

Ha resultado sorprendente el ataque que han desplegado contra las iniciativas de la sociedad civil diversos grupos de izquierda, a raíz de los escandalosos traspasos de dinero que obtuvieron fundaciones de ese mismo sector político por parte del Estado.

Luego de que figuras vinculadas a partidos de esa tendencia aparecieran en torcidas maniobras por hacerse de recursos estatales, no han faltado los oportunistas que critican a todas las fundaciones que tengan fines sociales.

En sus críticas no se limitan a aquellas que reciben apoyos de los gobiernos, sino que hacen extensivas sus objeciones a todas las iniciativas de bien común que han hecho, y continúan haciendo, distinguidas personas e instituciones.

La lógica de sus planteamientos no es fácil de seguir, pues no pueden eludir que sus observaciones parten de los casos protagonizados por personas de sus mismas tendencias.

Si ellas se empeñan en conseguir fondos de maneras poco escrupulosas, entonces parecieran decir que no es posible que el Estado le entregue fondos a nadie y debe ser el mismo Estado el que realice todas las tareas.

El absurdo de este planteamiento no escapa al juicio de nadie.

Son muchísimas las funciones que realizan fundaciones y corporaciones que han surgido de la iniciativa privada y que cumplen labores que hoy la sociedad estima indispensables, tanto en el ámbito cultural, como social, educacional, de salud y en muchos otros campos.

Casi siempre se trata de áreas que han sido detectadas por personas talentosas mucho antes de que las autoridades públicas hubieran manifestado la más mínima inquietud por ellas.

Los Bomberos de Chile, por poner un ejemplo, surgieron de la necesidad de combatir incendios en Valparaíso, lo que dio origen a manifestaciones ciudadanas que crearon el primer cuerpo de Bomberos. En su trayectoria han logrado crear una mística de voluntarios que raramente se observa en los organismos estatales.

Lo mismo podría decirse de Coaniquem, que nace para la rehabilitación de los niños quemados y hoy, con cuatro centros, atiende a miles de estos niños con un fervor y entusiasmo desconocidos en muchos de los centros del Estado.

Para intentar darle visos de seriedad a su oportunismo, los críticos de las fundaciones han resuelto objetar la subsidiariedad, como si por ella se hubieran producido los fraudes en los convenios estatales, e intentan decir que la Constitución de Chile la proclama como guía, en contraposición con la solidaridad.

Con ello, solo demuestran la debilidad de sus planteamientos, pues ni la Constitución formula ese planteamiento ni la subsidiariedad tiene relación alguna con las presumibles estafas, además de no ser contradictoria con la solidaridad.

El principio solo procura que la autoridad resuelva los asuntos en la instancia más cercana a los interesados y, por tanto, no le corresponde al Estado dedicarse a aquellas actividades que ya son adecuadamente desarrolladas por particulares.

La ampliación del concepto “subsidiario” proviene de la doctrina social de la Iglesia Católica y ha sido útil para organizar a grandes colectividades, como la Unión Europea, que consagra los principios de subsidiariedad y proporcionalidad en sus tratados.

La solidaridad no es contraria en forma alguna con el principio, y quienes buscan contraponerlas solo revelan una intención manipulativa de estos conceptos.

Más bien, lo que ilustra lo sucedido con los convenios es la debilidad del Estado para custodiar sus recursos, pues pareciera que funcionarios del mismo partido al que pertenecen los recientes fundadores de ciertas organizaciones sociales se hubieran coludido para traspasarse los dineros.

Si el sector público invadiera todas las esferas, como lo proponen los críticos, sería aún más fácil quebrantar el buen uso de esos fondos. Un Estado que no ha desarrollado reglas suficientemente seguras para resguardar sus riquezas, no puede expandirse sin límite utilizando la solidaridad como mera excusa.

Sus deficiencias quedarían a la vista en la mala asignación y utilización de sus inmensos recursos, en especial si fueran las mismas personas que causaron la situación actual quienes actuaran a nombre de los poderes públicos.

Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

 

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

News, U al dia

Correo dirigido al Diputado Luis Sánchez Ossa

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Correo dirigido al Diputado Luis Sánchez Ossa.

 

Estimado Diputado

Soy el Brigadier (R) Gustavo Basso Cancino y desde el año 2019 soy Presidente del Consejo de la Sociedad Civil de Capredena, representando un universo de 105.000 pensionados y montepiadas de las FFAA.

El motivo de este mail es agradecer y felicitarle por la valiente y clara exposición que Ud. hiciera recientemente en el hemiciclo, en relación con la realidad de muchos de nuestros pensionados y de las discriminaciones de las cuales son objeto, de las inequidades provenientes de un sistema de Justicia ad-hoc y prevaricador y de las distorsiones y desconocimiento respecto de la entrega desinteresada de los que están en servicio activo en beneficio de nuestros compatriotas.

Interpretó el sentir del mundo de los retirados y posiblemente de los camaradas en servicio activo para alentarlo a seguir luchando por estos altos propósitos.

Con especial aprecio

Gustavo Basso C

Brigadier (R)

Nota del Editor: El Brigadier Gustavo Basso Cancino, es Pas Presidente de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional y ha ejercido la Presidencia de la Unión en diferentes periodos.

 

News, U al dia

Ofrenda floral en el monumento de los héroes de La Concepción. Carta al Director del Presidente de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

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Ofrenda Floral a los héroes de La Concepción

La Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional y como un justo homenaje a los setenta y siete soldados que se inmolaron sin rendirse en el poblado de La Concepción, depositó  en el monumento que los recuerda en la Catedral de Santiago una ofrenda  floral a que fue instalada por nuestro Presidente a  un costado del monumento a los héroes de la Concepción. Es con este pequeño gesto, que la Unión recuerda a quienes entregaron su vida por la patria y que nos llena de orgullo cuando hacemos de las palabras de Ignacio Carrera Pinto que dice “Un chileno jamás se rinde”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Carta al Director del Presidente de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

 

Señor Director:

Durante la Guerra del Pacífico, algunas tropas del Ejército iniciaron incursiones en la Sierra peruana.

La cuarta compañía del Regimiento Chacabuco compuesta por setenta y siete hombres cubre la guarnición de La Concepción. El nueve y diez de julio de 1882, son atacados por fuerzas peruanas de más de mil hombres. Se  les ofrece rendirse y esta petición es rechazada por los chilenos, murieron en combate  todos los integrantes de la Unidad. Los corazones de los tres oficiales de la unidad están en la catedral de Santiago.

Debido a esta heróica acción militar  que hoy pareciera no tener significación, se celebra el juramento a la Bandera, donde miles de efectivos de las Fuerzas Armadas juran por Dios y la Bandera servir fielmente a la patria ” hasta rendir la vida si fuese necesario “, tal cual como lo hicieron esos setenta y siete héroes, hoy parcialmente olvidados por la sociedad actual.

Rene Norambuena Véliz

General de Brigada (R)

Nota del editor

Anualmente la Escuela Militar previo al día del juramento a la bandera , realiza una vigilia en la Catedral de Santiago y  rinde honores a los héroes de La Concepción en el mismo lugar en que se encuentran depositados los corazones de los oficiales que se inmolaron y rindieron su vida por nuestra patria.

Juramento a la bandera en la Escuela Militar

 

Columna de Opinión, News

FUI Y SOY DEL EJERCITO CHILENO (Juramento a la bandera)

 

FUI Y SOY DEL EJERCITO CHILENO

 

Para todos aquellos que me miran raro, y para los que incluso me han llamado milico en forma despectiva… a esos que al enterarse que pertenecí al EJERCITO CHILENO, me llaman loco porque catalogan a los Militares de asesinos, para todos les cuento que estoy harto, estoy cansado, y por eso he decidido contarles pequeñas cositas que evidentemente no saben.

” EL EJÉRCITO educa y hay gente que se muere de ganas por estar allí… y aunque no lo quieran entender.

… En EL EJÉRCITO CHILENO, aprendí, a levantarme temprano, a hacer la cama, a desayunar, a hacer deporte regularmente, a pedir permiso, a decir gracias, a presentarme, a no tener vergüenza de decir quién soy, ni de dónde vengo, cual es mi nombre y APELLIDO, quienes son mis padres, aprendí que no necesito ninguna tribu urbana, ni vestir raro para decirle al mundo “que existo “, aprendí el valor del trabajo, que todo se gana y nada viene de arriba, aprendí a respetar a mi patria, aprendí porque nacimos siendo chilenos y no de otro país, aprendí que se celebra en cada fecha patria, y no que es un “FERIADO LARGO” , descubrí el valor de una amistad sana y para toda la vida …reforcé los valores que mis padres me enseñaron y aprendí a respetar a aquel que no tuvo padre. Aprendí Respeto a Dios, que a veces estamos solos en situaciones particulares, donde solo DIOS nos ve. Así y todo conducimos vidas Humanas, personas que son padres, hijos, cuñados, yernos y que su descendencia y esposa/o algún día pueden depender de nosotros “Los soldados de la patria” aprendí que nada ni nadie es perfecto, pero se hace lo mejor que se puede con lo que hay, ( Tomar decisiones y hacer) porque eso caracteriza al chileno, su chispa, su picardía, para hacer lo bueno… Eso hace El “EJÉRCITO CHILENO” hombres y mujeres de bien …y por si fuera poco … yo al igual que todos nosotros “CHILENOS” el 09 de Julio …Cuando dije “JURO POR DIOS Y POR ESTA BANDERA, SERVIR FIELMENTE A MI PATRIA?” lo hice con lágrimas en los ojos y por personas como ustedes también… saben porque? … Porque todos hacemos patria de una manera u otra, porque yo decidí hacer patria a mi manera, vistiendo un uniforme listo para tomar mi fusil cuando mi patria o mi nación me necesite… Eso es tener un concepto diferente de “responsabilidad ciudadana”

Estoy orgulloso de vestir o haber vestido mi uniforme…Orgulloso de haber jurado lealtad a mi bandera cuando otros la tocan cada cuatro años para un mundial.

No confundamos las cosas. Me siento orgulloso de pertenecer o haber pertenecido a mi EJÉRCITO CHILENO….!!!!!!!!

Copiado de un patriota.

 

VER ARTÍCULOS DE LA COLUMNA DE OPINIÓN: https://unofar.cl/articulos-de-columnas-de-opinion/

 

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Columna de Opinión, News

POLÍTICOS INCOMPETENTES Y GOBIERNOS ACOBARDADOS

 

POLÍTICOS INCOMPETENTES Y GOBIERNOS ACOBARDADOS.

Hobbes, en su obra El Leviatán, establece el concepto de “Pacto Social” o “Contrato Social”, que los hombres conforman para asegurar la seguridad y protección individual y acabar así con los conflictos provocados por los intereses individuales.
Hobbes explica que la ausencia del Estado/Leviatán engendraría una guerra de todos contra todos y que, por lo tanto, hace falta una fuerte autoridad central para imponer el orden y mediar entre los conflictos humanos. El Levatián sería entonces un “monstruo” necesario. Para Hobbes, la única función del gobierno es establecer y asegurar la paz, la estabilidad en una sociedad, para que prevalezcan los deseos colectivos frente a los deseos individuales de los hombres.
Según Rousseau, “Los derechos y los deberes de los individuos constituyen las cláusulas del contrato social, en tanto que el Estado es la entidad creada para hacer cumplir el contrato” y el Gobierno es el grupo que administra legítimamente al Estado
Nuestro Estado posee una considerable fuerza militar y policial -sobre 200.000 hombres y mujeres- sin embargo, los Gobiernos que lo han administrado en los últimos 10 años fueron doblegados por 2.000 delincuentes.
¿Quién fracasó tan estrepitosamente?. Los Políticos (Gobiernos y Oposiciones) o su Leviatán (Militares y Policías).
¿Cómo es que en 20 años, un pueblo disciplinado, legalista, respetuoso de las leyes y las autoridades devino en turbas desbocadas, incendiarias y saqueadoras?.
¿Qué pasó con nuestro sistema e instituciones políticas?, ¿Cómo fue que una Clase política de excepción se transformó en una pandilla de estudiantes fracasados, deshonestos y bravucones?.
La excusa de que “el pueblo expresó su desesperación, rabia, molestia y frustración mediante su movilización y comportamiento incivil y demolió la República es una mentira o es otro síntoma de la rendición de los amos del Leviatán. De ser cierto, deberíamos disolver al pueblo existente y construir a otro en su reemplazo.
La alternativa es reemplazar a los amos del Leviatán con otros con el valor, la determinación y carácter adecuados a su cargo … y eso no ha pasado, seguimos con los mismos incompetentes, pusilánimes y ladrones a cargo de hacer funcionar el Pacto Social:
“Te entregamos parte de nuestro dinero y de nuestra libertad y tu nos das seguridad, estabilidad y paz, haciendo cumplir las leyes, según lo acordado”.

Melosilla, 7 de Julio de 2023

Fernando Thauby García

Un aporte de nuestro Pas Presidente, Humberto Julio Reyes

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HISTORIA MILITAR Y HÉROES OLVIDADOS, News

Combate de la Concepción 09/10 de julio de 1882

Combate de la Concepción 09/10 de julio de 1882 y homenaje de la Unión.

En el poblado de Concepción, en el Perú, 77 integrantes de la 4ª. Compañía del Regimiento de Infantería 6° de Línea “Chacabuco”, fieles a su lealtad a la Patria y a su bandera, murieron combatiendo contra fuerzas muy superiores de soldados regulares peruanos y de una gran cantidad de irregulares indígenas comandadas por el coronel Gastó. Entre los muertos se encontraban 3 mujeres cantineras y un niño nacido durante el combate. Los corazones de los oficiales se encuentran conservados en la Catedral de Santiago. En su homenaje, se instituyó el 9 de julio como el Día de la Bandera y es la fecha en que tradicionalmente los nuevos contingentes de oficiales, clases y soldados efectúan su juramento a la Bandera de Chile.

 

Homenaje de la UNIÓN al sacrificio heroico de los 77 chacabucanos en el poblado de Concepción, Perú y al Ejército de Chile en el día de Bandera y del Juramento a la Bandera de sus contingentes.

 

COMBATE DE LA CONCEPCIÓN – Academia de Historia Militar de Chile

Hay ciertas efemérides en la historia militar de nuestro país que han llegado a ser, de una u otra forma, muy emblemáticas no solo para el mundo castrense, sino que también para la sociedad chilena en su conjunto.

Entre ellas se cuentan el triunfo chileno en Yungay (20 de enero de1839), la gesta naval de Iquique (21 de mayo de 1879) y el combate de La Concepción (9 y 10 de julio de 1882.)

En esta oportunidad nos referiremos a la tercera de estas efemérides, el Combate de La Concepción.

[1]

Antecedentes: Remontándonos a la historia y a los hechos previos, recordando cual era la situación de nuestro ejército en el Perú.

Finalizada la Campaña de Lima con la ocupación de esa capital por las fuerzas chilenas, después de las batallas victoriosas de Chorrillos y Miraflores (13 y 15 de enero de 1881) no fue posible firmar la paz con el Perú por divergencias surgidas.

Terminadas las operaciones regulares el enfrentamiento estaba en desarrollo en la Sierra o Breña peruana, contra las fuerzas reorganizadas del general peruano Andrés Avelino Cáceres, apodado el Brujo de los Andes. Estas fuerzas estaban integradas por los restos del ejército peruano que habían huido después de las últimas batallas y que habían sido reclutados junto con indígenas y hacendados por dicho general.

La necesidad de destruir las fuerzas enemigas de la resistencia, la conveniencia de ir a la total ocupación del país y presionarlo mediante la existencia de un ejército de ocupación que viviera de la comarca para hacerles sentir el peso de la derrota, da origen a innumerables expediciones militares que se conocen con el nombre de “Campaña de la Sierra”.

El jefe político-militar de Chile, el contraalmirante Patricio Lynch, había decidido que mientras no se destruyera totalmente al ejército peruano, no se podía seguir con la lucha hacia la paz. Fue así como Lynch creó la División del Centro, con tres mil hombres, con el único objetivo de conquistar la Sierra Central.

Tres de las más importantes expediciones realizadas en este período bélico de dos años y medio cobran especial relevancia por el heroico significado de los combates que en el transcurso de ellas tienen lugar, y que constituyen motivo de legítimo orgullo: el combate de Sangra o Sangrar en la primera, el de La Concepción en la segunda expedición a la Sierra y, en la tercera, la batalla final de Huamachuco que permite entablar definitivamente negociaciones de paz con el Perú cuyo término fue el Tratado de Ancón.

Hasta el término de la primera expedición que duró dos meses y medio y que alcanzó hasta el departamento de Junín se sucedieron cambios de importancia en el Comando en Jefe del Ejército de Ocupación. El mando entregado por el general Manuel Baquedano al de igual grado Cornelio Saavedra por regreso del primero a la patria al mando del contingente que retorna a la paz, recae a su vez en el general Pedro Lagos y de manos de este jefe, en las del contraalmirante don Patricio Lynch.

Envalentonado después del regreso de la primera expedición al interior, el ejército peruano del Centro, dirigido por el audaz guerrillero general Andrés Avelino Cáceres, desciende de la sierra y ocupa posiciones en la línea general Canta-Chosica-Huarochirí, a las puertas de la capital peruana.

El gobierno recomienda con especial urgencia al contraalmirante Lynch reactivar las operaciones militares, en especial aquellas que tengan como finalidad la de desalojar del valle del Rímac al general Cáceres. arrojándolo al otro lado de la cordillera. Ello origina una segunda expedición a la sierra.

La situación previa al combate: El 1 de febrero de 1882 había asumido el mando de las fuerzas chilenas el coronel Estanislao del Canto, comandante del 2° de Línea, mientras las tropas peruanas se reorganizaban para derrotar a la División del Centro, que ya se encontraba en las orillas del río Mantaro, lugar elegido por el general del Canto como sede del cuartel general.

Las fuerzas chilenas bajo su mando se hallaba desplegada ocupando poblados de la zona conformando guarniciones de nivel compañía en la mayoría de los casos.

El 5 de julio, Estanislao del Canto dispuso que la 4ª. Compañía del Regimiento 6° de Línea “Chacabuco”, al mando del teniente Ignacio Carrera Pinto, relevara una fracción del mismo regimiento. El teniente Carrera Pinto había sido ascendido a capitán, pero el nombramiento oficial no había llegado a sus manos y por ende, este no sabía de su reciente ascenso.

La guarnición chilena del pueblo de La Concepción se componía de un total de 77 hombres integrantes del Regimiento “Chacabuco” la mayoría, lo que incluía a tres mujeres, bajo el mando del recién ascendido capitán Ignacio Carrera Pinto. Se trataba de uno de los tantos destacamentos entre los que estaba repartido el contingente chileno que se hallaba operando en la sierra peruana.

Esta era la situación general que se vivía y que sirve de brillante marco a la heroica defensa de la plaza de La Concepción del Perú.

Se puede mencionar que los 3 subtenientes y los 73 hombres de tropa habían evidenciado ya, al igual que su comandante, pruebas de valor en los combates en que habían participado y la mayoría de ellos ostentaba menciones especiales por “valor a toda prueba”.

El combate: El día 9 de julio de 1882 y en las alturas del Apatá, alturas que dominan la ciudad de Concepción o La Concepción, el coronel peruano Gastó alistó su fuerzas para el combate. Se había decidido a atacar La Concepción por estimar que esta plaza era la de más débil guarnición. Las fuerzas del coronel Gastó la componían alrededor de 2.100 hombres. entre soldados de línea, irregulares e indiadas.

A las 14.00 horas de ese día, Gastó envía a las indiadas bajo su mando, a ocupar las alturas vecinas; los guerrilleros se descuelgan al valle para llegar a la plaza por ambos costados y la tropa de línea de Gastó, vestida de blanco, forma en batalla dominando el cuartel chileno desde el cerro El León.

Antes de abrir los fuegos, el jefe peruano envía a través de mensajeros una carta al jefe chileno, en donde le dice los siguiente:

“Ejército del Centro Comandancia General de la Div. “Vanguardia”. Concepción, julio 9 de 1882. Al Jefe de la Guarnición chilena de Concepción. Presente: Contando como Ud. ve, con fuerzas muy superiores en número a las que tiene Ud. bajo su mando y deseando evitar una lucha a todas luces imposible intimo a Ud. rendición incondicional de sus fuer· zas previniéndole que en caso contrario ellas serán ellas tratadas con todo el rigor de la guerra. Dios guarde a Ud. Juan Gastó”.

En el papel blanco sobrante del mismo oficio, el Comandante de la Compañía capitán de ejército Ignacio Carrera Pinto. contesta: “Mi nombre está grabado en bronce en la capital de mi patria, no seré yo quien lo manche. Dios guarde a Ud. Ignacio Carrera Pinto”.

Carrera, orgulloso de sus antepasados, próceres de nuestra independencia y cuya misma sangre corre por sus venas, hace alusión en su respuesta a la estatua que en Chile inmortaliza el nombre de sus ascendientes y demuestra al adversario que, al chileno no le intimidan ni el número de las tropas enemigas ni las amenazas de rigor.

Carrera distribuye sus fuerzas para la defensa: dispone en las cuatro bocacalles sendas formaciones que desplegados en guerrilla impiden el acceso a la plaza: hace ocupar la torre de la iglesia y mantiene una reserva de guardia en el cuartel para la defensa de los patios.

A las 14.30 horas los peruanos inician los primeros disparos, pero son contenidos en toda la línea por la defensa.

A las 17:00 horas de la tarde. la situación se torna crítica para los chilenos; la tropa enemiga se apodera de las casas que circundan la plaza, guiados por los mismos habitantes que cooperan a la acción y rompe nutrido luego por la espalda y flancos de las guerrillas que, en repetidas cargas a la bayoneta, han mantenido libres de enemigos a los accesos a la plaza.

A las 18:30 horas, el coronel Gastó, que en persona dirige la acción, ordena a sus hombres el cese del fuego, pues desea esperar la llegada de refuerzos que ha solicitado con urgencia.

Carrera Pinto ordena levantar los heridos, los remite al cuartel y se repliega cubriendo la retaguardia de los suyos.

Carrera cree que la repentina retirada del enemigo proviene de la llegada de la división chilena que se desconcentra por el camino de Huancayo. y toma la ofensiva a la cabeza de una veintena de sus soldados.

Mientras tanto, se arrojan desde los techos de los edificios colindantes tarros llenos de parafina y teas encendidas y bien pronto la ciudad se ilumina con las llamaradas originadas por el incendio del cuartel. El capitán Carrera hace trasladar los heridos junto al portón principal y a la cabeza de los más hábiles efectúa una nueva salida para despejar la plaza ocupada por el enemigo y las indiadas, aprovechando la oscuridad de la noche.

Pero cae, esta vez para no levantarse más, y lo sucede en el mando el subteniente Arturo Pérez Canto, quien se hace cargo de la guarnición sitiada por las llamas, recibiendo los certeros disparos desde la torre de la iglesia, los intentos de invasión del cuartel que realiza el enemigo por los forados abiertos en las paredes y la lucha al arma blanca que se realiza a sus puertas.

La guarnición atacada sufrió un sostenido ataque desde, aproximadamente, las dos y media de la tarde del día 9 de julio de 1882 hasta las nueve de la mañana del día siguiente. Primero los chilenos defendieron las entradas de la plaza del pueblo, pero con el paso de las horas debieron replegarse a su cuartel.

El subteniente Pérez Canto muere cumpliendo la consigna recibida y pasa a ocupar su puesto el subteniente Julio Montt Salamanca. Su poca tropa apenas se sostiene en pie: las municiones se concluyen; pero, al rendir la vida al amanecer, el mando llega al último oficial sobreviviente, Luis Cruz Martínez.

En la mañana del día 10 solo sobreviven cinco hombres, siendo el subteniente Luis Cruz Martínez el de mayor graduación. Sin embargo, el muy superior número de enemigos no tardó en imponerse, por lo cual no quedó ningún chileno sobreviviente en esta acción de guerra, cumpliendo la inmaculada y postrera expresión del capitán Ignacio Carrera Pinto: “A morir por la Patria. muchachos!”.

Una guarnición completa, además de las tres mujeres que completaban la guarnición, así como y un infante nacido en el fragor del combate están muertas. Pero no hubo rendición y todos ellos cumplieron con la consigna de todo soldados chileno “El chileno no se rinde”.

Término el combate: La indiada, ebria de aguardiente y sangre. se entrega a los más vergonzosos y degradantes actos de salvajismo, que el coronel Gastó y sus oficiales no pueden reprimir. Siguiendo la tradición atávica, desnudan los cadáveres, los descuartizan y clavan sus cabezas en las puntas de sus lanzas. Las tres mujeres, un niño de cinco años y la criatura recién nacida corren igual suerte.

El combate ha terminado a las 9 horas del día 10 de julio. A las 16.00 la división chilena que debió atrasar en un día su paso por La Concepción empieza a desfilar frente a los 77 chacabucanos transformados en 77 héroes al ocupar para siempre la ciudad peruana que les fue confiada. Eran setenta y siete soldados forjados en la dura disciplina de la guerra. A los integrantes de la división del coronel Estanislao del Canto, les tocó contemplar el dantesco panorama.

Después del mediodía del 10 de julio de 1882, sólo sus cadáveres se hallaban diseminados en la plaza y en el cuartel: eran esos setenta y cuatro héroes que con·juntamente con sus oficiales yacían en el lugar que las tradiciones de su patria y el cumplimiento del deber les habían impuesto.

Aquellos bravos. lejos de la patria, no necesitaron estímulo alguno para cumplir con su deber; sabían, al empuñar sus armas, antes que el combate comenzara, que iban al sacrificio, y, sin embargo, no hubo vacilaciones.

Cuando llegó el coronel Canto con la división chilena a La Concepción vio el siniestro cuadro y refiere: “El aspecto que presentaba el cuartel era lúgubre y muy conmovedor. porque sólo quedaron montones de cadáveres de ambos combatientes y el hacinamiento humeante aún de los escombros del cuartel consumido por el fuego”.

Y allí. en medio de tan triste y conmovedor espectáculo, flameaba medio quemada la bandera de Chile. Parecía estar allí montando guardia a los 77 valientes. Canto ordenó retirarla. Entre otras cosas dice: “Viéndola yo desde la casa en que me desmonté, ordené a mis ayudantes Bisivinger y Larenas que me la fueran a traer, lo que se ejecutó poniéndole con lápiz rojo y en la estrella de la bandera la fecha del día y la firmó Bisivinger”.

Siguió luego la piadosa tarea de enterrar a los muertos. Del Canto dice: “Ordené se hiciese en la iglesia una fosa para enterrar a los oficiales y a la tropa que cupiesen y en seguida que se pegase fuego a la iglesia para que los escombros de ella salvaguardasen la profanación de sus cadáveres”.

Los corazones de los cuatro oficiales se extrajeron de sus cuerpos por orden del comandante Pinto Agüero y fueron colocados en un frasco con alcohol. Hoy descansan en la Catedral de Santiago.

Algunos testimonios: Los testimonios de los integrantes de la división que observaron el resultado del combate son esclarecedores:

Justo Pastor Merino, cirujano del Ejército chileno que estaba en campaña en la sierra peruana y que se contaba en las filas de la división del coronel Estanislao del Canto, la cual venía en retirada desde Huancayo, dice que:

“Nosotros entramos a Concepción como a las 5 de la tarde del día 10 a sangre y fuego. Pues a esa hora todavía quedaban en el pueblo algunos montoneros, que pretendieron hacerse fuertes a pesar de nuestra proximidad; pero tuvieron que ceder, y una vez nosotros en el pueblo, lo primero que hicimos fue visitar el cuartel. ¡Qué terrible espectáculo se presentó desde el primer momento a nuestra vista! El cuartel en gran parte estaba abrasado por las llamas y al llegar a su puerta se veían desde los umbrales los cadáveres hacinados. Entré al cuartel de a caballo y al encontrar en los cuartos y en el patio cadáveres y sólo cadáveres ignoro lo que pasó por mí. Sólo sé que maquinalmente [sic] llevé la mano a la cintura sacando mi revólver y miré alrededor, esperanzado quizá de encontrar a algunos de los asesinos”.

Manuel Salas, quien era oficial subalterno del Batallón Movilizado “Lautaro”, cuerpo este último que conformaba la columna del coronel Canto, da cuenta del mismo sentimiento cuando escribió al autor Nicanor Molinare, quien se hallaba preparando una obra acerca de este combate:

“Llegamos de los primeros a la plaza [del pueblo de Concepción] y nos animaba la esperanza de hallar algún «chacabuco» vivo. Lo que vimos, usted con pluma maestra lo relata con exactitud. Al salir de la iglesia donde primeros entramos, me encontré con el ilustre comandante Pinto Agüero [quien en ese tiempo era el comandante del Batallón Movilizado Chacabuco, cuya Cuarta compañía había sucumbido en este pueblo] que salió del cuartel, intensamente pálido y en cuyos ojos se reflejaba lo que su alma sentía en esos instantes.

Se nos dio orden de revisar casas y sitios, y fue imposible contener a los soldados que vengaban a los «chacabucos» y a un soldado nuestro que había quedado ahí de los enfermos que condujo días antes el capitán Guzmán”.

Una impresión análoga la entrega otro testigo de los restos que quedaron en Concepción. El capitán Arturo Salcedo, quien era ayudante de Pinto Agüero, en otra misiva dirigida a Molinare señaló:

“Al llegar a «La Concepción», y visto el cuadro de horrores que se presentaba, me ordenó el comandante Pinto Agüero recogiese y juntase todos los cadáveres de los mártires de la 4ª. Compañía. La tarea fue difícil y larga, y se terminó a horas avanzadas de la noche […]”.

El testimonio de Víctor Valdivieso, quien era teniente de la Quinta Compañía del Batallón “Tacna” 2º de Línea, relata la extrañeza que le causó el hecho de que nadie viniera a recibir a la división que venía llegando al pueblo, para luego expresar su desconcierto cuando penetró en la plaza de dicho poblado:

“La Quinta Compañía del 2º de Línea entró a Concepción, como ya he dicho, en la tarde del día diez y nos extrañó a los que éramos amigos del mocho Carrera Pinto, como lo llamábamos, no nos viniese a recibir conjuntamente con los demás oficiales […] Los que creíamos a la compañía que estaba destacada en la Concepción en muy buena situación con respecto a víveres, nos extrañó no viniesen los oficiales a recibirnos para ofrecernos algún alimento, puesto que hacía más de veinticuatro horas no lo tomábamos.

Tan luego como dejé alojada mi compañía me dirigí al cuartel situado en la plaza para saludar a los oficiales, pero ¡cual no sería mi sorpresa al encontrar solo los cadáveres de los valientes que allí habían sucumbido! El dolor, la rabia, el despecho por no poder vengar a los que habían sido cobardemente asesinados por un número crecidísimamente mayor de enemigos, se apoderó de mí. Desde ese momento me concreté a hacer comentarios con los demás oficiales sobre esta hecatombe”.

El corresponsal del diario “El Mercurio” en el teatro de guerra comunicó las repercusiones inmediatas que había tenido el combate de La Concepción entre los habitantes de la sierra peruana, en el cual descolló la conducta de los militares chilenos:

“El combate de la Concepción y el heroísmo de los 77 chilenos circulaba en aquellos pueblos con todos los caracteres de una leyenda. Los indios se contaban unos a otros los detalles de aquel increíble suceso, en que un puñado de chilenos había perecido hasta el último sin rendirse y poniendo fuera de combate más de 800 enemigos. Hasta tal punto había llegado la sensación, que las autoridades peruanas decidieron prohibir, bajo severas penas, que ninguno se acercase al lugar que antes ocupaba el pueblo de la Concepción ni los demás destruidos por nuestras tropas, a fin de que no cundiera entre ellos la desmoralización y el desaliento”.

En el caso de la prensa peruana, dentro de la correspondencia dirigida al diario “El Eco de Junín”, también se destacó el notable comportamiento de esta guarnición chilena. Si bien algunos datos que aquella entrega no concuerdan totalmente con la historiografía nacional, es muy notable que se haya reconocido el valor desplegado por los chilenos, junto a los combatientes peruanos:

“Según las disposiciones del General en Jefe, el coronel Gastó, Comandante General de la División de Vanguardia, atacó en la tarde del mismo día 9 a la guarnición de la ciudad de Concepción, la misma que sucumbió por completo, sin que se salvase ningún jefe, oficial ni soldado. La guarnición de Concepción constaba de 100 hombres, al mando del comandante Carrera Pinto, sobrino de don Aníbal Pinto, ex–Presidente de Chile. Este jefe murió heroicamente defendiendo el puesto que le había sido confiado, dando ejemplo de valor a sus subalternos, que se batieron hasta el último momento, haciendo frente a nuestros soldados que competían en arrojo y decisión con enemigos dispuestos a vender caras sus vidas; peruanos y chilenos lucharon con denuedo y encarnizamiento”.

En el parte oficial que el coronel Estanislao del Canto elevó al Jefe del Estado Mayor General, en el cual informó acerca de lo sucedido en Concepción, se aprecia que junto con el desconcierto producido por el horrible cuadro que observaron los chilenos en esa población, ya se vislumbraba el hecho de que la acción de guerra que allí tuvo lugar estaba llamada a ser uno de los grandes hitos de la historia militar chilena:

“Mi escasa inteligencia, señor General, divaga para comprender si es mayor el profundo y justo sentimiento que debemos experimentar por la pérdida de tantos buenos, o bien, si lo es la gloria alcanzada por esos héroes a costa del sacrificio de sus vidas. […] El mutismo de soldado invade mis facultades y me priva del derecho de poderme explayar más sobre tan grandioso hecho, que habla muy alto en pro de la patria chilena y de los defensores de su honor”.

En la proclama que dicho coronel entregó a sus hombres, una vez superada la amarga impresión por lo contemplado en La Concepción, señaló:

“Si os encontráis en igual situación a los 77 héroes de Concepción, sed sus imitadores y entonces agregaréis una brillante página a la historia nacional y haréis que la efigie de la patria se presente una vez con el semblante risueño en símbolo de gratitud por los hechos de sus hijos”.

Días después de la homérica jornada de La Concepción, las autoridades chilenas en Lima presidieron las honras fúnebres que se celebraron en la iglesia de Santo Domingo de dicha ciudad, las cuales se llevaron a cabo con mucha solemnidad y con la presencia de destacadas personalidades civiles y militares, junto con la colonia chilena establecida en Lima y El Callao.

En la prensa limeña se dio cuenta de esta ceremonia, la cual fue considerada como un justo homenaje a los militares chilenos caídos en La Concepción, los cuales ya estaban considerados como héroes de la historia de Chile:

“La manera como se ha conmemorado el recuerdo de las heroicas víctimas de la sierra no ha podido menos que satisfacer al patriotismo chileno, que ha visto en la manifestación ya expresada un homenaje digno de la gloria de héroes como los que hoy nos traen a la memoria los hechos legendarios de mejores tiempos, en que como en el día, el pabellón chileno se ostentó brillante al libre aire y en la zona tropical”.

El “Combate de La Concepción” es considerado, hasta hoy, como uno de los hechos más dramáticos de la Guerra del Pacífico y de todas las guerras en las que ha participado nuestro país.

El sacrifico de los chacabucanos constituye el norte de cada integrante del Ejército de Chile y por extensión, de todos los miembros de las fuerzas armadas. No nos olvidemos de nuestros ciudadanos, los que concurren a cumplir con su servicio militar y que, al toque del clarín, concurren a ocupar sus puestos de combate, como lo hicieron miles de chilenos en la Guerra del Pacífico y en especial, los 77 chacabucanos de La Concepción.

Su ejemplo es recordado año a año con especial fervor, al representar el sentir de cada soldado del presente y del futuro. Esa conmemoración ha sido elegida el día de la bandera, así como la fecha en que cada nuevo oficial, clase y soldado jura frente a su bandera el cumplir con sus deberes militares hasta rendir la vida si fuese necesario, tal como lo hicieron los 77 chacabucanos en aquel perdido pueblo de La Concepción, sin pensar en ningún momento en salvar sus vidas a costa de una deshonrosa rendición.

Ahora que la patria está pasando por momentos de extrema delicadeza y extremo enfrentamiento de ideas políticas apoyadas por el caos y el desorden, el enfrentamiento con las fuerzas policiales y las ideas políticas de un extremismo peligroso para el futuro de nuestro país, volvamos a renovar nuestro juramento que hicimos ya hace varias décadas, ya no para el combate con las armas, sino con el apoyo a las ideas que pueden ser la solución para todo lo que nosotros queremos para nuestro hijos y nietos y sus descendientes.

La Unión de Oficiales en Retiro de las Fuerzas Armadas hace un patriótico recuerdo de este glorioso hecho de armas y saluda afectuosamente al Ejército de Chile, institución que mantiene vivo el recuerdo de sus héroes y vibra con la repetición de su desarrollo.

¡Viva Chile!

Revista N° 45

http://www.unofar.cl/sites/default/files/Revista%20UNOFAR%20N%C2%B0%2045…

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Nota: Dejamos constancia de la incorporación en el presente homenaje, de antecedentes y detalles históricos considerados en los trabajos elaborados por don Eduardo Arriagada Aljaro, Lic. en Historia PUC, miembro de la Academia de Historia Militar y por el CF Arturo de la Barrera Werner, publicado en La Revista de Marina de la Armada de Chile

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional.

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