Columna de Opinión

LA PLENITUD DE LOS CHILENOS – POR QUÉ LOS ADULTOS MAYORES SON LOS MÁS FELICES

Rosario Gallardo – La Tercera, 07/12/2024

A fines de marzo, en el marco del Día de la Felicidad, se publicaron los resultados del World Happiness Report (WHR), un estudio publicado cada año por Naciones Unidas y que mide el nivel de felicidad en más de cien países.

Si bien Chile ranqueó más arriba que varios países de la región, quedando 38° a nivel global, hubo una noticia no tan alentadora: había caído tres puestos con respecto a la medición anterior.

En paralelo, Ipsos lanzaba su informe “Felicidad Mundial 2024″, donde un 68 % de los chilenos se declaraba una persona “feliz” o “muy feliz”, pero también el país descendió 11 puntos respecto de 2023.

¿Se puede afirmar, entonces, que somos felices?

Según los resultados del estudio “Tres generaciones de chilenos” de Cadem, en alianza con La Tercera, el 53 % de las personas entre 65 y 74 años declaró sentirse muy o bastante feliz con su vida en general. El escenario es opuesto en el sector más joven: solo el 33 % de los encuestados entre 18 y 25 años dijo sentirse de igual forma. ¿La paradoja? Los mas jóvenes son los mas optimistas con el devenir del país. Aquí, por qué.

El profesor asociado de la Escuela de Negocios de la UAI y director del Instituto del Bienestar (IBE), Wenceslao Unanue, dice que hay que distinguir dos visiones de felicidad: el llamado modelo hedónico -que ve la felicidad desde la búsqueda del placer, pero es más transitorio- y el eudaimónico -relacionado más bien con un bienestar más duradero.

Dice que en el caso, por ejemplo, del WHR la medición se centra más en el primer modelo.

Dicho eso recuerda que la primera medición de este estudio -en 2012- nos situó en el lugar 53. Por lo tanto -aunque recalca que no hay respuesta blanco y negro-, “si vemos en términos generales, Chile ha subido en el ranking, manteniendo incluso el promedio de felicidad que tenía en 2012 (6,3). Entonces, en términos relativos, somos mucho más felices que lo que éramos hace una década”.

Para el psicólogo y director del Instituto de Bienestar Socioemocional (IBEM) de la UDD, Jaime Silva, Chile no tiene un nivel bajo de felicidad -más bien se mantiene relativamente moderado a alto-, pero efectivamente el indicador se ha ido moviendo con los años en respuesta a las contingencias del país. Ahora, aclara, “decir que Chile ha tenido cambios drásticos en sus niveles de felicidad sería equivocado”.

“En general, los chilenos tienden a puntuar bastante bien en satisfacción personal con su vida, pero hay bastante malestar social que impacta en los resultados. La desigualdad, la desconfianza y el individualismo son temas que como sociedad impactan muy fuerte en el bienestar”, explica, por su parte, Mónica López, psicóloga, terapeuta familiar y de pareja, y directora del Instituto del Bienestar (IBE).

La pregunta ahora es quiénes son más felices.

La generación más feliz. El estudio “Tres generaciones de chilenos” desarrollado por Cadem -en alianza con La Tercera- arroja algunas luces.

Bajo la pregunta: “Si tuvieras que evaluar tu vida general en estos días, ¿cuán feliz dirías que eres?” se midió la respuesta de tres grupos etarios: 18 a 25 años, 40 a 49 años y 65 a 74 años. En el fondo, hijos, padres y abuelos.

De estos tres grupos, el que se mostró menos feliz fue, de hecho, el más joven. Sólo el 33 % de este grupo diría que es muy feliz o bastante feliz con su vida.

Un escenario distinto mostró los mayores.

De hecho, los encuestados de 40 y 49 años se muestran un poco más felices que sus pares más jóvenes: en concreto, 45 % de ellos dijo sentirse muy o bastante feliz con su vida.

Sin embargo, el primer lugar de la felicidad recae en los de más de 65 años, ya que un 53 % de ellos dijo sentirse de esta forma.

Para Roberto Izikson, gerente general de Cadem, este nivel de felicidad en jóvenes más bajo que las otras generaciones puede explicarse por dos razones: cortoplacismo y la búsqueda de satisfacción inmediata, influenciada por la masificación de nuevas tecnologías.

“La tecnología nos abre las posibilidades a millones de fuentes de bienes y servicios, y mirar el mundo desde el ‘ideal’. Tampoco vemos en esa generación la idea de que las cosas las voy consiguiendo con trabajo, con esfuerzo, paso a paso, sino que más bien el ‘lo quiero ahora ya’. Pero como no tenemos esa capacidad, como país, de satisfacer eso, se genera en los jóvenes una frustración que no vemos en los mayores”, dice.

En las generaciones mayores sus contextos han sido distintos: “Son hijos del trabajo y del esfuerzo del desarrollo económico de Chile en los últimos 30 años, de haber ido adquiriendo cosas que no tenían en base a su propio esfuerzo y, por lo tanto, entienden probablemente que las cosas no son fruto de la espontaneidad. Eso genera un nivel de resiliencia mayor”.

Silva, por su parte, explica que la relación entre felicidad y edad ha sido estudiada en varias oportunidades y se ha determinado que, efectivamente, se han observado mayores niveles de felicidad en la infancia y en la vejez.

De hecho, curiosamente, la curva que se forma al analizar esta relación es una “U” o una sonrisa, comenta. En tanto, la “edad mediana” es donde se vive con demandas más altas. “Son momentos en la vida donde tú tienes que jugarte muchas decisiones que son de largo plazo y hay mucha presión social también por esas decisiones que tomas o no. Entonces se produce una especie de valle asociado al estrés. También hay mucho desajuste entre la expectativa y la realidad; uno se imagina para uno mismo ciertas cosas que luego después no pasan”, detalla.

Mónica López concuerda en que la felicidad comienza a aumentar progresivamente luego de los 55 años, porque las personas aceptan mejor quiénes son, sueltan el ‘qué dirán’ y disfrutan más de lo que ya han construido.

Y los más jóvenes, en cambio, viven otras incertidumbres. “Muchos ven que cada vez es más complejo tener una casa propia o estabilidad laboral. Las redes sociales y la hiperconectividad digital los ha ido desconectando y generando muchas veces dificultades en sus habilidades sociales e incluso mayor aislamiento, lo cual está teniendo un gran impacto en su salud mental”, dice.

No son sólo malas noticias: López asegura que la nueva generación está más consciente de sus emociones difíciles, “por eso muchas veces puntúa más bajo en las encuestas de felicidad”. Pero se atreve a pedir ayuda con mayor facilidad y tiene mayor apertura para trabajar en su bienestar que otras.

Satisfacción con la vida. Otra de las preguntas que incluye el estudio se relaciona con la satisfacción con la vida y, similar a lo que ocurre con la medición de felicidad, el grupo de más de 65 años se siente más satisfecho.

De hecho, un 49 % califica este factor con notas 6 y 7. En comparación, de quienes están en sus 40, sólo el 44 % declara estar satisfecho y la cifra se reduce aún más en los más jóvenes, llegando al 38 %.

Los encuestados también respondieron en qué ámbitos consideran que son aquellos en los que están más satisfechos.

En el caso de los mayores de 65 estos corresponden a su relación con familia y amigos, el nivel de educación personal y su relación de pareja. El mismo orden se repite para las personas de 40 a 49 años.

Sin embargo, los más jóvenes dicen sentirse más satisfechos, en primer lugar, con su nivel de educación personal, luego con sus relaciones de familia y amigos y, por último, empatados, la relación de pareja y la satisfacción con su trabajo.

En esa línea, el director del IBEM detalla que si bien la felicidad o la experiencia de satisfacción con la vida tiene distintos componentes –“no hay un secreto o un solo factor”, comenta-, hay cuatro pilares que caracterizan a las personas que tienen más bienestar: el primero, y el más importante según Silva, es la satisfacción con las relaciones interpersonales.

Le siguen la capacidad de conectarse con el presente –“vivir el aquí y ahora”-, tener un propósito o un sentido a largo plazo y, por último, tener conciencia del propio mundo emocional.

Paradójico optimismo. Curiosamente, se produjo una paradoja cuando se les consultó por cómo veían el futuro del país y si creían que Chile va por un buen o un mal camino. Si bien los mayores de 65 fueron los “más felices”, también son el grupo que mira el futuro con más pesimismo.

De hecho, el 59 % de ellos dijo sentirse muy pesimista acerca del futuro del país y 73 % que vamos por mal camino (el 20 % afirmó que vamos por buen camino).

En el grupo de 40 a 49 años, un 46 % reconoció sentirse pesimista por el porvenir y 77 % dijo que vamos por mal camino como país (el 19 % por buen camino).

En cambio, el 35 % de los jóvenes dice estar muy optimista por el futuro y 29 % -casi 10 puntos porcentuales más que los otros grupos- dice que Chile va por buen camino.

¿La razón? Izikson apunta más bien a una explicación política y un apoyo mayor a la figura del Presidente Gabriel Boric en los jóvenes. “La correlación que existe entre la aprobación presidencial y la percepción de si Chile va por un buen camino o no está demasiado condicionada a la aprobación del Presidente. Siempre ha sido así. Acá se da esta paradoja interesante que los jóvenes son menos felices, están menos satisfechos con su calidad de vida en todas las dimensiones, pero responden de manera más positiva que Chile va por un buen camino. Puede sonar paradójico ese contraste, pero me parece que la respuesta tiene que ver más bien con hacer una declaración de apoyo al Presidente”.

Es más, se aventura a decir que si la presidenta fuera, por ejemplo, Evelyn Matthei, “la percepción de que Chile va por un buen camino sería más baja en los jóvenes”.

En opinión de Wenceslao Unanue, una explicación a este fenómeno podría estar en el modelo eudaimónico y uno de sus elementos fundamentales: el propósito, el sentido de vida. “Viendo datos globales, especialmente en el mundo occidental, se ha encontrado que los grupos que más propósito y sentido de vida tienen son los más jóvenes, ligado, además, con que son muy optimistas. Sienten que pueden cambiar la realidad que no les gusta”, dice.

Camino por recorrer. La directora del IBE, Mónica López, opina que falta muchísimo que trabajar en cuento a políticas públicas dirigidas al bienestar. “Hoy la soledad es lo que genera mayores trastornos de salud mental, de hecho, quita más años de vida que el tabaquismo y el sedentarismo, tenemos poco tiempo para el autocuidado, pocas amistades, y las que tenemos las vemos poco”.

Destaca, por ejemplo, que podrían implementarse iniciativas como asignaturas en el colegio donde se aprenda inteligencia social y emocional; que las organizaciones puedan invertir en programas de bienestar -más allá de charlas motivacionales esporádicas-, y que existan programas de envejecimiento positivo.

Unanue remarca que si bien “falta mucho”, hemos avanzado como con la reducción de jornada laboral a 40 horas. Una de las medidas en las que enfatiza es la creación de indicador sobre el bienestar y medir el progreso más allá del PIB.

“Si nosotros logramos construir un indicador que tome estas determinaciones vamos a avanzar, porque los gobiernos se empiezan a preocupar de salir bien en estas mediciones, de que el país esté bien y van a hacer políticas en pos de estos indicadores. La OCDE, por ejemplo, hace años que está trabajando en el indicador de una mejor calidad de vida de bienestar y felicidad”.

Por su parte, Jaime Silva también apunta a elementos que van moviendo indirectamente los indicadores de felicidad, por ejemplo, políticas que tengan que ver con la confianza a las instituciones, salud, ingresos y la desigualdad.

Trabajar en ellos, dice, va a tener efectos positivos en la percepción de bienestar de los chilenos. Además, en línea con lo que menciona López, también plantea la idea de educación emocional.

Ahora, advierte que “hay que tener ojo, que los países que tienden a sobrevalorar la felicidad como experiencia emocional producen un factor contraproducente, que es lo que se ha llamado la tiranía de la felicidad. La ‘obligación’ a ser feliz genera presión y más estrés y, por tanto, esa población es menos feliz, paradójicamente”.

Columna de Opinión

JUAN FERNÁNDEZ: ESE ARCHIPIÉLAGO REAL Y FICTICIO

Juan Rodríguez Medina – El Mercurio, Artes y Letras, Revista de Libros, 01/12/2024

Quizás haya sido Daniel Defoe, con su novela “Robinson Crusoe“, quien puso en el mapa de la cultura universal a Juan Fernández. O tal vez hayan sido esas islas, descubiertas hace 450 años por el marinero que les da su nombre, las que le regalaron al mundo uno de sus personajes arquetípicos. O puede que las dos alternativas sean ciertas.

Porque, claro, la realidad nutre a la ficción que nutre a la realidad. Etcétera. A lo mejor, lo más sensato sería dejar de distinguir entre historia y leyenda, por imposible, porque hacen a un mismo guiso. La leyenda tiene peso histórico. La historia es legendaria.

El 22 de noviembre se cumplieron 450 años de su descubrimiento. Para celebrarlo, se reeditan la primera crónica sobre el lugar, firmada por Vicuña Mackenna, y “La justicia de los Maurelio”, novela de Jorge Inostroza. Además, la escritora Maura Brescia, que visitó hace 50 años la isla y devino fernandeciana, publica un relato histórico-cultural del mundo que inspiró a Daniel Defoe su más famoso personaje: Robinson Crusoe.

Al menos es lo que ocurre con Juan Fernández, esa parte del territorio chileno ubicada 670 kilómetros mar adentro, parte de la Región de Valparaíso, conformada por las islas Robinson Crusoe y Alexander Selkirk, además de algunos islotes, el más importante: Santa Clara. Ya el nombre de las islas da cuenta de la naturaleza real y ficticia del lugar.

La primera, que hasta 1966 se llamaba Más a Tierra, lleva el del inmortal náufrago creado por Defoe en 1719, quien pasa 28 años aislado; la otra, alguna vez conocida como Más Afuera, recuerda al corsario que fue abandonado en ese rincón, que vivió allí, solo, cuatro años y cuatro meses, entre 1704 y 1709, conocido desde entonces como el Solitario, y que inspiró a Defoe su novela. “Corsarios buscando refugio, fortificaciones españolas del siglo XVII, personajes novelescos, tesoros escondidos, reos comunes y relegados políticos. Todo eso y mucho más hay en el imaginario del pueblo fernandeciano”, dice la periodista y escritora Maura Brescia de Val en “Juan Fernández: islas de navegantes”.

“Su aislamiento en medio del océano Pacífico ha despertado la imaginación y la pasión de escritores, exploradores, científicos, novelistas, artistas y todo aquel que hizo de la isla su tesoro”.

El libro, un repaso de la historia y de las historias del archipiélago, incluida la de la autora, que vive allí, acaba de ser publicado por Rapanui Press, con apoyo del Fondo Nacional de Fomento del libro y la Lectura, para conmemorar los 450 años de su descubrimiento.

Llega a librerías acompañado de otros dos títulos, dos rescates: “Juan Fernández: historia verdadera de la isla de Robinson Crusoe”, de Benjamín Vicuña Mackenna, la primera crónica sobre ese mundo, con todos los matices que quepa hacer a la palabra “verdadera” cuando se trata del historiador y exintendente de Santiago; y “La justicia de los Maurelio: un drama en las islas de Juan Fernández”, la novela familiar y judicial, basada en hechos reales, de Jorge Inostroza.

Eduardo Ruiz-Tagle, fundador y editor de Rapanui Press, lee estos libros como “las bases para conocer la historia del archipiélago y el alma fernandeciana”. El de Vicuña Mackenna relata desde el descubrimiento de las islas hasta su colonización, época de piratas y grandes aventuras.

La novela de Inostrosa “nos adentra en la vida cotidiana de un colono en estas tierras volcánicas, en tiempos sangrientos y peligrosos”. Mientras que en el de Brescia está toda la historia y la magia, 450 años, incluidos grabados y fotografías, algunas de ellas patrimoniales.

Al cine con lluvia. Marzo de 1973; enviada por un programa de televisión y acompañada de su filmadora, Maura Brescia aterrizó en el aeródromo de la isla mayor del archipiélago. “Recorrí con la mirada los parajes donde Alexander Selkirk vivió su soledad”, recuerda.
Fue subyugada por la magia de sus paredes verdes, por las olas acariciantes, por la exuberante naturaleza: “Muchos nombres bullían en mi pensamientos, Juan Fernández, Alexander Selkirk, Lord Cochrane, Lord Anson, sus valientes colonizadores, entre estos, un gran impulsor, el barón Alfred de Rodt”. Pero algo la interrumpió: “Mis pensamientos y el paisaje se desvanecieron detrás de una silueta que se convirtió en mi compañero de vida”.

Se refiere a José de Val, un isleño. “El 27 de marzo de 1973, al subir al muelle, avisté la silueta de un hombre de mirada profunda y barba frondosa. A partir de ese vital instante, comenzó nuestro romance de cuatro décadas de felicidad.
José me enseñó a amar esa tierra de hombres aventureros y mujeres empoderadas, con quien aprendí que el Solitario navegante también puede existir en pleno siglo XXI”.

Así comenzó su relación con Juan Fernández, donde aún vive. Y que antes del libro que nos convoca supo de otros dos: “Mares de leyenda” y “Selkirk/Robinson, el mito“.

“Nuestro más celebrado logro fue la instalación de una proyectora cinematográfica en el gimnasio local. La novedad que atrajo a los isleños durante el lluvioso invierno. Muchos de ellos nunca habían visto cine”, cuenta Brescia.

“Al atardecer, las familias descendían desde los cerros, abrigados con ponchos y alumbrados con chonchonas, lámparas construidas con tarros de leche que protegían frágiles llamas de ráfagas huracanadas de apasionado viento que acariciaba casi permanentemente la isla. Las películas llegaban del continente enviadas en los pocos aviones que viajaban durante la estación invernal”.

Tenía razón Vicuña Mackenna, parece, cuando dijo que en Juan Fernández se hacen realidad la historia, el mito, la leyenda. Brescia lo pone así: “Es un paisaje verde azulado alzado desde el fondo del mar por poderosas fuerzas tectónicas y volcánicas. Cuando los miles de volcanes se apagaron, sus laderas se animaron de vidas muy reales cargada de historias, mitos y leyendas”.

Es a la vez una persona y el archipiélago que lleva su nombre, agrega: “Un piloto que navegaba apegado a la costa, sin perder de vista sus montes y radas de abrigo, luchando cada día contra los vientos y las frías corrientes, guareciéndose cada noche, en travesías que duraban seis meses para llevar sus preciadas cargas desde el Callao a Penco”.

En una de esas odiseas, hace 450 años, el piloto se atrevió a perder de vista la costa y así, “afianzándose en sus conocimientos sobre vientos y corrientes, sobre las estrellas y sus rudos instrumentos para guiarse por ellas”, descubrió las islas.

Cuando los miles de volcanes se apagaron, sus laderas se animaron de vidas muy reales cargadas de historias, mitos y leyendas”. Maura Brescia.

“Lo tildaron de brujo, fue sometido a los terribles juicios de la Inquisición, que podían llevarle a la hoguera”, relata Brescia. “El y Alexander Selkirk, el brujo y el Solitario, son los primeros navegantes de mis libros, ambos son mucho más de todo lo que se pueda escribir sobre ellos.”

Cazar chivos. Es 1994, han pasado veintiún años desde el viaje que hizo de Brescia una fernandeciana. Eduardo Ruiz-Tagle hace su propio viaje, uno que definirá su carrera y futuro como diseñador y editor: “Fui invitado a participar en una expedición de la National Geographic y Conaf a la isla Marinero Alejandro Selkirk. El objetivo era seguir la ruta del botánico Johow y tratar de encontrar el aparentemente extinto árbol del sándalo”, cuenta.

“La isla presenta profundos acantilados de un kilómetro de vertical filo, su parte más alta, el monte Los Inocentes, tiene 1650 metros; es una isla impresionante, cuyas cumbres en invierno se cubren de nieve”.

La expedición iba a durar un mes, pero el barco que debía recogerlos tuvo desperfectos técnicos en Valparaíso, lo que, sumado a problemas económicos, impidió que partiera.

“Estuvimos casi tres meses aislados, y ya sin víveres, debimos sobrevivir cazando chivos salvajes, aquellos que los piratas dejaron abandonados como fuente de carne cuando se servían de las islas como apoyo. La tnecia de armas estaba prohibida, por lo que debíamos cazar con perros y cuchillos.

La pesca era muy difícil, ya que entraba el invierno y las olas azotaban las abruptas costas con gran fuerza. Un avión de la Armada nos tiró comida por paracaídas, que solo nos duró una semana. Luego, debimos seguir cazando hasta que finalmente la Armada obligó al barco a emprender nuestro rescate”. Tras una experiencia así, no sería raro que alguien no quisiera saber nada más del archipiélago. Ruiz-Tagle, en cambio, quedó enganchado: “Esta aventura me marcó de tal manera que al año siguiente regresé, terminé mi proyecto de título como diseñador gráfico, que versaba sobre la historia de la isla, una exposición fotográfica itinerante, que luego llevé a un folleto y fue la primera publicación de la naciente editorial Rapanui Press”.

“Siempre me gustaron las aventuras en la naturaleza y la historia”, aclara Ruiz-Tagle, como queriendo explicar su fascinación con Juan Fernández, no a pesar, sino que debido a ese varamiento.

“Para mí, el archipiélago es una mezcla perfecta entre flora, fauna, historia, magia y un pueblo de colonos navegantes muy especial. Recorrer las selvas, acantilados y cascadas de Robinson o Selkirk son una aventura incomparable. Tradiciones como la caza del chivo salvaje, la pesca de la incomparable langosta, el bacalao o la vidriola, manjares que echo profundamente de menos, así como disfrutar de una flora que nos remonta a los profundos bosques valdivianos, o bucear junto a lobos marinos de dos pelos, muy similares a las focas, curiosos y amistosos, son experiencias que añoro volver a disfrutar”.

Hay algo de Selkirk en lo que dice Ruiz-Tagle y en cómo lo dice. El corsario, ya rescatado y reinstalado en el Viejo Mundo, escribió en su diario: “¡Oh, mi amada isla!, ¿por qué te abandoné?”.

“El archipiélago que conocí en los años 80 y 90 era otro mundo al de ahora”, advierte Ruiz-Tagle. “Había solo un par de vuelos semanales de avionetas durante el verano, que aterrizaban en una irregular pista de tierra entre dos acantilados, y casi ningún vuelo en invierno, solo la visita de un barco cada dos o tres meses. Sin teléfono ni televisión, una verdadera dimensión paralela al Chile continental”.

“Antes de quedarnos abandonados, yo ya llevaba varios años de investigación, me quedaba por dos meses al año en las islas, y el último año lo pasé íntegro allá, casi me quedé a vivir, pero la vida tenía otros rumbos para mí”.

Maura Brescia sí se quedó. Al preguntarle si “soledad” es una buena palabra para decir “Juan Fernández”, contesta: “Indudablemente lo fue en el universo solitario de Selkirk. Hoy es un entorno verde azulado con una vigorosa comunidad humana, vegetal y animal, separados del continente por 670 kilómetros de mar. Hay aviones, más y mejores barcos, telefonía, radio, televisión e internet. Hoy la palabra es distancia”.

“El pueblo fernandeciano –responde Ruiz-Tagle-es un grupo de esforzada gente de mar que ya lleva un siglo pidiendo mayor atención al continente”. Eduardo Ruiz-Tagle.

¿Chile debe mirar más, ocuparse más de Juan Fernández? “El pueblo fernandeciano” responde Ruiz-Tagle “es un grupo de esforzada gente de mar que ya lleva un siglo pidiendo mayor atención al continente.

“Lo que me sucedió en Selkirk durante aquella expedición es un claro ejemplo de lo sufrida que puede ser la vida en una isla que, pese a estar tan solo a 670 kilómetros de las costas, está, en la realidad operativa y política, mucho más lejos de los 5.000 kilómetros de RapaNui. El costo de la vida, el transporte por vía aérea es un tema de prioritaria necesidad de solución. El precio del viaje a la isla es de un millón de pesos, algo realmente surrealista. Por otro lado, los niños siguen estudiando en un container de emergencia desde el tsunami que asoló la isla tras el último terremoto, en febrero de 2010; aún siguen allí”.

“Esta y otras necesidades son reflejo de políticas que no han sabido llevar el merecido bienestar a esta gente esforzada, que hace patria en un punto estratégico de nuestro mar, y que merecen más atención”.

“Un todo debe ser una fructífera relación entre sus partes –complementa Brescia–, Chile es mucho más si se entrelazan el continente, sus islas y su mar.
Como dice un marino, navegante: nuestro país no limita al oeste con el océano Pacífico, limita con Asia, Japón, la Polinesia, y todo lo que existe más allá del horizonte”.

Columna de Opinión

EL ESTADO DE CHILE CONTRA PARTICULARES. UNA LUCHA DESIGUAL.

Humberto Julio Reyes – 06/12/2024

A raíz de la inminente creación de un nuevo ministerio, el de seguridad, se nos ha recordado que la función de proteger a sus ciudadanos es una responsabilidad básica del Estado. Pero ocurre que, desde hace años, el Estado de Chile ha entablado una desigual lucha en contra de algunos, a título de obtener justicia verdad y reparación.

Procuraré respaldar este juicio.

El poder ejecutivo, sin importar el gobierno, ha llevado adelante por años una serie de acciones tendientes, no sólo a que se cumplan esos deseables propósitos, sino que paralelamente, rechazar toda proposición tendiente a apaciguar los ánimos, tratar con una mirada humanitaria a ancianos y enfermos condenados o negarles, por vía administrativa, los derechos que el ordenamiento legal les concede.

Todo aniversario que permite reabrir heridas del pasado, es ocasión para pedir más, a título de una supuesta impunidad que las propias estadísticas del poder judicial no confirman.

Es la ideología.

El poder judicial, por su parte, es el agente más activo en la persecución implacable de los supuestos culpables de delitos cometidos hace ya medio siglo o más, atropellando flagrantemente la ley vigente en esos años al objeto de condenar a toda costa a durísimas penas a quienes, a estas alturas, poca o ninguna responsabilidad tuvieron en los hechos investigados.

Trabajo frustrante para los abogados defensores que rara vez obtienen sentencia favorable para sus defendidos y que los ha llevado a intentar, sin éxito, que el colegio respectivo se pronuncie frente a la incapacidad práctica de ejercer su profesión cuando todo recurso es rechazado.

Ni qué decir del mantenimiento de dos sistemas procesales distintos, aplicando el que ya no debiera existir, a pesar de todas las razones esgrimidas para eliminarlo, solamente a las causas llamadas genéricamente de derechos humanos. Digno de Ripley.

Es el Lawfare, todo vale para reivindicarse de pasadas inacciones, menos la ley.

Por su parte el poder legislativo, cada vez que debe votar algún proyecto referido al tema, termina sometido a los que se alinean bajo el lema“Ni perdón ni olvido”.

Es aritmética. No están los votos.

Vemos entonces, bajo ese peso incontrarrestable de los tres poderes del Estado, a un grupo de particulares que, en forma individual o colectiva, más o menos organizados, intenta defender los derechos atropellados de quienes merecen justicia justa y ser tratados igual que todos los ciudadanos de nuestro país.

Entre ellos los abogados defensores que rara vez son exitosos, algunas ONG’s que aportan con recursos privados e ideas, las organizaciones de personal en retiro, creadas con otro propósito pero que, por compañerismo y elemental solidaridad con quien está en desgracia, también procuran ayudar o mitigar los efectos de los habituales malos resultados.

A veces alguien consigue que su carta se publique en algún medio de comunicación pero, salvo recordar que existe un problema que no ha sido resuelto satisfactoriamente, todo sigue igual. Incluso fallos judiciales favorables, contados con los dedos de la mano, logran ser burlados por la burocracia estatal, especialmente en los referidos al actual hacinamiento en los penales especiales y la situación de ancianos aquejados por graves situaciones de salud.

Todos entendemos que enfrenta nuestro país problemas más graves, ya que afectan a un universo mucho mayor de personas y que debieran ser prioritarios, pero justamente por ello son de mayor complejidad y requieren para su solución ingentes recursos.

No es el caso de lo reseñado. Aquí el tema es sólo de voluntad, ya que se ha impuesto la de quienes han sido exitosos en prolongar indefinidamente la búsqueda y castigo de culpables, junto con reclamar cuantiosas reparaciones, frente a quienes han optado por desentenderse de un tema incómodo o, peor aún, sumarse a ella para no ser considerados “cómplices pasivos”.

Casi dejaba en el tintero al Consejo de Defensa del Estado que no defiende a quienes actuaron como funcionarios del Estado, los que por triquiñuela consentida son tratados como simples particulares. Pero, su condena da pie para demandar al Estado en la parte civil, donde, después de una defensa de este organismo“por cumplir”, se otorgan subidas reparaciones sin límite alguno, incentivo perverso para abrir nuevas causas o reabrir las ya falladas.

La lucha es desigual, qué duda cabe.

Columna de Opinión

DOS AÑOS DE CHATGPT: REFLEXIONES SOBRE LA FIEBRE TECNOLÓGICA

Wired – Javier Manzanera, Aníbal Abarca y Garcí IñigoCultura Digital, 05/12/2024

A dos años del lanzamiento de ChatGPT, la inteligencia artificial generativa (GenAI) se encuentra en un momento crítico. Esta tecnología, que deslumbró al mundo desde su debut, ha transformado nuestras vidas personales y profesionales a una velocidad sin precedentes.

Pero el segundo cumpleaños de ChatGPT no solo es motivo de celebración, sino también una oportunidad para reflexionar sobre las tensiones que definen este momento histórico: los avances espectaculares en tecnología frente a las desmedidas expectativas económicas que la rodean.

En esta entrega de ‘PROMPTING’, la columna de WIRED en Español dedicada a explorar los alcances de la inteligencia artificial, reflexionaremos sobre qué nos ha dado y qué nos ha quedado a deber ChatGPT a dos años de nacimiento.

La pregunta que surge es si la IA puede cumplir con estas expectativas de mercado y, al mismo tiempo, sostener un progreso técnico y ético que beneficie a la humanidad.

Cuando ChatGPT debutó en noviembre de 2022, no solo capturó la atención de tecnólogos y científicos, sino que democratizó el acceso a herramientas de inteligencia artificial de una manera que nunca antes habíamos visto.

Desde entonces, la GenAI ha irrumpido en sectores como la creatividad, la educación y los negocios, con promesas de cambiarlo todo, desde cómo aprendemos hasta cómo trabajamos.

Ingeniería de IA y Compositor de productos: el nacimiento de dos nuevos roles profesionales. En esta entrega de PROMPTING, la columna de WIRED en Español dedicada a explorar los alcances de la inteligencia artificial, veremos dos roles laborales que tendrán un gran porvenir en un mundo protagonizado por esta tecnología.

Pero este deslumbramiento inicial también desató una fiebre del oro moderna. Tal como ocurrió en California en el siglo XIX, los actores principales —empresas tecnológicas, gobiernos e inversionistas— han corrido a reclamar su parcela en este nuevo territorio.

Según un análisis de Sequoia Capital, la GenAI no solo representa una oportunidad de mercado de 600 mil millones de dólares, sino también un escenario de competencia feroz por el control del futuro tecnológico.

Ritmo de progreso v/s. Expectativas de mercado. El progreso de la GenAI ha sido impresionante, pero también no lineal.

Los avances en generación de video, por ejemplo, han asombrado al mundo: desde videos virales como los de Will Smith comiendo espaguetis hasta aplicaciones en cine y publicidad.

Estas imágenes son una evidencia visual clara del poder transformador de esta tecnología. No obstante, investigaciones recientes, como el estudio ‘Understanding the Limitations of Mathematical Reasoning in Large Language Models’ publicado en arXiv, destacan las limitaciones actuales.

La GenAI enfrenta serios desafíos en áreas como la comprensión contextual, el razonamiento lógico y la capacidad de generalizar en tareas complejas.

La trampa de delegar nuestras capacidades a la IA. En esta nueva entrega de PROMPTING, argumentamos que es necesario cambiar la forma en que se están ofreciendo las herramientas de inteligencia artificial. ¿Pero cuál debería ser el nuevo enfoque?

Este desajuste entre lo que la tecnología puede mostrar y sus carencias más profundas subraya una verdad incómoda: la inteligencia artificial necesita tiempo para alcanzar su verdadero potencial.

Este desfase entre el ritmo del progreso y las expectativas del mercado plantea un dilema para los inversionistas: ¿están dispuestos a ser pacientes y apoyar un desarrollo responsable, o se dejarán llevar por la urgencia de obtener retornos inmediatos?

Como señala el concepto del ciclo del hype tecnológico, estamos entrando en lo que podría llamarse el “valle de la decepción”. Este es el momento en el que las expectativas iniciales chocan con las realidades del progreso, y es también donde se separan los verdaderos visionarios de quienes buscan recompensas rápidas.

Este debe ser el momento en que demostremos que hemos evolucionado como humanidad, dejando atrás la codicia y las búsquedas inmediatas que definieron épocas como la fiebre del oro del siglo XIX.

En lugar de repetir esos errores, debemos actuar con paciencia, responsabilidad y un compromiso ético, asegurando que esta tecnología no solo responda a presiones económicas, sino que también se alinee con los valores humanos, transformando el futuro en beneficio de todos.

¿Qué futuro construiremos? El segundo aniversario de ChatGPT nos ofrece una oportunidad única para reflexionar sobre el papel que queremos que desempeñe la inteligencia artificial en nuestras vidas. Estamos ante una tecnología con un potencial transformador inmenso, pero también con riesgos significativos.

La pregunta que debemos hacernos como sociedad es si seremos lo suficientemente valientes y pacientes para invertir en un desarrollo ético y sostenible, o si permitiremos que las promesas inmediatas eclipsen el potencial a largo plazo.

En esta fiebre tecnológica, el verdadero éxito no será solo económico, sino humano.

Columna de Opinión

EX JEFA DE INTELIGENCIA DE LA PDI SOBRE DENUNCIANTE DE MONSALVE: “COMO RATI, DESCONFÍO”

Mesa de noticias de El Mostrador – 07/12/2024

Un ex asesor del exsubsecretario del Interior Manuel Monsalve relató a la fiscalía que la ex jefa de inteligencia de la PDI, la ex prefecto Cristina Vilches, desconfiaba de la trabajadora de dicha repartición que lo acusó de violación y abuso sexual.

Inicialmente La Moneda además sospechaba de una acción militar extranjera en el caso por violación a una subalterna que investiga el Ministerio Público, según sus palabras, informó este sábado el diario El Mercurio.

Un exasesor lo relató así en su declaración a la Fiscalía en el marco de la investigación del caso. “Me quedaron grabadas estas palabras porque usa el término ‘rati’”, dijo Gustavo Herrera a la Fiscalía Metropolitana Centro Norte en noviembre.

Según el testimonio de Gustavo Herrera, los asesores, como Gabriel de la Fuente, y los detectives que supieron pocos días antes de la denuncia, pensaron en múltiples tesis, pero ninguna ponía el foco en la funcionaria, salvo para sospechar también de ella.

Herrera conocía a Monsalve porque lo había acompañado en su carrera política.

“En un patio de La Moneda donde habitualmente el subsecretario sale a fumar en las reuniones, nos juntamos y conversamos de esto. El subsecretario, con quien viví en su departamento de Viña (del Mar) un año, el primer año de su último periodo parlamentario, muy rara vez lo vi beber alcohol realmente. Contadas las veces que lo vi beber y nunca se terminaba lo que pedía. Por eso nos parecía muy raro que hubiese bebido y quedara borrado. Por eso pensamos que quizás le pusieron algo a los tragos”.

“Como rati, desconfío” En un momento que no puedo recordar cuándo precisamente, pero en conversación entre pasillos, el subsecretario me cuenta que la prefecto (Cristina) Vilches le había comentado con estas palabras textuales ‘como rati, desconfío de (la denunciante)’. Me quedaron grabadas estas palabras porque usa el término ‘rati’”, dijo Herrera a la Fiscalía Metropolitana Centro Norte en noviembre, en referencia al concepto coloquial que los propios miembros de la PDI usan para referirse a los oficiales de dicha institución.

Agregó que “me señala que ella le transmitió que existía la hipótesis de que esto podía ser una operación militar nacional o extranjera. Esto, aclaro, previo a saber de la denuncia que ahora tiene el subsecretario. De hecho, pensamos que podía tener algo que ver Venezuela por el viaje que él había tenido para Venezuela o con el crimen organizado”.

Herrera además detalló que “en otro momento, otro momento que recuerdo muy bien es que el subsecretario me cuenta que dentro de las dos conversaciones que tuvo con (la denunciante) es que ella le había pedido algo superior, algo superior al subsecretario. ¿Qué es lo que se entiende por esto? Algún cargo, alguna jefatura. Esto no me lo mencionó cuando nos juntó con Gabriel en la reunión del jueves, creo que fue entre el viernes o el lunes. Él le había dicho algo para darle a entender que se iba a ver”.

Escándalo. Consultado por la fiscalía, el ex asesor agregó que “no recuerdo si es el lunes va de nuevo la prefecto Cristina Vilches a La Moneda. Durante esos días conversábamos con Gabriel de que esto era un escándalo. Hablábamos en el tono de no poder creer lo que había pasado”.

Sobre la ubicación de la mujer luego que no tuvieran respuesta a los mensajes que le enviaron, aseguró que se verificó su situación con la PDI.

“En una conversación informal el subsecretario me dice que (la denunciante) estaba en su departamento con su papá porque la PDI le había informado. Entiendo que la prefecto le había dicho que por el teléfono sabían que estaban en el departamento. No sé a qué se refiere pero la PDI había ocupado un sistema tecnológico para saber que el teléfono de la denunciante estaba en su domicilio”, relató.

Esto en el marco además de otras medidas que se tomaron en el momento como la entrega de un delivery en su domicilio para chequear que estaba ahí. “Esa información le había dado tranquilidad a Monsalve de saber que estaba con su papá”, manifestó.

U al dia

LA PASCUA DEL SOLDADO

Momento maravilloso en que se
junta a todo el personal de una División, Regimiento o Escuela con sus familias a celebrar una pascua militar .
Ahí conocí a la real familia militar, todos juntos con sus hijos , en un lugar de cada unidad de Chile celebrando
la llegada del niño Jesús con un árbol escenario , adornos
navideños, números artísticos de navidad, regalos y premios a hijos
destacados del personal. Todas las pascuas fueron hermosas, pero hay una que no olvido, la Pascua del Soldado de 1978 en el
frente de Punta Arenas y en el terreno frente a Rio Gallegos esperando el ataque argentino. Estábamos a la orilla
del rio Penitente frente a la Estancia Gallegos Chico y en las mañanas de ese Diciembre comíamos nuestro pan de
pascua, que consistía en mojar el pan congelado en el río, luego en una lata lo
calentábamos y como no había mantequilla le echábamos una capa de manteca con algo de dulce de membrillo .. era de lo más rico que
comí como pan de pascua de guerra. No tuvimos pascua pero en algunos mini arbustos vi colgando con alambre piedritas de colores
sacadas del río y abajo un círculo de las más lindas piedras con algunos santitos de adorno, eso eran los 5 arbolitos que vi en la fría
pampa. Las radios, Polar, Patagonia y LA PASCUA DEL SOLDADO Minería transmitían los mensajes en la Patagonia con cientos de saludos a los
soldados conscriptos.
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Columna de Opinión

Encender las Velas y no Maldecir la Oscuridad

Cristián Labbé Galilea

Diciembre trae ambiente de navidad y de término de año. Empieza a respirarse un ánimo de paz, esperanza y expectativas… espíritu de alegría y felicidad que no hace distingo entre unos y otros, jóvenes y viejos, ricos y pobres, campesinos, obreros, mineros, intelectuales, todos se unen en la esperanza de mejores tiempos.

Coincide esta fecha con la instalación de las nuevas autoridades a nivel regional y local. Gobernadores, Cores, Alcaldes y Concejales inician su periodo, y en sus electores surgen pequeños brotes de esperanza en que cumplan sus promesas, que traigan vientos favorables, y que las cosas mejoren.

Nada se pierde con soñar… pero seamos realistas, porque “a grandes esperanzas, grandes desilusiones”, situación que ya hemos vivido. Por eso, sin ser pesimista, la recomendación es manejar las expectativas con prudencia. Nos hemos desengañado tantas veces, cuesta creer que las cosas vayan a cambiar mucho.

Las nuevas autoridades tienen la oportunidad de sacar a nuestra sociedad del oscurantismo y el marasmo en que nos ha sumido el amiguismo, la corrupción, el nepotismo y especialmente la inseguridad de un gobierno inepto e incapaz. Es cierto que a lo imposible nadie está obligado, pero las grandes catedrales se construyeron ladrillo tras ladrillo, desde la base hasta el campanario.

Muchos años en el servicio público le enseñaron a esta pluma que, para que las cosas cambien, basta el trabajo en equipo, la valorización de las personas, la consecuencia, la probidad, y la voluntad de hacer las cosas bien siempre, así como el firme compromiso con los principios y valores de la libertad, el orden, la justicia, la propiedad y el bienestar.

Consecuente con ese aprendizaje, he puesto a disposición de quienes asumen en estos días, y de quienes trabajan en el servicio público o privado, la obra “NI SECRETOS NI MILAGROS”. Guía global -simple y abordable- para conseguir una gestión de excelencia.

Apoyada esta pluma en el viejo refrán “Más vale encender una vela que maldecir la oscuridad”, e inspirada en el espíritu que debe reinar en estos días, le parece oportuno entregar un mensaje de optimismo y buenos deseos a las nuevas autoridades que inician su mandato, en un contexto donde la crítica y la descalificación son el pan nuestro de cada día.

Los recién elegidos enfrentan desafíos significativos y heredan problemas complejos, pero en ellos están puestas nuestras esperanzas. Por ello la referencia a este sabio refrán, que resalta la importancia de actuar, construir, y proponer soluciones, en lugar de enfocarse únicamente en criticar o lamentar las dificultades heredadas… La sociedad está cansada de escuchar lloriqueos políticos.

Por último, esta pluma concluye que las nuevas autoridades deben tener claro que, para ser exitosos, no existen “Secretos ni Milagros”; sólo hay que hacer las cosas bien siempre; y cuando alude a “encender las velas”, se refiere a tomar la iniciativa y a ser un catalizador del cambio… Nada se logra “maldiciendo la oscuridad”, ello sólo conduce al desaliento y la desesperanza.