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La escuela de Salamanca, la colonización de américa y el germen de la soberanía popular. Nuria Belloso Martín
LA ESCUELA DE SALAMANCA, LA COLONIZACIÓN
DE AMÉRICA Y EL GERMEN DE LA SOBERANÍA POPULAR
Nuria Belloso Martín, Catedrática de Filosofía del Derecho, Universidad de Burgos – The Conversation, 15/01/2025
En 2026 se celebrará el quinto centenario de la Escuela de Salamanca y eso hará que sus valiosas aportaciones estén muy presentes no solo en el ámbito académico, sino también en el social.
Es un buen momento entonces para recordar cómo sus teóricos abrazaron, entre muchas otras doctrinas, la idea de que todos los seres humanos eran libres por naturaleza y nadie estaba por encima de otra persona.
El derecho natural. El derecho natural se fundamenta en la naturaleza humana. Tiene su origen en la infancia, cuando se comienza a tener uso de razón y la conciencia nos indica que no matemos, que no perjudiquemos, que no hiramos, que respetemos a los demás, etc. El derecho natural pertenece a la definición del hombre como animal racional. Sin él no existiría la conciencia moral.
La esencia del derecho natural ha estado presente desde la Antigüedad. Por ejemplo, en el siglo V a.e.c., en Grecia, se manifestó el problema de las relaciones entre la ley establecida por la voluntad del Estado y las normas de conducta que el hombre ya encontraba dentro de sí.
Tal diferencia entre el derecho natural (aquello que por su propia naturaleza es justo) y el derecho positivo (aquello que una vez que se ha recogido en una ley, es obligatorio, y cuya desobediencia va acompañada de una sanción) se ha proyectado en el ámbito jurídico-político a lo largo de los siglos.
El derecho natural ha sostenido su primacía sobre el derecho positivo, y el derecho positivo no le ha dado la categoría de derecho al natural.
La teoría de la soberanía popular. Durante el Siglo de Oro en España destacó la “Escuela de Salamanca”, llamada así porque la mayoría de sus miembros tenían una vinculación con esa ciudad, aunque también se denomina “Escuela Española del Derecho Natural y de Gentes”.
Las doctrinas de Santo Tomás servían como punto inicial de unión para sus miembros, aunque cada uno mantenía distintos enfoques, y entre ellos despuntaron relevantes juristas teólogos –dominicos, jesuitas, franciscanos–.
Podemos destacar como sus principales aportaciones la aplicación del derecho natural al imperio español en las Indias, la cuestión de la soberanía política desde una perspectiva católica y su reconocida contribución a la historia del pensamiento económico, prefigurando el pensamiento liberal.
Históricamente han existido dos grandes grupos de teorías que han pretendido legitimar el poder del gobernante y, por tanto, explicar el porqué de la obediencia de los súbditos al poder constituido.
Una atribuye a los reyes un poder que les ha sido otorgado directamente de Dios. La otra sostiene que el pueblo es el titular primario del poder político, por lo que el poder del gobernante tiene que derivarse forzosamente del poder que tiene el pueblo sobre sí mismo.
La escolástica aristotélico-tomista mantuvo sin excepciones la idea de la soberanía popular. Según Francisco Suárez, el poder político ha sido conferido inmediatamente por Dios a la comunidad, a la que corresponde naturalmente, sin pertenecer a priori a nadie en concreto. Es la comunidad la que decidirá a quién tiene que entregárselo.
Esta transacción es un acto puramente humano, porque la comunidad no sólo designa al titular, sino que le confiere ella misma la potestad. De esta forma, el titular del poder político lo es así por un acto amparado por el derecho natural, y que reviste la forma de un pacto.
Tal defensa de que el poder reside en la comunidad –a lo que en la Edad Moderna y de las revoluciones se denominará “soberanía popular”– permite entender que la Escuela de Salamanca, siguiendo la teoría tomista, defendiera el derecho de resistencia frente al tirano.
Todos los hombres nacen libres por naturaleza. El monarca y el papa simbolizaban entonces los dos grandes poderes para los asuntos políticos y religiosos. La conquista y colonización del Nuevo Mundo supuso el mayor desafío al que tuvieron que hacer frente.
La colonización de las nuevas tierras descubiertas había sido justificada por el papa Alejandro VI, quien, a través de sus bulas, autorizó la colonización para que se cristianizara a sus habitantes.
Sin embargo, la denuncia del padre dominico Fray Antonio de Montesinos del trato que los colonizadores españoles estaban dando a los nativos, sometiéndolos a trabajos excesivos y condiciones de esclavitud, preocupó al rey Fernando de Castilla. Esto le llevó a convocar una comisión para que teólogos y juristas establecieran unas leyes por las que regirse en el Nuevo Mundo, en las que se aunaran la evangelización y la consecución de los intereses de la Corona.
Como resultado de estos trabajos se redactaron las Leyes de Burgos de 1512, un texto pionero en su época. Era la primera vez que una fuerza que conquistaba se auto cuestionaba sobre cómo se estaba llevando a cabo tal conquista.
Además, en estas Leyes se reconocían derechos a los indígenas –tanto sobre sus condiciones de vida como de trabajo, su evangelización– y se declaraba que eran hombres libres y debían ser tratados como tales.
Las Leyes fueron progresivamente actualizándose y mejorándose, a petición de los frailes dominicos, especialmente en lo que se refería a las mujeres y a los niños. Así se fueron conformando, en legislaciones sucesivas, las Leyes de Indias, técnicamente muy buenas, pero que lamentablemente no fueron eficaces, pues los colonizadores apenas las respetaron.
Avances jurídicos. Otro momento significativo fue la conocida como “Controversia de Valladolid”, convocada por Carlos V. En ella, fray Bartolomé de las Casas y fray Juan Ginés de Sepúlveda, presididos por fray Domingo de Soto, y durante diversas sesiones celebradas entre 1550 y 1551, intentaron acercar posturas extremas sobre el trato que había que darle a los indígenas. El acercamiento no fue posible, pero se puso de relieve cómo Corona, teólogos y juristas se interesaron por la cuestión.
En concreto, la discusión sobre temas como el poder temporal del papa, la condición humana y libre de los indios, la guerra justa, el derecho a comerciar con otras gentes y otras cuestiones semejantes contribuyó decisivamente a la elaboración de unos principios filosófico-jurídicos que sirvieron para fundamentar un naciente Derecho Internacional.
El también dominico Francisco de Vitoria fue pionero en esto, sustituyendo el concepto de “cristiandad” por el de “género humano”. Así defendió que todos los seres humanos, con independencia del lugar que habitasen en la tierra, pertenecían al género humano, lo que les convertía en sujetos libres.
La tarea intelectual de las grandes figuras de la Escuela de Salamanca fue, entre otras, defender esta libertad universal y justificar que la esclavitud tenía que dejar de ser considerada una institución perteneciente al derecho natural para pasar a ser contra natura y, por tanto, ilegítima.
En definitiva, la Escuela de Salamanca ha sido una precursora de la soberanía popular, y de la necesidad de fundar un orden civil basado en el imperio de la ley que tenga como principal orientación la consecución del bien común.
Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel
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La no extradición de Muñoz Hoffman. Carla Fernández Montero, Abogada, Derecho Penitenciario
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Elecciones del nuevo Directorio
Elecciones del nuevo Directorio
Se informa a los Socios de la Unión que durante la semana del 07 de abril, se efectuará la elección de la nueva directiva de la Unión, de acuerdo a nuestros estatutos.
Próximamente se darán a conocer la disposiciones para postular a un cargo directivo y del proceso eleccionario.
Reunión del Directorio mes de Enero del 2025
Reunión del Directorio mes
de Enero del 2025
Siguiendo con las reuniones mensuales del Directorio, para revisar el estado y funcionamiento de la Unión, este lunes 20 de enero del 2025, se realizó la reunión mensual del Directorio.
Es necesario destacar que al iniciar la reunión, nuestro Presidente CDA Jaime Parra Santos, rindió un homenaje acompañado de un minuto de silencio ante el fallecimiento de nuestro Tesorero BGR. Juan Herrera Villena (QEPD).
Posteriormente el Secretario siguió lo programado según la tabla, debiendo destacar el cambio de Tesorero, labor que asumió el CDA. Gustavo Garretón.
Se fijó la próxima reunión para el 10 de marzo, como también la elección del nuevo Directorio para la semana del 07 de abril.
Es necesario señalar, que se hizo de acuerdo a la propuesta del Past Presidente Humberto Julio, un análisis de la actual revista UNOFAR, resolviéndose que esta fuera más reducida y con temas castrenses y algunos relacionados con seguridad y defensa. La revista debe hacerse llegar a los socios mediante sus respectivos correos electrónicos.
También se informo sobre el estado de salud del Past Presidente Gustavo Basso C. y Sra.
Como cada reunión se recordaron las fechas de visita a los penales, estando la de marzo ya en etapa de preparación para el caso de Punta Peuco.
LA PLASTISFERA ANTÁRTICA, UN NUEVO ECOSISTEMA
ÚNICO Y POTENCIALMENTE PELIGROSO
Pere Monràs i Riera, Investigador predoctoral en conservación y gestión de la biodiversidad, Universitat de Barcelona y Elisenda Ballesté, Profesora agregada en Microbiología, Universitat de Barcelona – The Conversation, 15/01/2025
La Antártida, el continente más remoto, hostil y aparentemente prístino del planeta, no está libre de contaminación marina. Allí donde llega la actividad humana, inevitablemente los desechos plásticos le siguen.
¿Qué pensarían los primeros exploradores de este paraíso helado hoy en día si descubrieran un continente transformado por actividades pesqueras, estaciones de investigación, presencia militar, turismo y todos los impactos ambientales asociados?
Entre ellos, destaca la contaminación por plásticos, al convertirse estos en un nuevo nicho ecológico, especialmente en el océano.
Cuando los plásticos llegan al agua, sus superficies son rápidamente colonizadas por comunidades microbianas que forman una biopelícula. Esta comunidad se conoce como plastisfera, y puede representar una amenaza para los ecosistemas marinos, especialmente en las frías y poco estudiadas aguas del océano Austral.
La plastisfera: una amenaza emergente. A medida que los residuos plásticos se desplazan por los océanos, la plastisfera se desarrolla siguiendo una sucesión ecológica típica, hasta convertirse en una comunidad microbiana compleja y especializada.
Los plásticos no solo proporcionan refugio a estos microorganismos, sino que también actúan como vectores. Permiten así la dispersión de patógenos potencialmente dañinos, como Vibrio spp., Escherichia coli y bacterias portadoras de genes de resistencia a antibióticos hacia entornos remotos y aparentemente intactos.
Más allá de ser un hogar para los microbios, la plastisfera puede alterar el equilibrio natural de la vida marina a nivel microscópico. Estos cambios no se limitan al agua, sino que pueden expandirse, afectando potencialmente la forma en que el océano absorbe carbono y produce gases de efecto invernadero. Esto tiene consecuencias para el aire que respiramos en todo el mundo.
Sin embargo, no todo son malas noticias. Bacterias con potencial biotecnológico para degradar plásticos o hidrocarburos, como Alcanivorax sp., Aestuariicella sp., Marinobacter sp. Y Alteromonas sp., son frecuentemente identificadas en los plásticos.
Un entorno hostil para la investigación. Sabemos muy poco sobre la plastisfera, particularmente en el océano Austral, donde desentrañar sus dinámicas es clave para comprender sus impactos en uno de los entornos marinos más remotos y vulnerables del planeta.
Por ello, nuestro reciente estudio se centró en investigar la abundancia y diversidad de comunidades microbianas en la plastisfera antártica, especialmente durante las primeras etapas de formación de este ecosistema microscópico.
Trabajar en la Antártida no es tarea fácil. Llegar al continente ya supone un desafío, y una vez allí, los científicos afrontan condiciones extremas: temperaturas bajo cero, vientos intensos, icebergs y la presión constante de disponer de un tiempo limitado para realizar su trabajo.
Por ello, diseñamos un experimento en condiciones semicontroladas en acuarios con agua de mar obtenida cerca de la base española en la isla Livingston, en las islas Shetland del Sur.
Añadimos pélets de los tres tipos de plástico más comunes en el océano: polietileno, polipropileno y poliestireno, los cuales se mantuvieron en condiciones ambientales (alrededor de 0 C y entre 13 y 18 horas de luz solar) durante 5 semanas, simulando posibles escenarios reales.
Comparamos la colonización de los plásticos con la del vidrio, una superficie inerte, y recolectamos muestras periódicas para analizar las bacterias colonizadoras.
Dinámicas de la plastisfera en la Antártida. Estudiar bacterias implica hacer visible lo invisible, por lo que combinamos diversas técnicas para comprender mejor la plastisfera. Utilizamos microscopía electrónica de barrido para obtener imágenes de las biopelículas, citometría de flujo y cultivos bacterianos para cuantificar células y colonias y secuenciamos el gen ARNr 16S para identificar la sucesión bacteriana.
Este meticuloso enfoque reveló que el tiempo es el principal impulsor del cambio. En menos de dos días, bacterias no mayoritarias en el agua como Colwellia ya se habían adherido a la superficie plástica, mostrando una progresión desde colonizadores iniciales hasta biopelículas maduras y diversas, incluyendo otros géneros como Sulfitobacter, Glaciecola y Lewinella.
Aunque estas especies también están presentes en el agua, muestran una clara preferencia por la vida en comunidad en la plastisfera. Además, no detectamos diferencias significativas entre las comunidades bacterianas de plásticos y vidrio, lo que sugiere que cualquier superficie estable puede albergar estas comunidades.
En la Antártida, sin embargo, el proceso de colonización parece ser más lento debido a las bajas temperaturas, que ralentizan el desarrollo bacteriano.
¿Bacterias que “comen” plástico? Un hallazgo clave fue la presencia de Oleispira sp. en el polipropileno. Esta bacteria, capaz de degradar hidrocarburos, pertenece a un grupo de microorganismos que descomponen petróleo y otros contaminantes.
Su papel en la plastisfera antártica plantea preguntas importantes, como si estas bacterias podrían mitigar los impactos de la contaminación plástica. Si es así, podrían ser clave para el futuro de la Antártida y nuestros océanos.
Sin embargo, aún queda mucho por descubrir, especialmente sobre su potencial para la biorremediación en entornos extremos. Comprender estos procesos podría abrir la puerta a estrategias innovadoras para abordar el creciente desafío de los residuos plásticos en los ecosistemas marinos.
Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel