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CRIMEN ORGANIZADO Y SOLUCIONES NO ORGANIZADAS. Jorge Sanz Jofré. UDD

                                                                          CRIMEN ORGANIZADO Y SOLUCIONES NO ORGANIZADAS

SEÑOR DIRECTOR:

La semana anterior y ante la ola de crímenes y violencia, se planteó muy fuertemente la idea de imponer Estado de Sitio, traspasando la responsabilidad del problema a la Defensa Nacional.

La sola idea de la salida de los militares a la calle, dejaba ver la falta de herramientas para enfrentar el problema real o la necesidad de desviar la atención del problema central. El finde semana la solución fue la apertura de las cuentas corrientes, algo que no se sostiene ya que rompe un derecho humano afectando un soporte base de la política actual. Hoy la solución a la criminalidad es la construcción de una cárcel de alta seguridad y la consecuente discusión respecto de dónde se construirá, antes de empezar a contar los años para asignar su construcción y para tenerla lista.

Mirando esto como un simple ciudadano, surge la duda respecto de la voluntad real de solucionar el problema, de la capacidad para enfrentar el problema o de la urgencia de convocar al Ministerio del Interior y a toda la estructura creada para combatir, prevenir, enfrentar, perseguir el delito apersonas que contribuyan con nuevas capacidades e ideas y generar el cambio necesario en los equipos, dado que seguir haciendo lo mismo traerá los mismos resultados.

Ya no es posible enfrentar esta magnitud de amenaza con discursos y temor, es preciso comprender que para recuperar el control del espacio público, hay que levantar mayores capacidades que el crimen “organizado” Mientras estos resuelve en los pasillos gubernamentales y considerando la realidad de lo que sucede en Chile sin mirar las estadísticas de otros países se pueden implementar expulsiones, el cierre de Colchane  o el control real de la frontera, juicios abreviados, pensaren el bien común delos chilenos, entregarles herramientas alas policías para actuar antes y no después, implementar un sistema de inteligencia con expertos por sobre cuotas partidarias, establecer tribunales especiales, y un largo etc.

Jorge Sanz Jofré

Académico.  Universidad del Desarrollo

Fuente: Diario La Tercera 23 de julio del 2024

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

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INTEGRANTES DE “LOS GALLEGOS” SIGUEN CON ACCESO A CONEXIÓN A INTERNET EN LA CÁRCEL. Carlos Basso Prieto, Unidad de Investigación de El Mostrador

 

                                                                                            INTEGRANTES DE “LOS GALLEGOS” SIGUEN CON

                                                                                                ACCESO A CONEXIÓN A INTERNET EN LA CÁRCEL

Carlos Basso Prieto, Unidad de Investigación de El Mostrador

El Mostrador, 19/07/2024

Dos perfiles de Facebook bastante actualizados de reos pertenecientes a la banda de “Los Gallegos”, que actualmente son enjuiciados en Arica, dejaron en evidencia que integrantes del grupo criminal, internos en la sección de alta seguridad de la cárcel de Rancagua, seguían teniendo acceso a teléfonos celulares al menos hasta la semana pasada, como lo constató la Unidad de Investigación de El Mostrador.

Se trata de Julio César Mora Hernández y Wilder Colmenarez Colmenarez, ambos venezolanos. El primero de ellos está acusado de haber participado en el secuestro de una mujer que era explotada sexualmente por el grupo, asociación ilícita, tráfico de armas, tráfico de drogas y tenencia ilegal de municiones, por lo cual la Fiscalía está pidiendo 68 años en su contra.

Colmenarez, en tanto, enfrenta una pena de 50 años por los delitos de asociación ilícita, trata de personas con fines de explotación sexual, tráfico de armas y tráfico de drogas.

Pese a todas las medidas de seguridad que se han adoptado, hasta la semana pasada al menos dos miembros de la facción del Tren de Aragua que actuaba en Arica subían contenidos a sus respectivas cuentas. Gendarmería incautó un celular el fin de semana.

Pese a ello y a toda la evidencia que se ha vertido en su contra durante lo que va del juicio, un par de semanas atrás Mora posteó en la cuenta de un amigo suyo el mensaje “Pronto calle hermano”, seguido de un emoji de manos suplicantes y el de un lobo, debajo de un meme de la cuenta de Facebook “En cana”, donde se ve una prisión y el mensaje “el día menos pensado estaré de vuelta en casa”.

La G. Mora y Colmenarez postearon también una misma fotografía, en la cual se ven los brazos y manos de dos sujetos que portan armas. Uno de ellos tiene una subametralladora y el otro una pistola con cargador extendido.

El arma menor, que además tiene una mira láser, posee un detalle llamativo: en la punta del cañón le pintaron una boca de tiburón, como las que utilizaban los famosos aviones de combate Mustang P-51 de Estados Unidos, durante la Segunda Guerra Mundial.

En el antebrazo de ese sujeto se alcanza a ver el tatuaje de una calavera con máscara antigás y la sigla “G4”, además de la frase “RealG4life” que –como explicó anteriormente El Mostrador– significa “Real Gangster for life” (“Gángster de verdad para toda la vida”), frase en inglés que el Tren de Aragua “original” y “Los Gallegos” adoptaron como una suerte de lema.

A tal punto llega la importancia de la frase por parte de ellos que recientemente, en el juicio que se efectúa en Arica, se introdujo como evidencia una escucha telefónica en la cual dos delincuentes venezolanos discutían entre ellos por una serie de problemas que habían tenido con otro sujeto, un tal “Andrés”, lo que motivó que interviniera uno de los jefes de “Los Gallegos”, a quien identifican en la escucha como “El Flaco”, en referencia a Mervin Fagúndez.

Sin embargo, queda en evidencia que eso no fue suficiente, por lo cual uno de los interlocutores le dice al otro que recibió una llamada de alguien que le dijo “aquí te habla la (letra) G”.

Se trataba del líder máximo de la organización criminal transnacional, Félix Anner Castillo Rondón, más conocido como “Pure Anner”, en contra de quien hoy pesa una orden de captura internacional y cuya extradición la Fiscalía de Arica pidió a Perú, que es uno de los lugares donde se cree que puede estar.

Muy adictos a los símbolos, especialmente a los emojis, que son utilizados como una suerte de código público, por medio de los cuales transmitían mensajes de todo tipo, en la fotografía de las armas que subió Colmenarez la imagen aparece tal cual, pero en la versión que Mora subió a su cuenta de Facebook sobre la empuñadura de la pistola aparecen varios caracteres: las letras “s”, “t” y “s”.

Entre la primera y la segunda aparece un emoji de corazón rojo y entre las dos últimas también hay un corazón, pero este es negro.

Colmenarez tiene múltiples posteos con fotografías de marihuana seguramente bajadas de internet y otras de él al interior de la cárcel, incluyendo una donde –sobre su imagen– pegó un meme que muestra a un sujeto con un fusil y la frase “el día menos pensado estoy de vuelta”. También por medio de la red social reposteó la oferta de venta de una cadena que parece ser de oro, con una medalla del mismo material que contiene la efigie de otro de los símbolos favoritos del TDA: una corona.

De hecho, en medio de todo el material virtual que se ha encontrado de “Los Gallegos” se han hallado historias de Instagram dirigidas a los “alineados” (como denominan a los grupos criminales satélites de ellos), en que aparece el logo del grupo, una letra “G” con una corona encima.

Otra de las fotos de perfil de Colmenarez es una imagen en la que se ve una botella de whisky, dos vasos, una subametralladora y una pistola. En el mismo tenor, tiene otra imagen donde se observa a un encapuchado detrás del cual se aprecian varias armas de fuego, billetes y cadenas de oro. Su último posteo data del 12 de julio.

Cabe indicar que la semana pasada Gendarmería incautó al interior de la cárcel de Rancagua un teléfono celular que se cree era el que ocupaban los dos internos de “Los Gallegos”. Tras ello, la cuenta de Facebook de Mora aparece con el acceso restringido, pero la de Colmenarez no registra mayores cambios (aunque tampoco nuevos posteos).

Los máximos líderes. También tuvo una cuenta de Facebook activa, hasta noviembre de 2022, Yoneiker Paredes Fagúndez, “El Enano”, quien era uno de los dos líderes del grupo en Arica y que fue detenido en junio del mismo año. Su último posteo, del 4 de noviembre de 2022, muestra una foto donde se ve una pistola con incrustaciones de oro al lado de un reloj, una cadena y un tourbillon de Cristo del mismo material, al parecer.

Otro de los cabecillas de “Los Gallegos” que estuvo activo en Facebook, no obstante estar preso, fue Yorve Galaviz, más conocido como “Culito”, también detenido en 2023, pese a lo cual en febrero de ese mismo año posteó en su cuenta una foto donde aparecen él y otro reo que se cubre la cara, junto con la frase “El q n engaña a un preso n engaña a nadie jajjajajajaja” (sic).

El 16 de febrero de 2023 sus amistades lo saludaron por su cumpleaños. Uno de sus amigos escribió “Diocito rompe cadenas mi hermano la tardanza es poca” (sic). Otra de sus seguidoras en dicha red social le deseó “pronto calle Culo”.

Por cierto, también fue muy activo en Facebook el general del grupo, “La Letra G”, es decir, Félix Castillo, el cual tenía tres cuentas a su nombre (todas ellas inactivas desde mediados de 2022), en una de las cuales se describe como alguien que “vive en Arica” y tiene como foto de perfil una imagen de él, junto a su esposa e hija en Machu Picchu.

En otro de sus perfiles dice que vive en Carabobo (Venezuela) y, junto con fotos familiares, tiene una imagen de “Scarface”. En un posteo para la Navidad de 2019, además, deja clara su postura política (que es la misma del grupo), pues señala: “Feliz Navidad para todos! A los chavistas no a ellos que los siga cogiendo un maduro con los ojos azules, Q digo un burro…” (sic).

El poder de los símbolos

Al respecto, el autor del libro Un virus entre sombras, Pablo Zeballos, consultado por la compulsión de los miembros de “Los Gallegos” que están en prisión y se arriesgan a subir contenido a Facebook, explicó que “ello obedece a una de las características de muchas organizaciones delictuales en América Latina, también chilenas, en orden a mostrar su capacidad de asociatividad y su poder de fuego. Es la nueva forma de crearse una especie de perfil o de ‘cartel’, que les sirve tanto en las calles como al interior de la cárcel”.

Del mismo modo, agregó que “es una forma también de demostrar su valentía, su nivel y acceso a recursos económicos”, pues para poder tener acceso a internet en una cárcel se requiere de un celular y un equipo de prepago, que hoy, en una cárcel, cuesta sobre 1 millón de pesos.

Zeballos agrega que “ellos van amplificando sus acciones a través de las redes y se va creando una especie de bolsa de comercio, un mercado criminal en bolsa donde tus acciones suben o bajan respecto de lo que pueden demostrar. Así van surgiendo lo que podríamos denominar estas nuevas leyendas criminales. Crecen rápidamente en un mundo conectado por redes y ojo que, aunque ‘Los Gallegos’ usaran mucho Facebook, la mayoría utiliza TikTok, que en Latinoamérica se está convirtiendo en el LinkedIn de las ofertas criminales”.

Asimismo, comentó que detrás de estos posteos también hay un mensaje implícito de desafío al Estado, pues “indudablemente ellos comprenden que los mensajes grabados, filmados, etc., pueden ser incluso medios de prueba, con los que pueden ser condenados o juzgados, y aun así les interesa muy poco, por lo que no es solamente un desafío al Estado, sino a la sociedad completa, una especie de apología al crimen”.

Por ello, Zeballos insistió en que “entender estas formas de comunicación, de semiótica, de mensaje, es un tremendo desafío para los investigadores, para el Estado y para la academia”.

Un aporte del director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

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¿HABRÁ UN DÍA DESPUÉS? LAS FUERZAS ARMADAS EN TAREAS DE SEGURIDAD INTERIOR EN AMÉRICA LATINA. José Miguel Piuzzi C

 

                                                           ¿HABRÁ UN DÍA DESPUÉS? LAS FUERZAS ARMADAS

                                                     EN TAREAS DE SEGURIDAD INTERIOR EN AMÉRICA LATINA

José Miguel Piuzzi C., Director, General en retiro del Ejército de Chile, Doctor en Sociología y Magister en Ciencias Militares

Defensa 21 Latam, 05/07/2024

El empleo de fuerzas militares en tareas de seguridad interior ha sido siempre una decisión muy compleja. Más allá de su aporte conlleva riesgos y consecuencias que deben ser analizados cuidadosamente, antes, durante y después de su resolución.

Por ello, junto a la evaluación que haga el poder político sobre el efecto esperado con el empleo de las Fuerzas Armadas en este tipo de funciones, y las apreciaciones de los mandos militares en torno a las misiones específicas que deberán cumplir, es fundamental tener en cuenta las distintas repercusiones que este cometido puede acarrear.

Desde comienzos de este siglo numerosos estudios han abordado el tema de las tareas militares en la seguridad interna. En Europa y Estados Unidos estos han respondido a la preocupación por el despliegue militar dentro de los países, para proteger espacios públicos e instalaciones sensibles, tras una serie de ataques terroristas de diversa magnitud.

En Latinoamérica, por su parte, el foco se ha centrado en el empleo de las fuerzas militares en diversas labores vinculadas al orden interno con especial énfasis, durante la última década, en la lucha contra el crimen organizado.

Actualmente el interés por estos temas radica principalmente en las consecuencias políticas de la ampliación de las funciones militares en actividades que no son inherentes a su naturaleza, y en los efectos que este tipo de quehaceres puede tener en la misión fundamental de defensa que corresponde a las instituciones armadas.

Se afirma, por ejemplo, que la utilización de las Fuerzas Armadas como “un remedio urgente para solventar multiplicidad de problemas” implica en el mediano y largo plazo” “la militarización de muchos ámbitos ajenos a la defensa” (Martínez, 2022).

Desde otro punto de vista, se plantea que el nuevo protagonismo de los militares “tiene menos que ver con un incremento de su influencia política y más con los pobres resultados de los intentos por modernizar las administraciones civiles latinoamericanas” (Ortiz, 2020).

En el ámbito de la defensa y en lo militar, el impacto de las misiones de orden interior en las instituciones armadas es un tema crucial que no puede soslayarse, incluso si se las considera transitorias o se apela a las nociones de polivalencia y de multifuncionalidad militar.

Y es que el cumplimiento de estas puede afectar las capacidades de las Fuerzas Armadas para cumplir su función principal: la defensa frente a amenazas externas, la que depende en buena medida de su efectividad como herramienta disuasoria, capaz de inhibir los potenciales intentos de vulnerar la soberanía o los intereses nacionales.

La necesidad extraordinaria de asignar misiones de orden interior a las Fuerzas Armadas exige un análisis que va más allá de concebir los objetivos más inmediatos, y de determinar el estado final deseado, por muy importante que este sea. Es imperativo precisar también las implicaciones a largo plazo y las acciones necesarias para el “día después”.

Esta perspectiva, esencialmente estratégica, es fundamental para preservar sus capacidades como instituciones encargadas de la defensa exterior del Estado. Es, además, un requisito aplicable a todas sus funciones, pero que adquiere mayor relevancia cuando deben asumir tareas de seguridad interior, a veces de naturaleza policial, como ha sido en varios países latinoamericanos en las últimas décadas.

Mas, anticipar el “día después”, no es algo sencillo ya que exige proyectar escenarios y el examen de situaciones hipotéticas que resultan problemáticas para los planificadores.

En las próximas líneas, se abordarán dos aspectos básicos que pueden ser útiles para un análisis más exhaustivo en torno, precisamente, al “día después”: en primer lugar, esbozaremos algunas ideas sobre las posibilidades de cambio o permanencia del escenario que motivó el empleo de medios militares en tareas de orden interior. En segundo lugar, examinaremos las implicaciones del cumplimiento de estas tareas en las Fuerzas Armadas, tomando en cuenta el impacto en su efectividad, en las complejas y cambiantes circunstancias políticas y sociales que caracterizan el contexto actual.

El escenario y las posibilidades de cambio. El incremento de la actividad criminal, con una dimensión transnacional, ha superado las capacidades de los medios policiales, y en todos los países, la seguridad se ha situado en los primeros lugares de las demandas ciudadanas (Latinobarómetro, 2023; LAPOP, Pulse of Democracy, 2023).

Por su parte, los informes de los organismos especializados dan cuenta de las limitaciones que presentan los medios policiales, los sistemas de inteligencia, la legislación, y la tecnología forense, entre otros asuntos. Asimismo, destacan los riesgos de corrupción a los que están expuestas las instituciones estatales – las Fuerzas Armadas entre estas –, y las dificultades para establecer y mantener una cooperación internacional efectiva. (UNODC, 2023; InSight Crime, 2024).

Es más, pese a los programas que aplican los gobiernos con recursos propios y con el aporte de organismos internacionales, como los proyectos para “fomentar resiliencia ante el reclutamiento de grupos criminales” en el segmento de jóvenes, y la “disuasión focalizada sobre grupos violentos”, y varios otros, las cifras muestran un avance sostenido de la criminalidad.

De acuerdo con la UNODC (Informe mundial sobre las drogas, 2023), el 50 % de los homicidios en la región están asociados al crimen organizado, en comparación con el 24 % a nivel mundial. Y según estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo la violencia y el crimen organizado le cuestan a América Latina un 3,5 % de su Producto Interno Bruto (BID, Hoja Informativa, marzo 2024) lo que es un drama si se tiene en cuenta que la perspectiva económica para este año es de 1,8 %, según el Banco Mundial (Global Economic Prospects, junio 2024).

Desde un enfoque más bien cualitativo, los mismos informes coinciden en valorar el creciente grado de conciencia social que se ha manifestado sobre los peligros que entraña el crimen organizado. Evidencian, además, la implementación de nuevas estrategias policiales y judiciales en prácticamente todos los países, junto con algunas mejoras en la cooperación regional e internacional, tanto en el intercambio de información como en el apoyo financiero y técnico.

No obstante, en lo que respecta al crimen organizado transnacional (COT), estos progresos resultan insuficientes, por cuanto su realidad, alcance y contención exigen un esfuerzo sostenido y de largo plazo, en lo político, social, económico, y una colaboración internacional que todavía es muy limitada. El Índice Global de Crimen Organizado 2023 (GI-TOC) lo corrobora al afirmar que «todos los mercados y actores criminales de las Américas están presentes en varios países, lo que subraya el alcance de estos mercados y la importancia que tiene el continente para el comercio ilícito mundial. Estos mercados criminales interconectados y transnacionales explotan las debilidades en la resiliencia de cada país y se aprovechan de situaciones de falta de liderazgo y gobernanza» (GI-TOC, p. 99).

En cuanto a la seguridad pública, los niveles de inseguridad han alcanzado cifras alarmantes, constituyendo en varios países una amenaza a la seguridad nacional. Esta situación se ve agravada por el persistente problema de la demanda de drogas ilegales, como la cocaína. Informes sobre la situación de esta droga, particularmente en el consumo en los Estados Unidos, revelan que a pesar del ingreso del fentanilo y de las aprehensiones sobre la baja en la calidad de la cocaína en los últimos años, su consumo se mantiene o habría aumentado. Estos datos, provenientes de diversas instituciones públicas y privadas como la Substance Abuse and Mental Health Services Administration (SAMHSA), InSight Crime, y los Centers for Disease Control and Prevention (CDC), ponen de manifiesto la imperiosa necesidad de abordar la demanda como un factor crucial en la contención del crimen organizado. De otra manera, las drogas ilícitas seguirán actuando como un motor fundamental de este, y la lucha por controlar los mercados ilícitos continuará generando altos niveles de violencia e inseguridad, afectando directamente la vida de las personas.

Si bien lo planteado hasta aquí, de manera muy escueta, sugiere que el escenario actual por lo general se mantendría sin cambios, es importante considerar un factor adicional que influye en la participación de las Fuerzas Armadas en tareas de orden público: la visión de «disuasión integrada» promovida por Estados Unidos en América Latina, en el marco de su Estrategia de Seguridad Nacional 2022.

En este contexto, la postura de la general Laura Richardson, comandante del Comando Sur de los Estados Unidos, resulta particularmente relevante. Durante la XV Conferencia de Defensa Sudamericana (Ecuador, septiembre de 2022), Richardson advirtió que “organizaciones criminales transnacionales (TOC, por sus siglas en inglés), como el Primer Comando Capital, o PCC, en Brasil y cárteles tan lejanos como Sinaloa y Jalisco Nueva Generación están desestabilizando nuestro vecindario compartido. Están envenenando a nuestro pueblo con drogas y extendiendo sus tentáculos de violencia y corrupción por toda la región.”   (www.southcom.mil).

Richardson identificó, además, dos «problemas generales de seguridad» que exacerban la situación: la inseguridad ambiental y los «conflictos de zona gris». En el primer caso, se refiere al COT que se involucraría en actividades como la minería ilegal, la tala y la deforestación, generando un impacto ambiental significativo. En el segundo, se menciona la competencia entre potencias como China y Rusia en los dominios espacial, cibernético y de información en América del Sur que crearía un escenario complejo y desafiante.

La visión de «disuasión integrada» de Estados Unidos busca abordar estas amenazas mediante la colaboración entre las Fuerzas Armadas, las Fuerzas de Orden y Seguridad, y otros actores relevantes. Esta estrategia ha generado debate en la región, con algunos países expresando su preocupación por la creciente participación militar en asuntos de seguridad interna.

Así las cosas, es poco probable que las misiones de orden interior para las Fuerzas Armadas se restrinjan en el corto y mediano plazo. Todo lleva a prever que las demandas ciudadanas por mayor seguridad a lo menos se mantendrán. Además, es muy difícil que los países puedan incrementar en forma relevante las capacidades de las policías en un futuro cercano, y más difícil aun, que conciban, diseñen y organicen, medios o fuerzas de capacidades intermedias para tareas de orden interior (control fronterizo, o bien, protección de instalaciones y de apoyo eventual a las policías).

En este panorama no se pueden desconocer las consecuencias que se presentan para las instituciones armadas, asimismo, en las relaciones civiles militares, e incluso, en la apreciación que se haga de la defensa de cada país, aun cuando la presencia militar en tareas de seguridad pueda tener beneficios para la población, cuya apreciación de resultados es muy cambiante.

Estas consecuencias dependerán, por cierto, del grado de involucramiento que tengan los medios militares en cada situación particular. Así, por ejemplo, si se trata del empleo de medios reducidos, en forma ocasional, y en misiones en que la probabilidad de hacer uso de la fuerza es baja (cercos perimetrales; seguridad de instalaciones), los efectos podrán ser limitados. Sin embargo, sus repercusiones serán mayores en situaciones en que participan medios importantes, en distintos lugares del territorio de un país, con una alta probabilidad de hacer uso de la fuerza, y en periodos extensos de tiempo.

El riesgo de deterioro de capacidades esenciales. El que las Fuerzas Armadas tengan capacidades que los habilite para actuar en distintos escenarios, o que hayan participado temporalmente, por ejemplo, colaborando frente a desastres naturales o en operaciones de paz, no significa que puedan ser empleadas en cualquier función de apoyo o de asistencia pública, menos aún, en tareas donde la concepción de su empleo y la lógica con que deben actuar tengan repercusiones negativas en su nivel operacional. Es más, los beneficios que puedan traer consigo las misiones de orden interior en labores de seguridad, entre estos, la interacción con distintas organizaciones, la aplicación de nuevos procedimientos, la posibilidad de evaluar de resiliencia del personal, y otras, no se equiparan con el detrimento que se puede producir en su condición de fuerza militar, de acuerdo con la concepción vigente en la mayoría de las instituciones armadas de la región.

Como es sabido las Fuerzas Armadas a diferencia de las policías se encargan de la defensa externa, con ese fin se preparan en el uso de la fuerza frente a un enemigo, y, aun cuando lo hagan en forma racional y en proporción a la amenaza, su propósito es neutralizar y derrotar a quienes enfrentan. De hecho, su contraparte en el empleo de la fuerza tiene que ser apreciado claramente como un enemigo que es parte de una amenaza real para el país. Esto es muy relevante en las fuerzas militares en Latinoamérica por cuanto su sustento anímico y moral se basa en un acendrado componente vocacional de servicio a la patria, especialmente, en su defensa exterior frente a quienes puedan atentar contra la soberanía y la seguridad del país.

Las tareas de orden interior que implican la posibilidad de uso de la fuerza, por muy legítimo que sea su origen, no son solo algo excepcional en el plano institucional, entrañan, asimismo, una contrariedad anímica para un soldado de cualquier nivel, especialmente cuando no existe una definición clara del alcance de su misión, la que debe ser conocida también por la población. De hecho, su contraparte más difícil va a ser un connacional civil, cuya acción, por atentar contra la seguridad interna, ha sido considerada una amenaza por el poder político, lo que generalmente conlleva a la declaración de estados de emergencia, donde no se actúa precisamente frente a un enemigo (algo distinto sería en un estado de guerra interna).

En las condiciones actuales, la diferenciación entre quien es un enemigo y quien atenta contra la seguridad interna, en situaciones de emergencia, está muy presente en la ciudadanía, en los medios de comunicación social, en los organismos de derechos humanos, y está también muy claro en el personal militar. Es así como el uso de las armas frente a un agresor, aún en defensa propia en una situación extrema, demanda una investigación que más allá de las circunstancias y de la correcta aplicación de las reglas de uso de la fuerza, muchas veces termina poniendo al militar como inculpado, y, en ocasiones, es expuesto como culpable, sin presumir su inocencia ni profundizar en la real situación que debió enfrentar.

En lo relativo a las policías la situación es muy diferente. En el ejercicio permanente de su función interactúan con la comunidad y su labor tiene un fuerte componente preventivo, realizando patrullaje, campañas de sensibilización, y trabajando con organizaciones comunitarias para evitar la delincuencia y promover la seguridad ciudadana. En oportunidades, como último recurso, deben usar la fuerza para reprimir o detener la comisión de un delito, con medios que no tienen la letalidad de los militares. Y, si bien en ambos casos se trata de instituciones esenciales para la seguridad del Estado, son vistas por la ciudadanía en forma diferente, por cuanto se está al corriente que su función es distinta y que operan con una lógica y procedimientos diferentes para lograr sus objetivos.

Sin embargo, hay un aspecto fundamental para tener en cuenta en lo singular de las Fuerzas Armadas y que es determinante en la defensa de cada país. Parte importante de su contribución a la seguridad y la defensa lo hacen a través de la disuasión. Esta implica poseer las capacidades y los medios necesarios para llevar a cabo una acción militar, cuya efectividad y resultado previsible inhibe la acción de un potencial enemigo.  Para ello, es fundamental poseer el poder de combate (la preparación, los medios, la disposición de lucha de los integrantes de la fuerza militar, su historia, etc.), y la voluntad política de emplear la fuerza, condición básica para lograr el efecto disuasivo, el cual es esencialmente psicológico.

En las misiones vinculadas a la seguridad pública son muchas y variadas las situaciones en las que, quienes vulneran la ley, desafían y hacen frente a las fuerzas militares (con agravios, amenazas y diversos tipos de agresiones) aprovechando los límites y restricciones que estas tienen para el uso de las armas, a no ser que esté en riesgo la vida. Esta dinámica, con el tiempo deteriora la capacidad de disuasión y distorsiona el propósito para el cual los medios militares fueron empleados; más todavía si no cuentan con un decidido apoyo político y social ante situaciones límites en las que sí deberían utilizar sus armas. Así, se genera un ambiente que conduce a un estado de indeterminación y confusión que degrada la capacidad de disuasión, a la vez que distorsiona el sentido y la condición de fuerza militar. Esto lo perciben las propias fuerzas, la ciudadanía, los grupos delictuales y los potenciales adversarios, con lo cual se pone en riesgo la defensa y seguridad del país.

En este panorama la inconveniencia de emplear a las Fuerzas Armadas no radica en que no puedan operar con gradualidad y cumpliendo las reglas de uso de la fuerza.  El problema que se presenta, especialmente en Latinoamérica, tiene relación con las condiciones en que se hace. Es aquí donde se conjuga, por una parte, un escenario altamente complicado, por otra, cierta indefinición en la misión específica que deben cumplir las fuerzas, y, además, un marco legal que dificulta penalizar a quienes trasgreden la ley, lo que termina por afectar el cumplimiento de las misiones y la capacidad disuasiva que debe mantener una fuerza militar. Todo esto amplifica las posibilidades de riesgo de enfrentamiento, dado que dicho deterioro incentiva y hace más probable el arrojo de quienes violan la ley frente a quienes deben cautelar por la seguridad.

¿Habrá un día después? El fenómeno del crimen organizado, en sus distintas expresiones, se mantiene vigente en nuestra región más allá de los esfuerzos realizados hasta ahora para contener su actividad y brindar mayor seguridad a la población. Sin duda sus manifestaciones y secuelas son mucho más amplias e intrincadas de lo que aquí se ha expuesto; baste mencionar el incremento del tráfico de armas que ha proporcionado a los grupos criminales una capacidad de lucha que compite con los medios policiales, y que les permite intimidar a la población facilitando el control territorial. Además, en todo esto influye la calidad de la gobernanza, la cultura de la legalidad, la corrupción, la pobreza y la desigualdad, entre otros aspectos.

Respecto a las consecuencias del empleo de las instituciones armadas, especialmente en tareas de seguridad interna, hay mucho que profundizar, por cuanto, más allá de nuestra percepción, no sabemos con suficiente certeza cómo puede estar afectando, por ejemplo, en el reclutamiento o en la preparación profesional de su personal, derivado del continuo empleo en misiones de orden interno, en especial, en aquellos países donde las dotaciones se han visto reducidas en las últimas décadas.

Si hay algo claro, y que está presente en todos los estudios especializados, es que el crimen organizado transnacional COT) se ha transformado en una amenaza tangible a la seguridad de los estados en América Latina, y, lo más probable, es que persista en el mediano plazo. Por tanto, así como se abordan los desafíos del presente, que en este ámbito son muchos, es imperativo hacerlo pensando en las condiciones en que se podría llegar al “día después”, aunque se estime muy lejano. Con esta perspectiva se podrán complementar las apreciaciones que se han hecho, y proyectar en forma más clara y objetiva los efectos de las misiones que se están cumpliendo, a fin de tomar a tiempo las medidas necesarias mitigar aquello que pueda perjudicar las capacidades más propias de las Fuerzas Armadas.

En materia de capacidades estratégicas no caben improvisaciones puesto que, cuando estas se deterioran, son muy difíciles de recuperar. Sería un error sobrestimar las posibilidades de “vuelta a los cuarteles” en los niveles operacionales normales, luego de un periodo en que las fuerzas militares han sido empleadas en tareas de seguridad en el plano interno. Esto puede llegar a ser crítico si se examinan otras situaciones que demandan la presencia de las Fuerzas Armadas, como los desastres naturales (terremotos, inundaciones, “mega incendios”), que exigen una participación cada vez más frecuente en tareas de apoyo y de protección ciudadana, a consecuencia de las limitaciones de los países de la región en materia de agencias y organizaciones especializadas en este tipo de emergencias.

Por otra parte, mientras no se reduzca la demanda de drogas ilícitas principalmente desde los países desarrollados, en particular de la cocaína, será difícil que en Latinoamérica se pueda minimizar de manera sustancial la acción de los carteles y redes delictuales. De aquí surge cierta inquietud frente a la posición de Estados Unidos, donde pareciera que no es posible adoptar una actitud más proactiva en el control del consumo interno, a pesar de que en distintas instancias sus autoridades han reconocido que todo el continente está siendo afectado por la violencia y la corrupción que se origina en el crimen organizado.

Por el momento, exista o no un “día después”, o bien persista la duda de si este tipo de tareas va a terminar siendo parte de los cometidos habituales de las Fuerzas Armadas, es indispensable hacer lo que podríamos llamar una “pausa estratégica”, para realizar una revisión, también estratégica, que permita visualizar, al menos, los cambios que ya han sido asumidos, sus alcances en cada una de las ramas de la Defensa, y establecer lo qué es necesario corregir en distintos niveles. Porque el problema principal no estaría en el empleo de los medios militares en forma excepcional en las tareas de seguridad interna, sino que emerge a partir de un conjunto de factores que inciden en el cumplimiento de las misiones, muchos de ellos ajenos a lo militar; entre estos,  las circunstancias en que estas se llevan a cabo; los plazos en que se desarrollan estas actividades con relación a las dotaciones disponibles; la realidad de los medios y agencias que deben cooperar; el grado  de congruencia del marco regulatorio con el contexto donde se opera, y el respaldo político y social.

Para los líderes militares el momento actual es un desafío mayor en su asesoría a la autoridad política, puesto que, por más que se declare la polivalencia de las Fuerzas Armadas, si las tareas de orden interior perduran, lo que se impondrá es un replanteamiento de la función Defensa. De hecho, el modelo de profesionalidad (explicitado o bien implícito), la doctrina de empleo, las dotaciones, la estructura orgánica y los medios de cada una de las instituciones armadas, no están orientadas hacia tareas de seguridad interna, salvo en situaciones de excepción y de carácter temporal.

En resumen, son muchas y de gran trascendencia las implicaciones que tienen las tareas de seguridad interna en las Fuerzas Armadas, pudiendo afectar tanto sus capacidades para la defensa externa, como también, en las actividades de apoyo al interior de cada país. El reto, como siempre, es mitigar los efectos negativos que se presentan y generar nuevas capacidades, porque de acuerdo con lo tratado, lo más probable es que el escenario se mantenga por un buen tiempo.

Pero, si existe algo indiscutible, es que las amenazas a la seguridad interna, entre estas, el crimen organizado, comprometen al Estado y a las sociedades, y demandan cooperación intrarregional. Por lo cual, cualquier análisis que trate de abordar estos temas es conveniente que comience aplicando la metáfora del iceberg, ya que es muy probable que lo que estamos observando sea una parte menor de un desafío bastante mayor. Por el momento, de cara al “día después”, pausa y revisión son acciones que se imponen, las que por difíciles que parezcan no conviene eludir.

Un aporte del director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

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LA ACTUALIZACIÓN DE LA POLÍTICA DE DEFENSA DE CHILE, UNA TAREA IMPORTANTE QUE ESTÁ ATRASADA Richard Kouyoumdjian Inglis, Experto en Defensa y Seguridad Nacional

 

                                                                                    LA ACTUALIZACIÓN DE LA POLÍTICA DE DEFENSA DE CHILE,

                                                                          UNA TAREA IMPORTANTE QUE ESTÁ ATRASADA

Richard Kouyoumdjian Inglis, Experto en Defensa y Seguridad Nacional

El Mostrador, Opinión, 19/06/2024

Al final del día necesitamos de una Política de Defensa que no solo sea oportuna, sino que a ojos de todos efectivamente nos dé la seguridad de que se está haciendo cargo de los problemas reales que tenemos en materias de seguridad nacional y defensa.

Por ley, la Subsecretaría de Defensa tiene tres grandes responsabilidades, las cuales son: la Política de Defensa y la política militar; la apreciación de riesgos y amenazas para el país en el ámbito de la seguridad exterior; y, en tercer lugar, la planificación primaria de la Defensa Nacional y que la planificación secundaria converse con la anterior.

Lo ideal es que un Gobierno que asume incluya en su propuesta de programa gubernamental lo que piensa hacer en materias de relaciones internacionales, seguridad nacional y Defensa, y que de ser necesaria una nueva Política de Defensa o una actualización de la existente –algo muy posible que ocurra en los complejos tiempos actuales–, que ello se produzca en los primeros seis meses de haber asumido.

Obviamente es difícil lo que pido en el párrafo anterior, ya que Ricardo Montero es el cuarto subsecretario de Defensa, una rotación que hace difícil avanzar con lo importante, más aún cuando lo urgente –los problemas de seguridad interior– lo ha tenido ocupado fuera de su oficina.

Sé que desde hace unos meses el tema lo tiene como una prioridad y que habría contratado a Marcos Robledo, quien fue subsecretario de Defensa en Bachelet 2, para que saque adelante la sugerencia que posteriormente la ministra de Defensa debe proponer al Presidente, el que, si está de acuerdo, la firma y promulga, todo lo cual espero ocurra luego, ya que la última versión de un Gobierno de izquierda salió como un Libro de la Defensa y no como una política (que es lo que establece la ley) el 8 de marzo de 2018, el último día hábil del segundo Gobierno de Michelle Bachelet, cuando ya en la práctica de nada servía.

La actual política es obra de Cristian de la Maza, quien fuera subsecretario de Defensa de Piñera 2. Es quizá, junto al Libro de la Defensa de 1997, el mejor documento que existe en la materia.

Solo requiere de las actualizaciones que un documento de cuatro años de antigüedad podría requerir, pero en su esencia tiene la estructura y contenido que uno espera de la política que debe guiar nuestros esfuerzos en materias de Defensa y seguridad nacional, colocando los acentos donde corresponde. La sociabilización previa a su aprobación no fue fácil.

Se le acusó de ser más bien una política naval, y que lo militar y lo aéreo quedaban en una posición secundaria, a lo que solo puedo decir que la geografía manda.

(Para más antecedentes de la Política de Defensa vigente, se recomienda el siguiente enlace: Política de Defensa: el desafío de una política pública y democrática – Subsecretaría de Defensa – Gobierno de Chile (ssdefensa.cl).

Por alguna razón se insistió en que la nueva Política de Defensa fuera sociabilizada, de carácter público y democrática, algo que no es un requisito legal, pero que como concepto cae en las ideas rectoras de igualdad y comunidad del filósofo socialista Gerald Cohen, que uno esperaría encontrar en un Gobierno con esas sensibilidades, y que aplican a distintos ámbitos de la realidad nacional.

El principal ejercicio de sociabilización realizado fue uno organizado en el segundo trimestre, en las instalaciones de la Anepe, por la División de Planes y Políticas, dependiente de la Subsecretaría de Defensa.

Durante cuatro jueves se presentaron diversos importantes temas que son parte de lo que se podría esperar encontrar en una política de este tipo, pero no la política en sí misma, armada y con todos sus componentes.

Por lo demás, no se trató de sesiones que permitieran una discusión abierta, donde estuviera toda la comunidad de Defensa representada, lo que se espera ocurra cuando se presente el borrador, obviamente antes de que se envíe a la Presidencia para su aprobación y publicación.

Digo todo esto si es que se pretende ser fiel a la idea de que sea pública, democrática y sociabilizada por todos los sectores.

(Para más información de la actividad organizada por la Subsecretaría de Defensa, se recomienda ver este enlace: Política de Defensa: el desafío de una política pública y democrática – Subsecretaría de Defensa – Gobierno de Chile (ssdefensa.cl).

Independientemente de todo lo anterior, al final del día necesitamos de una Política de Defensa que no solo sea oportuna, sino que a ojos de todos efectivamente nos dé la seguridad de que se está haciendo cargo de los problemas reales que tenemos en materias de seguridad nacional y Defensa, de los riesgos y amenazas que nos agobian o dejan intranquilos, y que va a servir para establecer la política militar y un adecuado desarrollo de fuerza, que por lo general implica inversiones de largo plazo que van más allá de los cuatro años de gobierno.

Por de pronto, le deseo éxito al subsecretario con la Política de Defensa, esperando que pronto haya un borrador que se pueda analizar por parte de la comunidad de los especialistas en la materia, y que en lo inmediato se haga cargo de los problemas que nos aquejan, incluyendo qué hacer con el servicio militar, la realidad de un Chile que está bastante militarizado, el cómo les vamos abriendo espacios a las mujeres, el desarrollo de civiles expertos en seguridad nacional, el financiamiento que requiere la renovación del material, y la creación de un sistema de seguridad nacional que incluya un robusto y efectivo sistema de inteligencia.

Un aporte del director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

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“Corrupción: factor humano inexorable”. NEWSLETTER Nº3/MAYO 2024. CIIE ANEPE

 

                                     “Corrupción: factor humano inexorable”

NEWSLETTER Nº3/MAYO 2024.CIIE ANEPE

No es una novedad que a nivel mundial los índices de corrupción se hayan incrementado.
Distintos escándalos, tanto políticos como financieros, se han dado a conocer poniendo en tela de juicio a diferentes administraciones. En este escenario, la región latinoamericana no es una excepción a la regla. Los números hablan por sí solos y la tendencia es al alza. A este enrarecido ámbito le siguen graves crisis políticas y de seguridad. Las consecuencias están a la vista.
Versados especialistas han levantado las alarmas, principalmente en temas que atañen a la seguridad, y particularmente vinculado al crimen organizado. Los tentáculos de las organizaciones criminales han traspasado la línea de sus ilícitos hacia el ámbito financiero. En efecto, en la actualidad “invierten” sus ganancias.
Una de las grandes preocupaciones es cómo las organizaciones criminales han emprendido la instancia de cooptar Estados. Ejemplo de lo expresado lo constituye la presencia de mafias chinas las que, mediante negocios de fachada, extienden redes locales, regionales e internacionales con el fin de socavar instituciones gubernamentales. Por otro lado, los carteles de droga continúan siendo los principales sostenedores de pagos y sobornos destinados a desestabilizar organizaciones públicas y privadas, y así consolidar su negocio.
Por si esto fuera poco, también se está observando la porosidad que presenta el ámbito político. Así lo reconocen diferentes organizaciones civiles como es el caso de Transparencia Internacional, entidad que remarca como hito trascendental apartar al aparato estatal de las redes criminales. Sin duda que lo más sensible del sistema lo constituye quienes imparten justicia. Una dura crítica se está restaurando en Brasil con un antiguo caso conocido como “Lava Jato”. Los tentáculos criminales implicaron a políticos y exfuncionarios estatales acusados de recibir “coimas”.
La corrupción constituye una temática de extenso estudio y reflexión en la región. Países como Venezuela, Nicaragua y Haití son los que mantienen un mayor índice de corrupción, siendo superados por países africanos. Lamentablemente, este flagelo humano ha comenzado a penetrar en países que, estructuralmente,mostraban signos de fortaleza institucional, requiriéndose de liderazgo ético para extirpar el genoma cancerígeno.
Como CIEE procuramos que el resumen de artículos seleccionados pueda contribuir al debate y así reflexionar sobre las nuevas formas de corrupción que están acaeciendo en la región. Una temática que debe llamar la atención a toda la sociedad y principalmente de quienes forman parte del aparato del Estado.
CIEE-ANEPE

Ver: Newsletter-N°3-2024

 

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Fuerzas Armadas y Situación Geopolítica. General (R) René Norambuena V.

 

                                                                       Fuerzas Armadas y Situación Geopolítica

 General (R) René Norambuena Veliz

Fuente:Diario Chile, viernes 17 de mayo 2024

Mientras nuestro país sigue su marcha siendo la inseguridad el tema más importante y casi sin solución, los países limítrofes siguen en silencio buscando potenciar sus Fuerzas Armadas para satisfacer alguna vez sus objetivos geopolíticos
Argentina fuera de la compra de 24 aviones de combate F-16 de disuasión y ataque , adquiere un avión especial Basler -bt-67 para la Antártica , tiene en construcción un puerto conjunto con Estados Unidos en Ushuaia , hace dos años firmó contrato con Israel por la compra de drones Hero 120 y a fines de Abril de este año anuncia que estudia la compra de tanques y tres submarinos . Además la prensa internacional da cuenta de un gran descubrimiento de la mayor reserva de petróleo del mundo por una flota rusa en una zona ligada a un sector Antártico reclamado por la Argentina , Reino Unido y Chile , ya la prensa Argentina señala que este petróleo está
en el sector antártico de ellos. Para nadie es sorpresa que la Patagonia y la Antártica son objetivos de ese país .
Perú , en espera de la terminación del Puerto de Chancay que será clave en el comercio internacional de la región y le dará una potencia vital a su armada , hace unos meses anunció que recupero el apoyo logístico de USA que había perdido hace unos años con la implantación de radares , aeronaves , equipo y presupuesto para supuestamente combatir el narcotráfico .
Bolivia produce un impacto geoestratégico y tensiona la seguridad regional con la compra a Irán de 700 drones suicidas Shahed-186 ,esto acompañado de medios aerotransportados y de guerra electrónica , estos drones son los mismos que se emplean contra Ucrania .
La situación de las Fuerzas Armadas de Chile contrasta con la de nuestros vecinos ya que este año no disponen de su fondo de reserva estratégico que reemplazó a la Ley del Cobre y está destinado a programas de desarrollo , adquisición y mantenimiento. Importantes medios están en la Araucanía por la presencia de grupos armados y en la frontera norte por el tema de inmigración . Por el exceso de delincuencia e inseguridad en el país , se está pidiendo que los militares que no están empleados en el norte y la Araucanía salgan a la calles a reforzar a las policías. Por todo lo anterior creo que la situación de nuestro país en cuanto a comparación con nuestros vecinos es digna de analizar antes que sea tarde .

René Norambuena Veliz
General

Ver original:https://www.diariochile.cl/fuerzas-armadas-y-situacion-geopolitica-por-el-general-r-norambuena/

Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

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CUIDEMOS A NUESTRAS FUERZAS ARMADAS. Álvaro Pezoa, Ingeniero comercial y doctor en Filosofía. La Tercera

                                                                 CUIDEMOS A NUESTRAS FUERZAS ARMADAS

Álvaro Pezoa, Ingeniero comercial y doctor en Filosofía

La Tercera, Opinión, 06/05/2024

Cuidemos a nuestras FF.AA. Son un baluarte de la institucionalidad del país, imprescindibles para el resguardo de la integridad territorial del Estado y, siempre, último bastión para conservar la seguridad interna de la nación, constituyendo un apoyo insubstituible para la prevalencia del Estado de Derecho.

Cuando, como ocurre en la actualidad, se piensa que sería pertinente su salida a las calles para proteger a la población y hacer valer el orden político frente al terrorismo y la criminalidad, es porque el citado Estado de Derecho se ha debilitado excesivamente y las fuerzas policiales no resultan aptas por sí solas para combatir los flagelos mencionados.

Nadie estaría solicitando, ni menos evaluando, recurrir a ellas para hacer primar la vida común civilizada sobre el caos asociado a la violencia desatada por grupos fuera de la ley, si no fuera porque, por las razones que sean, es un hecho que los tres poderes del Estado y las policías han sido desbordados.

Ha llegado la hora, algo tarde para darse cuenta, de aplicar la fuerza legítima que proveen las FF. AA. para reducir la brutalidad delictiva que campea cada vez más impunemente por el territorio patrio.

Para que las FF. AA. salgan a jugarse la vida para defender el orden social y a la ciudadanía se requiere, como base, que cuenten con el irrestricto apoyo de la autoridad política y con un marco normativo suficiente que les permitan actuar sabiendo que no tendrán que pagar posteriormente con la pérdida de sus carreras y hasta con su libertad por haber cumplido con el deber que la realidad les impuso. Es sensato y de mínima justicia que así sea.

No obstante lo evidente que es el cuadro, hay quienes parecen esperar que se libre una guerra contra la criminalidad desalmada donde no haya heridos ni muertos; es decir, un imposible.

Existen también grupos en la sociedad que derechamente no quieren que las FF. AA. lleguen a intervenir y, para ello, se escudan en todo tipo de argumentaciones para impedirlo o ponerlas en una situación insostenible, la de arriesgarlo todo a sabiendas de que terminarán indefectiblemente condenados, por angas o por mangas: el famoso “pago de Chile”.

Lo peor del caso es que a esta situación extrema se ha llegado, como otras veces en la historia de Chile, porque los civiles, especialmente quienes están llamados a ejercer autoridad en los tres poderes del Estado, no han sido capaces de detener a tiempo la escalada delictivo-terrorista que ha conducido a tener que hacer estas consideraciones.

Algunos por impotencia, otros por incompetencia y, desafortunadamente, no pocos por complicidad, más o menos manifiesta. Entre estos últimos hay quienes hoy aparentan cambiar y otros que ni siquiera eso. ¿Los identifica usted?

Es de esperar, por Chile, que haya un momento de lucidez, al tiempo que de voluntad, entre quienes han de decidir qué hacer.

Pero, ¡que no sea a costa de sacrificar irresponsablemente a las FF. AA.!

Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

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