QUÉ HACER SI SE ES INDEPENDIENTE ANTE LAS PRIMARIAS
DE IZQUIERDA: EFECTOS DE UN EVENTUAL “VOTO
ESTRATÉGICO”.
Daniela Toro – EMOL, 14/06/2025
El pasado 1 de junio, el Presidente Gabriel Boric -en cadena nacional- llamó a la ciudadanía a participar de los procesos electorales venideros, incluyendo la primaria oficialista. Sus dichos fueron criticados por la oposición, desde donde acusaron “temor” por una eventual baja participación.
Las primarias se desarrollarán el próximo 29 de junio, y el sufragio será voluntario -no así como la elección presidencial y parlamentaria de noviembre, con voto obligatorio-. Este escenario abre dudas en torno a la participación que se pueda registrar en la primaria, además del eventual comportamiento de quienes decidan ir a votar, y si eventualmente, podría darse algún voto estratégico, con miras a la primera vuelta, o incluso, a un eventual balotaje.
Expertos revisan distintos escenarios de participación y cómo se podría inclinar la balanza en caso de que votantes no militantes decidan apoyar a determinado candidato o candidata con miras a la primera vuelta o al balotaje.
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Aunque generalmente los votantes no militantes que concurren a participar de las primarias suelen votar por aspectos como simpatía respecto a determinado candidato, hay algunos escenarios hipotéticos que podrían abrirse.
¿Qué opciones tiene, por un ejemplo, un simpatizante de derecha que quiera participar de la primaria oficialista? ¿Sería conveniente votar por el candidato “menos competitivo” para que este pueda pasar a primera vuelta? ¿Qué efectos podría tener ‘aportar’ al triunfo, por ejemplo, de Jeannette Jara en desmedro de Carolina Tohá? ¿Es mejor que un simpatizante de oposición se abstenga de votar?
En conversación con Emol, expertos profundizan en los efectos que tendría un eventual voto “estratégico”, sin dejar de lado lo clave que resultará la participación en las elecciones del próximo domingo 29.
En retrospectiva, las primarias de la izquierda en 2021 lograron la participación de más de 1.700.000 votantes, cuando se enfrentó el entonces diputado Gabriel Boric y el otrora alcalde de Recoleta, Daniel Jadue. Boric se quedó con el 60,43 % de las preferencias (1.058.027 votos), mientras que Jadue consiguió un 39,57 % de respaldo (692.862 votos).
Ese año, Chile Vamos también tuvo primarias, donde se enfrentó Joaquín Lavín (31,30%), Ignacio Briones (9,82 %), Mario Desbordes (9,80 %), y Sebastián Sichel (49,08 %); en total, este sector logró convocar a 1.343.678 votantes.
Participación. El factor participación es, a juicio de expertos, un factor determinante de cara a las primarias y cómo eventualmente se podría mover la aguja en beneficio o desmedro de algún candidato.
El pasado domingo, la encuesta Criteria arrojó que a menor participación, las opciones de Jara aumentan (si votara solo personas identificadas con la izquierda o centroizquierda que tienen mayor probabilidad de votar).
En tanto, si aumenta la participación (personas que aprueban al gobierno que tienen mayor probabilidad de votar), la competencia entre Jara y Tohá se incrementa; en tanto que si hay aun mayor participación (personas en general que tienen mayor probabilidad de votar), las opciones de que Tohá triunfe en la primaria aumentan significativamente).
El analista electoral, Pepe Auth, también proyectó escenarios hipotéticos en relación con la participación. “Si vota un millón o poco más son mayores las posibilidades de ganar para Winter, porque es más fuerte en el núcleo más duro de adherentes al gobierno, gana con claridad entre los jóvenes”, comentó. En tanto, “si votan más de dos millones la pelea va a estar entre Tohá y Jara, porque la primera es más fuerte en el electorado de centroizquierda de adhesión más laxa al gobierno o crítica, pero Jara ha ganado mucha adhesión en el mundo popular, particularmente de mujeres, que se identifican con su trayectoria y se beneficia de haber dirigido el ámbito gubernamental de mayores beneficios”.
Por otra parte, “si vota poca gente y/o el resultado es muy estrecho, se consolidará la idea que el oficialismo no tiene opción y habrá otras candidaturas inscritas el 17 de agosto disputándose la votación progresista, haciendo crecer la posibilidad de quedar fuera de la segunda vuelta”, planteó
¿Cómo es el votante independiente? En conversación con Emol, analistas políticos concuerdan en que hay poca estrategia detrás del votante independiente, quien se orienta más por percepciones personales o simpatías.
Eric Latorre, director del Magister de gobierno y administración pública de la Universidad Autónoma, parte de la base de que el votante independiente debe identificar algún elemento relevante que lo movilice a votar en una elección no obligatoria, “y estos elementos pueden ir desde el genuino interés en una propuesta electoral o por miedo a que se elija una determinada opción”.
“Lo anterior funciona en términos individuales, pero no existe en primarias anteriores, ninguna prueba o antecedente que permita identificar una articulación estratégica de votantes verdaderamente independientes que organizadamente voten para afectar una candidatura”, aclara.
En esa línea, precisa que “el votante independiente que se movilice lo hará por interés genuino, lo que requiere un esfuerzo de las campañas de motivar la votación, lo que es fundamental para la candidatura de Tohá, que es la única que puede crecer hacia el centro más independiente”.
En la misma línea, el analista electoral de la U. de Talca, Mauricio Morales, sostiene que no existe evidencia de que votantes “tengan como objetivo distorsionar una primaria”, y si esto ha ocurrido, “su efecto es más bien marginal, aunque existen dudas, por ejemplo, en la primaria entre Boric y Jadue, donde presuntamente electores independientes participaron de esa primaria para apoyar a Boric en desmedro de Jadue, aunque es un supuesto sin pruebas empíricas robustas”.
¿Votantes de derecha en la primaria? Pese a la escasa estrategia, los analistas plantean posibles escenarios. El primero, apuntaría a que votantes de derecha decidan apoyar a una figura menos competitiva que Tohá, donde de todos modos, se advierte cautela por los eventuales resultados.
Gonzalo Valdés, analista político de la UNAB, comenta que “en este escenario de incertidumbre, los últimos sondeos de mayor relevancia muestran que Evelyn Matthei se impone en todos los eventuales balotajes, mientras que la figura más competitiva del oficialismo sería Carolina Tohá”.
“Bajo esta lógica, podría pensarse que a los votantes de derecha les convendría apoyar en primarias de la izquierda a una figura menos competitiva que Tohá en segunda vuelta pero sí capaz de ganar la primaria de izquierda, en este caso, ese candidato sería Jeannette Jara”.
Sin embargo, advierte que esta estrategia podría resultar contraproducente, porque “una votación sorpresivamente alta en primarias puede instalar la idea de que una candidatura es más viable de lo que inicialmente indicaban las encuestas, cambiando la percepción de los votantes y alimentando el voto estratégico a favor de quien “puede ganar”.
Por su parte, Morales cree que “es difícil que electores de derecha se tomen el trabajo de intervenir”, aun cuando el triunfo de Jara o Winter signifique el aumento de las probabilidades de que la segunda vuelta sea entre Matthei y Kast.
Miguel Ángel Fernández, subdirector académico de Faro UDD, comenta que en el caso de que surgiera el “voto estratégico” del votante independiente, este elector “podría apoyar a quien perciba como el candidato más fuerte para enfrentar la elección de noviembre, fortaleciendo así las posibilidades del pacto, o alternativamente, inclinarse por un candidato más débil, esperando facilitar una eventual victoria opositora. Esta estrategia conlleva riesgos cruzados”.
Sin embargo, también advierte riesgos en esta estrategia: “Por ejemplo, si un elector que se sienta más cercano a la oposición decide apoyar a una candidatura como la de Jara -creyendo que tiene menos posibilidades en la presidencial- podría inflar la participación, cambiando el momento político y entregando oxígeno a un oficialismo con tensiones internas y un gobierno con alta reprobación”.
“El mal menor”. Kenneth Bunker, cientista político y académico de la U. San Sebastián, plantea que “el votante independiente, en Chile este suele ser más centrista, moderado. Obviamente no tiene afiliación con ningún partido, es un votante que se mueve entre centroizquierda y centroderecha, y que suele inclinar los resultados de las elecciones en la segunda vuelta”.
Bajo ese prisma, “el único incentivo que veo de un independiente es ir a votar precisamente por un candidato más centrista, para que no gane un candidato extremo”. “Los independientes irían solo para votar por el mal menor, entre comillas. Es decir, por un candidato que puede no hacer tanto daño. En ese caso votaría por cualquiera de los candidatos más centristas, como Carolina Tohá sería o Gonzalo Winter, ante la amenaza de Jeannette Jara”, comenta.
¿Abstenerse de votar? Bajo el hipotético de que apoyar a Jara o generar una votación “sorpresivamente alta” en las primarias sería “contraproducente” para un votante simpatizante de derecha, sumado a la gran inestabilidad que se proyecta para meses finales de campaña, Valdés plantea que “un votante de derecha debiese abstenerse de participar en las primarias de la izquierda”.
“Marcar presencia en ese espacio podría ser leído como un interés o validación de esa opción, especialmente riesgoso si se trata de levantar una candidatura comunista en un contexto de intensos cambios políticos tanto a nivel nacional como internacional”, subrayó.
Fernández también propone que una de las opciones del votante es la de abstenerse. “De ser un número muy alto esto, cualquiera que sea el candidato que triunfe en la primaria tendrá una difícil tarea por delante. Así, un electorado crítico del actuar del Gobierno podría castigar a través de la no participación”, subrayó.
En la misma línea, Roberto Munita, analista político y académico de la U. Andes y UNAB, subraya que las primarias son, a fin de cuentas, un método de selección de candidatos: “Los partidos deciden definir su abanderado no según una encuesta o según las definiciones de las cúpulas, sino según el apoyo de las bases de ese mismo sector político. Entonces la primera definición para ese elector independiente es sentirse llamado a ser parte de ese proceso. Si es así, la respuesta es obvia: debería votar por el candidato o candidata que mejor lo represente”.
“Ahora, si ese elector independiente no comulga con las ideas del oficialismo, o no se siente parte de ese mundo, me parece que lo más honesto sería no participar del proceso. Es decir, ni siquiera votar nulo; lo más honesto sería no votar. Las primarias no aspiran a ser elecciones multitudinarias (de hecho, son las únicas elecciones que se mantienen como voluntarias), y yo desdramatizo el hecho de que no vote tanta gente, porque insisto, el llamado no es a que voten todos, sino que voten los que son parte de un sector”, cerró.
Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel