LAS 5 CLAVES PARA ENTENDER LÍO ENTRE TIKTOK
Y ESTADOS UNIDOS: TRUMP SOLO HA PUESTO UN
MINÚSCULO PARCHE
Quelian Sanz – 20/01/2025
Casi con total seguridad, en los últimos días has escuchado que el Gobierno de Estados Unidos ha prohibido la red social TikTok en todo el país. Este hecho se hacía realidad ayer día 19 de enero, marcando un hito de dimensiones faraónicas muy poco habitual en la sociedad mundial actual.
¿Es Donald Trump el salvador de TikTok? A pesar de su vuelta en Estados Unidos, el nuevo presidente del país no ha solucionado el problema de la red social.
Por suerte para los influencers, esta situación solo ha durado unas pocas horas, pues la llegada de Donald Trump al poder ha paralizado el veto y ha devuelto la red social a más de 170 millones de personas.
Pero ¿qué ha llevado a una potencial mundial como Estados Unidos a bloquear una de las aplicaciones más populares del mundo? ¿Todo este embrollo ya está solucionado? ¿Es Donald Trump el salvador de TikTok? ¿Pueden estar tranquilos los usuarios durante el mandato de Trump?
Para entender el proceso es necesario repasar 5 claves a modo de resumen. Te contamos qué ha pasado, qué está ocurriendo ahora mismo y cuál es el futuro de TikTok en Estados Unidos.
- Los datos. Todo es por los datos. El inicio de la historia y todo lo sucedido tiene como base los datos de los ciudadanos estadounidenses. Desde hace ya varios años, el Gobierno de Estados Unidos cree que la app recopila información y se la sirve en bandeja a China, país desde el que opera ByteDance, la matriz de TikTok.
A lo largo de los años se han repetido advertencias, amenazas y bloqueos menores por parte de Estados Unidos, con un ultimátum bastante drástico a principios de 2024. Las cortes judiciales del país imponían a TikTok varias obligaciones para poder operar en su territorio. La más contundente, la necesidad de vender parte de su operativa a empresas residentes en EE. UU.
- El bloqueo de TikTok en Estados Unidos. De no cumplirse estos requisitos, las cortes prometieron un bloqueo masivo de la red social en todo el país. La contraparte, ByteDance, ha estado haciendo caso omiso durante todo el margen de tiempo, probablemente esperando que todo fuese un farol gigantesco y que el embrollo se solucionase con una multa o una reprimenda.
La realidad ha sido muy diferente: el domingo 19 de enero, el Gobierno de Estados Unidos emitía un bloqueo a nivel de IP para paralizar la operativa de TikTok.
Además, Apple y Google retiraban la app de sus tiendas. No se podía descargar, y tampoco utilizar si ya estaba instalada previamente. Los ríos de lágrimas de influencers e influenciados corrieron por todo el mundo durante unas cuantas horas.
- Donald Trump ‘salva’ a TikTok. A pesar de que Donald Trump comenzó la guerra entre Estados Unidos y TikTok en su anterior mandato, ha sido este mismo quien ha ‘salvado’ del bloqueo a la red social. El nuevo presidente ha firmado hace unas horas una orden ejecutiva exprés para devolver todo a la normalidad y que TikTok pueda operar.
De hecho, al momento de escribir estas palabras, los ciudadanos estadounidenses ya deberían estar consumiendo su ración diaria de contenido vertical sin mayor problema.
Este tipo de bloqueos y desbloqueos no son inmediatos y necesitan unas horas para hacerse efectivos en todo el país, aunque debería ser cuestión de pocas horas que el fatídico mensaje “Sorry, TikTok isn’t available right now” desaparezca de las pantallas.
- Donald Trump ha puesto un parche, no ha solucionado el problema. Tras este desenlace, la propia TikTok ha emitido un comunicado dándole las gracias al presidente Donald Trump, además de haber unos cuantos millones de estadounidenses agradeciendo este movimiento en la propia red social y otras como X (Twitter).
¿La realidad? La orden ejecutiva que ha firmado Trump solo da un nuevo margen de 90 días a la situación. TikTok no se ha salvado y está igual que hace un par de meses: debe vender parte de su operativa a algún ente local.
Ahora saben, eso sí, que las cortes judiciales de Estados Unidos no iban de farol.
Este movimiento, que no parece una de las típicas pataletas de Trump, avecina tener un trasfondo más allá de coronarse como el salvador para millones de jóvenes, empresas e influencers que se nutren de TikTok.
Según auguran algunos expertos, este margen de 90 días tiene un objetivo claro: ser él quien ahora tome las riendas de la negociación con ByteDance.
- ByteDance no pretende ceder. Mientras una cuenta oficial de TikTok da las gracias a Donald Trump, la matriz de la compañía se niega a vender. No quieren ceder parte de su operativa a Estados Unidos, y es algo que han dejado claro incluso durante las horas en las que TikTok ha estado bloqueada.
Algunas propuestas que están sobre la mesa proponen vender el 50 % de la operativa al propio gobierno de los Estados Unidos. También varias empresas —afincadas en EE. UU.— han hecho ofertas suculentas para solucionar el problema.
ByteDance, por el momento, está rechazando todo de plano.
Es decir, que la cuenta atrás vuelve a correr, siendo el margen de maniobra mucho más corto que el anterior. ByteDance, al día 20 de enero de 2025, tiene unos 3 meses para ceder ante las obligaciones de las cortes judiciales de Estados Unidos. Y, por otro lado, Donald Trump tiene este mismo tiempo para interferir en todo el proceso.
La historia llega hasta aquí, y todo lo que venga será tendrá que ser contado en el futuro. Ahora bien, una cosa está bastante clara en este nuevo proceso: TikTok sabe que a Estados Unidos no le ha temblado la mano para bloquear el servicio a más de 170 millones de personas.
LA PLASTISFERA ANTÁRTICA, UN NUEVO ECOSISTEMA
ÚNICO Y POTENCIALMENTE PELIGROSO
Pere Monràs i Riera, Investigador predoctoral en conservación y gestión de la biodiversidad, Universitat de Barcelona y Elisenda Ballesté, Profesora agregada en Microbiología, Universitat de Barcelona – The Conversation, 15/01/2025
La Antártida, el continente más remoto, hostil y aparentemente prístino del planeta, no está libre de contaminación marina. Allí donde llega la actividad humana, inevitablemente los desechos plásticos le siguen.
¿Qué pensarían los primeros exploradores de este paraíso helado hoy en día si descubrieran un continente transformado por actividades pesqueras, estaciones de investigación, presencia militar, turismo y todos los impactos ambientales asociados?
Entre ellos, destaca la contaminación por plásticos, al convertirse estos en un nuevo nicho ecológico, especialmente en el océano.
Cuando los plásticos llegan al agua, sus superficies son rápidamente colonizadas por comunidades microbianas que forman una biopelícula. Esta comunidad se conoce como plastisfera, y puede representar una amenaza para los ecosistemas marinos, especialmente en las frías y poco estudiadas aguas del océano Austral.
La plastisfera: una amenaza emergente. A medida que los residuos plásticos se desplazan por los océanos, la plastisfera se desarrolla siguiendo una sucesión ecológica típica, hasta convertirse en una comunidad microbiana compleja y especializada.
Los plásticos no solo proporcionan refugio a estos microorganismos, sino que también actúan como vectores. Permiten así la dispersión de patógenos potencialmente dañinos, como Vibrio spp., Escherichia coli y bacterias portadoras de genes de resistencia a antibióticos hacia entornos remotos y aparentemente intactos.
Más allá de ser un hogar para los microbios, la plastisfera puede alterar el equilibrio natural de la vida marina a nivel microscópico. Estos cambios no se limitan al agua, sino que pueden expandirse, afectando potencialmente la forma en que el océano absorbe carbono y produce gases de efecto invernadero. Esto tiene consecuencias para el aire que respiramos en todo el mundo.
Sin embargo, no todo son malas noticias. Bacterias con potencial biotecnológico para degradar plásticos o hidrocarburos, como Alcanivorax sp., Aestuariicella sp., Marinobacter sp. Y Alteromonas sp., son frecuentemente identificadas en los plásticos.
Un entorno hostil para la investigación. Sabemos muy poco sobre la plastisfera, particularmente en el océano Austral, donde desentrañar sus dinámicas es clave para comprender sus impactos en uno de los entornos marinos más remotos y vulnerables del planeta.
Por ello, nuestro reciente estudio se centró en investigar la abundancia y diversidad de comunidades microbianas en la plastisfera antártica, especialmente durante las primeras etapas de formación de este ecosistema microscópico.
Trabajar en la Antártida no es tarea fácil. Llegar al continente ya supone un desafío, y una vez allí, los científicos afrontan condiciones extremas: temperaturas bajo cero, vientos intensos, icebergs y la presión constante de disponer de un tiempo limitado para realizar su trabajo.
Por ello, diseñamos un experimento en condiciones semicontroladas en acuarios con agua de mar obtenida cerca de la base española en la isla Livingston, en las islas Shetland del Sur.
Añadimos pélets de los tres tipos de plástico más comunes en el océano: polietileno, polipropileno y poliestireno, los cuales se mantuvieron en condiciones ambientales (alrededor de 0 C y entre 13 y 18 horas de luz solar) durante 5 semanas, simulando posibles escenarios reales.
Comparamos la colonización de los plásticos con la del vidrio, una superficie inerte, y recolectamos muestras periódicas para analizar las bacterias colonizadoras.
Dinámicas de la plastisfera en la Antártida. Estudiar bacterias implica hacer visible lo invisible, por lo que combinamos diversas técnicas para comprender mejor la plastisfera. Utilizamos microscopía electrónica de barrido para obtener imágenes de las biopelículas, citometría de flujo y cultivos bacterianos para cuantificar células y colonias y secuenciamos el gen ARNr 16S para identificar la sucesión bacteriana.
Este meticuloso enfoque reveló que el tiempo es el principal impulsor del cambio. En menos de dos días, bacterias no mayoritarias en el agua como Colwellia ya se habían adherido a la superficie plástica, mostrando una progresión desde colonizadores iniciales hasta biopelículas maduras y diversas, incluyendo otros géneros como Sulfitobacter, Glaciecola y Lewinella.
Aunque estas especies también están presentes en el agua, muestran una clara preferencia por la vida en comunidad en la plastisfera. Además, no detectamos diferencias significativas entre las comunidades bacterianas de plásticos y vidrio, lo que sugiere que cualquier superficie estable puede albergar estas comunidades.
En la Antártida, sin embargo, el proceso de colonización parece ser más lento debido a las bajas temperaturas, que ralentizan el desarrollo bacteriano.
¿Bacterias que “comen” plástico? Un hallazgo clave fue la presencia de Oleispira sp. en el polipropileno. Esta bacteria, capaz de degradar hidrocarburos, pertenece a un grupo de microorganismos que descomponen petróleo y otros contaminantes.
Su papel en la plastisfera antártica plantea preguntas importantes, como si estas bacterias podrían mitigar los impactos de la contaminación plástica. Si es así, podrían ser clave para el futuro de la Antártida y nuestros océanos.
Sin embargo, aún queda mucho por descubrir, especialmente sobre su potencial para la biorremediación en entornos extremos. Comprender estos procesos podría abrir la puerta a estrategias innovadoras para abordar el creciente desafío de los residuos plásticos en los ecosistemas marinos.
Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel