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PUTIN PROMETE “EXPULSAR AL ENEMIGO DE RUSIA” MIENTRAS LA INCURSIÓN TRANSFRONTERIZA DE UCRANIA SE EXPANDE. Marta Quinteros. La Tercera

 

                                                                               PUTIN PROMETE “EXPULSAR AL ENEMIGO DE

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Marta Quinteros

La Tercera, Mundo, 12/08/2024

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, señaló este lunes que el mayor ataque de Ucrania contra territorio ruso desde el inicio de la guerra tenía como objetivo mejorar la posición negociadora de Kiev antes de posibles conversaciones de paz y frenar el avance de las fuerzas rusas.

Las fuerzas ucranianas irrumpieron en la frontera rusa el martes pasado, arrasando algunas partes occidentales de la región rusa de Kursk, un ataque sorpresa que dejó al descubierto la debilidad de las defensas fronterizas rusas en la zona, según la agencia Reuters.

Este lunes, a casi una semana del ataque, el gobernador interino de Kursk, Alexei Smirnov, informó a Putin que 28 asentamientos de la región de Kursk estaban “bajo control del enemigo”.

El líder del Kremlin señaló que el mayor ataque ucraniano contra territorio ruso desde el inicio de la guerra tenía como objetivo mejorar la posición negociadora de Kiev antes de posibles conversaciones de paz y frenar el avance de las fuerzas rusas.

El gobernador interino de la región también declaró el estado de emergencia y describió la situación como “muy difícil”. La declaración de Smirnov es el primer comentario oficial de cualquiera de las partes sobre el estado del control territorial en la región, de acuerdo con el diario The Kyiv Independent.

Alrededor de 1.000 kilómetros cuadrados en Rusia están bajo el control de las Fuerzas Armadas de Ucrania, según el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas ucranianas, Oleksandr Syrskyi, quien informó que las fuerzas ucranianas llevan a cabo una operación ofensiva en el territorio de la región de Kursk, en Rusia.

“Hasta el momento, se han tomado bajo control unos 1.000 kilómetros cuadrados del territorio ruso… La situación está bajo nuestro control”, afirmó este lunes, de acuerdo con el diario ruso Pravda.

El presidente Putin, en sus declaraciones públicas más detalladas hasta la fecha sobre la incursión, dijo que Ucrania “con la ayuda de sus amos occidentales” estaba tratando de mejorar su posición antes de posibles conversaciones.

Se preguntó qué negociaciones podrían darse con un enemigo al que acusó de disparar indiscriminadamente contra civiles e instalaciones nucleares rusas. “La principal tarea del Ministerio de Defensa, por supuesto, es expulsar al enemigo de nuestros territorios”, dijo Putin, añadiendo que las fuerzas rusas estaban acelerando su avance.

En dos años y medio de guerra, la ofensiva se trató de una incursión ucraniana sin precedentes en Rusia. Aunque, el liderazgo de Ucrania ahora enfrenta el dilema de si perseguir mayores ganancias justifica el despliegue de más tropas y equipo militar, recursos que son urgentemente necesarios en el frente oriental, donde las fuerzas de Kiev combaten para frenar los avances rusos.

Putin dijo en la reunión del Kremlin que se trataba de “otra gran provocación” por parte de Kiev. La magnitud del ataque fue, sobre todo, humillante para un Estado ruso que se enorgullece de proteger a la patria, de acuerdo con CNN. Ello, porque si bien inicialmente el ataque fue considerado como otra incursión en Rusia, similar a las operaciones ucranianas anteriores de mayo de 2023 y marzo de 2024, “ha quedado claro que se trata de algo ligeramente diferente, en particular en el uso de fuerzas terrestres ucranianas convencionales”, según un análisis de The Kyiv Post.

Además de las victorias tácticas en el campo de batalla, Ucrania ha demostrado audacia y habilidad al planificar y ejecutar en secreto una operación ofensiva compleja, según The Wall Street Journal. “Este asalto ha cambiado por completo la narrativa estratégica”, comentó John Nagl, teniente coronel retirado del Ejército estadounidense y profesor de combate en la Escuela de Guerra del Ejército de Estados Unidos, a dicho periódico.

La incursión no solamente ha devorado rápidamente territorio, sino que ha avergonzado al presidente Putin y ha levantado la moral ucraniana después de un año de guerra transcurrido en gran parte en sangrientas batallas defensivas, analiza el Journal.

Tanto es así, que en un video difundido por el Kremlin el miércoles pasado, posterior al ataque en Kursk, se ve al presidente Putin mirando con frialdad y desesperado al comandante en jefe del Ejército ruso, el general Valeri Gerasimov.

El video mostraba que el presidente ruso no estaba contento con las noticias que llegan de la región meridional de Kursk, según un análisis de CNN.

George Barros, del Instituto para el Estudio de la Guerra, con sede en Washington, explicó a CNN que los ucranianos “lograron una operación sorpresa contra todo pronóstico y actualmente están explotando la falta de preparación de Rusia en sus zonas fronterizas” (la misma táctica funcionó en septiembre de 2022, cuando recuperaron gran parte de la región ocupada de Járkov en una semana).

La magnitud de la incursión quedó más clara este lunes durante una reunión de Putin con funcionarios locales de las regiones fronterizas, así como con algunos de los principales funcionarios de seguridad, gubernamentales y policiales de Rusia.

El jefe interino de la región de Kursk, además indicó que las tropas ucranianas habían logrado avanzar unos 12 kilómetros en el territorio a través de un tramo de 40 kilómetros de ancho de la frontera.

Smirnov dijo que se había ordenado la evacuación de 180.000 personas y que 121.000 ya se habían marchado. Y Vyacheslav Gladkov, gobernador de la vecina región de Belgorod, en el sur de Rusia, dijo que las personas que viven en el distrito de Krasnoyaruzhsky estaban siendo trasladadas a lugares más seguros.

“Estamos viviendo una mañana preocupante: hay actividades enemigas en la frontera del distrito de Krasnoyaruzhsky. Estoy seguro de que nuestros militares harán todo lo posible para hacer frente a esta amenaza. Pero para proteger la vida y la salud de nuestra gente, estamos empezando a reubicar a las personas que viven en el distrito de Krasnoyaruzhsky en lugares más seguros”, dijo Gladkov en un comunicado publicado en su canal oficial de Telegram.

Unos 11.000 habitantes del distrito de Krasnoyaruzhsky fueron evacuados, informó más tarde el jefe de la administración del distrito, Andrey Miskov. “Es un golpe para Putin”, dijo un oficial ucraniano que lucha en la zona oriental de Chasiv Yar, al Journal. “Por supuesto que me gusta ver que atacamos su columna. Si continúa así durante días, diré que fue muy útil”, añadió.

Ahora, la siguiente fase de la incursión en Kursk dependerá de las reservas que tenga disponibles cada bando y de cómo las despliegue, según dijo al Journal Franz-Stefan Gady, un analista militar con sede en Viena.

Ucrania necesitará desplegar más personal y recursos militares para mantener el impulso, mientras que Rusia querrá contraatacar rápidamente y utilizar su potencia de fuego superior, incluidas enormes bombas planeadoras, si se desarrolla una línea de frente estática.

Un aporte del director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de  Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional.

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QUIÉN ES EDMUNDO GONZÁLEZ, EL DIPLOMÁTICO AL QUE LA OPOSICIÓN Y EE. UU. CONSIDERAN GANADOR EN VENEZUELA. BBC News Mundo

                                                                      QUIÉN ES EDMUNDO GÓNZALEZ, EL DIPLOMÁTICO

                                                                           AL QUE LA OPOSICIÓN Y EE. UU. CONSIDERAN 

                                                                GANADOR EN VENEZUELA

                                                                    

                                                                                          

                                                                                              

BBC News Mundo

05/08/2024

Hasta abril, era un perfecto desconocido. Hoy, el nombre del venezolano Edmundo González Urrutia está en los noticieros mundiales.

El gobierno de Estados Unidos lo reconoció este jueves como ganador de las elecciones presidenciales de Venezuela.

“Está claro para Estados Unidos y, más importante aún, para el pueblo venezolano que González Urrutia obtuvo la mayor cantidad de votos en las elecciones presidenciales de Venezuela del 28 de julio”, señaló en un comunicado de prensa el secretario de Estado, Antony Blinken.

El Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela anunció pasada la medianoche del 29 de julio el triunfo de Maduro con un 51,2 % de los votos frente al 44,2 % de González, con un 80 % de los colegios de votación escrutados.

Desde entonces, la oposición reclama que hubo fraude en los comicios y que tiene pruebas de la victoria de González Urrutia.

A su vez, diversos países, entre los que se encuentran aliados para Maduro en la región como lo son México, Brasil y Colombia, pidieron al CNE que muestre públicamente los datos desglosados, mesa por mesa, “de forma expedita”, algo que, a casi una semana de celebrarse la elección no ha ocurrido.

Cómo pasó González Urrutia, de 74 años, de una vida familiar de académico, escritor y jubilado, de pasear al volante de su Escarabajo amarillo a liderar la penúltima batalla de la oposición en Venezuela.

Diversos países han solicitado la publicación de datos detallados del proceso electoral, y el Centro Carter criticó la falta de transparencia. González, un diplomático retirado de 74 años, se convirtió en un líder inesperado tras la inhabilitación de otros candidatos opositores.

El camino a la candidatura. González no estaba en las apuestas iniciales para representar a la oposición.

María Corina Machado, elegida como candidata por la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) en primarias para batirse en las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio, fue inhabilitada, así como Corina Yoris, a quien designó como sustituta.

Así fue como este “compromiso con los venezolanos” cayó sobre González Urrutia, elegido in extremis y de modo unánime para enfrentar a Nicolás Maduro en las urnas.

La postulación es “una responsabilidad que acepto con humildad”, dijo Edmundo González Urrutia en abril, al formalizar su candidatura.

“Es una situación inesperada. Yo jamás pensé que iba a estar en esta posición. Sin embargo, cuando me lo plantearon, lo tomé como un compromiso personal con Venezuela, con el sistema de gobierno y la democracia”, dijo en una entrevista concedida a BBC Mundo.

Un político extraño. En un país donde, en la política, poco a poco se fue imponiendo la estridencia, las arengas, los titulares fuertes y tan llamativos como la ropa de quienes los decían -no lo olvidemos, la chaqueta tricolor lo usaron en campaña tanto en chavismo como en oposición-, González precisamente destaca por la prudencia.

No en vano, su carrera se desarrolló en la diplomacia y, como dijo en una entrevista en el portal Prodavinci, nunca ejerció un cargo de elección popular, “de ningún tipo, ni siquiera en la universidad, que es cuando quizás pude estar más cerca de la política”.

Fue en la Universidad Central de Venezuela (UCV) donde se hizo internacionalista y después estudió una maestría en Relaciones Internacionales en la American University.

Su primer destino fue como secretario de la embajada de Venezuela en Estados Unidos, en 1978, con 29 años. Después estuvo en El Salvador durante la guerra civil que azotó ese país centroamericano hace más de cuatro décadas.

Y así, hasta 2002, ejerció como diplomático en diversas delegaciones de Venezuela en Bélgica, Reino Unido o Argelia.

Años después, entre 2013 y 2015, fue el representante internacional de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), la coalición opositora que hoy mutó en la PUD y que, en su día, aupó a Henrique Capriles como candidato unitario contra Hugo Chávez (2012) y Maduro (2013) y logró la primera gran victoria de la oposición en las elecciones de la Asamblea Nacional de 2015.

En su primera entrevista tras ser declarado candidato, González Urrutia destacó en varias ocasiones que él era “un funcionario público” al servicio del Estado.

Y buena cuenta de ello es que a finales de 1999 recibió sus credenciales como embajador del gobierno de Rafael Caldera y, tiempo después, fue ratificado por Hugo Chávez, bajo cuyo gobierno trabajó como embajador de Argentina hasta 2002.

En este puesto promovió la entrada de Venezuela al Mercosur, algo que el país logró en 2012.

A hombros de María Corina Machado. La campaña a la que Edmundo González concurrió fue atípica para Venezuela en muchos sentidos.

Un señor de 74 años, diplomático jubilado que nunca había hecho carrera política, queda en la boleta como candidato y hace campaña junto a quien estaba destinada a ser la absoluta protagonista, María Corina Machado.

Fue una “campaña 2×1”, como dijo a BBC Mundo la politóloga Carmen Beatriz Fernández. “Funciona como un tándem, una bicicleta de dos puestos, donde María Corina es quien lleva el manillar y Edmundo pedalea”.

Y, efectivamente, Edmundo pedaleó. Recorrió la extensa geografía venezolana en muchas ocasiones junto a su esposa y, siempre, con Machado al lado.

En sus mítines prometió la mejora de salarios y los servicios de agua y electricidad en un país que atraviesa una severa crisis económica.

Preguntado por BBC Mundo antes de las elecciones sobre qué atendería primero si era elegido, dijo que “son muchas, porque hay prioridades económicas, políticas y sociales. Tenemos que atender la inflación, los salarios, las pensiones, la pobreza”.

A la vez, dijo en esa entrevista que se esforzaría en hacer un plan económico “que busque recursos internacionales, que genere confianza y que atraiga inversión extranjera para poder superar las dificultades”.

Otra de las preocupaciones que observó en varios momentos de la campaña fue la “reinstitucionalización del país”, donde mayoría de los poderes públicos están bajo poder del chavismo.

Reencuentro. También desde el primero momento, González insistió en tres palabras: reencuentro, entendimiento y reconciliación.

Si bien los analistas hace tiempo ya no hablan de polarización en Venezuela, sí que, sin duda, existe la confrontación y una gran ruptura del tejido social. Y no es raro encontrar estos días gente posteando en sus redes “menos mal que nunca fui chavista” o tachando de “escuálidos, gente de apellidos” a aquellos que votaron por la oposición.

“Ya basta de gritos, ya basta de insultos, es la hora del reencuentro”, dijo durante la campaña González.

Y, cada vez que habla, de modo muy pausado y calmo, se dirige a “los venezolanos y las venezolanas”.

En entrevista con Prodavinci dijo que hay que dejar atrás el “enfoque en el que el adversario es un enemigo. El chavismo, el antichavismo, nosotros tenemos que superar esa dicotomía”.

“Tenemos que buscar la reconciliación nacional y si eso incluye a sectores que actualmente están con el oficialismo, pues los incluiremos”, dijo en entrevista a BBC Mundo.

Pero también ha hablado en diversas entrevistas de términos como justicia transicional y reparación a las víctimas.

Actualmente, Maduro enfrenta una investigación en la Corte Penal Internacional por posibles crímenes de lesa humanidad.

¿Un nuevo Guaidó? Después de que el CNE diera a Maduro vencedor y la oposición dudara de los resultados, Maduro salió al balcón del pueblo en el Palacio de Miraflores y apeló a González: “Eres el nuevo Guaidó, señor cobarde. Venga por mí, aquí lo espero en Miraflores. Los gringos ni ponen ni quitan (presidentes). Al señor cobarde le digo: ‘Dame la cara a mí. Estás escondido. Deja de agredir al pueblo”.

Tras el anuncio de Estados Unidos donde reconoce a Edmundo González como ganador de las elecciones tras la “abrumadora” evidencia presentada por la oposición con las actas de votación, llegó la condena de Maduro: “EE. UU. debe sacar las narices de Venezuela porque el pueblo soberano es el que manda”.

Si bien esta situación puede traer a la memoria el episodio de 2019 donde el entonces presidente de la Asamblea Nacional, el opositor Juan Guaidó, se juramentó como “presidente encargado”, las situaciones son distintas.

En 2019, consideraron que Maduro estaba usurpando el poder, tras ser elegido en las elecciones de mayo de 2018, que la oposición consideró fraudulentas y en las que no participó al considerar que no había garantías. En ese contexto, Guaidó se juramentó y fue reconocido por casi 60 países.

En el caso de González, participó en las elecciones.

El CNE dio a Maduro ganador con el 80 % del escrutinio en un primer boletín. Desde entonces, no hay vuelto a dar más boletines u ofrecer datos más al detalle.

Ante esto, hay amplias dudas sobre de los resultados. Y no solo por parte de la oposición.

El Centro Carter, invitado por el CNE para como observador internacional en los comicios, emitió un duro comunicado en el que dijo que la elección “no puede ser considerada democrática”, que no le es posible cumplir con su labor de verificación y, por tanto, no puede corroborar la autenticidad de los datos.

Diversos países, entre ellos Colombia, Brasil y México, pidieron al CNE la publicación de las actas detalladas. “El principio fundamental de la soberanía popular debe ser respetado mediante la verificación imparcial de los resultados”, reza un comunicado conjunto de esos tres países.

Por su parte, la oposición dice tener en su poder, de modo independiente, las actas que validarían el triunfo de González, el inesperado protagonista en la nueva crisis de Venezuela.

 

Un aporte del director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

 

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de  Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional.

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MEDIO ORIENTE, EN TENSIÓN EXTREMA. El Mercurio, Editorial

 

                                                         MEDIO ORIENTE, EN TENSIÓN EXTREMA

El Mercurio, Editorial, 05/08/2024

Desde el alevoso ataque de octubre pasado, en el que murieron 1.200 israelíes y fueron secuestrados más de 200, Israel está empeñado en acabar con Hamas, el grupo que controlaba Gaza, desde donde lanzó la mortal ofensiva a su territorio.

El gobierno israelí ha dicho que no se conforma sino con la victoria total y la eliminación de los líderes de la milicia apoyada, financiada y entrenada por Irán, la cual ha resistido estos meses la ofensiva de las fuerzas judías a costa de dejar a la población de Gaza padeciendo los rigores de la guerra, desplazada de sus hogares, con las edificaciones destruidas y viviendo de la caridad internacional ante la escasez de alimentos, medicinas y servicios.

Casi 40 mil gazatíes han fallecido, según el Ministerio de Salud de Hamas.

Son varios los líderes del grupo islámico que han sucumbido a ataques israelíes con anterioridad al asesinato de Mohamed Deif, en Gaza, y de Ismail Haniyeh, en Teherán, pero estos últimos tienen más relevancia para el curso de la guerra.

Deif era el jefe militar de Hamas en Gaza y Haniyeh, el líder político y principal negociador de lo que se espera sea un acuerdo de cese el fuego, en el que se liberen los rehenes israelíes si se retoman las conversaciones. Deif, probablemente sea reemplazado por otro comandante en terreno, que siga al mando de Yahya Sinwar, el líder del ala militar de la milicia y cerebro de los ataques de octubre.

La serie de muertes de líderes de movimientos islámicos enemigos de Israel puede ser una chispa que encienda un conflicto regional, que vaya más allá de Gaza y Líbano, para abarcar Siria, Irak y Yemen, donde también están presentes milicias apoyadas y armadas por Irán. Tanto el gobierno israelí como Teherán deben calibrar sus próximos pasos, si quieren evitar una guerra extendida.

Quién será el sucesor de Haniyeh es incierto y abre interrogantes sobre el cauce de las negociaciones para buscar una tregua que tan difíciles han sido. Hay varios aspirantes que podrían enfrascarse en una lucha por el cargo, si bien muchos apuestan a que sea Sinwar, a pesar de que el sector menos violento de Hamas lo considera responsable de la guerra que ha destruido Gaza.

Haniyeh, que vivía exiliado en Qatar, era visto como un “pragmático” dentro del grupo, que estaba en desacuerdo con la línea radical y violenta de Sinwar, y por lo mismo, habría perdido influencia dentro de la milicia, pero era un buen rostro, más diplomático, ideal para representar al grupo islámico en los diálogos y actuar como mensajero del liderazgo.

Las negociaciones entre Israel y Hamas se llevan a cabo en forma indirecta, con la participación de Qatar, Egipto y Estados Unidos, habiendo sido Haniyeh el interlocutor del jefe de los servicios secretos de Egipto.

Se decía que antes del asesinato había una alta probabilidad de llegar rápido a un acuerdo, pero que las condiciones puestas por ambos lados seguían obstaculizando una salida. Ninguna de las partes ha mostrado real voluntad de hacer concesiones, y mientras Hamas no devuelva los rehenes es iluso pensar que Israel acepte algo más que una pausa humanitaria en los ataques.

El factor iraní. El asesinato de Haniyeh en Teherán, después de las ceremonias de asunción al cargo del nuevo Presidente iraní, Masoud Pezeshkian, atribuido pero no reconocido por Israel, archienemigo de los ayatolás, fue una dura humillación para Irán y demostró las debilidades de sus fuerzas de seguridad, incapaces de proteger a un invitado y aliado en su territorio.

Esta muerte se suma a la de Fuad Shukr, asesor del líder de Hezbolá, otra milicia proiraní, hace una semana, en un ataque aéreo en el Líbano.

La presencia de Hezbolá en este último país, con sus enormes arsenales de misiles y cohetes, y miles de combatientes, ha sido un desafío permanente para Israel en su frontera norte. Desde Líbano, se lanzan constantes ataques contra localidades israelíes, los que se intensificaron desde las operaciones en Gaza, en solidaridad con los palestinos.

En esta situación, en ambos lados se ha evacuado a decenas de miles de habitantes hacia zonas más seguras. El asesinato de Shukr fue en represalia por la muerte de 12 niños drusos israelíes en las Alturas del Golán, en un ataque que Hezbolá trató de desmentir cuando se supo la identidad de los menores: en el Líbano, los drusos son aliados suyos.

Para Irán, el apoyo a los palestinos y otros grupos militantes que luchan contra Israel es parte de la política que los ayatolás implementan desde la revolución islámica de 1979, y se enmarca en su posición de no reconocimiento del derecho de Israel a existir como Estado. Para Teherán, Israel es un poder imperial asentado en el Medio Oriente, una avanzada militar de Estados Unidos que ha ocupado territorio que no le pertenece, por lo que es lícito buscar su eliminación.

El apoyo irrestricto de Washington a la defensa de Israel hace difícil que este objetivo sea logrado, pero la enemistad entre los dos países es lo que mantiene tan inestable la región, creando condiciones para que se produzca un conflicto de mayor alcance y se expanda a las naciones vecinas.

El líder supremo iraní, ayatolá Alí Jamenei, ya habría ordenado una represalia contra Israel, la que debe ser muy bien calculada por el gobierno de Pezeshkian, si quiere evitar que escale en una guerra regional. Quizás la respuesta sea similar a la de abril, cuando —tras el ataque que cobró la vida de varios oficiales iraníes en Damasco— Irán lanzó una masiva, si bien poco efectiva, ofensiva con misiles y drones contra territorio israelí.

Si ahora fuera más contundente, las probabilidades de escalamiento serían altas y las esperanzas de una pronta solución a la guerra de Gaza se esfumarían.

 

Un aporte del director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

 

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de  Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional.

Columna de Opinión, News, RELACIONES INTERNACIONALES Y SEGURIDAD

LA OPOSICIÓN VENEZOLANA ATRAPADA EN UN BUCLE. Gilberto Aranda B.

 

                                                                             LA OPOSICIÓN VENEZOLANA ATRAPADA EN UN BUCLE

Gilberto Aranda B., Profesor titular Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile.

El Mostrador, 29/07/2024

En la galaxia informática se entiende un bucle como una serie de instrucciones ejecutadas de manera repetitiva, hasta que se cumpla una condición dada o se detenga físicamente el proceso. Una exacerbación del mismo, sería el bucle infinito que implica un error de programación que deriva en un ciclo repetido incesantemente, ya que la condición para finalizarlo sencillamente nunca se cumple.

Durante la última década, millones de venezolanos se han sentido atrapados en un bucle de permanentes negociaciones entre el Gobierno y la oposición, que acuerdan dirimir sus diferencias por medio de elecciones en las que el resultado siempre es al final el mismo: el oficialismo se aferra al poder “por las buenas o por las malas”, como dijo Nicolás Maduro en febrero último, sentencia confirmada a la luz del resultado de 51 % de las preferencias para su candidatura contra el 44 % de la oposición, después de interminables 6 horas de cierre de las mesas de sufragio.

Es necesario que la oposición cure sus heridas sin renunciar a la unidad alcanzada y, desde luego, aún queda el expediente de las auditorías a las actas, si efectivamente pudieron obtenerlas. Mientras, desde el sur del mundo habrá que prepararse para recibir nuevas migraciones en busca de esperanza.

Se repite un ciclo político que ha sido más o menos idéntico: 1) repunte de la conflictividad y caída de la economía favorecen el diálogo facilitado por actores externos; 2) la oposición se fracciona entre partidarios y detractores de pactar con el chavismo; 3) durante las negociaciones amainan las tensiones, por lo que la conflictividad disminuye; 4) se levanta el diálogo sin completar todos los acuerdos o, como única variante, se asumen compromisos que son respetados parcialmente.

Esta dinámica circular también explica que segmentos de la fragmentada oposición propiciaran como estrategia –equivocadamente, en mi opinión–, hace un tiempo y no tanto, el boicot electoral e, incluso, compromiso con fallidos golpes de Estado (2019). Pero además explica que más de 7 millones de venezolanos –según cifras de Naciones Unidas– perdieran las expectativas de cambio y abandonaran su país para radicarse en su mayoría en Colombia, Perú y Chile.

¿Qué hubo de nuevo en este caso? Sin duda, la unidad mayoritaria de la oposición, que dejó a un lado las luchas intestinas y los egos políticos, para consagrar a un “candidato tapa” –encargado de cuidar el puesto a quien no pudiera inscribirse en su momento–: el diplomático de carrera y académico Edmundo González Urrutia.

Mérito de la popular María Corina Machado, la permanente opositora que confrontó como diputada al fundador de la revolución bolivariana, misma que a menudo desconfió de los procesos electorales, llamando a boicotear comicios; la mujer que dijo en una entrevista a la BBC, en 2019, que Maduro solo dejaría el poder por la fuerza.

Machado, quien dio un generoso paso al costado y ungió a González Urrutia, pulverizando la premisa madurista de “divide y reinarás”.

El resto quedó más o menos constante. Durante un cuarto de siglo, el bolivarianismo chavista había usado tanto la negociación como la lógica electoral para refrendar su habitar el poder.

Desde la mediación de la Organización de Estados Americanos y el Centro Carter en 2002 hasta los acuerdos de Barbados de octubre de 2023, se realizaron siete procesos de gestión multilateral de la conflictividad venezolana. Adicionalmente, el Gobierno de Hugo Chávez protagonizó 14 comicios entre diciembre 1998 y marzo de 2013, mientras su sucesor organizó 7 elecciones en sus 11 años de mandato.

El oficialismo solo en dos ocasiones miró de frente la derrota electoral: la primera en diciembre de 2007, cuando la perseverancia de las federaciones de estudiantes universitarias propinó un rotundo rechazo al plebiscito por reformas constitucionales.

Chávez reconoció el resultado y preparó un camino para presentar un conjunto acotado de enmiendas constitucionales a la ciudadanía, en febrero de 2009, que en dicha ocasión sí fueron aprobadas, entre otras, la reelección permanente.

La segunda fue en diciembre de 2015 –con Nicolás Maduro ya como presidente–, cuando la oposición, unificada en la Mesa de Unidad Democrática, conquistó dos tercios de la Asamblea Nacional, negándole recursos al Ejecutivo, que ideó una “fuga hacia adelante”, eligiendo un Legislativo Constituyente paralelo que asumiera las competencias del primero.

Es decir, una afinada metodología para revertir decisiones populares y, así, mantener una fachada democrática. Para ello, además de contar o coadyuvar a la fragmentación opositora, el chavismo madurista disponía de bases para la movilización política y de un férreo control de los procesos, que en la jornada de ayer podría haber hecho valer.

En tanto, el ánimo de participación ciudadana en los comicios para una parte del electorado respondía a algo así como tocar un dorado punto de inflexión: aquel que no solo implicara un desenlace distinto, sino sobre todo un reconocimiento sin condiciones ni ambages por parte de Maduro de los resultados y, eventualmente, su salida definitiva del poder.

Para eso hicieron fila, algunos incluso pernoctando, en Caracas, Barinas y Mérida, varias horas antes de la apertura oficial de las casillas a las 6 a.m.

Durante el día se reportaron algunas irregularidades e incidentes, pero el dato duro fue la alta participación con locales atestados. Así lució el centro de votación en que ejerció el sufragio el candidato González Urrutia al mediodía.

Después de un baño de multitudes, pidió mantener las expectativas en calma y paz. Antes la inhabilitada María Corina Machado había recorrido las calles caraqueñas en moto para constatar respaldos.

La ansiedad se apersonó con el cierre de las casillas después de 12 horas de funcionamiento. Para esa hora la guerra de rumores y sondeos a boca de urna estaba desatada, otorgando la ventaja a unos y otros. Sin embargo, la bola de nieve que ganaba cuerpo era otra: se decía que funcionarios electorales estaban pidiendo a los apoderados salir de los recintos. González Urrutia y Machado replicaron llamando a los “testigos” a permanecer hasta que obtuvieran una copia del acta, tal como establece la ley.

Conforme pasaron las horas, el Consejo Nacional Electoral (CNE) llamaba a la calma y a aguardar. El comandante en Jefe del Ejército, Vladimir Padrino López, intervenía para reiterar que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana sería un garante de la paz, una cuestión no menor si se considera el doble papel de árbitro de los uniformados ante las crisis y de incumbentes con cargos en el gabinete.

Sin embargo, la tensión se incrementó cuando la dirigente opositora Delsa Solórzano denunció: “No quieren imprimir el acta y no quieren transmitir (…). No entregar el acta está completamente al margen de la ley”. De esa manera acusaba al Consejo Nacional Electoral de paralizar la entrega oficial de resultados a los apoderados, negándoles las actas.

Lo cierto es que el organismo, de mayoría oficialista, dilató el reconocimiento de una tendencia clara por 6 horas, comprometiendo la transparencia del escrutinio –base del actual reclamo de fraude– y arriesgando, de paso, una presión adicional contraproducente que aún puede tener secuelas inesperadas, como protestas masivas y desórdenes desestabilizadores.

En ese caso, sería una profecía autocumplida para la narrativa oficialista que divulgó por meses una conspiración opositora bajo la forma de disturbios.

Queda claro que para el oficialismo la mantención del poder fue una cuestión de supervivencia, aunque siempre se supo que el reconocimiento de un resultado adverso no sería fácil e, incluso, ocurriendo lo anterior tampoco sería garantía de cesión del mando supremo. La apuesta opositora era que ciertos grupos al interior del Gobierno medirían los costos de una salida frente a los costos de preservación del poder y cambiarían el guion.

De ahí que generar incentivos, por parte de la oposición, para una aplicación calculada de la justicia a los jerarcas oficialistas y sobre todo admitiendo resortes maduristas en la Fiscalía, la Asamblea Nacional y el propio Consejo Nacional Electoral, serían claves.

Pero ¿acaso hubo un diálogo previo con el madurismo o se dejó todo a posteriori de un proceso electoral que se daba por ganado basándose en sondeos? No hay que olvidar que, en el caso chileno, la estrategia de transición se anticipó en años al plebiscito de 1988.

Por lo pronto, es necesario que la oposición cure sus heridas sin renunciar a la unidad alcanzada y, desde luego, aún queda el expediente de las auditorías a las actas, si efectivamente pudieron obtenerlas. Mientras, desde el sur del mundo habrá que prepararse para recibir nuevas migraciones en busca de esperanza en otro lugar lejos de su patria.

Un aporte del director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

 

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

News, RELACIONES INTERNACIONALES Y SEGURIDAD

PROPUESTA CHINA DE TRATADO DE NO PRIMER USO DE ARMAS NUCLEARES (NFU en inglés). Dr. Luis Pérez Gil

                                                                              PROPUESTA CHINA DE TRATADO DE NO PRIMER

                                                                               USO DE ARMAS NUCLEARES (NFU en inglés)

Dr. Luis Pérez Gil

 

El 12 de julio de 2024 la delegación china en la Conferencia de Desarme en Ginebra presentó oficialmente un proyecto de Tratado sobre No Primer Uso (NFU en inglés) de Armas Nucleares para su examen durante el período de sesiones del Comité Preparatorio de la Conferencia de Examen del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), que se celebrará en Ginebra del 22 de julio al 2 de agosto de 2024.

En el mismo, el gobierno chino propone que las cinco potencias nucleares legales (la propia China, Rusia, los Estados Unidos, Francia y Reino Unido) negocien y celebren un tratado que establezca la política de no primer uso en sus respectivas doctrinas nucleares o, en su defecto, que asuman obligaciones equivalentes mediante declaraciones unilaterales de valor jurídico (conforme a la doctrina de los actos jurídicos unilaterales en Derecho Internacional).

La propuesta plantea varias cuestiones fundamentales. La primera es reafirmar la declaración común (formulada el 3 de enero de 2022) de que una guerra nuclear tendría consecuencias devastadoras para toda la Humanidad y, por tanto, no debería librarse -véase la entrada DECLARACIÓN CONJUNTA DE LAS CINCO POTENCIAS NUCLEARES SOBRE LA PREVENCIÓN DE LA GUERRA NUCLEAR Y LA CARRERA DE ARMAMENTOS, de enero de 2022-.

Con esta medida, las autoridades chinas apelan a la responsabilidad fundamental que tienen los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (que son, además, las cinco potencias nucleares legales) en el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional. La segunda es la adopción de un compromiso general de adoptar políticas de no primer uso (declaración que forma parte de la vigente política de empleo de armas nucleares china) -como planteamos también en la entrada recién citada-. De llegar a formalizarse como un tratado internacional, tendría vigencia ilimitada y no se admitirían reservas a dicho compromiso. En tercer lugar, las autoridades chinas consideran que la eventual adopción de un tratado de este tipo crearía las condiciones de confianza necesarias para poder realizar avances significativos en materia de control de armamentos y desarme -cuestiones que no son idénticas, como reflexionaba recientemente Jasmine Owens en un polémico pero interesante artículo publicado en el Boletín de los Científicos Atómicos-. Y cuarto, alcanzados los objetivos anteriores, negociarían un segundo tratado que tendría como finalidad establecer una prohibición general de empleo de armas nucleares contra países no poseedores o en zonas libres de armas nucleares (ambas cuestiones también forman parte de la política de empleo de armas nucleares china).

Sin embargo, esta iniciativa no es nueva ni tampoco sorpresiva. No es nueva porque ya en enero de 1994 el gobierno chino presentó un proyecto similar a las otras potencias nucleares del TNP, pero, a pesar del período de distención que estaba viviendo el sistema internacional, no fue considerado favorablemente debido a la oposición de los Estados Unidos y otros países de la OTAN dependientes de la disuasión nuclear estadounidense.

Bien es verdad que, hace tres décadas, la China comunista carecía de las capacidades de poder e influencia exterior que disfruta hoy (esto es un aspecto no menor y para nada desdeñable para entender su posición actual). No obstante, en septiembre de 1994 los gobiernos ruso y chino adoptaron una importantísima declaración a nivel de jefes de Estado sobre no primer uso entre sí, que fue complementada con un compromiso político de no apuntar armas nucleares directamente el uno contra el otro (aunque técnicamente esto puede ser modificado rápidamente en caso necesario, especialmente en el lado ruso, que cuenta con miles de ojivas nucleares y con un robusto sistema de mando y control nuclear). Tampoco es sorpresivo porque ya en febrero de 2024 el jefe del departamento de Control de Armas del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Sun Xiaobo, anunció planes para presentar una iniciativa de esas características durante una próxima reunión de la Conferencia de Desarme.

Estas acciones forman parte de la preparación de la presidencia de turno del grupo de Cinco Estados Nucleares del TNP en 2025 y de la próxima conferencia de examen del TNP, que debería celebrarse en Nueva York en 2026. De este modo, la propuesta de un tratado de no primer uso de armas nucleares entre grandes potencias forma parte de la estrategia general liderada por el presidente Xi Jinping de desempeñar un papel cada vez más protagonista en los asuntos mundiales. Además, se produce en un tiempo histórico significativo, donde las armas nucleares han vuelto a tomar una posición central en las relaciones entre las grandes potencias, esencialmente entre Rusia y los Estados Unidos (quienes poseen el 90% del total del arsenal nuclear mundial) en el contexto de la guerra en Ucrania, como hemos ido examinando en el blog paso a paso -véase la entrada más reciente sobre el tema titulada AMENAZAS DE EMPLEO Y PRUEBAS DE MISILES CON CAPACIDAD NUCLEAR EN EL CONTEXTO DE LA GUERRA EN UCRANIA, de junio de 2024-. Por el lado ruso, el 12 de marzo de 2024 el viceministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergey Ryabkov, adelantó que su gobierno estudiaría la propuesta china como parte de las iniciativas para tratar de restablecer el sentido común (la cordura) frente a los intentos de escalada de Occidente que no tienen en cuenta los riesgos de un choque armado directo entre potencias nucleares (lo que es propio del lenguaje de extorsión nuclear del Kremlin desde el inicio de la guerra en Ucrania).

Precisamente, en ese contexto de escalada, el 11 de junio de 2024 el mismo Ryabkov afirmó que los desafíos que plantea la OTAN podrían llevar a una revisión de la doctrina rusa de empleo de armas nucleares. Nueve días después (20 de junio de 2024) el presidente Vladimir Putin declaró durante su visita oficial a Vietnam que una modificación de la doctrina de empleo de armas nucleares rusa sería una respuesta a cambios en las estrategias nucleares de Occidente (había dicho lo contrario en el Foro Económico Internacional de San Petersburgo dos semanas antes). Esto supone que una eventual modificación de la Doctrina rusa de empleo de armas nucleares de 2 de junio de 2020 -véase la entrada LA ACTUALIZACIÓN DE LA POLÍTICA DE EMPLEO DE ARMAS NUCLEARES DE RUSIA, UNA APUESTA POR EL RÉGIMEN DE ESTABILIDAD ESTRATÉGICA, de junio de 2020- no iría en el sentido de la propuesta presentada por el gobierno chino, sino todo lo contrario: hacia una reducción del umbral de empleo en caso de conflicto.

Pero, como hemos dicho en varias ocasiones, la guerra en Ucrania será larga, el Bloque Occidental y Rusia perseverarán en sus posiciones y, por tanto, el riesgo de escalada aumentará -véase la publicación más reciente en CAPACIDADES MILITARES RUSAS Y ECONOMÍA DE GUERRA EN EL CONFLICTO EN UCRANIA, de julio de 2024-. Eso no obsta para que el gobierno ruso pueda realizar algún tipo de declaración política testimonial de apoyo a la iniciativa china, pero sin contraer ningún compromiso formal, porque ambas partes son conscientes de que tienen intereses comunes, pero no siempre son coincidentes y la asunción de estas premisas da una enorme flexibilidad a sus políticas exteriores en relación a terceros (probablemente esto es lo que es la autonomía e independencia estratégica, no otras declaraciones más cercanas que solo indican una posición de subordinación respecto a un hegemón). Pero, no solo estamos ante un conflicto por delegación entre Rusia y los Estados Unidos, sino que también están implicados los países miembros de la OTAN, de la Unión Europea y de otras alianzas de poder americanas, la mayoría no de buen grado sino por la necesidad de mantenerse y otros simplemente para poder sobrevivir.

Esta realidad estratégica determina una oposición decidida tanto de los Estados Unidos, que ve a China como su único rival por la hegemonía, como de un conjunto de países europeos y extraeuropeos, que necesitan imperiosamente la protección militar americana, incluida la disuasión nuclear para garantizar su seguridad y también su estado de pasividad (el mejor ejemplo, pero no el único, es el caso de Alemania). Por eso, son compelidos a secundar políticas que no sirven a sus propios intereses nacionales, sino a los de la gran potencia. Los planes anunciados por algunos funcionarios de introducir cambios en la política nuclear americana tendrán que esperar en sus carpetas hasta la llegada de un nuevo presidente, pero sea el que sea, poco cambiará respecto a la estrategia contra una China decididamente competitiva.

En este contexto, el 17 de julio de 2024 el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Lin Jian, anunció la suspensión de las conversaciones con los Estados Unidos sobre control de armas y no proliferación como respuesta a su injerencia en los asuntos de Taiwán (manifestaciones de apoyo político, visitas de altos funcionarios estatales a la isla, aprobación de venta de armas), no atender las reiteradas protestas del gobierno chino contra esas acciones y provocar el deterioro de la situación de seguridad regional, una declaración que tiene similitudes prebélicas a la retórica rusa en el conflicto de Ucrania. En consecuencia, la degradación de la estabilidad estratégica global permite aseverar que se trata de una iniciativa con escasas oportunidades de salir adelante, que la guerra se prolongará, que habrá nuevas crisis regionales con potencial bélico y que los potenciales ganadores seguirán sumando recursos, mientras los dirigentes de las grandes potencias fantasean con un juego de escalada que no se puede jugar, porque el resultado final es la destrucción total (algo que desconocen los testigos silenciosos).

El documento oficial denominado “No-first-use of Nuclear Weapons Initiative. Working paper submitted by China” está disponible aquí.

DERECHO Y POLÍTICA INTERNACIONAL

Web dedicada a temas de Derecho Internacional, Relaciones Internacionales y Ciencia Política en forma de artículos y comentarios desde la comunidad de la Universidad de La Laguna (Tenerife, España). «Contemplando el centro de la Historia»

 

Dr. Luis Pérez Gil

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FAMILIARES, AMIGOS Y COLABORADORES DE TODA LA VIDA DOMINAN EL CÍRCULO ÍNTIMO DE KAMALA HARRIS Tarini Parti/The Wall Street Journal

                                                                               FAMILIARES, AMIGOS Y COLABORADORES DE TODA

                                                                                              LA VIDA DOMINAN EL CÍRCULO ÍNTIMO

                                                                                                               DE KAMALA HARRIS

Tarini Parti/The Wall Street Journal

La Tercera, 25/07/2024

La vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, tiene una amplia red de asistentes gracias a su carrera jurídica y política de décadas. Pero la esperada candidata presidencial demócrata ha mantenido estrecho su círculo íntimo.

Ha confiado en sus familiares, amigos cercanos y asistentes más antiguos para ayudarla a orientar su carrera y sus decisiones políticas.

A diferencia del presidente Joe Biden, Harris, quien fue elegida al Senado por California en 2016, sigue siendo relativamente nueva en Washington y todavía está construyendo su confianza en el cerebro político.

He aquí un vistazo a su círculo íntimo:

Familia y amigos cercanos. Los familiares de Harris han sido sus asesores más cercanos. Todos ellos, como ella, tienen formación jurídica. La única hermana de Harris, su hermana menor, Maya Harris, fue presidenta de su campaña para la nominación presidencial demócrata de 2020, que fue vista como disfuncional.

La vicepresidenta, elegida para el Senado en 2016, sigue siendo relativamente nueva en Washington y todavía está construyendo su confianza en el cerebro político.

Maya Harris no tuvo un papel formal en la Casa Blanca y anteriormente se desempeñó como asesora política de Hillary Clinton durante su candidatura a la Casa Blanca en 2016.

Presentó a su hermana en la convención demócrata de 2020. “Al crecer, que el cielo ayude al pobre niño que se metió conmigo porque mi hermana mayor estaría allí en un instante lista para respaldarme”, dijo Maya Harris.

Su cuñado, Tony West, fue anteriormente fiscal general asociado durante la administración de Barack Obama. West ha viajado en los últimos días con la vicepresidenta a eventos, incluido uno para recaudar fondos el sábado. West es el director jurídico de Uber.

Harris también tiene una relación cercana con su sobrina, Meena Harris, abogada y autora. Dos días antes de que Biden abandonara la carrera, Harris visitó la nueva heladería de la modelo Tyra Banks en Washington D.C. con las dos hijas de Meena.

Desde su matrimonio en 2014, Doug Emhoff, el marido de Harris, un abogado del mundo del entretenimiento, ha sido su mayor apoyo público. En la administración, Emhoff ha trabajado en la lucha contra el antisemitismo.

También ha utilizado su papel para hablar sobre la igualdad de género. “Elevar a las mujeres para que puedan desempeñar roles importantes es algo muy varonil”, dijo a un periódico surcoreano en 2022.

Los amigos de Harris y Emhoff, el director y productor Reggie Hudlin y Chrisette Hudlin, han sido una gran parte de sus vidas. Chrisette Hudlin le presentó a Harris a Emhoff. La pareja, con buenos contactos, fue invitada a una cena de Estado en la Casa Blanca el año pasado, y Harris es madrina de su hija, Helena Hudlin.

Mientras presidía en la Cámara del Senado el voto de confirmación de la jueza Ketanji Brown Jackson, Harris le escribió una carta a Helena Hudlin. “Me siento aquí con un profundo sentimiento de orgullo y alegría por este momento de nuestra historia y lo que creo que significará para ustedes y para todos los líderes jóvenes y futuros actuales de nuestro país”, escribió.

Asistentes actuales y anteriores

Rohini Kosoglu, quien comenzó a trabajar para Harris cuando ella estaba en el Senado, sigue siendo una de sus asesoras más cercanas. Antes de dejar la Casa Blanca en 2022, Kosoglu fue la principal asesora política de Harris y asesora principal de la campaña y el equipo de transición Biden-Harris de 2020. Kosoglu fue jefa de gabinete de Harris en el Senado y asesora principal durante su campaña primaria de 2020.

Josh Hsu se desempeñó como asesor legal principal de Harris, trabajó en el equipo de transición, como director de políticas nacionales para su campaña de 2020 y como asesor general y subjefe de gabinete cuando Harris estaba en el Senado.

Kristine Lucius se convirtió en jefa de gabinete de Harris mientras se postulaba para la presidencia en 2019 y volvió a trabajar para ella en la Casa Blanca en 2021, como asesora principal.

Ike Irby fue asesor adjunto de política interna de Harris en la Casa Blanca hasta principios de este año. Empezó a trabajar para ella cuando estaba en el Senado.

Lorraine Voles es la actual jefa de gabinete de Harris. Aunque no tenía una conexión con Harris antes de unirse a la Casa Blanca en 2022, Voles, que trabajó para el exvicepresidente Al Gore, ha sido una parte clave de la vicepresidencia de Harris, llegando como una agente con más experiencia después del comienzo inestable de Harris en el cargo.

Julie Chávez Rodríguez, quien fue directora de campaña de Biden y permaneció en su cargo ahora que se convirtió en la campaña de Harris, fue directora estatal de Harris en California mientras era senadora y trabajó para su campaña presidencial de 2020.

Influencers externos.

Harris tiene profundos vínculos con líderes políticos afroamericanos, grupos a favor del derecho al aborto, algunos sindicatos y consultores políticos en California. Entre ellos se encuentra Minyon Moore, presidenta de la Convención Nacional Demócrata y que ayudó a Harris a reunir a su personal al principio de la administración.

La senadora Laphonza Butler (demócrata por California) conoce a Harris desde que era fiscal de distrito de San Francisco. Se desempeñó como asesora principal de su campaña de 2020 y presidenta de Emily’s List, partidaria de Harris. En una entrevista con ABC, Butler dijo que recientemente había hablado con Harris y que está “lista” para ayudar. “Simplemente no la había escuchado ser tan clara y segura sobre lo que es posible cuando como nación elegimos hacer algo juntos”, dijo Butler.

Ace Smith y Sean Clegg fueron los principales consultores políticos de Harris durante su candidatura presidencial de 2020. Desde entonces han estado asesorando al gobernador demócrata de California, Gavin Newsom. Su firma de consultoría también trabajó en las elecciones estatales de Harris en California para fiscal general y el Senado.

Clegg asesoró a Harris sobre el debate reciente sobre el candidato republicano a la vicepresidencia, J. D. Vance, según una persona familiarizada con los preparativos.

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Elecciones en Venezuela: esperando lo mejor, preparándose para lo peor. Evan Ellis. Infobae

 

                                                        Elecciones en Venezuela: esperando lo mejor, preparándose para lo peor

El país sudamericano se mantiene tenso ante un posible milagro democrático o más manipulación política

 

Por Evan Ellis

24 Jul, 2024 03:39 a.m. EST

A medida que Venezuela se acerca a las prometidas elecciones nacionales del 28 de julio, mi corazón está con las esperanzas de los venezolanos de que se produzca un milagro que traduzca su valiente acto de votar en una restauración de la democracia. Todo lo que he visto desarrollarse en el país durante los últimos 25 años de mi carrera en el gobierno y en el sector privado siguiendo a Venezuela me lleva a esperar lo peor. El chavismo ha demostrado una y otra vez tanto su voluntad como su capacidad para explotar el control de las instituciones del Estado, la represión, la corrupción y el subterfugio para consolidar y mantener el poder, a pesar de las esperanzas de la oposición de que la Constitución, las leyes y las instituciones que el país tiene sobre el papel les den un escenario fiable en el que luchar. Usando una analogía de ciencia ficción, luchar contra un chavismo que controla todas las instituciones y manipula las reglas a su favor es como intentar luchar contra Matrix sin Neo (Keanu Reeves).

 

Vi cómo se desarrollaba la tragedia de Venezuela cuando Hugo Chávez se mostró inflexible cuando la oposición cerró el país en la huelga general de 2002-2003, cuando amañó las reglas del juego contra el referéndum revocatorio de 2004, que finalmente no tuvo éxito, cuando el movimiento estudiantil de 2007 y las protestas masivas de 2014 y 2017 resultaron infructuosas a la hora de lograr un cambio democrático contra un régimen atrincherado. Vi cómo unas cuestionables elecciones nacionales permitían a un Hugo Chávez moribundo (algunos dicen que posiblemente ya muerto) ganar la reelección en 2012, y a su ungido sucesor Nicolás Maduro, conductor de autobús, imponerse a una oposición parcialmente dividida en las elecciones que siguieron a la muerte formal de Chávez en 2013. La abstención de la oposición en las elecciones amañadas de 2005 dio al chavismo el Congreso, y de nuevo en 2021. Sin embargo, cuando la oposición participó plenamente en las elecciones de 2015 y ganó más de 2/3 de la Asamblea Nacional, el chavismo utilizó el control de las instituciones judiciales y administrativas para despojarla de escaños clave y del poder de la propia legislatura elegida democráticamente.

Observé en 2018 cómo un órgano fabricado por el chavismo convocaba y realizaba elecciones amañadas al margen del proceso establecido por la Constitución. Serví en el Personal de Planificación de Políticas (S/P) del Secretario de Estado Mike Pompeo en 2019 y 2020, mientras el jefe de la Asamblea Nacional democráticamente electo Juan Guaidó -quien se convirtió en Presidente de jure según la Constitución de Venezuela, en ausencia de elecciones siguiendo el proceso constitucionalmente establecido para elegir al sucesor de Maduro- trabajó valientemente, pero finalmente sin éxito, con los Estados Unidos y más de otros 50 gobiernos de la comunidad internacional, para arrebatarle las riendas del Estado a Maduro. Con ese fracaso, en el año que siguió, observé cómo el chavismo corrompía y dividía gradualmente a los desmoralizados restos de la oposición en la Asamblea Nacional, para finalmente retomar también el control de ese órgano.

 

Mientras el chavismo mira hacia el 28 de julio, la totalidad de su historial de 25 años ha sido subvertir el proceso democrático, manipulando a su favor las condiciones en las que se producen las elecciones y el desarrollo de las mismas, así como manejando las consecuencias de esas elecciones para prevalecer, ganen o no en las urnas. No hay razón para creer que esta vez será diferente.

Desde la perspectiva de Nicolás Maduro, cada vez que el chavismo ha utilizado subterfugios para secuestrar elecciones, y luego se ha mantenido firme contra las movilizaciones internas y las sanciones internacionales resultantes, ha prevalecido. En el punto álgido de la presión internacional contra el chavismo a partir de 2019-2020, el aparato de seguridad del régimen se mantuvo en gran medida intacto, debido a la corrupción de larga data de sus líderes, creando un fuerte incentivo para apegarse a Mauro para evitar un retorno a la rendición de cuentas democrática, por muy mala que fuera su gobernanza. Su supervivencia también se vio reforzada por la profunda penetración en el régimen de agentes cubanos, lo que llevó a la detección y aplastamiento incluso de los más pequeños intentos de golpe de Estado y deserciones en su infancia.

Un hombre recibe un folleto de la papeleta electoral para los comicios presidenciales del 28 de julio en Venezuela (REUTERS/Leonardo Fernández Viloria)

En las recientes conversaciones privadas con Maduro buscadas por funcionarios estadounidenses, es posible imaginar que la Administración Biden trató de convencer al chavismo de que aceptara una transición democrática, que terminara en un cómodo retiro en China, Rusia, Nicaragua o algún otro paraíso autoritario. Desafortunadamente, los intentos estadounidenses hasta la fecha de utilizar incentivos como el alivio de sanciones, o amenazas, para asegurar un compromiso del régimen de Maduro con un comportamiento democrático, no han producido resultados positivos. Aunque es probable que Maduro esté preocupado por la mayor presión a la que podría enfrentarse si Donald Trump es reelegido en noviembre, es poco probable que el equipo de Biden esté utilizando explícitamente ese argumento en sus temas de conversación.

Dado que iría en contra de toda la trayectoria de 25 años del chavismo en el poder permitir unas elecciones razonablemente libres y justas, aceptar la derrota y ceder el poder pacíficamente, la pregunta clave en la semana que queda antes de las elecciones es “¿cuál es el plan chavista para evitar perder el poder?” y cómo responder eficazmente al mismo.

En artículos anteriores, he argumentado que la magnitud de la desventaja chavista en las encuestas sugería que Maduro podría tratar de cancelar las elecciones, posiblemente escalando el conflicto sobre la región de Esequibo en Guyana, que él mismo fabricó, tratando de vincularlo a un supuesto complot de la oposición, como ha hecho antes. Sin embargo, es posible que el chavismo considere ahora que ésta es la opción más arriesgada. En primer lugar, exigiría una actuación de los militares venezolanos más allá de permanecer en sus cuarteles y cobrar rentas a las organizaciones criminales que operan en el territorio nacional. Al igual que la invasión de Ucrania por Vladimir Putin puso de manifiesto la corrupción y la incompetencia acumulada en el ejército ruso, lo que llevó a fracasos espectaculares contra la fuerza ucraniana, mucho más pequeña, una invasión venezolana del Esequibo podría poner en aprietos a sus militares, lo que llevaría a deserciones de unidades sobre el terreno que serían más difíciles de controlar para la inteligencia cubana y venezolana, en contraste con el control de unos militares mantenidos en su mayor parte en los cuarteles tras unas elecciones robadas. Además, la invasión del Esequibo (frente al simple robo de las elecciones) implicaría con mayor probabilidad una respuesta de los ejércitos estadounidense, británico y de otros países para defender Guyana. La ausencia de señales públicas de una nueva crisis fabricada sobre el Esequibo en la semana anterior a las elecciones es una señal esperanzadora, aunque una crisis militar fabricada sigue siendo una eventualidad para la que Estados Unidos y la región deberían estar preparados.

La segunda opción, ahora más probable para Maduro, es simplemente robar las elecciones y aguantar la respuesta nacional e internacional resultante. Lógicamente, puede asumir que dicha respuesta incluirá protestas masivas y sostenidas a nivel nacional (e internacional) y la ampliación de las sanciones internacionales, pero no es probable que provoque una acción militar extranjera para desalojar por la fuerza a su gobierno ilegítimo del poder.

Maduro ya está bien encaminado en el “robo de las elecciones” mediante la inhabilitación de los principales candidatos de la oposición, incluida María Corina Machado y su sucesora designada originalmente, Corina Yoris, así como las continuas detenciones de figuras de la oposición y los actos de violencia e intimidación contra los trabajadores de la campaña y los que apoyan y asisten a sus actos, la exclusión de todos los observadores internacionales, excepto el Centro Carter, y el cierre de la cobertura de los medios de comunicación y otros mecanismos de comunicación que podrían ayudar a la oposición a movilizarse para, y después de, las elecciones.

El candidato presidencial venezolano Edmundo González Urrutia junto a la líder opositora María Corina Machado durante un acto de campaña en la Universidad Central de Venezuela (UCV) en Caracas (EFE/ Ronald Peña R.)

Al igual que en el pasado, es probable que el régimen de Maduro continúe utilizando toda la gama de herramientas a su disposición durante el resto del proceso electoral para reducir la ventaja de la oposición, incluida la eliminación administrativa de la etiqueta del principal partido de la oposición, “MUD”, de la papeleta electoral, utilizando la violencia y maniobras administrativas para dificultar el acceso y la votación en los lugares de los bastiones de la oposición, seguir utilizando el dominio chavista de los medios de comunicación y el control de otros recursos del Estado, incluida la distribución de dinero y raciones de “cajas CLAP” para movilizar a los partidarios, y luego rellenar, destruir o alterar de otro modo las urnas, o manipular electrónicamente los resultados el mismo día de las elecciones. Si esas medidas siguen siendo insuficientes para fabricar una victoria de Maduro, el chavismo siempre puede inventar irregularidades como excusa para anular las elecciones, inhabilitar a Edmundo González, o incluso arrestarlo o asesinarlo a él y a otras figuras clave de la oposición.

En sus decisiones sobre cómo detener o robar las elecciones, a pesar de la determinación, unidad y notable coraje de la oposición, Maduro puede asumir que, como tantas veces antes, la represión de un conjunto de sus agentes, desde las unidades militares y policiales, el SEBIN y las FAES, los “colectivos” radicalizados y compensados, las bandas de narcotraficantes, e incluso los grupos guerrilleros colombianos, para aplastar y aterrorizar a la oposición hasta la sumisión.

Es posible que el chavismo también calcule que la Administración Biden en Estados Unidos se limitará a responder con más sanciones y condenas, y más coordinadas internacionalmente, con la esperanza de que Venezuela no siga siendo un tema importante de política exterior a medida que se acerquen las elecciones en Estados Unidos.

Es posible que Maduro se fije también en el actual liderazgo del Consejo Europeo por parte del húngaro Viktor Orban, así como en amigos de la región como Gustavo Petro en Colombia y Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, que han buscado ampliar el compromiso comercial con el régimen de Maduro y han acogido con satisfacción su reincorporación a las instituciones regionales, incluso cuando han expresado superficialmente su preocupación por el comportamiento del régimen, además de socios “incondicionales” del chavismo como la República Popular China, Rusia e Irán, y calcule que las consecuencias internacionales de sus acciones pueden no ser tan malas.

A falta de una acción militar, aún más indeseable por otras razones, siendo realistas es probable que haya poco que Estados Unidos y otros gobiernos puedan hacer para evitar que Nicolás Maduro robe las elecciones venezolanas del 28 de julio. El resultado probablemente será no sólo la profundización de la represión y la tragedia para los venezolanos, sino también una nueva ola de emigrantes fuera de Venezuela, habiendo retrasado su decisión de quedarse o irse con la esperanza de un milagro electoral. Ese enorme nuevo éxodo de venezolanos, además de los ocho millones que ya se han ido, incluirá más criminales violentos de grupos como el Tren de Aragua. Pasarán a través de una Colombia inestable, inundada de cocaína, violencia política y una gobernanza cada vez más débil, bajarán por los Andes a través de un Ecuador cada vez más violento que se acerca a unas elecciones de mayo de 2025 estratégicamente decisivas que podrían devolver al poder al partido izquierdista Revolución Ciudadana de Rafael Correa.

Otros se dirigirán a Perú, donde el Tren de Aragua ya está bien establecido, lo que complicará los problemas de gobernanza de la Presidenta Dina Boluarte. Desde allí se dirigirán a Chile, lo que agravará los problemas políticos y de seguridad pública de Gabriel Boric. Esa oleada de venezolanos, tal vez un millón más o más, también intentará pasar a través del Tapón del Darién, que el nuevo presidente de Panamá, José Raúl Mulino, está trabajando con EEUU para asegurar, para luego pasar a través de una serie de países centroamericanos con problemas políticos, llegando en cantidades aún desconocidas a la frontera estadounidense, y a ciudades como Chicago y Nueva York, justo a tiempo para las elecciones presidenciales estadounidenses. La Administración Biden, los estrategas de las administraciones republicana y demócrata que puedan sucederle, y otros líderes de la región, deben prepararse ya para lo que haya que hacer entonces.

 

Ver:

https://www.infobae.com/america/opinion/2024/07/24/elecciones-en-venezuela-esperando-lo-mejor-preparandose-para-lo-peor/

 

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